El cazador de dragones y la hija de los dragones.
Los dragones eran seres mágicos y miticos que eran tan antiguos como la historia misma, majestuosos y sublimes, sus escamas reflejaban las luces naturales del sol y la luna, día y noche, como si se tratasen de un espejo. Sin embargo, ellos eran los anotganistas de los cuentos de hadas que le contaban cada noche.
Hace menos de diez años, habían atacado a su aldea y destruído todo a su paso, desde hace siglos, las bestias perturbaban las paz del reino, tras año de paz y armonía, existía la cazeria de dragones, con el fin de llevarlos a la extinción (además de que tenían buen sabor para deliciosos platillos).
Su padre había muerto enfrentandose a un dragón, recordado como un hombre honorable y respetable, cuando creció, siguió con el legado de su padre, entrenó y cazó bestias de toda categoría, con el fin de convertirse en un gran guerrero y cazador como su padre.
Había trabajado con muchos, con el fin de defender a los aldeanos del peligro, hoy cumplía cinco años de realizar su labor, se convirtió en alguien muy reconocido para su sorpresa, pero esa reputación es lo que lo llevó al fin del legado de los Midorya.
Estaba en la taberna, no celebraba, pues perdió la cuenta de los días desde hace mucho, estaba disfrutando de su jarrón de cerveza, había una que otra pelea, risas y personas cantando a su alrededor, nada fuera de lo ordinario.
Sin embargo, fueron las palabras de un sujeto quien tomaría su atención, hablaban de la vieja leyenda del Ojo del cielo, una tierra donde la magia perduraba y seres miticos habitaban en ella, el hombre narraba una su aventura en aquel peligroso sitio.
Él buscaba esas tierras, porque si llegaran a conquistar El Ojo del cielo, las bestias caerían y vivirían pacificamente, así que atento, escucho al señor.
Contaba que viajaba en busca de una medicina para su hija enferma, que se la concedieron sí este entregaba su objeto materialista más valioso para el hombre, lo entregó, eran unas gafas amarillas, el regalo de su mejor amigo, que lo llevaba desde joven, le dieron un exilir, que salvó a su hija de la muerte.
Ni su rostro serio y aburrido lograban esconder lo maravillado que estaba con el milagro, como si solo haya ido al bar con la intención de correr la voz de tal milagro─Viejo loco─el pecoso vio de reojo a los que estaban sentados a su lado en la barra, que también había oído─bebió demasiado ese sujeto.
Sin embargo, eso era lo más cercano que el joven cazador tenía como pista, tomo su vaso y se dirigió hacia él, preguntandole más del tema, el sujeto se presentó como Aizawa Shota y le contó más de su odisea.
Su hija ya estaba enferma cuando la acogió, pues no tenían lazos sanguíneos, pero ella lleno de felicidad su vida, que no se permitió dejarla sufrir más e ir por una cura, estaba ubicado fuera de todos los mapas que existían del mundo.
Solían existir cientos de ellas, ilustraciones y miles de planisferios del Ojo del cielo, pero fueron quemados y no quedaron rastros que con los años, el arte y geografia del lugar se perdió para el resto del mundo.
También que él se había quedado ahí por un tiempo para probar que usaría la cura para lo que realmente decía.
─¿Para qué lo buscas, muchacho?
─Quiero... buscar una cura─dijo─¿no le ha dicho a nadie dónde es?
─No, matarían de inmediato a los seres de ahí, la gente es demasiado avariciosa─respondió─aunque cualquiera que vaya con malas intenciones, es sometido a una ejecución─agregó─¿a quién quieres curar?
─Mi madre─mintió, quería conseguir la ubicación─esta enferma, desde hace tiempo, creí que jamás podría recuperarse, pero por lo que usted ha dicho... creo que puede haber esperanza.
El hombre, apesar de no sentirse tan convencido, la actuación del peliverde fue tan buena que le entrego un mapa que él mismo hizo─No hagas ni una estupidez─dijo─aunque digas la verdad o no, ellos saben ver más allá de los ojos de las personas, matan a los mentirosos─advirtió.
─Gracias, señor.
El viaje duro dos semanas, preparó sus mejores armas durante el camino, entrenaba golpeando arboles, ya sea con su espada o a puño llimpio, con el fin de estar preparado, armo una estrategia con los detalles que el señor Aizawa le dio, para así encontrar el modo de derrocar a los malditos dragones que mataron a su padre.
Decepción fue lo primero que sintió al llegar a lo que se suponía como su destino, delante de una montaña rojiza, enorme y gloriosa, tal como un dragon─Nota mental, no seguir las indicaciones estando borracho─murmuro, más que arrepentido por seguir las instrucciones del hombre.
Comenzó a maldecir, pateó las rocas más cercanas, sin importarle sus tamaños o a que pudiese hacerse daño. Con el humor de perros, decidió irse de ahí, esperando que al menos en el siguiente pueblo consiguiera información que sí fuese real.
Sin embargo, se pararía en seco al escuchar a alguien por ahí, volteó de inmediato, buscando a la mirada a la posible primera persona que veía después de varios días de viaje. Detrás de una de las enormes rocas, encontró a un muchacho.
Era rubio y tenía un mechón negro, dormía recargado de una lanza─Eh, disculpe─Izuku se le acercó y toco su hombro, el contrario se despertaría de inmediato, reaccionando violentamente, apuntando a la nariz del peliverde con su lanza de manera inconciente, asustandolo un poco.
─¿Eh?, ¡ah!─al abrir bien los ojos volvió a reaccionar, levantandose de prisa y observar la hora que indicaba el sol con su posición─¡Me quede dormido!, ¡maldita sea!─gritó─¡No le vayas a decir al superior!─rogó─¡Mucho menos a Iida!
─¿Qui-quién?
─Oh... ─parpadeó varias veces─ay Dios, no te conozco─rió al notar que era un desconocido, pero su sonrisa se borró en cuestión de segundos─Oh carajo, ¡no eres de aquí!
─Eh... no, pero... ─lo último que recuerda, fue la madriza que le dieron en su cabeza antes de caer inconciente sobre el duro suelo. Lo siguiente que sucedió, es que despertó; tenía un saco en la cabeza, sus muñecas y tobillos estaban atados, limitando sus movilidad.
Pero escuchaba varias personas discutiendo a su alrededor─Eso fue un acto de imprudencia, joven Kaminari─alguien estaba regañando, sonaba como alguien bastante viejo─pero es un caso con el que podemos lidiar si borramos la memoria del muchacho.
─No hay necesidad de eso, maestro─la voz de una joven esta vez─no ha visto nada aún, podemos deshacernos del cuerpo, es posible que solo sea un viajero perdido.
─Lo sé, pero no podemos arriesgarnos demasiado.
─También cabe la posibilidad de que pida una cura─hablo una mujer.
El Midorya comenzó a moverse tratando de ser sutil, para encontrar el modo de desatarse, pero al parecer se percataron y lo obligaron a hincarse y quitarle el saco de su cabeza de un modo brusco, permitiendole tomar un bocado más grande de aire.
Estaba en una cueva oscura, delante de él, varias personas que daban un aura de poder, eran tres, pero a más a fondo, había alguien sentado, que no lograba ver más que su sombra, a sus lados, se encontraba el chico rubio que encontró dormido, siendo sermoneado en silencio por otro hombre que mostraba una actitud muy seria y recta.
─¿Cuál es su fin de perturbar nuestras tierras, joven viajero?─interrogó el hombre de voz de anciano, era rubio y delgado como un esqueleto, todos en lo que parecía ser una cueva, lo miraban atentos.
─Yo... escuche de que podían curar gente─explicó─mi mamá esta muy enferma, ¿hay algún modo de que puedan ayudarla?─espero que hay quedado claro que todo era parte de su acto, pues esta mentira se volvera constante.
─Alguien más que nos pide los mismo... ─murmuró.
─¿De qué esta enferma, muchacho?
─No lo sé, pero no puede caminar, no puede ni siquiera mover sus ojos, olvida todo─sus ojos de angustia despertaba cierta empatía por los presentes─ha sido así por mucho tiempo, hay ocasiones en las que olvida mi nombre, mi rostro...─agachó la cabeza─por favor, se los ruego...
Los que estaban frente a él, discutieron el tema entre murmurllos, cuando finalizaron, el hombre rubio con orejas puntiagudas volvió a preguntarle algo─¿Cómo te llamas, joven?
─Izuku, Izuku Midorya.
Hubo un silencio─No podemos aceptar su solicitud─hablo con firmeza la persona detrás de los tres frente a él, era la chica que hablo antes─Perteneces a un linaje de cazadores de dragones desde hace más de dos siglos, nada garantiza de que no nos atacaras─acusó, levantandose.
─Solo quiero que mi madre este saludable.
─¿Así? No eres el único que ha tratado de engañarnos con mentiras miserables como esas, ¿sabes?─se acercó a él, permitiendose ver ante la vista del pecoso, una chica castaña y de mejillas rosadas, mirandolo con odio puro con sus ojos─no somos idiotas como para no saber quién eres─escupió con acidez─los humanos como tú dan asco, no confiaremos en ti ni en un millon de...
─¡Joven Uraraka!─llamó el rubio, interrumpiendola─Es suficiente─ordeno.
─No, no lo es─contradijo─este humano es conocido como El Espadachín Esmeralda, mató a docenas de nuestro clan─señaló─no permitire que un sucio diablo se adentre al corazón de nuestro hogar─declaró, su voz se contenía a alzarse aún más.
─Joven Uraraka, a su lugar─ordeno, la castaña vio de nuevo al peliverde con odio intenso, pero darse la vuelta y resignarse a sentarse con los brazos cruzados. ─Aunque tiene un punto, Uraraka─habló la mujer pelinegra─bien podría ser una trampa─opinó.
─Siempre que aceptamos ayudar a alguien, le permitimos quedarse un tiempo a ver si realmente dice la verdad o si se la merece─opino el que parecía ser una especie de oso hamster blanco─podríamos darle una oportunidad, si su madre esta enferma, quiza este dispuesto a dejar en paz a los nuestros si le brindamos ayuda.
Los dos voltearon al rubio que estaba entre ambos, quien parecía que tendría más peso en la decisión─Si causas algún problema, no te ayudaremos y te expulsaremos..
─De acuerdo.
─Entonces, tienes tres meses para demostrarnos que de verdad─indicaron.─Pero, mi madre, si estoy mucho tiempo lejos de casa, podría sucederle cualquier cosa─exigió.
─¿No hay nadie más que la cuide?
─Sí, mi tía─mintió─pero tengo miedo de que ella empeore su estado mientras estoy fuera...
─No tiene de qué preocuparte, joven─dijo el hombre rubio─la joven Uraraka lo hechizara, evitando así que cualquier ser querido con lazo fuerte contigo empeore su estado, no mejorara de ningún modo, pero no morira ni empeorara drasticamente mientras estás aquí─intento calmar─joven Uraraka, ¿podrías... ?
La castaña bufó, pero no se negó, tomo su baculo sagrado, señalando al muchacho, la esfera rosa del amuleto brillo, recito un dialecto olvidado e ilumino la habitación─Si mientes, hare que te arrepientas por hacerme perder energía y tiempo, humano miserable─amenazó, pero Izuku celebró con una sonrisa. ─Muchas gracias.
Pero no pudo festejar por mucho, pues algo agarraría el cuello trasero de su camisa, y con descaro le jalaría de espaldas─El joven Iida lo llevara─indicó el hombre.
─Sí, señor─le permitieron levantarse y quitarse las cuerdas que lo ataban, pero tenía la mirada sobre él, la más pesada era la de la chica llamada Uraraka, el muchacho miro por última vez sobre su hombro, encontrandola clavando su mirada a su espalda tal como lo sentía.
─Con que Midorya, ¿cierto?─el que lo acompañó le llamó su atención, Iida tenía un semblante serio, pero no aterrador como antes. ─Sí, ¿tú eres Iida, verdad?
─Verdad─afirmó─lamentó el comportamiento de Uraraka, ella odia a la mayoría de los humanos, me sucedió lo mismo cuando llegué aquí─comentó apenado.
─¿Tú también eres humano? No tenía idea de que personas sin magia vivían aquí.
─Tampoco muchos, somos pocos, yo no tenía nada afuera de aquí, me recibieron con los brazos abiertos y me permitieron convivir con ellos─explicó─¿desde cuándo tú madre esta enferma?
─Ah, pues desde hace más de un año, al principio estaba todo bien, creímos que era temporal, ella solía estar mala en ciertas epocas del año, pero esta vez no lo fue, solo se incrementó la enfermedad, más y más, por lo que tuve que acudir a esto.
─Pero, ¿tú no eres un cazador?
─Se supone que a eso me dedico, realmente ganó un montón, pero si esta es mi opción, no volveré a cazar en mi vida─aseguró, maldito actor de primera.
─Comprendo, a decir verdad, cuando vine, buscaba una cura, mi hermano fue atacado y estaba colapsando, pedí ayuda, me la brindaron, pero mi hermano no sobrevivió─contó con tristeza─por lo que Uraraka aprendió ese hechizo para evitar esas situaciónes de nuevo, hicieron lo que pudieron.
─Lamento oír eso.
─Esta bien, tarde mucho tiempo en encontrar ayuda, ellos fueron los únicos en ayudarme─calmó─quizá te acostumbres pronto en lo que te quedas, es un maravilloso lugar.
─Se ve que es hermoso─comentó el peliverde«pero sería mucho mejor sin esa asquerosa magia»pensó─¿entonces, nadie es humano o cómo funciona todo esto?
─Bueno, muchos de aquí son duendes, elfos, enanos, dragones, por ejemplo, nuestro líder Yagi Toshinori es un dragon.
─¿Un... dragón?─cuestionó─No es por ofender, pero yo he visto muchos y él no se parece naditita a uno.
─Eso es porque esta es su forma de elfo.
─¿Forma humana?
─Muchos de aquí son mitad dragon u de alguna otra especie, incluyendo humanos─explicó.
─Oh, vaya, eso explica la forma de sus orejas─bajo su antifaz de buen samaritano, recolectaba toda la información que el de lentes le estaba brindando en aquel momento. Al final lo llevó a donde el peliverde dormiría, junto con otras personas que también eran humanos, algunos residentes y otros de visita.
─Vaya, no son muchos─ni siquiera habían ni cinco personas, solo tres, contando a los recien llegados, que encontraron al otro residente durmiendo placidamente en su cama.
─Ah, sí, los demás no esta aquí.
─¿Cuántos más faltan?
─Otros dos.
«Compartir cuarto con poca gente, eso me ayudara a planear mi plan más facil sin que me descubran»pensó, el inicio de la fase uno comenzó a la perfección. Esa misma noche, cuando el Sol se escondió, la luz del fuego desapareció y el silencio reino en el reino oculto.
Al ser un pueblo buscado por cazadores como él, ni un lumbre se encendía bajo el cielo estelar oscuro, aunque podía ver a la perfección, las estrellas iluminaban la zona como si fuese un pueblo bendecido. El ruido no era permitido y se le castigaba con la muerte quien se atreviera a crear un alboroto a la presencia de la Luna.
Existían solo una festividad nocturna, La Luna Muda, honraban el sacrificio de la Diosa de la Noche, una guerrera que defendía a los dragones en cuerpo y alma, muriendo en batalla y, según los viejos escritos y cuentos de buenas noches que le contaban a los niños del lugar, la Diosa reencarnó como la Noche misma.
Curiosamente, coincidía con la fecha de cazas de coyotes, día que era de ley participar, la razón era para para honrar al Rey Coyote, un monarca de hace mil siglos, quien mató a diez coyotes para alimentar a su pueblo cuando los animales habían migrado y no quedaba suficiente comida.
Y pensar que él odiaba a los dragones, (según testamentos), y su celebración opacaba la única posibilidad de encontrarlos. En su primera noche, a la luz de las estrellas, anotó en codigo lo que había aprendido.
Conoció a los otros tres chicos humanos con los que compartiría habitación por un tiempo, Shoto Todoroki, le sorprendio, ya que era el príncipe de un reino vecino, al que se dio muerto, pero él conto brevemente que sufría de una maldición relacionada con los dragones, que tuvo desde su nacimiento, y estaba en esa aventura, acompañado de un caballero que se encontraba ahí, llamada Yaoyorozu Momo, en busca del origen de su maldición.
Y el otro humano, se trataba de una viajera de caracter fuerte, llamada Kyoka Jirou, que tocaba música a dónde fuera, llegó a ese lugar por error, pero le pidieron quedarse por su música, pues era muy distinta a la de su cultura.
Le fue facil convencerlos de su falsa historia, aunque ellos no tenían magia y no los detestaba, el legado de su familia era más importante para él. Convenció a todos, preguntando como si le interesara saber de aquel lugar, aunque debía admitir que sus costumbres eran interesantes y preciosas, todos ya le creían.
Bueno, la mayoría...
─Uraraka Ochaco─pronunció su nombre como si lo escupiera, mientras la veía pasar a unos metros de él cuando estaba paseando en la aldea. ─Parece que no te agrada... ─comentó Iida.
─No, pero ella me odia más de lo que me desagrada─no se molesto en ocultarlo─aunque ella realmente parece una humana, no tiene orejas puntiagudas, pero es algo chaparra, ¿es una enana?
─Midorya, tú tampoco eres tan alto─comento Iida─pero en realidad, es mestiza, mitad dragón y mitad humana─explicó.
─¿Cómo?, ¿humana? Y si lo es, que hipocrita por odiarme por ser humano.
─Sí, pero no sé puede transformar, según me contaron.
─¿Cómo así?
─Algunos no pueden hacerlo, solo heredan caracteristicas, como su magia─señaló Iida─es muy poderosa ya que es magia de dragón─explicó─es aprendiz de Yagi, así que es de las mejores de su generaciónen cuanto a habilidades de pelea y magia.
─¿Y... por qué me cuentas eso?─cuestionó Izuku.
─Ah, lo siento, creí que tenías curiosidad en ella─dijo.
─Un poco la verdad... ─respondió entre dudas─eso de que es aprendiz del señor Yagi, ¿son muchos o... ?
─Eran dos, de hecho, Uraraka es la única actualmente, por que al otro lo expulsaron por haber matado a uno de su clan─explicó─no lo conocí bien, rara vez hablaba con él, se llamaba Bakugo.
─¿Bakugo?, ¿Bakugo Katsuki?─preguntó Izuku.
─¿Lo conoces?
─Él... vivía en mi pueblo natal, pero... murió.
─Pues, yo solo sé que llegó apenas siendo un niño aquí─dijo Iida─casi expulsan a Uraraka por defenderlo, ya que ella no cree que él haya hecho eso.
─¿Era su novio?
─No, pero crecieron juntos, así que claro que no quería que se fuera─opinó─de hecho, sucedió meses después de que yo llegará.
─¿A quién mató?─preguntó Izuku. ─Todavía no nacía, pero al hijo del Dragón supremo.
─¿Dragón supremo? Creí que el señor Yagi era el líder.
─Lo es, pero nuestro superior es el Dragón Supremo─explico─duerme en el corazón de la montaña─señaló─¿recuerdas que te contamos de La Luna Muda?─recibió un asentimiento de parte del peliverde─bien, la fiesta es al rededor de la montaña─explicó─destruyó el huevo de dragón que estaba por nacer.
─Vaya... ─Izuku se bajo de hombros sorprendido, apesar de haber matado inumerables dragones de todos los tamaños y elementos, nunca había destruído una cría de las criaturas, porque le era una perdida de tiempo y en parte, porque el matar a una cría le parecía algo cruel, sea de dragón o de alguna bestia mágica─¿eso fue en el anterior festival de la Luna Muda?
─Así es─afirmó Iida. ─Por cierto, ¿Uraraka, es hija del señor Yagi o algo así?
─¿Por qué lo preguntas?
─Pues, por lo que he visto, no se le dirige de la forma más formal que digamos─explicó─¿o me equivoco?
─Sus padres murieron y él la crió─explicó─junto con Bakugo cabe destacar─añadió─ambos competían para ver quien dirigiría la aldea después del señor Yagi─dijo.
─Quien lo diría... ─suspiro, pensando en como utilizar tal información─como sea, ¿a dónde vamos?─preguntó Izuku.
─No lo sé, yo te estaba siguiendo a ti─dijo Iida.
─Yo ni siquiera conozco este lugar, ¿cómo me vas a estar siguiendo si tú eres el que conoce la aldea?─señaló algo frustrado. ─Oh, cierto, disculpa─sonrió─yo iba a comprar algo a la tienda.
─¿El de las flores ladradores?─cuestionó, cuando le mostraron el lugar, habían muchas flores enormes que comía lo que pasaba por delante de ella, aunque a simple vista parezcan simples rosas moradas.
─Esa misma.
─Ah, de acuerdo, será mejor que vuelva a nuestra choza, me asusta un poco esas cosas─dijo y no mentía, esas cosas estuvieron a punto de comerlo y quería mantenerse con vida por la posible recompenza que le daran de derrocar el centro de los dragones.
Cinco minutos más tarde, se perdió en el bosque. El soto era enorme y le sorprendia que no tuviera mucha diferencia a las de su reino, lo único que le destacaba como distinto eran algunos arboles, que en vez de hojas, crecían retoños rosados, que estaban cerrados.
─Me preguntó cómo se verán abiertas esas flores...
─Son preciosas─la voz femenina lo sorprendió, había bajado la guardia, volteó por instinto la cabeza, encontrandose con Uraraka, mirando también el árbol. ─¿Desde cuándo estás... ?
─Iida me dijo que te buscara─respondió─cuándo regresó a las cabañas, tú no estabas.
─Ya veo─dijo, tosiendo con incomodidad─creí que me detestabas.
─Y lo hagó─respondió cortante─vivo en cualquier parte del bosque, así que no quiero verte perdido por aquí─explicó.
─Con que eso era─rió con sarcasmo─¿y quién te dijo que estaba perdido?─preguntó, recargandose del árbol.
─En este bosque, todos se pierden, todos excepto yo─argumentó. ─Pues, yo tengo un buen instinto.
─Si es así, ¿qué querías hacer aquí?─cuestionó, claramente sospechando más de él.
─Pues una corazonada me dijo que te encontraría, es todo─mintió.
─¿Y qué quieres de mí?─Ochako acercó su mano a su cadera, dónde tenía su varita y daga, tomando sus respuestas como una amenaza de un duelo.
─Tan solo saber un poquito más de ti─respondió con coquetería. ─Nada saldra de mi boca, maldito bastardo─reclamó Ochaco. ─Creo que no estás comprendiendo a dónde quiero ir─comento el peliverde.
─Claro que lo comprendo─aclaró la castaña con la misma expresión de odio puro, sacando su daga─no sé qué querías hacer aquí o qué planeas exactamente, pero no permitire perjudices a mi aldea.
─Espera, yo no trataba de... ─al dar un paso para calmarla, ella pateó sus pies haciendo que se caiga al suelo y acercó la daga al cuello del muchacho una vez que se acercó deprisa─cuenta tu maldito plan─exigió─o de lo contrario, te cortare la garganta y no podras seguir diciendo tonterías─amenazó.
─Eres hermosa─se limitó a decir, congelando a la chica por unos breves segundos, Ochaco suavizó solo un poco su mirada. ─Los humanos les atraen la belleza exterior─dijo─y usan eso para debilitar a su oponente a su favor, ya sea lo piensen así o no─acercó más el filo.
─No me digas que tú no harías lo mismo, diciendo la verdad.
─Si lo hiciera, ya te hubiera dado un cumplido de tu belleza exterior─dijo─pero nos has mentido, en cuanto llegaste, eso te convierte en alguien horrible por dentro, mentirle a mi tribu es un gran pecado.
─Bien, bien, te diré la verdad, pero aleja eso de mí, por favor─ella dudó, pero le permitió darle su espacio.
─De acuerdo─cuando tomó aire decidió hablar─¿qué te hace pensar que te he mentido?
─Magia.
─No, en serio.
─Magia─lo decía en serio─tu gente ha herido a muchos pueblos, no queremos mentiras en este lugar, llevo un hechizo en el que puedo sentir cuando alguien miente, no sé en que momento lo hace ni cuántas veces, pero pude sentir tu mentira─señaló.
─Con que era eso─murmuró «entonces, debo desmentir todo con cuidado, para que no me descubra, pero... es casi imposible no mentir... »pensó─bien, admitire mis mentiras─alzó su manos en señal de inocencia.
─¿Realmente tu madre esta enferma?
─Eso no fue completamente una mentira─admitió─ella estaba enferma, ya sano─admitió─solo vine por mi legado familiar─dijo, alertandola─no me refiero a matar─se apresuro a decir─mi padre, murió por un dragón, quiero enterrar su espada y capa en este lugar─trato de calmar─planeaba hacerlo hoy─mintió.
La chica lo miro de pies a cabeza─¿Acaso no recuerdas que percibo tus mentiras?─volvió a sacar la daga.
─Yo no mentí─dijo.
─Di la verdad, maldito Midorya─se acercó─si no lo dices ahora, te cortare la garganta─alzó bruscamente su daga al cuello del contrario. ─¡Bien!, ¡bien!─la chica se detuvó fusto un centimetro de cortarlo, sin cambiar de expresión.
─Mi mamá nunca se curo, murió─Ochaco no se movió por un momento.
─Debiste haber dicho eso en vez de mentir─dijo con seriedad, alejandose y guardando su arma─solo ve derecho hacia allá y volverás al pueblo─señaló al sur─no te quiero volver a ver por aquí.
─Como ordene, su majestad─respondió con sarcasmo, llendo hacia esa dirección, aliviado de que ya se libro de las sospechas de la muchacha, solo le faltaba su turno para mover en el tablero, el festival de la Luna Muda.
«Espero que ella ya no sea un gran problema en el plan... »
~·~
¡Buenaas!
Hace mucho que no publicaba algo, y este capítulo era muy largo... muy largo; así que subire esta historia por partes medio chiquitas en esas dos semanas; sé que la mayoría eligió la de los 3 mosqueteros, pero esa sí que no sé cómo seguirle xdxd, le tengo un chingo de finales XD
Bueno, ¿les gustó el Shot?
¿Cómo están?
Dato curioso de MHA: En la novela ligera 6 de la serie, hubo una confesión de amor canon, (la neta fue el mejor plot twist del libro xd)
Coman bien y recuerden tomar agua, nos leemos cuando vuelva actualizar, pueden en días, semanas, años, pero actualizare, ¡que les vaya bien!
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