0.4/La vida que mereces

        Humillado, más un sentimiento de negación, una mezcla perfecta para hacer mi última tarea con todo el respeto posible (Si es que quiero mi pago completo). Llevo las ultimas bolsas de basura detrás de la tienda; al pasar de la salida, aprecié el cielo nublado que solo ayudaba a que esta noche se volviera peor con el inicio de una leve llovizna.

        Este día se ha vuelto una vorágine de «sorpresas» para nada placenteras. Arrastro las bolsas sin importarme que se rompan, maldiciendo para mis adentros, a todos, y cada uno de los que están dentro de la tienda.

        Luego de esa escena, Aoyama decidido «festejar en nombre de un día productivo», más parece: la celebración de mi despido.

        El contenedor de basura frente a mí, aguardé unos cuantos segundos antes de lanzar las bolsas en cólera, un grito de rabia acompañado de unos cuantos ataques al contenedor me ayudó a desahogarme.

        Esta tarea es algo que realizo con frecuencia, pero incluso si tuviera la paciencia de mi madre, este odio que le tengo a esta hojalata es inevitable.

       Quizás solo es el odio hacia aquellos con los que me he topado hoy, es gracioso, para este momento es cuando digo la frase: «¿Qué más puede salir mal?»

        ―Fui un estúpido, como siempre.

        Al momento de intentar lanzar la última bolsa, al darme la vuelta, unas siluetas me deslumbraron con los faros de un par de autos. Busqué una forma de escabullirme de los sujetos que venían en mi dirección, toda la experiencia de hoy decían «Apenas hemos comenzado». Me llama, Solo con escuchar esa voz, mis piernas querían empezar carrera para evitar lo que venía.

        ―Hola, One, veo que ya te despidieron, sabía que padre no debía tomarse la molestia de conseguirte esta oportunidad, fue un desperdicio de favores.

        ―Ah, H-Hola Tomura, ¿Cómo haz es-tado? Ha pasado mucho. —De acuerdo, no sé cómo describirlo, pero de decir que fue mi risa más honesta, estaría mintiendo.

        ―De acuerdo, vallamos al grano. ―Sacó un puro de una caja elegante, los encendió descaradamente mientras yo me cagaba en mis pantalones.

        El hermano menor de Iida; diferente madre, mismo padre adoptivo, tiene una autoridad equiparable a la de Iida en «la familia» teniendo en cuenta que es el segundo hijo adoptivo de Kai Shisaki.

        Sin embargo, no es como él, claro que no, primero te visita Iida, un sujeto que, si bien no es un santo, es más condescendiente, comprensivo hasta cierto punto, siempre y cuando no le hagas desesperar.

        Boris Tomura Shisaki, por otro lado, es todo lo contrario, el llegaría como última opción para romperte las piernas y así obtener lo que quiere por la fuerza; es unos años mayor que yo, altanero y con aires de superioridad, goza de estar por encima de los demás. Iida trata de mantenerlo fuera de sus tratos porque a Tomura le importa un comino las repercusiones de sus actos.

        Todo aquello, pero lo que más me preocupa, es el hecho de que no le caigo bien, ni en lo más mínimo.

        Haciendo de chimenea, degustó su puro debajo de un tejado que sobresalía de la tienda, como si fuera poco, su séquito también le cubría con sombrillas. Cuando intenté moverme a donde estaban ellos, me fusiló con la mirada.

        ―Nadie te ha dado el permiso para moverte, One. ―Suspiró, seguro se dio cuenta que la llovizna aumentaba la intensidad progresivamente, así que para ahorrar tiempo decide comenzar con nuestras «conversaciones» del acuerdo.

        »¿Dónde está el dinero que nos debes? ―La pregunta que me temía.

        ―Lo-logré guardar algo de dinero, creo que con eso podré reducir la deuda, pero por favor, ¡Dame tiempo para la siguiente cuota!

        ―¡No levantes la voz, basura descarada! ―reclamó uno de sus acompañantes.

        ―Ya, no es necesario que hables por mí; volviendo al tema, ¡One, amigo! ¡¿No sabes la posición en la que me dejas?!

        Agaché la mirada, mi corazón se estaba acelerando con el presentimiento de que Tomura tramaba algo desde el inicio.

        »Sabes que te aprecio, no sé porque demonios padre te tiene tanto aprecio, pero si es así, ¡Yo también! Lo sabes. ―Chaqueó los dedos; empecé a hundirme en mis nervios al ver que, con solo esa acción, uno de ellos fue al auto en búsqueda de algo, obviamente lo han acordado con anterioridad.

        »Odio ser el malo de la historia, me duele serlo, pero solo estoy cumpliendo con mi deber, has atrasado la cuota demasiadas veces ¿Cuántos trabajos van ya? ¿Siete? ¿Doce? Y eso solo en este año.

        ―Tomura, por favor ponte en mis zapatos, papá está empeorando, y debo cuidarlo al mismo tiempo que trabajo, sus medicamentos son cada vez más caros, no sé siquiera cuanto más aguantaré.

        ―Créeme que no quiero estar en tus zapatos viejo, todos en la familia, le tiene aprecio a tu familia, odio ser el malo de tu historia, pero en retrospectiva, tú eres el malo de la mía ¿Entiendes?, debo ser el héroe que se sacrifique en esta ocasión. ―Sonrió de lado, se ajustó los guantes antes de que el sujeto que fue al auto regresara―. Solo cumplo con mis responsabilidades. ¡En fin! Tráiganlo.

        El sujeto traía en sus manos unas tenazas de armador, esas con mordazas filosas, no tuve que ser un genio para deducir el porqué de que Tomura sonriera de lado. Retrocedí, intente buscar nuevamente una ruta de escape, aunque me trajera problemas más tarde, quizás hablando con Iida podría evitar repercusiones.

        Pero nada, sus hombres estaban bloqueando cualquier ruta de escape, y aun si tapara la pared que conformaba el puente al lado de la tienda, donde uno de ellos observaba sentado a la orilla del puente, un momento, ese me es familiar, y al parecer es más amigable que la gente de Tomura, pues a sabiendas de que le observo, el me saluda amigablemente.

        Me arrinconó al contendor de basura. Aquellas tenazas brillaban con la luz proveniente del auto.

        ―Sujétenlo.

        Cuatro de ellos acataron la orden, intenté poner resistencia, pero fácilmente fui inmovilizado y arrojado a un charco que se acumulaba. Grité y grité aun consiente que nadie se atrevería a interrumpir un apto de advertía por parte de la Yakusa.

        Boca abajo, extienden mi brazo izquierdo, luego, me obligan a extender mi dedo índice; Tomura aplasta mi muñeca con el talón de su pie.

        El metal frio de las tenazas al tocar el primer pliegue de mi dedo índice, causó que intentara sacudirme desesperadamente, algo que impidieron los mafiosos.

        ―Esto te dolerá más a ti que a mí, «amigo» ―Su sonrisa psicópata contrataba con sus palabras.

        Mi piel se desgarró con la presión que aumentaba lentamente, la sangré se derramaba mezclándose con la lluvia; mi hueso crujió conforme se destrozaba, una pieza tan chica de mi cuerpo, y duele un infierno en la tierra.

        La sonrisa maliciosa de Tomura brilló con la intención de tomar el trozo de mi dedo e introducirlo en mi propia boca, quise escupirlo entre lágrimas, pero otro de los mafiosos lo impidió, peligrando que me tragara mi propio dedo.

        Así siguió con el siguiente pliegue, concluyendo con el trozo pegado al nudillo, la lluvia había llegado al punto de que mis gritos eran audibles solo para los presentes, ningún externo podría si quiera pensar en socorrerme.

        Tomura terminó su tan agotadora tarea, torturar personas para que le paguen el dinero ha de exigir mucha energía; con un ademan les ordenó a todos que era momento de abandonaran el lugar, dejándome en el suelo sufriendo retorcijones por el trauma dejado en mi cuerpo.

        ―Bueno, ¡Terminamos! No fue tan difícil convencerte de ser responsable ¿No? ―Arrojó los trozos de mi dedo frente a mi―. En nombre de la nuestra familia, espero fervientemente que nos ayude con la cuota puntual de la deuda pendiente, buenas noches, One.

        »Ah, casi lo olvidaba, creo que esto es tuyo.

        Tomó una de las bolsas que me faltaban, la tortura que he recibido no le pareció suficiente, así que me baño en toda esa basura acumulada de días.

        Cuando los autos abandonaron el lugar contuve hasta el último segundo mi frustración dejando de lado el dolor, pero, a la más mínima oportunidad, solté en llanto, todo, absolutamente todo, está en mi contra, no es la primera vez que todo me sale mal, y estoy seguro que tampoco es la última.

        A arrastras, fui a ponerme bajo un techo y así protegerme de la lluvia. Me estaba desangrando, por ello improvisé con mi camiseta para detener el sangrado.

        Claro, no era un procedimiento completo, solo serviría para darme algo de tiempo; cerca hay un veterinario, a media cuadra si mal no recuerdo.

        Sorpresas, nunca se terminan, no en un día tan miserable como hoy, hubiera dejado que la sangre fluyera sin más, pero noté que aquel sujeto en el puente seguía ahí, es más, nuevamente me estaba saludando.

        ―¿No es uno de los hombre de Tomura? —murmure para mí mismo.

        Me cuestioné cuál era su rol en esto, la intención de dejarlo a observarme tan... macabramente, esa sonrisa, ese sombrero de copa, esos guantes, y ese... ¿Leve brillos en sus ojos?

        La única explicación en la que pensé a lo siguiente: fue que leyó mi mente, porque al instante de pensar en él, se retiró de su asiento perdiéndose de mi vista.

        «¿Quién era ese?»

        El dolor volvía a mí, de darme el lujo para descubrir lo que acaba de suceder me desangraría antes de tratar mi herida. Aventurarme a tan solo media calle de distancia me costó de toda mi voluntad, la tormenta me azota con fuerza, si por mi fuera, este sería un buen lugar para desfallecer.

«Que suene: I Invoke Cursed Winds»

https://youtu.be/fMm2AzClay8

        Observando como el agua caía de las nubes he de reflexionar ¿Cuándo fue que todo se volvió de esta forma?

        Siento que este lugar podría ser mi lecho de muerte y nadie lo notaria, pasarían sobre mí, pero no sería más que una basura más del montón.

        Me colé en la veterinaria, vagué por el lugar, sé que hay cámaras, pero a estas alturas me dan igual. Con lo que encontré improvisé los primeros auxilios para tratar mi herida. El asiento donde estoy es tan cómodo que decido robarlo por un momento, en lo que recupero fuerzas claro.

        Vi a través de una ventanilla que daba a la sala de espera, ahí, estaba la misma figura del puente, viéndome sentado con un aire de elegancia, pero más importante, su mirada se fijaba en mí.

        ―¿Qué demonios? ―Me caí del asiento, me arrastré hasta llegar a una linterna que en su momento parecía una posible arma, ridículo, lo sé muy bien, pero además de mí, no había nadie en este lugar.

        ―¡¿Un fantasma?! ―grité internamente, ahora que lo pienso, eso fue un nuevo nivel de comentario idiota, no despegaba la vista de esa puerta, la única entrada a la recepción.

        ―Eres una persona de muchas preguntas, Izuku One Midoriya.

        Me espanté, di un grito por el susto, el mismo sujeto apareció a mi lado con una sonrisa blanca, hablando como si ya me conociera, pero más importante, él no podría haber llegado a ese lado de la habitación sin que lo notara. Llevaba puesto un traje, por eso pude dejar fuera las teorías paranormales, deduzco que es uno de los matones de Tomura.

        ―¡¿Qué es lo que quieres?! ¡¿No fue suficiente con lo que me hicieron?!

        ―Oh, ¿Eso? No tengo nada que ver, pero sí que fue entretenido, este es un lugar muy bueno para vivir.

        ―Ya le dije a Tomura que le pagaré el dinero, solo...

        ―Y yo ya dije que no tengo nada que ver, solo soy un humilde agente, buscando a su posible cliente.

        Le observé, siento que me estoy volviendo loco, ¿Estoy delirando? Es lo más lógico, la tormenta hace tanto ruido que no podría conversar tan casual con él, pero, siento como si sus palabras fueran más claras que la misma lluvia.

        »Créeme, te morirás por lo que tengo por ofrecerte, te lo aseguro.

        ―¿De qué hablas? ¿Qué es lo que quieres?

        ―Yo, lo único que quiero es ofrecerte la vida que mereces.

        Hizo una pausa para retirar aquellos innecesarios lentes oscuros y sombrero fedora.

        »Te ofrezco un trato, One, ¿No quisieras llevar una vida de aventuras y riesgos en un mundo de cosas fuera de tu imaginación? —Tan descarado, pero a su vez confiable, en mi vida juré no caer de nuevo... pero esa sonrisa.

        »Oh, lo siento, quizás fue muy descortés de mi parte, ¿Prefiere que lo llame por su primer nombre, joven Midoriya? Puede llamarme: Toshinori Yagi.

        «De haberlo sabido, desde ese momento ya habría tomado mi decisión, cuando el sujeto que se presentaba ante mí por primera vez, pero que parecía conocerme de toda la vida».

        «Ese momento en el que empezó a fumar como si fuese un placer inconmensurable».

        «Solo quizás ese momento era el indicado, pero no, el resultado fue otro, con la decisión que cambiaría mi vida de forma antinatural...»

        «O, mejor dicho, reiniciaría mi vida en un mundo desconocido».

-.-.-.-.-.-Entran los créditos con Mezame no Uta by Yuiko Ohara-.-.-.-.-.-.-

https://youtu.be/HhwysBy2Oro

No debes olvidar, el sonido del rayo se arrastraba sobre la tierra.
Las estrellas dormidas también se despiertan, lloviendo como flechas.

En las incontables noches oscuras, oremos por el regreso de la cosa que nos da aliento.

Esta canción, que conoce el tiempo giratorio, lo daré sin cesar.
Las pequeñas lágrimas en el campo de visión secas, los dejaré también, los dejaré.

Quemar en un instante, bañarse en los granos de fuego,
Si sobrevive, en la próxima vez,
Los días de sufrimiento y el odio también, recibirás el permiso brillante.

Cruzarás el ciclo interminable de la vida y la muerte, el niño de las estrellas,
Sigue tu destino.

Esta canción, que sabe del tiempo giratorio, le daré sin cesar.
Cuando pides ahorrando de la verdad de este mundo,
Hacer una oración.

Esta canción, que sabe del tiempo giratorio, le daré sin cesar.
Sin esperar la orientación, una oración por el lejano pasado, no puedes dejar detenerse, una oración.

Fin del capítulo.

La vida que mereces. 




-.-.-.-.-Mike a poco de entrar en Hiatus de nuevo-.-.-.-.-

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