Prologo: La Bella y La Bestia
Soledad
Aaah~ la inmensa, oscura y triste soledad, para muchos, algo, reconfortante y placentero ¿pero que pasa cuando esa soledad existe a causa del miedo? no al miedo a estar rodeado de personas, no, no es ese, es todo lo contrario, es por el miedo del resto del mundo a estar cerca de ti ¿que sentirías tu, si las personas que amabas, tu familia y tus amigos, te miraran con miedo? Como si fueras un monstruo. Un hombre, el cual, su nombre el ah olvidado, lleva en oscura soledad a mitad del bosque durante casi 30 años por culpa del miedo que las personas le tienen, probablemente te estés preguntando ¿porque? ¿que puede hacer una persona, para que merezca ser exiliada de las demás en el bosque durante tanto tiempo? ¿acaso era un criminal o un villano? no no no no, para nada, de echo, el siempre a sido alguien bastante educado y respetuoso, de muy buenos modales. La razón por la cual este pobre hombre actualmente vive en una cueva oscura en mitad de la nada, es muy simple.
Su Quirk
Los Quirks, catalogados como el siguiente paso en la evolución humana cuando estos apenas estaban en su primera generación, y aunque la gran mayoría de la gente al principio se mostró recia ante este acontecimiento, actualmente tener un Quirk es lo mas normal que hay, excepto, por una pequeña minoría claro. Los Quirkless, que actualmente conforman el 20% de la población humana, pero hoy no venimos a hablar de ellos, hoy venimos a hablar de un Quirk en particular, uno de tipo mutacion. Para aclarar un poco vuestras mentes, existen 3 tipos de Quirks en particular, los cuales son de tipo: Emisor, Transformación y Mutación.
A primera vista un mundo así, parece perfecto ¿no? si gracias a los Quirks, todas las personas tienen algo que las hace diferentes al resto, temas como, el racismo y la discriminación en si, ya no deberían existir ¿cierto?....mmmmm.... si y.... no, lastimosamente por mucho que el ser humano "evolucione", hay viejas y malas costumbres que nunca cambian y el hombre del que hablamos en un principio es un buen ejemplo.
Gigantomachia, ese fue el apodo que este hombre recibió por su apariencia. Si aun no los haz deducido, nuestro amigo tiene un Quirk de tipo mutación, pero no uno cualquiera, no, este era uno completamente inigualable y nunca antes visto, los científicos lo llamaron "Cuerpo de Montaña" y por muy simple que suene ese nombre, creo que no hay mejor manera de representarlo. Este Quirk transforma la piel de el usuario en un material parecido al Corindón en bruto, volviéndola altamente resistente al cualquier tipo de daño. La capacidad de convertir la adrenalina o la estamina en tamaño, pudiendo llegar a ser tan grande como una montaña, de ahí su nombre, ademas de otorgarle una fuerza, resistencia, reacción y sentidos bestiales al usuario del Quirk.
El ser humano, por naturaleza le tiene miedo a aquello que no conoce o no puede controlar, y claramente al conocerse que un pequeño niño tenía ese tipo de capacidades, la ropa interior de muchas personas se tintaron un poquito de café. Ante el miedo y la desesperación de pensar en el caos que un poder así podría causar en la humanidad, les llevo a las personas más cercanas al niño a mantenerlo altamente vigilado, como si de una bestia se tratara, su familia lo mantenia encerrado por el miedo que les causaba. Al poco tiempo de cumplir los ocho años, ocurrió un incidente con otros niños de su edad, al no medir su fuerza y por causa de esto dejarlos gravemente heridos. Fue odiado y agredido por todas las personas que conocía, obligándole a escapar al bosque, siendo ayudado por un misterioso hombre de traje, con el que prometió cumplir su deuda. Actualmente tras casi 30 años de vivir en el bosque, es protagonista de muchas leyendas e historias de terror que le dan cierta mala fama al lugar en el que habita y así manteniendo a los campista los más alejados posible......o eso era lo que el creía.
-¡¡¿Hola, hay alguien en esta cueva?!!- se escuchó el eco de una voz femenina atravez de las paredes de la cueva iterrumpiendo los pensamientos del gigante hombre.
Mientras los pasos de la aparente intrusa se escuchaban acercándose, Gigantomachia por instinto se escondió entre las sombras que provocaban la fuerte luz del fuego de su gran hoguera.
-¡¿Hola?!- pregunto una vez mas la mujer ya estando cerca de la hoguera- tran..tranquila, só.. sólo es una cueva con.. una hoguera, muy grande... ¿Quien hace una hoguera con árboles completos? Sólo vienes a refugiarte de la tormenta ¿que podría salir mal? - se notaba como la pobre mujer poco a poco se ponía más nerviosa por lo tenebrosa de la cueva, incluso sentía que alguien la estaba observando.
-¿Quien eres?.......¿que haces aquí?- retumbo una fuerte, profunda y lenta voz de manera calmada, interrumpiendo los pensamientos de la mujer.
-¿Eh... de donde vino eso?- se preguntó así misma un poco nerviosa al no esperarse algo así.
La mujer miro a su alrededor buscando la fuente de la que salió tan profunda voz. Cuando sus ojos se lograron acostumbrar a las sombras, observó como al otro lado de la hoguera se encontraba una sombra de forma humanoide tres veces más grande que ella, lo que hizo que su cara palideciera y un sudor frío recorriera su espalda.
- Ee..eh...po..podrías..cami..caminar a la luz....por favor- le pidio un tanto nerviosa y con cierto tartamudeo a la gigante sombra.
Gigantomachia dudo si cumplir con lo que la mujer le pedía, el noto el nerviosismo en la voz de la mujer, ya lo había oído muchas veces en las personas, pero el también tenía curiosidad de saber como era ella, ya que por estar al otro lado de la hoguera el fuego no le dejaba verla bien. Y sin pensarlo más Gigantomachia salió de las sombras para que la mujer pudiera verlo más claramente.
Durante unos 10 largos segundos, ambos estuvieron viéndose fijamente, inspeccionandose. Ella era una bella mujer de tez clara, que aparentaba estar por llegar a sus 30, lo cual no era lejos de la verdad. Largo cabello de color verde atado en un moño en la parte de atrás de la cabeza, una buena figura sin llegar a ser exagerada, vestía con un abrigo impermeable de color verde claro con detalles negros, calzas deportivas de color negro y unos tenis que en un principo deberían ser blancos, pero estaban manchados por la tierra y el barro del bosque. Pero lo que más sorprendió a nuestro gran amigo es que la palidez y la expresion de nervios que tenia la mujer en su rostro hace unos instantes, habia desparecido, permitiendole ver unos ojos de color verde brillante junto con unas largas y bellas pestañas.
Mientras que ella podía observar a un hombre de unos 4 metros y medio de alto, de tez un poco bronceada, complexión fuerte, de cabello puntiagudo hacia atrás color marrón oscuro. El sólo vestía unos shorts de hombre bastante desgastados de color negro, permitiendole ver a la mujer sus grandes y fuertes piernas de apariencia rocosa. En la parte del torso llevaba una especie de capa o manta con capulla de color café claro que llegaba hasta sus pies. Cuando la mujer posó su mirada en el rostro del gigante hombre, sintió como sus nervios de hace un momento desaparecían poco a poco, el tenía una gran mandíbula pronunciada y se alcanzaba a notar como sus caminos sobresaalian un poco de su boca, mientras que sus ojos, tan blancos como las nubes con una pequeña y casi imperceptible pupila roja.
- Uuffff... je lo.. lo lamento, por un momento pensé que era un oso gigante o algo por el estilo, aunque claro los osos no hablan, que tonta ¿no? jeje- bromeó un poco la mujer para así terminar de calmarse.
-.......- Gigantomachia apenas si podía procesar lo que estaba pasando, la mujer que hace unos instantes con sólo escuchar su voz parecía aterrorizada, se calmó al mirarlo de cuerpo completo y encima ahora estaba bromeando con el y dándole una ¿sonrisa?.
-¡Oooh! Claro.... Yo soy Inko Midoriya, es un placer- se presento la mujer tras recordar las preguntas del hombre- La verdad estaba por el bosque cuando empezó la tormenta, decidí buscar un lugar para refugiarme, hasta que encontré esta cueva, aunque no creí que ya hubiera alguien aquí.
-¿la tormenta?...... ¿que tormenta?- Gigantomachia no suele salir mucho de su cueva, aveces sale una vez por semana para cazar algo para comer, pero no más de eso, por lo que nunca estaba muy al pendiente de lo que sucedía afuera, apenas si sabía que era de noche, pero no la hora exacta.
- ¿No la viste? ¿entonces porque estas en esta cueva?- Inko no lo entendía, si el no se había dado cuenta de la tormenta ¿para que quedarse en una cueva? También se le hacía curiosa la manera en la que hablaba el gran hombre, lenta, como si pensara mucho antes de elegir las palabras a usar.
Tras haber estado tanto tiempo en soledad y sin ningún contacto humano, Gigantomachia se le hace difícil hablar de manera fluida. Esto nunca le importó, el no creía que alguien fuera a hablar con el, excepto por cierta persona que de vez en cuando se contacta con el, pero eso es un tema para otro día.
- ¿te importaría si me refugió aquí contigo? almenos hasta que pase la tormenta - pregunto Inko mientras se abarazaba así misma por el frío de afuera.
- ¿Eh?... Ooh... Claro.. ven.... toma asiento...junto al fuego - El gigante hombre salió de su shock al notar el frío de la mujer. Camino hacia una de las paredes de la caverna y con suma facilidad arrancó una gran roca del muro, luego volvió donde Inko y la coloco a una distancia prudente del fuego para que ella la usará de asiento y no se sentará en el suelo.
- ¡Ohh! Que ingenioso, muchas gracias- asombrada por esa demostración de fuerza de parte del gran hombre. Inko se sentó en la roca y apuntó su manos hacia el fuego para calentarse.
- Abrigo... tu abrigo.... mojado.... seguirás... con frío.... permíteme.... colgarlo- le comento a Inko mientras le ofrecía una manta echa de piel de varios animales a cambio de su abrigo para que no pasará frío.
- Que caballeroso- soltó una pequeña risa tierna por la actitud caballerosa del gigante- toma, te lo agradezco mucho- tras retirar su abrigo y dárselo a su nuevo anfitrión, se logró apreciar como debajo traía una camiseta deportiva de manga corta color verde claro con detalles rojos- pfff jajajaja, parece que me queda un poco grande- se burló de si misma al ponerse la manta de animales alrededor de sus hombros, era algo obvio, estaba echa para alguien mucho más grande, pero aún así agradecía la intención del hombre.
Así es, puede que Gigantomacha tenga la apariencia de un monstruo, que no haya socialisado en mucho tiempo con otras personas, pero nunca olvidó los modales que su madre le enseñó antes de que su quirk se manifestará, y todo se fuera a la mierda.
- los modales... hacen... a... la bestia- para sorpresa de si mismo y sin pensarlo bien, Gigantomachia había.. ¿bromeado? Por alguna razón el sentía que podía bajar su guardia frente a ella, algo que nunca le había ocurrido cuando casualmente se encontraba con otras personas por el bosque, las cuales claramente corrían aterrorizadas cuando lo veían.
- pfff jejeje~ ¿eso fue una broma? ¿también haces bromas?- pregunto mientras soltaba una ligera risa demostrando que le había echo gracia. Cosa que puso una pequeña sonrisa en el rostro rocoso del hombre.
-tal vez.....- respondiendo de manera irónica a la mujer sentada frente a el, manteniendo aún su pequeña sonrisa.
De repente en la caverna se sintió un ligero temblor ¿la causa? Nuestro amigo Gigantomachia se había dejado caer hacia atrás para poder sentarse junto al fuego al lado de su nueva y primera invitada.
- Por cierto, aún no me has dicho tu nombre ¿cual es?- interrogó la mujer después de tratar de mantener el equilibro por el pequeño temblor.
-¿Mi.....nombre?....Yo.... no... lo recuerdo- lo último lo dijo en un susurro y asi Inko no lo entendió del todo bien.
-¡¡Monstruo!!-
-¡¡Sólo eres una bestia!!-
-¡¡Tu no perteneces aquí!!-
Esos y otros muchos eran los gritos que empezaban a resonar en la cabeza del hombre de apariencia rocosa. Poco a poco su expresión pasaba de ser de nostalgia y confusión a ser de desesperación y miedo.
Esto fue notado por la Midoriya y ahí lo entendió, el no lo recordaba, haciendo que empesara a cuestionarse más el porque el se encontraba en esta solitaria cueva.
Mientras tanto, las voces en la mente del gran hombre se incrementaron, logrando que unas cuántas gotas de sudor bajarán por su frente. Todo paro cuando un último recuerdo llego.
Flashback
-¿Cuantos años tienes pequeño?- cuestionaba una misteriosa voz de manera gentil, pero seria a la vez, de un hombre alto de traje, del cual la imagen de su rostro era borrosa en el recuerdo.
-Ocho, tengo ocho....señor- respondió de manera educada un niño de piel rocosa.
-¡¡¿Ocho?!! Sorprendente- comentó de manera incrédula e impresionada aquel hombre- ¿pero como? Pareces de unos 15 por tu tamaño ¿cuánto mides? ¿1.70?- cuestionó el hombro volviendo a su expresión tranquila pero elegante.
-1.65 en realidad. Es por mi Quirk, hace que mi crecimiento sea más acelerado señor- reafirmó el "pequeño" ante las dudas del hombre.
-Interesante, muy interesante- repitió mirando fijamente el aspecto del niño frente a el- y ¿como te llamas pequeño?
-yo... no lo se.... mi familia nunca me llamó de alguna manera única... simpre me decían.... "niño" o "mocoso"... mientras que el resto de la gente... me tratan como una bestia debido a mi apariencia- por cada palabra que salía sus ojos se humedecian y su voz se empezaba a cortar.
-De seguro te sientes asustado- con una tono reconfortante pero manteniendo su elegancia y teatralidad. El hombre se agachó para estar cara a cara con el chico- se que duele. Escapaste en busca de alguien que te diera la mano. Que terrible- dictó sus palabras mientras extendía su mano derecha hacia el chico- ¿Quien volvió a este mundo tan terrible?- repentinamente abrazo al chico mientras este empeza a llorar en su hombro- ¿Sabes porque te tienen miedo?
- ¿Porque soy *sniff* un montruo?- cuestionó entre sollozos el pequeño.
-No, ¡¡es porque le tienen envidia a tu grandeza, porque saben que serás alguien gigante en este mundo, alguien capaz de masacrar el orden actual de la humanidad!!- alzando su voz de manera confiada y con una sonrisa sádica en su rostro respondió el aún desconocido hombre- ¡¡Eso es!!..si, ahora está claro en mi mente.. desde ahora tu serás conocido como ¡¡GIGANTOMACHIA!! Aquel que hará temblar a la sociedad de héroes presumidos y de personas que se creen mejores sólo por sus Quirks, aquel que los apalstara como si fuesen unas simples ¡moscas!.
-Gigantomachia~- susurro el niño de manera impresionada por lo que ahora sería su nuevo nombre.
-Aplastar a las moscas.....aplastarlas a todas~-
Fin del Flashback
- Oye ¿estas bien? lamento si mi pregunta te afectó yo no quer....- Inko le prenguntaba preocupadamente al hombre junto a ella, porque llevaba rato sin reaccionar o responder, pero fue interrumpida.
-Gigantomachia- su voz profunda y gruesa volvió a resonar por las paredes de la cueva al pronunciar su nombre.
-¿Eh?....- Inko se mostraba confundida ante esas repentinas eh inesperadas palabras del gigante.
-Asi... es.. como.... me llaman- voltio a mirar a la mujer a los ojos con una pequeña sonrisa rocosa.
-Oohh pues, es un placer, Machia-San -dijo con alegría devolviendole la sonrisa a gran hombre.
Y después de esa pequeña presentación, la extraña pareja de "desconocidos" estuvieron hablando de temas sin importancia logrando que poco a poco la fluidez de Gigantomachia fuera mejorando, aunque aún se notaba que le costaba un poco. Tras una media hora de estar hablando temas sin importancia hubo un pequeño silencio, ambos tenían preguntas más "personales" para la persona sentada a su lado, pero ninguno sabía como comenzar.
-Yo.... quería peguntar....algo- y parece que el primero fue el caballeroso gigante.
-Por supuesto, adelante, pregunta lo que quieras- inko le respondió de manera serena y feliz.
-Tu ¿no...tener.... miedo?- por mucho que su voz sonará calmada por dentro tenia mucha curiosidad del porque aquella mujer no había salido corriendo ya hace media hora.
- ¿Miedo? ¿de que co....? ¡Ooohhh! ¿hablas de tu apariencia?- al principo la mujer no entendió bien la pregunta pero logró captarla rápidamente.
Gigantomachia sólo se dignó a asentir con la cabeza mientras mantenía la mirada en el fuego.
- Admito que al principio me sentí bastante nerviosa, de echo no se como no me desmaye jeje~- dijo un poco avergonzada mientras se rascaba la cabeza, la verdad es que desmayarse era algo muy común en ella- osea me refiero a que no todos los días encuentras a un hombre gigante en una cueva, pero soy fiel a "no juzgar un libro por su portada"- miro hacía arriba para encontrarse con los ojos de Machia, dándole una hermosa y sincera sonrisa.
Gigantomachia movió su vista hacia abajo, mirando a Inko directamente a los ojos pudo notar la sinceridad de sus palabras. Estaba asombrado nunca creyó que nadie en el mundo fuera a decirle algo así y al salir de su pequeño asombro, le devolvió la sonrisa a la mujer dejando ver sus grandes dientes.
-Además- continúo la midoriya- este mundo de por si es bastante extraño ¿si un mamífero de especie dudosa es director de una academia, que tan raro es encontrar a un gigante caballeroso en una cueva?.
-jeee~ tienes razón - Machia acaba de reír, fue poco, casi nada, pero ya era un avance.
-Claro que si, siempre la tengo- Inko alzó su cabeza con orgullo al ecuchar como Machia le daba la razón.
Y así ambos se quedaron mirando fijamente a los ojos por unos instantes con una pequeña sonrisa en sus rostros. Inko terminará con dolor de cuello de tanto voltear hacia arriba para poder mirar a Machia a la cara.
~Girrrrrrr~
El pequeño pero lindo momento había sido interrumpido por lo que parecía ser un pequeño rugido. Inko bajo su mirada con vergüenza mientras sus mejillas tomaban una coloración rosada.
-komen~-se disculpó con vergüenza, parase que aquel sonido provenía de ella- creo que tengo un poco de hambre, no eh comido nada desde la mañana.
~GIRRRRRRRRRRRR~
El mismo sonido pero tres veces más fuerte y profundo creo un eco por la caverna. Ambos se miraron fijamente a los ojos para luego estallar en carcajadas.
- JAA JA JA JA JAA JA~- la risa del hombre hacia retumbar el ambiente- parece... que yo igual.... espera aquí.... Yo... traer comida.
Inko observó curiosa como el gigante hombre se levantaba para dirigirse a una de las paredes de la cueva, en la cual, parecía haber un gigante agujero. Machia rebusco durante unos segundos, mientras se escuhaba como un montón de objetos desconocidos, chocaban entre si siendo empujados por las manos del gigante. Cuando encontró lo que buscaba parecía ser una gran olla echa de chatarra doblada a la fuerza, relleno la olla con el agua de un pequeño lago subterráneo que había más adentro en la caverna. Volvió caminando hacia la hoguera, colgó la olla con agua encima del fuego, y de una rama ubicada en una de las esquinas de la caverna, descolgó lo que parecía ser el cadáver de un ave bastante grande. Todo esto ante la espectante y curiosa mirada de Inko, la cual estaba asombrada al darse cuenta de todas la comodidades que el gigante tenía en la caverna.
-Mmmmh huele delicioso~- comentó mientras la boca se le hacía agua por el hambre- ¿que es?
- Estofado... de pavo- le respondía mientras agregaba papas y tomates a la olla.
-Por cierto Machia-San, quería saber ¿cuánto tiempo llevas acampando aquí? Lo digo por la gran cantidad de reservas de comida y comodidades que tienes aquí adentro- Inko porfin soltó la duda que la corona desde que se encontró con el hombre.
-¿Acampando?- Machia ladeo la cabeza confundido por la pregunta de su acompañante.
-es cuando sales al bosque para quedarte un tiempo, para alejarte por unos días del resto del mundo ¿eso es lo que estas haciendo no?- la confusión de Inko sólo crecía más por cada palabra.
-¿unos días?...no....Yo vivir aqui-
-¡¿NANI?!- Inko gritó tras esa inesperada revelacion- ¿desde hace cuanto?
- Casi....30 años- había nostalgia en su voz, hace mucho que el no sentía algo así.
-¿Porque? Es que....todo es tan solitario...¿porque decidiste vivir así?-
-No todos ser como tu....gente correr al mirarme....héroes... golpearme- a su cabeza llegaron recuerdos de las muchas veces que trató de ir a la ciudad para comprar suministros, la gente corría, muchas veces algún héroe lo confundió por un villano, y aunque esto no estaba demasiado lejos de la realidad, en esos momentos el no estaba haciendo nada malo.
-y.....¿tu familia?- Inko ya no sabía si seguir preguntando, notaba que era algo que en el fondo afectaba a Machia, pero ella quería saber las respuestas.
-Me echaron de casa... Cuando cumplí ocho- dejo colgar sus manos pesadamente, no le gustaba recordar esas cosas, pero sabía que está podría ser su única oportunidad para soltarlo todo- es... una larga historia.
Inko se levantó de su asiento improvisado, con la gran manta de pieles aún colgando en sus hombros. Se acercó al gigante y con su mano sostuvo uno de sus gigantes dedos. Machia volteó a mirarla sorprendió por el repentino acto, al hacerlo, noto que en su rostro había una delicada sonrisa, una sonrisa que le decía "todo está bien, yo estoy aqui", logrando que una lágrima se deslizara por su mejilla.
-No parece que la tormenta se calme pronto- su voz era delicada y hermosa, era relajante- así que adelante, cuentame, yo te escucharé.
-Esta bien, volvamos a sentarnos- sugirió el gigante hombre después de tapar la olla para que el estofado se terminará de cocinar mientras hablaban.
- Bien, ¿tomalo con calma está bien? No quero presionarte- trato de reconfortar la mujer, recibiendo un afirmación del gigante.
- Cuando mi Quirk apareció... familia, tratarme como animal... mantenerme encerrado, para no lastimar a nadie... entre más mutataba, peor me trataban... Yo dormir en el patio frío..."amigos" no ir visitarme nunca... cuando lograba salir... vecinos, correr y gritar... llamarme "montruo", "bestia"... no comer era el castigo por aquello... A los ocho... madre dejarme salir al parque... en el estar otros niños... lastimaban a un cachorro...y yo...Yo...- Gigantomachia guardo silecio mientras veía hacia la nada.
Inko volvió a tomar su dedo, para que la mirará, cuando lo hizo, con un asentimiento de cabeza le indicó que se relajara, que se tomará su tiempo.
-le decían, "ladron" al cachorro... el sólo tenía hambre... lo seguían golpeando...me llene de ira...mi cuerpo y fuerza, crecieron... quería, sostener su brazo para deterlo... Yo no aplicar mucha fuerza... pero se escuchó como algo se destrozaba... luego un grito desgarrador... lo solté asustado... los demás estaban pálidos... uno correr hacia mi por atrás... al voltear golpee su cabeza por accidente... cayó al suelo pesadamente... me asusté y salí corriendo de ahi... al anochecer yo, volvi a casa... madre, gritar y llamarme monstruo... padre, golpearme para que saliera de casa... vecinos llamar a un héroe para arrestarme... corrí asustado hacia el centro de ciudad... Policía perseguirme durante horas... no tenía donde ir- la nostalgia y la melancolia eran notorias en su profunda y lenta voz.
-¿que pasó con el niño del brazo?- Inko tenía los ojos cristalinos por la triste historia que Machia le contaba, y aunque aún no terminaba, ella quería resolver su duda.
-Síndrome compartimental- secas y amargas fueron esas palabras del gigante- hueso destrozado, le amputaron el brazo.
Inko tapó su boca con una de sus manos por la mala noticia. Sabiendo que el recuerdo no era agradable para el hombre, se acercó más a el para recargarse en su gran antebrazo mientras acaricia este mismo, pues ya no alcanzaba la mano del gigante desde esa pocision.
-shhh~ shhh~ tranquilo~ no fue tu culpa~- su voz cumplía su cometido, el cual era reconfortar al gran hombre- continúa cuando quieras~.
-Policía perseguirme durante horas... Yo corrí entre callejones para despistarlos... tenía miedo... estaba cansado, así que pare a descansar... escuche pasos acercarse... no tenía a donde correr... pero no era la policía, ni los héroes... era un hombre... alto y de traje... el me dio su mano... me ayudo a llegar aquí y me dio suministros... fue mi héroe... desde entonces, vivo en estos bosques... campistas crean leyendas sobre mi... y nadie se acerca... nadie excepto tu- y así Machia termino para voltear a mirar la mujer a su lado con una sonrisa sincera.
-*sniff* fue *sniff* muy triste- entre sus sollozos apenas si se entendía lo que la mujer hablaba, hasta que soltó a llorar a mares, algo bastante común en ella de echo.
- el estofado está listo- dijo mientras se levantaba para servir la comida.
Cuando Inko escucho esas palabras, automáticamente dejó de llorar para poner su atención en Machia. Observo como el hombre volvía al mismo agujero del que sacó la olla, para esta vez sacar un par de platos, uno para el tamaño de Inko el cual era un plato normal de madera, y uno más grande echo de metal doblado a la fuerza. Machia procedió a abrir la olla para servir los platos, dejando que el olor de la comida llegará hasta la nariz de Inko, quieren empezó empezó relajarse los labios por lo bien que olía.
-Aquí tienes- Machia le extendía el plato en sus manos- cuidado, esta caliente.
-Gracias Machia-San- Inko recibió aquel plato de estofado que desprendía un olor increíble, procediendo a probarlo.
-¿Como esta?- Machia tenía curiosidad de saber que le parecía su comida a su bella acompañante.
-Esta increíble Machia-San- Inko le respondió con una sonrisa demostrando su sinceridad- tienes que enseñarme esta reseta.
-Mmm claro, doy clase los jueves- bromeó con una pequeña sonrisa burlona.
-¡Oohh! ¿encerio?- Inko le empezó empezó seguir el juego de manera divertida- lástima, no creo que pueda pagar para aprender un plato tan maravilloso como este- dramáticamente
-No cobró mucho, tranquila, soy modesto- continuó mientras fingida cierto tono de arrogancia.
-Maravilloso ¿donde firmó?- Inko continuaba con su drama exagerado.
Ambos no aguantaron más y estallaron a carcajadas. El resto de la cena fue en silencio, pero era uno muy cómodo, ambos disfrutaban la compañía del otro, y así estuvieron hasta que ambos acabaron sus platos.
-*bostezo* estuvo delicioso Machia-kun -agradeció Inko de manera somnolienta sin percatarse de como llamo al hombre rocoso- *bostezo* dormiré con esta manta de pieles si no te molesta. Buenas noches.
-Buenas noches- fue lo único que se dignó a contestar de manera gentil.
Decir que Gigantomachia tenía mucho que procesar es poco. En un sólo día, había reído, habia bromeado, llorado y se desahogo de su pasado, todo esto con una sola persona, nunca la había pasado tan bien en su vida. No quería ir a dormir, tenía miedo de que cuando despertara, todo fuera un sueño y volviera a esa triste y oscura soledad, pero al final, el gigante se dejó caer en los brazos de Morfeo, con una gran y feliz sonrisa en su rocoso rostro.
Y al otro día :)
Ya era de mañana, el cantar de los pájaros se escuchaba entre las ramas de los árboles, los animales del bosque se despertaban para empezar con su rutina diaria, al igual que las amargadas personas de la ciudad.
Mientras que en una cueva en lo profundo del bosque, se podía apreciar a una bella mujer de 29 años, de largos y hermosos cabellos verdes, empezando a despertar envuelta en una gigante y cálida manta echa de pieles de animales. Inko se enderezo y dio un largo bostezo para luego mirar a su alrededor de manera somnolienta. Pudo apreciar como la luz natural del sol, entraba a varios metros por la entrada de la caverna, cuando miro hacía el lado opuesto, pudo apreciar como la gigante fogata de anoche seguía encendida, pero con un fuego mucho más bajo.
-Buenos días- una profunda y calmada voz la cual Inko reconoció al instante, se dirigía a ella.
Era su nuevo "amigo" Gigantomachia, el cual le estaba ofreciéndo un poco del estofado que sobró ayer como desayuno.
-Buenos días Machia-San - saludo la mujer mientras recibía gustosamente el plato de comida - Gracias por el desayuno.
- la tormenta se calmó... esta mañana - explicó mientras también se servía un plato- necesitarás energías para el viaje... tu abrigo ya se secó... lo deje... en aquella roca.
-Siempre tan caballeroso- Inko dio una pequeña risa tierna ante la actitud y modales del hombre.
Después del desayuno y de recoger su abrigo Inko procedía a retirarse, pero Gigantomachia decidió acompañarla hasta la salida del bosque, para, asegirarse de que su nueva amiga no se perdiera.
Tras media hora de estar caminando por el bosque y hablando de temas sin importancia, Inko ya podía ver la ciudad a lo lejos, por lo que sabía que Machia no podría seguir acompañandola, lo cual la entristecia un poco.
-Llegamos... Yo no puedo continuar- la voz tan serena y profunda de aquel gigante hombre interrumpió sus pensamientos- fue... todo un placer conocerla... nunca me la había pasado tan bien... gracias- finalizando con una sonrisa de amabilidad
- Oh por favor, no hace falta tanta formalidad- negaba Inko entre pequeñas risas- además, esto no es un adiós, vendré el jueves a que me enseñes esa receta ¿recuerdas?
-jee~ tienes razón- parecía burlesco, pero en el fondo le alegraba saber que ella volvería- te estaré... esperando.
- También te ayudaré con la fuidez al hablar- se burló un poco la bella mujer.
- Me encantaría-
- Bien, hasta el jueves entonces, adiós Machia-San -
Y así ambos se despidieron y empezaron a caminar en direcciones opuestas, con unas bellas sonrisas en sus rostros, sabiendo que no sería la última vez que se verían.
Dicho y echo. A partir de ese día, todos los jueves después del trabajo, Inko visitaba a Gigantomachia, al igual que algunos fines de semana. Pasaron las semanas, los meses y la relación de ambos crecía de apoco, pasaron de ser buenos amigos, a confidentes y de confidentes, a amarse en secreto. Si mis amigos, después de pasar tanto tiempo juntos, riendo, bromeando, algunas veces discutiendo. Ambos terminaron enamorandose, pero ninguno daba el primer paso.... por ahora.
2 meses después :)
Era una tarde de invierno. Una tormenta de nieve golpeaba las ciudades y los bosques de Japón, creando un ambiente perfecto, para disfrutar en familia o en pareja, dentro del hogar.
En una cueva, la cual fue sellada por una gran roca para que entrará el frío, una extraña pareja de enamorados estaba acurrucada junto al fuego de una enorme fogata. Inko midoriya estaba entre los gigantescos brazos de su "amor secreto" conocido como Gigantomachia, o como ella lo llamaba, Gi-kun, refugiandose del frío. Mientras que el gigante hombre, que tenía entre sus brazos, lo que probablemente es su primer y único amor. Ambos sólo estaban en silencio disfrutando de la compañía y la cercanía del otro.
-Oye Gi-kun- Inko miro hacía arriba llamando la atención de su amigo.
-¿si?- respondió el susodicho mientras admiraba el color verde de sus ojos.
-Quería saber... ¿que es esa radio que está junto a la zona en la que duermes?- mientras ladiaba su cabeza hacia la derecha tiernamente, aún manteniendo su mirada haci arriba.
-Es un obsequió del hombre que me salvó de pequeño- respondió con sinceridad mientras pasaba si gran dedo meñique delicadamente por el cabello de la mujer- dijo que en caso de ser necesario, me contactaria por ahí.
-Y ¿aún funciona?-
-Eehh... si, una vez logre poner el festival de la U.A pero se cortó ¿Porque la pregunta?-
-¿Te importaría si la uso? Quiero avivar un poco el ambiente y mostrarte algo- al ver que su amigo dudaba, recurrió a su mejor truco "los ojos de cachorrito"- ¿por favor?.
-¿No crees que ya estas mayor para usar esa carita?- no lo queria admitir pero ella se veía muy linda así, pero debió escoger mejor sus palabras, porque había cavado si tumba.
-¡Gigantomachia!- Inko empezó a desprender un aura terrorífica mientras su voz soñaba de ultratumba- ¿Me estas llamando vieja? Para tu información los 30 son los nuevos 20 ¿Entendido?
-Eh... si, claro... ya traigo... la radio- tan grande fue el susto del gigante que la fluidez de su habla volvió a ser lenta.
Puede que ellos aún no se dieran cuenta, pero por este tipo de situaciones, que sucedían de vez en cuando, ambos ya parecían una pareja de recién casados.
Gigantomachia bajo a Inko delicadamente de sus brazos, para ir a otra parte de la caverna a buscar esa vieja radio. Cuando este la encontró simplemente le quito un poco el polvo que había acumulado, era una radio más grande de lo normal, parecía más un gigante amplificador de guitarra, pero era una simple radio.
-Ya la encontré- dijo mientras volvía a acercarse a Inko con la fe radio en sus manos.
Machia dejo la radio en el suelo, eh Inko gateo hasta ella, mientras estaba envuelta en esa gigante manta de animales que tanto le gustaba. Inko empezó a mover las perrillas de radio, al parecer estaba busacando una frecuencia ante la vista curiosa del gigante.
-¿Que haces?- al final o curiosidad le ganó al rocoso.
-Mi abuelo tenía una radio como esta, claro que, mucho más pequeña- Inko soltó una pequeña risa después de esa aclaración- ya sabes, desde que aparecieron los Quirks, la tecnología fue puesta de lado, ya a casi nadie le interesaba, pero la música fue un tema distinto lastimosamente.
-¿te refieres a esas nuevas bandas que utilizan Quirks para que su música suene "mejor"?-
Tal como ambos decían, muchos aspectos de la humanidad se vieron estancados cuando los Quirks aparecieron, la tecnología es el mejor ejemplo, puesto que ya no hacían nuevos teléfonos ni electrodomésticos de uso diario o domestico. Con la música y otras cuántas cosas más, la nuevas generaciones decidieron "inovar" agragando los Quirks a la receta. Resultado que para la mayoria... fue un completo fracaso.
-Si, esos mismos- decía Inko mientras seguía moviendo las perillas de la radio- mi abuelo decía que su padre debía estar revolcandose en su tumba al escuchar basura como esa- la pequeña broma provocó que ambos adultos se rieran al imaginar a un anciano quejarse- según el, el talento se había perdido.
Lo cual no estaba lejos de la realidad. Se notaba como en las nuevas canciones, los sonidos de los instrumentos eran opacados o alterados por los distintos Quirks de, los "artistas", y agregandole, que las bandas no podían hacer conciertos, esto por la ley de prohibición de uso de Quirks en espacios públicos. Demostrando que estas bandas no eran nada sin sus Quirks, no había talento verdadero.
- Entonces cada mañana al salir el sol, el salía al patio con su radio, y pasaba dos horas buscando una señal que aún diera el viejo Rock and Roll, de hace más de 100 años- la melancolía y nostalgia en su voz eran evidentesal recordar a su abuelo, pero lo hacía con una sonrisa en su rostro- con el paso de los años, mi abuelo enfermo. Apesar de estar en una camilla en el hospital, el seguia con su radio, con la esperanza de encontrar lo que buscaba, hasta que una noche, la encontró, y así mi abuelo paso sus último dias de vida, escuchando la música que su padre le mostró de pequeño, no pudo tener un mejor final- Inko finalizó su historia con una melancólica sonrisa.
-Parecía que tu abuelo era increíble- esa voz profunda y lenta reconfortaba a la bella mujer de ojos verdes.
-Si, lo era... ¡Listo! La encontré- la mujer saltó emociona al encontrar la señal de radio.
En la radio se escuchaban unas voces que no se llegaban a escuchar bien por la interferencia, pero esta poco a poco se fue despejando para que se pudiera escuchar la canción del momento.
(Inserted - Great balls of fire - Jerry Lee Lewis)
-Ven, vamos a bailar Gi-Kun- animaba la mujer al gigante
-No, nunca eh bailado- negaba con cierto tono de vergüenza el hombre
-¿Quieres aprender el baile del Rock and Roll?- pregunto de manera burlesco la mujer, esperando que su amigo le siguiera el juego.
-Si~...- Gigantomachia entendió, y le siguió siguió juego a Inko con una sonrisa en su cara.
-¡Entonces, YO!... ¡Seré tu maestra!- grito dramáticamente la mujer creando un eco de su voz por la caverna.
-Ufff... Esta bien ¿que tengo que hacer?-
-lo primero, levantate flojo- se burló la mujer- Bien ahora dame tu dedo... así, y sólo déjate llevar por la música.
El gigante hombre estaba un poco encorbado para que su fiel amiga tomará bien su dedo con su pequeñapequeña mano, después de eso obedeciendo a Inko, Machia se dejó llevar por el jugoso sonido del piano del gran Jerry Lee.
Bailaron durante varios minutos, pasando de Jailhouse Rock de Elvis Presley hasta llegar a Crocodile Rock de Elton Jhon, hasta que al final ambos no pudieron más y valieron al suelo del cansancio, claro que cuando Machia se dejó caer de espaldas al suelo, provocó uno de sus temblores a los que Inko ya estaba acostumbrada.
La mujer saltó encima del gran pecho rocoso del gigante cansado para poder mirarlo a la cara.
-Lo hiciste bien- alagaba a su amigo mié tras le daba una sonrisa.
Pero en ese preciso momento, en el cual Machia, tirado en el suelo, jadeando ligeramente por el cansancio, tenía a la mujer de la que están enamorado en secreto, arrodillada sobre su gran pecho, mirándole a los ojos con una sonrisa. Una última canción empezó empezó sonar.
(Inserted - More than words - Extreme)
Cuando la canción empezo a sonar, las mejillas de Inko se tintaron levemente de rojo, mientras mantenía la mirada firmemente en las pequeñas pupilas rojas del gigante abajo de ella. Ambos estaban hipnotizados mirándose fijamente a los ojos, mientras todo a su alrededor de volvía oscuro, quedando sólo ellos dos mientras su pesadas respiraciones se escuchaban, sus latidos se coordinaron, y poco a poco se fueron acercando. No hubo palabras, no las necesitaban, no las querían. Inko beso la gran comisura de labios rocosos del gigante, demostrando que ambos sentían lo mismo. Fue... un "Te amo" sin palabras.
Duraron así haste que les faltó el aire y la canción terminó. Inko undio su cara en el gran pecho del hombre con vergüenza, mientras el se quedó mirando al techo de la caverna sorprendido, pero ambos estaban felices de que sucediera.
- ¿Sabes?... apesar de que se supone que estas echo de piedra- empezó a hablar tímidamente tímidamente mujer aún con la cara en el pecho del hombre.
- Corindón- le corrigió Machia con burla.
- ¿podrías no arruinar el momento?- Inko voltio a mirar al Machia con un tierno puchero.
- lo siento... continúa -respondió entre risas por lo tierna que ella se veía.
- Decía, que apesar de lo que estas echo... tus labios son cálidos y suaves~- continuó coquetamente la mujer.
- ¿estas segura?... ¿porque no los vuelves a probar por si acaso?- su voz paso de ser profunda y calmada a ser una mas ronca y sexy.
Tras ese perqueño intercambio de coqueteo, la ahora extraña pareja se volvió a unir en un lujurioso beso, el cual de bastante extraño por la diferencia de su tamaño, le a ellos no les importaba. Lo que pasó el resto resto la noche, es un tema del que es mejor no hablar... y mucho menos de imaginar... podríamos decir que los animales del bosque no pudieron dormir y probablemente nunca puedan volver a hacerlo.
Y es fue la historia de como una bella y una bestia, forjaron su amor. Un amor del que en un futuro no muy lejano, nacería un pequeño gigante, que hará temblar a la humanidad, el mundo entero gritara el nombre de...
¡Izuku Machia!
____________________________________
Uuuuuufffff..... hey Hola ¿siguen aquí? Eso espero.
¿Y.....? ¿que les pareció?
Creo que me pase un poco, para ser sólo un prólogo. Quería que la relación entre Inko y Machia se sintiera lo mas natural posible, cosa que en si es bastabte difícil, pero no quería que tomará muchos capítulos, pues quiero pasar a Izuku lo antes posible.
La verdad es la primera vez que escribo algo asi en mi vida. Lo releí varias veces para buscar fallas ortográficas, pero seguro me salte alguna, así que mis disculpas si eso pasó.
Ahora si.... quiero su más sinceras opiniones.
Lo bueno
Y
Lo malo
También aceptó consejos
Quiero aclarar varias cosas uno. El resto de capítulos no serán tan largos, a lo mejor uno que otro si pero no es mi intención principal.
Dos
Así es Inko.
Tres
Así es Machia para el que no lo conozca (en su tamaño base)
Cuatro. Explicar o imaginar la diferencia de tamaños y proporciones es bastante difícil. Para tratar de sinplificarlo, digamos que Inko es igual a un poco más de un tercio del tamaño de Machia, ósea que mas o menos le llega mas arriba de la rodilla, y Oru Maito le llegaría al paquetote. Ya se que muchos se estan imaginando ecenas nada santas y grotescas.
Y cinco. Actualizaré una vez por semana y puede que aveces me tomé una de descanso, cuando pase lo avisaré tranquis.
Y sin mas que decir. Yo me despido y que les vaya bonito.
Con cariño: El Escritor Insignificante.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top