capitulo 4
Rui Ayaki se acerca a Senjuro, su mirada juguetona y traviesa. "Vamos, Senjuro, ¿por qué no nos escapamos a un cuarto? Te prometo que será divertido. Solo tú y yo... con un poco de acción pervertida," dice Rui, con una sonrisa seductora mientras se sonroja, su tono provocativo inconfundible.
Senjuro, con la cara ardiendo, intenta balbucear una respuesta, claramente avergonzado. "E-eh... Rui, eso... eso no es apropiado..." su voz se quiebra mientras mira hacia otro lado, luchando por contener su sonrojo.
Rui se ríe suavemente, disfrutando de la reacción de Senjuro. "Oh, ven, no seas tímido. Es solo un poco de diversión. No hay nadie alrededor... además, estoy seguro de que te gustaría."
Senjuro se siente atrapado entre su timidez y el deseo de estar cerca de Rui. "Pero... y si alguien nos ve?"
Rui se inclina un poco más cerca, sus ojos brillando con picardía. "¿Y qué si alguien nos ve? Vivimos en un mundo lleno de locuras, ¿por qué no disfrutarlo un poco? Solo somos dos amigos divirtiéndonos."
Senjuro, sintiéndose cada vez más acalorado, finalmente cede con un susurro tímido: "Está bien, solo por esta vez..."
Con un brillo travieso en sus ojos, Rui toma la mano de Senjuro y lo lleva hacia un cuarto, donde la atmósfera se vuelve más cargada de anticipación.
Los murmullos y gemidos provenientes del cuarto pronto llaman la atención de los demás en la U.A. Cuando Senjuro sale, su rostro está completamente rojo, y no puede evitar mirar hacia abajo, sintiendo una mezcla de vergüenza y confusión.
Rui Ayaki, con una sonrisa provocativa, aparece detrás de él. Tiene un brillo travieso en sus ojos, y en su boca hay un líquido que claramente acaba de tragar, lo que solo aumenta la curiosidad de quienes están cerca. "¡Hola, chicos!" dice Rui con un tono juguetón, como si nada inusual hubiera sucedido. "Solo estábamos teniendo un poco de diversión."
Senjuro apenas puede mirar a los demás, mordiéndose el labio, mientras intenta recomponer su compostura. "E-eh... no fue nada... solo... solo estábamos practicando... movimientos de combate," balbucea, buscando una salida a la situación.
Izumi, con una expresión de sorpresa y confusión, apenas puede procesar lo que ha visto. "¿Qué... qué está pasando aquí?"
Bakugo, que observa la escena con una mezcla de desprecio y burla, no puede contener una risa sarcástica. "¿Así que ahora eres un pervertido, Senjuro? No puedo creerlo."
Rui se ríe de la reacción de todos, disfrutando del caos que ha creado. "Vamos, ¿no deberían estar agradecidos de que estoy enseñando a Senjuro algunas técnicas especiales?"
La tensión en el aire es palpable, mientras los demás intentan comprender la situación, dejando a Senjuro aún más sonrojado y confundido.
La atmósfera en la U.A. se vuelve aún más tensa cuando Kyōjurō Rengoku, el hermano de Senjuro, entra en la escena. Su expresión es una mezcla de sorpresa y preocupación al ver a Rui Ayaki y a su hermano en esa situación tan comprometedora.
Rengoku se aclara la garganta, intentando mantener la calma. "Rui Ayaki, esto no es apropiado. Senjuro es aún un estudiante... y... ¡esto es completamente inaceptable!" Su voz suena firme, pero hay un leve titubeo que revela su incredulidad.
Rui, sin perder la compostura, responde con una sonrisa juguetona. "Oh, vamos, Rengoku. Solo estaba enseñándole sobre el mundo real. ¡Es un buen entrenamiento! Además, Senjuro es más que capaz de manejarlo." Mira a Senjuro y le guiña un ojo, aumentando aún más su vergüenza.
Los pilares se intercambian miradas, sorprendidos por la audacia de Rui. Shinobu finalmente rompe el silencio. "No estoy segura de que eso sea lo que se consideraría 'entrenamiento', Rui." Su tono es sarcástico, pero hay un destello de preocupación en sus ojos.
Tanjiro, que había estado observando la situación con preocupación, intenta intervenir. "Rui, deberías respetar los límites de Senjuro. Todos están aquí para aprender y mejorar, no para ser objeto de burla."
Rui, riendo levemente, responde: "Relájense, solo estoy ayudando a que Senjuro se sienta más cómodo con su cuerpo. ¿Acaso no quieren que se vuelva más fuerte?"
Senjuro, todavía rojo como un tomate, solo puede mirar al suelo mientras intenta comprender lo que está sucediendo. "E-eh... no sé si esto es lo que quería..." murmura, sintiéndose abrumado.
La situación en la U.A. se vuelve aún más caótica con la declaración de Rui Ayaki. Todos parecen impactados, y el aire se llena de murmullos y reacciones.
Izumi, visiblemente confundida y algo molesta, se cruza de brazos. "¿Por qué hiciste eso, Rui? ¡Senjuro es solo un niño! ¡No puedes tratarlo así!"
Rui, con una sonrisa traviesa, responde: "Oh, vamos, Izumi. Solo estoy compartiendo un poco de conocimiento. ¡Es importante que Senjuro sepa lo que tiene para ofrecer!" Luego se vuelve hacia Senjuro. "¡No es mi culpa que seas tan... impresionante!"
Shinobu, intentando mantener la compostura, mira a Rui con una mezcla de incredulidad y diversión. "No creo que eso sea lo que significa 'impresionante', Rui. Más bien suena como una broma de mal gusto."
Shinso, que había estado observando en silencio, finalmente se da cuenta de la magnitud de la situación. "¿Qué demonios acaba de pasar aquí?" se sorprende, rascándose la cabeza.
Mineta, incapaz de contener su asombro, grita: "¡¿QUÉ?! ¡¿¡15.01 cm!?! ¡Eso es más que un logro! ¡Senjuro, deberías estar orgulloso!" Su mente comienza a divagar, imaginando escenarios exagerados.
Senjuro, que apenas podía procesar lo que estaba sucediendo, se vuelve aún más rojo. "¡P-por favor, no hablen de eso!" intenta excusarse, sintiéndose abrumado por la atención.
Rengoku, aunque todavía sorprendido, interviene tratando de mantener la situación bajo control. "Esto es inaceptable. Rui, no puedes simplemente desestimar los sentimientos de los demás así. Todos estamos aquí para apoyarnos mutuamente."
Rui sonríe, disfrutando del drama que ha creado. "Relájense, chicos. Solo estoy divirtiéndome. Y, por cierto, ¡no tengo nada en contra de que Senjuro aprenda a ser más seguro de sí mismo!"
Rui Ayaki, con una expresión de satisfacción en su rostro, se ríe suavemente mientras se relaja, dejando que todos los demás se recuperen de la sorpresa.
Rui dice con un tono juguetón: "Estoy lleno por comer esa crema, pero siempre hay espacio para más... acción." Se encoge de hombros con desdén, disfrutando del escándalo que ha creado.
Izumi, todavía visiblemente molesta y sonrojada, responde: "¡Rui, no puedes simplemente decir eso y esperar que todos se queden callados! Esto es demasiado... inapropiado."
Senjuro, aún rojo como un tomate, intenta encontrar una salida. "No puedo creer que esto esté sucediendo... ¿por qué me elegiste a mí?" Se siente cada vez más avergonzado, mirando a los demás con una mezcla de confusión y aprehensión.
Shinso, que trata de mantener la compostura, agrega: "Esto está fuera de control. Tal vez deberíamos cambiar de tema o salir de aquí."
Mineta, sin poder resistir su naturaleza pervertida, murmura: "¡¿Y cómo se ve en comparación con el mío?!"
Rengoku toma la iniciativa, intentando restaurar el orden. "¡Dejen de hablar de esto! Rui, es momento de que te comportes y pienses en cómo tus palabras afectan a los demás. Somos un equipo aquí."
Rui, disfrutando del caos que ha creado, simplemente sonríe. "Oh, vamos, solo estoy bromeando. La vida es demasiado corta para no divertirse, ¿no creen?"
Rui Ayaki, con una sonrisa traviesa, continúa con sus bromas, disfrutando de la atención que está recibiendo.
Rui se ríe y dice: "Mineta, el tuyo solo mide 10 cm, pero Denki le mide 13 cm. ¡Tal vez deberías tomar notas de cómo mejorar!" Luego, se vuelve hacia el grupo, señalando con su dedo: "¡Pero si mido 18 cm, más lleno estaré! ¡Eso sí que es un verdadero reto!"
Mineta, visiblemente avergonzado, responde rápidamente: "¡Oye, eso no es justo! ¡No puedo controlar eso!"
Denki, sonrojado, intenta defenderse: "¡No es sobre el tamaño, es cómo lo usas!"
Izumi, entre risas y exasperación, exclama: "¡Esto se está saliendo de control! Rui, deberías pensar antes de hablar."
Senjuro, aún rojo, murmura: "¿Por qué tenemos que hablar de esto? No es apropiado..." Se siente atrapado entre la diversión y su deseo de ser respetuoso.
Rengoku, tratando de mantener la compostura del grupo, interviene: "Basta, todos. Esto no es lo que debemos estar discutiendo. ¿No deberíamos centrarnos en algo más importante?"
Rui, sin dejar de reír, se encoge de hombros y dice: "Oh, vamos, solo estoy divirtiéndome. ¡La vida es más divertida así!"
Rui Ayaki, al sentirse silenciado por el bambú, intenta protestar, pero solo emite un sonido confuso mientras su expresión se convierte en una mezcla de sorpresa y diversión.
Tanjiro, con una sonrisa traviesa, dice: "¡Eso debería ayudar a que te calmes un poco, Rui! A veces es bueno pensar antes de hablar."
Rui, moviendo la cabeza y haciendo pucheros, intenta hablar, pero solo logra emitir sonidos ahogados, lo que provoca que algunos se rían.
Izumi, viendo la situación, no puede evitar soltar una risita: "Tal vez deberías aprender a no hablar tanto, Rui. ¡Esto es demasiado divertido!"
Senjuro, sintiéndose un poco aliviado por el momento, observa a Rui con una mezcla de preocupación y diversión. "No te preocupes, Rui. Seguro que Tanjiro solo quería hacerte un favor..."
Mineta, siempre buscando el momento para hacer una broma, se acerca y dice: "¡Ahora que lo pienso, Rui, quizás deberías hacer un espectáculo de 'Rui en silencio'!"
Rui, con los ojos entrecerrados y el bambú en la boca, parece contemplar la idea, aunque claramente no está contento con su nueva situación.
Rui Ayaki, claramente frustrado por la situación, avanza con pasos firmes y enojados hacia su cuarto. Con las uñas afiladas, raspa la pared, dejando marcas visibles mientras su ira crece.
Rui, al llegar a su cuarto, cierra la puerta con un golpe que resuena en el pasillo, mostrando su descontento.
Dentro de su habitación, siente la necesidad de liberar la tensión acumulada. Con un movimiento brusco, destruye el bambú con su boca, dejando pedazos en el suelo.
Rui, respirando pesadamente, se aleja un poco del desorden, sintiéndose un poco más tranquilo, pero aún con el corazón acelerado. "¡Esto es ridículo! No puedo creer que me hicieran eso..." murmura para sí mismo.
Mientras tanto, Senjuro, que había estado cerca, escucha el ruido y se asoma a la puerta. "¿Rui? ¿Estás bien?" pregunta con preocupación.
Rui, levantando la vista y cruzando los brazos, responde con un tono desafiante: "No estoy de humor, Senjuro. Solo necesito un momento."
Senjuro se queda en silencio por un momento, sintiendo la tensión en el aire. "Entiendo. Solo quería asegurarme de que estuvieras bien," dice antes de dar un paso atrás, dejándole el espacio que necesita.
Solo en su cuarto, Rui se sienta en la cama, reflexionando sobre lo ocurrido y tratando de calmarse. "Quizás debería hablar con ellos cuando me sienta mejor," piensa, mientras intenta encontrar un equilibrio en sus emociones.
La tensión en la habitación se puede cortar con un cuchillo mientras Sir Highteye observa a Toshinori, Inko e Izumi con una mezcla de enojo y preocupación.
Sir Highteye, cruzando los brazos, pregunta con firmeza: "¿Dónde está Izuku? Necesito saber qué le han hecho." Su tono es grave, reflejando su deseo de proteger a Rui Ayaki.
Inko, visiblemente afectada por la pregunta, responde con tristeza: "Él... él ha estado lidiando con muchas cosas. Se ha convertido en un demonio, y ya no es el mismo. No sé dónde está ahora."
Toshinori, con una expresión de preocupación, intenta calmar a Sir Highteye. "Debemos entender que lo que Rui ha pasado ha sido traumático. No es solo un cambio físico; es un cambio emocional profundo."
Mientras tanto, en su habitación, Aizawa se encuentra reflexionando sobre la situación con frustración. "Nunca debieron ponerle un bambú en la boca. Sabía que eso solo lo haría más rebelde," murmura para sí mismo, sintiendo la presión de manejar a un demonio que también era un alumno.
Senjuro, con el ceño fruncido, se pregunta en voz alta: "¿Qué le pasó a Rui Ayaki para convertirse en un demonio y comportarse de esa manera? ¿Qué lo llevó a esto?" Su mirada está llena de empatía, buscando entender lo que su amigo ha pasado.
Sir Highteye, mirando a Senjuro, asiente con gravedad y dice: "Todo esto es culpa de la familia Yagi. Lo abandonaron y lo golpearon, sufriendo acoso escolar y abuso. Lo dejaron herido en un bosque, y fue allí donde Muzan lo encontró y lo convirtió en un demonio."
La revelación pesa en el aire, y los presentes sienten una mezcla de ira y tristeza. Inko se cubre la boca con la mano, conmocionada por la historia de su hijo.
Toshinori se siente culpable, recordando su propia historia y el tiempo que no pudo proteger a Izuku. "Debemos encontrarlo y ayudarlo. No podemos dejar que esta situación lo consuma," dice con determinación.
Senjuro asiente, decidido a hacer lo que sea necesario para ayudar a Rui. "No importa lo que haya pasado, todavía es nuestro amigo. Encontrémoslo antes de que sea demasiado tarde."
Los Pilares, que se encontraban cerca y escucharon lo que Sir Highteye había revelado, quedaron completamente sorprendidos. El peso de la verdad sobre el pasado de Rui Ayaki cayó sobre ellos como una carga emocional devastadora.
Rengoku, con su habitual energía apagada por la gravedad de la situación, fue el primero en hablar. "¿Abandonado por su propia familia? ¿Golpeado y dejado para morir? ¿Todo esto lo empujó a los brazos de Muzan?" Su voz, normalmente entusiasta, estaba ahora teñida de tristeza y asombro.
Sanemi, apretando los puños con ira, gruñó: "Si eso es cierto, no es de extrañar que se haya vuelto así. Nadie debería tener que pasar por ese tipo de sufrimiento. Pero eso no justifica lo que ha hecho como demonio." Aunque su carácter brusco seguía presente, había una pizca de comprensión en sus palabras.
Muichiro, normalmente distante, frunció el ceño y murmuró: "Eso explica mucho sobre su comportamiento errático y agresivo. El abandono y el dolor pueden hacer que cualquiera pierda el rumbo."
Shinobu, con una expresión sombría, dijo: "Entiendo mejor por qué su comportamiento es tan extremista y pervertido. Ha sido deformado por su sufrimiento. Pero, aun así, debemos detenerlo antes de que cause más daño."
Giyu, que había estado en silencio hasta ese momento, miró a Sir Highteye y luego a Toshinori. "Lo que sucedió es inaceptable, pero ahora que lo sabemos, ¿qué podemos hacer para salvarlo? Ya ha cruzado demasiados límites." Su tono reflejaba una mezcla de duda y esperanza, sabiendo lo difícil que sería redimir a alguien que había caído tan profundamente en la oscuridad.
Uzui, con una mirada más reflexiva, añadió: "Parece que Rui Ayaki no es el único culpable aquí. Hay mucho detrás de sus acciones que no conocíamos. Su odio, su desesperación... todo proviene de haber sido traicionado por aquellos que deberían haberlo protegido."
Mitsuri, con los ojos llenos de lágrimas, susurró: "¿Cómo pudieron hacerle algo tan horrible? Pobre Rui... No puedo imaginar lo solo que debió sentirse. Pero aún creo que hay algo de bondad en él. Debemos tratar de encontrarla, de llegar a él."
Obanai, cruzando los brazos, expresó su preocupación: "Será peligroso, pero si no lo detenemos ahora, su influencia solo crecerá. Y con Muzan involucrado, las cosas podrían empeorar mucho más."
El grupo de Pilares permaneció en silencio por un momento, procesando lo que acababan de oír. Sir Highteye y Toshinori intercambiaron miradas serias, comprendiendo que los Pilares ahora también estaban involucrados en el destino de Rui Ayaki.
La revelación había cambiado la percepción que tenían de Rui, pero sabían que no podían permitir que siguiera en su camino destructivo. Tenían que actuar, no solo como cazadores, sino como seres humanos que entendían el dolor y la tragedia que lo habían llevado a este oscuro destino.
Kagaya Ubuyashiki mantuvo su calma habitual mientras respondía a la inquietud de Toshinori y Inko sobre la decisión:
"Entiendo sus preocupaciones, pero nuestra prioridad es asegurar que cada uno de estos jóvenes reciba el entrenamiento necesario para sobrevivir y protegerse a sí mismos y a los demás en el campo de batalla. He reconsiderado algunos detalles, y ahora es definitivo que la clase 1A, incluida Izumi, será entrenada por Sanemi, Tokito, y Obanai."
Kagaya hizo una pausa y continuó, su mirada serena pero determinada.
"Estos tres Pilares son conocidos por su dureza y su forma implacable de entrenar, pero también por su éxito en preparar a sus discípulos para lo peor. Su entrenamiento será sin piedad, y ellos no harán excepciones. Pero si alguien puede enseñarles a enfrentarse a las amenazas del futuro, son ellos. La clase 1A necesitará esa fortaleza para el futuro que les espera."
Los Pilares mencionados asintieron con seriedad, especialmente Sanemi, cuya expresión dura dejaba claro que no sería un entrenamiento fácil. Tokito y Obanai también compartían esa determinación, sabiendo que formar a los futuros héroes y cazadores requeriría un esfuerzo conjunto.
Toshinori e Inko parecían preocupados, pero la firmeza en la voz de Kagaya dejaba en claro que su decisión estaba tomada.
Zenitsu, al escuchar a Zenitsu, comenzó a temblar intensamente, sus ojos bien abiertos por el miedo. "¡No, no, no! ¡No están muertos, pero después de que Sanemi te entrene, es como si lo estuvieras!", gritó, prácticamente paralizado por el pánico.
El solo recordar que Sanemi dejó a Tanjiro gravemente herido en una pelea fue suficiente para aumentar su ansiedad. "¡Yo no quiero morir! ¡Ni siquiera quiero estar cerca de Sanemi!", continuaba Zenitsu, con lágrimas en los ojos, aferrándose a Tanjiro y Inosuke, aunque sabía que eso no lo salvaría.
Los demás de la clase 1A observaban a Zenitsu en su típica espiral de miedo, pero la verdad es que muchos compartían su sentimiento. Sanemi, conocido por su carácter brutal y despiadado, no era alguien que iba a tener piedad en el entrenamiento. Izumi, al escuchar esto, se sintió aún más inquieta, sabiendo que incluso aquellos que habían enfrentado a Sanemi temían por lo que venía.
Tanjiro, aunque trataba de mantenerse firme, puso una mano en el hombro de Zenitsu y dijo: "Estaremos bien, Zenitsu... Solo tenemos que dar lo mejor de nosotros, pero entiendo tu miedo. Él es muy estricto". A pesar de sus palabras, no podía evitar sentir preocupación por el riguroso entrenamiento que los esperaba.
Rui Ayaki se mantuvo firme frente a Sanemi, desafiándolo con una sonrisa fría y oscura. Sanemi, siempre enérgico y brutal en sus métodos, aceptó el reto sin dudarlo, dispuesto a mostrarle su verdadero poder. La pelea comenzó de inmediato.
Sanemi, con una velocidad vertiginosa, lanzó golpe tras golpe contra Rui. Los impactos resonaron, rompiendo huesos con cada ataque. Sanemi golpeó el estómago, los brazos, las piernas y la espalda de Rui con tanta fuerza que hasta los alumnos de la clase 1A y Izumi podían escuchar los crujidos de los huesos fracturándose. Bakugo, Shoto, Lida, e incluso los más valientes de la clase, miraban con una mezcla de asombro y miedo.
Sin embargo, a pesar de los devastadores golpes, Rui Ayaki se levantaba una y otra vez, su cuerpo demoníaco sanando rápidamente las heridas. Su regeneración era tan rápida que los huesos rotos se curaban en segundos, como si nunca hubieran sido dañados. Sanemi, sorprendido pero no intimidado, sonrió con satisfacción. "Este chico realmente da pelea... Y eso sin usar ninguna de sus habilidades demoníacas", pensó, apretando la espada de madera en sus manos.
Sanemi, con una expresión de respeto poco común, retrocedió un poco, preparándose para el siguiente intercambio. "Nada mal, demonio. Pero si estás dispuesto a seguir, te voy a enseñar lo que realmente significa ser brutal". La clase 1A, paralizada por el miedo, podía sentir el peligro en el aire, sabiendo que la pelea estaba lejos de terminar.
Izumi observaba con ojos temblorosos, entendiendo que la fuerza de Sanemi no era solo física, sino que llevaba consigo una brutalidad incansable que los hacía temer aún más por el futuro entrenamiento con él. Rui, por otro lado, sonrió desafiante, disfrutando del combate, preparado para lo que viniera.
Sanemi observaba a Rui Ayaki con una mezcla de sorpresa y respeto, limpiándose el sudor de la frente tras el intenso combate. "Vaya, demonio. Nunca pensé que diría esto, pero podrías ser un Pilar... Un Pilar Demoníaco", dijo con una sonrisa desafiante, aunque sabía que lo decía en serio.
Rui Ayaki, todavía recuperándose de los golpes, sonrió con arrogancia. "Ser un Pilar Demoníaco, huh... Interesante. Pero ya tengo mi propio poder y mi propio camino", respondió, su voz cargada de confianza mientras se ponía de pie una vez más, completamente curado.
Sanemi rió con una mezcla de burla y respeto. "Si decides luchar para nosotros, o no, me da igual. Pero eres fuerte, demasiado fuerte para quedarte solo en las sombras. Tienes potencial para más, incluso si eres un demonio".
La clase 1A, incluyendo a Izumi, Bakugo y Shoto, escuchaba atónita. Nunca pensaron que un demonio como Rui Ayaki podría recibir tales palabras de Sanemi, un Pilar conocido por su odio hacia los demonios. El respeto implícito en sus palabras dejó claro que Rui no era un demonio cualquiera, y eso les inquietaba aún más.
Rui, con su habitual aire de superioridad, se limitó a sonreír. "Tal vez... algún día", murmuró, dejando en el aire la posibilidad. Pero en su mente, ya sabía que seguiría su propio camino, un camino que no sería dictado ni por humanos ni por demonios.
nosuke y Zenitsu, en un arranque de locura y desesperación, decidieron que era hora de hacer una entrada dramática. Con Tanjiro entre ellos, ambos tomaron su cabeza y, en un alarde de fuerza y determinación, la estrellaron contra la puerta, rompiéndola de cuajo.
La puerta voló en pedazos, dejando a todos en la sala, incluidos los héroes y alumnos, completamente sorprendidos. Bakugo abrió los ojos como platos, mientras que Izumi y Shoto solo podían mirar en estado de shock.
Tanjiro, aturdido por la repentina acción, se quejaba entre dientes: "¿Qué demonios hacen ustedes dos? ¡Eso no es cómo se entra a una habitación!"
Inosuke, riendo a carcajadas, exclamó: "¡Así es como se hace! ¡No hay tiempo para puertas débiles!" Mientras tanto, Zenitsu, temblando de nervios, decía: "¡No quiero morir! ¡No quiero que me maten por esto!".
La escena era caótica, y aunque Rui Ayaki y Sanemi estaban inmersos en su propia discusión, no pudieron evitar girar la vista hacia el alboroto. Rui sonrió, disfrutando del espectáculo, mientras Sanemi fruncía el ceño, sintiendo que su día se volvía aún más extraño.
Los héroes y alumnos miraban atónitos la escena, y Aizawa simplemente se pasó la mano por la cara, sintiendo que sus estudiantes nunca dejarían de sorprenderlo (para bien o para mal).
"Chicos, ¿de verdad es necesario romper la puerta de esa manera?", preguntó, tratando de contener el sarcasmo.
"¡Es que hay cosas más importantes de las que preocuparnos!", respondió Zenitsu, nervioso, mientras Tanjiro intentaba recuperarse de su aturdimiento.
"Eso es lo que siempre dices", replicó Bakugo, cruzando los brazos y tratando de no reírse.
Zenitsu, abrumado por el caos y el miedo, salió corriendo de la sala gritando: "¡Voy a morir! ¡Voy a morir!" Su voz resonó por todo el edificio, mientras se escabullía entre los pasillos, buscando desesperadamente una salida. Cada paso que daba era un intento de alejarse del inminente peligro que sentía.
Los demás se miraron entre sí, algunos con risas ahogadas y otros con una mezcla de preocupación y diversión. Tanjiro, aún tratando de entender lo que acababa de suceder, se giró hacia los demás y dijo: "Él siempre se asusta así, pero realmente no hay razón para preocuparse. ¡Zenitsu siempre encuentra una forma de salir de las situaciones difíciles!".
Inosuke simplemente se encogió de hombros, sin preocuparse demasiado por la huida de su compañero. "¡Dejen que corra! ¡Los débiles no merecen estar aquí de todos modos!", gritó con su característico entusiasmo y arrogancia.
Mientras tanto, Aizawa observaba todo con una expresión cansada. "Esto no va a acabar bien", murmuró para sí mismo. No podía evitar preguntarse qué locura ocurriría a continuación.
Rui Ayaki, que había estado disfrutando de la escena, sonrió al ver la salida desesperada de Zenitsu. "Parece que alguien no puede manejar la presión", comentó, burlándose un poco, antes de volver a enfocarse en su pelea con Sanemi.
La atmósfera en la habitación se sentía electrificada, llena de una mezcla de tensión y camaradería entre los jóvenes héroes, listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara, aunque algunos, como Zenitsu, preferían correr en la dirección opuesta.
Rui Ayaki, con una sonrisa traviesa, se dirigió a los demás. "Parece que Zenitsu tiene un poco más de tamaño del que esperaba. Tal vez deberíamos hacerle un cumplido cuando lo veamos", dijo, riendo con malicia mientras disfrutaba de la incomodidad que provocaba en el ambiente.
Los demás reaccionaron de diversas maneras. Tanjiro se sonrojó, tratando de cambiar de tema. "Eh, Rui, ¿podrías dejar de hablar de eso? No es apropiado", murmuró, incómodo.
Inosuke se rió a carcajadas. "¡Sí! ¡Dímelo a la cara, Rui! ¡No hay problema con eso!", gritó, disfrutando de la broma a expensas de su amigo.
Aizawa, que había estado observando con una mirada cansada, suspiró y se pasó una mano por el rostro. "Esto es exactamente lo que esperaba de ustedes. Vamos, centrémonos", dijo, intentando restaurar un poco de orden.
Mientras tanto, Senjuro, sonrojado y nervioso, no sabía cómo reaccionar ante el comentario. "E-eso no es algo que deberíamos discutir...", balbuceó, sintiéndose incómodo.
Rui continuó riendo, disfrutando de la reacción de todos. "Ah, ¿por qué no? ¡Estamos entre amigos! Después de todo, esto es parte de la vida, ¿no? ¿O acaso nadie quiere hablar de cosas de adultos?", dijo, desafiando a los demás a unirse a la conversación.
Rui Ayaki salió corriendo detrás de Zenitsu, riendo mientras gritaba: "¡No te escaparás de mí, Zenitsu! ¡Hoy será tu día de suerte!" La idea de tener una nueva "presa" lo emocionaba.
Inosuke, con su característica risa estruendosa, se dio la vuelta y exclamó: "¡Ya no morirá virgen, eso es seguro!" Su entusiasmo por la situación sorprendió a los demás.
Tanjiro, sin poder contener su incredulidad, soltó un "WTF" lleno de asombro. "¡Inosuke! ¡Eso no es lo que deberíamos estar pensando ahora! ¡Es Zenitsu!", gritó, tratando de razonar con su amigo, mientras miraba hacia donde Rui había corrido.
Bakugo, observando la escena con una mezcla de frustración y diversión, comentó: "¿Qué demonios les pasa a todos? ¡Es solo un par de idiotas persiguiéndose! ¡Con suerte, Zenitsu no morirá de un infarto antes de que Rui lo alcance!"
Senjuro, algo nervioso por toda la situación, se unió a la conversación. "Es solo Rui siendo Rui... espero que Zenitsu esté bien", murmuró, sintiendo un poco de preocupación por su amigo.
Mientras tanto, Zenitsu seguía corriendo, gritando: "¡No! ¡No quiero! ¡Rui, por favor, no me comas!" Su pánico llenó el aire, mientras intentaba evadir a su amigo demonio
Rui Ayaki apareció con una gran sonrisa en su rostro, algo blanco en su boca que parecía indicar que había disfrutado de su "caza". Miró a su alrededor, complacido, y dejó caer a Zenitsu, quien estaba desmayado y completamente rojo.
"¡Ya comí esa crema! Ahora, me voy a jugar videojuegos", dijo Rui, riendo antes de alejarse con paso despreocupado, dejando a Zenitsu tirado en el suelo.
Los demás se quedaron atónitos, y el ambiente se llenó de una mezcla de sorpresa y confusión.
Tanjiro se acercó rápidamente a Zenitsu, preocupado. "¡Zenitsu! ¿Estás bien? ¡Despierta!", exclamó, mientras trataba de reanimarlo.
Inosuke se agachó, observando a su amigo desmayado. "¿Qué le pasó? ¿Por qué está así?", preguntó, aún confundido por la situación.
Bakugo, cruzado de brazos, murmuró: "Ese idiota se desmayó por ser un cobarde... como siempre", aunque por dentro, no podía evitar sentir un poco de preocupación.
Mientras tanto, Senjuro no podía evitar sonreír levemente al ver a Zenitsu tan vulnerable. "Pobre Zenitsu, creo que necesitaba una advertencia antes de eso", comentó con un tono de complicidad.
Aizawa, que había estado observando desde una distancia, solo suspiró, cansado de la locura que rodeaba a sus estudiantes. "Este tipo de situaciones no deberían sorprenderme a estas alturas", murmuró, mientras se preparaba para intervenir si era necesario.
Rui Ayaki se acomodó en su asiento, todavía con el manga en la mano, y comenzó a leer en voz alta: "Así que Gojo se enfrenta a Sukuna... ¡esto va a ser épico!"
Mientras leía, se notaba la emoción en su rostro. "¿Qué tipo de técnicas va a usar Gojo esta vez? Espero que no lo haga demasiado fácil, porque Sukuna es un verdadero monstruo".
Alrededor de él, los demás miraban con curiosidad. Tanjiro preguntó: "¿De qué se trata exactamente esa pelea? He escuchado mucho sobre Jujutsu Kaisen".
Rui sonrió, emocionado por compartir su pasión. "Es un enfrentamiento entre dos de los más poderosos. Gojo tiene habilidades de espacio y tiempo que son increíbles, pero Sukuna... él es un verdadero demonio con un poder aterrador. Esta pelea podría decidir el destino de todo".
Izumi, que había estado escuchando, se acercó y preguntó: "¿Tú crees que Gojo podría ganar?".
Rui hizo una pausa, mirando el manga con una expresión pensativa. "Es difícil de decir. Ambos son muy fuertes, pero Gojo tiene ese aire de confianza que lo hace ver invencible... aunque Sukuna también tiene sus trucos bajo la manga".
Bakugo, que había estado escuchando en silencio, intervino con una sonrisa burlona. "No te pongas tan emocionado, Rui. Es solo un manga. La realidad es mucho más dura que eso".
Rui, sin inmutarse, respondió: "Quizás, pero incluso en un mundo de demonios y cazadores, todos tenemos nuestras batallas. Lo importante es nunca rendirse".
Rui Ayaki se quedó boquiabierto mientras leía sobre el Vacio Púrpura de Gojo. "¡Eso es increíble! Gojo realmente se supera a sí mismo. Si pudiera replicar algo así aquí, ¡sería fenomenal!"
Mirando a su alrededor, vio las caras de asombro de sus compañeros. Tanjiro comentó: "Eso sería muy poderoso, pero también muy peligroso. Imagina el daño que podría causar".
Rui se encogió de hombros, con una sonrisa traviesa en su rostro. "No te preocupes, siempre puedo controlar mi poder. Solo me gustaría probar algo así, quizás en un entrenamiento".
Izumi, un poco preocupada, preguntó: "¿Estás seguro de que eso es una buena idea? A veces, es mejor no experimentar demasiado con tus habilidades".
"Eso es lo emocionante de ser un demonio", respondió Rui. "Siempre estoy buscando formas de mejorar y adaptarme. Y si Gojo puede hacerlo, yo también debería ser capaz de encontrar una manera".
Bakugo, con su característica arrogancia, intervino. "¡Si vas a intentar eso, asegúrate de que no termines destruyendo todo! No quiero que me echen la culpa si haces volar todo por los aires".
Rui se rió, disfrutando de la preocupación de sus amigos. "No se preocupen, seré responsable... hasta donde sea posible".
Con una mirada decidida, volvió a concentrarse en el manga, imaginando cómo sería si realmente pudiera replicar el Vacio Púrpura en su mundo. La idea le llenaba de emoción y ansias de poder, motivándolo a seguir explorando sus habilidades.
Rui Ayaki escuchó la voz de Muzan al otro lado del teléfono, y su corazón se aceleró. "¡Hola, Muzan! ¿Qué necesitas?"
La voz de Muzan era fría y directa. "Rui, necesito que vengas a mi ubicación. Hay algo importante que discutir."
Sin perder tiempo, Rui saltó por la ventana, aterrizando suavemente en el suelo. La noche oscura lo envolvía mientras corría hacia el encuentro con su maestro. Las luces de la ciudad parpadeaban a su alrededor, pero su mente estaba enfocada en lo que Muzan podría querer de él.
Cuando llegó a la ubicación indicada, Rui encontró a Muzan esperando en una sombra, su figura imponente se recortaba contra la luz de la luna.
"Muzan, aquí estoy. ¿Qué es tan urgente?" preguntó Rui, tratando de mantener su tono casual, a pesar de la adrenalina corriendo por sus venas.
Muzan lo miró fijamente, evaluándolo. "He recibido informes de movimientos en el territorio. Los héroes están organizando algo, y necesito que estés preparado. Puede que requiera tu... habilidad especial."
Rui asintió, sintiendo la emoción del desafío. "¿Qué planean hacer? Estoy listo para cualquier cosa".
Muzan se acercó, sus ojos oscuros brillando con una intención calculada. "Quiero que te infiltre en sus filas. Usa tu encanto para ganar su confianza. Necesitamos información sobre sus planes. Y recuerda, no te contengas. Haz lo que sea necesario."
Rui sonrió, una chispa de emoción y peligro cruzando su mente. "Entendido. No les dejaré escapar. Seré su aliado hasta que obtenga lo que quiero".
Con una risa suave, Muzan dio un paso atrás. "Eso es lo que me gusta de ti, Rui. Siempre dispuesto a arriesgarlo todo. Ahora, ve y haz lo que sabes hacer mejor."
Rui asintió y se despidió, sintiendo que la noche estaba llena de posibilidades. Salió disparado en dirección a la U.A., decidido a jugar su papel en el juego de engaños y poder que se desarrollaba.
Rui Ayaki llegó a su cuarto y se dejó caer en la cama, fingiendo estar sumido en la lectura de su manga. Con las piernas abiertas, dejó ver su braga, sin prestar atención a la posibilidad de ser visto. La puerta estaba entreabierta, y fue entonces cuando Izumi y algunos de los alumnos de la clase 1A pasaron cerca.
Al ver a Rui en esa posición, Izumi se sonrojó al instante, sus ojos abiertos como platos. "¡Rui! ¿Qué estás haciendo?" exclamó, tratando de no mirar demasiado.
Rui, sin inmutarse, levantó la vista del manga y sonrió con picardía. "Izumi, este es mi cuarto. Puedes entrar si quieres, pero no tengo la culpa de que mis cosas estén desordenadas."
Los otros estudiantes, aunque sorprendidos, no pudieron evitar mirar. Denki y Mineta estaban especialmente intrigados, con sonrisas nerviosas en sus rostros, mientras que Bakugo y Shoto se veían visiblemente incómodos.
"¿Por qué no cierras la puerta?" murmuró Bakugo, cruzando los brazos con desdén. "No quiero ver esto."
Rui se encogió de hombros, disfrutando de la reacción de todos. "¿Por qué debería? A mí me parece divertido. Además, no están haciendo nada interesante."
Izumi, aún sonrojada, intentó cambiar de tema. "Solo... solo quería saber si estabas bien, Rui. Te vi salir apresurado hace un rato."
"Estoy perfecto, solo ocupándome de mis asuntos. ¿Quieres leer conmigo?" Rui ofreció, haciendo un gesto hacia la cama.
La invitación dejó a todos en un estado de sorpresa, y la tensión en el aire se hacía palpable. ¿Qué harían los demás?
Rui Ayaki, disfrutando del momento, decidió jugar un poco más con la situación. Se subió la camisa ligeramente, dejando que su braga se hiciera más visible. "Vamos, Izumi, a algunos les gusta la vista. No tengo nada de qué preocuparme," dijo con una sonrisa juguetona, sus ojos brillando con picardía.
Izumi, completamente sonrojada, apenas pudo mirar a Rui. "¡Eso no es apropiado!" protestó, aunque en el fondo había una mezcla de sorpresa y curiosidad.
Los demás alumnos miraban entre Rui y Izumi, algunos intentando contener las risas y otros claramente incómodos. Denki y Mineta intercambiaron miradas emocionadas, mientras que Tanjiro trataba de ser el más serio, pero era evidente que también estaba sorprendido.
"Esto es... realmente extraño," murmuró Shoto, sin poder evitar mirar hacia la escena, aunque su rostro mostraba incomodidad.
Rui se reclinó hacia atrás, claramente disfrutando del impacto que estaba causando. "Solo estoy siendo yo mismo. Si les molesta, eso es problema suyo."
"¡Deberías comportarte!" insistió Izumi, tratando de recuperar la compostura. "No puedes simplemente... hacer lo que quieras en frente de todos."
"¿Y por qué no?" Rui respondió, con una expresión desinhibida. "La vida es corta, y si tengo algo que mostrar, ¿por qué no compartirlo?"
La tensión en el cuarto era palpable, y los estudiantes se encontraban divididos entre la incomodidad y la fascinación. ¿Cómo reaccionarían a la actitud descarada de Rui?
La atmósfera en el cuarto se volvió aún más tensa cuando Senjuro se sonrojó intensamente, sus mejillas ardían como dos tomates. Intentó desviar la mirada, pero cada vez que miraba hacia Rui, su corazón parecía acelerarse. "Esto... no está bien," murmuró, aunque su voz temblaba un poco, revelando su nerviosismo.
Rui, al notar la reacción de Senjuro, no pudo evitar sonreír aún más. "¿Ves? Hasta Senjuro está disfrutando de la vista," bromeó, señalándolo de manera juguetona.
"¡No! Eso no es lo que quise decir!" Senjuro respondió rápidamente, intentando aclarar la situación, pero su voz solo salió más entrecortada. Miró a Izumi, buscando apoyo, pero su amiga también estaba visiblemente afectada.
El resto de la clase, incluyendo a Bakugo, Todoroki y Zenitsu, también mostraban tonos de rojo en sus rostros, aunque cada uno reaccionaba de manera diferente. Bakugo frunció el ceño, tratando de ocultar su incomodidad con un comentario sarcástico. "¿Por qué no te pones un abrigo o algo? Esto es ridículo."
"¡Cállate, Bakugo!" replicó Zenitsu, aún con los ojos abiertos de par en par y ruborizado. "¡Esto es increíble!"
Izumi, por su parte, trataba de mantener su compostura, pero se sentía atrapada entre la incredulidad y la necesidad de decirle a Rui que se calmara. "Rui, en serio, esto no es apropiado. Deberías ponerte algo más..." sugirió, mientras se esforzaba por no mirar hacia abajo.
Rui se echó a reír, disfrutando de la confusión que había provocado. "Está bien, está bien. Solo estoy bromeando. Pero si todos están tan rojos, ¿qué tal si hacemos esto un poco más divertido?" Su tono era provocador, y parecía que estaba lejos de detenerse.
"Esto no va a terminar bien," pensó Tanjiro, observando la escena con una mezcla de preocupación y diversión. Todos estaban atrapados en un juego del que no podían escapar. ¿Cómo reaccionarían ahora?
Rui Ayaki entró al laboratorio del Doctor Garaki con una expresión decidida. Había sentido la necesidad de aumentar su poder y habilidades, especialmente después de las intensas peleas y encuentros recientes. Con la habilidad de Copia de Artes Demoníacas, tenía la capacidad de replicar los dones de los poderosos villanos y las criaturas que habían sido creadas allí.
Mientras observaba los experimentos en marcha, Rui se acercó a un Nomu que estaba inerte en una mesa de operaciones. Con un gesto de su mano, comenzó a absorber las habilidades del Nomu y su fuerza sobrehumana. El proceso fue rápido y, al instante, una oleada de poder recorrió su cuerpo. Luego se dirigió a Hood, Six y Nomu Woman, replicando sus habilidades únicas.
Doctor Garaki, al ver la transformación y la acumulación de poder de Rui, sonrió con satisfacción. "Impresionante, Rui. No solo has replicado sus habilidades, sino que también has demostrado una gran habilidad para adaptarte y usarlas a tu favor. Esto será muy útil para nuestros planes."
A su lado, All For One observó con interés. "Con tus nuevos poderes, podrías ser un recurso invaluable. ¿Qué piensas hacer con ellos? ¿Atacar a héroes o tomar el control de la situación?"
Rui, ahora sintiéndose más poderoso que nunca, respondió con confianza. "Primero, voy a deshacerme de los héroes y luego puedo ayudar a crear un mundo donde los demonios y villanos sean los que gobiernen. Nadie podrá detenerme."
All For One asintió, complacido con la ambición de Rui. "Eso es lo que me gusta oír. Con tu ayuda, podríamos cambiar las reglas del juego por completo."
Mientras Rui se preparaba para salir del laboratorio, ya podía imaginar cómo usaría sus nuevos poderes en la batalla. Su mente estaba llena de estrategias y planes para enfrentar a los héroes, especialmente a aquellos que habían cruzado su camino.
"Con esto, los héroes no tendrán oportunidad," pensó Rui, mientras se retiraba, sintiéndose más cerca de cumplir sus objetivos. La Liga de Villanos y los demás aliados estaban en un momento crucial, y él estaba listo para ser una parte integral de ese cambio.
Rui Ayaki llegó a la U.A. con una mirada desafiante, recordando su vida anterior como Izuku Midoriya. Al encontrarse con Izumi, decidió compartir un poco de su historia.
—¿Sabes algo, Izumi? —comenzó Rui, mientras se acercaba a ella—. Cuando era Izuku, no tenía quirk. Pero tenía una habilidad natural muy peculiar.
Con un movimiento ágil, Rui tomó su mano y dobló un dedo de forma grotesca, como si fuera de goma, haciendo que se torciera en una dirección imposible. La imagen de su antiguo yo contrastaba con su nueva forma demoníaca.
—Podía doblar mis huesos como si fuera un muñeco de trapo —continuó Rui, mostrando sus garras afiladas que surgieron de sus dedos, un recordatorio de su transformación—. Esta habilidad se convirtió en una ventaja cuando me convertí en demonio. Puedo usarlo no solo para escapar de situaciones, sino también para atacar.
Izumi lo miró con sorpresa y algo de preocupación.
—Eso suena... inquietante. ¿Y ahora? ¿Cómo usas esas habilidades? —preguntó ella, con una mezcla de asombro y temor.
—Ahora puedo romper huesos y desgarrar a mis enemigos con facilidad —respondió Rui, sonriendo de manera retorcida—. Es parte de mi nueva identidad. No necesito un quirk cuando tengo estas habilidades a mi disposición.
Rui se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el interior de la U.A., dejando a Izumi reflexionando sobre la transformación y la oscuridad que había abrazado Rui desde que se convirtió en demonio. Su vida como Izuku Midoriya se sentía cada vez más lejana, y lo que había perdido parecía insignificante en comparación con el poder que ahora poseía.
Izumi observó a Rui con sorpresa, sus ojos ampliándose mientras procesaba lo que acababa de presenciar. Recordó momentos del pasado, cuando Izuku había mostrado una flexibilidad inquietante, como si sus huesos pudieran doblarse y romperse sin consecuencias graves. Ahora, al mirar a Rui, todo tenía sentido.
—Por eso... —comenzó Izumi, entrecerrando los ojos mientras pensaba en sus recuerdos—. Cuando te quebrabas los brazos, siempre los acomodabas tú mismo, como si no te dolieran.
Rui se giró hacia ella, una sonrisa casi burlona en su rostro, como si disfrutara de su confusión.
—Exactamente —respondió Rui, jugando con la idea—. En mi vida anterior, eso era solo un truco que hacía para no preocupar a los demás. Ahora, como Rui Ayaki, tengo la habilidad de romper y reconfigurar mi cuerpo a mi antojo. Es liberador, ¿sabes?
Izumi sintió una mezcla de asombro y miedo. La idea de que Rui, o Izuku, como alguna vez lo conoció, había pasado por tanto y había encontrado una manera de canalizar su dolor y sufrimiento en algo tan oscuro la inquietaba.
—¿No te preocupa lo que eso significa? —preguntó, su voz temblando ligeramente—. ¿No te sientes... roto por dentro?
Rui la miró, sus ojos oscuros llenos de una determinación que le era familiar.
—He dejado atrás lo que era. Ahora soy más fuerte, y no tengo que conformarme con lo que otros consideran normal. No soy solo un héroe, soy un demonio —respondió con firmeza—. Y eso significa que puedo hacer lo que quiera.
Izumi se sintió atrapada entre la admiración y el temor. Aunque Rui había ganado poder, su transformación lo había alejado de lo que una vez fue. La línea entre héroe y villano se había desdibujado, y ella no podía evitar preguntarse qué pasaría con Rui a medida que continuara por este oscuro camino.
Rui Ayaki soltó una risa maníaca mientras declaraba su intención de vengarse de toda la clase 1A y, en especial, de Izumi, la hija de All Might. Su risa resonaba en el pasillo, cargada de malicia y satisfacción. Los estudiantes lo miraban con una mezcla de temor y desconcierto.
—¡Voy a vengarme de todos ustedes, especialmente de ti, Izumi! —gritó Rui, con una sonrisa distorsionada—. ¡Esto es solo el comienzo!
Izumi apretó los puños, llena de confusión y frustración. No entendía del todo por qué Rui la había elegido como blanco principal de su ira, pero sabía que no podía dejar que sus provocaciones la afectaran.
—Rui, esto es una locura —respondió Izumi con firmeza, pero manteniendo la calma—. ¡No tienes que hacer esto! No ganarás nada hiriendo a los demás.
Rui se detuvo por un momento, mirando a Izumi con una sonrisa burlona, sus ojos brillando con una mezcla de rabia y diversión.
—¿Ganar? ¿Crees que esto se trata de ganar o perder? —dijo Rui, inclinando su cabeza ligeramente—. Esto se trata de hacer que todos sientan lo que yo sentí. ¡Desprecio, aislamiento, dolor! —exclamó, levantando sus manos con dramatismo, sus uñas afiladas brillando a la luz.
Los otros estudiantes de la clase 1A observaban con tensión, sin saber cómo responder ante la amenaza de Rui, quien ya había demostrado ser impredecible y peligroso. Las cicatrices de su pasado y el dolor acumulado lo habían transformado en alguien que disfrutaba del caos y la venganza.
Bakugo, que había estado observando en silencio hasta ahora, dio un paso adelante, frunciendo el ceño.
—¿Crees que puedes asustarnos con tu pequeña escena, Ayaki? —gruñó Bakugo, con una chispa de ira en sus ojos—. No nos importa quién seas o lo que creas que puedes hacer. Si te atreves a atacar, te destrozaré.
Rui lo miró, todavía sonriendo, mientras bajaba la mirada ligeramente hacia el suelo.
—Ah, Bakugo... tan predecible como siempre. —Luego, levantó la vista, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y desprecio—. No te preocupes, tendrás tu turno... pero primero, tengo planes más grandes para tu querida amiga Izumi.
La tensión en el ambiente creció mientras Rui se daba la vuelta, desapareciendo en la oscuridad del pasillo, dejando a todos en un estado de alerta máxima.
Izumi miró a sus compañeros de clase con preocupación. Sabía que, a partir de ese momento, debían estar preparados para cualquier cosa que Rui pudiera hacer.
Rui Ayaki soltó una risa maliciosa mientras anunciaba su último acto de venganza:
—¡Acabo de robar más de 1,000,000,000 yenes de la cuenta de All Might y de Inko! —dijo con una sonrisa arrogante, mirando a Izumi y a sus compañeros de la clase 1A—. Ahora les quedan solo 812,765,000,000,000 yenes en su banco. Tal vez deberían reconsiderar cómo cuidan su dinero.
Izumi quedó completamente atónita, sus ojos se abrieron con sorpresa mientras intentaba procesar lo que acababa de escuchar.
—¡¿Cómo hiciste eso?! —exclamó Izumi, sin poder creer lo que Rui había dicho—. ¡Eso es imposible!
Rui se encogió de hombros con indiferencia, jugueteando con el borde de su kimono mientras su sonrisa se mantenía intacta.
—Ah, querida Izumi, tengo muchos recursos a mi disposición. Ya no soy el débil e inútil Izuku Midoriya. Ahora soy Rui Ayaki, un demonio con el poder de hacer lo que quiera. ¿Dinero? ¿Riqueza? Es solo una herramienta más en mi arsenal.
Aizawa, que había estado escuchando desde un lado, intervino con firmeza:
—Rui, esto ha ido demasiado lejos. No solo estás jugando con vidas, sino también con cosas que podrían perjudicar seriamente a personas inocentes.
—¿Inocentes? —Rui se rió en voz alta—. Nadie aquí es completamente inocente. Y no me detendré solo porque tú lo digas, Aizawa. Ya hice lo que quise, y seguiré haciendo lo que me plazca.
Los estudiantes estaban conmocionados, y aunque algunos como Bakugo parecían listos para enfrentarlo, la sensación de que Rui estaba cruzando una línea peligrosa era palpable.
Izumi, con una mezcla de rabia y determinación, dio un paso adelante.
—Rui, no importa lo que robes ni lo que hagas. Seguiremos luchando por lo que es correcto, y detendremos cualquier locura que intentes —declaró, mirando a Rui con desafío.
Rui la observó por un momento, y luego, sin decir más, se dio la vuelta, desapareciendo entre las sombras. Pero su risa seguía resonando en los oídos de todos, como una advertencia de que no había terminado con su venganza.
Rui Ayaki se mantuvo con una expresión fría y desafiante, dejando que sus palabras resonaran en el aire:
—No voy a matar a All Might, ni a Inko, ni a Izumi, ni a Bakugo, ni a ninguno de la clase 1A. No necesitan preocuparse por sus vidas. Mi venganza será más sutil, pero igualmente devastadora. Destruiré todo lo que han creado... su dinero, sus negocios, sus construcciones. Todo lo que valoran en este mundo material se derrumbará. Esa será mi venganza.
Aizawa frunció el ceño, viendo cómo Rui anunciaba su plan con esa mezcla de frialdad y seguridad. El ambiente en la sala estaba tenso. Los estudiantes de la clase 1A miraban a Rui con confusión y preocupación, sin saber cómo reaccionar.
—No voy a matar a nadie, tío Aizawa —continuó Rui, usando el apodo con un toque de sarcasmo—. Mi plan es más sofisticado que eso. Voy a destruir lo que más valoran. Lo material. Lo que piensan que les da poder o seguridad. Y ya he comenzado. Así que prepárense para ver cómo todo lo que han construido con tanto esfuerzo se desmorona ante sus ojos.
Izumi apretó los puños con frustración y desesperación. No podía creer lo que estaba escuchando, pero sabía que Rui no estaba bromeando. Había cambiado de manera tan drástica que era difícil reconocer al antiguo Izuku en esa figura retorcida.
—Rui, ¿por qué estás haciendo esto? —preguntó Izumi, tratando de encontrar una respuesta en el caos de sus palabras—. ¿Qué ganas destruyendo todo lo que hemos logrado?
Rui se detuvo por un momento y la miró directamente a los ojos.
—Paz —dijo simplemente—. Pero será a mis términos, destruyendo el sistema podrido que todos defienden. Ustedes creen en los héroes y en sus falsos ideales. Yo me encargaré de destruir esa ilusión. Y cuando no quede nada, tal vez entonces todos entiendan lo que significa el verdadero cambio.
Rui Ayaki se detuvo en la puerta y giró la cabeza, sus ojos llenos de una ira fría, mientras recordaba el pasado:
—Cuando era Izuku, me esforzaba durante semanas, a veces hasta meses, creando esculturas o cualquier cosa que me diera una pequeña esperanza de ganar algo de dinero. Pero ustedes siempre me lo destruían. Se burlaban de mí. Me quitaban el poco dinero que conseguía, como si mi trabajo no tuviera valor. ¿Recuerdan cómo se reían? —Rui sonrió con un toque siniestro—. Pero ahora... ahora yo tomaré mi venganza.
La clase 1A y los héroes lo miraban en silencio, sorprendidos por la intensidad de sus palabras y por las profundas heridas emocionales que había acumulado con los años. Rui dio un paso más hacia ellos, mientras continuaba:
—La diferencia es que esta vez, yo no perderé. Destruiré todo lo que han construido, todo lo que valoran. Y no importa cuánto intenten detenerme, ya estoy un paso adelante. Ustedes me quitaron todo cuando era débil, pero ahora soy más fuerte que cualquiera de ustedes, y me aseguraré de que sientan el mismo vacío y desesperación que yo sentí.
Sus palabras pesaban en el aire, llenas de resentimiento y rencor acumulado. Nadie supo qué responderle, sabiendo que Rui ya había trazado su camino hacia la venganza.
Todos en la habitación se quedaron en silencio, sus miradas llenas de asombro y preocupación. Aizawa, Sir Nighteye, Nezu, Present Mic, los Pilares, Tanjiro, Senjuro, Zenitsu, Nezuko e Inosuke se sentían completamente descolocados. No sabían cómo reaccionar ante las palabras de Rui Ayaki.
Aizawa, quien siempre había sido firme y tranquilo, frunció el ceño, consciente de que Rui no era alguien que podía ser subestimado.
—Rui... —dijo Aizawa, tratando de razonar con él—. No puedes hacer esto. Lo que estás planeando no traerá paz, solo más destrucción. Si buscas venganza, solo estarás hundiéndote más en la oscuridad.
Sir Nighteye, con su habitual mirada seria, analizó la situación y comprendió que el resentimiento de Rui había crecido hasta un punto crítico.
—Este tipo de venganzas nunca terminan bien —dijo Nighteye en voz baja—. Solo te llevará por un camino del que no podrás volver.
Nezu, con su intelecto afilado, ya estaba buscando soluciones. Sabía que Rui era extremadamente poderoso, especialmente ahora que había dejado de ser humano. Pensaba en cómo evitar que Rui llevase a cabo su plan de destrucción material sin que la situación escalara a la violencia.
Tanjiro, siempre empático, dio un paso adelante, su rostro mostrando preocupación.
—Rui, sé que has sufrido mucho... pero destruir lo que otros tienen no aliviará tu dolor. Hay otra manera de encontrar paz.
Senjuro, visiblemente afectado, trataba de comprender por qué Rui, alguien con quien había compartido tanto, estaba dispuesto a tomar un camino tan oscuro. Había visto la bondad en Rui, incluso después de convertirse en demonio, y se negaba a creer que estuviera completamente perdido.
—Rui... no tienes que hacer esto. Podemos... buscar otra solución. No estás solo —dijo Senjuro con voz temblorosa.
Zenitsu, temblando como siempre, murmuró:
—Esto es malo... muy, muy malo...
Nezuko, aunque no podía hablar, miraba a Rui con ojos llenos de compasión, como si entendiera su sufrimiento.
Inosuke, más visceral, solo miraba con furia contenida. Él siempre estaba listo para pelear, pero incluso él sabía que este no era el momento para desatar su agresión.
Los Pilares, normalmente valientes y firmes, estaban callados, cada uno de ellos calculando el próximo movimiento. Sanemi, conocido por su temperamento, observaba a Rui con ojos entrecerrados, listo para actuar si las cosas se salían de control.
El ambiente estaba cargado de tensión, y todos esperaban lo que Rui haría a continuación, sabiendo que cualquier mal paso podría desatar el caos.
Kagaya Ubuyashiki, con su habitual tono calmado y sabio, habló después de observar las reacciones de todos en la sala. Sus palabras resonaron con una calma implacable, pero cargadas de verdad.
—Es cierto que las acciones siempre tienen consecuencias, y el karma es un ciclo que eventualmente se completa. Lo que Rui ha dicho, aunque doloroso de escuchar, no es completamente incorrecto. Todo lo que se siembra, tarde o temprano se cosecha. Sin embargo —continuó Kagaya, mirando directamente a All Might, Inko, Bakugo, Izumi y la clase 1A—, las personas tienen la capacidad de redimirse, de aprender de sus errores y crecer. El castigo no es siempre la respuesta adecuada.
Los miembros de la clase 1A, All Might, e incluso Inko, bajaron la mirada, asumiendo el peso de las palabras de Kagaya. Era difícil negar que, en algún momento, las decisiones que tomaron o las actitudes que adoptaron hacia Rui habían contribuido a su actual estado emocional y físico.
Bakugo, siempre orgulloso y explosivo, apretó los puños, pero no dijo nada. En el fondo, sabía que había contribuido al dolor de Rui, aunque no lo reconocería fácilmente.
Izumi, llena de confusión, miró a Rui con tristeza. No comprendía del todo cómo habían llegado a esta situación, pero el arrepentimiento empezaba a asentarse en su corazón.
Inko, en shock, se llevó una mano al pecho, profundamente dolida al saber que su hijo había pasado por tanto sufrimiento sin que ella pudiera hacer nada.
All Might, el Símbolo de la Paz, sintió una mezcla de culpa y tristeza. A lo largo de su carrera como héroe, había salvado incontables vidas, pero había fallado en proteger a aquellos que estaban más cerca, como Izuku, quien ahora era Rui.
Kagaya siguió hablando:
—Rui no busca matar, sino destruir lo que considera que le han quitado. No es tarde para cambiar, para corregir los errores del pasado. Pero este camino no puede tomarse solo. Si ustedes quieren evitar la destrucción, deben ser sinceros con ustedes mismos y con él. Solo así podrán encontrar una verdadera paz.
El ambiente en la habitación era solemne. Cada palabra de Kagaya calaba profundamente en todos los presentes. Rui, que seguía observando desde la distancia, no se veía del todo convencido, pero las palabras del líder de los Pilares tenían una extraña resonancia en su interior, aunque el odio y la venganza aún quemaban con intensidad.
La clase 1A y los demás héroes entendían que enfrentaban no solo el poder de Rui, sino las consecuencias de sus propias acciones.
Kagaya Ubuyashiki, con una mirada serena y decidida, continuó su discurso ante los Pilares y los demás presentes.
—Pilares, deben vigilar a Rui Ayaki de cerca. Aunque su sed de venganza es comprensible, es vital que salvaguardemos a los civiles y protejamos a quienes puedan verse afectados por sus acciones. Sin embargo, permítanle cumplir su venganza contra All Might, Inko, Bakugo, Izumi y la clase 1A. Esto es parte de su viaje, y debemos permitir que experimente la profundidad de su propio dolor y el deseo de justicia.
Los Pilares asintieron, comprendiendo la gravedad de la situación. Sanemi, siempre directo, fue el primero en responder:
—Entiendo. Si eso es lo que necesita para encontrar su paz, lo haremos. Pero también debemos estar listos para intervenir si la situación se descontrola.
Muichiro Tokito, el Pilar de la Niebla, se mostró más pensativo. —Si su venganza es lo que busca, quizás eso lo ayude a enfrentar sus propios demonios. Tal vez al final, Rui pueda encontrar una forma de redimirse a sí mismo.
Kagaya continuó: —Al final, después de que haya cumplido su venganza, espero que se acerque a nosotros, que reflexione sobre lo que ha hecho y sobre cómo se siente. Quiero ver su reacción, su humanidad. Este es un momento crucial para Rui; necesita ver si el camino que ha tomado realmente le brinda la paz que busca o si lo lleva más lejos de ella.
La clase 1A, All Might e Inko escucharon en silencio, sintiendo la presión de lo que estaba por venir. Era claro que el camino de Rui no solo afectaría a los que habían estado en su vida, sino que también tendría repercusiones para todos.
Tanjiro, preocupado por su amigo y por Rui, comentó suavemente: —Todos merecen una segunda oportunidad. Espero que Rui pueda encontrar el camino de regreso a la luz, incluso después de lo que ha pasado.
La sala quedó en un silencio tenso mientras todos reflexionaban sobre las palabras de Kagaya y lo que significaba para su futuro y el de Rui. Cada uno de ellos se preparaba para lo que estaba por venir, sabiendo que el desenlace podría cambiar sus vidas para siempre.
Rui Ayaki, en su búsqueda de venganza, había planeado cada movimiento con precisión. Su objetivo era hacer que aquellos que alguna vez lo despreciaron sintieran el mismo dolor que él había soportado. Así que, tras un meticuloso análisis, decidió atacar el trabajo del padre de Ochako Uraraka.
Una tarde, Rui activó su habilidad de Copia de artes demoníacos, utilizando una técnica que había obtenido para manipular el entorno a su favor. En un momento de distracción, provocó un corto circuito en la central eléctrica cercana, causando una serie de fallos eléctricos que afectaron no solo la planta, sino también la infraestructura del edificio donde trabajaba el padre de Uraraka.
El caos se desató rápidamente: la fuga de agua resultante del corto circuito hizo que el sistema de tuberías colapsara, inundando la planta. La presión acumulada provocó que parte del techo se derrumbara, causando pánico entre los empleados. Cuando llegó la autoridad para investigar, encontraron irregularidades en la planta, lo que llevó a la inmediata detención del padre de Uraraka.
Después de 24 horas en la cárcel y una multa de 123,000 yenes, la familia de Uraraka se vio profundamente afectada por el escándalo. Mientras tanto, Rui observaba desde la distancia, sintiendo una mezcla de satisfacción y vacío. Había logrado su objetivo, pero en el fondo sabía que esta venganza no llenaría el vacío que había en su corazón.
Con una sonrisa torcida, Rui se retiró a su habitación, sintiendo que había dado un paso más en su camino hacia la destrucción de aquellos que lo habían herido. Sin embargo, las acciones que había tomado lo llevaron a cuestionarse a sí mismo: ¿realmente estaba más cerca de la paz o simplemente perpetuando un ciclo de dolor?
Rui Ayaki se había propuesto hacer que Bakugo enfrentara las consecuencias de sus acciones. Sabía que la relación entre Bakugo y Elizabeth había estado llena de tensión y problemas, así que decidió arruinar su cita de una vez por todas.
Mientras Bakugo y Elizabeth estaban en un restaurante elegante, disfrutando de una cena, Rui apareció inesperadamente. Con una sonrisa provocativa, se acercó a la mesa justo cuando Bakugo estaba a punto de hacer una propuesta.
"¿Qué tal, Bakugo? ¿Pensaste que podrías tener una noche tranquila sin que alguien te recordara lo que realmente eres?" dijo Rui, su tono burlón resonando en el aire.
Bakugo, al verse interrumpido, frunció el ceño y se preparó para gritarle, pero antes de que pudiera decir algo, Elizabeth lo miró con desdén. "¿Quién te crees para arruinar nuestra cita?" preguntó, visiblemente molesta.
Rui se encogió de hombros. "Solo un amigo que quiere abrirte los ojos, Elizabeth. Bakugo no es quien crees que es. Él no es más que un abusador y un villano".
Elizabeth, furiosa por las palabras de Rui y por la interrupción, se volvió hacia Bakugo. "¿Es cierto? ¿Has estado engañándome? ¿Eres un villano que se burla de la gente que se preocupa por ti?"
Bakugo, intentando defenderse, dijo: "No es lo que piensas, Elizabeth. Rui solo está tratando de meter cizaña entre nosotros". Pero antes de que pudiera continuar, Elizabeth, llena de ira y decepción, lo abofeteó con fuerza.
"¡Maldito infiel! ¡No quiero saber nada de ti!", gritó, dejando caer el anillo que Bakugo había comprado para ella sobre la mesa antes de marcharse, su expresión de desilusión todavía marcada en su rostro. La puerta se cerró tras ella, dejando a Bakugo solo con el anillo, sintiéndose más atrapado que nunca.
Rui se rió entre dientes al ver cómo Bakugo se quedaba allí, con el rostro rojo de rabia y confusión. "¿Qué pasó, Bakugo? Pensabas que todo sería fácil, ¿verdad? Ahora, quizás deberías pensar en tus acciones antes de hacer daño a los demás".
Bakugo apretó los puños, mirando el anillo y luego a Rui, su ira acumulándose. "¡Te vas a arrepentir de esto, Rui!" Pero Rui solo sonrió, sabiendo que había logrado causar el caos que había planeado, dejándolo con una lección difícil que aprender.
A medida que Bakugo se sumía en sus pensamientos, Rui se alejó, satisfecho con el impacto de sus acciones, dejando a Bakugo lidiar con las consecuencias de su propia naturaleza destructiva.
Rui Ayaki, con una sonrisa burlona, se acercó a Bakugo, quien todavía estaba en estado de shock tras la repentina ruptura con Elizabeth.
"Vaya, vaya, el gran Bakugo, el chico que se cree invencible", dijo Rui con sarcasmo. "¿Te sientes bien ahora? Te has burlado de mí y me has acosado durante tanto tiempo, y mira dónde te ha llevado eso. Elizabeth nunca te amará de verdad. Solo eres un mal recuerdo para ella".
Bakugo, furioso y herido, apretó los dientes mientras miraba a Rui. "¡Cállate! No sabes de lo que hablas", respondió, su voz temblando entre la rabia y la frustración. "¡Elizabeth me ama! ¡Tú no eres nada!"
Pero Rui solo se rió. "¿De verdad crees eso? Ella acaba de salir de aquí, dejándote solo con el anillo que compraste. No necesitas ser un genio para darte cuenta de que no era tan perfecto como pensabas. Esta es solo la primera parte de mi venganza. Lo que te hice hoy es solo el comienzo".
En ese momento, Elizabeth, que había estado escuchando desde la distancia, se detuvo. Sus ojos se llenaron de confusión y enojo al escuchar las palabras de Rui. "¿Qué demonios estás diciendo?", exclamó, girándose hacia él. "¿Cómo te atreves a hablar así de Bakugo?"
Rui se encogió de hombros, disfrutando de la escena. "Lo que escuchaste es la verdad. Bakugo nunca ha sido alguien que realmente se preocupa por ti. Solo te usó para alimentar su ego".
Elizabeth miró a Bakugo, buscando una respuesta en su rostro. "¿Es cierto? ¿Me usaste? ¿Todo esto fue solo un juego para ti?"
Bakugo, atrapado entre la ira hacia Rui y la confusión de Elizabeth, no pudo encontrar las palabras. "No, no es así...", trató de decir, pero Rui no le dejó continuar.
"Sí, claro, sigue tratando de mentir. Pero la verdad es que ahora lo has perdido todo. Te has ganado este karma, Bakugo. Y no estoy aquí para salvarte", dijo Rui, disfrutando de cada momento.
Elizabeth, decepcionada y con lágrimas en los ojos, dio un paso atrás. "¡No puedo creer que esto esté pasando! ¿Quién eres realmente, Bakugo?"
Bakugo se sintió impotente mientras ella se alejaba, dejando atrás sus sueños de una vida juntos. Rui se inclinó hacia él, una sonrisa de satisfacción en su rostro. "Disfruta de la soledad, Bakugo. Esto es solo el principio. El karma siempre vuelve, y ahora es tu turno de enfrentarlo".
Con eso, Rui se dio la vuelta y se alejó, dejando a Bakugo lidiando con las consecuencias de su arrogancia, sintiéndose más solo que nunca.
Rui Ayaki, con una mirada de desdén, se acercó al juguete que había sido un símbolo de la infancia de Bakugo, el mismo que le había dado hace años cuando eran amigos. Con una sonrisa maliciosa, lo levantó en el aire para que todos pudieran verlo.
"¿Recuerdas esto, Bakugo?" dijo Rui, su voz cargada de sarcasmo. "Tu juguete favorito, el que me diste cuando teníamos cuatro años. ¿Qué era? ¿Una promesa de amistad? ¿Un símbolo de lo que solíamos ser?"
Bakugo lo miró con furia y confusión, tratando de alcanzar el juguete, pero Rui lo sostuvo fuera de su alcance. "Pero mira lo que eres ahora. Un abusador y un villano, y no me arrepiento de nada. Así que ahora, voy a destruirlo".
Sin más aviso, Rui aplastó el juguete con fuerza, el sonido de plástico rompiéndose resonando en el aire. Elizabeth y los demás en el restaurante se quedaron boquiabiertos, incapaces de procesar lo que estaban viendo. El juguete, que alguna vez representó un momento de inocencia y amistad, ahora yacía hecho trizas en el suelo.
"Me arrepiento de ser tu amigo", continuó Rui, con una risa burlona. "Siempre fuiste basura, y ahora todos pueden verlo. Esto es solo un recordatorio de que lo que alguna vez fue, ya no existe".
Bakugo, lleno de ira y dolor, se lanzó hacia adelante, pero Rui se dio la vuelta y se alejó con una risa cínica. "Nos vemos, Bakugo. Disfruta de tu nuevo mundo sin amigos".
Elizabeth, junto a los otros, observó la escena con tristeza. "¿Por qué tuvo que llegar a esto?", murmuró, sintiéndose atrapada entre la rabia hacia Rui y la preocupación por Bakugo.
Bakugo, con la ira ardiendo en su interior, miró los restos del juguete en el suelo y se sintió más solo que nunca. "¡Rui, vuelve aquí!", gritó, pero Rui ya estaba lejos, riéndose de la destrucción que había dejado atrás.
La risa de Rui resonaba en la mente de Bakugo mientras se preguntaba cómo había llegado a este punto, sintiendo que las cosas nunca volverían a ser como antes.
Rui Ayaki se detuvo por un momento y miró hacia atrás, su sonrisa burlona iluminando su rostro. "Adiós, Kachan", dijo con un tono sarcástico, disfrutando del impacto de sus palabras. La burla y la rabia llenaban el aire, un eco de viejas rivalidades y promesas rotas.
Bakugo apretó los puños, sintiendo una mezcla de furia y desesperación. "¡No te vayas, Rui! ¡Esto no se queda así!" gritó, pero Rui ya había girado, alejándose con un andar despreocupado, como si cada paso fuera un recordatorio de su nueva realidad.
"Te quedas con tus recuerdos, mientras yo me llevo lo que es mío", murmuró Rui para sí mismo, una satisfacción oscura llenando su pecho.
Detrás de él, Elizabeth y los demás miraban con preocupación, sintiendo que la distancia entre ellos y Bakugo se había ampliado de una manera irreversible. El rostro de Bakugo se tornó sombrío mientras observaba la figura de Rui desvanecerse en la distancia, una parte de su infancia rota y un futuro incierto que ahora se cernía sobre él.
"Esto no ha terminado", pensó Bakugo, decidido a encontrar una manera de detener a Rui y poner fin a su venganza, sin importar el costo.
Rui Ayaki llegó a la casa de Lida con una expresión de determinación y una sonrisa fría. La casa, que alguna vez había sido un símbolo de logros y esfuerzo, ahora se convertiría en el escenario de su venganza.
Con un movimiento rápido, Rui comenzó a destrozar todo lo que encontraba a su paso. Medallas, diplomas y trofeos volaron por los aires, cayendo al suelo en pedazos. Cada impacto resonaba como un eco de desprecio por los logros que Lida había alcanzado. "Esto es por cada risa, cada burla que me hicieron sentir menos", murmuró Rui, disfrutando del caos que estaba creando.
Cuando terminó con los logros materiales, se dirigió a la habitación donde Lida guardaba sus ahorros. Con una sonrisa sádica, comenzó a deshacer todo, derribando la caja donde guardaba su dinero y dispersando los billetes por toda la habitación. "Ahora veamos cómo te sientes sin todo esto", dijo Rui, mientras las monedas y billetes caían al suelo como una lluvia de desesperación.
Finalmente, Rui se detuvo, mirando a su alrededor con satisfacción. La habitación estaba en ruinas, y lo que una vez representó el esfuerzo y el sacrificio de Lida estaba ahora reducido a escombros. "Esto es solo el comienzo", pensó Rui mientras se alejaba, sintiendo la adrenalina y el poder que provenían de su venganza. Su rostro mostraba una mezcla de satisfacción y desdén mientras cerraba la puerta detrás de él, dejando a Lida con un vacío en el alma y la desesperación en el corazón.
Lida entró a su cuarto, la imagen del desastre lo golpeó como un puño en el estómago. Las paredes, que una vez estaban adornadas con sus logros y diplomas, ahora estaban manchadas y desgarradas. Las medallas, que representaban horas de trabajo duro y dedicación, yacían en el suelo, destrozadas y cubiertas de polvo.
Mientras sus ojos recorrían el caos, se detuvieron en una carta que estaba en medio de los escombros. Con manos temblorosas, Lida la recogió y comenzó a leer:
Todo lo que ganaste se perdió.
Si buscas venganza, llamaré a Enmu para que elimine a tu hermano y a ti.
Firma: Rui Ayaki.
Las palabras eran como cuchillos, cada una cortando más profundamente que la anterior. Lida sintió que la rabia y el miedo se acumulaban en su pecho. No solo había perdido sus logros, sino que también Rui había amenazado con hacerle daño a su hermano, algo que le horrorizaba.
La desesperación lo invadió. "¿Por qué?" pensó, recordando los momentos en que había reído de Rui, ignorando el dolor que probablemente había estado sintiendo. Pero ahora, el odio de Rui se había vuelto personal, y se daba cuenta de que no podía quedarse de brazos cruzados.
Con un nuevo sentido de determinación, Lida recogió la carta, sus manos apretadas en un puño. "No dejaré que esto se salga con la suya. Protegeré a mi hermano y a mí mismo", se dijo. Aunque el miedo estaba presente, una chispa de valor comenzó a encenderse en su interior. Lida sabía que debía actuar, no solo para recuperar lo que había perdido, sino para enfrentar a Rui y detener su venganza antes de que fuera demasiado tarde.
Uraraka, Lida y Bakugo estaban sentados juntos en un rincón de la U.A., la atmósfera pesada y llena de tristeza. Uraraka tenía los ojos rojos de tanto llorar, y sus manos temblaban mientras intentaba secarse las lágrimas. Lida, con su carta en el regazo, miraba al suelo, sintiendo el peso de la culpa aplastarlo. Bakugo, aunque intentaba ocultar su frustración, tenía la mandíbula apretada y una expresión sombría en su rostro.
Los demás alumnos de la clase 1A se acercaron, preocupados por sus amigos. Izuku, que había estado observando la situación desde la distancia, se adelantó y preguntó: "¿Qué ha pasado? ¿Por qué están así?"
Uraraka, con la voz temblorosa, comenzó a contarles lo que había ocurrido. "Rui... Rui Ayaki ha comenzado su venganza. Destruyó los logros de Lida y dejó una carta aterradora. No solo eso, también arruinó mi cita con Bakugo y se llevó todo el dinero de nuestros ahorros."
Bakugo añadió con rabia contenida, "Y no solo eso, se burla de nosotros, se ríe de nuestro dolor. Es como si disfrutara viéndonos sufrir."
Los demás estudiantes intercambiaron miradas de preocupación. "¿Cómo pudo llegar a esto?" preguntó Shoto, frunciendo el ceño. "No puedo creer que Rui haya cambiado tanto."
Zenitsu, visiblemente asustado, interrumpió: "Pero... ¿qué vamos a hacer? Si Rui continúa con esto, podría lastimar a más personas. Necesitamos detenerlo."
Denki, siempre optimista, intentó elevar el ánimo. "¡Tal vez podamos hablar con él! Quizás aún haya algo de la antigua Rui en su interior."
Uraraka sacudió la cabeza, su voz entrecortada. "No creo que quiera escuchar. Está demasiado enfocado en su venganza. Y nos tiene a todos en la mira."
"Si solo pudiéramos hacerle entender lo que está haciendo," Lida dijo, mirando a sus amigos con desesperación. "No creo que se dé cuenta del daño que está causando. Tiene que haber una manera de llegar a él."
Bakugo, aunque lleno de frustración, asintió lentamente. "No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras él sigue destruyendo todo lo que hemos trabajado. Vamos a unirnos y enfrentarlo. Si nos mantenemos juntos, tal vez podamos cambiar su rumbo."
Con ese nuevo sentido de propósito, la clase 1A se agruparon, decididos a encontrar una forma de detener la venganza de Rui y tratar de ayudarlo a redimirse antes de que fuera demasiado tarde.
Mineta llegó corriendo al grupo, su rostro empapado de lágrimas y la voz entrecortada por el llanto. "¡No! ¡Mi colección de Nopon fue destruida! ¡Era mi orgullo y alegría! ¡Y también borraron mi cuenta y me robaron la laptop!" gritó, agachándose con las manos en el rostro, claramente devastado por lo que había perdido.
Uraraka y Lida se miraron, el desánimo en sus ojos solo aumentaba. "¿También le hizo eso a Mineta?" Lida preguntó, aún sosteniendo la carta de Rui, incapaz de creer que la situación pudiera empeorar.
Bakugo, frustrado, soltó un suspiro. "Ese maldito demonio no se detendrá ante nada. Está arruinando la vida de todos a su alrededor." Miró a Mineta con desdén, pero en el fondo, también sentía un poco de pena por él. "¿Dónde estaba tu colección?"
"¡Estaba en mi cuarto! ¡Era mi tesoro!" Mineta sollozó. "¡No puedo creer que haya hecho eso! ¡Solo quería ser feliz con mis Nopon!"
"Esto tiene que parar," dijo Izumi, mirando a sus amigos con determinación. "Rui no entiende el daño que está causando. Necesitamos encontrarlo y hacerle entender que esto no es la forma de lidiar con su dolor."
"Pero ¿cómo lo haremos?" preguntó Uraraka, sintiéndose impotente. "Si continúa así, no solo perderemos nuestras cosas, sino que también podría lastimar a más personas."
"¡Hagamos un plan!" sugirió Shoto. "Podemos dividirnos en grupos. Algunos pueden intentar hablar con Rui, mientras que otros se aseguran de que nadie más se vea afectado."
Bakugo asintió, con una chispa de determinación en sus ojos. "Lo haremos. No dejaremos que destruyas lo que hemos construido, Rui. Te lo prometo."
Mineta, aunque todavía sollozando, levantó la vista, sintiendo un destello de esperanza al escuchar las palabras de sus compañeros. "¿Realmente creen que podemos ayudarlo?"
"Sí," respondió Lida, reafirmando su determinación. "Si todos estamos juntos, tal vez podamos hacerle entender que hay otras formas de lidiar con su dolor."
Con el grupo decidido a unirse y hacer frente a Rui, comenzaron a elaborar un plan para abordar la situación, sabiendo que tenían que hacerlo antes de que fuera demasiado tarde.
La situación se volvió cada vez más desesperante para la Clase 1A. A medida que Rui Ayaki continuaba su venganza, cada uno de los estudiantes se enfrentaba a una pérdida devastadora:
Izumi Midoriya llegó a su casa solo para encontrar que todos sus trofeos y medallas de sus logros como héroe habían sido destruidos. Las cartas de aliento de All Might que había guardado durante años también habían sido rasgadas y dejadas esparcidas por el suelo.
Uraraka se enteró de que su padre había perdido su trabajo en la construcción debido a un accidente que Rui había provocado. La tristeza en su hogar era palpable y se sintió impotente al ver a su padre lidiar con las consecuencias.
Katsuki Bakugo vio cómo Elizabeth lo dejaba en plena calle tras enterarse de los actos de Rui. "¡No puedo estar con alguien que tiene amigos como tú!", le había gritado antes de alejarse, dejándolo solo con su orgullo herido.
Shoto Todoroki perdió una de sus medallas de oro en un evento de deportes. Rui había hecho que uno de sus compañeros las destruyera durante un "accidente" en el gimnasio, y se sintió como si le hubieran robado una parte de sí mismo.
Mina Ashido vio cómo su colección de productos de maquillaje y su equipo de baile fueron destruidos en su casa. Cuando regresó, encontró su habitación completamente desordenada y destrozada.
Tenya Lida fue el más afectado cuando llegó a su habitación y encontró no solo sus logros destruidos, sino también una nota de Rui que decía: "Tu hermano es el próximo." La angustia se apoderó de él al pensar en lo que Rui podría hacerle a su familia.
Mineta, como ya mencionamos, llegó a su casa y vio que su laptop había desaparecido, junto con su preciada colección de Nopon, que había acumulado durante años. Se sintió completamente desolado.
Kirishima llegó a su hogar para encontrar que su madre había sido víctima de un fraude debido a un robo de información personal que Rui había orquestado. Su familia estaba pasando por dificultades económicas, y la angustia de no poder ayudarle lo golpeó duramente.
Sero se dio cuenta de que su equipo de grabación y sus videos que había estado trabajando con tanto esfuerzo se habían borrado. Cuando trató de recuperar sus archivos, se dio cuenta de que Rui había saboteado su computadora.
Cada uno de los estudiantes se sintió perdido y frustrado. La alegría y la camaradería que solían compartir se habían desvanecido, y la sombra de Rui Ayaki se cernía sobre ellos como una amenaza constante. Con la clase desmoronándose, comenzaron a unirse aún más, decididos a enfrentarse a Rui y ponerle fin a su venganza. Sabían que tenían que encontrar una forma de salvar no solo su amistad, sino también lo que les quedaba de sus vidas antes de que Rui se descontrolara aún más.
Rui Ayaki llevó su venganza a un nuevo nivel al destruir la emblemática estatua de All Might y su madre, Inko. En el lugar donde antes se alzaba el símbolo de la paz, Rui colocó las figuras de Muzan Kibutsuji y All For One, creando una escena macabra que rápidamente se volvió viral.
Los noticieros estaban enloquecidos. Los reporteros cubrían la escena en vivo, mostrando cómo la estatua de All Might yacía hecha trizas, mientras la multitud de estudiantes de la U.A., así como los ciudadanos, miraban con horror y confusión. Rui, con una sonrisa retorcida en su rostro, se dirigió a la cámara, gritando:
"¡Esta es mi última venganza! El don de All Might se llama One for All, y la novena portadora es Izumi Midoriya. ¡Y sí, All For One está vivo! ¡No volveré a la U.A.! ¡Adiós, héroes!"
Las palabras de Rui resonaron en los corazones de todos los que lo escuchaban, sembrando la duda y el miedo en la comunidad heroica. La revelación de que Izumi, en lugar de Izuku, era la nueva portadora de One for All provocó un revuelo entre los estudiantes, quienes no podían comprender la magnitud de lo que estaba sucediendo.
Mientras los reporteros intentaban recopilar información y los héroes se preparaban para intervenir, la atmósfera se volvió tensa. Rui había cruzado una línea que nadie podía ignorar, y la amenaza que representaba era más real que nunca. La clase 1A, ya afectada por las pérdidas de sus pertenencias y relaciones, ahora se enfrentaba a una lucha no solo por recuperar su honra, sino también por detener a Rui antes de que causara más estragos en el mundo que conocían.
Con el futuro de Izumi en juego y la sombra de Rui cerniéndose sobre ellos, los estudiantes se unieron, decididos a encontrar una manera de restaurar el equilibrio y proteger lo que les quedaba de su legado heroico. La batalla por la verdad y la justicia apenas comenzaba, y el destino de todos estaba en la balanza.
Rui Ayaki, con una risa que resonaba con una mezcla de locura y satisfacción, se volvió hacia la multitud y reveló su verdad oscura. "¡Yo provoqué todo esto! Todo fue por mi venganza contra All Might, Inko, Bakugo, Izumi y la clase 1A", declaró, su voz resonando con desdén mientras el eco de sus palabras llenaba el aire.
La multitud se quedó en silencio, sus corazones palpitando con miedo y confusión. Rui, disfrutando del momento, comenzó a reírse a carcajadas, su risa se intensificaba mientras se deleitaba en la desesperación que había sembrado. Con un gesto dramático, levantó la mano y llamó a Nakime.
De repente, una biwa comenzó a sonar, llenando el ambiente con una melodía hipnótica y sobrenatural. La música reverberó a través del aire, creando una atmósfera inquietante. Rui, con una sonrisa burlona, se desvaneció en el aire, como si nunca hubiera estado allí.
Los estudiantes de la clase 1A, paralizados por la revelación y la desaparición de Rui, intercambiaron miradas de horror y asombro. La figura de Rui, ahora envolviendo a Nakime y su melodía, simbolizaba una amenaza que no podían ignorar. La venganza de Rui no solo había dejado cicatrices en sus vidas, sino que ahora había abierto un nuevo capítulo de peligro e incertidumbre.
Con la música de Nakime resonando en sus mentes, los estudiantes de la U.A. sabían que tenían que actuar rápidamente. La amenaza de Rui y su sed de venganza estaban lejos de haber terminado. Tendrían que unirse, no solo para detener a Rui, sino también para enfrentar las consecuencias de sus acciones. La lucha por recuperar lo que habían perdido y proteger su futuro estaba a punto de comenzar.
Los civiles, héroes profesionales y miembros de la Liga de Villanos observaban con asombro y confusión mientras Rui Ayaki cumplía su venganza. La escena era caótica: edificios destruidos, parejas separadas, y una sensación palpable de desesperación llenaba el aire. La figura de Rui, con su risa burlona, se había convertido en el símbolo de una venganza que resonaba en toda la sociedad.
Los civiles miraban a su alrededor, algunos con lágrimas en los ojos, otros con rostros de incredulidad. Muchos recordaban a All Might como un héroe, pero ahora veían cómo su legado y el de otros héroes se desmoronaban ante sus ojos. Las noticias se esparcieron rápidamente, y la sensación de traición caló hondo entre aquellos que habían confiado en la protección de los héroes.
Los héroes profesionales, reunidos en grupos, intercambiaban miradas preocupadas. Sabían que la situación estaba fuera de control y que la ira de Rui había desatado una serie de eventos que podrían tener repercusiones a largo plazo. La misión de proteger a los ciudadanos se complicaba a medida que la venganza de Rui se desarrollaba, dejando un camino de destrucción y caos en su estela.
Por otro lado, la Liga de Villanos observaba desde las sombras, intrigados por el nivel de destrucción que Rui había logrado. Algunos de ellos sonreían con satisfacción al ver cómo un antiguo enemigo de los héroes estaba causando estragos, preguntándose si podría ser útil en sus propios planes. La idea de aliarse con Rui para aprovechar su sed de venganza comenzó a tomar forma en sus mentes.
Mientras tanto, Rui, oculto en un rincón, se regocijaba en su éxito. Había cumplido su venganza y había dejado una marca imborrable en la vida de sus enemigos. Sabía que esto era solo el principio y que la verdadera prueba aún estaba por llegar. Con un último vistazo a la destrucción a su alrededor, se preparó para lo que vendría a continuación, decidido a seguir adelante en su camino de venganza, sin importar el costo.
Rui Ayaki llegó a la fortaleza con una expresión de satisfacción en su rostro. Las libretas que entregó a Muzan estaban llenas de información sobre All Might, Inko, Bakugo, Izumi y la clase 1A. Era un trofeo de su venganza, un símbolo de cómo había desmantelado las vidas de aquellos que alguna vez le habían hecho daño.
Muzan tomó las libretas con interés, hojeándolas lentamente. "Esto es un gran regalo, Rui. Has hecho un buen trabajo despojando a tus enemigos de su poder y prestigio", dijo Muzan con una sonrisa sutil. Sin embargo, su tono se volvió más serio. "Pero recuerda, no tocaremos a Aizawa, Sir Highteye, Nezu, Mic, Gran Torino o Recovery Girl. Ellos han sido tus cuidadores y han tratado de protegerte. Sus acciones, aunque discutibles, han sido por tu bienestar".
Rui asintió, sintiendo un extraño sentido de lealtad hacia aquellos que, a pesar de todo, habían intentado ayudarlo. "Lo sé. No tengo intención de involucrarlos en mi venganza. Mis objetivos son claros y específicos".
En ese momento, Monoma, acompañado de Shinso y Senjuro, entró en la sala, sorprendidos al ver a Rui en la fortaleza de Muzan. Monoma, siempre audaz, levantó una ceja. "¿Rui? ¿Qué haces aquí? No parece que estés en problemas, así que supongo que esto no es bueno".
Shinso, con su mirada serena, observó la situación con cautela. "¿Estás bien, Rui? Esto no parece un lugar seguro".
Senjuro, aunque un poco más relajado que los otros, no pudo evitar sentir una tensión en el aire. "¿Qué está pasando aquí?"
Rui se giró hacia ellos, una sonrisa burlona en su rostro. "He encontrado mi camino, amigos. Estoy aquí para asegurarme de que las cosas cambien. Y esta vez, será de acuerdo a mis términos".
Monoma intercambió miradas con Shinso y Senjuro, claramente preocupado. "¿Qué quieres decir con eso? No estás hablando de involucrarte con ellos, ¿verdad?"
Rui se rió suavemente. "No, no en el sentido que piensas. Estoy dejando que el pasado hable por sí mismo mientras me aseguro de que mis enemigos entiendan lo que significa ser un demonio. Y créanme, esto es solo el principio".
Muzan observó la interacción con interés, sintiéndose complacido por la dinámica entre Rui y sus antiguos amigos. Sabía que Rui estaba en un camino peligroso, pero eso solo lo hacía más intrigante. La fortaleza resonaba con la promesa de nuevos desafíos y alianzas inesperadas.
Rui Ayaki miró con curiosidad mientras Shinso y Senjuro tomaban la decisión de convertirse en demonios. Sabía que ambos habían pasado por experiencias difíciles, y el deseo de obtener poder y venganza resonaba profundamente en ellos.
Senjuro recordó los maltratos que había sufrido por parte de su padre borracho, y cómo su hermano, a pesar de su bondad, había sido incapaz de protegerlo. La idea de que All Might, Inko, Bakugo, Izumi y la clase 1A pudieran usar su sufrimiento como un medio para hacerle daño a Rui lo llenó de ira. "No permitiré que eso pase. Acepto", dijo con determinación, decidido a obtener la fuerza que necesitaba para proteger a Rui y, al mismo tiempo, vengarse de quienes le habían hecho daño.
Shinso, observando la determinación de Senjuro, también sintió que su vida había estado marcada por el dolor y la lucha por ser aceptado. Había estado al borde de la desesperación, enfrentándose a sus propios demonios, y ahora veía una oportunidad de cambiar su destino. "Yo también acepto. Quiero ser parte de esto", declaró, sintiendo que el poder demoníaco podría darle la fuerza para enfrentar a aquellos que lo habían menospreciado.
Muzan sonrió, complacido con su decisión. "Bien. Entonces, prepárense", dijo mientras se acercaba con una jeringa llena de su sangre demoníaca. La esencia oscura brillaba intensamente en el vial, prometiendo fuerza y habilidades inimaginables.
Con una rápida inyección, Muzan transfirió su sangre a Shinso y Senjuro. Ambos sintieron un ardor intenso en sus venas mientras la energía demoníaca comenzaba a fluir a través de ellos. La transformación era dolorosa, pero también liberadora; cada célula de sus cuerpos se reestructuraba, otorgándoles poder y resistencia.
Rui observó el proceso con interés y una mezcla de orgullo y preocupación. Sabía que aceptar la sangre de Muzan significaba abrazar un nuevo camino lleno de peligros, pero también traía consigo una nueva oportunidad para hacer justicia por su sufrimiento.
Una vez que la transformación terminó, Shinso y Senjuro se miraron, sintiendo el poder pulsar a través de ellos. La conexión entre los tres se había fortalecido; ahora eran más que amigos, eran compañeros en una búsqueda de venganza y redención.
"Ahora somos demonios", dijo Senjuro, con una sonrisa desafiante en su rostro. "Y no hay nada que nos detenga".
Shinso asintió, sintiendo la nueva fuerza dentro de él. "Juntos, vamos a demostrarles lo que somos capaces de hacer".
Rui se unió a ellos, su mirada fija en el horizonte. "Entonces, comencemos nuestra venganza". Con esa declaración, se dirigieron hacia el mundo exterior, listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara.
Kagaya, junto con los Pilares, se reunió en una sala de estrategia, donde la tensión era palpable. La noticia de que Senjuro y Shinso se habían convertido en demonios debido a la manipulación y el abuso que habían sufrido por parte de All Might, Inko, Bakugo, Izumi y la clase 1A había dejado a todos furiosos.
"¡Esto no puede seguir así!" exclamó Kagaya, su voz resonando en la habitación. "Han cruzado una línea. Han llevado a dos jóvenes al extremo de convertirse en demonios, y no solo eso, sino que han arruinado sus vidas. Este es el resultado de su arrogancia y desprecio por el dolor de los demás".
El Pilar de la Llama, Kyojuro Rengoku, se cruzó de brazos, su expresión era seria. "Han sido descuidados con sus acciones. A pesar de su estatus como héroes, han fallado en ver el sufrimiento que han causado a quienes los rodean. Esto es inaceptable".
Shinobu Kocho, la Pilar de Insecto, asintió, su mirada llena de indignación. "Sus acciones han tenido consecuencias devastadoras. No solo han herido a Senjuro y Shinso, sino que también han alimentado la venganza de Rui Ayaki. Si no se detienen, podrían perder a más personas valiosas".
Tanjiro Kamado, que había estado escuchando en silencio, finalmente habló. "Esto no se trata solo de Rui. Se trata de todos los que sufren por la culpa de aquellos que se dicen héroes. Debemos actuar, y no solo contra Rui, sino también contra aquellos que han causado este dolor".
Kagaya miró a cada uno de ellos, entendiendo que la ira de los Pilares era justificada. "Es hora de que confrontemos a All Might, Inko y la clase 1A. Necesitan asumir la responsabilidad de sus acciones. Deben entender el daño que han causado".
Los Pilares se prepararon para actuar, sintiendo que tenían la responsabilidad no solo de proteger a la humanidad, sino también de abordar las injusticias dentro de su propia clase de héroes. Sin perder tiempo, decidieron que era necesario confrontar a All Might y a la clase 1A, no solo para hacerles entender las repercusiones de sus actos, sino también para buscar una solución que impidiera que más vidas se destruyeran en el proceso.
"Vamos a hacerles entender que sus acciones tienen consecuencias", dijo Kagaya con firmeza. "No solo por Senjuro y Shinso, sino por todos los que han sido perjudicados en este camino. Debemos recordarles lo que significa ser verdaderos héroes".
Con determinación renovada, los Pilares se prepararon para la confrontación, listos para exigir respuestas y justicia.
Kagaya, con una mirada seria, se dirigió a la clase 1A y a los Pilares, explicando las nuevas decisiones que habían tomado. "Ahora, la clase 1A enfrentará a Sanemi Shinazugawa. Pelearán con katanas reales, y All Might e Inko irán a enfrentar a la Luna Superior 5 junto a un grupo de cazadores. Izumi, tú pelearás contra Rengoku con una katana real".
La atmósfera se volvió tensa al escuchar los nombres de los oponentes. Rengoku, con una expresión de determinación, se giró hacia Izumi, su mirada ardiente. "No tendré piedad contigo, Izumi. Has herido a mi hermanito, y pagarás por ello. Prepárate para enfrentarte a la llama que arde en mi corazón".
Sanemi, con su espada en mano, sonrió de manera sádica. "Ahora los dejaré con cicatrices en sus cuerpos. Están a punto de descubrir lo que significa sufrir. No hay compasión en esta batalla".
All Might e Inko intercambiaron miradas preocupadas. La idea de enfrentarse a una Luna Superior era aterradora, pero sabían que tenían que hacerlo para proteger a sus seres queridos. All Might, con su característico espíritu heroico, dijo: "No podemos permitir que Rui siga arrasando con todo. Esta es nuestra oportunidad para detenerlo y hacer las cosas bien".
Inko asintió, su mirada llena de determinación. "Haremos lo que sea necesario para proteger a nuestros hijos y a todos los que han sufrido a causa de nuestros errores".
Kagaya miró a todos, asegurándose de que comprendieran la gravedad de la situación. "Recuerden, no se trata solo de pelear. Se trata de redimirnos, de corregir nuestros errores. Deben luchar con todo lo que tienen, no solo por ustedes mismos, sino por todos los que han sufrido. Tomen esto como una oportunidad para aprender y crecer".
Con esas palabras resonando en sus mentes, la clase 1A se preparó para la batalla. Sabían que lo que les esperaba no sería fácil, pero estaban decididos a enfrentar su destino. Sanemi y Rengoku estaban listos para darles una lección, y la batalla estaba a punto de comenzar.
Mientras tanto, All Might e Inko se dirigieron hacia la dirección de la Luna Superior 5, conscientes de que sus vidas y las de sus seres queridos estaban en juego. La tensión aumentaba, y cada uno de ellos estaba listo para enfrentar las consecuencias de sus decisiones pasadas.
La batalla contra Sanemi fue brutal. Desde el inicio del enfrentamiento, la clase 1A se dio cuenta de que estaban lidiando con un oponente formidable. Sanemi, con su agilidad y habilidades excepcionales, no solo estaba decidido a vencerlos, sino que también parecía disfrutar del caos que estaba desatando.
Uno a uno, los chicos de la clase 1A intentaron acercarse y atacar, pero Sanemi los esquivó con facilidad. Con cada movimiento, desató cortes precisos que dejaron cicatrices visibles en sus brazos, pecho y espalda. Su espada cortó como si fuera una hoja de papel, y los gritos de dolor resonaron en el aire. "¿Es todo lo que tienen?", se burló Sanemi, disfrutando cada momento de la humillación.
Los chicos, llenos de determinación, intentaron levantarse y volver a la carga, pero cada intento era respondido con una agilidad y ferocidad que no esperaban. En un abrir y cerrar de ojos, Sanemi había marcado a varios de ellos, dejando cicatrices que serían recordatorios permanentes de su derrota.
Mientras tanto, las chicas de la clase 1A no tuvieron mejor suerte. Sanemi, con un movimiento rápido, logró noquear a varias de ellas, dejándolas caer al suelo inconscientes. Sus vestidos fueron desgarrados en el proceso, una humillación adicional que resonó profundamente en el orgullo de cada una.
Aizawa, que había estado observando desde la distancia, sintió un gran pesar al ver cómo sus estudiantes eran derrotados de tal manera. Sabía que debían aprender de esta experiencia, pero el costo era alto.
En el campo de batalla, Sanemi continuó riéndose, disfrutando de su victoria. "¿Así que ustedes son los nuevos héroes? ¡Qué decepcionante!" Sus palabras resonaron en el aire, un eco de la realidad que estaban enfrentando.
Sin embargo, a pesar de la humillación y el dolor, la clase 1A se negó a rendirse. Con cada cicatriz y cada golpe recibido, una llama de determinación comenzaba a encenderse en sus corazones. Sabían que no podían permitir que sus miedos los dominaran. Debían levantarse, aprender de esta derrota y encontrar una manera de luchar de nuevo.
Mientras el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de un rojo brillante, la lucha aún no había terminado. Aunque las cicatrices eran dolorosas, también eran una promesa de que volverían a levantarse, más fuertes que antes.
Rengoku se abalanzó sobre Izumi con una velocidad sorprendente, su katana brillando a la luz del atardecer. "¡No te haré ninguna concesión!", gritó, sus ojos ardían con determinación. Izumi apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que Rengoku lanzara un ataque brutal.
El filo de la espada cortó el aire, y antes de que Izumi pudiera esquivar, sintió un tirón en su cabello. Un mechón fue arrancado de su cabeza, cayendo al suelo como un símbolo de la crueldad del momento. Rengoku, con su mirada intensa, continuó: "Esto es solo el comienzo. Los demonios no conocen la compasión, y tú eres un blanco perfecto. Si no puedes defenderte, serás cazada y devorada."
Izumi, sorprendida y asustada, se mantuvo en pie, el miedo llenando su corazón, pero en su interior, la rabia y el deseo de luchar comenzaban a crecer. Se dio cuenta de que no podía permitir que la desesperación la dominara. Sabía que Rengoku no solo era un pilar fuerte, sino también un guerrero decidido a demostrar la verdadera naturaleza de los demonios.
"¡No soy solo una presa!", gritó Izumi, tomando una posición defensiva. Con su quirk activado, se preparó para contraatacar, su determinación ardiendo en sus ojos. "¡No dejaré que me trates como una víctima!"
Rengoku se detuvo por un instante, sorprendido por la valentía que Izumi mostraba. "Eso es lo que quiero ver", respondió, una chispa de respeto en su voz. "¡Lucha! Muéstrame que eres más que solo una chica en apuros."
Izumi, ahora llena de determinación, se lanzó hacia él, dispuesta a demostrar que podía enfrentar a un pilar, aunque su camino estuviera lleno de peligros. La batalla apenas comenzaba, y el deseo de superarse encendió su espíritu mientras ambos luchaban con todo lo que tenían.
Rengoku, con su técnica impecable y su experiencia, rápidamente tomó la ventaja en el combate. Izumi, a pesar de su valor y determinación, se encontró atrapada en un torbellino de movimientos rápidos y precisos.
Con cada ataque, Rengoku demostraba su habilidad, cortando el aire con su katana y bloqueando los intentos de Izumi de contraatacar. Su técnica del Humo Infernal envolvió el campo de batalla en una neblina ardiente, dificultando la visión de Izumi. Cada vez que intentaba lanzar un ataque, Rengoku respondía con un movimiento casi automático, desarmándola con facilidad.
"¡No te rindas, Izumi!" gritó Rengoku mientras la esquivaba, dejando una marca de cortes en su uniforme. "¡Usa todo lo que tienes!"
Sin embargo, la presión del combate comenzó a abrumar a Izumi. A cada momento que pasaba, el pilar la empujaba más allá de sus límites, desmoronando su confianza. En un intento de desviar un golpe, se encontró demasiado expuesta. Rengoku, viendo su oportunidad, realizó un rápido Corte de Llama, un movimiento que dejó una herida en su brazo.
Izumi cayó al suelo, respirando pesadamente y sintiendo el ardor del dolor. "¡No puedes dejar que esto te detenga!", le dijo Rengoku con una voz firme pero comprensiva. "Recuerda por qué luchas. ¡Levántate!"
Pero el ardor de su derrota se hacía cada vez más fuerte. Con lágrimas en los ojos y una mezcla de frustración y admiración, Izumi se dio cuenta de que aún le quedaba mucho por aprender y crecer. "Lo siento... no puedo...", murmuró, sintiendo cómo la desesperación la invadía.
Rengoku, al ver su lucha interna, extendió una mano para ayudarla a levantarse. "A veces, las derrotas son las lecciones más importantes. No te desanimes, esto no es el final. Sigue entrenando y serás más fuerte".
Con el rostro empapado en lágrimas, Izumi tomó la mano de Rengoku y, aunque se sentía derrotada, el deseo de mejorar y superar sus limitaciones ardía dentro de ella. "Lo haré... no me rendiré", prometió, mientras Rengoku sonreía, listo para guiarla hacia un futuro más brillante.
Sanemi, con una sonrisa burlona en su rostro, observó la escena desde una distancia mientras la Clase 1A miraba atónita cómo sus íconos caían uno tras otro. Izumi había dado una buena batalla contra Rengoku, pero ahora era el turno de ver cómo All Might e Inko sufrían una humillante derrota a manos de los cazadores de demonios.
Nezuko, con su velocidad y fuerza inhumana, había sorprendido completamente a All Might, quien, aunque aún poderoso, ya no estaba en su apogeo. Después de esquivar varios de sus ataques, Nezuko se movió con una agilidad increíble, dejando su huella en el suelo y asestando un golpe directo en el estómago de All Might, quien no pudo resistir el impacto y fue noqueado en el acto.
"¡Eso es lo que pasa cuando subestimas a los demonios!", exclamó Sanemi, cruzando los brazos mientras observaba a All Might desplomarse. "Nezuko no es una niña indefensa. Subestimarla fue tu error".
Inko, mientras tanto, luchaba ferozmente contra Tanjiro, pero la diferencia de experiencia y habilidad era evidente. Tanjiro, con su amabilidad innata, intentó no herirla de gravedad, pero finalmente, en un movimiento rápido, le dio su famoso cabezazo, dejándola inconsciente al instante.
"¡Vaya cabezazo! Yo sé bien lo que se siente", comentó Sanemi en tono sarcástico, tocándose la cabeza recordando su propio encuentro con el estilo único de combate de Tanjiro. "Es un ataque que nunca ves venir hasta que ya es demasiado tarde".
Los estudiantes de la Clase 1A observaban con horror e impotencia cómo sus maestros y héroes caían ante los cazadores de demonios. Este combate no solo era físico, sino una lección brutal de que el mundo de los cazadores y demonios era despiadado, sin piedad para los que no estuvieran preparados.
"¿Y qué harán ustedes, Clase 1A?" preguntó Sanemi en un tono desafiante. "¿Seguirán mirando, o van a demostrar que valen algo más que solo títulos de héroes?"
El ambiente estaba cargado de tensión, con la clase abrumada por el caos y la incertidumbre sobre qué vendría a continuación.
Mientras los Wild Pluscats observaban desde las sombras, quedaron sorprendidos al ver a Rui Ayaki jugando con Kota, un niño de apenas 11 años. A pesar de su naturaleza demoníaca y su reputación temida, Rui no mostraba ningún signo de agresión. Al contrario, estaba inmerso en una actividad despreocupada, riéndose y bromeando con el pequeño.
"¿Es eso Rui Ayaki?", murmuró uno de los Pluscats, tratando de entender la escena. "¿Realmente está jugando con un niño?".
"¡Sí! Pero... ¿no se supone que los demonios atacan a los débiles?", respondió otro, confundido. "Este niño no tiene defensas. ¿Por qué no lo ataca?".
Rui estaba jugando un juego de sombras, donde hacía que las formas de su cuerpo se movieran de una manera divertida. Kota se reía a carcajadas, disfrutando del momento sin miedo. Los Wild Pluscats se dieron cuenta de que, a pesar de su naturaleza violenta y sádica, Rui Ayaki tenía un lado que parecía humano.
"Es extraño... Un demonio que no toca a los niños ni a los ancianos", reflexionó un tercer Pluscat, observando la interacción. "Esto podría cambiar nuestra percepción de él. Tal vez no todos los demonios son iguales".
Mientras tanto, Rui, aunque había elegido un camino oscuro, también mostraba destellos de bondad en su trato con Kota. Este momento fue una sorpresa para todos, un recordatorio de que incluso en el caos y la maldad, aún había espacio para la compasión. La conexión entre Rui y Kota fue un contraste llamativo con la lucha y la destrucción que a menudo lo rodeaba.
"Quizás hay más en él de lo que pensamos", dijo uno de los Pluscats, mientras continuaban observando la escena, intrigados por esta inesperada revelación.
Mandalay, Pixie-Bob, Ragdoll y Tiger observaron desde la distancia, atónitos al ver cómo Rui Ayaki, un demonio temido por muchos, interactuaba con Kota. La sorpresa se convirtió en inquietud cuando escucharon al niño preguntar por qué Rui lo trataba con amabilidad.
—¿Por qué lo tratas bien? —preguntó Kota, sus ojos llenos de curiosidad.
Rui, con la voz temblorosa y lágrimas corriendo por su rostro, respondió:
—Me recuerdas a Mitsuki, mi hermanita adoptada. Ella... murió a manos de los cazadores. Ese viejo de la tienda... —su voz se quebró—. Mitsuki murió en mis manos.
El dolor en la expresión de Rui era palpable. La tristeza y la rabia se entrelazaban mientras recordaba la pérdida de su hermana. En un impulso, se agachó y abrazó a Kota con fuerza, como si en el abrazo pudiera encontrar consuelo tanto para él como para el niño.
Mandalay, Pixie-Bob, Ragdoll y Tiger se miraron entre ellos, sorprendidos por esta muestra de vulnerabilidad del demonio.
—¿Es realmente capaz de sentir amor y tristeza? —murmuró Mandalay, sintiendo que su percepción de Rui cambiaba rápidamente.
—Parece que hay más en él de lo que pensábamos —comentó Ragdoll, observando cómo Kota devolvía el abrazo, sin temor—. Quizás hay una chispa de humanidad en su corazón.
Kagaya, los Pilares y Tanjiro, quienes habían estado observando desde lejos, también sintieron una mezcla de asombro y esperanza. La escena era un contraste desgarrador con la imagen del demonio que habían conocido.
—A veces, los que más han sufrido son los que muestran más compasión —reflexionó Tanjiro, tocando su espada mientras contemplaba la interacción.
El abrazo entre Rui y Kota se convirtió en un momento simbólico, uno que desafiaba las nociones preconcebidas sobre demonios y humanos, mostrando que incluso en el corazón de la oscuridad, podía existir la luz.
Rui Ayaki miró a Kota con una mezcla de cariño y determinación, dejando claro que su vínculo iba más allá de una simple amistad. La intensidad en sus ojos sorprendió a los Pilares, héroes y a las clases 1A y 1B.
—Monoma, Shinso y Senjuro son amigos —dijo Rui, su voz firme—. Pero tú, Kota, eres como el hermanito que jamás tuve.
El aire se llenó de un silencio pesado mientras las palabras de Rui resonaban en todos. Era un recordatorio impactante de que, incluso en un demonio, podía existir un profundo sentido de lealtad y protección.
Rui se enderezó, la expresión en su rostro cambiando de ternura a una feroz determinación.
—No dudaré en eliminar a cualquiera que lastime a mi hermanito —declaró, su voz resonando con una mezcla de rabia y dolor.
Los presentes se miraron entre sí, atónitos. La visión de Rui Ayaki, el demonio que había desatado una venganza devastadora contra All Might, Inko, Bakugo, Izumi y la clase 1A, se transformaba ante sus ojos. Este nuevo lado de Rui mostraba su deseo de proteger lo que valoraba, incluso si eso significaba cruzar límites.
Mandalay, Pixie-Bob, Ragdoll y Tiger intercambiaron miradas de incredulidad. La complejidad de Rui desafiaba las nociones de lo que significaba ser un demonio.
Kagaya, observando desde la distancia, sonrió ligeramente. Era un recordatorio de que incluso aquellos que habían sido considerados perdidos podían encontrar la redención y la conexión.
—Esos sentimientos son más fuertes que cualquier venganza —dijo Kagaya en voz baja, reconociendo el camino que Rui estaba eligiendo.
Los Pilares, héroes y estudiantes sintieron una nueva respectiva hacia Rui, al darse cuenta de que en su interior había un ser capaz de amar y proteger, desafiando las expectativas de todos.
Muscular se rió despectivamente, su voz resonando con burla en el aire.
—¿Debilucho? ¿Así que este es el gran Rui Ayaki? ¡Voy a matar a ese niño frente a ti!
Rui sintió cómo la ira comenzaba a burbujear en su interior. Sin pensarlo dos veces, se volvió hacia Monoma, Senjuro y Shinso, sus ojos ardían con una mezcla de determinación y protección.
—¡Proteger a Kota! —gritó, antes de lanzarse hacia Muscular con una velocidad sorprendente.
La transformación en su personalidad era palpable; la ferocidad que había mantenido a raya durante tanto tiempo se desató. Rui atacó a Muscular con una habilidad letal, sus hilos de seda cortando el aire como cuchillas.
Con un movimiento ágil y preciso, Rui se abalanzó sobre Muscular, cortando sus brazos sin piedad. El monstruo gritó de dolor, su burla reemplazada por súplicas desesperadas.
—¡Piedad! ¡Por favor! —gritó Muscular, su rostro mostrando una mezcla de horror y desesperación.
Pero Rui no mostró ningún signo de compasión. Con un último golpe, cortó la vida de Muscular de un solo tajo, dejando caer su cuerpo inerte al suelo. La escena dejó a todos los presentes atónitos.
El silencio que siguió fue ensordecedor. Los Pilares, héroes y estudiantes miraron con asombro cómo Rui había cruzado una línea que muchos temían que nunca cruzaría. Su ferocidad era una declaración poderosa de que, a pesar de su pasado, estaba dispuesto a proteger lo que más valoraba.
Rui se dio la vuelta, respirando pesadamente, su mirada fija en Kota, quien lo observaba con ojos grandes de sorpresa y miedo.
—Nunca permitiré que te lastimen —dijo Rui, su voz más suave pero llena de determinación—. Estoy aquí para protegerte.
Los murmullos comenzaron a correr entre los presentes, una mezcla de miedo y respeto hacia Rui. Había demostrado que, en su corazón, había una fuerza formidable, dispuesta a hacer lo que fuera necesario para salvaguardar a aquellos que consideraba su familia.
All Might, Inko, Bakugo, Izumi y la clase 1A estaban paralizados por el miedo al ver la escena desgarradora. La ferocidad de Rui al acabar con Muscular había dejado claro que no dudaría en hacer lo mismo con ellos si se interponían en su camino o amenazaban a sus seres queridos.
Bakugo, Shoto, Lida e Izumi intercambiaron miradas nerviosas. La confianza que antes tenían para enfrentarse a Rui se desvanecía rápidamente ante la evidencia de su poder y su deseo de proteger a Kota a toda costa.
—No puedo creer que haya hecho eso... —musitó Izumi, con la voz temblorosa. Su corazón latía rápidamente, dándose cuenta de que la línea entre el bien y el mal se había desdibujado por completo.
All Might, observando la tensión en el aire, se sintió abrumado por la responsabilidad de proteger a sus estudiantes. Sabía que si hacían algo que desatara la ira de Rui, podrían terminar como Muscular, o incluso peor.
—No podemos hacer nada que provoque su ira —dijo All Might, su voz grave llena de seriedad—. Rui no es el mismo que antes. Debemos ser cuidadosos.
Inko asintió, preocupada por la seguridad de Kota y de todos ellos. La idea de enfrentarse a Rui, un demonio que había demostrado ser letal, era aterradora.
—Debemos encontrar una manera de resolver esto sin más violencia —dijo Inko, su voz temblorosa—. No podemos dejar que esto escale.
Bakugo, con su habitual desdén, finalmente pareció comprender la gravedad de la situación. Sus instintos combativos se atenuaron y la rabia que sentía hacia Rui comenzó a cambiar a una preocupación por su propio bienestar y el de sus amigos.
—No quiero terminar como ese idiota —dijo Bakugo, su tono sombrío—. Tal vez deberíamos... pensar en otra forma de lidiar con esto.
Lida, siempre el estratega, intervino:
—Podríamos intentar hablar con Rui, encontrar una forma de entender su perspectiva. Si él realmente está protegiendo a Kota, tal vez haya una oportunidad para resolver esto sin más derramamiento de sangre.
Izumi asintió, sintiendo que tal vez había una posibilidad de cambiar las cosas.
—Sí, pero debemos ser cuidadosos. Rui ya ha cruzado líneas que no podemos deshacer —dijo Izumi, mirando a sus amigos con determinación.
A medida que todos comenzaron a discutir la mejor manera de abordar la situación con Rui, la tensión en el aire seguía siendo palpable. Sabían que se enfrentaban a un demonio que había pasado por un profundo sufrimiento y había tomado decisiones drásticas. Tendrían que ser estratégicos si querían encontrar una salida a esta situación sin más violencia ni muertes.
Los pilares, al observar la conexión que Rui Ayaki había formado con Monoma, Shinso, Senjuro y Kota, se sintieron sorprendidos. Nunca habían imaginado que un demonio, especialmente uno con un pasado tan tumultuoso y lleno de dolor, podría crear vínculos tan auténticos y profundos.
—Es... increíble —murmuró Rengoku, su mirada fija en la escena.— A pesar de todo lo que ha pasado, Rui ha encontrado la manera de construir una familia verdadera.
Sanemi, con su habitual desdén, no pudo evitar mostrar una pizca de respeto. —Aunque sea un demonio, tiene algo que muchos humanos no poseen: la capacidad de cuidar a los que ama. Eso es un vínculo real.
Muichiro asintió, mirando a Rui con una mezcla de asombro y comprensión. —No solo se trata de ser un demonio o un cazador de demonios. Se trata de los lazos que formamos.
Tanjiro, que había estado observando desde un lado, no pudo evitar sentir empatía por Rui. —Todos tenemos nuestras luchas. Tal vez hay algo que podamos aprender de él, incluso si sus métodos son cuestionables.
Nezuko, a su lado, asintió, sintiendo la conexión que Rui había establecido con Kota. A pesar de su naturaleza demoníaca, parecía capaz de dar y recibir amor, algo que muchos no podían entender.
—Esto cambia todo —dijo Aizawa, su expresión seria. —Si Rui realmente ha encontrado una familia en ellos, puede que haya una manera de resolver esto sin más derramamiento de sangre.
Kagaya, que había estado escuchando atentamente, finalmente habló. —Si podemos entender el vínculo que Rui ha formado, tal vez podamos llegar a él de una manera diferente. No como enemigos, sino como personas que han sufrido.
La idea de que Rui podría haber encontrado un sentido de pertenencia y conexión emocional, a pesar de ser un demonio, resonó profundamente entre los pilares. La guerra que había entre demonios y cazadores de demonios no era solo una lucha de fuerza, sino también una batalla por la humanidad que ambos lados llevaban dentro.
Mientras los pilares contemplaban esta nueva realidad, comenzaron a considerar estrategias no solo para enfrentar a Rui, sino también para entender su dolor y, quizás, encontrar una forma de redención tanto para él como para ellos mismos
Muzan Kibutsuji observó desde las sombras con una mezcla de curiosidad y desdén. Para él, la familia y los lazos emocionales no tenían valor; eran solo herramientas que se podían usar o desechar según la conveniencia. Sin embargo, no podía evitar sentir una pequeña chispa de satisfacción al ver que Rui Ayaki había logrado lo que él había deseado para sus Lunas Inferiores: la lealtad inquebrantable de aquellos que los rodeaban.
—Así que, el pequeño demonio ha encontrado su lugar —murmuró Muzan, su voz fría y calculadora. —No me importa lo que forme, siempre que utilice esa conexión para mis propios fines.
La familia de Rui era una herramienta, una forma de poder que podría ser utilizada para reforzar la influencia de Muzan. No le importaba si Rui se sentía feliz o realizado; lo que realmente le importaba era que ese vínculo lo mantuviera a su lado y lo hiciera más fuerte.
—Si eso significa que debe destruir a sus enemigos para proteger a su "familia", entonces así será —continuó, dejando que una sonrisa retorcida se dibujara en su rostro. —Nada me detendrá en mi búsqueda de dominio absoluto.
Los pensamientos de Muzan eran oscuros y estratégicos. Aunque Rui había encontrado algo que muchos consideraban precioso, para Muzan solo era un medio para un fin. Sabía que el poder de Rui y su capacidad para proteger a sus seres queridos podían ser utilizados en su propio beneficio.
En el fondo, Muzan sabía que había una delgada línea entre la lealtad y la manipulación. Pero para él, eso no importaba. Mientras Rui continuara siendo una herramienta útil, su vínculo con su "familia" no era más que un juego que Muzan estaba dispuesto a jugar.
Y así, mientras los pilares y los héroes buscaban entender a Rui y su nueva familia, Muzan aguardaba en la oscuridad, listo para aprovechar cualquier oportunidad que se presentara.
La Liga de Villanos observaba desde la distancia, atónita ante el despliegue de fuerza y la creación de la familia que Rui Ayaki había formado. Tomura Shigaraki, siempre cínico pero intrigado, no pudo evitar expresar sus pensamientos en voz alta.
—Rui Ayaki logró tener una familia real y vínculos genuinos, algo que muchos de nosotros solo podemos soñar —dijo, su voz cargada de una mezcla de admiración y envidia. —No es solo un demonio; ha forjado algo que trasciende su naturaleza.
Stain, quien siempre había estado en contra de los héroes que consideraba falsos, asintió con la cabeza. Para él, Rui representaba un tipo de valor que la sociedad heroica había olvidado.
—Ese chico ha obtenido lo que la familia Yagi nunca le dio, lo que All Might y su madre nunca pudieron proporcionarle —declaró Stain con un brillo de respeto en sus ojos. —No es simplemente una búsqueda de venganza; es la lucha por pertenecer a algo, por encontrar su lugar en el mundo.
Los demás miembros de la Liga intercambiaron miradas, asimilando la situación. Dabi, aunque siempre sarcastico, sintió un atisbo de admiración por el joven demonio.
—¿Quién lo diría? Un demonio que muestra más humanidad que muchos de los llamados héroes —murmuró, con una leve sonrisa que rápidamente se desvaneció. —Pero no podemos dejar que eso lo distraiga de nuestro objetivo.
Kurogiri, el habitual mediador del grupo, observó el escenario y dijo:
—Su familia podría ser una ventaja. Tal vez Rui podría ser un aliado, en lugar de un enemigo.
Tomura se rascó la barbilla, considerando esta idea.
—Quizás. Pero no debemos olvidar que su lealtad está con ellos ahora. Cualquier paso en falso y podríamos perderlo para siempre.
La Liga de Villanos, en su interior, comenzó a replantearse sus estrategias. Mientras todos los demás luchaban por encontrar su camino en el conflicto, Rui Ayaki había forjado su propia realidad, llena de lazos y emociones que desafiaban lo que significaba ser un villano en su mundo.
En medio de esta reflexión, la noticia sobre la brutal muerte de Muscular resonó en sus pensamientos. La violencia de Rui había dejado una huella, una clara señal de que no estaba dispuesto a dudar cuando se trataba de proteger a aquellos que había elegido como familia. Esto hizo que todos se dieran cuenta de que Rui no era un demonio común; era una fuerza de la naturaleza que no debía subestimarse.
Dabi observó la escena desde la distancia, con una sonrisa torcida que revelaba su mezcla de admiración y desprecio. Sus ojos se fijaron en Rui Ayaki, quien ahora defendía a su nueva familia con la ferocidad de un verdadero demonio.
—Mira eso —dijo Dabi, su tono cargado de sarcasmo—. La nueva familia de demonios araña, una verdadera familia, ¿eh?
Se giró hacia los demás miembros de la Liga de Villanos, dejando escapar una risa amarga.
—Es casi conmovedor. Quién lo diría, un demonio formando lazos genuinos. ¿Qué te parece, Tomura? ¿Deberíamos tener cuidado?
Tomura frunció el ceño, sintiéndose algo incómodo ante la mención de la palabra "familia".
—No subestimes su fuerza, Dabi. Puede que tenga esos lazos, pero su venganza lo consume.
—Sí, pero hay algo en su forma de actuar —replicó Dabi, cruzando los brazos—. Se siente más humano que muchos de los héroes que hemos enfrentado. Quizás Rui podría ser más útil para nosotros de lo que pensamos.
Kurogiri, siempre analítico, agregó:
—Si logramos acercarnos a él, podríamos aprovechar su lealtad hacia su nueva familia. Esa conexión podría ser nuestra oportunidad.
Stain, que había estado en silencio, intervino con voz firme:
—Su "familia" tiene un significado que los héroes jamás comprenderán. Tal vez deberíamos considerar lo que Rui representa. Su lucha es más que venganza; busca ser parte de algo.
Dabi sonrió, apreciando la perspectiva de Stain.
—Interesante. Quizás no estemos tan lejos de hacer un trato. Si Rui puede ser un aliado, podría ser un recurso valioso en nuestro objetivo de derribar a los héroes.
Mientras tanto, Rui continuaba defendiéndose ferozmente, demostrando que su nueva familia no solo era un vínculo emocional, sino también una poderosa motivación. Dabi se rió entre dientes, contemplando la idea de que una familia de demonios araña podría ser la clave para equilibrar la balanza en la guerra entre héroes y villanos.
Muzan apareció en la escena con su habitual aire de autoridad, sus ojos oscuros fijos en Rui Ayaki. La atmósfera se volvió densa y tensa con su presencia, y los murmullos se apagaron mientras todos prestaban atención.
—Rui Ayaki —comenzó Muzan, su voz suave pero cargada de un poder inquietante—. He estado observando cómo has formado tu nueva familia. Has demostrado ser un verdadero demonio, y eso es algo que valoro.
Rui, con una mirada decidida y protectora hacia Kota, sintió un escalofrío recorrer su espalda.
—¿Qué es lo que quieres, Muzan? —preguntó Rui, manteniendo su postura firme.
Muzan sonrió, pero no era una sonrisa que inspirara confianza.
—Te voy a permitir que conviertas a Kota en un demonio —anunció, con un tono que mezclaba tanto la oferta como la amenaza—. Si lo haces, no solo fortalecerás tu vínculo con él, sino que también garantizarás su seguridad en este mundo caótico. Nadie podrá hacerle daño.
Los ojos de Rui se agrandaron, y un torrente de emociones lo invadió. Por un lado, la idea de que Kota pudiera convertirse en un demonio lo asustaba. Sabía lo que eso significaba, lo que podría costarle al niño, pero, por otro lado, también significaba protección y una vida sin miedo.
—No estoy seguro de que sea lo mejor para él —respondió Rui, dudando, recordando su propia infancia y lo que había perdido.
Muzan, con su astucia habitual, se acercó más, bajando la voz a un susurro amenazante.
—Si no lo haces, te aseguro que no podré protegerlo de los héroes y de aquellos que buscan vengarse de ti. Piensa en su futuro, Rui. ¿Quieres que crezca en un mundo donde siempre esté mirando por encima del hombro?
Rui miró a Kota, quien lo observaba con admiración y confianza, sin comprender del todo la gravedad de la situación. Rui sintió una mezcla de angustia y determinación.
—Haré lo que sea mejor para él —declaró finalmente, su decisión tomando forma en su mente. Sabía que debía actuar, incluso si eso significaba tomar un camino oscuro.
Muzan asintió, satisfecho, como si hubiera logrado encaminar a Rui hacia el destino que él deseaba.
—Entonces, hazlo. Convierte a Kota en un demonio. Así podrás protegerlo, y tú, a tu vez, fortalecerás tu familia. Recuerda, Rui, el poder que viene de la sangre es lo que realmente cuenta en este mundo.
Los pilares, héroes y miembros de la clase 1A observaron con asombro, sintiendo que las líneas entre el bien y el mal se estaban desdibujando aún más. La decisión de Rui cambiaría no solo su vida, sino también el futuro de Kota y de aquellos que lo rodeaban.
Kota, con una mezcla de emoción y temor, miró a Rui Ayaki. A pesar de su corta edad, había visto la fuerza y la protección que Rui ofrecía. Sabía que al aceptar esta transformación, se unía a una familia que lo protegería, pero también se adentraba en un mundo lleno de peligros.
—Quiero ser parte de tu familia, Rui —dijo Kota, su voz temblando ligeramente pero con determinación.
Rui asintió, sintiendo el peso de la decisión. Se acercó al niño, sintiendo la responsabilidad de protegerlo más que nunca. Con un gesto firme, sacó una pequeña ampolla que contenía su sangre demoníaca.
—Esto cambiará tu vida, Kota. Pero serás fuerte. Siempre estaré contigo —le aseguró Rui.
Kota respiró hondo y asintió, decidido. Rui le aplicó la inyección, observando cómo su sangre entraba en el cuerpo del niño. Al instante, una energía poderosa envolvió a Kota, quien cayó de rodillas mientras su cuerpo comenzaba a transformarse.
La transformación fue rápida y dolorosa. Kota experimentó un torbellino de emociones y sensaciones, pero Rui se quedó a su lado, sujetándolo, asegurándole que todo estaría bien. En medio de la agonía, Kota sintió una oleada de poder recorrer su cuerpo, y poco a poco, el dolor se desvaneció, reemplazado por una sensación de fuerza y vitalidad.
Cuando la transformación terminó, Kota se levantó, mirando sus manos y sintiendo la energía pulsar en su interior. Su cabello había cambiado ligeramente, y una chispa de poder demoníaco brillaba en sus ojos.
—Lo hiciste, Kota —dijo Rui, sonriendo con orgullo. —Ahora eres parte de nuestra familia.
Muzan observaba con satisfacción, viendo cómo la unión de Rui y Kota creaba un nuevo lazo poderoso.
—Este es el comienzo de una nueva era, Rui. Ahora, tu familia es más fuerte que nunca. Debes protegerlo a toda costa.
Los pilares y la clase 1A miraban con incredulidad, sintiendo que la situación había escalado a un nuevo nivel. Kota, ahora un demonio, estaba dispuesto a luchar al lado de Rui y a enfrentar cualquier desafío que viniera en su camino. La línea entre héroes y villanos se desdibujaba aún más, y la historia de Rui Ayaki se estaba escribiendo con tinta oscura.
Con su nuevo poder, Kota sintió que estaba listo para enfrentar cualquier cosa. A su lado, Rui Ayaki se convirtió en su protector, y juntos, serían una fuerza a tener en cuenta en este mundo cambiante.
Douma llegó con su característica sonrisa, admirando la nueva familia demoníaca que Rui había formado.
—¡Qué bonita familia de demonios! Espero que no le enseñes a Kota tus fetiches raros —bromeó, riendo de manera provocativa.
Sin embargo, Rui no estaba de humor para las burlas. En un instante, se abalanzó hacia Douma y le propinó un golpe devastador en la entrepierna. El sonido del impacto resonó como un trueno en el aire, y Douma cayó al suelo, sus risas transformándose rápidamente en un llanto de dolor.
—¡¿Qué demonios te pasa?! —gritó Douma, retorciéndose en el suelo mientras trataba de recuperarse. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, claramente sorprendido por la reacción de Rui.
Rui lo miró con desdén, su mirada seria y llena de furia.
—No toques a Kota ni lo menciones así otra vez, Douma. No tengo paciencia para tus bromas ni para tus insinuaciones.
Kota, aún adaptándose a su nueva forma, observaba la escena con una mezcla de asombro y emoción. Era la primera vez que veía a Rui defenderlo con tal ferocidad, y eso le llenaba de una extraña confianza.
—¿Te sientes bien, Kota? —preguntó Rui, volviéndose hacia él y suavizando su expresión.
Kota asintió, aunque sus ojos estaban fijos en Douma, que seguía en el suelo, quejándose. La imagen de Rui protegiéndolo le daba un sentido de pertenencia que nunca había experimentado antes.
Douma, aún en el suelo y con la respiración entrecortada, finalmente logró levantarse, aunque todavía le costaba mantenerse erguido.
—Está bien, está bien —dijo entre sollozos—. Solo bromeaba. No tienes que ser tan serio.
Rui frunció el ceño, pero la tensión en el aire se disipó un poco.
—No soy aquí para juegos, Douma. Y si vuelves a tocar ese tema, te aseguro que no seré tan amable la próxima vez.
La advertencia quedó clara, y los demás demonios alrededor observaron en silencio, sintiendo la fuerza de la conexión entre Rui y Kota. La lealtad de Rui hacia su nueva familia era inquebrantable, y eso establecía un nuevo orden en su círculo.
Douma, aún sintiéndose adolorido, levantó las manos en señal de rendición.
—Está bien, hermano. Lo entiendo. No volveré a mencionarlo.
La atmósfera se volvió más ligera, pero Rui continuó vigilando a Kota, sabiendo que debía protegerlo a toda costa en un mundo lleno de peligros y conflictos.
Rui Ayaki se plantó frente a All Might, Inko, Bakugo, Izumi y la clase 1A, su mirada fría y decidida reflejando su intensa determinación. El ambiente se llenó de tensión mientras todos esperaban sus palabras.
—Si atacan a mi familia —declaró Rui con voz amenazante—, lo lamentarán. No solo enfrentarán mi ira, sino que también atacaré a las familias de Bakugo, Izumi y toda la clase 1A. No dudaré en eliminarlos a todos, así que piensen bien sus próximos pasos.
El silencio que siguió a sus palabras fue abrumador. Todos los presentes se sintieron acorralados por la gravedad de su amenaza. Rui estaba decidido a proteger lo que consideraba su nuevo hogar, incluso si eso significaba desatar su furia sobre quienes alguna vez fueron héroes.
Douma, observando la situación con una sonrisa burlona, se adelantó.
—A mí me dejas a las mujeres, pero no a las viejas como Inko y Rei Todoroki —dijo, riendo de forma provocativa.
Rui lo miró con desdén, sabiendo que Douma disfrutaba de sus bromas, pero no tenía tiempo para juegos.
—Haz lo que quieras, Douma, siempre que no afecte a mi familia. Ellos son lo primero —respondió Rui, manteniendo su mirada en los demás.
Akaza, el poderoso demonio de la Luna Superior, intervino, su voz grave resonando en el aire.
—¿Me dejas luchar contra Endeavor y All Might? Quiero un duelo a muerte. Quiero probar su fuerza.
Rui asintió, comprendiendo la ambición de Akaza.
—Si eso es lo que deseas, hazlo. Pero no te olvides de lo que hay en juego. Cualquier error puede tener consecuencias graves.
Mientras la tensión en la habitación aumentaba, Rui se volvió hacia All Might, Inko, Bakugo, Izumi y la clase 1A.
—Así que, ¿qué será? ¿Quieren arriesgarse a perder todo por sus viejas lealtades? Este es su aviso.
El desafío estaba lanzado, y la atmósfera se volvió electrizante. Todos sabían que Rui no bromeaba y que su nuevo camino como demonio no sería fácil para nadie, especialmente para aquellos que habían hecho sufrir a su familia.
All Might, Inko, Bakugo, Izumi y la clase 1A, con expresiones de preocupación y determinación, sabían que no podían ignorar la amenaza que Rui Ayaki representaba. Sin intercambiar más palabras, comenzaron a retroceder, conscientes de que cualquier acción imprudente podría desencadenar la ira del demonio. El ambiente se sentía pesado, como si el aire mismo se hubiera vuelto denso ante la tensión.
—Debemos hablar sobre esto —dijo All Might, su voz grave reflejando su preocupación. A pesar de su poder, sabía que Rui había cruzado una línea, y la situación era más grave de lo que podían imaginar.
Inko asintió, mirando a Rui con tristeza. Había perdido al niño que una vez conoció, y ahora enfrentaba a un ser que parecía decidido a destruir todo lo que había construido.
Bakugo, aunque enfadado, se contuvo, sabiendo que enfrentarse a Rui en ese momento no era una opción. Se giró, lanzando una mirada de desafío antes de alejarse.
Izumi, sintiendo una mezcla de tristeza y rabia, apretó los puños. Sabía que Rui había sufrido, pero eso no justificaba sus acciones.
Mientras se retiraban, Endeavor, que había estado observando en silencio, decidió unirse al grupo. Sabía que la situación requería su atención, especialmente con Akaza deseando un duelo. Sin embargo, la idea de enfrentarse a Rui y sus nuevos aliados demoníacos lo inquietaba.
—Esto no ha terminado —anunció Endeavor, su voz firme—. No podemos permitir que esto se convierta en una guerra.
Con un último vistazo a Rui, el grupo se alejó, dejando atrás un ambiente cargado de emociones y decisiones difíciles.
Rui observó cómo se marchaban, una mezcla de satisfacción y desdén en su rostro. Sabía que había sembrado la semilla del miedo y que sus antiguos "héroes" tendrían que enfrentar las consecuencias de sus acciones pasadas.
—Ahora comienza el verdadero juego —murmuró Rui, girándose hacia Douma, Akaza y su nuevo "hermano", Kota, quien miraba con curiosidad y admiración. Rui se agachó, sonriendo al niño—. No te preocupes, Kota. Estás a salvo aquí con nosotros.
Con eso, se dio la vuelta, sintiendo que finalmente había comenzado a construir algo que valía la pena proteger. La familia que siempre había deseado estaba a su lado, y no permitiría que nadie la amenazara.
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