capitulo 6


Rui Ayaki, junto a Monoma, Shinso, Senjuro y Kota, llegaron a la tranquila Isla Nabu, un lugar apartado del bullicio del mundo, donde buscaban establecerse temporalmente después de haberse transportado desde su territorio en el Distrito Rojo. La brisa marina y el sonido de las olas les daban una extraña sensación de calma, pero sabían que no podían bajar la guardia.

Al llegar, se encontraron con Sr. Shimano, un hombre humilde y trabajador que vivía en la isla junto a sus dos hijos, Katsuma y Mahoro Shimano. Los niños, al principio, miraron con curiosidad a los recién llegados, especialmente porque los hermanos Shimano habían escuchado rumores sobre demonios y héroes. La presencia de Rui y su grupo les inspiraba tanto temor como fascinación.

El Sr. Shimano, con una sonrisa amable, se acercó a darles la bienvenida. "Bienvenidos a Isla Nabu. No solemos recibir muchas visitas aquí. ¿Qué los trae por estos lugares?"

Monoma, siempre arrogante, fue el primero en responder. "Estamos buscando un lugar tranquilo donde... 'descansar' por un tiempo. No somos los típicos turistas."

Shinso, con su carácter reservado, simplemente observaba a los niños. Katsuma, un niño con un corazón puro y el deseo de ser un héroe, miraba especialmente a Senjuro con admiración. Había algo en Senjuro que le recordaba a los héroes que había admirado toda su vida. Mientras tanto, Mahoro, la hermana mayor, mantenía una actitud más cautelosa y protectora hacia su hermano, desconfiando de los recién llegados.

Rui, envuelto en una manta, se acercó al Sr. Shimano con una expresión calmada pero enigmática. "Estamos aquí para observar... y quizás proteger esta isla de las amenazas que se avecinan. No queremos causar problemas, solo asegurarnos de que todo esté en orden."

El Sr. Shimano asintió, sintiendo que había algo diferente en estos visitantes. No sabía qué tipo de poder tenían, pero sentía que eran más de lo que aparentaban.

Mahoro, notando la forma en que su padre aceptaba a los extraños, cruzó los brazos y susurró a su hermano: "No me gustan. Hay algo raro en ellos, Katsuma."

Katsuma, sin embargo, parecía intrigado. "Tal vez son como los héroes que nos salvaron la última vez."

La familia Shimano no podía prever la complejidad de la situación que estaba por desarrollarse en la isla. Mientras los recién llegados intentaban pasar desapercibidos, el poder y las influencias de los demonios y héroes se iban a cruzar en Isla Nabu.

Kota, observando a Rui Ayaki aún cubierto con su manta, no pudo evitar preguntar con una sonrisa divertida: "Rui Ayaki, ¿aún tienes la manta puesta?"

Rui, algo desconcertado, miró su propia ropa y se dio cuenta de que seguía envuelto en la manta grande que había estado usando desde su salida del territorio. "¡Pero qué rayos me pasa! ¡Se me olvidó quitármela!" exclamó, confundido pero sin perder su calma.

Shinso, Monoma y Senjuro no pudieron contenerse y empezaron a reírse a carcajadas, disfrutando del pequeño momento de distracción. Shinso, entre risas, comentó: "No es común que veamos a un demonio tan poderoso olvidarse de algo tan básico."

Kota, por otro lado, simplemente asintió y añadió: "Yo al menos me puse un short y una camisa. No quiero andar por aquí llamando tanto la atención." Luego, le lanzó una mirada a Katsuma y Mahoro, quienes observaban la escena con asombro y una mezcla de nerviosismo.

El Sr. Shimano, tratando de mantener la cortesía, sonrió amablemente. "Parece que todos tienen su propio estilo, ¿verdad?" dijo mientras observaba cómo los jóvenes se comportaban con tanta ligereza, algo que aliviaba un poco las tensiones iniciales.

Katsuma, aún intrigado por la extraña y poderosa presencia de Rui y su grupo, se acercó un poco más a Kota. "Tú... ¿eres también un héroe? ¿O eres como ellos?" preguntó, señalando discretamente a los otros.

Mahoro, sin embargo, permanecía cerca de su padre, observando la situación con más cuidado y cautela, sin saber qué esperar realmente de estos visitantes tan poco convencionales.

Cuando Rui Ayaki preguntó con una voz calmada, "¿Qué hora es?", el Sr. Shimano respondió sin pensarlo mucho: "Son las 5:50."

Al escuchar la respuesta, Rui, Monoma, Shinso, Senjuro y Kota se pusieron pálidos de inmediato. Sus ojos se abrieron de par en par mientras miraban el horizonte, viendo los primeros rayos del sol asomarse. Sin decir una palabra más, los cinco se levantaron y corrieron a toda velocidad hacia el bosque cercano, buscando refugio.

El Sr. Shimano, junto a sus hijos Katsuma y Mahoro, se quedaron completamente sorprendidos por lo que acababan de presenciar. Katsuma, con los ojos muy abiertos, fue el primero en murmurar lo que todos estaban pensando: "Son... demonios."

Mahoro, aún procesando la escena, miró a su padre con preocupación. "¿Qué hacemos ahora, papá?"

El Sr. Shimano, con una mezcla de miedo y asombro, no pudo responder de inmediato, pero comprendió la gravedad de la situación. Sabía que los demonios no eran seres comunes y que su presencia traía consigo peligros desconocidos.

El Sr. Shimano junto a sus hijos, Katsuma y Mahoro, se acercaron cautelosamente al lugar donde habían visto a Rui Ayaki, Monoma, Shinso, Senjuro y Kota temblando, ocultos en las sombras de los árboles del bosque. A pesar del temor que sentían, no podían dejar de observar a los demonios. Los vieron murmurar entre ellos, con expresiones de angustia y dolor.

Rui Ayaki, con una voz llena de frustración, exclamó: "¿Por qué no podemos estar como los humanos? Nosotros sacrificamos nuestra humanidad para vivir más, para tener poder... pero el sol... el sol es nuestra maldición."

Monoma, apoyado contra un tronco, añadió con un tono sombrío: "Es irónico, ¿verdad? Ganamos tanto, pero perdimos la libertad de caminar bajo el sol."

Senjuro, con el rostro abatido, miró el cielo enrojecido por el amanecer y susurró: "Nosotros elegimos este camino. Tal vez... es lo que merecemos."

Kota, abrazando sus rodillas y mirando hacia el suelo, murmuró: "Solo quería ser fuerte... pero nunca pensé que el sol se convertiría en mi peor enemigo."

Los hermanos Shimano escuchaban con asombro. Para ellos, estos seres que habían visto como poderosos y peligrosos, ahora parecían vulnerables y atrapados en una maldición que les quitaba lo más simple: vivir bajo la luz del día.

Katsuma, siempre curioso, preguntó en voz baja: "¿Será posible... que también deseen ser humanos otra vez?"

El Sr. Shimano, sin apartar la mirada de los demonios, respondió con un tono pensativo: "Puede que deseen muchas cosas, pero una vez que sacrificas tu humanidad, no siempre hay un camino de regreso."

Rui Ayaki, con el rostro serio y aún temblando por la luz del sol, miró al Sr. Shimano y a sus hijos Katsuma y Mahoro. "No hay nada que hacer hasta que el sol se vaya. No avisen a nadie... Si no me creen, miren esto."

Lentamente, Rui extendió su mano hacia el sol naciente, dejando que un rayo de luz tocara la punta de su dedo. Al instante, su piel comenzó a chisporrotear y a carbonizarse. El dolor era evidente en su expresión, pero lo soportó mientras su dedo se desintegraba en polvo ante los ojos de los Shimano.

El Sr. Shimano, asombrado, vio cómo Rui apartaba su mano rápidamente, el dedo hecho cenizas. Pero, poco a poco, y aunque con gran esfuerzo, el dedo comenzó a regenerarse. A diferencia de la regeneración instantánea que habían esperado, este proceso era más lento, mostrando lo debilitado que estaba por la exposición a la luz solar.

"¿Ven?" dijo Rui con una sonrisa amarga, mostrando su dedo ahora completamente regenerado. "Éste es el precio que pagamos. Nos recuperamos, pero el sol... es implacable."

Katsuma y Mahoro estaban atónitos, comprendiendo ahora la vulnerabilidad de los demonios a la luz solar. El Sr. Shimano, todavía en shock por lo que acababa de presenciar, asintió lentamente, manteniendo su promesa de no revelar nada. La familia sabía que se enfrentaban a seres poderosos, pero también malditos por una debilidad devastadora.

El Sr. Shimano, junto a sus hijos Katsuma y Mahoro, regresaron más tarde ese día para asegurarse de que Rui Ayaki, Monoma, Shinso, Senjuro, y Kota estuvieran bien. Sin embargo, al llegar al lugar, se encontraron con un gran hoyo en el suelo, como si alguien hubiera excavado desesperadamente.

Al asomarse, vieron un túnel de tierra recién hecho. Katsuma y Mahoro estaban sorprendidos, intercambiando miradas nerviosas. El Sr. Shimano observó el túnel con preocupación. Sabía que los demonios habían sido acorralados por la luz del sol y no tenían otra opción más que esconderse bajo tierra para sobrevivir.

"¿Papá...? ¿De verdad son demonios?", preguntó Mahoro con una mezcla de asombro y temor en su voz. Katsuma asintió, todavía procesando lo que había visto.

"Sí, lo son... pero también están sufriendo por ello", dijo el Sr. Shimano, mientras inspeccionaba el túnel, pensando en el precio que pagaban por ser demonios. Sabía que no debía interferir, pero no podía evitar sentirse conflictuado.

Cuando Tanjiro y Zenitsu llegaron, notaron al Sr. Shimano junto a sus hijos Katsuma y Mahoro, quienes parecían algo nerviosos. Tanjiro observó un extraño montículo de tierra y una roca cubriendo lo que parecía ser un hoyo, pero no mencionó nada al respecto. El Sr. Shimano, intentando mantener la calma, les ofreció a Tanjiro y Zenitsu entrar a su casa.

"Vengan, descansen un poco", dijo el Sr. Shimano, haciendo un gesto para que lo siguieran. Tanjiro, con una sonrisa amable, aceptó la oferta. Mientras caminaban hacia la casa, Tanjiro hizo un gesto hacia la caja que llevaba en la espalda. "Puedes salir, Nezuko", dijo suavemente. De la caja emergió Nezuko, quien tomó su tamaño normal, con el bambú en su boca, observando con curiosidad a los presentes.

Los ojos de Katsuma y Mahoro se agrandaron al ver a Nezuko. "Es... ¿es un demonio?", preguntó Mahoro, con una mezcla de miedo y asombro.

Tanjiro asintió con calma y respondió, "Sí, es mi hermana. Pero no ataca a los humanos. Nezuko ha aprendido a controlar sus instintos y proteger a las personas".

El Sr. Shimano y sus hijos quedaron sorprendidos por las palabras de Tanjiro, pero al ver la serenidad de Nezuko, comenzaron a relajarse un poco. Katsuma, recordando lo que había visto antes con los otros demonios escondidos bajo tierra, no pudo evitar pensar en lo compleja que era esta situación.

Tanjiro, con la voz llena de convicción, miró al Sr. Shimano y sus hijos. "Quiero ayudar a Rui Ayaki, Monoma, Shinso, Senjuro y Kota a liberarse de Muzan Kibutsuji. Ellos no tienen por qué seguir bajo su control, pueden ser como Nezuko, demonios que no dependen de él y no necesitan atacar a los humanos."

Zenitsu, quien estaba a su lado, asintió ligeramente, aunque se notaba algo tenso. "¿De verdad crees que eso es posible? Han estado bajo la influencia de Muzan por tanto tiempo..."

Tanjiro lo interrumpió con seguridad. "Sí, lo creo. Nezuko ha demostrado que un demonio puede resistir los impulsos de la carne humana. Si logramos romper el control de Muzan sobre ellos, podrán ser libres."

El Sr. Shimano, aún sorprendido, preguntó con curiosidad. "¿Cómo sabes tanto sobre ellos?"

Tanjiro bajó un poco la cabeza, recordando lo que había investigado. "Antes de ser demonio, Rui Ayaki se llamaba Izuku. Fue manipulado por Muzan, al igual que muchos otros. Si puedo ayudarlos, podríamos salvar sus vidas y evitar más destrucción."

Katsuma y Mahoro escuchaban con atención, impresionados por la determinación de Tanjiro. Mientras tanto, Zenitsu miraba a Nezuko, viendo cómo ella representaba la esperanza de que los demonios, aunque maldecidos, pudieran redimirse.

"¿Y cómo piensas hacerlo?", preguntó Mahoro con curiosidad.

Tanjiro apretó el puño con determinación. "Voy a encontrar la forma de romper los lazos que los unen a Muzan. Y no descansaré hasta que lo logre."

Tanjiro, al sentir un olor familiar, reaccionó instintivamente y se lanzó a correr. "¡Zenitsu, quédate aquí!" gritó mientras quitaba rápidamente la roca que cubría el escondite. Frente a él estaban Rui Ayaki, Monoma, Shinso, Senjuro, y Kota, todos temblando y asustados, escondidos en la oscuridad del túnel.

Los ojos de Rui Ayaki se abrieron de par en par cuando vio a Tanjiro. "¡No te acerques!" gritó en un tono de pánico.

Monoma y Shinso también lo miraron con desconfianza, y Senjuro, aunque conocía a Tanjiro, se veía nervioso. Kota, siendo el más joven, se aferraba a Senjuro con miedo.

El Sr. Shimano y sus hijos, Katsuma y Mahoro, observaron desde la distancia, perplejos por la situación.

Tanjiro levantó las manos, mostrando que no tenía intención de hacerles daño. "No voy a hacerles nada. Solo quiero ayudarlos."

En ese momento, Zenitsu apareció, jadeando por la carrera. "¡Tanjiro, traje algunas mantas!" dijo mientras cargaba varias piezas de ropa y mantas para cubrir a los demonios. Tanjiro rápidamente tomó una de las mantas y se acercó con cuidado.

"Están seguros. El sol ya no los tocará aquí, y nadie más vendrá a atacarlos. Solo quiero hablar con ustedes," dijo Tanjiro en un tono calmado, mientras les ofrecía las mantas.

Rui Ayaki, aún desconfiado, pero notando que Tanjiro no quería hacerles daño, tomó la manta y comenzó a cubrirse, al igual que los demás. La situación seguía tensa, pero al menos, por el momento, estaban a salvo.

"Tenemos que encontrar una solución... No pueden seguir huyendo del sol y de Muzan para siempre," murmuró Tanjiro con preocupación.

Tanjiro miró con preocupación a Rui Ayaki, Monoma, Shinso, Senjuro, y Kota mientras temblaban y lloraban, claramente aterrados. Sabía lo que significaba: no podían pronunciar el nombre de Muzan sin enfrentar terribles consecuencias.

El Sr. Shimano y sus hijos, Katsuma y Mahoro, miraban la escena confundidos. Mahoro, con una expresión desafiante, levantó la voz y preguntó con insistencia: "¡Díganme cómo se llama el rey demonio!"

Los cinco demonios reaccionaron al instante. Rui Ayaki se llevó las manos a la cabeza, cerrando los ojos con fuerza. Monoma, Shinso, Senjuro, y Kota comenzaron a temblar aún más, sus cuerpos inmovilizados por el miedo. Las lágrimas corrían por las mejillas de Senjuro y Kota, mientras el pánico los abrumaba.

"No... no podemos..." murmuró Rui Ayaki, su voz quebrándose. "Si decimos su nombre... moriremos...".

Monoma, en un raro momento de vulnerabilidad, asintió con la cabeza, incapaz de articular más palabras. Shinso miró al suelo, sus labios temblorosos, y Senjuro, todavía aferrado a Kota, murmuró con voz entrecortada, "Nos castigará... nos destruirá si lo decimos..."

Tanjiro dio un paso adelante, protegiéndolos. "¡No los presionen! No pueden pronunciar su nombre. Es parte del control que Muzan tiene sobre ellos. Si lo hacen, mueren en el acto."

El Sr. Shimano, Katsuma, y Mahoro quedaron atónitos ante esta revelación. La gravedad de la situación se hizo evidente para ellos.

Tanjiro suspiró profundamente. "Lo importante ahora es que los mantengamos a salvo y busquemos una manera de liberarlos de esa maldición. No deberían vivir con este miedo constante..."

Tanjiro frunció el ceño mientras escuchaba las palabras del Sr. Shimano y Katsuma. La idea de usar drogas o control mental permanente le parecía peligrosa, pero la mención de un don poderoso como "New Order" captó su atención.

"¿La heroína número uno de los Estados Unidos?" preguntó Tanjiro, intrigado. "Si ese don es tan poderoso como dicen, tal vez podría ser la clave para romper el control de Muzan."

Katsuma asintió emocionado. "Sí, se llama Star and Stripe, y su don 'New Order' le permite imponer reglas a la realidad. Si ella decreta que algo debe funcionar de una cierta manera, lo hace. Podría incluso romper la influencia de Muzan sobre ellos."

Tanjiro reflexionó sobre esta posibilidad. Si alguien como Star and Stripe pudiera imponer una nueva "orden" en la mente de Rui Ayaki y los demás, tal vez podrían ser liberados del control absoluto de Muzan. Pero sabía que no sería fácil contactar a una heroína de ese calibre, y aún más complicado convencerla de intervenir en una situación tan peligrosa.

"Es una posibilidad interesante," dijo Tanjiro, pensativo. "Pero conseguir la ayuda de alguien como Star and Stripe no será sencillo. Además, tenemos que asegurarnos de que el proceso no los dañe más de lo que ya han sufrido."

Sr. Shimano intervino, con una expresión más seria. "También debemos considerar las consecuencias de usar un don como ese. Alterar la mente de alguien con un poder tan absoluto podría tener efectos secundarios. Tenemos que estar seguros de que es lo correcto."

Zenitsu, que había llegado con mantas para cubrir a Rui Ayaki y los demás, intervino. "Tanjiro, si eso es lo único que puede liberarlos de Muzan, tenemos que intentarlo. No podemos dejarlos así."

Tanjiro asintió, decidido. "Lo pensaré bien, pero ahora lo más importante es mantener a Rui Ayaki, Monoma, Shinso, Senjuro, y Kota a salvo del sol y de cualquier amenaza."

La conversación quedó en suspenso mientras Tanjiro se preparaba para buscar la manera de liberar a los demonios del control de Muzan, sabiendo que el tiempo no estaba de su lado.

Cuando el cuervo llegó volando al cuartel de los cazadores de demonios, Kagaya Ubuyashiki y los Pilares estaban reunidos discutiendo estrategias. El cuervo se posó en la mesa, y con su voz inconfundible, anunció el mensaje de Tanjiro:

"¡Mensaje de Tanjiro Kamado! Ha encontrado a Rui Ayaki y su familia. Quiere liberarlos del control de Muzan. Propone usar el don de la heroína número uno de Estados Unidos, Star and Stripe, junto con una droga de dones mentales."

Los Pilares reaccionaron de inmediato. Sanemi, el Pilar del Viento, frunció el ceño, cruzando los brazos con desconfianza. "¿Liberar a demonios del control de Muzan? ¿Incluso si eso es posible, podemos confiar en ellos?"

Mitsuri, la Pilar del Amor, habló con más compasión. "Si Tanjiro cree que pueden ser liberados, tal vez debamos darle una oportunidad. Él confía en que pueden cambiar, como pasó con su hermana Nezuko."

Kagaya, siempre sereno, reflexionó sobre el mensaje. "Es una propuesta interesante, pero depender de un héroe extranjero y una droga mental es un riesgo enorme. No sabemos si eso será suficiente para vencer el control absoluto de Muzan."

Tomioka, el Pilar del Agua, que ya había demostrado su confianza en Tanjiro antes, habló con calma. "Si Tanjiro lo sugiere, es porque ve algo en ellos que merece ser salvado. Nezuko es prueba de que los demonios pueden vivir sin atacar humanos."

Iguro, el Pilar de la Serpiente, se mantuvo escéptico. "Pero el poder de Muzan es absoluto. Hemos visto cómo puede destruir a los demonios si lo mencionan, o incluso si tratan de rebelarse. ¿Realmente creen que un poder extranjero podrá derrotar eso?"

Kagaya, con una expresión seria, miró a todos los Pilares. "Si existe una mínima posibilidad de liberar a Rui Ayaki y su familia, y con ello debilitar el control de Muzan, debemos considerarla. Además, es crucial explorar cualquier opción para derrotar al rey demonio."

"Enviaré un mensaje a Star and Stripe, solicitando su ayuda. Si está dispuesta a usar su don para liberar a los demonios, podríamos tener una oportunidad que jamás hubiéramos imaginado."

Los Pilares asintieron, aunque con diferentes grados de preocupación y esperanza. La decisión de contactar a la heroína de Estados Unidos marcaba un nuevo rumbo en la lucha contra Muzan Kibutsuji. Si lograban alinear los recursos correctos, tal vez encontrarían el poder necesario para finalmente derrotar al rey demonio y liberar a los demonios atrapados bajo su control.

En el laboratorio de Shinobu en la Mansión de las Mariposas, Shinobu Kocho y Tamayo, la demonio médica, trabajaban intensamente en la creación de la droga que tendría el poder de romper el control mental de Muzan Kibutsuji sobre los demonios. Usaban una muestra de la sangre de Nezuko, que había demostrado ser resistente al control de Muzan, y una pequeña cantidad de la sangre de Muzan que Rui Ayaki había guardado para usar en Kota.

"Esta mezcla es compleja, pero si logramos combinar las propiedades únicas de la sangre de Nezuko con la naturaleza corrosiva de la de Muzan, podríamos crear una droga que rompa su control," dijo Tamayo, mientras ajustaba el flujo de un compuesto en un matraz.

Shinobu, concentrada, añadió: "Y los dones mentales ayudarán a estabilizar la mente de los demonios. Necesitamos que se mantengan fuertes y conscientes durante el proceso, o de lo contrario podría ser peligroso."

Mientras trabajaban, la puerta se abrió y la heroína número uno de Estados Unidos, Star and Stripe, entró en el laboratorio, vestida con su imponente uniforme. Su presencia era como una ráfaga de energía. Al ver a Rui Ayaki, Monoma, Shinso, Senjuro, y Kota temblando en una esquina, se dio cuenta de la gravedad de la situación.

Rui Ayaki y los demás demonios la miraron con temor. Sabían que era poderosa, y el hecho de que estuviera allí para ayudar a liberarlos de Muzan era casi increíble. Star and Stripe caminó hacia ellos, notando el miedo en sus ojos, especialmente en Rui.

"¿Son ellos los demonios que queremos liberar?" preguntó con una voz firme, observando cómo sus cuerpos temblaban de terror.

Shinobu asintió mientras continuaba trabajando. "Sí. Han estado bajo el control de Muzan, y lo que ves es el resultado de años de manipulación y miedo. Creemos que con tu don, New Order, podemos darles una oportunidad de liberarse."

Star and Stripe se arrodilló frente a Rui Ayaki, Monoma, Shinso, Senjuro, y Kota, mostrándoles una mirada llena de determinación. "Escuchen, sé que tienen miedo, pero si me dejan, puedo ayudarlos a romper las cadenas que los atan. Mi don tiene la capacidad de reescribir las reglas de la realidad. Puedo hacer que el control de Muzan sobre ustedes se debilite, pero necesitaré su fuerza de voluntad para soportarlo."

Rui, aún temblando, habló con voz baja y nerviosa: "¿De verdad... podemos ser libres? ¿Sin tener que obedecerlo más?"

Star and Stripe asintió con confianza. "Sí, pero necesitarán resistir el dolor y el control. Si confían en mí y en la droga que están preparando Shinobu y Tamayo, podremos derrotar a Muzan desde dentro. No más miedo. No más esclavitud."

Senjuro, que siempre había sido el más optimista del grupo, miró a Rui y los demás con valentía. "Yo quiero intentarlo... quiero ser libre."

Monoma y Shinso intercambiaron miradas, sabiendo que la libertad era algo que ya no podían ignorar.

Star and Stripe se levantó y se preparó. "Muy bien, déjenme hacer mi parte. Ustedes prepárense para resistir."

Mientras Shinobu y Tamayo finalizaban la droga, la heroína de Estados Unidos se preparó para usar New Order, dispuesta a hacer lo que fuera necesario para liberar a estos demonios del control de Muzan.

Mientras Shinobu y Tamayo inyectaban la droga creada con la mezcla de la sangre de Nezuko y Muzan, la tensión en el ambiente era palpable. Rui Ayaki, Monoma, Shinso, Senjuro, y Kota comenzaron a temblar violentamente cuando la droga se dispersó por sus cuerpos demoníacos. Sus ojos se abrieron desmesuradamente por el dolor mientras luchaban contra el control mental que Muzan había impuesto durante años.

Star and Stripe, de pie junto a ellos, con su poder activado, pronunció con determinación: "New Order: que el control mental de Muzan Kibutsuji sobre estos demonios se rompa por completo." Su don se manifestó de inmediato, alterando las reglas de la realidad a su alrededor.

El dolor que sintieron los demonios fue inmenso. Rui gritaba, incapaz de contener el sufrimiento que la ruptura del vínculo con Muzan le provocaba. Monoma y Shinso cayeron de rodillas, luchando por respirar. Senjuro y Kota también estaban en agonía, sus cuerpos temblaban mientras el control de Muzan se deshacía como si fuese arrancado de sus mentes.

En el castillo infinito de Muzan, este sintió la perturbación. Por primera vez en siglos, su control sobre ciertos demonios estaba siendo desmantelado. "¿Quién osa desafiar mi poder?" murmuró con furia mientras sentía cómo el vínculo con Rui Ayaki y su grupo se rompía. El odio en sus ojos creció, pero no podía hacer nada desde la distancia para detener el proceso.

De vuelta en el laboratorio de Shinobu, los cuerpos de Rui Ayaki, Monoma, Shinso, Senjuro, y Kota se convulsionaron por última vez antes de caer inconscientes al suelo, exhaustos. El esfuerzo de liberarse del control mental había sido devastador para sus cuerpos, pero estaban libres. Star and Stripe respiró profundamente, satisfecha de haber logrado su objetivo.

Shinobu se acercó rápidamente para revisar sus signos vitales. "Están vivos, pero muy débiles. Sus cuerpos están adaptándose a la libertad... Esto les llevará tiempo para recuperarse."

Tamayo, con su calmada voz, añadió: "Es normal. La desconexión de un control mental tan profundo siempre deja cicatrices internas. Pero ahora son libres de verdad."

Sr. Shimano, junto a Katsuma y Mahoro, observaban en silencio, impactados por lo que acababan de presenciar. Los demonios que alguna vez fueron controlados por Muzan Kibutsuji ahora yacían inconscientes, pero finalmente libres.

Tanjiro, que había estado observando desde la entrada, asintió con determinación. "Lo logramos... Un paso más cerca de acabar con Muzan para siempre."

Mientras All Might, Inko, Izumi y los estudiantes de las clases 1-A y 1-B observaban desde la distancia, se sintió una mezcla de asombro y respeto por lo que acababan de presenciar. Ver cómo Rui Ayaki, Monoma, Shinso, Senjuro, y Kota eran liberados del control mental de Muzan Kibutsuji a través de la combinación de la droga creada por Shinobu y Tamayo y el increíble poder de Star and Stripe les había dejado boquiabiertos.

All Might, con sus ojos llenos de orgullo, asintió lentamente. "Es un logro increíble. No solo han liberado a esos demonios del control de Muzan, sino que han demostrado que, con el trabajo en equipo, incluso los mayores desafíos pueden ser superados."

Inko, con el rostro lleno de preocupación por lo que acababa de ver, se acercó un poco a Izumi. "Nunca pensé que veríamos algo así... Es increíble lo que estos cazadores y héroes pueden hacer juntos."

Izumi, con una mezcla de fascinación y admiración, observaba a Tanjiro y a los demás. "Tanjiro y los cazadores de demonios... Han estado luchando contra algo tan terrible y oscuro, y sin embargo, siguen adelante. Son como verdaderos héroes también."

Los estudiantes de 1-A y 1-B estaban en silencio. Bakugo, aunque lleno de orgullo, no pudo evitar sentir respeto por la fortaleza de Tanjiro y el resto del grupo que había luchado en el tren. Kirishima, siempre optimista, asintió con fuerza. "¡Eso es lo que significa ser inquebrantable! ¡No importa cuánto dolor o sufrimiento enfrenten, seguirán luchando hasta el final!"

Uraraka, mirando a los demonios ahora liberados, murmuró para sí misma: "Debe haber sido horrible para ellos, estar bajo el control de alguien como Muzan todo ese tiempo..."

Monoma, Shinso, Senjuro, Kota, y Rui Ayaki seguían inconscientes en el suelo, pero Star and Stripe, aún vigilante, sabía que el peor peligro había pasado. Los héroes ahora eran testigos de lo que podía suceder cuando los cazadores de demonios y los héroes colaboraban.

Aizawa, observando a sus estudiantes, cruzó los brazos. "Es una lección para todos ustedes. El mal puede tomar muchas formas, pero siempre hay una manera de pelearlo. Ustedes tendrán que enfrentar pruebas similares como héroes."

Iida levantó la mano de manera formal. "¡Sensei, lo que vimos hoy es un claro ejemplo del sacrificio y el esfuerzo necesarios para proteger a la gente! ¡Nos inspira a ser mejores héroes y ciudadanos!"

La atmósfera estaba cargada de emociones. Tanjiro, volviendo a donde estaban los héroes, fue recibido con miradas de respeto y gratitud. Aunque la batalla para liberar a Rui Ayaki y su familia había sido ardua, este solo era un paso más en la gran lucha contra Muzan Kibutsuji y la oscuridad que aún envolvía al mundo.

Muzan Kibutsuji, lleno de furia al sentir que su control sobre Rui Ayaki y su familia había sido roto, convocó de inmediato a las Seis Lunas Superiores. La atmósfera en el salón oscuro donde se reunieron era sofocante, cargada con la tensión y el terror que solo Muzan podía inspirar en sus sirvientes más poderosos.

Con un golpe seco en el suelo, la figura imponente de Muzan se materializó ante las Lunas Superiores. Su ira era palpable, sus ojos brillando con un rojo intenso mientras miraba a cada uno de ellos con un odio profundo.

"Akaza, Doma, Kokushibo, Hantengu, Gyokko, Gyutaro y Daki..." comenzó con una voz helada que resonaba por toda la sala, "alguien ha roto mi control sobre Rui Ayaki y su familia. Alguien se atrevió a interferir en mis planes... y eso no quedará impune."

Los demonios presentes se miraron unos a otros brevemente, sintiendo el peligro que emanaba de su líder. Akaza, aún con el recuerdo de su batalla con Rengoku ardiendo en su mente, apretó los puños, frustrado por no haber conseguido una victoria completa.

Kokushibo, la Luna Superior 1, quien solía ser el más calculador de todos, mantuvo su compostura. "¿Quién tuvo el poder para liberar a esos demonios de tu control, Maestro? ¿Algún cazador o... algo más?"

Muzan continuó, su voz goteando veneno. "Una combinación de factores. Una heroína de Estados Unidos con un poder peligroso, Star and Stripe, y una droga creada por esa maldita Tamayo y su colaboradora, la cazadora Shinobu Kocho. Estos humanos osan desafiarme, y ahora Rui y su familia ya no están bajo mi dominio. Esto no se quedará así."

Doma, con su habitual sonrisa despreocupada, habló con voz suave: "Maestro, ¿quieres que localicemos a Rui y a su familia para traerlos de vuelta? Podemos acabar con esos héroes y cazadores que se atrevieron a desafiarte."

Muzan lo fulminó con la mirada. "No será tan fácil. Ahora que están libres, Rui y su familia pueden volverse en nuestra contra. No son como Nezuko; están llenos de resentimiento y poder. Si intentan destruir lo que hemos construido, se convertirán en una amenaza."

Hantengu, temblando de miedo como siempre, balbuceó: "¡M-maestro! ¡Lo encontraremos y lo detendremos! No permitiremos que interfiera en tus planes."

Gyokko y Gyutaro permanecían en silencio, conscientes de que cualquier paso en falso podría llevar a su destrucción. Sabían que esta misión requeriría más que solo su fuerza habitual.

Muzan les dio una última orden con voz fría y cortante: "Encuentren a Rui Ayaki y a su familia. Mátenlos si es necesario, pero traigan sus cuerpos de vuelta. Y quienquiera que esté detrás de esta liberación —ya sean cazadores o héroes— será destruido. No quiero excusas."

Con esas palabras, las Seis Lunas Superiores desaparecieron, cada uno con un propósito claro: aplastar a cualquiera que se interpusiera en el camino de Muzan Kibutsuji y restaurar su control total.

Mientras tanto, Muzan, en su furia silenciosa, sabía que la batalla contra los cazadores de demonios y ahora los héroes solo se había intensificado. Si alguien como Star and Stripe podía interferir con su poder, entonces el peligro era más grande de lo que había imaginado.

Muzan Kibutsuji, aunque temido y poderoso, no podía evitar sentir un escalofrío recorrer su espina dorsal al pensar en Star and Stripe. La heroína estadounidense no solo era conocida por su increíble fuerza y habilidades, sino que su capacidad para romper el control mental que había ejercido sobre Rui Ayaki y su familia resonaba en él como un eco de sus peores temores.

Mientras observaba las sombras danzantes en su castillo, Muzan recordó a Yoriichi Tsugikuni, el legendario cazador de demonios que había sido su mayor enemigo. Yoriichi no solo había sido el más fuerte de su tiempo, sino que también había portado una habilidad única que le permitía anticipar cada uno de sus movimientos. La simple mención de su nombre era suficiente para hacer que incluso los demonios más temibles temblaran.

Ahora, con la aparición de Star and Stripe, Muzan veía un reflejo de sí mismo en ella. Al igual que Yoriichi, ella poseía un poder que desafiaba su dominio. Los arrebatos de fuerza y la determinación inquebrantable de aquellos que se oponían a él lo llenaban de una ansiedad que raramente experimentaba. La capacidad de Star and Stripe para unir a los héroes y cazadores de demonios contra su reino era un recordatorio de que, a pesar de su inmortalidad, había fuerzas que podían poner en jaque su reinado.

"Miedo", pensó Muzan, con desdén. "No puedo permitirme sentir miedo." Sin embargo, la verdad era innegable: la heroína era una amenaza tangible, capaz de derribar incluso a los más fuertes entre ellos. La idea de que un solo héroe pudiera tener un impacto tan significativo en su imperio lo enfurecía.

El recuerdo de los pendientes de Tanjiro y su semejanza con los de Yoriichi no lo abandonaba. Ambos, en su forma, representaban la luz en la oscuridad, un símbolo de esperanza y resistencia. Era un recordatorio de que siempre habría aquellos que lucharían contra él, dispuestos a arriesgarlo todo para detener su tiranía.

Con una respiración profunda, Muzan trató de centrar sus pensamientos. "No permitiré que el miedo me paralice", se dijo a sí mismo. "En lugar de eso, usaré este temor como motivación. Si Star and Stripe es un desafío, entonces haré que cada uno de mis demonios se prepare para enfrentarla. Debo eliminar esa esperanza y hacer que el mundo vuelva a conocer el verdadero significado del terror."

Con su mente resuelta, Muzan trazó un plan. Reuniría a sus Lunas Superiores, les daría instrucciones precisas y aseguraría que la próxima vez que se cruzaran con Rui Ayaki y su familia, no solo se recuperarían, sino que su dominio se consolidaría aún más. La guerra estaba en marcha, y Muzan estaba decidido a no dejar que el legado de Yoriichi o el potencial de Star and Stripe lo derrotaran.

Nezuko se acercó con cuidado a Rui Ayaki, Monoma, Shinso, Senjuro y Kota, quienes aún yacían inconscientes en el suelo. A pesar de la situación, su instinto protector brillaba intensamente. Miró a los cinco con una mezcla de preocupación y curiosidad; era extraño ver a Rui, quien siempre había sido tan fuerte y decidido, ahora vulnerable y en estado de inconsciencia.

Con un suave movimiento, Nezuko se inclinó hacia Rui Ayaki, intentando quitarle la manta que lo cubría. Sin embargo, cuando tocó la tela, Rui se despertó abruptamente, sobresaltado. En un instante, su instinto de supervivencia se activó, y se cubrió aún más con la manta, sus ojos brillando con desconfianza.

"¿Qué... qué está pasando?" murmuró, mirando a su alrededor con confusión. Su corazón latía rápidamente mientras intentaba evaluar la situación. Los recuerdos de lo sucedido antes de perder el conocimiento regresaron a su mente: la intervención de Star and Stripe, la lucha contra el control de Muzan y la sensación de liberación.

Nezuko, viendo su reacción, retrocedió un poco, consciente de que su apariencia podía asustar a Rui en ese momento. Se quedó quieta, intentando transmitir tranquilidad con su mirada.

Senjuro, que también había empezado a despertar, se frotó los ojos y miró a su alrededor. "¿Rui? ¿Estás bien?" preguntó, aún un poco aturdido.

Monoma y Shinso empezaron a moverse lentamente, recobrando la conciencia y mirando a su alrededor con la misma confusión. Sin embargo, la tensión en el ambiente era palpable; todos sabían que había mucho en juego.

Rui, aún cubierto con la manta, comenzó a calmarse al reconocer a sus amigos. "¿Estamos a salvo?" preguntó, su voz temblando ligeramente.

"Sí, por ahora," respondió Senjuro, intentando sonreír para tranquilizarlo. "Nos liberaron de Muzan. Pero no podemos bajar la guardia."

Kota, que había estado callado hasta entonces, levantó la vista, sus ojos llenos de asombro. "¿Realmente estamos libres? ¿Podemos... ser nosotros mismos otra vez?"

Rui asintió lentamente, sintiendo una mezcla de esperanza y miedo. "Sí, pero debemos estar listos. No sabemos qué hará Muzan ahora que hemos roto su control."

Con esa advertencia, Rui, Monoma, Shinso, Senjuro y Kota se levantaron lentamente, ajustando sus posiciones y preparándose para lo que estaba por venir. Nezuko observaba con atención, lista para ayudarles en cualquier forma que pudiera.

Era el momento de enfrentar su futuro, un futuro lleno de incertidumbre, pero también de nuevas oportunidades para recuperar lo que habían perdido.

Rui Ayaki, Monoma, Shinso, Senjuro y Kota, al intentar levantarse, comenzaron a convulsionar repentinamente. En un instante, cada uno de ellos se dejó llevar por una oleada de náuseas, y antes de que pudieran reaccionar, comenzaron a vomitar de manera violenta. Los rostros de sus amigos se tornaron de sorpresa y preocupación al ver la escena.

De sus bocas salieron huesos, uñas y pequeñas cantidades de sangre, así como algunos dedos, restos de lo que habían consumido en su estado bajo el control de Muzan. La repulsión en el ambiente era intensa, y los sonidos de su malestar resonaban en el aire, atrayendo la atención de todos los presentes, incluidos Tanjiro, Zenitsu y Nezuko.

"¡¿Qué está pasando?!", exclamó Tanjiro, su expresión llena de horror mientras observaba a sus amigos luchar contra sus cuerpos. Nezuko, al ver esto, se preocupó aún más, su instinto de cuidar a Rui y a los demás despertando en ella.

Senjuro, después de escupir lo que parecía ser un fragmento de un hueso, jadeó y trató de hablar. "No puedo... recordar... qué fue lo que comimos." Su voz temblaba mientras su mente intentaba procesar lo que estaba sucediendo.

Monoma, intentando mantenerse de pie a pesar de la debilidad, miró a Rui con desesperación. "¿Esto es parte de la liberación? ¿Estamos realmente libres o simplemente cambiamos una prisión por otra?"

Shinso, tambaleándose, se llevó la mano a la boca, tratando de contener otro ataque de náuseas. "No... esto debe ser un efecto secundario de la droga. Estamos desintoxicándonos de lo que Muzan nos obligó a hacer."

Kota, aún asustado, miró a los adultos presentes, buscando respuestas. "¿Es esto normal? ¿Nos van a ayudar?"

Los rostros de los héroes pro y de los demás observadores estaban llenos de preocupación y confusión. Nadie sabía cómo reaccionar ante esta situación.

Finalmente, Rui, después de escupir un último resto, respiró hondo y se esforzó por calmarse. "Tranquilos, por favor. Esto... esto es parte de deshacernos del control de Muzan. Debemos soportarlo. Una vez que pase, seremos nosotros mismos de nuevo."

Nezuko, sintiendo la angustia de sus amigos, se acercó y les ofreció su apoyo. "Estamos aquí para ayudarles," dijo en voz baja, con su habitual dulzura.

Tanjiro se acercó, determinando que no podían quedarse ahí, "Necesitamos llevarlos a un lugar seguro. Tal vez Tamayo y Shinobu tengan algo para ayudarlos a recuperarse completamente."

Mientras los amigos se mantenían juntos, algunos aún temblando, sabían que el camino hacia la libertad estaba lleno de dificultades, pero estaban decididos a enfrentar cualquier desafío que les esperara. Era un nuevo comienzo, y estaban listos para luchar por su futuro.

Rui Ayaki, aún recuperándose del episodio anterior, se quedó mirando la tanga de hilo que había expulsado junto con los otros restos. Sus ojos se abrieron con incredulidad y una mezcla de asombro y vergüenza.

"Rayos, creo que me comí a esa chica rápido con todo y eso ayer antes de llegar a Nabu", murmuró Rui, la voz llena de desesperación. La realización de lo que había hecho le provocó un escalofrío.

Monoma, todavía sintiéndose algo nauseabundo, no pudo evitar reírse. "¡Eso es un nuevo nivel de locura, Rui! ¡Comerte a alguien y olvidar que lo hiciste es... wow! ¡No sé si reír o llorar!"

Shinso, que intentaba mantenerse serio, se tapó la cara con una mano. "Esto es tan vergonzoso. No sé qué hacer con esta información. ¿Cómo se supone que vamos a explicarlo?"

Senjuro, tratando de mantener la calma, se acercó a Rui. "Lo importante es que ahora estás libre de Muzan. Ya no tienes que preocuparte por esas cosas. Necesitamos concentrarnos en recuperarnos y encontrar la manera de seguir adelante."

Kota, con ojos grandes de asombro, preguntó con curiosidad: "¿Y esa chica era... amiga tuya? ¿O era solo un bocadillo?"

"Definitivamente no era una amiga", respondió Rui, sintiéndose aún más incómodo. "Solo era algo que pasó. A veces, uno se deja llevar por el hambre. Pero no es algo de lo que esté orgulloso."

Nezuko, observando desde un rincón, se acercó un poco más y, con su voz suave, dijo: "Rui, ahora que has sido liberado, puedes hacer lo correcto. No tienes que seguir ese camino."

"Sí, tienes razón", asintió Rui, aunque todavía se sentía abrumado por la situación. "Quiero cambiar. Quiero ser diferente y no volver a caer en esos instintos."

La atmósfera se tornó un poco más ligera a medida que todos intentaban procesar la situación. Había un sentido de alivio en el aire al darse cuenta de que estaban juntos y libres, a pesar de los estragos que Muzan había causado en sus vidas. Ahora, con un nuevo propósito, debían enfrentar el futuro, juntos.

Rui Ayaki tomó la tanga de hilo con una expresión decidida. "Lo voy a lavar bien y lo usaré... o mejor, ¡quemarlo!", exclamó, mientras giraba la prenda entre sus dedos como si estuviera decidiendo qué hacer con ella.

Los demás lo miraron, algunos con una mezcla de sorpresa y risa nerviosa. Monoma no pudo contenerse y soltó una risa. "¡Espera, espera! ¿Realmente piensas usar eso otra vez? ¿No crees que eso es un poco... extremo?"

"Es un recuerdo de una mala decisión," Rui respondió, su tono más serio. "Quiero deshacerme de todos los vestigios de mi pasado. Esto representa algo que no quiero volver a ser. Lo mejor es destruirlo por completo."

Senjuro asintió, comprendiendo la necesidad de Rui de cerrar ese capítulo de su vida. "Es mejor que lo quemes. A veces, deshacerse de lo que nos ata es el primer paso para sanar."

Kota, aunque aún un poco confundido, miró a Rui con admiración. "¡Eso suena valiente! ¡Es como un rito de purificación!"

Con un leve suspiro, Rui se dirigió a un pequeño fogón que habían improvisado en la isla Nabu, mientras el grupo lo observaba. "Vamos a hacer esto," dijo con determinación. Colocó la prenda en el fuego, viendo cómo las llamas la consumían lentamente.

Mientras las llamas devoraban el material, una sensación de liberación llenó el aire. Rui sintió que se deshacía de un peso del pasado, y en su interior, una chispa de esperanza comenzó a encenderse.

"Ahora, hacia adelante," dijo Rui, volviéndose hacia sus amigos. "No quiero volver a caer en esa oscuridad. Este es un nuevo comienzo para todos nosotros."

Los demás asintieron, sintiendo que estaban en el mismo camino de redención, apoyándose mutuamente en su nueva vida, lejos de Muzan y del control que había tenido sobre ellos.

Izumi frunció el ceño, cruzando los brazos mientras miraba a Rui Ayaki con indignación. "¡Devuélveme mis nueve bragas! Eran mis favoritas y fueron compradas en Dubái. ¡Tienes que devolverlas!"

Rui Ayaki sonrió de manera burlona. "No te las daré. Ahora son mías. ¿Por qué no te compras unas nuevas, niña de papi y mami?" Su tono era juguetón, pero también había un toque de desafío en su mirada.

El Sr. Shimano, junto a sus hijos Katsuma y Mahoro, observaba la escena con una mezcla de asombro y risa. "¿De verdad está usando eso?" preguntó Katsuma, intentando contener la risa mientras Mahoro se cubría la boca para no soltar una carcajada.

"¿En serio, Rui?" preguntó el Sr. Shimano, levantando una ceja. "¿Tienes que andar usando cosas de otras personas?"

Los pilares, que estaban al tanto de la extraña dinámica, intercambiaron miradas de incredulidad. "Esto es... algo que no esperaba ver," murmuró Shinobu, mientras la incredulidad llenaba la sala.

"Rui, esto no es una broma," intervino Tomioka, intentando mantener la seriedad en la situación. "Deberías devolverlas. No está bien tomar las pertenencias de otros, sin importar las circunstancias."

Rui se encogió de hombros. "Tal vez, pero la vida de un demonio no es sencilla. Si no puedo disfrutar de un poco de humor, ¿qué me queda?"

Izumi, aún molesta, dio un paso adelante. "No importa. Lo que hiciste está mal. Deberías aprender a respetar las cosas de los demás."

Rui levantó una mano en señal de rendición, pero sus ojos brillaban con picardía. "Está bien, está bien. Tal vez debería considerarlo. Pero, ¿qué me darás a cambio?"

"¡No estoy negociando por mis bragas!" exclamó Izumi, frustrada, mientras los demás se reían de la situación absurda.

El ambiente se volvió más ligero, y aunque el tema era extraño, todos se sintieron más unidos, riendo juntos ante la peculiaridad de la vida que llevaban.

Rui Ayaki observó las bragas de Izumi con una sonrisa burlona. "Están manchadas con esa crema de macho. Y, por cierto, ¿cuándo vas a probar la crema de Bakugo?"

Izumi se sonrojó al instante, sus mejillas ardían. "¡No hables de eso!" gritó, tratando de ocultar su vergüenza. "Eso no es asunto tuyo, Rui."

Los presentes comenzaron a reírse de la incomodidad de Izumi, mientras ella intentaba mantenerse seria. "¿Por qué siempre tienes que hacer comentarios tan inapropiados?" dijo, aún sonrojada.

Katsuma, observando la escena, no pudo contener su risa. "¡Esto es demasiado gracioso! Izumi, parece que tienes un admirador."

"Cállate, Katsuma," respondió Izumi, girándose para intentar ignorar la risa general. Sin embargo, no pudo evitar sonreír un poco a pesar de su frustración.

Rui, disfrutando de la reacción de Izumi, decidió seguir con la broma. "Solo digo que tal vez deberías intentarlo. ¡Podría ser una experiencia única!"

"Rui, en serio," intervino Senjuro, tratando de poner un poco de orden en la conversación. "No es momento para bromas sobre eso. Estamos lidiando con cosas más serias aquí."

"¿Y qué hay de divertido en ser serio todo el tiempo?" Rui respondió, todavía con una sonrisa traviesa en el rostro. "A veces, hay que disfrutar de la vida, incluso si eso significa hablar de cremas raras y bragas manchadas."

Izumi, aún sonrojada, se cruzó de brazos y trató de aparentar indiferencia, pero la risa de sus compañeros y la actitud provocadora de Rui hicieron que el momento se sintiera ligero, incluso en medio de la tensión que rodeaba su situación.

Rui Ayaki miró a sus amigos con preocupación. "Mierda, ahora Muzan nos buscará a mí, Monoma, Shinso, Senjuro y Kota. Tenemos que escondernos."

"¿A dónde iremos?" preguntó Monoma, mirando a Rui con incertidumbre.

Rui respondió rápidamente, "A una casa de prostitutas. Ahí, Muzan no querrá entrar. Es el lugar perfecto para ocultarnos."

"Eso suena un poco... arriesgado," comentó Shinso, frunciendo el ceño. "¿Estás seguro de que será seguro?"

"Es mejor que quedarnos aquí y esperar a que nos encuentren," replicó Rui, su tono decidido. "Si vamos a enfrentarnos a Muzan, necesitamos un lugar donde planear y prepararnos."

Kota miró a Rui, un poco asustado. "¿Y si nos encuentra allí?"

"No se preocupen, tenemos que movernos rápido. Si actúamos con sigilo, no debería haber problemas," dijo Rui, haciendo una señal para que lo siguieran.

El Sr. Shimano, junto a Katsuma y Mahoro, observaba la situación con creciente preocupación. "¿De verdad creen que es una buena idea? Tal vez deberíamos buscar ayuda de los héroes."

"Los héroes están ocupados tratando de lidiar con Muzan," respondió Rui. "Y no podemos arriesgarnos a que se enteren de nuestra ubicación. ¡Vamos!"

Mientras tanto, los pilares, héroes y alumnos de la U.A. estaban a la expectativa, sin saber qué hacer. La noticia de la posible liberación de Rui Ayaki y su familia estaba en el aire, y la tensión crecía a medida que comprendían que la amenaza de Muzan seguía presente.

Tanjiro, preocupado, miró a su alrededor y dijo: "Si Rui y los demás están en peligro, tenemos que hacer algo para ayudarles. No podemos dejar que Muzan gane."

Izumi, aún algo avergonzada por los comentarios de Rui, añadió: "Sí, necesitamos un plan para asegurar que estén a salvo. No podemos permitir que se enfrenten a Muzan solos."

Rui, ya comenzando a alejarse, miró hacia atrás y dijo: "Mantengan los ojos abiertos. Si ven a Muzan o a las Lunas, avísenme. Ahora, ¡vamos!"

Con eso, Rui y su grupo comenzaron a dirigirse hacia el lugar que había elegido, esperando que su plan funcionara y que pudieran escapar de la amenaza inminente de Muzan.

Rui Ayaki miró a Monoma y Shinso, una sonrisa traviesa en su rostro. "Nos vamos a disfrazar de mujeres. Es la mejor manera de pasar desapercibidos."

Monoma arqueó una ceja, divertido. "¿De verdad crees que eso funcionará? Bueno, tal vez sea mejor separarnos. Podríamos ir a ser vendedores de joyas. La gente no sospecharía de nosotros."

"Buena idea," asintió Shinso, con una expresión pensativa. "Así podemos cubrir más terreno y evitar que nos detecten."

Rui asintió y decidió que eso era lo mejor. "Está bien, Monoma y Shinso, ustedes vayan a hacer eso. Senjuro y Kota se quedarán conmigo."

"¿Por qué nosotros?" preguntó Kota, mirando a Rui con algo de nerviosismo.

"Porque necesitamos hacer un buen acto, y ustedes son los mejores en eso," dijo Rui, convencido. "Vamos a hacer que la gente piense que somos prostitutas. Será más fácil movernos sin levantar sospechas."

Con eso decidido, Rui, Senjuro y Kota comenzaron a vestirse con ropa de prostitutas, con prendas llamativas y ajustadas que destacaban. Mientras se miraban en un espejo improvisado, Rui sonrió al ver cómo lucían.

"¡Nos vemos geniales!" exclamó Rui, admirando su atuendo. "Solo tenemos que actuar como si pertenecemos aquí."

Senjuro, algo avergonzado, se rascó la nuca. "Esto es un poco extraño, pero creo que podemos hacerlo."

Kota, nervioso pero emocionado, se unió a la risa. "¡Vamos a hacerlo! ¡Quiero ver qué tan lejos podemos llegar!"

Así, con sus nuevas identidades, los tres salieron a la calle, listos para llevar a cabo su plan. Mientras tanto, Monoma y Shinso se alejaban en dirección opuesta, tratando de encontrar un lugar para vender joyas y mantenerse fuera del radar de Muzan.

Con la misión en marcha, Rui, Senjuro y Kota estaban listos para enfrentar cualquier cosa que se les presentara, esperando que su disfraz les ayudara a evitar el peligro que acechaba.

Los Pilares, Tanjiro, Zenitsu, los héroes y los alumnos de la U.A. se encontraron en una calle cercana, discutiendo sus próximos pasos tras la reciente liberación de Rui Ayaki y su familia. Fue entonces cuando, al girar una esquina, se toparon con la sorprendente imagen de Rui, Senjuro y Kota disfrazados como prostitutas.

Los ojos de todos se abrieron de par en par. La escena era tanto inesperada como cómica. Rui lucía una vestimenta llamativa, con un atuendo que acentuaba su figura, mientras que Senjuro trataba de parecer lo más natural posible, aunque su rostro enrojecido revelaba su incomodidad. Kota, por otro lado, se veía un poco más relajado, pero aún así nervioso.

Katsuma, al ver a Kota con su ropa de prostituta, se sonrojó intensamente. "¡Kota! ¡Qué bonita ropa interior!" exclamó, sin poder contener su sorpresa y admiración. Las palabras salieron de su boca antes de que pudiera pensar en lo que estaba diciendo.

Rui, al escuchar a Katsuma, no pudo evitar reírse. "Gracias, Katsuma. Siempre es bueno saber que hay alguien que aprecia el buen gusto," dijo con una sonrisa burlona. "Quizás deberías unirte a nosotros. ¡Podríamos formar un buen equipo!"

Tanjiro, tratando de mantener la seriedad de la situación, se rascó la nuca. "Esto es... algo inesperado. Pero, ¿qué están haciendo aquí disfrazados así?" preguntó, aún sorprendido.

Senjuro, avergonzado, trató de responder. "Es una larga historia, pero necesitamos pasar desapercibidos y... parece que esto funcionará."

Izumi, que estaba observando la escena, no pudo contener una risa nerviosa. "Esto es ridículo," dijo entre risas, "pero también ingenioso."

El Sr. Shimano y sus hijos, Katsuma y Mahoro, miraban la situación con curiosidad. Mahoro, con una expresión intrigante, preguntó: "¿Esto es parte de su plan para escapar de Muzan?"

"Exactamente," respondió Rui, con una confianza renovada. "Vamos a hacer que nadie sospeche de nosotros mientras encontramos una forma de ayudar a los demás."

Los demás, aunque todavía sorprendidos, comenzaron a aceptar la situación y a reírse junto a ellos. El ambiente se llenó de camaradería mientras todos se preparaban para enfrentar lo que vendría, apoyándose mutuamente en la lucha contra Muzan.

Título: Recuerdos en la Oscuridad

Tras liberarse del control de Muzan, Rui Ayaki, Senjuro, Kota, Monoma y Shinso sabían que debían separarse para sobrevivir. Aunque eran una familia demoníaca unida, sus caminos los llevarían a diferentes destinos, cada uno buscando una nueva identidad en un mundo que los temía.

Rui, Senjuro y Kota decidieron disfrazarse como prostitutas, ocultando su verdadera naturaleza para poder moverse sin ser detectados. La estrategia era arriesgada, pero era una manera de mezclarse con la multitud y evitar la atención de Muzan y sus Lunas Superiores. Su apariencia provocativa no solo les ofrecía una forma de sobrevivir, sino también una oportunidad para obtener información sobre los movimientos de sus enemigos.

Por otro lado, Monoma y Shinso encontraron su refugio en el comercio de joyas. Habían transformado su pasado oscuro en una narrativa encantadora, vendiendo piezas únicas que llevaban consigo las historias de su viaje. La tienda se convirtió en un santuario, un lugar donde podían estar a salvo y, al mismo tiempo, compartir su experiencia con quienes entraban por la puerta.

Una noche, mientras Rui, Senjuro y Kota se encontraban en un bar, escucharon un murmullo sobre una tienda de joyas que había captado la atención de muchos. La curiosidad les llevó a investigar, sin saber que Monoma y Shinso estaban detrás del mostrador, vendiendo su mercancía.

Al entrar a la tienda, el sonido de las campanillas los recibió, y un aire de nostalgia envolvió a Rui. Sus miradas se encontraron con las de Monoma y Shinso, y en ese momento, todo cambió.

"¡Rui! ¡Senjuro! ¡Kota!" Monoma gritó, dejando caer un collar. Shinso miró sorprendido, sin poder ocultar su felicidad al ver a su familia reunida.

"Creíamos que habíamos perdido el rastro," dijo Rui, su voz temblorosa por la emoción. "Teníamos que ocultarnos, pero nunca dejamos de pensar en ustedes."

Senjuro sonrió, aunque una sombra de preocupación pasó por su rostro. "¿Cómo están las cosas aquí? ¿Muzan no les ha encontrado?"

"Nos hemos adaptado. Pero no estamos a salvo, todavía estamos en la lista de los que buscan," respondió Shinso, su tono serio. "Es peligroso, pero hemos encontrado una forma de sobrevivir. Y tú, ¿qué hay de su disfraz?"

Kota, sintiéndose un poco incómodo, se encogió de hombros. "Es solo una forma de mezclarnos. No queremos ser descubiertos."

La reunión fue un momento de alegría y tristeza, un recordatorio de lo que habían perdido y de la familia que habían formado. Decidieron unirse por una noche, compartiendo historias y risas mientras la nostalgia se apoderaba de ellos.

Rui, con una chispa de determinación, sugirió: "Podemos ayudarnos mutuamente. Tal vez podríamos hacer que nuestra familia funcione de nuevo, aunque sea por un tiempo."

"Sí, podríamos vender las joyas y usar nuestras habilidades para protegernos," añadió Senjuro, su mente ya trabajando en un plan.

Con la noche avanzando, los cinco se dieron cuenta de que, aunque sus caminos eran diferentes, el lazo que compartían los uniría, sin importar las circunstancias. Habían encontrado un nuevo propósito, y juntos, lucharían para permanecer libres de las garras de Muzan, explorando un futuro donde la familia y la libertad pudieran coexistir.

ítulo: Vibraciones de Cambio

La noche caía sobre la ciudad, y Rui Ayaki, Senjuro y Kota se encontraban en un bar, un lugar que habían convertido en su refugio temporal. Sin embargo, la incomodidad se podía sentir en el aire. A pesar de que habían estado disfrazados como prostitutas para ocultar su verdadera naturaleza, había algo más que los hacía sentir nerviosos.

"Esto es absurdo," murmuró Rui, ajustándose el atuendo. "¿Por qué tenemos que usar estos... cosas?" Miró hacia abajo, sintiendo la vibración que se activaba cada hora. La orden del dueño del bar había sido clara: debían llevar vibradores ocultos en sus bragas para atraer más clientes. Era una medida desesperada, pero la incomodidad era palpable.

Senjuro, sonrojado y visiblemente incómodo, asintió. "No entiendo cómo esto nos ayuda. Solo nos hace sentir vulnerables."

Kota, también incómodo, se encogió de hombros. "Supongo que es parte de la actuación, pero... aún así, me gustaría que no tuviéramos que hacer esto."

En ese momento, Monoma y Shinso entraron a la misma taberna, luciendo relajados y orgullosos con sus joyas brillantes, como si fueran la última moda. La tienda de joyas que habían abierto había prosperado, y se habían adaptado bien a sus nuevas vidas, pero al ver a sus amigos en una situación tan comprometida, se sintieron un poco preocupados.

"¿Rui? ¿Senjuro? ¿Kota?" Monoma exclamó, con los ojos muy abiertos. "¿Por qué están vestidos así?"

Rui suspiró, sintiendo una mezcla de frustración y vergüenza. "Nos separamos para no ser encontrados, pero hemos tenido que adaptarnos a esta nueva vida. El dueño del lugar tiene algunas... exigencias."

"¿Exigencias como llevar esos vibradores?" Shinso preguntó, levantando una ceja. "Eso suena... incómodo."

"Es un poco más que incómodo," admitió Senjuro, mirando a sus amigos. "Pero estamos haciendo lo que podemos para sobrevivir."

Monoma cruzó los brazos, mirándolos con una mezcla de simpatía y comprensión. "Nosotros hemos encontrado un camino diferente. Al ser joyeros, hemos logrado establecer una forma de vida más tranquila. Tal vez podríamos ayudarlos a encontrar algo mejor que esto."

Rui sonrió levemente. "Eso sería genial, pero necesitamos mantenernos bajo el radar. Muzan sigue buscando."

"Entendemos eso," dijo Shinso, "pero siempre hay maneras de adaptarse sin sacrificar nuestra dignidad. Tal vez podamos hacer un plan juntos."

Con un poco de esperanza surgiendo entre ellos, los cinco comenzaron a discutir cómo podrían unir sus fuerzas. Aunque sus caminos habían tomado direcciones diferentes, el deseo de sobrevivir y prosperar seguía siendo el mismo. A pesar de la incomodidad de la situación, la familia que habían formado aún tenía la oportunidad de encontrar una nueva vida en un mundo lleno de desafíos.

Título: Vibraciones de Confusión

Rui Ayaki, Senjuro y Kota se encontraban en un pequeño apartamento que habían alquilado en la ciudad. A pesar de la incomodidad de su situación actual, habían decidido continuar con su plan para sobrevivir y adaptarse a sus nuevas vidas. Sin embargo, la noticia de que recibirían más de 912,000 yenes por usar vibradores durante nueve semanas los había dejado en una mezcla de emociones.

"¿De verdad estamos haciendo esto?" preguntó Kota, su voz temblando de incertidumbre. "Por ese dinero, podríamos encontrar un lugar mejor y salir de esto."

"Lo sé, pero debemos mantener la apariencia," respondió Rui, sintiendo un zumbido familiar que comenzaba a resonar en su interior. "Es solo un trabajo, ¿verdad? Además, el dinero podría ayudarnos a escondernos mejor de Muzan."

Senjuro frunció el ceño, sintiendo el mismo zumbido. "Pero no puedo evitar sentir que estamos cruzando una línea. Es incómodo y no es lo que solíamos ser."

Justo en ese momento, los vibradores comenzaron a activarse, enviando oleadas de vibraciones a través de sus cuerpos. Rui, Senjuro y Kota se miraron con sorpresa y confusión, sus rostros enrojecidos mientras las vibraciones se intensificaban.

"Esto... esto es ridículo," balbuceó Rui, su voz entrecortada. "No puedo concentrarme."

"¿Por qué ahora?" jadeó Senjuro, tratando de mantener la calma. "No puedo hablar bien cuando esto está sucediendo."

Kota, también afectado, intentó reprimir un gemido. "Esto no es lo que imaginé cuando aceptamos el trabajo. ¡No podemos seguir así!"

Monoma y Shinso, que estaban en la habitación contigua, escucharon el murmullo y se acercaron con curiosidad. Al abrir la puerta, vieron a Rui, Senjuro y Kota tratando de mantener la compostura mientras las vibraciones seguían.

"¿Qué está pasando aquí?" preguntó Monoma, con una mezcla de preocupación y diversión en su rostro.

"Estamos... um, experimentando un mal momento," respondió Rui, su tono incómodo. "Los vibradores se activan de manera... inesperada."

Shinso, conteniendo una sonrisa, se acercó para ayudar. "Quizás deberíamos desconectarlos temporalmente. No es necesario que sufran solo por un pago."

"Pero... ¡el dinero!" exclamó Kota, sintiéndose dividido entre el deseo de liberarse y la necesidad de sobrevivir. "912,000 yenes son muchos."

"Podemos encontrar otra forma de ganar dinero sin sentirnos así," sugirió Monoma, tratando de ser práctico. "Hay muchas maneras de ganar dinero siendo joyeros que no impliquen comprometer su dignidad."

Rui miró a sus amigos, sintiendo la presión de la situación, pero también una chispa de esperanza. "Tal vez deberíamos escuchar a Monoma y Shinso. No necesitamos seguir así."

Finalmente, después de una breve discusión, decidieron que la incomodidad no valía el precio, y Monoma se ofreció a ayudar a desconectarlos de inmediato. Mientras se organizaban, el grupo se dio cuenta de que juntos podían encontrar una solución mejor, una forma de mantenerse a salvo y dignos.

Título: Reencuentros Inesperados

La noche era joven y el bar estaba lleno de risas y música. Katsuma y Mahoro se habían aventurado a salir, buscando un respiro después de las intensas batallas que habían enfrentado recientemente. Mientras exploraban el lugar, algo llamó la atención de Katsuma: un grupo de tres figuras conocidas al fondo.

"¡Esos son Rui Ayaki, Senjuro y Kota!" exclamó Katsuma, sus ojos iluminándose con emoción y sorpresa. "¡No puedo creer que estén aquí!"

Mahoro miró en la dirección que señalaba Katsuma y, efectivamente, allí estaban. Rui, Senjuro y Kota, aunque disfrazados de una manera peculiar, mantenían su esencia. A pesar de la incomodidad de su situación actual, había algo familiar en ellos.

"¡Vamos a saludarlos!" dijo Mahoro, entusiasmada.

Se acercaron con cautela, sintiendo la mezcla de felicidad y preocupación en su pecho. Rui, Senjuro y Kota estaban en una conversación entrecortada, sus expresiones visiblemente incómodas, pero cuando levantaron la vista y reconocieron a Katsuma y Mahoro, sus rostros se iluminaron.

"Katsuma, Mahoro... ¡qué sorpresa verlos aquí!" dijo Senjuro, aliviado al ver caras conocidas en un lugar tan extraño.

"¿Cómo han estado? Pensamos que no volveríamos a verlos después de la última batalla," agregó Kota, sonriendo mientras intentaba ocultar su incomodidad.

Katsuma no pudo evitar reír. "Nosotros también. Te vimos en las noticias, y no podíamos dejar de pensar en ustedes. ¿Todo bien?"

Rui respiró hondo, sintiendo el peso de las circunstancias. "Hemos estado... adaptándonos. La vida ha sido un poco difícil, pero estamos bien. ¿Y ustedes?"

"Estamos tratando de seguir adelante, pero nos alegra ver que ustedes están bien," respondió Mahoro. "Sin embargo, ustedes... ¿por qué están vestidos así?"

El rostro de Rui se sonrojó levemente mientras trataba de explicar. "Es una larga historia. A veces, tenemos que hacer cosas extrañas para sobrevivir."

Katsuma miró a sus amigos con preocupación. "¿Necesitan ayuda? Sabemos que han enfrentado mucho. Siempre podemos hacer algo juntos."

"Lo apreciamos," dijo Senjuro, reconociendo la genuina preocupación de sus amigos. "Pero por ahora, estamos bien. Solo intentamos encontrar nuestra manera en este nuevo mundo."

Mientras hablaban, el zumbido de los vibradores se volvió más fuerte, interrumpiendo la conversación. Rui, Senjuro y Kota intercambiaron miradas nerviosas, sintiendo que la incomodidad era casi palpable.

"¿Todo bien?" preguntó Mahoro, notando su incomodidad.

"Um... sí," respondió Rui, con un tono un tanto entrecortado. "Solo... un pequeño contratiempo."

Katsuma frunció el ceño, preocupado. "¿Puedo hacer algo para ayudar?"

"Es solo un... trabajo," dijo Kota, sonrojándose. "Nada de qué preocuparse realmente."

Mahoro no pudo evitar sonreír al ver a sus amigos tratando de mantener la compostura. "Sabemos que son más que eso. Siempre hemos estado en esto juntos, así que cuenten con nosotros."

Finalmente, después de una charla rápida, el grupo se despidió, pero no antes de intercambiar números y prometer mantenerse en contacto. Mientras Katsuma y Mahoro se alejaban, Rui, Senjuro y Kota sintieron un renovado sentido de esperanza. Aunque el camino por delante aún sería desafiante, sabían que no estaban solos.

Título: Encuentros Reveladores

El ambiente del bar era animado, con música vibrante y risas resonando en el aire. Katsuma y Mahoro se acercaron más a Rui, Senjuro y Kota, disfrutando de la calidez del reencuentro. Sin embargo, mientras se acomodaban en la mesa, Katsuma no pudo evitar que sus ojos se dirigieran a Kota.

La luz tenue del bar iluminaba de manera peculiar a Kota, quien llevaba un conjunto que llamaba la atención. Su braga se asomaba levemente por el borde de su ropa, y Katsuma, sintiendo el calor subir por su rostro, se puso rojo como un tomate.

"¡U-Uh, Kota! Tienes... un estilo bastante atrevido," tartamudeó Katsuma, tratando de desviar la mirada, pero inevitablemente volviendo a fijarse en la ropa interior de Kota.

Kota sonrió, notando el rubor en la cara de Katsuma. "Oh, esto... antes usaba tangas, pero cambié a esto. La feria fue donde me viste por primera vez, ¿recuerdas?"

Katsuma asintió, recordando la tarde soleada y llena de risas. "Sí, claro. Fue un momento... interesante," dijo, su voz aún temblando un poco.

"Decidí que quería algo más cómodo, aunque a veces me siento un poco expuesto," admitió Kota, rascándose la nuca con una sonrisa tímida. "Pero el pago por este trabajo vale la pena. Solo espero que no te incomode verlo."

"No, no es eso... es solo que..." Katsuma se sintió un poco perdido en sus palabras, deseando encontrar una salida a su incomodidad. "Es solo que te ves diferente. No sabía que habías hecho un cambio tan drástico."

"Es parte de adaptarse a nuestras nuevas vidas," intervino Rui, sonriendo mientras notaba el rubor en el rostro de Katsuma. "Estamos intentando ser más nosotros mismos, aunque eso signifique hacer cosas raras a veces."

Senjuro asintió, tratando de aliviar la tensión. "Exactamente. Todos tenemos que encontrar nuestra forma de sobrevivir."

Kota sonrió, aliviado al ver que sus amigos lo aceptaban. "Y sí, la moda cambia. Lo importante es sentirse bien con uno mismo, ¿no?"

Katsuma finalmente pudo reírse, la tensión desapareciendo poco a poco. "Sí, supongo que tienes razón. Solo... no estoy acostumbrado a ver a mis amigos en un contexto así."

Mahoro sonrió al ver a su amigo relajarse. "Bueno, al final somos amigos. ¡La ropa no cambia eso! Pero tal vez deberíamos ir a hacer algo divertido después de esto. Un paseo o algo."

Kota asintió entusiasmado. "¡Me parece genial! Aunque, quién sabe qué más sorpresas encontraremos en el camino."

Con risas y una nueva energía, el grupo continuó su conversación, dejando atrás la incomodidad y disfrutando de la noche juntos, recordando que, a pesar de las dificultades, siempre tendrían el apoyo del otro.

Titulo: La Moda de la Supervivencia

La música del bar vibraba en el aire, creando un ambiente festivo, pero la curiosidad de Mahoro y Katsuma pronto superó cualquier distracción. Mientras conversaban con Rui, Senjuro y Kota, no podían evitar fijarse en los vestidos cortos y las playeras sin mangas que llevaban puestos.

"¿Por qué están vestidos así?" preguntó Mahoro, inclinándose un poco hacia adelante. "Es un estilo muy... atrevido."

Katsuma, aún un poco ruborizado por su encuentro anterior con Kota, se unió a la pregunta. "Sí, no entiendo por qué elegir algo tan corto. ¿No se sienten incómodos?"

Rui, cruzando los brazos y sonriendo de forma despreocupada, respondió: "Es parte de nuestro trabajo. El jefe de aquí prefiere que usemos vestidos cortos y que se nos vea la ropa interior. Pero ya estamos acostumbrados."

"Así es," agregó Kota, encogiéndose de hombros. "Al principio fue extraño, pero después de un tiempo, te adaptas. Es una forma de sobrevivir y de mantenernos a salvo."

Senjuro asintió, comprendiendo la situación. "No siempre es fácil, pero hemos aprendido a llevarlo con gracia. A veces, la vida te obliga a hacer cosas que no esperabas."

Mahoro miró a los tres con una mezcla de comprensión y preocupación. "Eso suena complicado. Pero... ¿no hay otra forma de escapar de eso?"

"Estamos trabajando en ello," dijo Rui, con determinación en su mirada. "Queremos encontrar una manera de vivir sin estas restricciones, pero por ahora, esto es lo que tenemos que hacer para sobrevivir y mantenernos alejados de Muzan."

Katsuma sintió un nudo en su estómago, preocupado por sus amigos. "Si necesitan ayuda para encontrar otra manera, estamos aquí para apoyarlos. Siempre hemos estado juntos en esto."

"Lo sabemos," respondió Kota, agradecido. "Y eso significa mucho para nosotros. A veces, solo necesitamos un poco de apoyo y comprensión."

Mahoro sonrió, sintiendo que el vínculo entre ellos se fortalecía. "¡Siempre estaremos aquí para ustedes! Y quizás podamos ayudar a encontrar una salida a esta situación."

Con renovada esperanza, el grupo continuó conversando y compartiendo risas, sabiendo que, a pesar de las circunstancias, siempre tendrían la amistad y el apoyo del otro.

Título: Momentos Inesperados

La conversación en el bar continuaba con un ambiente ligero, pero de repente, un zumbido sutil pero creciente comenzó a llenar el espacio entre Rui, Senjuro y Kota. Los tres se miraron entre sí con una mezcla de sorpresa y nerviosismo.

"Uh... esto es incómodo," murmuró Kota, sintiendo cómo el vibrador se activaba de nuevo en sus bragas. Su voz se cortaba en partes, reflejando la sorpresa y la incomodidad de la situación.

"Sí, no es el mejor momento..." respondió Rui, intentando mantener la compostura mientras la vibración aumentaba. "Espero que no se note demasiado."

Mahoro y Katsuma, al notar la tensión repentina en el ambiente, se miraron y se acercaron un poco más, confundidos por el cambio de dinámica. "¿Todo bien?" preguntó Mahoro, frunciendo el ceño, intentando descifrar la situación.

"Es solo... algo que estamos usando por el trabajo," explicó Senjuro, intentando ocultar su incomodidad. "No es lo que parece, pero a veces se activa sin previo aviso."

"¿Activarse?" preguntó Katsuma, sus ojos amplios mientras intentaba entender. "¿Qué quiere decir eso?"

Kota, con un ligero rubor en sus mejillas, intervino. "Son... vibradores. El dueño del bar nos pidió que los usáramos. Se activan a intervalos, y a veces es un poco... difícil concentrarse."

Mahoro cubrió su boca con la mano, intentando contener una risa. "¿En serio? ¡Eso es algo inesperado! ¿Y tienen que usar eso todo el tiempo?"

Rui, sonrojándose, asintió. "Sí, por ahora. Pero estamos acostumbrados a lidiar con situaciones extrañas. No es la primera vez que nos enfrentamos a cosas así."

Katsuma se sonrojó, sintiendo una mezcla de vergüenza y simpatía. "Eso suena... complicado. Pero si están bien con ello, entonces está bien. Solo quédense atentos, ¿vale?"

Mientras los vibradores continuaban su actividad, los tres amigos demonios se esforzaban por mantener la calma y la compostura. Mahoro y Katsuma, a pesar de su asombro, apreciaron la sinceridad de sus amigos.

"Si alguna vez necesitan ayuda o apoyo, siempre pueden contar con nosotros," dijo Mahoro con una sonrisa, tratando de aliviar la tensión. "No están solos en esto."

Kota sonrió aliviado, sintiendo el apoyo de sus amigos. "Gracias, eso significa mucho para nosotros. Aunque esta situación sea extraña, tener amigos que nos apoyan hace que todo sea más fácil de llevar."

La conversación continuó, con un sentido de camaradería renovado, mientras se adaptaban a las circunstancias inesperadas. Aunque la noche estaba llena de sorpresas, sabían que la amistad era lo que realmente importaba.

Título: Un Encuentro Inesperado

El bullicio del bar se calmó de repente cuando los Pilares, Tanjiro, Zenitsu e Izumi, alumnos de la U.A., llegaron al establecimiento en busca de Rui, Senjuro y Kota. Habían descubierto que Monoma y Shinso estaban en la joyería, y la preocupación los llevó a actuar rápidamente.

Al entrar, la mirada de Tanjiro se posó en Rui, Senjuro y Kota, quienes estaban en su habitual atuendo: playeras sin mangas y vestidos cortos que dejaban entrever sus bragas. La sorpresa se reflejó en su rostro, mientras Zenitsu apenas podía evitar el sonrojo, mirándolos con una mezcla de asombro y confusión.

"¡Rui! ¡Senjuro! ¡Kota!" exclamó Tanjiro, avanzando hacia ellos. "¡Necesitamos hablar! La Liga de Villanos está planeando atacar la U.A. y necesitamos su ayuda."

Rui se encogió de hombros, tratando de mantener la calma. "Lo sentimos, pero estamos trabajando aquí. No podemos involucrarnos en eso ahora."

"¿Dónde está el jefe de este lugar?" preguntó Tokito, mirando alrededor con seriedad. "No podemos perder más tiempo."

"En su oficina, al final del pasillo," respondió Kota, sintiendo la tensión en el aire. "Pero no creo que deban interferir."

Sanemi, que había llegado junto a Tokito, se impacientó. "No podemos quedarnos aquí discutiendo. Debemos actuar rápido."

Con determinación, los Pilares se dirigieron a la oficina del jefe, donde lo encontraron sentado con una actitud despreocupada. Pero antes de que pudieran explicarle la gravedad de la situación, Tanjiro, con rapidez, le dio un cabezazo que lo dejó inconsciente.

"Ahora sí," dijo Tanjiro, con una mezcla de alivio y frustración. "Debemos salir de aquí y ponernos a trabajar. No podemos permitir que la Liga de Villanos ataque."

Mientras todos se dirigían hacia la salida, Rui, Senjuro y Kota sintieron un gran alivio. Aunque la situación era peligrosa, el estrés de llevar los vibradores ya no sería un problema.

Una vez fuera, se dirigieron al baño para quitarse los incómodos dispositivos. Rui, con una sonrisa, dijo: "Finalmente podemos deshacernos de estos."

Con un rápido movimiento, se quitaron los vibradores y los destruyeron en un lavabo, sintiendo una sensación de liberación. "Es un alivio no tener que preocuparnos por ellos," comentó Senjuro, estirando su cuerpo.

Kota sonrió aliviado. "Ahora podemos concentrarnos en lo que realmente importa."

"Sí," dijo Rui, mirando a sus amigos. "Debemos prepararnos para lo que viene. Juntos, podemos enfrentar cualquier desafío."

Con el apoyo de sus amigos y la determinación renovada, los tres demonios sabían que estaban listos para cualquier cosa que el futuro les deparara.

Título: La Verdadera Naturaleza del Trabajo

Rui, Senjuro y Kota, todavía sintiendo el alivio de haber destruido los vibradores, se encontraron con los Pilares, Tanjiro, Zenitsu e Izumi en un rincón del bar. La atmósfera estaba cargada de tensión, pero también de una extraña camaradería.

"¿En serio tenían que usar vibradores cuando venían a trabajar?" preguntó Tanjiro, aún sorprendido por la revelación. "Eso suena... incómodo."

"Sí, teníamos que usarlos como parte del trato con el jefe," explicó Rui, tratando de restarle importancia. "Cada hora vibraban a 70 o 90. Era imposible concentrarse."

Senjuro se rascó la nuca, recordando la incomodidad. "Y lo peor era que algunos jóvenes venían y nos tomaban fotos. Cada vez que lo hacían, nos daban 100 yenes a cada uno. Era un trabajo extraño, pero no podíamos rechazar el dinero."

"Eso es un poco... humillante," comentó Zenitsu, sintiendo una mezcla de incomodidad y simpatía por ellos. "Pero entiendo que a veces tenemos que hacer cosas difíciles por el bien del dinero."

Izumi, tratando de aligerar el ambiente, sonrió y dijo: "Al menos ahora están libres de eso. Pueden unirse a nosotros y ayudar a proteger la U.A. de la Liga de Villanos."

Rui asintió, sintiéndose más fuerte al saber que no estaban solos. "Gracias. Definitivamente queremos ayudar. Sabemos lo que está en juego y no nos echaremos atrás."

Tokito miró a su alrededor, asegurándose de que no había más amenazas cercanas. "Entonces, hagamos un plan. No podemos permitir que la Liga ataque sin resistencia."

Mientras los Pilares y los demás comenzaban a discutir estrategias, Rui, Senjuro y Kota sintieron una renovada determinación. Aunque habían tenido que lidiar con situaciones extrañas y humillantes, sabían que su verdadera familia estaba allí para apoyarlos.

"Podemos enfrentarlo juntos," dijo Kota, sonriendo a sus amigos. "Hemos superado cosas peores."

"Así es," afirmó Rui. "Ahora estamos listos para luchar por lo que es correcto."

Con la ayuda de sus amigos y la promesa de un futuro mejor, los tres demonios se unieron a los Pilares y los alumnos de la U.A., listos para enfrentar cualquier desafío que la Liga de Villanos pudiera lanzarles.


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