capitulo 8
En el bar que ahora era controlado por Overhaul, Rui Ayaki, Senjuro, Kota y Katsuma se encontraban en una situación delicada. Vestidos con ropa que dejaba al descubierto su ropa interior, pero con máscaras de peste que solo cubrían sus bocas, el ambiente era tenso. Las máscaras, aunque algo grotescas, les otorgaban un aire de misterio mientras se movían entre los clientes, intentando mantener la fachada de lealtad hacia Overhaul.
La Conspiración en el Bar
Rui, con su mirada penetrante, observaba a los clientes. La situación era más que incómoda; era peligrosa. Sabía que, a pesar de su apariencia y la nueva vida que llevaban, siempre existía el riesgo de ser descubiertos por los héroes o los cazadores. Senjuro, a su lado, intentaba actuar con naturalidad, pero la tensión se sentía en el aire.
Kota y Katsuma, a su vez, se acercaban a las mesas, sirviendo bebidas y sonriendo, a pesar de que la incomodidad de la situación les hacía difícil concentrarse. Las vibraciones de los dispositivos ocultos en sus bragas eran una distracción constante, haciéndoles sentir cada vez más nerviosos.
Un Encuentro Decisivo
En medio de la actividad del bar, la puerta se abrió de golpe y un grupo de hombres de Overhaul entró, sus miradas frías recorriendo el lugar. Rui sintió un escalofrío recorrer su espalda. Overhaul había mencionado la posibilidad de un ataque de los héroes, y sus hombres eran siempre cautelosos.
—¿Están listos para la próxima fase del plan? —preguntó uno de los hombres, mirando a Rui y los demás.
—Sí, solo esperamos la señal —respondió Rui, manteniendo su tono firme, aunque por dentro sentía que estaba caminando sobre una cuerda floja.
Senjuro, a su lado, entrecerró los ojos, preocupado. "Si Overhaul se entera de que estamos buscando una salida, no dudará en deshacerse de nosotros."
Kota se rascó la cabeza, nervioso. "¿Y si encontramos una forma de comunicarnos con los cazadores? Tal vez ellos puedan ayudarnos."
Katsuma, aunque asustado, asintió. "Sí, pero necesitamos ser inteligentes al respecto. No podemos arriesgarlo todo."
Rui Ayaki, Senjuro, Kota y Katsuma se encontraban en una situación delicada en el bar, sintiendo la presión de los vibradores que llevaban ocultos. La incomodidad era palpable, y sabían que no podían rendirse ante la influencia de Overhaul, quien los había mantenido en esta situación por demasiado tiempo.
La Petición
Con un aire de determinación, Rui se dirigió a Overhaul.
—Escucha, necesitamos que nos quitemos los vibradores. Nos están distrayendo demasiado. Si queremos luchar bien y ejecutar el plan, necesitamos concentrarnos —dijo Rui, tratando de sonar firme.
Senjuro, a su lado, asintió. —Sí, no podemos hacer nada así. Solo nos debilitará en el momento de la verdad.
Kota y Katsuma también se unieron a la petición, mirándole fijamente, esperando que Overhaul entendiera la gravedad de la situación.
La Respuesta de Overhaul
Overhaul se cruzó de brazos y frunció el ceño, pensando en sus palabras. Finalmente, dijo con tono autoritario:
—No, no pueden quitarse nada. Necesito que estén en control y listos para actuar en cualquier momento. Si les quito eso, podría afectar su lealtad. Además, Cronostasis estará vigilando.
La Vigilancia de Cronostasis
Cronostasis, uno de los subordinados más leales de Overhaul, se acercó y observó a los cuatro con desconfianza. Su mirada penetrante les hacía sentir aún más incómodos. Era un constante recordatorio de que su situación no era segura.
—Manténganse alerta. Cualquier movimiento sospechoso y tendré que actuar —dijo Cronostasis, dejando en claro que estaba preparado para intervenir si era necesario.
La Lucha Interna
Mientras tanto, Rui, Senjuro, Kota y Katsuma se miraron entre sí, sintiendo el peso de la presión que Overhaul y Cronostasis ejercían sobre ellos. Sabían que no podían rendirse, pero el control que Overhaul tenía sobre sus vidas era abrumador. La incomodidad de los vibradores solo añadía más tensión a la situación.
—Esto no puede continuar así —susurró Senjuro, sintiendo que sus fuerzas se debilitaban.
Kota, intentando mantener la esperanza, dijo: —Tal vez haya una manera de deshacernos de ellos sin que Overhaul lo note.
Katsuma, con una mirada decidida, asintió. —Sí, debemos encontrar una oportunidad. No podemos permitir que Overhaul tenga el control total.
Una Estrategia
Mientras se mantenían en sus posiciones, comenzaron a trazar un plan. Con Cronostasis vigilando, necesitarían ser más astutos y estratégicos. Tenían que actuar con inteligencia y esperar el momento adecuado para liberarse de los vibradores y de la influencia de Overhaul.
Rui, mostrando su usual astucia, sugirió: —Si logramos distraer a Cronostasis, tal vez podamos quitarnos los vibradores sin que Overhaul se entere.
Senjuro respondió: —Sí, pero necesitamos un plan para asegurar que no esté pendiente de nosotros.
Mientras las conversaciones continuaban en el bar, los cuatro demonios comenzaron a concebir un plan que podría permitirles liberarse de la vigilancia de Overhaul y Cronostasis, y finalmente luchar por su libertad. La tensión aumentaba, pero también la determinación de no dejarse vencer por sus captores.
Overhaul, con su habitual actitud fría y calculadora, observó a Rui Ayaki mientras la tensión en el ambiente aumentaba. Se acercó, su mirada fija en Rui, y planteó la pregunta que llevaba rondando su mente desde hacía un tiempo.
La Interrogación
—Así que... has estado copiando nuestros quirks de Shie Hassaikai, ¿verdad? Y me han llegado rumores de que también has copiado los quirks de All For One, de todos los héroes, de los alumnos, y hasta de la Liga de Villanos. —Su voz era como un susurro peligroso, cada palabra cargada de una amenaza implícita.
Rui, manteniendo su compostura, asintió con confianza. —Sí, he copiado los quirks de todos, incluyendo las artes de sangre demoniacas de las seis lunas superiores y hasta de Muzan. —Su respuesta fue clara, sin titubeos. Rui sabía que tenía que demostrar que era un aliado valioso para Overhaul, incluso si eso significaba revelar su poder.
La Reacción de Overhaul
Overhaul se detuvo, evaluando las palabras de Rui. El potencial que ofrecía era inmenso, pero también un riesgo. Un ser que pudiera copiar habilidades de tal magnitud podría ser tanto un aliado poderoso como una amenaza considerable.
—Interesante... —dijo Overhaul, reflexionando sobre cómo esto podría beneficiarlo en su búsqueda de poder. —Esto podría ser exactamente lo que necesito para asegurarme el control total sobre el mundo de los quirks. Pero, ¿qué te hace leal a mí? ¿Qué garantiza que no usarás esos poderes en mi contra?
La Respuesta de Rui
Rui sabía que tenía que jugar bien sus cartas. —Mi lealtad a ti es una cuestión de conveniencia. Sin embargo, estoy aquí porque sé que tus objetivos se alinean con los míos. Quiero más poder y, con lo que he copiado, puedo ayudar a consolidar tu dominio en el mundo de los quirks.
—Además, soy un demonio. Mi fuerza radica en el temor y la manipulación. Si alguna vez decides que soy una amenaza, puedes estar seguro de que lo pagarás caro.
La Relación de Poder
Overhaul sonrió, un gesto frío que no alcanzaba a iluminar su rostro. —Bien, entonces hagamos un trato. Yo te proporcionaré recursos y un lugar en mi organización, y tú utilizarás tus poderes para asegurar nuestra posición. Necesitamos eliminar a nuestros enemigos, y con tus habilidades, eso será mucho más fácil.
Rui, sintiendo que había tomado el control de la conversación, respondió: —Acepto, pero con una condición. No quiero ser solo una herramienta en tus manos. Quiero tener libertad para actuar en mis propios intereses también.
Un Acuerdo Frágil
Overhaul inclinó la cabeza, reconociendo la astucia de Rui. —Está bien. Te concederé esa libertad, siempre y cuando no interfieras con mis planes. La lealtad es un juego peligroso, y ahora estamos jugando en una mesa llena de traidores.
Ambos sabían que el camino por delante estaría lleno de traiciones y desafíos. Rui había sellado un acuerdo, pero el juego de poder apenas comenzaba. Con cada movimiento, las tensiones aumentaban, y la situación se volvía cada vez más volátil.
Nuevos Desafíos
Mientras el bar se llenaba de la atmósfera pesada de la negociación, Rui, Senjuro, Kota y Katsuma se miraron entre sí. Sabían que tenían que actuar con rapidez y cautela. Su lealtad a Overhaul podría abrir nuevas oportunidades, pero también podría ponerlos en peligro.
Con el potencial de Rui y su capacidad para copiar quirks, las posibilidades eran infinitas. Pero también significaba que, en cualquier momento, Overhaul podría decidir que su poder era demasiado grande para manejar. El juego apenas comenzaba, y el futuro de todos los involucrados estaba en juego.
Rui Ayaki, Senjuro, Kota y Katsuma se miraron entre sí, sintiendo la vibración de los dispositivos en sus bragas, lo que añadía una incomodidad palpable a la ya tensa situación. El ruido de sus corazones palpitantes resonaba en sus oídos, mientras los efectos de los vibradores les hacían luchar por mantener la concentración.
La Conversación Interrumpida
—E-eh... ¿qué tal si... —empezó Rui, su voz entrecortada, tratando de desviar la atención del tema incómodo y de los dispositivos. Su rostro se sonrojaba, pero mantuvo su actitud desafiante.
—No sé si puedo... concentrarme así —añadió Senjuro, intentando reprimir un gemido involuntario mientras ajustaba su posición en el asiento.
Kota, notando la mirada de Overhaul y Cronostasis, intentó mantener la compostura, aunque su voz temblaba. —Tal vez deberíamos hablar de cómo... cómo usar nuestros nuevos poderes.
—Sí, eso, los poderes —dijo Katsuma, con una risa nerviosa que no ocultaba su malestar. —Deberíamos enfocarnos en eso. ¿Cómo podemos... um... trabajar juntos?
La Observación de Overhaul y Cronostasis
Overhaul, cruzado de brazos, observó la escena con una sonrisa torcida. Le gustaba verlos tan incómodos, y sabía que su situación los hacía más susceptibles a seguir sus órdenes. No obstante, había un matiz de interés en su mirada. Si estos jóvenes podían mantener su enfoque a pesar de la distracción, serían herramientas valiosas.
Cronostasis, siempre atento, se quedó en silencio, observando la dinámica entre ellos. Era una mezcla de diversión y estrategia; sabía que la tensión podía ser tanto una debilidad como una fortaleza.
La Conversación Continua
Rui tomó una respiración profunda y se esforzó por hablar con claridad. —Aun con esto... (señalando de forma involuntaria hacia su ropa interior), necesitamos pensar en cómo podemos colaborar para expandir la influencia de Overhaul.
Senjuro, aún algo incómodo, asintió. —¿Podemos... tal vez usar nuestros poderes para reforzar la posición de Overhaul? Sabemos cómo funcionan los quirks. Si logramos... no sé, un plan...
—Sí, exactamente —intervino Kota, tratando de mantener la calma. —Podemos hacer un análisis de los quirks que hemos copiado y ver cómo podemos adaptarlos en las luchas.
La Tensión Aumenta
Overhaul, al escuchar esto, asintió con aprobación. —Eso es lo que quiero escuchar. La habilidad de Rui para copiar quirks es invaluable. Pero tienen que mantener la cabeza fría, incluso con las distracciones. Es crucial que utilicen todo lo que tienen a su favor.
Con un ligero movimiento de su mano, Cronostasis se acercó un poco más, manteniendo una mirada fija en los cuatro jóvenes. La presión aumentaba, pero ellos estaban determinados a no dejarse llevar por la incomodidad.
Un Entendimiento Frágil
Rui, aún sintiendo la vibración, se dio cuenta de que, aunque la situación era extraña y desafiante, podían usarla a su favor. —Entiendo, no dejaremos que esto nos detenga. Trabajaremos en un plan.
Katsuma sonrió débilmente, sintiendo que la tensión comenzaba a disiparse un poco. —Sí, no podemos permitir que un par de vibradores nos distraigan de nuestro objetivo. ¡Vamos a hacerlo!
Con una determinación renovada, los cuatro comenzaron a discutir estrategias, haciendo un esfuerzo consciente por mantener la mente en el futuro y no en la incomodidad del momento presente, mientras Overhaul y Cronostasis observaban, intrigados por el cambio de dinámica.
Rui Ayaki, Senjuro, Kota y Katsuma intercambiaron miradas complicadas, sintiendo el aumento de la incomodidad debido a los vibradores. Sin embargo, la determinación de seguir las órdenes de Overhaul y trabajar en su misión era más fuerte que cualquier distracción.
La Decisión
Rui, tomando la iniciativa, respiró hondo y se dirigió a Overhaul. —Si queremos que esto funcione, necesitamos eliminar cualquier distracción que nos impida concentrarnos. Así que... ¿podemos apagar eso?
Senjuro asintió, su voz temblando un poco. —Sí, si esto nos ayuda a enfocarnos mejor, sería lo mejor.
Kota y Katsuma miraron a Overhaul, esperando su respuesta. Sabían que tenían que ser persuasivos, a pesar de la tensión en el aire.
La Respuesta de Overhaul
Overhaul observó a los cuatro jóvenes, su expresión seria. No le gustaba ceder el control, pero también sabía que la concentración era crucial para el éxito de su plan. Finalmente, con un gesto de la mano, dio la señal a Cronostasis.
—Apágalo, pero no olviden que esto es parte de su entrenamiento. Quiero que aprendan a trabajar bajo presión —dijo Overhaul, su tono firme.
La Reacción
Cronostasis asintió y desactivó los vibradores, devolviendo un poco de normalidad a la situación. Rui, Senjuro, Kota y Katsuma sintieron un alivio inmediato, y pudieron concentrarse mejor.
Enfoque en la Misión
—Gracias, Overhaul. Ahora podemos enfocarnos en nuestros planes —dijo Rui, su voz más clara.
Senjuro tomó la palabra. —Hablemos sobre cómo usar nuestros quirks para ayudar en la lucha contra los héroes. Si hemos copiado los quirks de All For One y las Lunas Superiores, tenemos una ventaja.
—Sí, y también necesitamos pensar en cómo hacer que nuestra presencia sea más efectiva en el campo de batalla —añadió Kota, comenzando a esbozar ideas.
Un Nuevo Comienzo
Con la presión disminuida, los cuatro jóvenes se adentraron en una intensa discusión sobre estrategias, tácticas y la mejor manera de utilizar sus poderes. A medida que se concentraban en sus planes, la sensación de camaradería creció entre ellos, y juntos comenzaron a visualizar su papel en el nuevo orden que Overhaul quería establecer.
La Alianza
Overhaul observó con interés. Había un potencial en ellos que podría ser explotado. Y con esa nueva alianza, no solo podrían desafiar a los héroes, sino también asegurarse de que su dominio sobre el mundo del crimen se mantuviera firme.
—Sigan así. Recuerden que esto es solo el comienzo —les dijo Overhaul, mientras se retiraba un poco para permitirles trabajar.
Los cuatro se miraron entre sí, sintiendo un renovado sentido de propósito mientras se sumergían en la planificación, listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara en el futuro.
La Llegada de Eri
La puerta del bar se abrió con un chirrido, y Cronostasis apareció con Eri a su lado. La pequeña niña, con su piel pálida y su cabello azulado desordenado, parecía completamente ajena a la tensión en el ambiente. Sus ojos rojos brillaban con inocencia, pero la sombra de un cuerno marrón que sobresalía de su frente evidenciaba su poder latente.
La Clave para Borrar los Quirks
Overhaul observó atentamente a Eri, una chispa de ambición brillando en sus ojos. —Recuerden, ella es la clave para borrar los quirks del mundo. Con su poder, podremos establecer un nuevo orden donde los héroes ya no puedan interponerse en nuestros planes.
Rui Ayaki, Senjuro, Kota y Katsuma se quedaron en silencio, absorbiendo la importancia de lo que Overhaul había dicho. Eri no era solo una niña; era un recurso invaluable para su misión.
La Reacción de Eri
Eri, con su mirada inocente, levantó la vista hacia Rui, Senjuro, Kota y Katsuma. —¿Por qué están todos tan serios? —preguntó con un hilo de voz, confundida.
Kota, intentando sonreír, se agachó a su altura. —No te preocupes, pequeña. Solo estamos pensando en cómo protegerte.
Senjuro asintió, consciente de la presión que estaban sintiendo. —Sí, eres muy importante para nosotros. Vamos a asegurarnos de que estés a salvo.
La Vigilancia
Overhaul asintió, satisfecho con la reacción de los jóvenes. —Cronostasis, asegúrate de que Eri esté bien cuidada. No podemos permitir que nada le suceda. Si ella es nuestra única esperanza, debemos protegerla a toda costa.
Cronostasis hizo un gesto afirmativo, manteniéndose alerta. A pesar de su apariencia tranquila, sabía que el peligro siempre acechaba, y que su deber era salvaguardar a Eri.
Planificación y Estrategia
Rui, Senjuro, Kota y Katsuma se reunieron, dejando un espacio para que Eri se sintiera cómoda. Comenzaron a discutir cómo podían utilizar los poderes de Eri y sus propios quirks en su beneficio.
—Si podemos combinar sus habilidades con nuestras copias, podríamos crear un ejército de quirks que cambiaría el juego a nuestro favor —sugirió Rui, su mente trabajando rápidamente.
—¿Cómo haríamos eso? —preguntó Katsuma, con curiosidad.
Senjuro explicó: —Podríamos usar a Eri para quitar los quirks de nuestros enemigos antes de que tengan la oportunidad de atacarnos. Así, estaríamos un paso adelante.
La Determinación de Proteger a Eri
A medida que continuaban su discusión, la determinación de proteger a Eri se intensificaba. Sabían que, a pesar de ser demonios y trabajar para Overhaul, tenían una responsabilidad moral de cuidar a la niña, quien no tenía culpa de las decisiones de los adultos que la rodeaban.
—Haremos lo que sea necesario para protegerte, Eri —dijo Rui con seriedad, mirándola a los ojos. —No dejes que nadie te haga daño.
La niña sonrió débilmente, sintiéndose un poco más segura en medio de la tensión que la rodeaba.
Un Futuro Incertidumbre
Con la promesa de proteger a Eri, el grupo se preparó para lo que vendría. Sabían que su alianza con Overhaul podía ser peligrosa, pero la importancia de Eri como la clave para borrar los quirks del mundo les daba un nuevo propósito.
Mientras la conversación avanzaba, los planes de acción comenzaban a tomar forma, y el destino de muchos dependía de ellos. Con Eri a su lado, Rui, Senjuro, Kota y Katsuma se encontraban en el umbral de un nuevo capítulo, uno que los llevaría a enfrentamientos inevitables y decisiones difíciles.
Mientras Rui, Senjuro, Kota y Katsuma intentaban entender por qué Eri era tan importante, Overhaul se cruzó de brazos y, sin darles una respuesta directa, activó nuevamente los dispositivos que llevaban. La intensidad de los vibradores los hizo estremecerse y soltar leves jadeos entrecortados, claramente incómodos.
Overhaul observó con una sonrisa autoritaria mientras hablaba con un tono frío.
—No están aquí para cuestionar mis decisiones —dijo, fijando sus ojos en cada uno de ellos—. Su trabajo es obedecer, no preguntar.
Los cuatro intentaron recuperar la compostura, forzándose a permanecer serenos pese a la incomodidad. Rui, con un esfuerzo, habló con voz temblorosa.
—Overhaul... queremos saber, ¿qué papel juega ella en todo esto? Somos capaces de mucho, pero necesitamos entender...
—Ustedes solo necesitan entender que ella es la clave de un futuro donde todos esos héroes y sus "quirks" dejarán de ser una amenaza para nosotros. Es todo lo que les diré —respondió Overhaul, su tono duro, mientras bajaba lentamente la intensidad del dispositivo.
Eri, sin entender la tensión en el aire, miró a los cuatro con cierta confusión e inocencia. El grupo intercambió miradas entre ellos, comprendiendo que, al menos por ahora, su única opción era obedecer y proteger a Eri mientras intentaban descubrir las verdaderas intenciones de Overhaul.
Eri observaba con cautela, su mirada llena de miedo y confusión al ver a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma en una situación tan incómoda, percibiendo algo extraño y turbador en el aire. Aunque era pequeña, Eri tenía la sensibilidad suficiente para darse cuenta de que Overhaul ejercía un control absoluto sobre ellos, tal como lo hacía sobre ella, y que esa sensación de incomodidad que experimentaban tenía un origen que les era impuesto.
Con una mezcla de miedo y lástima, Eri se acurrucó un poco más sobre sí misma, envolviendo sus brazos alrededor de sus piernas. Sabía demasiado bien cómo era ser controlada y manipulada, y la visión de estos chicos, tan jóvenes como ella, bajo el mando estricto de Overhaul, hacía que su temor aumentara. Guardó silencio, evitando hacer contacto visual con Overhaul, esperando en su interior que, de alguna forma, todos pudieran escapar de esa opresión.
Overhaul observó con una mirada satisfecha mientras desactivaba los vibradores, disfrutando de su control sobre Rui, Senjuro, Kota y Katsuma. La tensión en el aire se aligeró un poco, pero el ambiente seguía siendo pesado.
"Bien, ahora cuiden de Eri", dijo Overhaul, señalando a la niña que, aún asustada, intentaba entender la situación.
Rui, mostrando una mezcla de determinación y compasión, se acercó a Eri, tratando de ofrecerle un poco de consuelo. "No te preocupes, Eri. Estamos aquí para protegerte", dijo con una voz calmada, intentando que la niña se sintiera un poco más segura en medio de la incertidumbre.
Senjuro, a su lado, asintió, mostrando su apoyo. "Lo que Overhaul dice es cierto. Te cuidaremos", agregó, aunque no podía evitar sentir que estaban atrapados en una situación que no deseaban.
Kota y Katsuma, aún con sus ropas limitadas, también se acercaron a Eri, buscando transmitirle una sensación de protección. A pesar de estar bajo el control de Overhaul, estaban decididos a hacer todo lo posible para asegurarse de que Eri no sufriera más.
Overhaul, viendo cómo respondían, se cruzó de brazos, sintiendo que tenía el control de la situación. "Asegúrense de que no le pase nada. Eri es clave para mis planes", advirtió, su tono grave dejando claro que había mucho en juego.
Mientras tanto, Eri los miraba con ojos grandes y temerosos, sintiendo que quizás, tal vez, había una luz de esperanza en medio de la oscuridad. Sin embargo, la sombra de Overhaul siempre acechaba, recordándoles a todos que la verdadera libertad aún estaba lejos.
Rui, Senjuro, Kota y Katsuma se mantuvieron cerca de Eri, creando un pequeño círculo protector a su alrededor. A pesar de la presión que sentían por la situación y el control de Overhaul, se esforzaron por ofrecerle un ambiente seguro.
Eri, aunque aún temerosa, empezó a sentir un poco de consuelo al ver a estos jóvenes a su alrededor. Rui, con su mirada intensa, le sonrió amablemente. "Eri, ¿quieres hablar de algo? No tienes que sentir miedo aquí", le dijo, buscando romper el hielo.
Senjuro, recordando su propia infancia y cómo a veces se sentía vulnerable, se arrodilló a la altura de Eri. "¿Te gustaría que te contáramos una historia? Algo para distraerte un poco", sugirió, intentando animar el ambiente.
Kota, sintiendo la necesidad de proteger a la niña, añadió: "Sí, ¡yo puedo contar una historia de héroes! O de demonios, ¡es muy emocionante!" Intentaba ser juguetón, aunque su voz tenía un toque de nerviosismo por la situación.
Katsuma, observando la interacción, se sintió impulsado a compartir su propia experiencia. "A veces, cuando yo tenía miedo, pensaba en cosas divertidas, como las travesuras de mis amigos. Siempre me hacían reír", comentó, sonriendo para que Eri pudiera ver que había algo de esperanza y felicidad en el mundo.
Eri, al escuchar sus palabras, se sintió un poco más relajada, aunque la presión de la situación seguía presente. "¿De verdad van a cuidarme?" preguntó, con una voz pequeña y vulnerable.
"Sí, te lo prometemos. No dejaremos que nada te pase", afirmó Rui, con un tono serio que buscaba transmitirle confianza.
A pesar de que el ambiente estaba marcado por el temor y la manipulación de Overhaul, el pequeño grupo intentó hacer todo lo posible para que Eri se sintiera más segura. Sabían que estaban atrapados, pero su deseo de proteger a la niña les daba una nueva motivación para resistir.
Mientras tanto, Overhaul observaba desde la distancia, satisfecho con su control sobre la situación, pero también consciente de que la conexión entre los jóvenes y Eri podría volverse un problema en el futuro.
La historia se desarrolla en un clima de tensión y decepción, donde la traición y la búsqueda de redención son temas recurrentes. Mirio Togata e Izumi Yagi, después de enterarse de la verdad sobre el pasado de Izuku, se enfrentan a Sir Nighteye con una mezcla de enojo y frustración.
"¡Tú sabías lo que le hicieron a Izuku y no hiciste nada!" exclamó Mirio, la ira palpable en su voz. Izumi, a su lado, asentía con la cabeza, su expresión de decepción reflejaba el dolor de haber visto a su hermano sufrir por el rechazo de su propia familia. Sir Nighteye, visiblemente afectado por las palabras de los jóvenes, intentó defenderse, pero las palabras se quedaban cortas ante la intensidad de sus emociones.
"Lo lamento profundamente", dijo Nighteye con sinceridad, "pero ahora tenemos una oportunidad de ayudar a Izuku a redimirse. Debemos unirnos y asegurarnos de que no vuelva a sufrir".
Rui Ayaki, la nueva identidad de Izuku, escuchaba desde las sombras, sintiendo la angustia de sus compañeros. Aunque se había convertido en un demonio con un inmenso poder, todavía había una parte de él que anhelaba la aceptación y el amor familiar. Decidió que entrenar a Izumi era una forma de comenzar a sanar viejas heridas. Sin embargo, había una condición.
"Si vas a ser mi aprendiz, debes dejar de ser arrogante y alejarte de Bakugo", le dijo Rui, su tono era serio pero no exento de compasión. "No podemos permitir que esos viejos resentimientos nublen tu futuro. Tienes que forjar tu propio camino".
Izumi, sorprendida por su decisión, asintió lentamente. Aunque estaba ansiosa por mejorar y superar sus limitaciones, sabía que Rui tenía razón. "Entendido", respondió con determinación. "Haré lo que sea necesario".
Mientras tanto, la historia tomaba un giro oscuro cuando Mirio e Izuku se encontraban con una niña que parecía estar huyendo de Kai Chisaki. Sin saber la verdadera naturaleza de la situación, la confundieron con la hija de un amigo y decidieron entregarla a Chisaki, sin conocer su reputación como un temido yakuza.
"No podemos dejarla sola", dijo Mirio, convencido de que estaban haciendo lo correcto. La niña, aterrorizada, se aferró a la idea de que su rescate estaba en manos de los héroes, sin saber que habían caído en una trampa.
Después de entregar a la niña, Mirio e Izuku se sintieron aliviados momentáneamente, pero ese alivio se convirtió en horror al recibir la noticia de que la niña estaba en manos de un famoso yakuza. Sir Nighteye, al enterarse de lo que había sucedido, se sintió responsable y decidió actuar de inmediato.
"Debemos convocar a los héroes más fuertes", dijo, con una mirada decidida. "No podemos permitir que la niña sufra las consecuencias de esta situación. Debemos salvarla".
Así, se organizó una reunión de los héroes más notables, quienes se prepararon para enfrentar a Chisaki y rescatar a la niña. Sin embargo, el tiempo se estaba acabando, y la tensión entre los héroes, la familia Yagi y los antiguos lazos de Izuku comenzaba a enredarse en un drama aún mayor.
La atmósfera del bar estaba cargada de tensión mientras Sir Nighteye se dirigía a los demás héroes reunidos. Las luces tenues y el murmullo de las conversaciones se tornaron en un silencio casi reverente cuando comenzó a hablar.
"Debemos hablar sobre Rui Ayaki, Senjuro, Kota y Katsuma", comenzó Nighteye, su mirada fija en los presentes. "No son solo demonios, son individuos atrapados en una situación de la que no pueden escapar fácilmente. Son demonios libres de Muzan, sí, pero ahora están atados a Overhaul".
Los héroes intercambiaron miradas de sorpresa. "¿Qué quieres decir con que están atados a él?" preguntó Tengen Uzui, el Pilar del Sonido, frunciendo el ceño.
"Cuando el dueño del bar los vendió a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma para saldar una deuda, nunca se imaginó que su destino caería en manos de alguien tan despiadado como Overhaul. Ese hombre murió, y Overhaul se quedó con ellos", explicó Nighteye, con una nota de pesar en su voz. "Ahora, ellos cuidan de Eri, pero también sufren en el proceso. Están atrapados en un ciclo de abuso y manipulación".
La preocupación llenó el bar. Mirio Togata, sintiendo la injusticia de la situación, se levantó de su asiento. "No podemos dejar que esto continúe. Si están bajo el control de Overhaul, debemos hacer algo al respecto".
"Es más complicado de lo que parece", interrumpió Izumi Yagi, quien había estado escuchando atentamente. "Si Overhaul tiene el control sobre ellos, cualquier intento de rescatarlos podría poner a Eri en peligro. La niña es clave en todo esto".
"Exactamente", confirmó Nighteye. "La seguridad de Eri es nuestra prioridad. Pero también debemos encontrar una manera de liberar a Rui y los otros de las garras de Overhaul. Ellos están sufriendo, y no podemos permitir que continúe".
Justo en ese momento, un grupo de matones de la Yakuza entró al bar, su presencia intimidante y amenazante hizo que todos los héroes se tensaran. Los matones intercambiaron miradas con los héroes, reconociendo el ambiente de desafío.
"¿Qué hacen aquí, héroes?" uno de ellos preguntó, con una sonrisa burlona. "Este es nuestro territorio".
Nighteye se enderezó, decidido a no dejarse intimidar. "Estamos aquí por Eri. No permitiremos que nadie le haga daño".
"¿Y qué harás al respecto?" el matón rió. "Overhaul es el jefe. Nadie se atreve a desafiarlo".
"Quizás no, pero no podemos quedarnos de brazos cruzados", respondió Mirio con determinación. "No solo se trata de Eri. Se trata de Rui, Senjuro, Kota y Katsuma. Ellos merecen una oportunidad de luchar por su libertad".
Los matones se rieron, pero esa risa se cortó abruptamente cuando los héroes comenzaron a movilizarse. El bar se convirtió en un campo de batalla. Los héroes lucharon con habilidad, dejando claro que no estaban dispuestos a rendirse.
Mientras tanto, en la guarida de los yakuzas, Rui, Senjuro, Kota y Katsuma se encontraban en medio de una situación complicada. Atrapados por Overhaul, sentían el peso de la responsabilidad de cuidar a Eri mientras enfrentaban sus propios demonios internos.
"¿Qué vamos a hacer?", preguntó Kota, su voz temblorosa. "Estamos atrapados".
"Lo sé", respondió Rui, mirándolos con determinación. "Pero no podemos rendirnos. No solo por nosotros, sino también por Eri. Ella no merece esto".
Senjuro asintió. "Debemos encontrar una forma de salir de esta situación. Tal vez si los héroes vienen a ayudarnos, podremos encontrar una salida".
"Sí, tenemos que ser fuertes. No solo por nosotros, sino por ella", concluyó Katsuma, su determinación brillando a través de la confusión.
A medida que la pelea continuaba en el bar, los hilos de sus destinos se entrelazaban cada vez más, llevando a todos hacia un enfrentamiento inevitable que podría cambiar sus vidas para siempre. La lucha por la libertad y la redención había comenzado, y cada uno de ellos debía encontrar su camino en medio del caos.
Overhaul miró a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma con una mezcla de desprecio y autoridad. La atmósfera en el bar era tensa, llena de las vibraciones de los dispositivos que llevaban ocultos.
—Ahora se ocultarán aquí en el bar con Eri, entienden?— dijo Overhaul, cruzando los brazos y observando sus reacciones.
Los cuatro asintieron, aunque la incomodidad era palpable. Sabían que su situación era precaria, y que debían cumplir con las órdenes de Overhaul si querían mantener a Eri a salvo. Rui se giró hacia Eri, que estaba en una esquina, con sus grandes ojos rojos llenos de temor.
—No te preocupes, Eri. Estaremos aquí para protegerte— dijo Rui, intentando ofrecer una sonrisa tranquilizadora a la niña.
Senjuro y Kota intercambiaron miradas, sintiendo la presión de la situación. Sabían que tenían que actuar con cautela. Aunque eran demonios, estaban atados a la voluntad de Overhaul.
—¿Y si alguien viene a buscarla?— preguntó Kota, nervioso.
—No se preocupen por eso. Aquí, nadie se atreverá a entrar— afirmó Overhaul, mostrando un gesto de confianza en su control sobre el lugar.
Con Eri a su lado, Rui, Senjuro y Kota se prepararon para la tensión que se avecinaba, sintiendo la presión de sus circunstancias. Aunque estaban en una situación complicada, su compromiso por proteger a Eri era más fuerte que las restricciones impuestas por Overhaul.
Mientras tanto, fuera del bar, se intensificaban las tensiones. Los héroes estaban decididos a encontrar a Eri y desmantelar la influencia de Overhaul, sin saber que Rui y los demás estaban atrapados en el centro de todo.
Overhaul, con una sonrisa fría y calculadora, se acercó un poco más a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma, sus ojos brillando con una amenaza velada.
—Si fallan en su tarea, activaré los vibradores al máximo— advirtió, su tono dejando claro que no estaba bromeando. La insinuación de un dolor intenso resonó en el aire, dejando claro el nivel de control que tenía sobre ellos.
Los cuatro sintieron un escalofrío recorrer sus espinas dorsales. Sabían que Overhaul no dudaba en usar métodos extremos para mantenerlos en línea, y el recordatorio de su poder era un claro aviso de las consecuencias que enfrentarían si no cumplían con su deber.
—Entendido, haremos lo que sea necesario— respondió Rui, tratando de mantener su voz firme a pesar de la tensión en su interior.
Senjuro, Kota y Katsuma asintieron, sus rostros mostrando la seriedad de la situación. No solo tenían que proteger a Eri, sino que también debían asegurarse de no provocar la ira de Overhaul.
—Recuerden, no solo su bienestar está en juego, sino el de Eri también. Si algo le sucede, será su culpa— continuó Overhaul, sus ojos fríos y calculadores.
Con esas palabras, la presión aumentó aún más. Rui y los demás sabían que el tiempo era esencial y que cada movimiento contaba. Tenían que encontrar una forma de proteger a Eri, y al mismo tiempo, liberarse del control de Overhaul, antes de que su situación se volviera aún más peligrosa.
Rui, Senjuro, Kota y Katsuma se acomodaron en una esquina del bar, ahora un poco más relajados tras el cambio de ropa. Vestían cómodas camisas y shorts de fútbol que les permitían moverse con facilidad, y habían encontrado algunos juguetes esparcidos por el lugar. Eri, aún un poco asustada, se sentó en el suelo, sus ojos rojos brillando con curiosidad mientras observaba a sus nuevos cuidadores.
—Mira, Eri, este es un juguete nuevo— dijo Kota, levantando un colorido camión de juguete. Sus ojos brillaban con entusiasmo.
—¿Quieres jugar con nosotros?— preguntó Senjuro, sonriendo de forma cálida, tratando de hacer que la niña se sintiera más cómoda.
Eri miró a los chicos, todavía un poco tímida, pero finalmente asintió con la cabeza. Se acercó y tomó el camión, haciendo que los otros se unieran a la diversión. Rui, por su parte, decidió sacar una pelota de fútbol que había encontrado en un rincón.
—¿Qué tal si jugamos un poco a pasar la pelota?— sugirió Rui, lanzando la pelota suavemente hacia Eri.
La niña atrapó la pelota con ambas manos y comenzó a reír. La risa de Eri resonó en el bar, un sonido que contrastaba con la tensión que sentían en su entorno. A medida que jugaban, los cuatro chicos se olvidaron, al menos por un momento, de las amenazas de Overhaul y de la situación tensa en la que se encontraban.
Mientras tanto, las miradas de Rui, Senjuro, Kota y Katsuma se cruzaban de vez en cuando, compartiendo la determinación silenciosa de proteger a Eri a toda costa. Sabían que el tiempo era limitado y que Overhaul podía regresar en cualquier momento, pero también comprendían que era importante darle a Eri un respiro, un poco de alegría en medio de todo el caos que los rodeaba.
—Eri, tú eres muy fuerte. No dejes que nadie te diga lo contrario— le dijo Katsuma mientras se agachaba a su nivel. La niña sonrió, sintiéndose un poco más segura, aunque el miedo aún acechaba en el fondo de su mente.
Los cuatro continuaron jugando, su risa llenando el aire, mientras esperaban el momento adecuado para hacer frente a Overhaul y buscar una forma de liberarse de su control, y sobre todo, proteger a Eri de cualquier daño.
Tanjiro, Zenitsu, Inosuke y Tokito se habían infiltrado en el bar tras derrotar a los guardias que vigilaban la entrada. Su determinación los guiaba, sabían que debían rescatar a Eri y liberar a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma del control de Overhaul. A medida que avanzaban, el bullicio del bar y los ecos de la risa infantil les llegaron, lo que les pareció extraño en medio de la tensión que enfrentaban.
—¿Qué es ese ruido?— preguntó Tanjiro, frunciendo el ceño.
—Suena como si estuvieran... jugando?— respondió Zenitsu, sorprendido. La idea de que demonios pudieran disfrutar de un momento de diversión parecía contradictoria.
—¡Vamos, tenemos que ver!— dijo Inosuke, corriendo hacia la sala donde se escuchaba la risa.
Al llegar, se encontraron con una escena inesperada. Rui, Senjuro, Kota y Katsuma estaban sentados en el suelo, rodeando a Eri, quien reía y jugaba con los juguetes. La atmósfera era alegre, un momento que contrastaba enormemente con el oscuro propósito que los había llevado allí.
—¿Qué... qué está pasando aquí?— dijo Tokito, mirando a los demonios con curiosidad. Aunque sabía que eran seres complejos, verlos cuidando de la niña lo sorprendió.
Rui levantó la vista, sus ojos encontrando los de Tanjiro. En un instante, la risa se desvaneció, y la tensión regresó al ambiente.
—Tanjiro...— empezó Rui, con una mezcla de sorpresa y confusión. No esperaba ver a los cazadores aquí, pero tampoco podía evitar sentir una extraña calidez en el pecho al ver que habían venido a ayudar.
—Estamos aquí para rescatar a Eri. No tenemos tiempo para jugar.— dijo Tanjiro, manteniendo su mirada en Eri. La pequeña, al ver a Tanjiro, se iluminó y se levantó de un salto.
—¡Tanjiro!— exclamó Eri, corriendo hacia él. Tanjiro se agachó para abrazarla con ternura, asegurándose de que se sintiera protegida.
—Estás a salvo ahora, no te preocupes— le susurró, mientras miraba a los demás con una expresión seria.
Zenitsu y Inosuke, por otro lado, observaban a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma con desconfianza.
—¿Qué están haciendo aquí?— preguntó Zenitsu, con un tono que combinaba desconfianza y curiosidad.
Rui suspiró, sintiéndose atrapado entre su deseo de proteger a Eri y el peso de su pasado como demonio.
—No somos los enemigos que piensas que somos.— dijo Rui, su voz resonando con sinceridad. —Estamos aquí cuidando de Eri.—
Senjuro asintió. —Lo que Overhaul nos obliga a hacer no nos define. Estamos tratando de ayudarla, de darle un poco de alegría en medio de esta situación.—
Tanjiro miró a los cuatro, percibiendo la genuina preocupación en sus rostros. Sabía que su misión era más compleja de lo que parecía.
—¿Qué les ha hecho Overhaul?— preguntó Tanjiro, su tono ahora más suave.
Kota intervino, su voz temblando. —Nos obligó a quedarnos aquí. Nos vendieron y ahora estamos atrapados, pero... no somos sus secuaces. Queremos proteger a Eri.—
La tensión se desvaneció un poco al escuchar sus palabras. Tanjiro miró a Eri y luego a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma.
—Si lo que dicen es cierto, entonces debemos unir fuerzas.— dijo Tanjiro. —Overhaul no se detendrá ante nada para conseguir lo que quiere. Juntos, tenemos que detenerlo y proteger a Eri.—
Rui asintió, una chispa de determinación brillando en sus ojos. Sabía que podían encontrar una manera de salir de esta situación y salvar a Eri.
—Entonces, ¿cuál es el plan?— preguntó Rui, sintiendo que, tal vez, había una oportunidad para redimirse.
Zenitsu, Inosuke, y Tokito se miraron entre sí, antes de que Tanjiro tomara la delantera.
—Primero, debemos salir de aquí y encontrar una manera de enfrentarnos a Overhaul. No podemos dejar que use a Eri para sus propios fines.—
Así, con un renovado sentido de propósito, los grupos se unieron, cada uno con sus propias fortalezas, listos para enfrentar el desafío que se avecinaba y rescatar a Eri de las garras de Overhaul.
Rui, Senjuro, Kota y Katsuma intercambiaron miradas preocupadas, sabiendo que su situación era delicada. Rui fue el primero en hablar, su voz llena de tensión.
—No podemos arriesgarnos. Si intentamos salir, Overhaul se dará cuenta de inmediato y activará los vibradores.—
Senjuro asintió, su expresión seria. —No solo eso, también nos puede hacer daño. Está controlando todo, y si nos descubre, Eri podría estar en peligro.—
Kota, con su voz temblorosa, añadió: —Estamos atrapados aquí, pero no queremos que Eri sufra. Ella merece estar a salvo.—
Eri, que había estado observando la conversación con ojos grandes y asustados, se acercó a Rui. —¿Por qué no pueden salir?— preguntó con inocencia, su rostro reflejando una mezcla de preocupación y confusión.
Rui se agachó para estar a su altura, tratando de sonreírle. —Estamos tratando de protegerte, Eri. No queremos que Overhaul te haga daño.—
Tanjiro se dio cuenta de la angustia en sus ojos y, al ver la preocupación por Eri, se sintió motivado a actuar.
—Entiendo que están atrapados, pero hay que encontrar una manera de liberar a Eri y a ustedes.— dijo, mirando a todos los presentes. —No podemos dejar que Overhaul controle la situación.—
Inosuke, impaciente, se cruzó de brazos. —¡No podemos quedarnos aquí esperando! Hay que hacer algo, aunque sea arriesgado.—
Zenitsu, temeroso pero decidido, propuso una idea. —¿Y si alguien se queda aquí con Eri mientras el resto busca una forma de deshacerse de Overhaul? Podríamos distraerlo de alguna manera.—
Tokito, quien había estado pensativo, intervino. —Podríamos usar la confusión a nuestro favor. Si logramos hacer que Overhaul se centre en otra cosa, tal vez podamos rescatar a Eri y a ustedes.—
Rui, sintiendo la desesperación y la determinación de su grupo y los cazadores, decidió compartir su plan.
—Podemos hacer una distracción. Si logramos que Overhaul crea que estamos haciendo algo, tal vez no se dará cuenta de nuestra fuga. Pero necesitamos un plan claro para asegurar la seguridad de Eri.—
Tanjiro asintió, aceptando la propuesta. —Sí, tenemos que trabajar juntos. Ustedes conocen mejor la situación aquí, ¿qué podemos hacer para que Overhaul se distraiga?—
Katsuma, sintiendo un destello de esperanza, sugirió: —Podemos hacer ruido o provocar una pelea en el bar. Si creamos caos, Overhaul podría perder el control y eso nos daría tiempo.—
Con el plan en mente, el grupo comenzó a organizarse. Cada uno asumió un papel, desde crear la distracción hasta proteger a Eri. La unión de los cazadores y los demonios, aunque inusual, les daba una nueva esperanza.
—Esto podría funcionar, pero debemos ser rápidos y cuidadosos.— dijo Rui, sintiendo que, a pesar de su situación, había un camino hacia la redención y la protección de Eri.
Con determinación, comenzaron a prepararse para lo que estaba por venir, sabiendo que el tiempo era esencial y que debían actuar antes de que Overhaul se diera cuenta de sus verdaderas intenciones.
Rui, Senjuro, Kota y Katsuma se miraron con determinación, conscientes de la responsabilidad que tenían al cuidar de Eri. Era un reto, pero sabían que su prioridad era la seguridad de la niña.
—Nos quedaremos a cuidar de Eri. No podemos dejarla sola,— dijo Rui, su tono firme. —Overhaul no debe enterarse de nada.—
Senjuro asintió, manteniendo su mirada en Eri. —Lo más importante es que esté a salvo. Haremos todo lo posible para protegerla.—
Kota, sintiendo la presión, agregó: —No se preocupen, Eri. Nos aseguraremos de que nada malo te pase.—
Katsuma miró a sus amigos, recordando la valentía que necesitaban para enfrentar lo que se avecinaba. —¡Sí! ¡Juntos podemos hacerlo!—
Eri sonrió débilmente, sintiéndose un poco más segura al ver a los cuatro chicos decididos a protegerla. Aunque aún sentía el miedo por Overhaul, la presencia de Rui, Senjuro, Kota y Katsuma le daba un poco de consuelo.
Mientras tanto, Tanjiro, Zenitsu, Inosuke y Tokito se prepararon para salir del bar y buscar a los héroes. Sabían que el tiempo era esencial y que la situación se volvía cada vez más peligrosa.
—Debemos avisar a los héroes sobre la situación. Si Overhaul se entera de que estamos aquí, podría tomar represalias.— dijo Tanjiro, su mirada decidida. —No podemos dejar que eso suceda.—
Zenitsu, temblando de nervios, añadió: —¿Y si no nos creen? ¿O si Overhaul ya ha preparado algo en su contra?—
Inosuke, siempre audaz, exclamó: —¡Eso no importa! Si tenemos que pelear, ¡pelearé! No dejaremos que Overhaul se salga con la suya!—
Tokito, con su habitual calma, miró a los otros. —Lo importante es que lleguemos a ellos y les hagamos saber la verdad. No podemos perder más tiempo.—
Con un último vistazo a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma, que se preparaban para cuidar de Eri, el grupo salió corriendo del bar, decididos a encontrar a los héroes y alertarles sobre la situación crítica.
Mientras tanto, en el bar, Rui y los otros se aseguraron de que Eri estuviera entretenida con los juguetes.
—¿Te gustaría jugar a algo, Eri?— preguntó Rui, intentando distraerla del peligro inminente.
Eri miró a Rui, sintiéndose un poco más tranquila. —Sí, me gustaría.—
Kota se acercó con un pequeño juego de bloques. —¿Qué tal si construimos algo juntos?—
Katsuma y Senjuro se unieron a la actividad, ayudando a Eri a construir una torre de bloques. Aunque el ambiente era tenso y peligroso, los cuatro hicieron su mejor esfuerzo por mantener el ánimo de la niña.
El tiempo pasó y, aunque sabían que los héroes estaban buscando ayuda, Rui, Senjuro, Kota y Katsuma se mantenían firmes en su misión de proteger a Eri, esperando que su sacrificio no fuera en vano.
Overhaul, enojado por la intrusión de Tanjiro, Zenitsu, Inosuke y Tokito, se dio cuenta de que su plan se había visto amenazado. No podía permitir que su secreto se revelara. Con un gesto decidido, llamó a Cronostasis.
—¡Cronostasis! Activa el polvo de glicerina.—
Cronostasis asintió y, sin perder tiempo, dispersó el polvo por todo el bar. En cuestión de segundos, Rui, Senjuro, Kota y Katsuma se sintieron mareados, luchando por mantener la conciencia.
—¡No!— gritó Rui antes de caer desmayado, seguido rápidamente por Senjuro, Kota y Katsuma.
Cuando despertaron, se dieron cuenta de que estaban en una celda, sus cuerpos encadenados y reducidos a llevar solo bragas, sintiéndose vulnerables y expuestos. La fría pared de la celda les recordaba la situación desesperada en la que se encontraban.
—¿Dónde estamos?— preguntó Senjuro, mirando a su alrededor con preocupación.
Rui intentó mover las cadenas, pero solo logró sentir la presión de los grilletes. —Estamos atrapados. Overhaul nos ha encadenado.—
Kota y Katsuma intercambiaron miradas de preocupación, sabiendo que estaban en un grave problema. La sensación de impotencia los envolvía.
Mientras tanto, Overhaul observaba desde una distancia segura, sintiéndose satisfecho por haber reducido a los cuatro chicos a su estado más vulnerable. Sabía que había ganado una ventaja significativa.
—Ahora estarán fuera de juego.— dijo Overhaul, dejando escapar una risa burlona. —Y no podrán interferir más.—
En ese momento, Deidoro Sakaki llegó, llevando a Eri a su lado. La niña, que había sido forzada a separarse de sus nuevos amigos, miró hacia ellos con miedo en sus ojos.
—¡Eri!— gritó Katsuma, tratando de alcanzar a la niña a pesar de las cadenas que lo restringían.
Deidoro, ignorando la desesperación de los chicos, se dirigió a Overhaul. —¿Qué haremos con ellos ahora?—
Overhaul sonrió de forma siniestra. —Los dejaremos aquí, como un recordatorio de lo que pasa con aquellos que se interpongan en nuestro camino. Eri es la clave para borrar los quirks, y mientras más la mantengamos lejos de ellos, más control tendremos.—
Eri, sintiéndose cada vez más angustiada, luchaba por no llorar. —¡Déjenlos en paz!— gritó, su voz temblando.
Pero Overhaul solo la ignoró. —Cronostasis, asegúrate de que nadie pueda acercarse a la base.—
Con Eri bajo su custodia, Overhaul y Deidoro se retiraron, dejando a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma en la celda. A pesar de su impotencia, los chicos compartieron miradas de determinación, conscientes de que debían encontrar la manera de liberarse y salvar a Eri.
—No podemos rendirnos.— dijo Rui, su voz llena de resolución. —Debemos encontrar una forma de escapar y proteger a Eri.—
Senjuro asintió. —Lo lograremos, no importa lo que pase.—
Kota y Katsuma también se sintieron inspirados por las palabras de Rui. Sabían que, a pesar de su vulnerabilidad, la esperanza de liberarse y salvar a Eri aún estaba viva en sus corazones. Juntos, comenzaban a planear su escape, buscando cualquier oportunidad que se presentara.
En la fría celda, Rui Ayaki, Senjuro, Kota y Katsuma se retorcían en sus cadenas, intentando en vano liberarse. Cada movimiento hacía que las cadenas se apretaran más, dejándolos exhaustos y frustrados. Aunque lo intentaron una y otra vez, era inútil, y la sensación de impotencia crecía dentro de ellos.
Finalmente, en un acto de desesperación y determinación, los cuatro gritaron con todas sus fuerzas:
—¡ERI!—
El eco de sus voces resonó por los oscuros pasillos de la guarida, llegando hasta el exterior. Justo en ese momento, los Pilares que se habían estado acercando a la base de los yakuzas escucharon el grito desgarrador. Giyū Tomioka, Shinobu Kōchō, Mitsuri Kanroji y los demás intercambiaron miradas serias, comprendiendo de inmediato que sus compañeros necesitaban ayuda desesperadamente.
—¡Ese fue Rui! ¡Y los demás están con él!— dijo Mitsuri, su voz llena de preocupación.
Sanemi Shinazugawa apretó los puños, con su expresión feroz y determinada. —No podemos perder el tiempo. Si esos chicos están en peligro, tenemos que sacarlos de allí ahora mismo.—
Gyomei Himejima asintió solemnemente, concentrándose. —Manténganse alerta. Si escucharon el grito, entonces es probable que los enemigos también lo hayan oído. Estén preparados para cualquier cosa.—
Tengen Uzui sonrió con confianza, ajustando sus espadas. —Vamos a darles un buen espectáculo.—
Los gritos de Rui, Senjuro, Kota y Katsuma resonaron aún más fuertes en la oscuridad de la celda, sus voces llenas de desesperación y furia.
—¡OVERHAUL, SÁCANOS DE AQUÍ!—
El llamado desgarrador hizo eco en la base, alertando no solo a los guardias de la organización yakuza, sino también a los Pilares, quienes avanzaban rápidamente hacia el lugar. Giyū Tomioka frunció el ceño, reconociendo las voces de los jóvenes demonios atrapados, y un sentimiento de urgencia lo invadió.
—No podemos perder más tiempo.— dijo, apretando su espada con determinación.
Mitsuri Kanroji miró a los demás, preocupada. —Esos chicos están sufriendo allí dentro. Debemos llegar a ellos antes de que Overhaul haga algo peor.—
Sanemi Shinazugawa asintió, su expresión severa. —Destruyamos a cualquiera que intente detenernos. No importa quién se interponga, los sacaremos de ahí.—
Guiados por la determinación de rescatar a los jóvenes, los Pilares comenzaron a abrirse camino hacia la guarida, enfrentando a los guardias y adentrándose cada vez más en el territorio de los yakuzas. Con cada paso, se acercaban a la celda donde Rui, Senjuro, Kota y Katsuma estaban encadenados, y la intensidad de su misión de rescate no hacía más que aumentar.
La electricidad recorrió las cadenas de Rui, Senjuro, Kota y Katsuma, obligándolos a retorcerse y gritar de dolor. Cada descarga era brutal, y los jóvenes intentaban, sin éxito, resistirse al sufrimiento que les imponían.
—¡Eri!— gritó Rui, sintiendo la impotencia mezclarse con la furia en su voz, mientras los otros chicos también luchaban por soportar el castigo.
El sonido de sus gritos hizo eco en los pasillos y alcanzó los oídos de los Pilares que avanzaban, haciéndoles apurar el paso. Gyōmei Himejima, con lágrimas de determinación, empuñó su arma más firmemente.
—¡No dejaremos que estos chicos sigan sufriendo!— proclamó Tengen Uzui con intensidad, redoblando su velocidad junto con los demás Pilares.
Al llegar a la entrada de la celda, los Pilares comenzaron a enfrentarse a los guardias de Overhaul, abriéndose camino en una misión de rescate que se volvía más urgente con cada segundo, determinados a romper las cadenas y liberar a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma.
Los Pilares desataron su fuerza y habilidades, derribando a los guardias de Overhaul uno por uno. Giyū Tomioka utilizó su estilo de respiración acuática, moviéndose con una fluidez que sorprendía a los enemigos. Shinobu Kōchō, con su destreza letal, los atacó con una combinación de rapidez y veneno. Mitsuri Kanrōji utilizó su fuerza y gracia, derribando a los villanos con movimientos impactantes.
—¡No podemos dejar que sigan sufriendo!— gritó Sanemi, mientras sus cortes del viento atravesaban a los enemigos con facilidad.
Obanai, con su técnica de serpiente, se deslizaba entre los enemigos, inmovilizándolos rápidamente, mientras Gyōmei aplastaba a quienes se interponían en su camino con su inmensa fuerza. Tengen Uzui, envuelto en su propio espectáculo, destruía con sus ataques sonoros, dejando a los villanos aturdidos.
Finalmente, Muichirō Tokito, usando su técnica de niebla, confunde a los guardias, permitiendo que los demás se acercaran a la celda donde estaban Rui, Senjuro, Kota y Katsuma. Con un último golpe decisivo, eliminaron a los guardias restantes.
Cuando la puerta de la celda se abrió, los Pilares se encontraron con la imagen desgarradora de los jóvenes, casi inconscientes, con sus cuerpos exhaustos y solo en bragas. La angustia invadió a los Pilares al verlos así.
—¡Rui! ¡Senjuro!— exclamó Mitsuri, arrodillándose junto a ellos.
Gyōmei se inclinó para evaluar sus condiciones. —Están gravemente heridos, debemos llevarlos a un lugar seguro.—
Giyū, con un tono serio, añadió: —No se preocupen, los sacaremos de aquí.—
Sin perder tiempo, los Pilares levantaron a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma, llevándolos a un lugar seguro donde pudieran descansar y recuperarse. La misión de rescate no había terminado; aún quedaba la amenaza de Overhaul y su organización, pero al menos habían salvado a los jóvenes de su cruel cautiverio.
Los héroes llevaron a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma a un lugar seguro, donde pudieron descansar y recuperarse. Estaban cubiertos con mantas, tratando de protegerlos del frío y de cualquier posible exposición. El ambiente era tenso, pero al menos estaban a salvo de las garras de Overhaul.
Los héroes observaron con preocupación a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma, quienes descansaban exhaustos en la cama, envueltos en mantas. Apenas recobraron la conciencia, su prioridad fue proporcionar información crucial sobre Eri.
—Eri... está en la base principal del edificio Yakuza, en la zona 13— susurraron débilmente, casi al unísono, antes de caer nuevamente en un profundo sueño.
Sir Nighteye asintió con gravedad, tomando en cuenta la información compartida. Volteó hacia los demás héroes presentes, una mezcla de determinación y preocupación en sus rostros.
—Es nuestra oportunidad. Debemos actuar rápidamente para rescatar a Eri. Ya han sufrido demasiado, y no permitiremos que ella también siga en manos de Overhaul— dijo Sir Nighteye, mientras los héroes se preparaban para planificar el rescate, fortalecidos por el valor de los jóvenes.
En medio del asalto a la guarida del Shie Hassaikai, los héroes y estudiantes, liderados por Sir Nighteye, avanzaron para rescatar a Eri y detener las operaciones de Kai Chisaki. La información proporcionada por Rui, Senjuro, Kota y Katsuma fue clave para encontrar el lugar exacto donde mantenían a la niña.
A medida que el equipo avanzaba, la guarida se convirtió en un laberinto vivo cuando Joi Irinaka, con su Don, empezó a mover paredes y pisos, separando a los héroes en distintos puntos. La estrategia de Irinaka buscaba agotar y confundir a los héroes, pero Mirio, con su habilidad Permeación, logró atravesar las paredes y se abrió camino hacia el corazón de la guarida, decidido a salvar a Eri.
En otro lugar de la guarida, Tamaki Amajiki (Suneater) enfrentó a tres de las Ocho Balas del Shie Hassaikai, usando su Don para transformarse en distintas criaturas y logrando vencerlos con dificultad. Mientras tanto, Fat Gum y Eijiro Kirishima enfrentaron a Kendo Rappa y Hekiji Tengai en una intensa batalla. Fat Gum, con su Don de absorción de golpes, reunió toda la energía de los ataques enemigos y la devolvió con un poderoso golpe, permitiéndoles superar la barrera de Rappa y Tengai. Con la pelea terminada, Rappa, impresionado por la tenacidad de los héroes, los guió hacia una sala de primeros auxilios para tratar a Kirishima, quien había resultado gravemente herido.
Más adelante, Sir Nighteye, Deku y Shota Aizawa se toparon con los villanos Twice y Himiko Toga, quienes habían sido enviados por la Liga de Villanos para colaborar con el Shie Hassaikai. A pesar de sus esfuerzos, Rock Lock y Shota Aizawa lograron contener a los villanos, lo que permitió a Deku y Nighteye avanzar hacia el área donde mantenían a Eri.
Finalmente, Mirio alcanzó a Chisaki y Eri, enfrentándose a Deidoro Sakaki, quien intentó debilitarlo usando su Don de desequilibrio. Aun así, Mirio resistió y derrotó a Sakaki, dirigiéndose directamente hacia Chisaki para rescatar a Eri. En ese momento, la tensión aumentó cuando comenzó una feroz batalla entre Mirio y Chisaki, quien no dudaba en usar a Eri para sus fines oscuros. La determinación de los héroes y su empeño en salvar a Eri era la única esperanza para poner fin a los experimentos de Chisaki y liberar a la pequeña del sufrimiento.
Tanjiro, impulsado por la ira y el dolor por lo que le hicieron a sus amigos Rui, Senjuro, Kota y Katsuma, y al ver el sufrimiento de Eri y los héroes como Mirio y Sir Nighteye, irrumpió en la habitación donde Overhaul se encontraba acorralado. Sin dudar, Tanjiro desató su furia. Con un movimiento veloz y preciso de su katana, cortó las manos de Overhaul, desarmándolo y dejando al temido líder de los Shie Hassaikai a merced de los héroes.
Sin embargo, en lugar de quitarle la vida, Tanjiro apuntó la katana al cuello de Overhaul, su mirada ardiendo de determinación. La bondad que aún conservaba lo contuvo de acabar con su enemigo, aunque no dudó en dejarle una advertencia clara y firme.
Overhaul, ahora indefenso y temblando de miedo ante la presencia de Tanjiro, comprendió que había perdido. Los héroes pronto lo entregarían a la justicia, y su poder y control sobre Eri, los demonios reformados y su cruel imperio habían llegado a su fin.
Después de la difícil misión y con Eri finalmente a salvo, Tanjiro decidió llevarla a un lugar donde ella pudiera encontrar algo de consuelo. La llevó al sanatorio donde Rui, Senjuro, Kota y Katsuma se encontraban recuperándose, pues el trauma y los experimentos de Overhaul los habían dejado en un estado frágil, atrapados en su propio sufrimiento.
Cuando Eri entró y vio a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma, ellos alzaron la vista, y al reconocerla, sus ojos se iluminaron con un atisbo de esperanza y calidez. A pesar de su estado mental, sintieron una profunda conexión con Eri, quien había compartido un destino similar. Con brazos temblorosos, la abrazaron con suavidad, llamándola "hermanita" con ternura.
El gesto fue suficiente para que Eri también sintiera un poco de la familia que siempre había deseado. Con los cuidados de Tanjiro, Shinobu y Tamayo, quizás estos lazos podrían ayudar a sanar a todos ellos.
Tamayo, Yushiro y Shinobu se reunieron con los Pilares, Tanjiro y otros héroes en una sala del sanatorio, donde la atmósfera era tensa pero esperanzadora. Al ver a Eri interactuar con Rui Ayaki, Senjuro, Kota y Katsuma, su conexión instantánea fue evidente.
Tamayo tomó la palabra, su voz suave pero firme. "Eri necesita tiempo para curarse de su trauma. Aquí, con Rui, Senjuro, Kota y Katsuma, podrá encontrar un entorno seguro y familiar. Ellos también han pasado por experiencias similares y pueden comprender su dolor de una manera que otros no pueden."
Yushiro asintió, añadiendo: "Además, la presencia de Eri podría ser un faro de esperanza para ellos. Necesitan recuperarse, y ella puede ayudarlos a sanar. Juntos, podrían encontrar la fuerza que cada uno necesita."
Shinobu, con su característica dulzura, sonrió. "Es un riesgo, pero es una oportunidad para que todos aprendan a sanar. Eri tiene un corazón fuerte, y al estar con ellos, tal vez puedan formar un lazo que les brinde a todos el apoyo que necesitan."
Los Pilares y los héroes miraron a Tanjiro, quien comprendió el sentido de la propuesta. "Si todos están de acuerdo, entonces hagámoslo. Eri merece un lugar donde pueda sentirse segura, y estos demonios han demostrado ser inocentes. Merecen una segunda oportunidad."
Con ese consenso, decidieron que Eri se quedaría con Rui, Senjuro, Kota y Katsuma. La decisión estaba llena de esperanza, y todos sintieron que, tal vez, esta nueva familia podría encontrar la redención y la paz que tanto anhelaban.
A medida que pasaban los días en el sanatorio, Eri se adaptó rápidamente a su nuevo entorno con Rui Ayaki, Senjuro, Kota y Katsuma. Su relación creció más allá de la simple convivencia; se convirtió en una verdadera familia.
Rui, con su naturaleza protectora, se convirtió en el hermano mayor que siempre había deseado ser. A menudo se le veía jugando con Eri, mostrándole cómo hacer pequeñas manualidades y compartiendo historias sobre su vida, lo que ayudaba a la niña a olvidar, aunque fuera por un momento, el trauma que había vivido.
Senjuro, con su dulzura y paciencia, se tomó el tiempo para escuchar a Eri. Siempre la alentaba a expresarse, y poco a poco, ella comenzó a abrirse, compartiendo sus pensamientos y sentimientos. Los momentos en los que Senjuro la consolaba y le decía que todo estaría bien se convirtieron en anclas para su recuperación emocional.
Kota y Katsuma, por su parte, aportaron una energía juguetona a la relación. Los cuatro pasaban horas jugando, riendo y explorando el sanatorio. Eri empezó a sonreír con más frecuencia, y sus risas resonaban por los pasillos, llenando el lugar de una calidez que todos apreciaban.
La conexión entre Eri y sus nuevos hermanos se fortaleció, y ella comenzó a referirse a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma como "hermanos". Para Eri, no solo eran demonios que habían dejado atrás su oscuro pasado; eran su familia, aquellos que le brindaban amor, comprensión y un sentido de pertenencia que nunca había experimentado antes.
La relación les dio a todos la fuerza necesaria para enfrentar sus propios demonios, y juntos, comenzaron a sanar, encontrando consuelo en la unidad que habían formado.
En la fortaleza de Muzan Kibutsuji, el ambiente estaba cargado de tensión tras recibir la noticia sobre el rescate de Eri y la liberación de Rui, Senjuro, Kota y Katsuma. Muzan, rodeado por las Seis Lunas Superiores, frunció el ceño, sus ojos destilando una ira helada. Los demonios se miraron entre sí, conscientes de la gravedad de la situación.
Kokushibo, con su imponente presencia, fue el primero en hablar. "No podemos permitir que esos traidores sigan vagando libres. Han traicionado nuestro pacto y ahora se han aferrado a la debilidad de los humanos, una niña en este caso. Debemos actuar rápidamente."
Doma, con una sonrisa inquietante, añadió: "La niña es un recurso valioso. Si Overhaul la estaba usando para experimentar, podríamos aprovechar eso a nuestro favor. Tal vez no necesitemos destruirla, sino utilizarla para atraer a Rui y los demás."
Akaza, siempre ansioso por la lucha, golpeó la mesa con su puño. "¡No! ¡Quiero que los capturemos y los castiguemos! No me importa la niña; lo que necesito es demostrarles que no pueden escapar de nosotros. Son demonios débiles que no deberían haber sido perdonados."
Nakime, con su tono calmado pero firme, intervino: "Esos cuatro son fáciles de manipular. Podemos usar sus sentimientos por la niña en nuestra ventaja. Si logramos capturarla de nuevo, Rui, Senjuro, Kota y Katsuma vendrán a buscarla, y ahí es cuando podemos acabar con ellos."
Gyokko, siempre hablando en enigmas, propuso: "Podríamos crear un escenario donde todos los humanos y los traidores se crucen. La desesperación de Rui y los otros será su perdición. El arte de la manipulación está en hacerlo parecer un acto de amor, mientras se cierne sobre ellos el peligro."
Finalmente, Kaigaku, quien había sido un recién llegado al grupo, pero cuyo deseo de probarse a sí mismo era evidente, se levantó de su asiento. "Permítanme a mí. He aprendido a manejar el miedo. Puedo ir y asustar a la niña. Si ella siente el terror de nuevo, esos cuatro demonios vendrán a mí."
Muzan, observando el fervor de sus Lunas, asintió con aprobación. "Es hora de demostrar que no importa cuánto intenten huir de su pasado, siempre regresarán a nosotros. Movamos nuestras piezas en el tablero. La debilidad de los traidores será nuestra victoria, y la niña, Eri, será la clave para su ruina."
La reunión concluyó con un aire de anticipación oscura. Sabían que su estrategia era arriesgada, pero la posibilidad de recuperar a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma, junto con el control sobre Eri, era un objetivo demasiado atractivo como para dejarlo escapar. La guerra entre el bien y el mal estaba lejos de terminar, y esta vez, las sombras estaban a su favor.
En el manicomio, Rui, Senjuro, Kota y Katsuma estaban reunidos con Tamayo, buscando una forma de ayudar a Eri a sanar y protegerla de cualquier amenaza futura. Sus corazones latían con preocupación, no solo por el trauma que había sufrido, sino también por el peligro inminente que representaban Muzan y las Lunas Superiores.
Rui, tomando la iniciativa, miró a Tamayo con determinación. "Tamayo, necesitamos que le inyectes a Eri una mezcla de sangre de Nezuko y un poco de mi sangre. Si se convierte en demonio, tendrá la fuerza y la regeneración necesarias para defenderse. No podemos permitir que vuelva a ser un objetivo de esos monstruos."
Senjuro asintió, apoyando la idea. "Además, si Eri se convierte en demonio, estará más segura con nosotros. Ya no será una presa fácil. La protegeremos a toda costa."
Kota y Katsuma intercambiaron miradas, sintiendo la urgencia de la situación. "Es arriesgado, pero Eri necesita la protección que solo nosotros podemos ofrecerle. Si su vida está en peligro, debemos hacer todo lo posible para asegurar su bienestar," dijo Kota.
Tamayo miró a los cuatro jóvenes con compasión. Sabía lo mucho que significaba Eri para ellos y cómo la niña había sufrido. Sin embargo, también era consciente de las consecuencias de convertirla en demonio. "Entiendo lo que están diciendo, pero hay que tener cuidado. La transformación no solo le dará poder, también cambiará su vida por completo. Debemos estar seguros de que ella estará dispuesta a aceptar esto."
Rui se acercó a Tamayo, su mirada llena de sinceridad. "Eri ya nos considera sus hermanos. Si la convertimos, le daremos la oportunidad de tener una vida más fuerte y libre de sufrimiento. No puedo soportar la idea de que vuelva a ser atrapada o utilizada como un experimento."
Tamayo suspiró, reflexionando sobre sus palabras. "Si decides hacerlo, prometo que estaré a tu lado y haré todo lo posible para asegurarme de que la transformación sea lo más suave posible. Pero es importante que Eri entienda lo que implica esta decisión."
Con determinación, Rui y los demás miraron hacia donde Eri estaba, jugando con algunos juguetes, su inocencia brillando en medio de todo el caos que las rodeaba. "Debemos hablar con ella," dijo Katsuma. "Ella tiene que ser parte de esta decisión."
Los cuatro se acercaron a Eri, sintiendo la mezcla de esperanza y temor por lo que estaban a punto de proponerle. Era un momento crítico, y sabían que debían actuar con cuidado.
Eri, con un brillo decidido en sus ojos, asintió ante la propuesta de Rui y sus amigos. "Quiero ser fuerte y protegerlos," dijo, su voz llena de determinación. Rui, Senjuro, Kota y Katsuma sonrieron, sintiendo una mezcla de alivio y orgullo por la decisión de Eri.
Tamayo se preparó, explicando el proceso a Eri para que supiera qué esperar. "Esto será un cambio importante para ti, Eri. La sangre de Nezuko te dará la habilidad de regenerarte y fuerza sobrehumana, mientras que un poco de la sangre de Rui te ayudará a mantener un control sobre tu nuevo poder. ¿Estás lista?"
Eri respiró hondo, mirándolos a todos con confianza. "Estoy lista."
Con ese acuerdo, Tamayo procedió a inyectar la mezcla de sangre en Eri. En el momento en que la aguja penetró su piel, una energía vibrante recorrió su cuerpo. Eri sintió una oleada de poder, una calidez que llenó su ser. Rui, Senjuro, Kota y Katsuma la rodearon, sosteniéndola mientras el proceso se desarrollaba.
En cuestión de momentos, Eri se desplomó un poco, su cuerpo adaptándose a la nueva energía que fluía por sus venas. Cuando finalmente se estabilizó, un brillo sutil apareció en sus ojos, y una sonrisa emergió en su rostro. "¡Lo logré!" exclamó, sintiendo una nueva fuerza.
Los chicos, emocionados, comenzaron a entrenar a Eri. "Primero, debes acostumbrarte a tu nueva fuerza," dijo Senjuro, guiándola a través de movimientos básicos de combate. "Recuerda, no solo tienes poder; también necesitas aprender a controlarlo."
Kota y Katsuma trabajaron con ella en su agilidad, mostrándole cómo moverse con rapidez y precisión. "No te dejes llevar solo por la fuerza. La velocidad y la técnica son igual de importantes," dijo Kota, animándola.
Rui se centró en enseñarle a utilizar su capacidad de regeneración. "Esto te permitirá recuperarte de cualquier golpe. Pero debes aprender a no depender solo de ello. Cada vez que caigas, levántate con más determinación," explicó, mostrando sus propias cicatrices y cómo había aprendido a manejar el dolor.
Con el tiempo, Eri se volvió cada vez más hábil, aprendiendo a canalizar su energía de una manera efectiva. Los entrenamientos no solo fortalecieron su cuerpo, sino también el vínculo entre ellos. Se reían, compartían historias y alentaban a Eri en cada paso del camino.
Eri, ahora convertida en una joven demonio con el poder de proteger a sus nuevos hermanos, sentía que finalmente había encontrado su lugar. A pesar de su pasado traumático, estaba decidida a ser fuerte y luchar junto a Rui, Senjuro, Kota y Katsuma, enfrentándose a cualquier desafío que se interpusiera en su camino.
Después de recibir la inyección de sangre de Nezuko, Eri comenzó a experimentar cambios notables en su cuerpo y habilidades. Ahora poseía los mismos poderes que Nezuko, lo que la convirtió en una joven demonio formidable.
Nuevas Habilidades de Eri
Regeneración Rápida: Al igual que Nezuko, Eri podía sanar rápidamente de heridas, lo que la hacía casi indestructible en combate. Este poder le daba la confianza para lanzarse a la batalla sin miedo a los daños.
Fuerza Sobrehumana: Eri descubrió que su fuerza aumentaba significativamente, permitiéndole realizar hazañas que antes le parecerían imposibles, como levantar objetos pesados o derribar enemigos más grandes que ella.
Agilidad Mejorada: La velocidad y agilidad de Eri aumentaron, permitiéndole esquivar ataques con facilidad y moverse rápidamente por el campo de batalla, al igual que Nezuko.
Uso de Sangre Demoníaca: Con la sangre de Rui Ayaki combinada, Eri podía utilizar técnicas únicas que incorporaban su nueva energía demoníaca, dándole un estilo de combate distinto.
Potencial de Combate: Rui, Senjuro, Kota y Katsuma comenzaron a enseñarle técnicas de combate basadas en sus propias habilidades y en las de Nezuko. Eri aprendió a usar su fuerza y velocidad en conjunto, ejecutando ataques rápidos y poderosos.
Entrenamiento y Crecimiento
Durante las sesiones de entrenamiento, Rui la guiaba en el uso de su regeneración para soportar golpes mientras aprendía a contraatacar. Senjuro le enseñaba movimientos de combate más técnicos, ayudándola a aprovechar al máximo su nueva agilidad. Kota y Katsuma la motivaban a experimentar con su fuerza, asegurándose de que se sintiera cómoda y segura al usar sus poderes.
A medida que pasaba el tiempo, Eri se volvió más segura de sí misma y de sus habilidades. No solo estaba adquiriendo habilidades físicas, sino que también estaba forjando un fuerte vínculo emocional con Rui, Senjuro, Kota y Katsuma. Se convirtió en una hermana valiente y decidida, dispuesta a luchar por aquellos a quienes amaba.
Con Eri a su lado, el grupo se sentía más completo y preparado para enfrentar los desafíos que venían, convencidos de que juntos podrían superar cualquier obstáculo.
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