Cuando sus pies volvieron a calentarse bajo el sol de la ciudad, Akaashi suspiró con verdadero deleite. Kuroo y Bokuto habían sido insoportables durante todo el viaje en tren, pero esas dos horas pasaron más rápido de lo que podría haber creído posible en un inicio.

Ahora estaban varados en una ciudad desconocida, lejos de casa, sin maletas, ropa, comida o un lugar donde pasar la noche que les saludaría en un par de horas más.

─¿Cuál es el siguiente brillante plan, Kuroo? ─Le preguntó con voz suave mientras se giraba para verlo.

Kuroo era verdaderamente guapo, más aun bajo esa luz. Akaashi se obligó a relajar el ritmo de su corazón recordando alguna de las estupideces que ese mismo chico había perpetrado junto con su otra mitad más estúpida (Bokuto), consiguiendo bajar, también, los corazones que volaban a los costados del chico.

─¡Vamos a buscar un hotel donde pasar la noche! ─Gritó Bokuto, pasandole un brazo por lo hombros para colgarse al menor─. Kuroo me dijo que después de eso podríamos ir a comprar algo de ropa de segunda mano, porque solo salimos corriendo con la tarjeta de la madre de Kuroo para buscarte.

Kuroo sonríe como una forma de disculparse.

─Supongo que mamá tenía razón cuando nos pidió que tomaramos las cosas con calma, pero ahora estamos muy lejos como para pensar en esos detalles.

Bokuto se dedica a balancearlos de un lado a otro de forma graciosa, invitando a Kuroo a unirse tomando el otro costado de Akaashi.

─¡Vamos por una nueva aventura!

Y, de nuevo, la cabeza de Akaashi comienza a doler por recordar la falta de preparación para ese absurdo viaje con dos grandes idiotas.