capitulo 1

"INÚTIL"

PELO ARAÑA DEFORMADO

"FREAK SIN QUICKS"

"DESGRACIA"

"DESPERDICIO DE ESPACIO"

"DEKU"

Estas son las palabras que tuve que soportar durante diez años y han pasado diez años desde que me anunciaron sin peculiaridades y mi vida dio un giro de 180 grados hacia el infierno... Durante diez años he estado destrozada, descuidada, intimidada, Golpeado hasta las puertas de la muerte innumerables veces y violado... Sabía que mi vida sería mala, pero esto es algo que deseo que ningún niño sin peculiaridades tenga que enfrentar en su vida... Pero tú eres preguntándome cómo sobreviví tanto tiempo?... bueno, mi hermana me dio comida y trató mis heridas mientras mis padres imbéciles me golpeaban y me descuidaban, yo tenía que hacer mi propia comida y cuidarme y mi vida escolar simplemente estaba siendo golpeada. y ridiculizado, estaba soportando mi habitual paliza de mis "amigos" por tratar de ser un héroe, pero lo dejé hace años.


Izuku Yagi estaba tirado en el suelo, su cuerpo herido y su apariencia completamente distinta a lo habitual. Su cabello verde, largo y enredado, recordaba a las patas de una araña, con las puntas teñidas en un degradado blanco que le daba un aspecto peculiar. Un flequillo caía sobre su ojo derecho, ocultándolo, mientras sus ojos verdes, apagados y sin vida, reflejaban el dolor que sentía. Estaba débil, abandonado tras haber sido maltratado y dejado a su suerte, sin un héroe que viniera a su rescate.

De repente, un hombre alto y de presencia imponente apareció frente a él. Muzan Kibutsuji, con sus ojos rojos e inexpresivos, lo observó en silencio. "Pobre niño, lo salvaré", dijo con voz suave pero firme, sin mostrar emoción alguna. Se acercó más, inclinándose ligeramente para mirarlo mejor.

Izuku, entre respiraciones débiles, levantó la vista hacia el demonio. "Ningún héroe vino a salvarme de esos chicos... ¿cómo me salvarás?", preguntó, su voz rota por la desesperanza.

Muzan, con su mirada penetrante, respondió sin vacilación: "Puedo darte un cuerpo más fuerte para que puedas proteger a tu hermana. También puedo darle algo que cure cualquier herida. Te puedo convertir en un demonio".

El ofrecimiento de Muzan resonó profundamente en Izuku, quien, tras un breve momento de duda, asintió con la cabeza. Aceptó la oferta, dispuesto a hacer lo que fuera necesario para obtener el poder que siempre había deseado. Muzan sonrió levemente, inyectando su sangre en el cuerpo debilitado de Izuku.

La transformación fue dolorosa, pero rápida. Izuku sintió como su cuerpo cambiaba, su energía regresaba y una nueva fuerza brotaba en él. Se convirtió en demonio, dejando atrás su debilidad y humanidad. La promesa de proteger a su hermana y de sanar cualquier herida lo impulsó a seguir adelante, ahora bajo el control de Muzan, pero con un poder que nunca antes había soñado.

Después de la transformación inicial, Izuku Yagi cambió por completo, tanto física como emocionalmente, al convertirse en demonio bajo el control de Muzan. Su antiguo nombre fue olvidado, y ahora adoptó una nueva identidad: Rui Ayaki.

Su apariencia también cambió radicalmente. Su cabello, que antes tenía un tono verde con puntas blancas, ahora era completamente blanco como la nieve. El largo y enredado peinado seguía recordando a las patas de una araña, pero ahora tenía una presencia aún más siniestra, reflejando su nueva naturaleza demoníaca. El flequillo seguía cubriendo su ojo derecho, ocultando parte de su rostro, mientras sus ojos verdes apagados adquirieron un tono más frío y calculador.

Muzan, al ver el potencial que Rui poseía tras su transformación, decidió elevarlo rápidamente entre las filas de los demonios más poderosos bajo su mando. Con una velocidad impresionante, Rui ascendió a las Doce Lunas Superiores, tomando el puesto de la Quinta Luna Inferior. A pesar de ser una Luna Inferior, su poder se comparaba al de algunos demonios de las Lunas Superiores, gracias a la capacidad especial que le otorgó Muzan: la manipulación de hilos cortantes, una habilidad temible que reflejaba su nuevo estado.

Rui Ayaki, con su cuerpo renovado y su peinado blanco arácnido, no solo poseía una fuerza abrumadora, sino también una frialdad y crueldad que lo diferenciaban del joven Izuku que alguna vez fue. Ahora, como la Quinta Luna Inferior, se enfrentaba a sus enemigos con una combinación de estrategia y brutalidad, dispuesto a cumplir los deseos de Muzan mientras buscaba su propia venganza y control en este nuevo mundo demoníaco.

Han pasado seis largos años desde que te convertiste en demonio, Rui Ayaki, y tu ascenso ha sido imparable. A lo largo de ese tiempo, has devorado a numerosos héroes, villanos y cazadores, aumentando tu poder de manera exponencial con cada batalla ganada y cada vida consumida. Desde que aceptaste la oferta de Muzan, te has forjado un lugar sólido como la Quinta Luna Inferior, ganándote no solo ese título, sino también el puesto de ser su demonio favorito.

En tu cumpleaños, Rui Ayaki, Muzan Kibutsuji te honró con un regalo especial, reconociendo tu lealtad y los logros que has alcanzado como la Quinta Luna Inferior. Te otorgó una mayor cantidad de su sangre, aumentando drásticamente tu poder. Con esta nueva infusión, tu cuerpo y habilidades experimentaron una transformación aún más notable, empujando tus capacidades más allá de cualquier límite previo.

Una de las habilidades más destacadas que adquiriste con esta sangre adicional fue la capacidad de copiar artes demoníacas. Esta técnica te permite observar y replicar instantáneamente las habilidades de otros demonios, cazadores y seres con poderes especiales. No importa cuán complejo o devastador sea el arte demoníaco que enfrentes; con solo presenciarlo, puedes hacerlo tuyo. Es como si tu cuerpo y mente fueran una esponja, absorbiendo y replicando habilidades con una precisión asombrosa.

Nuevas técnicas que obtuviste tras recibir más sangre de Muzan:

Copia de artes demoníacas [MAX]: Ahora puedes copiar cualquier técnica demoníaca que veas, incluidas las habilidades más avanzadas de las Lunas Superiores. Esto te da acceso a una amplia gama de poderes, lo que te convierte en un adversario impredecible y extremadamente peligroso.

Infusión de sangre mejorada: Puedes imbuir tus hilos con una mayor cantidad de sangre demoníaca, lo que les otorga un poder destructivo aún más temible. Tus hilos se vuelven más afilados y resistentes, capaces de cortar incluso los objetos y defensas más fuertes.

Regeneración avanzada: Tu capacidad de regeneración se ha acelerado considerablemente, permitiéndote sanar de heridas graves en cuestión de segundos. Esto, combinado con tu nueva tolerancia al dolor, te hace prácticamente invulnerable en batalla.

Red de hilos sanguíneos: Una variación mejorada de tus hilos cortantes. Ahora puedes generar una red gigantesca de hilos infundidos con tu sangre, capaz de envolver y despedazar a múltiples enemigos a la vez. Es casi imposible escapar de esta red una vez que atrapa a su presa.

Hilo Cortante Supremo: Una técnica definitiva en la que concentras una gran cantidad de sangre demoníaca en un solo hilo, creando una hoja afilada y de largo alcance que puede cortar cualquier cosa a su paso, incluso técnicas de otros demonios o espadas Nichirin de cazadores.

Con estas nuevas habilidades, has superado tu antiguo yo, y te has vuelto aún más letal en el campo de batalla. Eres un demonio que puede adaptarse a cualquier oponente, aprendiendo de ellos en tiempo real y superándolos con sus propias técnicas. Muzan, complacido con tu crecimiento, ahora te ve como una pieza clave en su guerra contra los cazadores y héroes.

Has perfeccionado tu control sobre tus nuevas habilidades y te has convertido en un verdadero prodigio entre los demonios, conocido por tu capacidad de imitar y superar las técnicas de tus enemigos. Con cada año que pasa, tu poder sigue creciendo, y el mundo comienza a temblar ante la mera mención de tu nombre: Rui Ayaki, el demonio que copia las artes de sus adversarios y nunca pierde.

Con el paso de los años, tu habilidad para manipular hilos cortantes se ha perfeccionado, y has desarrollado nuevas técnicas gracias a tu habilidad para copiar artes demoníacas. Cada enfrentamiento que has superado te ha vuelto más despiadado y eficiente. Has aprendido a disfrutar del miedo que inspiras, y el dolor de tus enemigos se ha convertido en una fuente de satisfacción. Tu mente calculadora y cruel ha convertido tus batallas en espectáculos de precisión y destrucción.

Además, el poder que te ha otorgado la sangre de los héroes y villanos que has devorado te ha hecho casi imparable. Absorbiendo los dones y habilidades de cada uno, ahora puedes enfrentarte incluso a los cazadores más fuertes sin temor. Has llevado tu cuerpo y tus técnicas al límite, demostrando por qué eres digno del favor de Muzan.

El demonio de ojos rojos te observa con una mezcla de orgullo y expectativa. En los ojos de Muzan, eres mucho más que una simple Luna Inferior: eres una de sus creaciones más perfectas, un demonio que ha desafiado los límites de lo que una vez fue considerado posible. Tu lealtad a él es absoluta, y tu sed de poder, insaciable.

Ser el favorito de Muzan te ha otorgado ventajas que otros demonios solo pueden soñar, pero también te ha convertido en un objetivo para aquellos que buscan derrocarte. Sin embargo, no hay duda de que has consolidado tu lugar como uno de los demonios más poderosos del mundo, temido por héroes, villanos y cazadores por igual.

Ahora, como el Quinto de las Doce Lunas Inferiores, tu nombre, Rui Ayaki, es sinónimo de terror, poder y destrucción. Y con el respaldo de Muzan, tu reinado como uno de los demonios más formidables apenas ha comenzado.


Tras caer la noche Rui dejo el pueblo dirigiéndose al bosque, al adentrarse al bosque el pudo oler un olor a sangre eso despertó sus instintos de demonio y comenzó a tener hambre

Las manos de Rui temblaban de ansiedad porque llevaba  20 días sin comer carne humana, la saliva se derramaba en la boca de Rui y sonrie macabramente

Rui fue corriendo directo al lugar donde provenía el olor a sangre al llegar al lugar vio que el olor a sangre venia de una pequeña niña que se había lastimado el hombro

El terror grabado en los ojos de Rui lo hicieron temblar, el no estaba seguro de devorar a una niña

En todas las veces que devoro humanos solo había devorado a personas adultas, pero nunca a niños

[Niña: ¿Por...favor podrías ayudarme? Por favor me duele mucho, te lo pido por favor]

[Rui: Yo... --- Decía Rui con miedo]

En ese momento Rui recordó que el señor Muzan le dijo que tenía devorar humanos tanto como hombre y mujeres si es que quería volverse fuerte, pero aun a pesar de que era la orden la persona que lo salvo dándole un cuerpo fuerte y vengarse de la familia afton , Rui no podía cumplir esa orden muy al fondo de su corazón el seguía siendo humano mínimamente

[Rui: Esta bien te ayudare, no te preocupes --- Dijo Rui con tono decidido]

Rui se acerca a donde estaba la niña por suerte antes de irse del pueblo la noche pasada recordó que el niño que salvo le dio una medicina que servía para las heridas, enseguida Rui le aplica la medicina a la niña haciendo que el dolor de ella sea mínimo

[Niña: Muchas gracias por ayudarme Onii-chan]

[Rui: No es nada, mejor apresúrate en regresar con tus padres]

[Niña: Pero yo no tengo padres, yo perdí a mis padres porque los demonios atacaron nuestro pueblo devorando a todas las personas incluyendo a mi familia desde de ese día hago lo que sea para sobrevivir --- Dijo La niña con lágrimas en los ojos]

Al poco rato La niña nota la apariencia de Rui, su cabello blanco, eso rasgos que tenía parecían ser las de una araña y sus ojos que no parecían humanos

[Niña: ¿Como te llamas Onii-chan? - Pregunto la niña]

[Rui: Yo me llamo Rui, solo Rui y tu ¿cuál es tu nombre?]

[Niña: Mi nombre es Mitsuki, mucho gusto Onii-chan... ¿esto puedo acompañarte?]

[Rui: ¿Acompañarme? Es que no tienes a donde ir o algún familiar]

[Mitsuki: No, Onii-chan al menos quisiera tener alguien con quien estar ---- Respondió Mitsuki]

[Rui: Esta bien puedes acompañarme --- Dijo Rui]

La pequeña niña llamada Mitsuki sostuvo la mano de Rui mientras caminaba al lado de el

Una luz que ilumino su corazón, una luz de la esperanza en su corazón aun había algo de bondad tras haber presenciado como son realmente son los humanos tal y como vio a ese niño siendo golpeado por otros humanos, con solo pensar hacia que tuviera más odio a los humanos

La expresión en el rostro de Rui era una muy seria, en su cabeza emergían los pensamientos y ahora tenia mas problemas debido a la niña que encontró como el acepto que lo acompañara tendrá que protegerla aun si eso significara lucha contra los cazadores de demonios

Ellos continuaron su camino hasta llegar a un pueblo, el sol empezó a salir Rui sabia que si la luz de sol llegaba a iluminarlo moriría, inmediatamente Rui se dirigió al bosque para cubrirse de la luz del sol, Mitsuki no entendía el porqué del comportamiento de el

Mitsuki tomo valor yendo al bosque a buscarlo, al encontrarlo vio que Rui se encontraba entre algunos arboles escondido de la luz del sol eso extraño a Mitsuki

[Mitsuki: ¿Oye Onii-chan porque te escondes de la luz del sol? Acaso eres un...]

Mas dolor y culpa invadieron el corazón de Rui, el no tenia el valor de decirle a la niña que era un demonio si se lo decía ella quedaría devastada, pero a pesar de que quede devastada tenía que decírselo de lo contrario estaría mintiéndole sin olvidar que en cualquiera momento perdería el control y podría devorarla

Sus manos temblaban de ansiedad no sabiendo si revelar o no su secreto, su mirada cambio a una determinada preparándose para decirle sobre su secreto a la niña, seguidamente se para saliendo de los arboles el suspira

[Rui: Yo...Yo...Soy un demonio, Mitsuki]

Al escuchar esas palabras Mitsuki no quería creer eso, ella dio una sonrisa pensando que se trataba de una broma, sin embargo, su mirada no decía lo mismo, Mitsuki no podía creer que el chico era un demonio

[Mitsuki: ¡¡No lo eres!! ¡¡Onii-chan no puede ser un demonio!! ¡¡No lo es!!]

[Rui: Es la verdad yo soy un demonio...]

La expresión en su rostro cambio a una de tristeza tras haber revelado su secreto había dejado devastada a la pequeña niña, los sentimientos de culpa invadieron su corazón, en ese momento Mitsuki se va corriendo del lugar

[Rui: Yo... --- Con tristeza dijo]

Las lágrimas emergieron de su rostro eran las lágrimas de un demonio que no quería ser malvado ni tampoco devorar humanos solo quería ser fuerte, lo único que deseaba era tener unos lazos verdaderamente auténticos que nunca se rompan tal y como paso con sus padres y hermanos lo abandonaron , sus manos temblaban y con su puño rompió una roca debido a la frustración que sentía

En lo profundo del bosque Mitsuki se encontraba llorando, ella no podía creer que el chico que la salvo fuera un demonio, las lagrimas no dejaban de salir de sus ojos hasta que sintió algo en su hombro era la mano de el

[Rui: ¿Te encuentras bien Mitsuki? Yo...]

[Mitsuki: ¡¡Cállate!! ¡¡Cállate!! No te quiero escuchar onii-chan]

[Rui: Lo siento mucho no quería hacerte sentir mal, lo siento mucho todo es mi culpa solo quiero vengarme de mí familia por eso soy un demonio]

Él lo decía mientras las lágrimas emergían de sus ojos, una fuerte lluvia cubría el lugar parecía como si el cielo empezara a llorar por lo sucedido, el seco sus lágrimas y una sonrisa se dibujo en su rostro una sonrisa llena de felicidad

[Rui: Te quiero agradecer por haber quedado conmigo durante estos 3 días que pasamos juntos, no es necesario que me sigas acompañando porque tampoco quiero que te culpen si los cazadores de demonios te encuentran conmigo, estoy seguro que podrás sobrevivir]

Mitsuki lo miraba con tristeza en sus ojos a el, una voz en su mente le decía que acompañara a Rui que el no es igual que los demás demonios, una lagrimas color cristalino salían de los ojos de la niña

[Rui: Por favor no mueras, tienes que sobrevivir lo mejor para ti seria ir a un pueblo y que una familia te adopte de esa forma podrás vivir sin ningún problema, sé que todo es culpa mía por eso quiero disculparme contigo por no habértelo dicho que era un demonio - Dijo Rui secando sus lágrimas]

El se dio la vuelta para retirarse del lugar y una mano lo sostiene de la manga de su ropa había sido Mitsuki ella derramaba lágrimas en los ojos, la expresión en el rostro de Mitsuki era una de tristeza

[Mitsuki: No, no te vayas onii-chan quédate conmigo, no quiero perder a nadie más, no quiero quedarme sola, mi deseo es estar a tu lado por eso no te vayas, tu eres la única persona que se preocupo por mi y me ayudo cuando estaba herida asi que...]

[Rui: De verdad no te importa lo que sea yo...]

[Mitsuki: Yo quiero que seas tu Onii-chan, no quiero que nadie mas me cuide, asi que por favor adóptame estoy seguro que si permanezco a tu lado sobreviviré a este mundo por favor ]

Esas palabras conmovieron a él haciendo caer de rodillas mientras lloraba, Mitsuki lo abraza para consolarlo debido a que ella no soportaba ver sufrir a los demás, una luz ilumino su corazón de él la luz de la esperanza significando que aun puede cambiar su camino

[Rui: ¡¡Lo siento mucho!! ¡¡Lo siento mucho!! ¡¡Lo siento mucho!! - Expresaba con tristeza]

Ya estaba empezando a anochecer Rui se encontraba durmiendo en el regazo de la pequeña niña, ella dirige su mirada a él viéndolo dormir como si fuera un niño indefenso, Mitsuki con su mano acariciaba el cabello albino de Rui mientras él dormía

Mientras Rui Ayaki esperaba pacientemente en el bosque, algo lo inquietaba profundamente. Habían pasado tres años desde que había adoptado a Mitsuki como su hermana menor, y durante ese tiempo, habían encontrado una aparente paz en su rutina de vida. Rui se escondía en el bosque, asegurando su supervivencia sin tener que matar a personas inocentes ni a niños. Mitsuki, con su valentía, conseguía la comida necesaria en el pueblo cercano, mientras él obtenía carne humana de aquellos que venían al precipicio para suicidarse, manteniéndose así bajo el radar de los cazadores de demonios.

Pero en ese día particular, algo no se sentía bien para Rui. Mitsuki había salido sola al pueblo para comprar comida y agua en la tienda donde eran clientes habituales. Siempre había acompañado a Mitsuki de noche, pero esta vez ella insistió en ir sola, y él no se opuso. Sin embargo, la sensación de peligro persistía en su interior mientras masticaba distraídamente una rata que había cazado.

En la tienda, el dueño había observado a Mitsuki con más atención de lo habitual. Sabía que algo no cuadraba con la pequeña, especialmente con el misterioso "hermano" que siempre la acompañaba. Al ver la oportunidad, el dueño, lleno de odio hacia los demonios, decidió actuar. Avisó a los cazadores de demonios antes de que Mitsuki llegara, sospechando que su hermano era un demonio.

Cuando Mitsuki se disponía a pagar por los productos que había seleccionado, el dueño la confrontó directamente:

Dueño de la tienda: "Oye, niña... tu hermano es un demonio, ¿verdad? No me lo ocultes."

Las palabras del hombre paralizaron a Mitsuki por un instante. Aunque intentó mantener la calma, el miedo se apoderó de ella rápidamente. Sabía que no podía revelar la verdad.

Mitsuki: "No... él no lo es. Está ocupado cazando un venado y recogiendo madera."

La pequeña niña sabía que no podía confiar en el hombre, así que, en un movimiento rápido y desesperado, agarró una cortina cercana y la lanzó sobre el dueño de la tienda, cubriéndolo por completo. Aprovechando la confusión, Mitsuki corrió hacia la salida, pero sus pasos fueron interrumpidos por el fuerte grito del hombre.

Dueño de la tienda: "¡Cazadores de demonios! ¡Atrapen a esa niña, su hermano es un demonio!"

En cuestión de segundos, los cazadores de demonios que habían sido llamados por el dueño ya estaban fuera de la tienda, listos para capturar a Mitsuki y encontrar a Rui. Desesperada, Mitsuki corrió lo más rápido que pudo, con el corazón latiendo aceleradamente y el miedo llenando cada uno de sus pensamientos.

Mientras tanto, en el bosque, Rui sintió que algo andaba mal, más allá de su mal presentimiento. Sus sentidos demoníacos se agudizaron, detectando la presencia de múltiples cazadores en movimiento en dirección al pueblo. Su instinto le gritaba que Mitsuki estaba en peligro. Sin perder un segundo, Rui dejó caer lo que estaba haciendo y corrió hacia el pueblo, sintiendo que algo terrible estaba a punto de suceder.

La paz y tranquilidad que había durado tres años estaba a punto de desmoronarse, y la pequeña felicidad que Rui y Mitsuki habían construido se veía amenazada por las sombras de los cazadores. ¿Sería capaz de llegar a tiempo para salvarla? ¿O la tragedia estaba destinada a destruir su mundo una vez más?

La batalla en el bosque fue feroz y desgarradora para Rui Ayaki. A pesar de su promesa a Mitsuki de no matar a personas inocentes, él se defendía de los cazadores de demonios sin intención de quitarles la vida, usando sus hilos para inmovilizarlos. Sin embargo, el destino tenía otros planes.

Uno de los cazadores, aprovechando un momento de distracción de Rui, logró herirlo gravemente, cortando su mano derecha. La sangre brotaba del muñón, empapando el suelo mientras Rui trataba de mantenerse firme. Pero los demás cazadores no dejaron pasar la oportunidad. En cuestión de segundos, su mano izquierda también fue cortada, y su cuerpo quedó cubierto de heridas profundas. El chico cayó de rodillas, debilitado, luchando por mantenerse consciente y resistiendo el impulso de desatar su verdadera ira.

Rui: "Por... favor, Mitsuki... huye...", rogó entre jadeos, consciente de que su hermana corría peligro si permanecía cerca.

Pero los cazadores de demonios no escucharon su súplica.

Cazador de demonios: "¡Eres un demonio, no te dejaremos escapar! ¡Muere, sucio demonio!"

Los cazadores se prepararon para dar el golpe final, cuando de repente, un chorro de sangre oscureció el suelo. Los cazadores se detuvieron, impactados al ver que sus espadas habían atravesado a Mitsuki, quien se había interpuesto entre ellos y su hermano para salvarlo. El cuerpo de la pequeña cayó en los brazos de Rui, y con sus últimas fuerzas, ella le susurró sus palabras finales.

Mitsuki: "Onii-chan... te he protegido... vive... por favor... siempre estaré a tu lado...", dijo mientras sus lágrimas se mezclaban con la sangre.

Rui: "¡No! ¡No me dejes solo! ¡Por favor, Mitsuki! ¡No te vayas!"

El dolor, el odio y el resentimiento envolvieron el corazón de Rui. La única persona que lo había amado, que lo había aceptado a pesar de su naturaleza demoníaca, ahora yacía muerta en sus brazos. Su mundo se había desmoronado. La promesa de no matar a inocentes quedó enterrada junto con su hermana.

Con una mirada vacía y llena de ira, Rui se levantó lentamente, dejando el cuerpo inerte de Mitsuki en el suelo. Los cazadores, conscientes del cambio en su aura, se prepararon para una lucha a muerte. Pero nada podría haberlos preparado para lo que venía.

Los hilos de Rui se deslizaron con una velocidad brutal, cortando los cuerpos de los cazadores en cuestión de segundos. El suelo se tiñó de sangre mientras los cazadores eran destrozados en pedazos. Ninguno de ellos tuvo la oportunidad de defenderse, y sus vísceras quedaron esparcidas en el suelo como testimonio del implacable poder de Rui.

Pero uno de los cazadores logró sobrevivir, escondiéndose detrás de un árbol, temblando de terror. Rui, con una calma perturbadora, caminó lentamente hacia él, deteniéndose frente a su cuerpo tembloroso.

Rui: "¿Tú también quieres arrebatarme mis lazos genuinos? ¿Verdad?"

El cazador, completamente derrotado y aterrado, rogó por su vida.

Cazador de demonios: "¡No! ¡Por favor, no lo hagas! ¡Perdóname!"

Rui lo miró sin emoción, sus ojos vacíos de compasión. La tortura comenzó. Con cada golpe, el cazador gritaba de dolor mientras su cuerpo era destrozado poco a poco. Rui rompió su nariz, luego el cráneo, las costillas, y continuó golpeándolo hasta que su cuerpo no pudo soportar más. Finalmente, terminó mutilando al cazador con sus hilos, dejando su cadáver irreconocible.

Al amanecer, Rui enterró el cuerpo de Mitsuki con sus propias manos, un acto solitario y lleno de desesperación. Ya no era el mismo. Su promesa, su lazo, todo lo que lo había mantenido controlado durante esos años se había roto. Se ocultó en el bosque, protegiéndose de la luz del sol, mientras su mente intentaba procesar el horror que acababa de vivir.

El dolor de haber perdido a Mitsuki era insoportable, pero su mente ahora estaba enfocada en una cosa: descubrir quién había sido el responsable de la muerte de su hermana y hacerlos pagar con el mismo sufrimiento que él había sentido. La venganza lo consumía, y nada volvería a ser igual para Rui Ayaki.

Rui, consumido por el dolor y la rabia, se había convertido en una sombra de lo que alguna vez fue. El asesinato de Mitsuki, su pequeña hermana, lo había sumido en una espiral de venganza y desesperación. Esa noche, tras haber enterrado el cuerpo de su hermana, se había dirigido hacia la tienda del hombre que, en su mente, era responsable de su tragedia. El odio lo envolvía completamente mientras se acercaba a la tienda bajo la oscura cobertura de la noche.

Cuando el dueño de la tienda lo recibió con insultos y arrogancia, la furia de Rui alcanzó su límite. Con un simple movimiento de sus hilos, cortó el brazo del hombre, disfrutando del sonido de su grito de dolor. Cada gota de sangre que caía en el suelo parecía alimentar el odio que sentía. La mente de Rui no podía dejar de revivir el momento en que Mitsuki se sacrificó por él. No era solo la pérdida de su hermana lo que lo consumía, sino la culpa de no haber podido protegerla.

Mientras el dueño de la tienda suplicaba por su vida, mencionando a su familia, las palabras parecían caer en oídos sordos. Rui había dejado de ver a los humanos como personas. Para él, eran meros obstáculos, sombras insignificantes que le habían arrebatado lo más preciado. Uno tras otro, sus hilos cortaron el cuerpo del hombre, despedazándolo lentamente, cada corte era una venganza por el dolor que había soportado al perder a su hermana.

Los gritos del hombre resonaban en la tienda, pero ningún sonido lograba alcanzar el corazón congelado de Rui. Los órganos y las vísceras del hombre quedaron esparcidos por todo el suelo, creando un macabro escenario teñido de rojo. No había piedad en los ojos de Rui, solo vacío. Su furia lo había transformado en un monstruo, y ni siquiera la súplica del hombre por su vida fue suficiente para detenerlo.

Cuando las personas del pueblo llegaron a ver qué ocurría, vieron la escena de terror y comprendieron demasiado tarde lo que había sucedido. Rui no los dejó escapar. Con un rápido movimiento de sus hilos, acabó con ellos de manera igual de brutal. Nadie saldría vivo de esa tienda esa noche.

Después de todo el caos, Rui se quedó en silencio, observando el desastre que había causado. La tienda, que alguna vez fue un lugar de vida, ahora era un escenario de muerte. Sin embargo, ni la venganza ni la sangre habían aliviado el dolor en su pecho. Mitsuki no iba a regresar. Nada cambiaría lo que había pasado.

Cubierto por la túnica y con la luna observándolo desde el cielo, Rui salió de la tienda, alejándose lentamente, su figura desapareciendo en la oscuridad del bosque. La ira y el odio lo habían transformado en algo que ya no reconocía, y aunque su venganza se había consumado, el vacío en su interior seguía creciendo.

Los héroes, atraídos por los rumores sobre el despiadado demonio que había masacrado a un grupo de cazadores y un comerciante, decidieron que capturar a Rui Ayaki sería un gran logro que los catapultaría a la fama. Un pequeño grupo de ellos, lleno de confianza y motivación por la idea de acabar con un demonio, se reunió en la entrada del bosque.

Con un plan improvisado, creyeron que podrían emboscar a Rui y encerrarlo en un Tartarus improvisado que habían preparado. Sin embargo, no tenían idea de lo que realmente les esperaba.

Al llegar a la zona, Rui, sintiendo sus presencias, salió de las sombras con una sonrisa helada en el rostro. La tranquilidad del bosque se interrumpió por el sonido de sus hilos cortantes deslizándose por el aire.

[Héroe 1: ¡Detente, demonio! Estás rodeado. ¡Ríndete ahora y no te haremos daño!]

Rui se rió, un sonido frío y vacío que resonó en el aire.

[Rui: ¿Daño? No sabéis con quién os estáis metiendo.]

Sin más advertencia, Rui lanzó un ataque. Sus hilos cortantes se lanzaron hacia los héroes con una velocidad abrumadora. El primer héroe fue alcanzado, sus gritos de horror se ahogaron por el sonido de su carne siendo desgarrada. La escena se convirtió en un caos instantáneo.

Los héroes intentaron reaccionar, usando sus poderes para contraatacar, pero Rui era un demonio entrenado en el arte de la lucha. Con una agilidad sobrehumana, esquivó sus ataques y contraatacó con precisión.

[Rui: ¿Acaso creían que podían detenerme con sus trucos?]

Uno a uno, los héroes cayeron ante su furia, cada golpe que recibían solo hacía que Rui se sintiera más vivo, más potente. No mostraba piedad ni remordimiento, cada muerte era un eco de su sufrimiento, una liberación de la rabia acumulada.

Al final, cuando el último héroe yacía en el suelo, Rui se detuvo por un momento, mirando el desastroso escenario. La sangre manchaba la tierra, y el silencio que seguía era un testimonio de su poder.

[Rui: Fama... ¿De verdad pensaban que podrían ganar fama a costa de mí?]

Con esas palabras, se dio la vuelta y se adentró de nuevo en el bosque, dejando atrás los cuerpos inertes de quienes habían intentado detenerlo. Su mente, todavía oscurecida por la pérdida de Mitsuki y el odio que había cultivado, lo guiaba hacia un destino incierto, un camino lleno de sangre y venganza.

Muzan Kibutsuji observó desde las sombras, sintiendo la rabia y el odio que emanaban de Rui Ayaki como un torrente oscuro. Sabía que Rui, a pesar de su naturaleza demoníaca, había construido un vínculo genuino y tierno con su hermana Mitsuki. La pérdida de una inocente siempre tenía un impacto profundo, incluso en un ser tan frío y calculador como él.

Cuando los cazadores de demonios atacaron, Muzan no pudo evitar que una oleada de furia lo recorriera al ver la brutalidad con la que habían acabado con la vida de la niña. "¿Cómo se atreven a matar a una niña inocente? Ella no era más que una víctima de su mundo cruel," pensó, mientras la imagen del pequeño cuerpo inerte de Mitsuki se grababa en su mente.

En ese momento, supo que la venganza de Rui no sería un mero capricho; sería un huracán de destrucción. Rui no solo había perdido a su hermana, sino que también había sido traicionado por quienes se autodenominaban "héroes." Muzan entendió que esta tragedia no solo despertaría al demonio que Rui ya era, sino que también liberaría una fuerza imparable de rencor que consumiría todo a su paso.

Cuando Rui finalmente se levantó, dejando atrás el cuerpo de su hermana y enfrentándose a los cazadores de demonios, Muzan pudo sentir la energía oscura que emanaba de él. Su transformación era inminente. Rui estaba listo para cruzar la línea entre la ira y la venganza, y esa transformación sería alimentada por el amor que había perdido.

"Este es el camino que he preparado para ti," pensó Muzan, satisfecho. "Deberías agradecer a esos cazadores, Rui. Ellos han forjado tu destino."

La rabia de Rui, alimentada por el sufrimiento y la pérdida, resonaba con la misma intensidad que la propia esencia de Muzan. En su mente, los ecos de las últimas palabras de Mitsuki, llenas de amor y esperanza, se entrelazaban con el fuego de su venganza, creando una tormenta perfecta que lo consumiría todo.

Sin importar las consecuencias, Rui se convertiría en un ser aún más aterrador, uno que ya no dudaría en usar su poder demoníaco sin piedad. Con cada vida que tomara, su venganza resonaría más allá de los bosques, dejando un rastro de destrucción que lo llevaría a enfrentar a quienes habían destrozado su mundo. Y Muzan, desde las sombras, se preparaba para guiarlo en esa oscura senda.

Siete días después de la desaparición de Izuku Yagi, el dolor y la culpa pesaban como una losa sobre los corazones de Inko, Toshinori e Izumi. Se sentían responsables por no haber estado ahí para protegerlo. Con el deseo de encontrar alguna pista, se apresuraron en su auto hacia el lugar donde Izuku había sido visto por última vez, la angustia marcando cada segundo del viaje.

Al llegar, el paisaje que se presentaba ante ellos era desolador. El aire estaba impregnado de una tristeza palpable, y los tres se detuvieron en seco al notar la gran mancha de sangre seca sobre el césped. La imagen se grabó en sus mentes como una pesadilla viviente, y un escalofrío recorrió sus cuerpos.

—¿Qué ha pasado aquí? —murmuró Inko, cubriéndose la boca con la mano, tratando de reprimir un grito de horror.

—No puede ser... —susurró Izumi, sus ojos llenos de lágrimas mientras miraba a su madre y a su padre, buscando respuestas que ninguno podía ofrecer.

Toshinori, aunque con su habitual fortaleza, se sentía desgarrado por la impotencia. Sabía que había algo más oscuro detrás de esta escena. Se agachó, examinando las huellas en el suelo. No eran las marcas de Izuku, sino de algo más grande, algo aterrador que había dejado un rastro de destrucción.

—Estas huellas... —dijo, su voz temblorosa—. No son humanas.

—¿Qué crees que significa? —preguntó Izumi, sintiendo una creciente desesperación.

—Significa que no estamos solos en esto —respondió Toshinori, la realidad de su afirmación haciéndose más clara en su mente.— Algo o alguien ha estado detrás de Izuku, y lo que sea que haya pasado aquí es más oscuro de lo que podemos imaginar.

La clase 1A, que había llegado poco después, se unió a ellos, compartiendo miradas de horror y confusión. Bakugo, que normalmente se mostraba desafiante, se encontraba con los ojos vidriosos, mientras que Uraraka y Todoroki intercambiaban preocupaciones. La tristeza que había envuelto a todos desde la desaparición de Izuku había crecido, convirtiéndose en un peso colectivo que los mantenía atados a la escena.

—¡Izuku no merece esto! —exclamó Kirishima, sus puños apretados. —Debemos hacer algo. ¡Debemos encontrarlo!

—Sí, pero... —comenzó Iida, mirando a su alrededor—. ¿Cómo podemos encontrarlo si no sabemos qué pasó?

Las palabras de Iida se perdieron en el aire, ya que todos sabían que, más allá de su dolor, había algo que los unía: el deseo de encontrar a su amigo, de hacer justicia por él, y de confrontar la oscuridad que había amenazado su vida.

En ese momento, una sombra se deslizó entre los árboles, una presencia ominosa que todos sintieron en sus huesos. Era como si la naturaleza misma estuviera respondiendo al sufrimiento de Izuku. La mancha de sangre se había secado, pero el eco del horror permanecía.

—No podemos quedarnos aquí —dijo Toshinori, sintiendo que el tiempo se les escapaba—. Necesitamos investigar, encontrar pistas. No podemos permitir que lo que le pasó a Izuku se repita.

Con renovada determinación, los amigos de Izuku y su familia se agruparon, listos para enfrentar lo que viniera. Había un camino que debían recorrer, uno lleno de dolor, pero también de esperanza. No descansarían hasta encontrar a Izuku y hacer frente a la oscuridad que había marcado sus vidas.

A medida que el sol se ocultaba en el horizonte, la atmósfera se tornaba más inquietante, y la luz comenzaba a desvanecerse. La clase 1A y la familia de Izuku se mantenían alerta, conscientes de que la noche traería consigo peligros inimaginables. Fue entonces cuando comenzaron a surgir demonios de entre las sombras, sus ojos resplandecían con una malicia innata, listos para cazar.

Pero, antes de que pudieran atacar, una figura apareció de entre los árboles. Era Giyu Tomioka, el Pilar de Agua, que con un movimiento ágil de su espada eliminó a los demonios con una precisión impresionante, dejando a todos sorprendidos por su habilidad. El sonido de las espadas cortando el aire y el crujido de la carne demoníaca resonaron en el ambiente, llenando de asombro y alivio a quienes lo observaban.

—¡Tomioka! —exclamó Izumi, corriendo hacia él—. ¿Has visto a Izuku? ¡¿Está aquí?!

Giyu se detuvo, mirando a los jóvenes con seriedad. Su rostro, normalmente impasible, mostraba una profunda preocupación.

—No lo he visto aquí —respondió Tomioka, su voz grave y controlada—. Pero si Izuku estaba herido, es posible que haya sido devorado por un demonio... o peor.

El silencio cayó sobre el grupo mientras las palabras de Giyu se asentaban en el aire. La idea de que Izuku pudiera haber sido asesinado por un demonio era aterradora, y la posibilidad de que Muzan lo hubiera convertido en uno de ellos era aún más escalofriante.

—¿Convirtido en demonio? —preguntó Toshinori, su voz temblando—. No puede ser... eso significaría que perdería todo lo que es...

—El poder de Muzan es inmenso —continuó Tomioka—. Tiene la capacidad de transformar a los humanos en demonios. Si Izuku ha caído en sus manos, no solo su vida está en peligro, sino también su humanidad.

—¡Debemos encontrarlo! —gritó Izumi, su determinación brillando en sus ojos—. No podemos dejar que eso suceda. ¡No sin luchar!

El grupo se miró, cada uno sintiendo la angustia y el impulso de no rendirse. Sabían que debían actuar con rapidez, no solo por el bien de Izuku, sino también por la posibilidad de rescatarlo antes de que se convirtiera por completo en un demonio.

—Tomioka —dijo Izumi, su voz firme—. ¿Qué hacemos ahora?

Giyu respiró hondo, su mirada fija en el horizonte donde la oscuridad comenzaba a extenderse.

—Debemos rastrear cualquier pista que nos lleve a él. Los demonios no pueden estar lejos de donde ocurrió el ataque. Si Muzan está detrás de esto, debemos prepararnos para enfrentar lo que venga.

Con ese plan en mente, se agruparon y se adentraron en la noche, decididos a encontrar a Izuku y hacer frente a la amenaza que se cernía sobre ellos. La lucha por su amigo y hermano había comenzado, y no descansarían hasta traerlo de vuelta.

El ambiente se tornó tenso en el momento en que Tsukauchi, el detective, se acercó al grupo. Su rostro mostraba signos de preocupación mientras miraba a Toshinori e Inko.

—Toshinori, Inko —dijo Tsukauchi, su voz grave—. Es un gusto verlos, pero lamento tener que traer malas noticias. Un demonio ha acabado con un grupo de cazadores y también con el dueño de una tienda.

Inko se llevó una mano a la boca, aterrorizada por la brutalidad de la situación.

—¿Qué... qué más? —preguntó, temiendo lo que iba a escuchar a continuación.

Tsukauchi continuó, su mirada fija en el suelo, como si le pesara dar el siguiente informe.

—Descubrimos el cuerpo de una niña. Es trágico, pero también encontramos un diario. El diario pertenece a la hermanita adoptada de Rui Ayaki, un demonio que, según el contenido del diario, se llama Izuku, pero sin apellido.

El silencio se apoderó del grupo mientras las palabras de Tsukauchi resonaban en sus mentes. La revelación de que Rui Ayaki y el Izuku que conocían podrían ser la misma persona golpeó a todos con una mezcla de horror y confusión.

—¿Qué significa eso? —preguntó Izumi, su voz temblando—. ¿Izuku es... Rui?

Toshinori se sintió abrumado por la confusión y el dolor. La posibilidad de que su hijo, a quien había amado y protegido, estuviera relacionado con un demonio que había causado tanto sufrimiento, era demasiado difícil de aceptar.

—Si esto es cierto... —dijo Toshinori, intentando mantener la calma—, entonces Rui ha estado sufriendo de una manera que no podemos imaginar. Pero también significa que debemos actuar rápidamente. No podemos dejar que la rabia y la tristeza nos dominen.

—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Inko, las lágrimas acumulándose en sus ojos—. ¿Cómo podemos ayudar a Izuku?

Tsukauchi se enderezó, decidido.

—Debemos encontrar a Rui Ayaki. Si Izuku y Rui son la misma persona, necesitamos entender su estado actual. Tal vez haya una manera de revertir lo que ha sucedido. Necesitamos reunir más información sobre Rui y su situación.

—Tienen razón —asintió Giyu Tomioka, que había estado escuchando atentamente—. Si podemos encontrar a Rui, tal vez podamos descubrir qué ha llevado a Izuku a este punto y, quizás, ayudarlo a recuperar su humanidad.

Con una nueva determinación, el grupo se preparó para seguir adelante. La búsqueda de Rui Ayaki, el demonio que una vez fue Izuku, se había convertido en su misión. Sabían que tendrían que enfrentarse a muchos peligros, pero la esperanza de recuperar a su querido amigo y hermano les daba la fuerza necesaria para seguir adelante.

Izumi miró a los demás, su voz temblando mientras intentaba procesar la revelación.

—Espera... —dijo, sus ojos brillando con lágrimas—. "Hermana adoptiva" significa que Izuku, o Rui Ayaki, quería una familia.

Inko, con el corazón roto, asintió.

—Eso tiene sentido. Siempre quise que Izuku tuviera un lugar al que pertenecer, alguien que lo cuidara y lo apoyara. Tal vez, después de todo lo que sufrió, encontró eso en Mitsuki. Pero también significa que su deseo de pertenencia se volvió oscuro, transformándose en la vida de un demonio.

Toshinori frunció el ceño, reflexionando sobre las palabras de Izumi.

—Así es. El deseo de una familia puede llevar a decisiones drásticas. Si Rui Ayaki está buscando algo que nunca tuvo, podría ser que haya caído en un camino peligroso por la desesperación.

Giyu asintió, comprendiendo la situación.

—Los lazos familiares son poderosos, y en el caso de Rui, esa búsqueda pudo haberlo llevado a aceptar la oscuridad como una forma de encontrar lo que anhelaba. Necesitamos encontrarlo y entender su historia. Solo así podremos ayudarlo.

Izumi apretó los puños, su determinación creciendo.

—No puedo dejar que Izuku siga así. Si realmente está sufriendo, debo hacer todo lo posible para salvarlo.

Inko miró a su hija, admirando su valentía.

—Haremos lo que sea necesario para encontrarlo, Izumi. No podemos dejar que Izuku se sienta solo en su dolor. Si hay una forma de que regrese a nosotros, debemos intentarlo.

Con el objetivo claro en sus corazones, el grupo se preparó para partir. Sabían que tendrían que enfrentarse a Rui Ayaki, un demonio, pero también al niño que una vez había sido Izuku, lleno de sueños y esperanzas.

Bakugo, con una mezcla de incredulidad y rabia, miró a los presentes.

—¿Entonces Rui Ayaki es un demonio de verdad? —gritó, su voz llena de frustración—. ¿Y su hermana fue asesinada por nosotros? Esto es una locura.

Mientras todos asimilaban la información, Mark, un cazador malherido, se arrastró hacia ellos, su cuerpo desgastado y cubierto de heridas.

—Rui Ayaki... es la quinta luna inferior de las 12 lunas demoníacas de Muzan —dijo, esforzándose por hablar a pesar del dolor. Sus ojos mostraban terror y desesperación—. Estábamos intentando detenerlo, pero no sabíamos que su hermana estaba involucrada... La matamos... tratando de protegerlo...

Su voz se desvaneció, y de repente, cayó al suelo, incapaz de soportar más. Tomioka se acercó rápidamente y tocó el hombro de Mark, pero su expresión se tornó sombría al darse cuenta de que ya estaba muerto.

—Es un testimonio trágico de lo que la desesperación puede llevar a las personas a hacer —dijo Tomioka, con un tono sombrío—. Nunca debimos haber atacado sin conocer toda la historia.

Izumi, con lágrimas en los ojos, se sintió abrumada por la culpa.

—Izuku... Rui... ¿qué has pasado para llegar a este punto? —susurró, sintiendo la carga de la tragedia que se había desatado.

Bakugo, al ver la devastación que habían causado, se sintió impotente.

—Esto no puede quedar así. Necesitamos encontrar a Rui antes de que haga algo más. No podemos permitir que su dolor lo consuma por completo.

Toshinori, sintiendo el peso de la situación, asintió.

—Tenemos que actuar rápidamente. Si Rui está sufriendo y busca venganza, será aún más peligroso. Pero también tenemos que encontrar la manera de llegar a él, de mostrarle que aún hay esperanza.

Con la misión más clara que nunca, el grupo se preparó para buscar a Rui, con la esperanza de que aún había algo de luz en el oscuro camino que había elegido. La redención de Izuku Yagi, el niño que había sido, dependía de ello.

Monoma se rió con desdén, cruzando los brazos mientras miraba a los demás. Su tono era burlón y lleno de desprecio.

—Miren quién lo diría, el inútil Izuku Yagi, el que siempre fue menospreciado por todos ustedes —dijo, su risa resonando en el aire. —Ahora se ha convertido en Rui Ayaki, uno de los demonios más poderosos. ¿No es irónico?

Bakugo frunció el ceño, apretando los puños, sintiendo que la rabia crecía en su interior.

—¿Qué demonios estás diciendo? —gritó, su voz llena de indignación. —No tienes idea de lo que ha pasado.

Monoma continuó con su burla, disfrutando del malestar de los demás.

—Oh, pero claro, ahora es un demonio y uno de los más temidos. Ustedes siempre lo miraron por encima del hombro, y miren cómo terminó. Es un verdadero reflejo de lo que son: no son mejores que él.

Tomioka, quien había estado en silencio, observó a Monoma con una mirada fría.

—Es fácil reírse cuando no se conoce la historia completa —dijo, su voz tranquila pero firme—. Rui ha sufrido más de lo que puedes imaginar. Y la culpa de su transformación recae en muchos, no solo en él.

Izumi, sintiendo el ardor de las palabras de Monoma, se interpuso entre él y el grupo, su voz temblando.

—No tienes derecho a burlarte de él. No sabes lo que le hemos hecho pasar. Solo quería una familia y lo mataron.

Monoma encogió los hombros, como si no le importara.

—Quizás, pero al menos ahora es fuerte. Tal vez deberíamos haberlo dejado ser un demonio desde el principio, ¿no?

Bakugo no pudo contenerse más. Con un movimiento rápido, se acercó a Monoma, listo para enfrentarlo.

—¡Cierra la boca! ¡No tienes idea de lo que hablas! No vamos a permitir que esto se convierta en un espectáculo para ti.

La tensión aumentó en el ambiente mientras los demás observaban, sintiendo que las emociones estaban al borde de estallar. El dolor de la pérdida y la culpa se mezclaban con el deseo de redención, y todos sabían que el camino por delante sería difícil.

Mientras tanto, el eco de las risas de Monoma resonaba en sus mentes, recordándoles la crueldad de las circunstancias y el dolor que habían causado a alguien que solo buscaba amor y aceptación.

Monoma, con una sonrisa arrogante en su rostro, se cruzó de brazos y miró al grupo. Su mente estaba trabajando rápidamente, tejiendo una idea que lo llenaba de emoción.

—¿Saben qué? Creo que tengo un plan —dijo, su tono se volvió más calculador—. Si Rui Ayaki, o Izuku Yagi, como quieran llamarlo, busca crear una familia, ¿por qué no nos aprovechamos de eso?

Bakugo lo miró con desdén, frunciendo el ceño.

—¿A qué te refieres? —preguntó, aún sintiendo la ira por la burla anterior.

—Podríamos formar una nueva familia para él —continuó Monoma, disfrutando de la idea—. Podríamos reunir a todos los que alguna vez lo rechazaron y mostrarle que ahora somos su "nueva" familia.

Izumi lo miró con incredulidad, su voz llena de angustia.

—¿Estás loco? ¿Cómo crees que eso lo ayudaría? Solo sería una burla más.

Monoma se encogió de hombros, despreocupado.

—Tal vez, pero al menos podríamos demostrarle que puede tener apoyo, incluso si es el tipo de apoyo que se merece. Imaginen cómo se sentiría, rodeado de personas que alguna vez lo ignoraron.

Tomioka frunció el ceño, sintiendo que las palabras de Monoma eran una falta de respeto hacia Izuku.

—No se trata de crear una familia falsa. Se trata de reparar lo que se rompió —dijo, su voz firme—. Rui necesita personas que realmente se preocupen por él, no una fachada.

Monoma sonrió de forma burlona, disfrutando de la discusión.

—¿Quién dice que no puede ser ambas cosas? Podría ser la oportunidad de cambiar su percepción de nosotros.

Bakugo estaba a punto de estallar, pero Izumi lo detuvo con una mano en su brazo.

—Podría ser una forma de intentar hacer las cosas bien —dijo, su tono reflexivo—. Si realmente nos importa, deberíamos hacerlo desde el corazón. No simplemente como una forma de aprovechar su dolor.

Monoma levantó una ceja, sorprendido por la seriedad de Izumi.

—¿Y si realmente lo queremos? —preguntó, sintiendo que había tocado un punto sensible—. Quizás Rui pueda perdonar a quienes le hicieron daño si ve que están tratando de cambiar.

La conversación continuó, con cada uno reflexionando sobre las posibilidades. A pesar de la tensión en el aire, el deseo de redención se convirtió en una chispa de esperanza. Sabían que el camino sería difícil, pero tal vez, solo tal vez, podrían ofrecerle a Rui lo que siempre había deseado: una familia.

Monoma habló con una mezcla de amargura y satisfacción, dejando a todos en la habitación completamente atónitos.

—¿Sabes qué? —dijo, su tono más serio que nunca—. Cuando Izuku estaba herido y ustedes lo abandonaron, lo intenté ayudar. Pero entonces apareció Muzan. Lo vi todo... escuché cómo le ofreció ser un demonio, darle un cuerpo fuerte. Izuku aceptó sin dudarlo. Fue en ese momento que cambió su nombre por Rui Ayaki.

Los ojos de Izumi se llenaron de lágrimas al escuchar las palabras de Monoma, y Toshinori e Inko quedaron paralizados, su culpa se volvía aún más insoportable. El hecho de que Izuku, su propio hijo, hubiera aceptado convertirse en un demonio debido al rechazo y maltrato que recibió, les rompía el alma.

—¿Y tú solo observaste? —preguntó Bakugo, con una mezcla de ira y desconcierto—. ¿Qué demonios hiciste tú en todo eso?

Monoma se rió, un sonido frío y sin alegría.

—No fue tan simple, Bakugo —respondió Monoma—. Yo traté de intervenir, pero cuando Muzan me vio, pensé que me mataría en ese instante. Sin embargo, Rui Ayaki... Izuku, si es que aún queda algo de él, dijo que era su amigo. Que lo había ayudado. Y por alguna razón, eso fue suficiente para que Muzan me dejara vivir. Luego, Rui y Muzan desaparecieron cuando una mujer tocó una biwa.

El sonido del nombre de Muzan Kibutsuji resonaba con peligro. Todos sabían que enfrentar a alguien como él no era tarea fácil. Y el hecho de que Izuku, ahora Rui Ayaki, se hubiera aliado con Muzan, lo convertía en un enemigo aún más temible.

Tomioka frunció el ceño mientras asimilaba la información.

—Así que Rui es ahora parte de las Doce Lunas Demoniacas. Si Muzan lo convirtió en demonio, no solo tiene fuerza, sino que también puede estar siendo controlado.

—No lo sé —dijo Monoma—. No parecía que lo controlaran. De hecho, Rui parecía... aliviado. Como si finalmente tuviera el poder que siempre quiso.

—¿Aliviado? —murmuró Inko, sintiendo un nudo en la garganta—. ¡Izuku solo quería ser aceptado por nosotros! ¿Cómo pudimos fallarle de esta manera?

Izumi, visiblemente angustiada, dio un paso adelante.

—Si él buscó crear una familia... si se convirtió en demonio porque estaba solo, tenemos que encontrar la manera de traerlo de vuelta. No podemos abandonarlo otra vez.

Monoma dejó escapar un suspiro y miró a los demás.

—No sé si eso es posible, Izumi. Rui no es el mismo Izuku que conocían. Ahora es uno de los demonios más poderosos bajo las órdenes de Muzan. Y aunque quisiera volver, no sé si lo permitirían.

La tensión en la habitación creció mientras todos intentaban procesar lo que acababan de escuchar. La posibilidad de redimir a Izuku Rui, parecía cada vez más lejana, y el miedo a lo que pudiera haber hecho como demonio comenzaba a pesar en sus conciencias.

Toshinori, con el corazón roto, se inclinó hacia adelante y murmuró:

—Sea lo que sea, no podemos rendirnos. Aunque sea una oportunidad mínima, tenemos que intentarlo. Izuku siempre fue un héroe. Si hay una forma de salvarlo, la encontraremos.

Monoma, con una sonrisa burlona en los labios, continuó hablando, completamente ajeno a la angustia en los rostros de quienes lo rodeaban.

—Lástima que Rui, o mejor dicho Izuku, ahora busque venganza contra la familia Yagi y la clase 1-A. —Dijo, observando con frialdad—. Ah, y antes de que lo olviden, Izuku me dejó algo... sus libros. Tenía más de siete llenos de detalles, habilidades, y debilidades de héroes y villanos. Y bueno... ya se los di a Rui Ayaki. Izuku está más que preparado.

Las palabras de Monoma golpearon como un martillo. La habitación se sumió en un silencio pesado y opresivo. Izumi, encolerizada por la traición, quiso correr hacia Monoma y golpearlo, pero sus piernas temblaban. Se quedó inmóvil, con los puños apretados y las lágrimas a punto de brotar. Estaba llena de frustración y culpa, pero al mismo tiempo, aterrorizada por lo que esas palabras implicaban.

—¡Eres un miserable! —gritó Izumi, con la voz quebrada—. ¡Le diste todo lo que necesitaba para destruirnos! ¡A nuestra propia sangre!

Monoma solo se encogió de hombros, despreocupado.

—Yo solo hice lo que cualquier amigo haría. Izuku siempre fue alguien inteligente, pero también alguien despreciado. Ustedes lo empujaron a este camino. Ahora, él simplemente está cobrando la factura.

Inko y Toshinori no pudieron contener más sus lágrimas. Sabían que, aunque su hijo aún pudiera estar vivo de alguna forma, ya no era el Izuku que conocían. Cada vez que escuchaban "Rui Ayaki", sentían como si su verdadero hijo hubiera desaparecido en algún rincón oscuro del mundo.

Tomioka, con su habitual semblante serio, habló finalmente.

—No puedes atacarlo, Izumi. —Dijo con firmeza—. Monoma no es el enemigo ahora. Y tampoco podemos culparlo completamente por lo que ha ocurrido. Rui Ayaki... Izuku, ha tomado su propio camino. Pero también debemos ser conscientes de que ahora es uno de los demonios más poderosos bajo Muzan. No será fácil detenerlo.

Toshinori, arrodillado y con los ojos llenos de lágrimas, murmuró:

—¿De verdad ya no hay forma de traerlo de vuelta?

Tomioka negó con la cabeza, pero su mirada era impenetrable.

—En este punto, lo más probable es que Izuku ya no quiera volver. Lo que ahora persigue es venganza. Si no lo detenemos, muchas más vidas estarán en peligro. Incluso si alguna parte de él aún desea ser salvado, su conexión con Muzan lo hace prácticamente imposible.

Inko sollozaba silenciosamente, mientras Izumi se desplomaba en el suelo, impotente.

Monoma, observando la devastación en sus antiguos compañeros, dejó escapar una risa amarga antes de dirigirse hacia la salida.

—Tal vez tengan razón. Tal vez sea imposible. Pero si algo me queda claro, es que ahora Rui Ayaki tiene el poder que siempre soñó. Y no hay nada que ustedes puedan hacer para detenerlo.

Con esas palabras, Monoma desapareció por la puerta, dejando a todos sumidos en la desesperación, sabiendo que el tiempo para evitar el desastre que se avecinaba se estaba agotando rápidamente.

Sir Nighteye, Aizawa, Present Mic, Gran Torino y Nezu estaban reunidos en la oficina de U.A., todos con expresiones sombrías. La noticia de que Izuku, ahora conocido como Rui Ayaki, había sido convertido en demonio y se había convertido en una de las Lunas Inferiores al servicio de Muzan Kibutsuji los dejó devastados. El salón, normalmente animado, estaba impregnado de una tristeza profunda que reflejaba la gravedad de la situación.

Sir Nighteye, siempre sereno y calculador, parecía visiblemente afectado. Miraba fijamente un punto en la pared, inmerso en sus pensamientos. Para él, quien siempre había tenido una visión estratégica y a largo plazo, ver a Izuku tomar un camino tan oscuro y destructivo le rompía el corazón. Había visto el potencial en el joven héroe, y ahora todo parecía haberse desmoronado en una tragedia que, quizás, podía haberse evitado.

—Esto nunca debió haber pasado —murmuró Nighteye, su voz baja pero llena de dolor—. Izuku tenía tanto potencial... y ahora, no solo ha sido corrompido, sino que se ha convertido en nuestro enemigo. Todo por culpa de errores cometidos.

Aizawa, apoyado en una esquina, estaba más serio de lo normal. Su mirada oscura reflejaba la ira que intentaba mantener bajo control. Había entrenado a Izuku, había creído en él, y ahora ver cómo los adultos que debían haberlo protegido lo llevaron al límite lo llenaba de frustración.

—Esto no es solo culpa de Izuku... —dijo Aizawa, su voz profunda—. Es por el maldito abandono que sufrió. Todos nosotros, especialmente los Yagi, fallamos en ver lo que estaba pasando. Si alguien hubiera estado ahí para él, esto nunca habría pasado.

Present Mic, generalmente bullicioso y animado, estaba inusualmente callado, con el ceño fruncido. Le costaba aceptar que el chico lleno de energía y determinación que conocía, ahora fuera una amenaza. Gran Torino, a su lado, se mantuvo en silencio, sus manos temblaban ligeramente de frustración.

—Izuku... —susurró Gran Torino—. Era nuestra esperanza, nuestra oportunidad para el futuro. Pero ahora, todo está envuelto en oscuridad. ¿Cómo pudimos fallarle tan gravemente?

Nezu, el director de U.A., se mantenía pensativo. Su mente corría a toda velocidad, buscando posibles soluciones, pero incluso él sabía que la situación era extremadamente complicada. Convertido en demonio, y ahora bajo la influencia directa de Muzan, Izuku era casi irrecuperable. Y peor aún, su deseo de venganza hacia su familia solo incrementaba los riesgos.

—Izuku Yagi, o Rui Ayaki, ahora es una amenaza para todos. Pero más allá de eso... —Nezu hizo una pausa, mirando a Toshinori, Inko y a su hija Izumi—. No es solo un enemigo externo. Busca venganza contra ustedes, su propia familia, por lo que le hicieron.

Toshinori, destrozado, apenas pudo sostener la mirada. El antiguo símbolo de la paz, All Might, parecía completamente desmoronado. Nunca imaginó que su propio hijo, el heredero de One For All, caería tan lejos. Inko lloraba en silencio, incapaz de enfrentar lo que había pasado. Izumi, quien había crecido junto a Izuku, estaba al borde de las lágrimas, sabiendo que su hermano no solo había sido maltratado por ella y su familia, sino que ahora se había convertido en un monstruo en busca de destrucción.

—Fallamos... —murmuró Toshinori, con la voz quebrada—. Yo fallé. Como padre, como mentor. No lo protegí cuando más lo necesitaba. Lo empujé hacia este destino.

Aizawa dio un paso adelante, su mirada severa, aunque no había desprecio en ella, sino determinación.

—Es demasiado tarde para arrepentirse, Yagi. Lo importante ahora es qué vamos a hacer. Rui Ayaki... Izuku es una amenaza para todos nosotros. Y no podemos subestimarlo. Como Luna Inferior, tiene más poder del que jamás imaginamos.

Gran Torino asintió.

—No será fácil, pero si hay alguna forma de redimirlo, tendremos que encontrarla. O, al menos... detenerlo antes de que cause más destrucción.

Toshinori miró a los demás, pero estaba claro que nadie estaba seguro de si Izuku realmente podría ser salvado. Con la amenaza de las Doce Lunas Demoniacas y el poder de Muzan detrás de él, Rui Ayaki podría ser un enemigo casi imposible de derrotar.

Nezu habló finalmente, con una voz más firme:

—Tenemos que estar preparados para lo peor. Pero no abandonemos del todo la esperanza. Aún queda una pequeña posibilidad... aunque sea mínima... de traer a Izuku de vuelta.

Pero, mientras los héroes trataban de encontrar un rayo de esperanza en la oscuridad, sabían que la batalla que venía sería una de las más difíciles. Rui Ayaki no solo era una Luna Demoniaca. También era el hijo, hermano y amigo que habían perdido, y enfrentarlo les rompería el corazón.

En el oscuro y silencioso Monte Natagumo, Rui Ayaki, antes conocido como Izuku, había pasado años formando su "familia" demoníaca. Había reunido a un grupo de demonios débiles, ofreciéndoles su sangre a cambio de que aceptaran formar parte de su retorcida visión de lo que debía ser una familia. Para Rui, estos lazos, aunque falsos, representaban su intento desesperado por recuperar algún fragmento de la vida humana que había perdido y que, en el fondo, aún anhelaba.

A pesar de ser una Luna Inferior, Rui ya no era el joven e indefenso demonio que una vez fue. Había crecido en poder y habilidad, gracias a su capacidad de Copia de artes demoníacos, lo que le permitió imitar las técnicas de las Lunas Superiores al servicio de Muzan Kibutsuji. Con el paso de los años, había perfeccionado esas habilidades y ahora dominaba varias técnicas demoníacas, cada una más devastadora que la anterior.

Esa noche, mientras observaba el cielo estrellado desde el techo de su morada, sus pensamientos se vieron interrumpidos por el ruido de una persecución. Una niña demonio, aterrada y sin rumbo, corría desesperadamente entre los árboles, seguida de cerca por cazadores de demonios. Sin embargo, cuando los cazadores se cruzaron con la vista de Rui, sabiendo quién era, dudaron por un momento, reconociendo el peligro que representaba. Pero esa vacilación fue su perdición.

Rui, sin inmutarse, habló con calma:

—Oye, niña, ¿quieres que te salve? —preguntó sin apartar la vista de la luna.

La niña, aterrorizada, vio en Rui su única salvación y, con lágrimas en los ojos, gritó:

—¡Sí, por favor, sálvame! Haré lo que me pidas.

Una leve sonrisa apareció en el rostro de Rui.

—Entonces serás parte de mi familia... —dijo, mientras sus afilados hilos se desplegaban en un parpadeo.

Los cazadores apenas tuvieron tiempo de reaccionar. Los finos hilos de Rui cortaron sus cuerpos en pedazos junto con sus katanas, todo en cuestión de segundos. El aire se llenó del sonido metálico de las espadas y de los gritos ahogados de los cazadores antes de que sus cuerpos cayeran inertes al suelo.

La niña, aún jadeando, miró horrorizada los restos de los cazadores, pero su atención fue rápidamente captada por un suave tirón en su mano. Era Rui, quien la miraba fijamente, su expresión indiferente pero dominante.

—Desde hoy serás parte de mi familia —le dijo con una voz firme, dejando claro que no había opción.

Poco después, en una de las habitaciones de la casa, Rui estaba sentado junto a una de sus "hermanas", observando a la niña que acababa de salvar. La niña, aún nerviosa y temblorosa, fue guiada por la hermana mayor hacia una pequeña ceremonia.

Hermana M (H.M.): —Bebe esto —dijo mientras le entregaba un pequeño platito con agua teñida con la sangre de Rui—. Nuestro poder proviene de la sangre de Rui. Él es uno de los favoritos del maestro Muzan, y por eso puede hacer esto.

Con temor, pero sin otra opción, la niña bebió el contenido del platito. De inmediato, su cuerpo comenzó a temblar, sintiendo la transformación interna. Los demonios normalmente sufren dolor cuando reciben la sangre de Rui, y ella no fue la excepción. Pero antes de que pudiera recuperarse, Rui la tomó con sus uñas afiladas y le arrancó la piel de su rostro en un gesto cruel y desalmado. Los gritos de la niña resonaron en la habitación mientras su carne se regeneraba, y su cuerpo adoptaba una forma más monstruosa: la de un demonio araña.

Finalmente, la transformación terminó, y la niña quedó integrada como un nuevo miembro de la "familia" de Rui, ahora completamente bajo su control.

—¿Lo sientes? —dijo Rui, su tono frío y calculador—. Sientes el poder... Se siente bien, ¿verdad?

Mientras la niña temblaba, aún recuperándose del dolor y la transformación, Rui se levantó, su mente ya pensando en los próximos pasos. Aunque había formado esta "familia", su objetivo seguía siendo mucho más profundo. No solo buscaba recrear lo que había perdido, sino que también ansiaba recordar y comprender su pasado humano, por más distorsionado que ahora estuviera.

Con cada demonio que formaba parte de su "familia", Rui consolidaba su poder. Y con su habilidad de Copia de artes demoníacos, que le permitía imitar las técnicas de las Lunas Superiores con solo un vistazo, su ambición crecía cada vez más. Aunque su mente estaba rota, su determinación era inquebrantable: sería más fuerte, formaría su propia familia perfecta, y nadie lo detendría en su búsqueda de poder absoluto bajo el mando de Muzan.

En una noche oscura y espesa, All for One, Tomura Shigaraki, y Kurogiri llegaron al Monte Natagumo, un lugar que había ganado una reputación siniestra debido a los eventos recientes. Habían oído rumores de un demonio despiadado que se había establecido allí, y de cómo cazadores, héroes y hasta villanos que se aventuraban en la zona nunca regresaban. La curiosidad de All for One se encendió, y, acompañado por su discípulo Tomura y su fiel aliado Kurogiri, decidieron investigar personalmente.

Al llegar al monte, la escena que se encontraron fue más inquietante de lo que habían anticipado. Cuerpos esparcidos por el suelo, algunos de ellos cortados en pedazos, otros colgados grotescamente de los árboles con hilos finos y afilados. Los cadáveres pertenecían tanto a cazadores de demonios como a héroes y villanos que habían intentado adentrarse en el dominio del demonio Rui Ayaki. Era evidente que aquí no había distinción entre enemigos o aliados, solo muerte indiscriminada para aquellos que cruzaban su territorio.

Tomura, con su expresión siempre apática pero curiosa, observó las extremidades cercenadas y los rostros congelados en expresiones de terror.

—¿Quién habrá hecho esto? —preguntó, aunque la respuesta era evidente. Sabía que un demonio estaba detrás de todo, pero el nivel de carnicería y la precisión en los cortes le resultaba intrigante.

All for One, sin embargo, no se dejó impresionar por la escena. A través de su máscara, su respiración constante resonaba mientras analizaba los alrededores.

—Este demonio no es común —dijo con una voz baja y reflexiva—. El nivel de habilidad aquí es algo que vale la pena observar de cerca.

Kurogiri, siempre calmado y atento a las palabras de All for One, añadió:

—Parece que algunos de los cuerpos fueron cortados con una precisión extrema. No son heridas normales.

Mientras caminaban por el bosque lleno de cadáveres, los ojos de Tomura se iluminaron ligeramente al recordar una conversación que había escuchado anteriormente: un demonio llamado Rui Ayaki, que alguna vez fue un humano conocido como Izuku Yagi, y que ahora era una de las Doce Lunas Inferiores al servicio de Muzan Kibutsuji.

—Rui Ayaki... —murmuró Tomura—. Así que él es el responsable.

—Sí, el mismo Rui que hemos estado escuchando en los rumores —respondió All for One—. El antiguo Izuku Yagi. Interesante cómo una criatura con un pasado tan débil se ha convertido en algo tan poderoso bajo el control de Muzan. Su habilidad para manipular hilos y asesinar cazadores, héroes y villanos lo convierte en un recurso valioso.

Tomura, mostrando una sonrisa siniestra, consideró las implicaciones.

—Tal vez podríamos usarlo... Un demonio con tanto poder y un odio tan profundo hacia los héroes y la familia que lo traicionó podría ser un aliado útil.

Mientras seguían caminando, las evidencias de la crueldad de Rui Ayaki eran cada vez más claras: partes de cuerpos colgadas de los árboles, rostros congelados en una agonía eterna, y el aire impregnado con el hedor de la muerte. Sin embargo, All for One no estaba preocupado por la amenaza inmediata; él pensaba en cómo utilizar este caos en su favor.

—Kurogiri —dijo, con su tono siempre calculado—. Vamos a acercarnos más. Tal vez Rui Ayaki esté dispuesto a colaborar con nosotros... después de todo, ambos servimos a un propósito mayor que la destrucción sin sentido.

Kurogiri, asintiendo, abrió un portal oscuro a medida que el trío avanzaba hacia el corazón del Monte Natagumo, donde, probablemente, Rui Ayaki los estaba esperando, ya consciente de su presencia.

En ese momento, la atmósfera se sentía más tensa. Sabían que estaban entrando en el territorio de una de las criaturas más peligrosas bajo el mando de Muzan Kibutsuji. All for One estaba interesado en observar hasta dónde llegaban los poderes de Rui, y si podía aprovechar ese odio que Rui sentía por su pasado y por aquellos que lo traicionaron, especialmente contra la familia Yagi y la clase de héroes.

La alianza entre demonios y villanos, si llegara a ocurrir, podría significar una catástrofe de proporciones inimaginables para los héroes que aún desconocían la verdadera magnitud del poder que Rui Ayaki había acumulado.

All for One, Tomura Shigaraki y Kurogiri continuaron adentrándose en el Monte Natagumo, la niebla espesa y el aire pesado con el hedor de la muerte. Mientras caminaban por el bosque tenebroso, sus sentidos comenzaron a captar algo más perturbador: gritos. Gritos agudos de dolor que parecían venir de una fuente cercana.

Guiados por la curiosidad y el interés en este demonio, el trío se dirigió hacia la dirección de los gritos, hasta que llegaron a una pequeña casa de aspecto destartalado, oculta entre los árboles. Era claramente el hogar de Rui Ayaki, y la escena que encontraron en el interior los sorprendió.

A través de una ventana rota, vieron a Rui Ayaki torturando a una niña, quien era una de sus "hermanas" demoníacas. La niña lloraba y suplicaba mientras Rui la sostenía en el aire con sus hilos de seda, apretándolos alrededor de su cuello y brazos. Su rostro estaba lleno de terror, mientras Rui la miraba con una mezcla de frustración y desaprobación.

—Cumple el papel que te di —dijo Rui, su voz fría y autoritaria, sin rastro de compasión—. ¡Eres parte de esta familia ahora! ¿No entiendes el privilegio que tienes?

La niña demonio solo pudo gemir, su cuerpo temblaba, incapaz de hablar por el dolor que la sofocaba. Rui no mostró ninguna señal de piedad mientras los hilos cortaban lentamente su piel, haciéndola sangrar.

—¡No quiero decepciones en esta familia! —continuó Rui, su mirada llena de rabia contenida—. Si no puedes seguir mis reglas y cumplir tu papel, entonces no mereces mi sangre.

Los gritos de la niña resonaban en la pequeña casa, pero lo más perturbador era la expresión impasible de Rui. A pesar del dolor que infligía, él lo veía como algo completamente necesario para mantener su retorcida idea de "familia". Era claro que cualquier sentido de humanidad que una vez pudiera haber tenido, había sido completamente corrompido por su transformación en demonio.

All for One, Tomura y Kurogiri observaron en silencio desde la distancia, sin intervenir. Aunque Tomura mostró una pequeña sonrisa sádica ante la escena, All for One se mantuvo impasible, pero claramente intrigado por la brutalidad calculada de Rui.

—Así que este es el poder del demonio Rui Ayaki —murmuró All for One, observando el control absoluto que Rui tenía sobre su "familia"—. Su idea de familia es... interesante.

Tomura, divertido por la violencia, comentó:

—Vaya, parece que no solo quiere una familia. Quiere que todos sigan su idea retorcida de cómo deben comportarse. Casi parece una imitación de lo que los héroes intentan hacer con nosotros.

Kurogiri, por su parte, habló en un tono más reflexivo:

—Es un método efectivo de control, aunque despiadado. Si puede manipular a otros demonios de esta manera, su lealtad hacia él sería inquebrantable.

La atención de All for One seguía fija en Rui Ayaki, quien finalmente soltó los hilos que torturaban a la niña demonio. Ella cayó al suelo, respirando con dificultad, su cuerpo cubierto de heridas y cicatrices que tardarían en sanar.

Rui se inclinó sobre ella, su mirada ahora más tranquila, pero fría.

—Recuerda tu lugar —le dijo con un tono severo, pero menos furioso—. Eres mi hermana, pero solo mientras sigas mis órdenes.

Con esas palabras, Rui Ayaki se alejó de la niña, volviendo a su lugar en la casa, como si nada hubiera ocurrido.

All for One, viendo el potencial en este joven demonio, dio un paso adelante desde las sombras, haciendo que Rui Ayaki lo notara por primera vez.

—Rui Ayaki, me presento —dijo All for One con su característica voz profunda—. Soy All for One. He escuchado mucho sobre ti y tus habilidades.

Rui lo observó con frialdad, pero también con curiosidad. El aura de poder que irradiaba All for One no pasó desapercibida para el demonio.

—¿Y qué quieres de mí? —preguntó Rui, su tono cauteloso pero interesado.

All for One sonrió bajo su máscara.

—No quiero nada más que una oportunidad. Tú eres fuerte, y tienes una misión de venganza. Creo que podríamos ser de utilidad mutua. Dejemos que nuestros objetivos se alineen.

La tensión en la habitación era palpable, pero había algo innegable en la propuesta de All for One. Rui, con su deseo de poder y venganza, estaba claramente intrigado por la oferta. Los villanos y los demonios tenían un enemigo en común: los héroes y aquellos que defendían la justicia.

Y así, la noche en el Monte Natagumo tomó un giro aún más siniestro, mientras la alianza entre demonios y villanos comenzaba a formarse bajo la sombra de la luna.

All for One escuchó la petición de Rui Ayaki con una sonrisa oculta bajo su máscara. La propuesta de Rui era audaz, directa y con un toque de arrogancia, pero a All for One no le sorprendía. Sabía que Rui, al igual que muchos demonios, buscaba poder, y este joven demonio en particular poseía una habilidad peligrosa: la Copia de artes demoníacas. Y ahora, quería algo aún más ambicioso: copiar los quirks de All for One.

—Interesante propuesta —respondió All for One con voz profunda, sin perder la compostura—. Quieres mis quirks... eso es algo que nadie ha pedido tan directamente antes.

Rui Ayaki lo miraba sin pestañear, con la seguridad de que su habilidad para copiar técnicas lo haría aún más formidable.

All for One dio un paso adelante, acercándose a Rui.

—Eres un demonio con grandes aspiraciones, lo respeto. Sin embargo, mis quirks son únicos, y no todos pueden manejarlos. Copiar mis quirks no es algo simple, pero veo que posees una habilidad excepcional. Si puedes soportar el dolor y el costo, te permitiré intentarlo.

Rui lo miró con frialdad. El dolor era algo que ya conocía, algo que había soportado y superado muchas veces desde que se convirtió en demonio. El sufrimiento físico ya no lo intimidaba.

—Soportaré lo que sea necesario —respondió Rui con seguridad, sus ojos brillando con una mezcla de ambición y determinación.

All for One levantó una mano, extendiéndola hacia Rui.

—Muy bien. Te dejaré intentarlo, pero no olvides que los quirks que poseo son más de lo que cualquier ser común podría manejar. Si fracasas, podrías ser destruido desde dentro.

Sin dudar, Rui Ayaki extendió su mano, tocando la de All for One. En ese instante, activó su habilidad de Copia de artes demoníacas, enfocándose en absorber y replicar los quirks del villano.

Un torrente de poder fluyó entre ellos. Rui sintió cómo la energía de cientos de quirks corría por su cuerpo, desde los más simples hasta los más devastadores. El proceso fue doloroso, como si su cuerpo fuera desgarrado por dentro, pero Rui apretó los dientes, soportando la agonía con su increíble resistencia al dolor, una habilidad que había perfeccionado con los años.

Los quirks de All for One eran innumerables, y mientras Rui intentaba comprender y asimilar cada uno de ellos, su cuerpo empezó a cambiar. Su sangre demoníaca reaccionaba a los quirks, transformando su ser, combinando el poder demoníaco con las habilidades de los quirks.

Finalmente, el proceso terminó. Rui Ayaki jadeaba, pero permanecía de pie. Había soportado el torrente de poder, había logrado lo imposible: había copiado los quirks de All for One.

All for One, viendo que Rui lo había logrado, sonrió detrás de su máscara.

—Impresionante. Pocos podrían haber sobrevivido a ese proceso —dijo con una mezcla de respeto y cautela—. Ahora tienes el poder de muchos quirks a tu disposición. Úsalos sabiamente, Rui Ayaki, o podrías perderte en tu propia ambición.

Rui, sintiendo la energía pulsar dentro de él, sonrió con satisfacción. Su venganza, su deseo de poder y la creación de su "familia" estaban más cerca que nunca de cumplirse. Ahora no solo era un demonio al servicio de Muzan Kibutsuji, sino un ser con habilidades mucho más allá de lo que había soñado.

—Lo haré —dijo Rui con una voz baja, pero decidida—. Y destruiré a todos los que me traicionaron.

La alianza entre Rui Ayaki y All for One se había sellado, una combinación peligrosa de poder demoníaco y quirks. Los héroes, y en especial la familia Yagi, estaban en más peligro que nunca.

Cuando Muzan Kibutsuji se enteró de que su favorito, Rui Ayaki, había formado una alianza con All for One, el Rey de los Villanos, su reacción fue de una mezcla de sorpresa y satisfacción. A pesar de la naturaleza ambiciosa y a veces impredecible de Rui, la noticia de que había copiado los quirks de uno de los villanos más poderosos le provocó una sensación de triunfo.

En su castillo, rodeado por los demonios más poderosos, Muzan sonrió de manera siniestra, algo que muy pocas veces hacía.

—Rui... —murmuró para sí mismo, caminando lentamente por la habitación mientras consideraba las implicaciones—. No solo has sobrevivido y crecido, sino que has demostrado ser incluso más astuto de lo que imaginaba. Aliarse con All for One... qué jugada más intrigante.

Para Muzan, este movimiento no solo aumentaba el poder de su subordinado, sino que también expandía su influencia en el mundo humano. All for One era una figura temida y respetada entre los villanos, y tener a Rui Ayaki conectado con él abría la posibilidad de nuevas conquistas, tanto en el mundo de los demonios como en el de los villanos. Además, la combinación de quirks y las habilidades demoníacas de Rui lo convertían en una amenaza aún mayor para los Cazadores de Demonios y los héroes.

—Con esto, Rui podría llegar a ser más fuerte que incluso algunas de las Lunas Superiores —pensó Muzan, saboreando el éxito—. Y todo ese poder sigue bajo mi control.

La ambición de Rui no le preocupaba. Muzan siempre había sido capaz de dominar y manipular a sus seguidores, y aunque Rui era fuerte, seguía atado a la voluntad de su maestro. Mientras Rui buscaba venganza y la construcción de su "familia", Muzan veía la oportunidad perfecta para avanzar en sus propios planes.

Con una sonrisa amplia, Muzan murmuró:

—Rui Ayaki, has demostrado ser más valioso de lo que imaginaba. Si con All for One a tu lado eres capaz de sembrar el caos entre los héroes y los cazadores, entonces, juntos, lograremos una nueva era de terror.

Alzando su copa de sangre, Muzan Kibutsuji celebró en silencio el futuro prometedor que se avecinaba, mientras en las sombras Rui Ayaki preparaba su próxima jugada para destruir a quienes lo traicionaron.

El Monte Natagumo había caído en una densa niebla cuando los héroes y estudiantes llegaron al lugar. El ambiente era sofocante, pesado con el olor a muerte, y el silencio perturbador lo hacía todo más aterrador. All Might, Aizawa, Endeavor, Hawks, Magnetic, y los estudiantes de la Clase 1-A y 1-B se acercaron cautelosamente, sus ojos atentos ante cualquier señal de peligro.

Al adentrarse más en el bosque, comenzaron a encontrar los primeros cuerpos. Los cuerpos de cazadores, villanos y héroes estaban dispersos, destrozados y esparcidos por el suelo, marcando el brutal rastro dejado por Rui Ayaki, el demonio que alguna vez fue conocido como Izuku Yagi. Había al menos 10 villanos y 50 héroes caídos, algunos de ellos colgando de hilos afilados como espantapájaros macabros. Los cuerpos de los cazadores eran más difíciles de identificar, muchos estaban desmembrados, y sus espadas Nichirin rotas entre los restos.

Aizawa tensó la mandíbula al ver la carnicería. Los estudiantes de ambas clases estaban en shock, incapaces de procesar la magnitud de la masacre frente a ellos.

—Esto... —susurró Kirishima, mirando horrorizado los restos—. Esto no puede ser obra de una sola persona, ¿verdad?

All Might, en su forma debilitada, apretó los puños, tratando de mantener la calma. El hecho de que un antiguo alumno, Izuku, se hubiera convertido en el demonio Rui Ayaki y fuera responsable de todo esto era un golpe devastador para su corazón.

—Este lugar... está lleno de la presencia de un demonio —dijo Endeavor, con sus llamas brillando suavemente para iluminar el área. Él había sentido algo similar antes, pero nunca tan fuerte como esto.

Hawks, sobrevolando el área, regresó con un informe rápido.

—No hay señales de movimiento reciente, pero la escena está fresca. Deben haberse ido hace poco. El que hizo esto es extremadamente peligroso... y no está solo.

Los estudiantes temblaban ante las palabras de Hawks, mientras Monoma, con una expresión grave y cínica, observaba los cadáveres con atención. Sabía más de lo que quería decir. Rui Ayaki no solo buscaba venganza, sino que también estaba creando una familia demoníaca, con seres dispuestos a ejecutar su voluntad.

Izumi, la hermana de Izuku, cayó de rodillas al ver uno de los cuerpos de un héroe que alguna vez había trabajado con su familia. Las lágrimas caían silenciosamente por su rostro.

—¿Cómo pudo llegar tan lejos? —preguntó entre sollozos.

Aizawa puso una mano en su hombro, pero no dijo nada. En el fondo, sabía que Izuku había sido una víctima de las circunstancias, abandonado y maltratado por aquellos que ahora lloraban su pérdida.

Magnetic, viendo el horror de la escena, murmuró:

—Esto es más grande de lo que imaginamos. Rui Ayaki ya no es solo un demonio. Con All for One y Muzan Kibutsuji apoyándolo, esto es una guerra total.

Mientras los héroes y estudiantes trataban de mantener la calma, una figura oscura apareció en la distancia, sus hilos brillando bajo la luz de la luna. Rui Ayaki los había estado observando todo el tiempo, preparado para cualquier enfrentamiento.

—¿Familia Yagi? —dijo con una voz fría, llena de odio—. Ustedes no saben lo que significa el dolor... pero pronto lo aprenderán.

Cuando Rui Ayaki apareció, los héroes y estudiantes quedaron paralizados por el horror y la sorpresa. Allí estaba, de pie sobre una telaraña suspendida entre los árboles del Monte Natagumo, con una apariencia aún más aterradora y peligrosa que la última vez que lo vieron.

El demonio conservaba una apariencia juvenil, con su piel pálida y los distintivos puntos rojos y líneas negras en su rostro, conectados en patrones que cubrían su ojo izquierdo. En su ojo derecho, oculto parcialmente por su cabello de color rosa claro, se podía ver el kanji que lo identificaba como la Quinta Luna Inferior de las Doce Lunas Demoniacas de Muzan Kibutsuji. Su kimono blanco, con estampados de telarañas negras, brillaba débilmente bajo la luz de la luna, y la faja obi roja que llevaba en la cintura contrastaba con la serenidad de la noche.

—Hola, héroes —dijo Rui en una voz suave pero llena de malicia. Sus palabras resonaron como una amenaza directa.

Los estudiantes de la Clase 1-A y 1-B no sabían qué hacer. Muchos de ellos estaban en shock, sin poder comprender que el ser demoníaco que tenían frente a ellos, alguna vez había sido su compañero de clase: Izuku Yagi. Ahora, ese niño amable y soñador había desaparecido, reemplazado por un ser lleno de odio y poder demoníaco.

Izumi, su hermana, dio un paso adelante, con la voz quebrada.

—¿Izuku...? —preguntó, esperando encontrar algo de humanidad en la mirada del demonio.

Pero Rui solo le dirigió una mirada fría, sus ojos brillando con desprecio.

—Ya no soy Izuku Yagi —respondió, con la voz cargada de veneno—. Ahora soy Rui Ayaki, la Quinta Luna Inferior. Izuku Yagi está muerto... tal como lo abandonaron.

Toshinori, debilitado pero decidido, intentó acercarse.

—¡Izuku! Esto no tiene que ser así. ¡Todavía puedes regresar!

Rui soltó una risa baja y sarcástica.

—¿Regresar? ¿A qué? ¿A la vida de rechazo, de sufrimiento que ustedes me obligaron a vivir? No... ahora tengo una familia verdadera. Y ustedes... —miró a la familia Yagi y a los héroes—... todos pagarán por lo que me hicieron.

Las palabras de Rui retumbaban en los corazones de todos. La verdad de su dolor y el deseo de venganza eran claros. All Might, Aizawa, Hawks, y los demás héroes sabían que enfrentaban una amenaza inimaginable. El poder de las Lunas Demoniacas, combinado con la influencia de All for One y Muzan Kibutsuji, era aterrador. Rui ya no era solo un enemigo; se había convertido en una fuerza imparable.

Rui Ayaki sonrió con malicia mientras descendía de la telaraña, listo para atacar.

—No les dejaré salir de este bosque vivos...

La atmósfera se volvió aún más tensa cuando la familia Araña de Rui Ayaki hizo su aparición. Desde las sombras del bosque, emergieron con una presencia imponente, listos para unirse a la lucha.

El padre, un ser formidable, se erguía como un coloso. Su piel marrón oscuro estaba adornada con los mismos patrones rojos que marcaban a su familia. Con una altura impresionante y un físico poderoso, su rostro era aterrador: se asemejaba más al de una araña que al de un humano, con varios ojos brillando en la penumbra y grandes pinzas donde deberían estar sus labios. La monstruosidad de su apariencia parecía reflejar la oscuridad de su alma.

La madre, una demonio de figura voluptuosa, se movía con gracia, a pesar de su naturaleza monstruosa. Con piel blanca lechosa y patrones rojos en su rostro, llevaba un kimono que dejaba entrever su figura, mientras que su cabello largo y blanco caía en mechones que enmarcaban su rostro. Sus ojos brillaban con un destello sobrenatural, y los orbes verde azulado de su peinado complementaban su apariencia inquietante. A pesar de su belleza inquietante, había una peligrosidad en su mirada que era imposible ignorar.

La hermana de Rui, un reflejo de él en muchos aspectos, tenía una apariencia que evocaba tanto ternura como temor. Con su piel pálida y cabello blanco como la nieve, sus ojos eran dos orbes blancos puros, con solo sus pupilas plateadas dándole un toque de vida. Los patrones rojos en su rostro le conferían un aire siniestro. A pesar de su juventud, su presencia era igualmente amenazante.

Por último, el hermano, que poseía un cuerpo de araña y una cabeza demoníaca, se movía con agilidad, sus múltiples patas arachnidas deslizándose silenciosamente. Su rostro era una combinación aterradora de rasgos demoníacos y la naturaleza de una araña, con ojos que brillaban con astucia y malicia.

Rui, al ver a su familia reunida a su lado, sonrió con satisfacción. La conexión que había forjado con ellos era más fuerte que cualquier lazo sanguíneo. Juntos, eran una fuerza imparable.

—Ahora que estamos todos juntos —dijo Rui, su voz resonando con poder—, es hora de que estos héroes paguen por su traición. Vamos a demostrarles que la familia no es solo un concepto, sino una fuerza devastadora.

Los héroes, al ver la formidable presencia de la familia Araña, comprendieron que la batalla que tenían delante iba a ser más difícil de lo que jamás habían imaginado. Rui y su familia estaban decididos a desatar su ira sobre aquellos que habían causado su sufrimiento.

All Might y los demás héroes intercambiaron miradas, sabiendo que tenían que prepararse para un enfrentamiento que decidiría el destino de todos. La lucha contra Rui Ayaki y su familia había comenzado.

Los héroes y los alumnos de la U.A. se quedaron paralizados al observar la escena frente a ellos. La familia Araña, con su presencia imponente y aterradora, parecía estar completamente bajo el control de Rui Ayaki. Su mirada, fría y calculadora, era la que guiaba cada movimiento de sus "hermanos", "padres" y "hermanas".

All Might, con su imponente figura, tomó un paso al frente, intentando infundir valor en los demás. Su voz resonó, aunque temblaba ligeramente ante la fuerza que emanaba de Rui y su familia.

—Rui Ayaki... —comenzó All Might—. No tienes que hacer esto. Recuerda quién eras. ¡Hay una forma de volver!

Rui sonrió, una sonrisa llena de desdén.

—¿Volver? —replicó Rui, sus ojos resplandeciendo con una mezcla de ira y dolor—. ¿Crees que hay algo que valga la pena regresar? La familia que conocí ya no existe. Ellos me dieron la espalda. Ahora tengo una nueva familia, una que es más poderosa que cualquier cosa que tú o tus amigos puedan ofrecer.

Izumi, con lágrimas en los ojos, se adelantó, su voz temblando.

—¡Izuku, por favor! ¡Recuerda a tu familia! ¡Recuerda a mamá y papá!

Pero Rui se limitó a reír, su risa resonando como un eco macabro en el aire.

—¡No soy Izuku! ¡Soy Rui Ayaki! —gritó, su tono lleno de rabia y desdén—. No volveré a ser el niño débil que era. Ahora tengo el poder de proteger lo que he creado.

Tomioka observaba con atención, buscando una apertura en la situación. Con su experiencia, sabía que Rui no estaba completamente perdido. En su interior, aún podía haber un rayo de esperanza.

—Rui, luchas por la familia, pero ¿es esta realmente la familia que deseas? —preguntó Tomioka, su voz calmada en medio de la tensión.

Rui lo miró, la chispa de duda parpadeando en su interior por un breve instante, pero rápidamente se convirtió en furia.

—¡No me hables de lo que quiero! —gritó, haciendo que sus hilos se agitaran a su alrededor, listos para atacar—. Esta es mi familia, y no permitiré que nadie se interponga en nuestro camino.

Los héroes se prepararon, sabiendo que la batalla estaba a punto de estallar. Rui y su familia Araña eran una fuerza formidable, y tendrían que darlo todo para enfrentarse a ellos.

Aizawa se enderezó, listo para entrar en acción, mientras que Hawks preparaba sus alas, decidido a ayudar a sus compañeros a salir victoriosos de esta batalla. Todos sabían que no solo estaban luchando contra Rui y su familia, sino también contra el dolor y la pérdida que él había sufrido.

La tensión en el aire era palpable, y la batalla por el destino de Rui Ayaki y su nueva familia estaba a punto de comenzar.

La atmósfera en el Monte Natagumo se volvió tensa y opresiva mientras Rui Ayaki, con su fría determinación, miraba a su familia Araña. Sus "padres" y "hermanos" esperaban ansiosos las órdenes de Rui, pero él se mostraba distante, como si estuviera atrapado entre el amor distorsionado que sentía por ellos y el dolor que los había llevado a esa situación.

—No os equivoquéis, familia —dijo Rui, su voz helada—. Lo que somos no es amor. Esto es poder.

Con un movimiento de sus hilos, comenzó a torturar a su madre demonio, quien había sido una vez su salvación, y ahora era una víctima más en su búsqueda de fuerza. Rui se deleitaba en el sufrimiento, cada grito de dolor resonando en su mente como un eco de sus propios traumas.

Rui: —Te di todo, madre, y esto es lo que obtengo a cambio. ¡No me sirves! —gritó, mientras sus hilos cortaban la carne de su madre con precisión.

La madre demonio, retorciéndose en el suelo, miraba a Rui con desdén y dolor. Rui, como un maestro de marionetas, disfrutaba del espectáculo. Sus "hermanos" intentaron interceder, pero Rui no mostró piedad. Uno por uno, sus miembros fueron desmembrados, dejando un rastro de sangre y sufrimiento a su paso.

—¡No! ¡Rui, por favor! —gritó una de sus hermanas, que apenas pudo ver lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, sus súplicas fueron en vano. Rui no escuchó.

Los héroes y los alumnos de la U.A. observaron horrorizados, incapaces de intervenir. Aizawa, con su habitual frialdad, se preparaba para hacer algo, pero sabía que la situación era extremadamente delicada.

—Rui... —comenzó Aizawa, su voz resonando con una mezcla de autoridad y preocupación—. Esto no te traerá paz. El dolor no es la respuesta.

Pero Rui giró su mirada hacia él, como si finalmente hubiera encontrado un foco de razón en su locura.

—Tú, Aizawa, eres el único que no ha intentado detenerme. Tal vez porque sabes que no puedes. —Rui hizo una pausa, contemplando la idea—. Si le haces daño a alguno de ellos, te torturaré hasta que pidas piedad.

Sus palabras estaban llenas de una furia sádica, pero también había un rayo de verdad en su voz. Era un recordatorio del dolor que Rui había sentido y la manera en que había decidido lidiar con él.

All Might se adelantó, su corazón apesadumbrado.

—Rui, esto no es el camino. La familia no es solo poder; es amor, apoyo. Ellos te han seguido porque creen en ti, no porque los hayas obligado.

La mirada de Rui se endureció, y los hilos comenzaron a temblar, dispuestos a atacar nuevamente.

—No entiendes nada, All Might. —su voz se tornó fría—. Este poder es lo que me ha traído hasta aquí. Y no hay amor en la debilidad.

Los héroes sabían que debían actuar rápido. La vida de Aizawa y el futuro de Rui estaban en juego. Tenían que encontrar una manera de hacerle ver que la venganza y el sufrimiento no eran la solución. Pero, ¿podrían alcanzar la parte de él que aún anhelaba una verdadera conexión familiar? La batalla entre el pasado y el presente estaba a punto de desatarse en el Monte Natagumo, y todos estaban al borde del abismo.

La atmósfera en el Monte Natagumo era tensa y cargada de emociones encontradas. Tanjiro, Nezuko, Zenitsu e Inosuke habían llegado al lugar con determinación, dispuestos a enfrentarse a los demonios y salvar a quienes pudieran. Al percibir la intensa aura de Rui Ayaki y la familia Araña, el grupo se preparó para la batalla.

Tanjiro, con su respiración profunda y calmada, se dirigió a Rui.

—¡Rui! ¡No tienes que hacer esto! ¡Recuerda quién eras!

Sin embargo, Rui solo lo miró con desdén, incapaz de ver más allá de su dolor y sed de venganza.

Mientras tanto, Giyu Tomioka, el Pilar del Agua, se había enfrentado al padre Araña. Su figura poderosa y su katana brillante cortaban el aire con una precisión mortal.

—Esto termina aquí. —Tomioka dijo, con voz firme mientras atacaba al padre Araña.

El padre Araña, con su aspecto monstruoso, intentó defenderse, pero fue en vano. Tomioka lo atravesó con un golpe certero, y su cuerpo se desintegró en polvo, dejando solo un rastro de cenizas que se dispersó con el viento. Los héroes y los alumnos de la U.A. observaron con asombro y horror cómo la figura imponente se desvanecía.

Inosuke gritó de entusiasmo, empujando su cara hacia adelante, con su mente llena de batalla.

—¡Eso es, Tomioka! ¡Así se hace!

Zenitsu, por otro lado, temblaba de miedo, pero su instinto de protección lo mantenía alerta.

—¡No podemos dejar que Rui haga lo mismo con su familia! ¡Tenemos que detenerlo!

Nezuko, siempre en su forma demoníaca, avanzó hacia Rui, lista para proteger a su hermano y sus nuevos amigos.

—¡Rui! —gritó Tanjiro, angustiado—. ¡Este no es el camino! ¡Deja que te ayudemos!

Pero Rui, cegado por su dolor y rabia, desató sus hilos, dispuestos a cortar a quien se interpusiera en su camino.

—Nadie se interpondrá entre mí y mi familia. —su voz resonó con una mezcla de locura y determinación.

El grupo de cazadores de demonios se preparó para el enfrentamiento, sabiendo que la batalla no solo sería física, sino también emocional. Tenían que luchar no solo contra los demonios, sino también contra el dolor y la oscuridad que habían tomado el corazón de Rui. La lucha por su alma había comenzado, y cada uno de ellos estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para traer de vuelta al Izuku que conocían.

La batalla en el Monte Natagumo se tornaba cada vez más intensa. Rui, en un estado de furia desenfrenada, atacó a Tanjiro con sus hilos cortantes, pero antes de que pudiera hacerle daño, Nezuko se lanzó hacia adelante, protegiendo a su hermano con su propio cuerpo.

—¡Nezuko! —gritó Tanjiro, angustiado.

Nezuko se mantuvo firme, su mirada decidida, como si dijera que haría lo que fuera necesario para proteger a su hermano y a sus amigos. Rui se detuvo por un instante, observando el acto de valentía y el lazo entre los hermanos.

—Ese sí es un gran vínculo de hermanos... lo quiero tener. Serás mi familia. —dijo Rui, con una mezcla de anhelo y locura en su voz.

La hermana de Rui, que había estado observando la escena, se acercó con desesperación.

—¡Espera, Rui, espera, por favor! ¡Soy tu hermana mayor! ¡No puedes abandonarme! —su voz era una súplica, llena de amor y preocupación.

Pero Rui, consumido por su rabia y sus traumas, solo gritó:

—¡Cállate! —y, en un arranque de furia, desató un ataque devastador que cortó a su hermana en un instante, desintegrando su cuerpo en el aire y dejando caer cenizas al suelo.

El silencio que siguió fue abrumador. Los héroes y los alumnos de la U.A. quedaron estupefactos, incapaces de procesar lo que acababan de presenciar. La brutalidad de Rui los sorprendió y aterrorizó al mismo tiempo. La escena era un recordatorio escalofriante de lo que el dolor y la soledad podían hacer a una persona.

Tanjiro, con lágrimas en los ojos, miró a Rui.

—¡No! ¡Rui, esto no es lo que eres! ¡No tienes que hacer esto!

Nezuko, todavía en su forma de demonio, se quedó al lado de Tanjiro, mostrando su apoyo.

—¡No estás solo! —gritó, tratando de alcanzar al chico que una vez había sido su amigo.

Rui, sintiéndose acorralado por sus emociones y por las miradas de los héroes y alumnos, se transformó. Su cuerpo emanaba una mezcla de ira y tristeza, mientras miraba a los presentes, como si estuvieran en el centro de su tormenta interna.

—¡No entienden nada! —gritó Rui, mientras sus hilos se movían a su alrededor, cortando la vegetación del bosque—. ¡Nadie puede comprender lo que he perdido!

A medida que la batalla se intensificaba, cada uno de los héroes y cazadores de demonios sabía que tenían que actuar, no solo para protegerse a sí mismos, sino para tratar de salvar a Rui de la oscuridad que lo consumía. Tenían que encontrar una manera de tocar su corazón y devolverle la humanidad que aún podía estar dentro de él.

La lucha no era solo contra un demonio; era una lucha por un alma perdida. ¿Podrían lograrlo antes de que Rui se perdiera por completo en su propia desesperación? La pregunta quedaba en el aire mientras el caos continuaba a su alrededor.

La atmósfera se tornó aún más tensa cuando Rui extendió su mano hacia su hermana mutilada, como si quisiera forjar un nuevo vínculo a través de la sangre y el dolor.

—Dame a tu hermana para que se convierta en mi hermana mayor. Si aceptas, me aseguraré de que todos vivan —ofreció Rui, su voz cargada de una extraña mezcla de desesperación y determinación.

La hermana de Rui, su cuerpo y cabeza separados, miró a su hermano con ojos que aún brillaban con amor y lealtad.

—Espera... puedo arreglarlo —dijo, su voz temblorosa resonando en el aire mientras su cabeza se mantenía unida a su cuerpo, aunque la escena era surrealista.

Rui, ansioso por formar la familia que tanto anhelaba, la miró de reojo y ordenó:

—Mata a la familia Yagi que está por la montaña ahora mismo.

—Lo entiendo, lo mataré —acató su hermana, su voz llena de determinación a pesar de su grotesca condición. Con un gesto firme, su cuerpo se volvió para marcharse, llevando su cabeza en una mano, mientras se dirigía hacia la montaña.

Los héroes y alumnos de la U.A. miraban con horror, incapaces de comprender lo que estaban presenciando. La escena era un reflejo de la locura que había consumido a Rui, pero también era un indicio de su profundo deseo de pertenencia.

Tanjiro, con el corazón pesado, intentó gritarle:

—¡Rui, no puedes hacer esto! ¡No hay redención en el camino de la venganza!

Nezuko, por su parte, se mantuvo al lado de su hermano, lista para defenderlo pero también dispuesta a hacerle ver la verdad.

—¡Rui! —llamó, con la esperanza de que en el fondo aún había un atisbo de su antiguo amigo. —¡No estás solo! ¡Puedes elegir otro camino!

Pero Rui, cegado por su rabia y dolor, no escuchó. Mientras su hermana se alejaba, su mente estaba atrapada en un torbellino de emociones.

—¿Por qué no pueden entenderlo? —gritó, sus hilos temblando a su alrededor—. ¡Nadie me entiende!

A medida que su hermana se adentraba en el bosque, la tensión aumentaba. Los héroes sabían que el tiempo se acababa, y si no hacían algo pronto, la situación podría volverse irreparable. Rui estaba al borde de una línea peligrosa, y ellos tenían que encontrar una manera de traerlo de vuelta antes de que se convirtiera en el monstruo que no deseaba ser.

La atmósfera se volvió electrizante en el Monte Natagumo mientras la batalla entre Tanjiro, Melissa y Rui Ayaki alcanzaba su punto culminante.

—Oye, ¿creías que no podía hacer mis hilos más fuertes? —preguntó Rui, con un tono retórico mientras sus hilos, que antes eran blancos, se tornaron en un rojo intenso y amenazante. —¡Técnica de sangre demoníaca; Cruel prisión de hilos! —gritó, creando una jaula de hilos rojos que se cerró alrededor de Tanjiro.

—¿Ahora lo ves? Nunca supusiste un peligro. ¡Adiós! —dijo Rui, su voz fría y calculadora mientras comenzaba a encoger la jaula.

Pero Tanjiro no estaba dispuesto a rendirse. Con determinación, activó su Fragon de Fuego, llamando a las llamas que lo rodeaban.

—¡Dance of the Fire God; Waltz! —gritó, cortando la jaula roja con su katana ardiente, dispersando los hilos que intentaban atraparlo.

Rui se quedó sorprendido, retrocediendo mientras sacaba más hilos rojos, tratando de recuperar el control de la situación. Pero Tanjiro, imparable, avanzaba a toda velocidad, cortando y evadiendo los hilos como un torbellino de fuego y determinación. En un abrir y cerrar de ojos, se plantó frente a Rui, quien comenzó a retroceder, desesperado.

—¡No puedes huir! —gritó Melissa, quien también se lanzó a la acción, cortando los hilos que Rui lanzaba con furia. La presión sobre Rui aumentaba, y su respiración se volvía más entrecortada.

Sin previo aviso, una densa niebla comenzó a emanar del cuerpo de Tanjiro, cubriendo el área de manera que se volvió casi impenetrable. Rui, confuso, salió de la niebla, solo para encontrar a Melissa a su lado, quien lo atacó con una katana en movimiento. El corte fue certero, y el impacto hizo que la cabeza de Rui volara por el aire.

—¡Imposible! —exclamó Rui, sintiendo la fría mordida del acero en su cuello mientras su cuerpo caía. —¡Mi cuerpo es más resistente que el acero! —gritó, pero la realidad de su derrota lo abrumaba.

Los héroes y alumnos de la U.A. miraban con asombro mientras Rui caía, su cabeza separándose del cuerpo. El silencio se apoderó del lugar, la escena de la quinta Luna Inferior siendo derrotado dejando a todos en estado de shock.

Sin embargo, en medio de la victoria, una oscura sombra se cernía sobre la mente de Rui. A pesar de su derrota física, su rencor y deseo de venganza seguían vivos, alimentando su esencia demoníaca. ¿Sería este realmente el final para Rui Ayaki, o su venganza aún estaba por comenzar?

La atmósfera se tornó tensa en el Monte Natagumo cuando todos vieron el cuerpo de Rui levantarse, desafiando las expectativas de su derrota. Tirando de sus hilos, Rui unió su cabeza a su cuerpo, la expresión en su rostro era de desprecio y furia.

—¿Piensas que me venciste? —preguntó Rui, su voz llena de una arrogancia escalofriante. —Pobre tonta, ¿estabas feliz con tus delirios? Corté mi cabeza con mis propios hilos antes de que tu espada lo hiciera.

El asombro se apoderó de los héroes y alumnos mientras Rui revelaba su resiliencia.

—Ustedes mataron a mi familia —gritó, sus ojos llenos de odio mientras se dirigía a Tanjiro, Melissa y los demás—. Y notaré a todos y, gracias a ustedes, podré copiar sus quirks útiles.

Antes de que alguien pudiera reaccionar, Rui levantó su mano y gritó con fuerza:

—¡Nakime!

En ese instante, el sonido de una biwa resonó en el aire, creando una melodía hipnotizante. Una extraña luz envolvió a Rui y, en un parpadeo, desapareció, dejando atrás a sus oponentes atónitos y sin palabras. El eco de su amenaza aún resonaba en el ambiente, un recordatorio de que la lucha no había terminado y que Rui Ayaki, el demonio que una vez fue Izuku Yagi, había encontrado una nueva fuerza y propósito en su búsqueda de venganza.

Los héroes y alumnos intercambiaron miradas preocupadas, comprendiendo que este era solo el comienzo de un conflicto mucho más grande. La sombra de Rui se cernía sobre ellos, y su destino estaba cada vez más entrelazado con el de los demonios y villanos que buscaban desatar el caos. ¿Cómo podrían enfrentar a un enemigo que podía resurgir incluso después de ser derrotado? La batalla por el futuro apenas había comenzado.









Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top

Tags: #izuku#rui