Capítulo 56
(¡Buenas! En este capítulo, nos sumergimos en un arco sacado de la película "My Hero Academia: Heroes Rising".)
El viaje hacia la isla Nabu comenzó en las primeras horas de la mañana, cuando el sol apenas asomaba en el horizonte. El autobús avanzaba lentamente por las carreteras mientras la Clase 1-A se acomodaba en sus asientos, todos luchando contra el sueño. Las cabezas caían y los ojos se cerraban; incluso los más enérgicos como Kirishima y Mina apenas podían mantenerse despiertos. El ambiente estaba lleno de una silenciosa calma, rota solo por los suaves ronquidos de algunos de sus compañeros.
Izuku, sin embargo, estaba completamente despierto. Sus ojos verdes miraban fijamente por la ventana, observando cómo los paisajes cambiaban a medida que se alejaban de la ciudad. Estaba lleno de una mezcla de emoción y anticipación por lo que les esperaba en la isla. A su lado, Shouka estaba medio dormida, con la cabeza apoyada en su hombro, mientras Izuku, sin darse cuenta, sonreía ante la calidez del momento.
Aunque mantenían su relación en secreto, la cercanía entre Izuku y Shouka no pasaba desapercibida. Ya no era solo la casualidad de estar cerca el uno del otro, sino que había algo más en sus gestos y miradas, una conexión más profunda.
-Mmm... Midoriya no tiene sueño como todos nosotros, ¿eh? -comentó Mina desde el asiento de atrás con una sonrisa pícara, refiriéndose al insomnio aparente del chico.
Izuku, distraído, se volvió hacia ella y rió.
-No, solo... estoy pensando. Me cuesta dormir en estos viajes.
Uraraka, sentada un par de asientos atrás, observaba la escena en silencio. Su mirada se centraba en Izuku y Shouka, notando cómo se llamaban por sus nombres sin ningún reparo. Aunque intentaba no darle importancia, un leve destello de celos cruzaba por su mente al ver la cercanía entre ellos, especialmente la manera en que Shouka se apoyaba contra Izuku sin preocuparse por lo que pensaran los demás.
-Izuku, ¿qué crees que encontraremos en la isla? -preguntó Shouka suavemente, despertando por completo y levantando la vista hacia él. Aunque su tono era calmado, había una chispa de interés y emoción en sus ojos.
-No lo sé, Shouka, pero será un buen desafío. Estar sin héroes profesionales cerca será diferente... Pero es una gran oportunidad para demostrar de lo que somos capaces. -Izuku le respondió con una sonrisa, tomando su mano bajo el asiento, un gesto que pasó desapercibido para todos, excepto para Uraraka, que suspiró, tratando de no dejarse llevar por la frustración.
El autobús finalmente llegó a su destino: un puerto lleno de cruceros anclados, imponentes y brillando bajo el sol de la mañana. La clase 1-A observó con asombro los enormes barcos que se extendían a lo largo del muelle, sus estructuras majestuosas resaltando contra el azul del mar. El viento marino soplaba suavemente, llenando el aire con la salinidad característica y la promesa de una nueva aventura.
-¡Wow, miren esos cruceros! ¡Son enormes! -exclamó Kirishima con los ojos brillando de emoción, mientras descendía del autobús junto a sus compañeros.
-¡Es como estar en unas vacaciones de lujo! -agregó Mina, saltando de la emoción mientras observaba cada detalle.
El grupo se reunió en el muelle, esperando pacientemente mientras los encargados preparaban uno de los cruceros para ellos. No pasó mucho tiempo antes de que finalmente les dieran la señal para abordar, y los estudiantes no tardaron en subir al barco, fascinados por la idea de viajar en una embarcación tan impresionante.
-Esto es mucho mejor que el autobús. -comentó Bakugo con una media sonrisa, aunque intentando mantener su actitud despreocupada.
Una vez a bordo, el crucero los recibió con todo su esplendor: un vestíbulo amplio con pisos lindos, decoraciones lujosas y grandes ventanales que ofrecían vistas espectaculares del océano. Los estudiantes se dispersaron por los pasillos, explorando cada rincón con entusiasmo.
-¡Esto es increíble! Miren esas piscinas, y hay hasta un cine a bordo. -gritó Sero mientras corría hacia una de las áreas de entretenimiento, seguido por un grupo de compañeros que no podían creer lo que veían.
-Parece más un hotel flotante que un crucero. -dijo Tokoyami, asintiendo con aprobación mientras caminaba junto a Shoji.
-¡Y hay un buffet enorme! -agregó Mineta con los ojos desorbitados al ver la cantidad de comida dispuesta en largas mesas.
Izuku y Shouka se mantenían cerca uno del otro, disfrutando de la emoción de sus compañeros. Izuku no podía evitar sonreír al ver a todos tan animados, sintiendo que este viaje era una gran oportunidad para fortalecer los lazos del grupo.
-Es impresionante, ¿no? -comentó Izuku, mirando a Shouka con una sonrisa mientras se asomaban por una de las barandas del crucero, viendo cómo el puerto se iba haciendo más pequeño a medida que comenzaban a navegar.
-Sí, es genial. Realmente se esforzaron para que esto fuera especial. -respondió Shouka, disfrutando del momento junto a Izuku mientras sentía la brisa del mar en su rostro.
El viaje en el crucero estaba programado para durar aproximadamente seis horas, tiempo durante el cual los estudiantes se dedicaron a explorar cada rincón del barco. Algunos se relajaron en la cubierta, disfrutando del sol, mientras otros se divirtieron en las salas de juegos, la piscina, o simplemente charlando en los salones con amplias ventanas que les permitían admirar el vasto océano.
La emoción en el ambiente era notable; después de todo, este no era solo un viaje a la isla Nabu, sino también una oportunidad para desconectarse de las preocupaciones y disfrutar del momento junto a sus amigos. Mientras el crucero avanzaba con firmeza sobre las olas, el grupo no podía esperar a descubrir qué les depararía esta nueva experiencia en su camino para convertirse en héroes.
El crucero finalmente llegó a la isla Nabu, una pequeña pero vibrante comunidad rodeada por el océano azul y el cielo despejado. Mientras el barco atracaba, los estudiantes de la clase 1-A se asomaron a la cubierta, ansiosos por comenzar su misión como héroes en este nuevo y emocionante lugar. Al bajar del crucero, fueron recibidos por una multitud de ciudadanos que se habían congregado en el muelle para darles la bienvenida.
-¡Bienvenidos a la isla Nabu! -gritó uno de los residentes, saludando con entusiasmo a los estudiantes. Otros ciudadanos también los saludaron con sonrisas y aplausos, emocionados por la llegada de futuros héroes que podrían ayudar a mantener la paz en la isla.
-¡Gracias por venir! Es un honor tenerlos aquí. -dijo un hombre mayor, estrechando la mano de Iida, quien se inclinó respetuosamente.
Sin embargo, no todos los recibieron con la misma calidez. Algunos isleños lanzaron miradas desconfiadas hacia Izuku, murmurando entre ellos. Habían llegado a la isla los rumores y noticias difamatorias que vinculaban al joven héroe con sucesos pasados, creando cierta hostilidad a su alrededor. Izuku notó las miradas y los murmullos, pero, en lugar de dejarse afectar, mantuvo una expresión tranquila, concentrado en su objetivo de mejorar y demostrar su valía con acciones, no con palabras.
-No te preocupes por ellos, Izuku. -le susurró Shouka, apoyando su mano en su hombro y dándole una sonrisa reconfortante.
-Estoy bien, Shouka. No voy a dejar que esto me afecte. -respondió Izuku, decidido, mirando al frente. Para él, lo importante era seguir adelante y cumplir su deber como héroe, sin importar las opiniones de los demás.
Los ciudadanos comenzaron a guiar a los estudiantes a través de la isla, mostrándoles cada rincón del lugar donde trabajarían como héroes durante su estadía. Les enseñaron el mercado central, lleno de tiendas de pescadores y puestos de frutas frescas; la playa, un sitio donde las familias pasaban sus tardes; y los diversos barrios residenciales que requerían vigilancia y ayuda de los héroes.
-Esta es nuestra casa y estamos muy orgullosos de ella. Nos alegra saber que estarán aquí para ayudarnos. -comentó una mujer mientras mostraba a los estudiantes un pequeño parque lleno de niños jugando.
Finalmente, los llevaron a la base de operaciones que serviría como su cuartel general durante su estancia. Era un edificio sencillo pero bien equipado, con tecnología moderna y suficientes recursos para monitorear toda la isla. En la sala principal, había una serie de computadoras y pantallas que mostraban el mapa completo de Nabu y cámaras de vigilancia en puntos estratégicos.
-Tendrán todo lo que necesitan aquí para operar como héroes. -explicó uno de los encargados, señalando los teléfonos y monitores-. Hemos dispuesto líneas directas para que reciban cualquier llamada de emergencia de los ciudadanos, y podrán ver todo lo que pasa en la isla a través de las cámaras.
-¡Esto está genial! -exclamó Kaminari, impresionado por el equipo disponible-. ¡Es como estar en una verdadera agencia de héroes!
-Así es, Kaminari. Esto es una gran oportunidad para demostrar lo que podemos hacer. -agregó Iida, ajustando sus gafas mientras inspeccionaba el lugar con entusiasmo.
Los estudiantes también fueron llevados a sus habitaciones: dos grandes dormitorios llenos de literas, uno para los chicos y otro para las chicas. No era lujoso, pero era cómodo y práctico, lo suficiente para que pudieran descansar después de un día de trabajo heroico.
-Espero que no haya ronquidos... -bromeó Mina mientras elegía su litera, arrancando algunas risas de sus compañeras.
-Ya veremos quién sobrevive a la primera noche. -respondió Tsuyu con su tono calmado, lo que provocó una nueva ronda de risas.
Izuku y Shouka sabían que no podrían dormir juntos, ambos intercambiaron una mirada. Aunque sus compañeros aún no sabían sobre su relación, la cercanía entre ellos era innegable. Con la base establecida y todos instalados, la clase 1-A estaba lista para empezar su nueva misión en la isla Nabu, decididos a demostrar que estaban listos para ser los héroes del futuro.
El tiempo en la isla Nabu comenzó a transcurrir rápidamente, y los estudiantes de la clase 1-A se adaptaron a sus nuevas rutinas de héroes locales. Cada uno asumió tareas que los mantenían ocupados y les permitían interactuar directamente con los ciudadanos, desarrollando sus habilidades y ganando experiencia real como héroes en el campo.
Kaminari se convirtió en el héroe favorito de un señor mayor que constantemente necesitaba recargar las baterías de sus dispositivos electrónicos. El anciano, que dependía de sus aparatos para mantenerse en contacto con su familia y amigos, siempre sonreía cuando Kaminari aparecía para hacer su magia. Aunque para el rubio héroe, era un trabajo sencillo, la gratitud del anciano le hacía sentir que realmente estaba ayudando.
-¡Gracias, chico! ¡Eres mi héroe! -decía el anciano, dándole unas palmadas en la espalda a Kaminari, quien sonreía ampliamente.
-¡No es nada, señor! -respondía Kaminari, dándole una descarga suave a las baterías hasta dejarlas al 100%.
Por otro lado, Iida se tomó muy en serio su papel de héroe comunitario. Todos los días, se le veía corriendo de un lado a otro de la isla, ayudando a los ciudadanos con todo tipo de tareas cotidianas. Ya fuera asistiendo a señoras con sus compras, ayudando a arreglar cosas en las casas, o incluso guiando a niños por las calles, Iida siempre estaba dispuesto a ayudar. Su disciplina y dedicación impresionaban a todos, y pronto se ganó la confianza de los residentes.
-¡Qué chico tan servicial! -decían algunas señoras mientras veían a Iida arreglar una bicicleta.
-¡Es un verdadero caballero! -respondía otra, observando cómo Iida se aseguraba de que todo estuviera en orden.
Sin embargo, mientras el resto de la clase se ocupaba de sus deberes heroicos, Izuku y Bakugo tomaron un enfoque muy diferente... uno que sorprendió a todos los que esperaban verlos en acción. Desde que llegaron a la isla, ambos se habían refugiado en la base, dedicando la mayor parte de su tiempo libre a jugar videojuegos. En el pequeño cuarto de descanso, se podían escuchar gritos de emoción y frustración mientras los dos se enfrentaban en la vieja consola de Bakugo, una PlayStation de varios años atrás.
-¡Toma esa, nerd! -gritaba Bakugo, con una expresión de concentración total mientras sus dedos volaban sobre el control.
-¡No tan rápido, Kacchan! -respondía Izuku, igual de absorto en el juego, esquivando los ataques virtuales de su amigo y contraatacando con precisión.
Aunque la consola era una versión algo vieja, tenía un par de juegos de lucha que ambos disfrutaban intensamente. Era casi imposible sacarlos de la habitación cuando estaban enfrascados en una partida, y las horas pasaban sin que se dieran cuenta. A pesar de que muchos podrían pensar que no estaban cumpliendo con sus responsabilidades, para ellos, estos momentos también eran una forma de desconectar y relajarse en medio de la vida caótica de héroes en entrenamiento.
-¿No creen que deberían salir un poco? -les decía Kirishima, asomándose por la puerta de la sala de juegos.
-Déjalos, hombre. -respondía Sero-. Todos necesitamos un descanso de vez en cuando.
-¡Voy a ganar esta vez, nerd! -exclamó Bakugo, mientras su personaje lanzaba un golpe final en la pantalla.
-¡No tan rápido, Kacchan! -contestó Izuku, con una sonrisa competitiva, logrando un combo inesperado y volteando la partida en el último segundo-. ¡Gané!
Bakugo frunció el ceño, pero no pudo evitar sonreír ligeramente, apreciando la competencia. Aunque en esta semana no habían salido a realizar tareas heroicas, la camaradería entre ellos se fortaleció. A veces, ser un héroe también significaba tomarse un respiro y disfrutar el tiempo con los amigos, incluso si eso implicaba largas sesiones de videojuegos.
Una semana había pasado, y mientras la mayoría de los estudiantes habían hecho pequeñas pero significativas contribuciones a la vida de los habitantes de Nabu, Izuku y Bakugo se preparaban para lo que sabían que vendría eventualmente: su turno para demostrar por qué eran los mejores de la clase 1-A.
Aunque Izuku y Bakugo no se involucraron en tareas heroicas durante esa primera semana en Nabu, no es que se quedaran completamente sin hacer nada. En la base de operaciones, se habían asignado algunas responsabilidades domésticas para mantener todo en orden, y como ambos se pasaban la mayor parte del tiempo jugando videojuegos, decidieron ayudar en lo que pudieran para compensar su falta de acción en el campo.
Cada día, después de terminar una partida intensa, Bakugo y Izuku se dirigían a la cocina para lavar los platos y ordenar el lugar. No era el trabajo más emocionante, pero al menos contribuían de alguna manera. Mientras los demás regresaban de sus actividades heroicas, ellos se aseguraban de que la cocina y el comedor estuvieran impecables.
-Al menos hagan algo útil mientras están aquí -les dijo Mina en broma, viendo cómo ambos fregaban los platos.
-¡Cállate, Cara rosada! -respondió Bakugo, sin apartar la vista de los platos-. Ya que no nos dejan romper cabezas, al menos podemos dejar esto limpio.
Izuku, por su parte, tomaba el trabajo con calma, viendo esto como una pequeña manera de contribuir mientras se tomaban un descanso de la presión constante de su entrenamiento y responsabilidades como héroes. Con movimientos ágiles, pasaba los platos limpios a Bakugo, quien los secaba con rapidez.
-Gracias por lavar los platos, chicos. La verdad es que se agradece mucho, especialmente después de un día largo -comentó Momo con una sonrisa mientras tomaba un vaso de agua.
-¡Lo menos que podemos hacer! -dijo Izuku, sonriendo y encogiéndose de hombros-. Todos están haciendo su parte y... bueno, tenemos que hacer algo.
-No es como si necesitáramos descansar o algo -dijo Bakugo, su tono irónico haciendo que algunos de sus compañeros soltaran una pequeña risa.
Aunque la cocina se llenaba de platos sucios y cubiertos tras cada comida, Izuku y Bakugo lo veían como una especie de rutina tranquila. No era una batalla épica ni un enfrentamiento heroico, pero les permitía despejar la mente, bromear entre ellos y, de alguna manera, sentirse parte del equipo incluso sin salir al campo.
Una tarde, después de una sesión particularmente larga de videojuegos, Izuku se quedó mirando los platos que aún faltaban por lavar. Mientras pasaba el estropajo por un plato, su mente divagó un poco, pensando en lo que les esperaba. No le preocupaba tanto lo que la gente pensara de él, pero sabía que eventualmente tendría que ponerse en acción.
-Hey, nerd -dijo Bakugo de repente, rompiendo el silencio-. Cuando llegue el momento, haremos nuestro trabajo. No necesito que esos extras piensen que estamos de vacaciones.
-Por supuesto. -dijo el peliverde con una sonrisa-
Al día siguiente-
El sol brillaba intensamente sobre la isla Nabu, donde algunos estudiantes de la clase 1-A estaban ocupados ayudando a los residentes locales en sus tareas cotidianas. En la playa, Shouka se encontraba asistiendo a un señor mayor que estaba trabajando con hielo.
-¿Podrías ayudarme con esto, jovencita? Necesito algunos pilares de hielo para mantener el pescado fresco -pidió el hombre, con una sonrisa amable.
-Claro, no hay problema -respondió Shouka, generando pequeños pilares de hielo con su quirk. El hombre cortaba con destreza los bloques para acomodarlos en su puesto, agradeciendo la ayuda. Shouka, aunque reservada, disfrutaba de estos momentos donde podía poner sus habilidades al servicio de la gente.
Mientras tanto, en la base de operaciones, Bakugo estaba recostado en el suelo, hojeando el diario con indiferencia. A su lado, Izuku estaba sentado frente a una computadora, estudiando atentamente los registros de la isla. No era un hábito suyo, pero, siempre curioso por saber más, revisar datos, y encontrar detalles sobre el lugar donde estaban. La rutina era tranquila, pero Izuku siempre encontraba algo interesante en lo que concentrarse.
En medio de esta calma, el teléfono de la base sonó y Uraraka fue la primera en contestar. Su rostro se tornó preocupado al escuchar la voz de un niño al otro lado, que sonaba angustiado y perdido.
-¡Hola! Necesito ayuda. Mi hermano pequeño está perdido y no sé dónde encontrarlo -dijo la voz de la niña.
Uraraka se giró hacia los demás, buscando a alguien que la acompañara. Observó a Bakugo primero, esperando que se ofreciera.
-¿Alguien puede venir conmigo a buscarlo? -preguntó, intentando sonar optimista.
Bakugo bajó el periódico sin apenas levantar la mirada y, con un tono seco, respondió:
-Me niego.
Kirishima, que estaba sentado cerca, intentó persuadirlo.
-Vamos, Bakugo, no seas así. Yo puedo ir contigo, Uraraka -dijo, pero Bakugo lo interrumpió.
-¿Y para qué? ¿Tu quirk de endurecimiento sirve para buscar a alguien? No estamos aquí para jugar a los detectives.
Jiro, que estaba escuchando desde el fondo de la sala, se puso de pie y se ofreció.
-Yo iré contigo, Uraraka. Será más fácil con alguien que pueda escuchar mejor a la distancia -comentó, tratando de calmar la tensión.
De repente, para sorpresa de todos, Izuku se levantó de la computadora y se ofreció también.
-Yo iré -dijo Izuku con firmeza, su expresión decidida sorprendiendo a sus compañeros.
Bakugo levantó una ceja, intrigado por el repentino interés del peliverde.
-¿Qué te pasó ahora, nerd? ¿Te aburrió la computadora?
-Algo así -respondió Izuku, con una sonrisa leve-. Mis ojos pueden ser útiles para buscar a alguien, así que me parece lo correcto.
Uraraka y Jiro se miraron, aliviadas de tener a alguien más con ellas, y con una sonrisa, agradecieron a Izuku.
-Gracias, Midoriya. Con tu ayuda, seguro lo encontraremos rápido.
Salieron de la base de operaciones, y mientras caminaban hacia la ciudad, Izuku observaba los alrededores con atención. Caminaban con prisa por la zona mientras Uraraka intentaba explicar la situación de la mejor manera posible. Izuku, que siempre pensaba en los detalles, se detuvo un momento y giró hacia Uraraka con una expresión de preocupación.
-Uraraka, ¿sabes qué quirk tiene el niño perdido? -preguntó Izuku, ya que podría localizarlo mejor si tuvieran el conocimiento de su quirk.
Uraraka se llevó una mano a la cabeza, visiblemente nerviosa por no haber considerado eso antes.
-No... no le pregunté -respondió, sonrojada de vergüenza.
Izuku soltó un suspiro, llevándose la mano al rostro mientras miraba hacia el cielo, frustrado.
-Maldición... Está bien, ¿y su apariencia? Algo, lo que sea que nos ayude a identificarlo.
Uraraka bajó la mirada, aún más avergonzada.
-Tampoco pregunté eso...
Izuku se detuvo en seco, mirándola fijamente.
-¿Entonces cómo quieres que lo encontremos si no preguntas cosas tan vitales como eso? —dijo con un tono serio pero no exento de una pizca de impaciencia.
Uraraka se disculpó rápidamente, sintiéndose mal por no haber recabado más información.
-Lo siento, Midoriya... Solo sé que el niño se llama Katsuma Shimano.
Izuku tomó aire, tratando de mantener la calma. Después de todo, era un error comprensible, pero eso no hacía la tarea menos complicada.
-Genial... Ahora hay que buscar a un niño que tenga cara de Katsuma Shimano -dijo Izuku con un tono irónico, aunque con una sonrisa leve para aligerar la situación.
Jiro, intentando suavizar la tensión, dio un paso adelante.
-Vamos, vamos, no es para tanto, Midoriya. Yo intentaré localizarlo con mis Earphone Jack, solo denme un momento para concentrarme.
Izuku asintió, valorando el intento de Jiro, pero tenía un plan propio que podría ser más efectivo, aunque algo exagerado. Se giró hacia ambas, mirándolas con determinación.
-Está bien, hagan lo suyo. Yo me encargaré de revisar casi la mitad de la isla.
Uraraka y Jiro lo miraron con incredulidad, sorprendidas por la seguridad con la que lo decía.
-¡Eso es imposible! -exclamó Uraraka, pensando en lo grande que era la isla.
Jiro también negó con la cabeza, aún impresionada por la propuesta.
-Midoriya, no puedes hacer eso tú solo. Es demasiado...
Izuku solo sonrió con confianza, sabiendo que para él, las limitaciones eran un reto que gustaba superar.
-Para ustedes, sí. Pero para mí... no tanto.
Sin decir más, Izuku se teletransportó al cielo, elevándose rápidamente hasta un punto alto desde donde podía tener una vista panorámica de la mitad de la isla. Desde esa posición, sus ojos comenzaron a buscar cualquier señal de un niño solo. Uraraka y Jiro se quedaron boquiabiertas, observando cómo Izuku se desvanecía y reaparecía, cubriendo grandes áreas en cuestión de segundos.
Cada vez que Izuku se teletransportaba a un nuevo lugar, sus ojos escaneaban cada rincón, cada parque, cada calle y cada esquina, buscando a un niño que se viera solo y que pudiera ser el pequeño Katsuma. Su determinación no tenía límites, y su quirk le daba la capacidad de cumplir lo que parecía imposible.
-Vamos, Katsuma... ¿dónde estás? -pensó Izuku mientras se desplazaba de un lugar a otro. Era una carrera contra el tiempo y contra la propia incertidumbre.
Cada movimiento era preciso y meticuloso. Izuku no dejaba ninguna zona sin revisar, decidido a encontrar al niño. La velocidad y la intensidad con la que se movía mostraban no solo su compromiso con la misión, sino también cuánto había crecido y cuánto había aprendido a confiar en sus propias habilidades.
Después de varios saltos y una búsqueda exhaustiva, Izuku divisó a lo lejos a un pequeño niño que caminaba solo cerca de un parque, con una expresión de pérdida en su rostro. Sin perder tiempo, Izuku se teletransportó justo frente a él.
-¡Oye! ¿Eres Katsuma Shimano? -preguntó Izuku, aunque ya sabía la respuesta al ver la cara de sorpresa del niño.
Katsuma asintió, aliviado al ver finalmente a alguien que parecía saber lo que estaba haciendo.
-Un héroe... Sí, soy yo -respondió el niño.
Izuku sonrió, poniéndose a su altura y colocándole una mano en el hombro con gesto tranquilizador.
-No te preocupes, estás a salvo. Vamos a llevarte de vuelta.
Antes de que Izuku pudiera llevar a Katsuma de regreso, una voz infantil y molesta resonó desde uno de los juegos del parque.
-¡Llegas tarde! -gritó una niña mientras corría hacia ellos con expresión de reproche.
Izuku se giró sorprendido hacia la niña que se acercaba, preguntándose quién era y qué estaba pasando.
-¿Eh? -fue lo único que alcanzó a decir, aún sin entender del todo.
La niña, con una expresión firme y los brazos cruzados, lo miró directamente a los ojos.
-¡Llegas 10 minutos tarde desde que hice la llamada! -dijo con tono autoritario, claramente refiriéndose a la llamada que había alertado a los héroes.
Izuku soltó una carcajada, comprendiendo que la alarma que los había movilizado no era más que una travesura de los hermanos.
-Así que esto fue una llamada de prueba, ¿o algo así? -comentó, todavía riendo suavemente ante la situación. -Supongo que los niños de hoy en día tienen mucho tiempo libre.
Mahoro, orgullosa de su pequeña broma, se encogió de hombros, mostrando una sonrisa de victoria.
-Queríamos ver si los héroes en verdad venían a ayudar. ¡Y parece que funcionó! -dijo sin vergüenza alguna, mientras Izuku negaba con la cabeza, divertido pero también consciente de la seriedad del trabajo que realizaban.
-Entiendo, pero recuerden que hay personas que realmente podrían necesitar nuestra ayuda -dijo Izuku, tratando de mantener un tono amable pero firme. -No deberían jugar con estas cosas. Los héroes estamos aquí para proteger y ayudar, pero también debemos atender situaciones que lo ameriten.
Mahoro lo miró por un segundo, captando la seriedad en la voz de Izuku, aunque todavía con ese toque infantil de no querer admitir la travesura. Aun así, asintió levemente, entendiendo su punto.
-Está bien, lo siento. -dijo, bajando la mirada un poco avergonzada.
Izuku, aún riéndose suavemente por la pequeña travesura de los niños, sacó su celular y marcó el número de Uraraka. El tono de llamada sonó un par de veces antes de que ella contestara, su voz sonaba un poco preocupada al otro lado de la línea.
-¡Midoriya! -exclamó Uraraka, visiblemente sorprendida de recibir una llamada de él en medio de la búsqueda-. ¿Pasó algo? ¿Encontraste al niño?
Izuku, aún con una sonrisa en su rostro, respondió con un tono relajado.
-Sí, ya lo encontré -dijo mientras miraba a Katsuma y Mahoro, quienes lo observaban con una mezcla de curiosidad y travesura. -Aunque... no es exactamente lo que esperábamos. Resulta que todo fue una especie de "llamada de prueba". La hermana de Katsuma quiso ver si realmente íbamos a venir a ayudar.
Uraraka suspiró aliviada pero también algo confundida.
-¿En serio? -preguntó, claramente sorprendida por la situación-. Así que solo estaban jugando... Menos mal que no pasó nada grave.
-Sí, todo bien. -aseguró Izuku, mientras caminaba hacia la base. -Estoy volviendo a la base ahora mismo. Sólo quería avisarles que todo está bajo control.
Uraraka asintió, agradecida de que Izuku hubiese resuelto la situación tan rápido.
-Genial, gracias por avisar, Midoriya. Nos vemos en la base entonces.
-Claro, nos vemos en un rato -respondió Izuku, colgando la llamada mientras continuaba su camino.
Izuku sonrió mientras caminaba, reflexionando sobre lo inesperado de su pequeña "misión". Aunque no había sido una emergencia real, sentía que había aprendido algo valioso sobre cómo manejar este tipo de situaciones. Al llegar a la base, todos los estudiantes se reunieron a su alrededor, aliviados de que la misión había terminado sin mayores problemas.
De vuelta en la base, Izuku se dirigió a la sala común, donde encontró a Bakugo, aún tirado en el suelo con un mando de la PlayStation en las manos. Bakugo alzó la vista cuando escuchó a Izuku entrar, y levantó una ceja al ver su expresión.
-¿Ya volviste, nerd? -dijo Bakugo, dejando el control a un lado. -¿Qué pasó con los mocosos? ¿No te atacaron por ser el tipo de las noticias?
Izuku se rió ante el comentario sarcástico de Bakugo, sacudiendo la cabeza mientras se dejaba caer en el sofá frente a él.
-Sorprendentemente, ni siquiera me reconocieron. Supongo que son niños que no están muy al tanto de esas cosas. Parecían más interesados en jugar y hacer llamadas de broma que en lo que estaba pasando en el mundo de los héroes -explicó, recordando la expresión traviesa de Mahoro y la curiosidad de Katsuma.
Bakugo frunció el ceño, como si no pudiera entender cómo alguien podría no reconocer a Izuku, incluso con toda la controversia mediática que lo rodeaba últimamente.
-Bueno, mejor para ti, supongo. Al menos no tuviste que lidiar con más problemas.
Izuku asintió, pero luego recordó lo que había visto mientras ayudaba a los niños.
-Pero, ¿sabes? Pude ver el quirk del niño, Katsuma. Tiene el poder de regenerar heridas; lo vi gracias a mis Seis Ojos. Si se entrena y lo desarrolla bien, podría ser un gran aliado en el futuro -dijo con un tono de admiración. -Espero que algún día decida venir a la U.A. Sería genial tener a alguien como él entre nosotros. Y si él no quiere, cuando sea más grande, pienso convencerlo para que lo intente.
Bakugo se cruzó de brazos, escuchando con una mezcla de desinterés y curiosidad.
-Vaya, el nerd ya está reclutando a futuros héroes. -comentó con una pequeña sonrisa burlona. -Supongo que buscas alumnos para cuando seas un "profesor", ¿verdad?
Izuku se rió ante el comentario, sabiendo que, a pesar de la actitud de Bakugo, entendía su entusiasmo.
-Sí. Me encargaré de hacer aliados fuertes, aunque la idea de ser un profesor ya quedo en el olvido, al menos que... -respondió Izuku con convicción.
Bakugo chasqueó la lengua, pero no pudo evitar sonreír un poco, reconociendo la determinación de Izuku. Aunque no lo admitiera, sabía que esa era una de las cosas que siempre lo habían motivado a mejorar, incluso si eso significaba seguir compitiendo con el chico de cabello verde que nunca dejaba de sorprenderlo.
La noche caía sobre la isla y, en la base de operaciones, los estudiantes de la clase 1-A se reunían agotados después de un largo día de trabajo. Cada uno de ellos había pasado la jornada resolviendo problemas y ayudando a los habitantes de la isla en tareas diversas, desde pequeños rescates hasta labores de mantenimiento y apoyo. Las caras de cansancio se mezclaban con una sensación de satisfacción por el trabajo bien hecho.
Sin embargo, Bakugo, quien había pasado gran parte del tiempo en la base, no estaba tan agotado como los demás. Al verlos desplomarse en sillas y sofás, no perdió la oportunidad de lanzar una de sus típicas críticas.
-Tsk, ¿y qué hicieron ustedes, eh? -dijo Bakugo con indiferencia, cruzándose de brazos. -Se la pasaron corriendo de un lado a otro, ¿y para qué? Yo me quedé aquí por si aparecía un villano, y todos ustedes están agotados. ¿Qué van a hacer si eso pasa, idiotas?
Kirishima, siempre dispuesto a devolverle un comentario a su amigo, suspiró mientras se estiraba en una silla cercana.
-Vamos, Bakugo, aquí no hay villanos. Esta es una isla tranquila, no creo que algo así vaya a pasar.
Antes de que Bakugo pudiera responder, la puerta de la base se abrió de golpe y una multitud de ciudadanos entró al lugar, llevando consigo bandejas llenas de comida. El aroma de los platos recién preparados inundó la habitación, haciendo que los estudiantes, cansados y hambrientos, se iluminaran de alegría.
-¡Wow, huele increíble! -exclamó Mina, acercándose para ver las bandejas repletas de comida. - ¡Gracias!
Sin embargo, el ambiente festivo se detuvo de golpe cuando uno de los ciudadanos, con una expresión incómoda, habló en voz alta.
-Todo esto es un agradecimiento por la ayuda que nos han brindado, héroes -dijo, mirando a todos, excepto a Izuku. -Pero... si es posible, nos gustaría que Midoriya Izuku no coma de esta comida. No la preparamos para él.
El comentario dejó a todos los presentes en shock. Uraraka, Kirishima, Shouka y otros de la clase se giraron hacia los ciudadanos, visiblemente molestos. La tensión creció en la habitación mientras los estudiantes intentaban procesar lo que acababan de escuchar.
-¡Oigan! -protestó Kirishima, dando un paso al frente. -Eso no está bien. ¡Midoriya ha estado ayudando también!
-Midoriya es uno de los nuestros, no deberían tratarlo así -añadió Iida, con una expresión de disgusto.
Shouka frunció el ceño, mirando a los ciudadanos con una mezcla de decepción y rabia. Incluso Bakugo, a quien usualmente no le importaban los problemas ajenos, se veía visiblemente molesto, sus ojos reflejando su descontento por la actitud de los civiles.
Izuku, sintiendo la incomodidad de sus amigos y compañeros, dio un paso adelante y alzó las manos, intentando calmar la situación.
-Oigan, chicos, tranquilos -dijo con una sonrisa calmada. -Está bien, no se preocupen. Entiendo la situación, y no quiero causar más problemas. Me prepararé algo yo mismo, no se preocupen por mí.
Sus palabras lograron aplacar la tensión en el ambiente. Los ciudadanos, aunque aún reticentes, asintieron y se marcharon de la base con una mezcla de incomodidad y desprecio, sin mirar atrás. El ambiente festivo se había desvanecido, y lo único que quedaba era el sonido de la puerta cerrándose detrás de ellos.
Izuku, manteniendo su actitud tranquila, se dirigió a la pequeña cocina de la base, revisando qué ingredientes había disponibles para preparar algo sencillo. Se tomó un momento para respirar profundamente y enfocarse en algo más, ignorando los murmullos de indignación de sus compañeros.
-No te preocupes, Midoriya, podemos compartir algo contigo -ofreció Uraraka, acercándose.
Pero Izuku negó con la cabeza, sonriendo.
-De verdad, no es necesario. Estoy bien. Además, cocinar algo me ayudará a despejarme un poco.
Izuku comenzó a sacar algunos ingredientes del refrigerador mientras trataba de mantener la calma. No era la primera vez que lidiaba con el rechazo de los ciudadanos, pero lo que más le dolía era ver a sus amigos preocuparse tanto por él. Sin embargo, antes de que pudiera empezar a cocinar, Shouka se acercó, con una expresión decidida.
-Si tú no comes, yo tampoco lo haré -dijo Shouka, tomando un delantal y poniéndoselo. -Vamos, te ayudaré a cocinar algo. Será más rápido si lo hacemos juntos.
Izuku la miró sorprendido, pero una sonrisa cálida apareció en su rostro. Era un gesto pequeño, pero significaba mucho para él.
-Gracias, Shouka. De verdad, lo aprecio -respondió, sintiendo el apoyo y la cercanía de su novia.
Mientras Shouka y Izuku se organizaban en la cocina, cortando vegetales y preparando los ingredientes, Uraraka observaba la escena desde una esquina, mordiéndose el labio. Aunque ella había ofrecido compartir su comida con Izuku, Shouka se le había adelantado al involucrarse de manera más personal, algo que la hizo sentirse desplazada. Era evidente que había una conexión especial entre ellos que ella había empezado a notar con más fuerza últimamente.
El resto de los estudiantes terminaron de cenar y se retiraron a sus habitaciones, demasiado cansados para seguir discutiendo. Bakugo, quien había estado observando todo desde un rincón, fue asignado para lavar los platos como castigo por no haber hecho nada durante el día. Sin quejarse demasiado, se dirigió a la cocina y comenzó a lavar los utensilios, mirando de reojo a Izuku y Shouka, quienes seguían trabajando juntos.
-Oye, nerd -dijo Bakugo, rompiendo el silencio mientras enjuagaba un plato. -¿No te jode que esos idiotas te traten así?
Izuku siguió cocinando, pero se detuvo un momento para responder.
-Claro que me molesta un poco, pero... no puedo culparlos. Es normal que la gente tenga miedo de lo que no entiende. Además, ellos solo conocen lo que ven en las noticias.
-Aún así, no significa que tengan derecho a tratarte así -intervino Shouka, añadiendo especias a la comida. -Pero bueno, si te sirve de consuelo, estamos aquí para ti.
Bakugo resopló, secando los últimos platos con brusquedad.
-Tsk, es mejor que la gente te odie por algo que haces a que te ignoren por no hacer nada. Pero tú, nerd... aún te respetan, incluso si no lo admiten. Es porque sigues siendo un héroe.
Izuku sonrió ligeramente ante el comentario de Bakugo. A pesar de su forma ruda, sabía que sus palabras eran una especie de apoyo. Shouka también sonrió, disfrutando de ese pequeño momento de camaradería entre ellos.
-Bakugo, gracias por decir eso -dijo Izuku, mientras vertía el contenido de la olla en los platos. -¿Tú qué harás ahora?
-Me voy a patrullar la zona -respondió Bakugo, mientras se secaba las manos y se ponía sus guantes granada en sus brazos. -Ustedes sigan con lo suyo. Nos vemos después, idiotas.
Bakugo salió de la base, dejando a Izuku y Shouka solos en la cocina. Finalmente, tras terminar de preparar la comida, se sirvieron y se sentaron a la mesa, disfrutando de su plato recién hecho. Era sencillo, pero después de todo lo que había pasado, se sentía como un pequeño triunfo compartido.
-¿Sabes? No importa lo que digan los demás -dijo Shouka, mirando a Izuku mientras tomaba un bocado. -Eres un gran héroe, y si ellos no pueden verlo, entonces son ellos los que se lo pierden.
Izuku la miró con gratitud. Sus palabras le daban la fuerza que necesitaba para seguir adelante.
-Gracias, Shouka. Tenerte a mi lado significa mucho para mí. Prometo que seguiré mejorando para que un día, todos puedan verlo también.
La cena continuó entre risas y conversaciones tranquilas. Después de un día tan tenso, este momento de paz entre ambos se sintió como un respiro necesario.
Después de terminar la cena, Izuku y Shouka se pusieron a lavar los platos juntos. Trabajaron en silencio, pero la comodidad de la compañía mutua hacía que la tarea fuera mucho más llevadera. A medida que terminaban, se lanzaban miradas furtivas y sonrisas discretas, disfrutando de esos pequeños momentos compartidos que se habían vuelto tan especiales para ellos.
Una vez que dejaron la cocina impecable, ambos salieron de la base para tomar un poco de aire fresco. La noche era tranquila, iluminada por las estrellas y la suave luz de la luna que se reflejaba en el mar cercano. El ambiente era perfecto, y no había nadie más alrededor. Era solo Izuku y Shouka, disfrutando de la calma después de un día largo.
Izuku se sentó en el borde de una cerca baja, mientras Shouka se quedó de pie a su lado, con los brazos cruzados, mirando al horizonte. Por un momento, ninguno de los dos dijo nada; solo escuchaban el sonido del viento y el vaivén del mar a lo lejos. Era un momento de paz y de conexión, algo que los dos apreciaban en medio de sus agitadas vidas como futuros héroes.
-Es un lugar bonito, ¿no? -comentó Shouka, rompiendo el silencio mientras sus ojos se fijaban en el mar.
-Sí, lo es -respondió Izuku, girando la cabeza para mirarla a ella en lugar del paisaje. A su lado, Shouka lucía especialmente hermosa bajo la luz de la luna, y su presencia lo llenaba de calidez.
Por un momento, Izuku dudó, pero no pudo evitar sentir la necesidad de expresar lo que realmente sentía. Tomó aire, sintiendo su corazón latir con fuerza. Era ahora o nunca.
-Shouka... ¿Puedo... puedo besarte? -preguntó Izuku con un tono tímido, sus mejillas enrojeciendo al instante.
Shouka lo miró sorprendida, sus ojos se abrieron ligeramente, pero pronto una sonrisa suave se dibujó en sus labios. No dijo nada; simplemente asintió, dando un paso hacia él. A pesar de su respuesta, era claro que también estaba un poco nerviosa, aunque no lo demostrara tanto.
Izuku, notando que ella aceptaba, se sintió aliviado, pero también un torbellino de emociones lo invadió. Se acercó despacio, con el corazón latiendo a mil por hora. Cuando finalmente sus labios se encontraron, todo lo demás se desvaneció. Fue un beso suave, lleno de sentimientos sinceros, que hizo que ambos cerraran los ojos y se dejaran llevar por el momento.
Para Izuku, el mundo pareció detenerse. Era un gesto simple, pero en ese instante, sintió una felicidad tan pura que olvidó todas sus preocupaciones. Los problemas, los rechazos, y todo lo demás quedaron en segundo plano. Estaba con Shouka, y eso era todo lo que importaba.
Cuando se separaron, ambos se miraron un instante, todavía con la sensación del beso en sus labios. Izuku no pudo evitar sonreír con calidez, sin poder contener la felicidad que sentía.
-Gracias... -murmuró Izuku, sin saber muy bien qué más decir.
Shouka se sonrojó levemente, pero respondió con una pequeña risa, jugueteando con un mechón de su cabello.
-No hay de qué... -respondió ella, sintiendo también la calidez del momento-. Después de todo, somos pareja.
Izuku se quedó mirando a Shouka, todavía con el corazón acelerado por el beso. Aquel momento lo llenaba de una alegría indescriptible, y la sonrisa que no podía quitarse del rostro lo decía todo. Shouka también parecía contenta, y aunque era más reservada con sus emociones, el brillo en sus ojos y la leve curva de sus labios delataban que ella también estaba disfrutando de cada segundo.
Izuku respiró hondo, reuniendo el valor para decir lo que llevaba tiempo sintiendo. Había algo en su pecho que ya no podía guardar más, y sabía que ese era el momento perfecto para ser completamente honesto con ella.
-Shouka... -comenzó Izuku, su voz temblando ligeramente, pero manteniendo un tono firme y sincero-. Quiero que sepas algo. No importa cuántas veces lo diga, nunca será suficiente para describir lo que siento. Realmente... te amo.
Shouka lo miró fijamente, sus ojos reflejando sorpresa y emoción. Izuku continuó, sin dejar que el nerviosismo lo detuviera.
-Daría todo por ti, sin pensarlo dos veces. -Izuku bajó un poco la mirada, como si buscara las palabras adecuadas en el suelo, antes de volver a alzarla hacia ella-. No importa lo que pase, siempre voy a estar a tu lado. Si necesitas a alguien, si alguna vez te sientes sola o en peligro... voy a estar ahí. No solo como un héroe, sino como alguien que de verdad se preocupa por ti.
Las palabras fluían desde el corazón de Izuku, cada una cargada de la intensidad de sus sentimientos. Había enfrentado muchos retos, había luchado contra villanos y había superado obstáculos, pero decir lo que sentía por Shouka era uno de los actos más valientes que había hecho.
-Haría cualquier cosa por verte feliz. Incluso en los momentos difíciles, cuando sientas que todo se viene abajo... quiero ser ese soporte para ti, quiero ser alguien en quien puedas confiar completamente. Porque... para mí, tú eres lo más importante.
Shouka no podía evitar sonrojarse. Izuku siempre había sido alguien que demostraba sus sentimientos con actos más que con palabras, pero oírlo expresar todo eso tan abiertamente era algo que le llenaba el corazón de calidez. Se sentía afortunada y, al mismo tiempo, segura con él.
-Izuku... -susurró ella, emocionada, sintiendo cómo sus propias barreras emocionales se derrumbaban poco a poco ante la sinceridad del peliverde.
Izuku la tomó suavemente de las manos, entrelazando sus dedos con los de ella, como si ese simple gesto pudiera sellar todo lo que acababa de decir.
-No soy perfecto, ni mucho menos. Cometo errores y aún tengo mucho que aprender, pero prometo esforzarme cada día para ser alguien digno de ti. No solo como héroe, sino como persona. Quiero que estés orgullosa de mí, como yo lo estoy de ti.
Shouka sonrió, sintiendo una mezcla de emociones que no podía describir del todo. No era solo el amor, sino también la comprensión, la conexión y la esperanza que ambos compartían. Se acercó más a él, apretando sus manos con más fuerza.
-Y yo también, Izuku. Estoy contigo, y no importa lo que pase, siempre voy a apoyarte.
Mientras sostenía las manos de Shouka y expresaba todo lo que sentía, Izuku no podía evitar sentirse algo avergonzado. Sus palabras fluían desde lo más profundo de su corazón, pero también había una parte de él que se sentía vulnerable y expuesta. Nunca había sido tan honesto sobre sus sentimientos, y mucho menos frente a alguien a quien amaba tanto.
Por dentro, una pequeña batalla se libraba en su mente. "Esto es tan vergonzoso...", pensó, sintiendo el calor en su rostro y el acelerado latir de su corazón. La cercanía de Shouka, su mirada atenta y comprensiva, solo aumentaban la mezcla de nervios y felicidad que sentía. "¿Cómo puede ser tan difícil decir lo que siento? Hablo frente a cientos de personas, enfrento villanos... ¡pero esto es mil veces más complicado!"
Aunque las palabras le costaban, también sentía que era algo que debía hacer. No solo para ella, sino también para él mismo. Era un momento de sinceridad que lo hacía sentirse vivo, incluso si la vergüenza trataba de apoderarse de él.
Mientras terminaba de hablar, Izuku notó que su voz temblaba un poco, pero no se arrepentía de nada de lo que había dicho. La expresión en el rostro de Shouka, tan llena de ternura y comprensión, le hizo sentir que había hecho lo correcto.
"Definitivamente es vergonzoso...", pensó mientras veía la sonrisa de Shouka. "Pero también es lo más honesto y real que he hecho en mucho tiempo."
A pesar de su nerviosismo, había logrado decirle lo que sentía. Y eso lo hacía sentir increíblemente aliviado y, a la vez, más cercano a ella que nunca.
Izuku y Shouka decidieron abrazarse bajo la tenue luz de la luna, disfrutando del silencio de la noche y de la compañía del otro. Shouka, algo cansada después de un día agotador, apoyó su cabeza en el hombro de Izuku y cerró los ojos por unos momentos.
-Estoy cansada... -dijo Shouka con una voz suave, separándose un poco-. Creo que iré a dormir, te veo mañana, Izuku.
Izuku asintió con una sonrisa cálida, y Shouka se dirigió lentamente hacia la base, dejando al peliverde solo bajo el cielo estrellado. Izuku se quedó unos momentos más, sintiendo la brisa fresca y disfrutando de la tranquilidad que la noche le ofrecía. Mientras miraba las estrellas, reflexionó sobre todo lo que había pasado: la isla, sus responsabilidades como héroe, y el momento íntimo que acababa de compartir con Shouka. Todo se sentía perfecto en ese instante.
De repente, escuchó pasos detrás de él. Al darse vuelta, vio a Bakugo, quien venía de patrullar la zona, luciendo sorprendido de ver a Izuku todavía afuera.
-¿Qué demonios haces aquí, nerd? -preguntó Bakugo, acercándose con su típica expresión seria.
Izuku lo miró, aún con una sonrisa tranquila en el rostro.
-Solo... siendo feliz -respondió Izuku, con una honestidad que dejó a Bakugo perplejo. No esperaba esa respuesta del peliverde y menos con esa expresión.
-¿Eh? ¿De qué rayos hablas? -Bakugo frunció el ceño, confundido por la actitud de su amigo. Iba a insistir con sus preguntas, pero antes de que pudiera continuar, una voz infantil rompió el momento.
-¡Hay un villano! -gritó Katsuma, apareciendo de repente con una expresión de pánico en su rostro.
Izuku y Bakugo se voltearon de inmediato, sus cuerpos tensándose ante la noticia. Sin perder tiempo, Izuku le preguntó:
-¿Dónde lo viste, Katsuma?
El niño señaló con urgencia hacia el norte, su voz temblando por los nervios.
-Por allá, está destruyendo cosas... ¡Por favor, ayúdenme!
Sin pensarlo dos veces, Izuku y Bakugo comenzaron a correr, siguiendo las indicaciones de Katsuma. Ambos héroes iban con sus sentidos alertas, preparados para enfrentar cualquier amenaza que se les presentara. La adrenalina corría por sus venas mientras atravesaban la isla, decididos a proteger a los ciudadanos a toda costa.
-¡Tsk! -exclamó Bakugo mientras aceleraba el paso-. No puedo creer que justo ahora aparezca un villano. ¡Vamos a patearle el trasero, nerd!
Izuku asintió, concentrado en lo que estaba por venir. Ambos estaban listos para lo que fuera necesario, sabiendo que tenían que actuar rápido y con precisión. La tranquilidad de la noche había sido rota, y ahora, el deber de héroes los llamaba a la acción.
Izuku miró a Bakugo con determinación y tomó una decisión rápida.
-Voy a teletransportarme para llegar antes y asegurarme de que nada malo pase -dijo, ajustando sus vendas para dejar sus Seis Ojos al descubierto-. Apresúrate, Kacchan.
Bakugo asintió y aceleró su paso, mientras Izuku se desvanecía en un instante, reapareciendo en el lugar donde Katsuma había indicado. Al llegar, se encontró cara a cara con un monstruo gigantesco, con aspecto de mantis religiosa, que destruía todo a su paso. Era una criatura imponente, con cuchillas afiladas y ojos aterradores, y cualquier civil habría salido corriendo de inmediato.
Pero algo no cuadraba. Izuku entrecerró los ojos y dejó que sus Seis Ojos hicieran su trabajo, analizando con precisión cada detalle del monstruo y su entorno. Fue entonces cuando lo notó: el monstruo era solo una ilusión, creada por un quirk. Y no solo eso, también detectó a Mahoro, la hermana de Katsuma, escondida entre los árboles cercanos. Recordó haberla visto antes y sabía que su quirk le permitía crear ilusiones.
Izuku estaba a punto de desvanecer la ilusión, pero antes de que pudiera actuar, Bakugo llegó al lugar con una explosión que lo propulsó hacia el monstruo. Sin detenerse a pensar demasiado, Bakugo se lanzó al ataque.
-¡Apártate, nerd! ¡Esto es mío! -gritó Bakugo mientras se dirigía a los ojos del monstruo, lanzando su habilidad-. ¡Stun Grenade!
La explosión de luz cegadora iluminó todo el lugar. Sin embargo, Bakugo notó algo raro al instante. A pesar de todo el despliegue de luces y sombras, el monstruo no proyectaba ninguna sombra propia sobre el suelo. Esto no tenía sentido; algo estaba mal. En un acto inesperado de astucia, Bakugo dejó que la criatura ilusoria lo aplastara, y, como había supuesto, no sintió nada. La mantis gigante atravesó su cuerpo sin causarle el más mínimo daño.
-Tsk... Era una ilusión -murmuró Bakugo con una mezcla de desdén y alivio. Utilizando otra explosión, se impulsó hacia el aire, localizando rápidamente a la fuente de la ilusión: Mahoro, que estaba escondida, observando desde su posición. Bakugo se dirigió hacia ella sin dudar y lanzó una explosión calculada que la sacó de su escondite, obligándola a caer al suelo sin lastimarse.
Bakugo se acercó a Mahoro con una furia apenas contenida, su rostro enrojecido por la frustración. La niña, lo miró con una mezcla de temor y desafío.
-¿Tú crees que engañar a los héroes es divertido? -gritó Bakugo, su voz retumbando en el aire. La intensidad de su mirada era casi abrumadora. Se inclinó hacia ella, llenando la distancia entre ellos con su presencia imponente-. ¡Soy el que superará el legado de All Might! ¡El próximo héroe número 1!
Su pecho se infló de determinación, y el aire se tornó denso con su energía. Era evidente que no estaba dispuesto a dejar pasar esta ofensa.
-¡Voy a ser el más fuerte! -continuó, sus palabras disparándose como explosiones-. Y te voy a enseñar una lección, a ti y a todos los maleducados que se creen héroes solo porque tienen un quirk. No soy como los demás héroes; no voy a ser blando ni a dejar que se salgan con la suya. ¡Así que no vuelvas a jugar con cosas que no entiendes!
La intensidad de su enojo dejó a Mahoro paralizada, y por un momento, el silencio reinó. Bakugo dio un paso atrás, respirando pesadamente, mientras la tensión se desvanecía un poco. Aunque su mensaje había sido severo, había un matiz de cuidado en sus palabras; quería que la niña entendiera la seriedad de lo que había hecho.
Antes de que Bakugo pudiera proferir más palabras furiosas, Izuku actuó rápidamente, agarrándolo por la espalda para detenerlo. La fuerza del peliverde hizo que Bakugo se detuviera en seco, dando un paso hacia atrás mientras lo miraba con incredulidad.
-¡Suéltame, nerd! -gritó Bakugo, furioso, mientras giraba su cabeza para enfrentarse a Izuku-. ¡Estos mocosos de hoy en día no tienen respeto por nada!
Izuku suspiró, tratando de calmar a su amigo, su voz suave y conciliadora.
-Vamos, Kacchan, solo fue una broma. No vale la pena enojarse tanto por esto -dijo, intentando razonar con él mientras Mahoro y Katsuma aprovechaban el caos para escapar, corriendo hacia la distancia.
Bakugo, sin embargo, no estaba dispuesto a dejarlo pasar. Su mirada ardía con indignación.
-¡¿Broma?! -exclamó, girándose nuevamente hacia el lugar donde los niños habían estado-. ¡No puedes jugar con los héroes así! Esto no es un juego, nerd. Ellos no entienden lo que está en juego aquí.
Izuku, aún sosteniéndolo, lo miró con determinación.
-Lo sé, pero asustar a una niña no va a ayudar a que entienda su quirk. Necesitamos mostrarle cómo usarlo, no hacerla sentir peor.
Bakugo lo miró con frustración, su mente en conflicto. Por un lado, la lógica de Izuku resonaba en él; por otro, la rabia seguía burbujeando en su interior. Finalmente, se rindió un poco, bajando la cabeza.
-¡Tsk! Está bien, pero si vuelve a hacer algo así, no voy a contenerme. -Bakugo finalmente cedió, aunque todavía estaba irritado.
Izuku sonrió, sintiendo que había conseguido calmar un poco a su amigo.
-Eso está bien, Kacchan.
Al día siguiente-
Era un nuevo día en la isla Nabu, y la luz del sol brillaba intensamente mientras Izuku Midoriya y Shouka Todoroki caminaban por la ciudad en sus trajes de héroe. La brisa marina les acariciaba el rostro, y el ambiente estaba lleno de vitalidad. La gente los saludaba, emocionada de ver a los héroes en acción.
Mientras caminaban, se encontraron con Katsuma, quien se acercó corriendo con una gran sonrisa en su rostro.
-¡Héroe! -exclamó el niño-. ¡Gracias por ayudarnos anoche!
Izuku sonrió y se agachó un poco para estar a la altura del niño.
-No hay de qué, Katsuma. Solo recuerda que ser héroe no es solo sobre el poder. Es importante saber cómo manejar tus habilidades. Y dile a tu hermana que deje de ser tan caprichosa con los héroes. Tenemos cosas que hacer -dijo, guiñándole un ojo antes de despedirse.
Katsuma asintió, algo avergonzado pero agradecido, mientras se alejaba, haciendo una pequeña reverencia.
Shouka, que había estado escuchando la conversación, miró a Izuku con curiosidad.
-¿Quién era ese niño?
-Es Katsuma, un niño al que conocí anoche mientras tratábamos de encontrarlo. Su hermana, Mahoro, tiene un quirk de ilusiones, y se asustaron un poco al ver a los héroes -respondió Izuku mientras seguían caminando.
Playa-
Un murmullo de preocupación comenzó a extenderse por la playa. Los ciudadanos mirando hacia la distancia, se dieron cuenta de que un gran barco oscuro se había acercado, atracando en la orilla. La multitud comenzó a alejarse, y un aire tenso llenó el ambiente.
Del barco, salieron figuras imponentes que parecían estar equipadas para causar problemas. El más destacado de ellos era un hombre alto con una presencia amenazadora: Nine. A su lado, sus secuaces se movían con confianza, cada uno mostrando su propia aura de peligro.
Ciudad-
Mientras Izuku y Shouka continuaban su camino por la ciudad, Mahoro, la hermana de Katsuma, se encontraba escondida detrás de una roca en la playa, observando lo que sucedía con preocupación. Su mirada estaba fija en el barco oscuro que había llegado, y su mente corría a mil por hora.
Decidida a actuar, sacó su teléfono y llamó rápidamente a Bakugo.
-¡Bakugo! -gritó, apenas pudo contener la urgencia en su voz. Cuando el héroe respondió, su tono era más que familiar para ella.
-¿Qué quieres, mocosa? -dijo Bakugo con un tono de exasperación. Pensaba que la niña simplemente estaba tratando de molestarlo otra vez.
-¡Escucha! Hay un barco de villanos en la playa y... -intentó explicarle, pero antes de que pudiera decir más, Bakugo interrumpió.
-¡No me mientas, mocosa! -gritó, sintiendo que esto era solo otra broma. No tenía tiempo para sus tonterías.
-¡Es serio, Bakugo! -insistió Mahoro, pero él ya había colgado.
Frustrada, Mahoro miró el teléfono y decidió que debía hacer algo más. Sabía que, si no podía convencer a Bakugo, tendría que actuar por su cuenta. Cortó la llamada de forma repentina, sintiéndose impotente. Sin embargo, la preocupación seguía acechándola.
Bakugo, al colgar, frunció el ceño, sintiendo que había algo más en la voz de Mahoro. Miró hacia la playa, el barco oscuro seguía allí, y la inquietud comenzó a crecer en su pecho.
-Maldición... -murmuró para sí mismo, recordando el último encuentro con los niños y la ilusión que había creado Mahoro. Decidido a asegurarse de que no estaba bromeando, se dirigió rápidamente hacia la playa, sospechando que algo no estaba bien.
-Si esto resulta ser otra broma, la haré volar -murmuro mientras corría. Su intuición le decía que debía estar alerta, y no quería arriesgarse a que los niños estuvieran en peligro.
Mientras tanto, Mahoro se mantenía oculta, observando cómo el barco comenzaba a desembarcar a los villanos, sin saber que Bakugo estaba en camino. La tensión en el aire era notable, y el peligro se acercaba cada vez más.
Bakugo llegó a la playa con el corazón acelerado. La brisa marina apenas podía calmar la creciente inquietud que sentía en su pecho. Miró a su alrededor, pero no había rastro de los niños, lo cual le hizo sentir aún más inquieto. Sin embargo, el barco oscuro anclado en la costa era una clara señal de que algo peligroso estaba sucediendo.
-Esto no es una broma -murmuró para sí mismo, decidido a buscar en los alrededores. Se movía con sigilo, prestando atención a cualquier ruido o señal de peligro, sintiendo un mal presentimiento que crecía con cada paso.
Mientras tanto, en otra parte de la isla, los estudiantes de la Clase 1-A se encontraban en una feroz batalla contra Mummy, un villano con el quirk de momificación. Este villano parecía estar en control de la pelea, envolviendo a los estudiantes en vendas que los mantenían inmovilizados. A pesar de sus esfuerzos por luchar, se hacía evidente que Mummy tenía la ventaja.
-¡No podemos rendirnos! -gritó Kirishima, intentando liberarse, pero las vendas eran demasiado fuertes.
-¡Tenemos que trabajar juntos! -exclamó Iida, mientras trataba de coordinar un plan, pero Mummy los superaba en número y fuerza.
En otro lugar, Izuku y Shouka caminaban tranquilamente, disfrutando de la conversación y del paisaje, hasta que de repente una pared se rompió a su lado. Chimera, un villano con un quirk que lo hacía parecer un híbrido de hombre lobo y otras bestias, emergió de los escombros, mostrando sus afiladas garras.
-¿Qué demonios...? -murmuró Izuku, rápidamente procesando la situación.
-¿Qué quieres? -preguntó Shouka, manteniéndose en guardia.
Chimera se rió, claramente disfrutando del "miedo" que estaba causando.
-No tengo tiempo para jugar con ustedes. ¡Aléjense de mi camino! -gritó, lanzándose hacia ellos.
En un bosque-
Mahoro y Katsuma estaban siendo perseguidos por Nine, un villano que había fijado su atención en el quirk de Katsuma.
-¡No! ¡Déjate de él! -gritó Mahoro, mientras corrían por la playa, pero Nine estaba decidido a atraparlos.
En un instante, Bakugo llegó justo a tiempo, alejando a Nine con una explosión ensordecedora.
-¡Muere! -gritó Bakugo, apuntando con determinación. Su presencia había cambiado la dinámica por completo.
Nine, sorprendido, volvió su atención hacia Bakugo, su interés en el quirk del rubio avivándose. Sin embargo, no estaba dispuesto a retroceder.
-Así que un quirk de explosiones... -dijo Nine con un semblante neutro-. Vamos a ver qué tan fuerte eres en realidad.
Y así, la batalla entre Bakugo y Nine comenzó. Las explosiones resonaban en la playa mientras el viento soplaba con fuerza, el sonido de su lucha llenando el aire con tensión.
Bakugo se lanzó hacia adelante, sus explosiones resonando a su alrededor mientras intentaba golpear a Nine. Sin embargo, el villano se defendía con escudos de aire que neutralizaban cada ataque, desviando las explosiones con facilidad. Bakugo frunció el ceño, frustrado por la habilidad de su oponente.
-¡Maldita sea! -gritó mientras esquivaba balas láser que Nine disparaba hacia él. Se movía rápido, buscando los puntos ciegos de Nine, esperando encontrar una brecha en su defensa. Sin embargo, el villano parecía estar siempre un paso adelante, anticipando sus movimientos.
Mientras tanto, Chimera intentó atacar a Izuku, este estaba ralentizado cerca de él, pues el peliverde estaba utilizando el Infinito para detener al villano sin esfuerzo.
-Ya era hora de que algo interesante ocurra... -dijo Izuku, y con un golpe preciso usando Azul, dejó a Chimera fuera de combate.
-¡Shouka! -llamó, dirigiéndose a su novia-. Ve a la base y avísales. Parece que se nos infiltraron villanos peligrosos.
Antes de que Shouka pudiera responder, Izuku volvió su atención al villano. Con un movimiento rápido, se teletransportó junto a Chimera lejos, asegurándose de que no representara más peligro.
Ciudad-
La clase 1-A se encontraba en plena batalla contra Mummy, el villano que parecía disfrutar jugando con sus oponentes. Las vendas del enemigo se movían ágilmente, tratando de atrapar a los estudiantes uno por uno.
-¡Cuidado, todo el mundo! -gritó Iida, mientras esquivaba un ataque, moviéndose rápidamente. Sus compañeros lo seguían, tratando de organizarse.
-¡No podemos permitir que nos atrape! -exclamó Uraraka, usando su quirk para hacer levitar las vendas que se acercaban.
Kirishima se lanzó hacia adelante, endureciendo su cuerpo para absorber el impacto de las vendas.
-¡No te preocupes, tengo esto! -gritó mientras chocaba contra Mummy, quien se reía, disfrutando de la confusión.
-¿De verdad creen que pueden vencerme? -preguntó Mummy, con una sonrisa burlona. Sus vendas se extendieron, tratando de atrapar a Iida y a Uraraka al mismo tiempo.
Kaminari, observando la situación, gritó: -¡Yo puedo ayudar! ¡Destello de relámpago! -y lanzó un rayo hacia las vendas, pero Mummy parecía anticipar sus movimientos y se apartó con facilidad.
-¡Necesitamos un plan! -exclamó Jiro, usando sus Earphone Jack para tratar de desestabilizar a Mummy con ondas de sonido. Pero el villano se cubrió con sus vendas, lo que redujo el efecto.
-¡No puedo seguirle el ritmo! -gritó Kirishima, tratando de mantenerse firme mientras luchaba contra las vendas que intentaban envolverlo.
En ese momento, Mummy se abalanzó hacia él, dispuesto a atraparlo. Pero justo cuando parecía que todo estaba perdido, una idea surgió en la mente de Iida.
-¡Kaminari, usa tus rayos para cortar las vendas! Yo trataré de desviar su atención. -dijo Iida, mientras se movía ágilmente.
-¡Está bien! -respondió Kaminari, concentrándose.
Iida corrió hacia Mummy, gritándole: -¡Hey! ¡Mira aquí!
Mummy, enfocado en Iida, desvió su atención. Mientras tanto, Kaminari apuntó con precisión y lanzó otro rayo, este cortando varias vendas que rodeaban a Kirishima, liberándolo.
-¡Vamos, Kirishima! ¡Ataca! -exclamó Kaminari.
Kirishima se lanzó nuevamente, ahora con más confianza. Se unió a Uraraka, quien había levantado varias rocas del suelo con su quirk, lanzándolas hacia Mummy.
-¡No te saldrás con la tuya! -gritó Uraraka.
Sin embargo, las rocas que fueron arrojadas fueron detenidas por las vendas del villano.
-¡No pueden ser tan débiles! -se burló Mummy, mientras lanzaba a Iida contra el suelo, el impacto resonando en el aire.
-¡Iida! -gritó Uraraka, tratando de levitarlo, pero Mummy rápidamente extendió sus vendas para impedirlo.
-¡No puedo dejar que nos atrape! -exclamó Kirishima, endureciendo su cuerpo, pero las vendas envolvieron su pierna, tirándolo al suelo. -¡Esto es inútil!
Kaminari intentó un ataque relámpago, pero Mummy, ágil, esquivó y usó sus vendas para envolverlo, dejando a Kaminari incapaz de moverse. -¡Esto es un desastre! -gritó, mientras luchaba por liberarse.
Jiro, al ver la situación, intentó usar sus Earphone Jack para desorientar a Mummy, pero el villano simplemente se cubrió con sus vendas, absorbiendo el sonido.
-¡No! -gritó, frustrada.
-¡Debemos unirnos! -dijo Iida, aún intentando levantarse. -¡No podemos dejar que nos derrote uno por uno!
Pero antes de que pudieran reagruparse, Mummy lanzó un ataque masivo, enviando varias vendas hacia ellos. Uraraka gritó, intentando usar su quirk para levitarse y evitar el ataque, pero fue demasiado tarde. Las vendas atraparon a varios de sus compañeros, tirándolos al suelo.
-¡Esto no es suficiente! -exclamó Mummy, disfrutando de su dominio. -¡Eres solo un grupo de niños!
Con cada intento de ataque, la clase 1-A parecía estar perdiendo terreno. Las vendas de Mummy eran rápidas y poderosas, y aunque cada uno de ellos tenía sus propias habilidades, la coordinación era un desafío bajo la presión.
Mientras el caos se desataba en la ciudad, Izuku apareció de la nada, dejando a todos boquiabiertos. Sin perder tiempo, se lanzó hacia Mummy, un golpe certero y preciso con Azul fue suficiente para dejar al villano fuera de combate.
-¿Qué... qué acaba de pasar? -preguntó Kirishima, sus ojos abiertos de par en par mientras observaban el desplome del villano.
-¡Increíble! -exclamó Uraraka, sorprendida por la rapidez con la que Izuku había terminado la pelea-. ¿Cómo lo hiciste tan rápido?
Izuku se enderezó. Miró a su alrededor, notando la falta de su compañero.
-¿Dónde está Bakugo? -preguntó con preocupación.
Todos los estudiantes de la clase 1-A se miraron entre sí, la ansiedad llenando el aire.
-No tenemos idea -respondió Iida, frunciendo el ceño-. Estábamos ocupados tratando de lidiar con estos villanos.
-Yo lo vi antes, pero no desde que empezaron a aparecer todos estos problemas -dijo Kaminari, nervioso-.
-Esto no es bueno -murmuró Shouka, sintiendo un mal presentimiento-. Si está solo...
-Ya veo... -dijo Izuku-. Seguramente ahora mismo debe de estar peleando... Debemos encontrarlo y asegurarnos de que esté a salvo.
En un bosque-
Bakugo se encontraba contra Nine, lanzando explosiones a diestra y siniestra. Sin embargo, en un descuido, Nine logró agarrarlo del cuello con una mano, sus ojos brillando con un intenso amarillo.
-No te preocupes... No te mataré, pero tu quirk me pertenecerá. -dijo Nine, mientras comenzaba a robar el quirk de Bakugo. Una aura de color naranja empezaba a salir del cuerpo del pelirubio y se desvanecía en el de su enemigo.
-¡Suéltame, maldito! -gritó Bakugo, luchando por liberarse. Pero era inútil, la presión en su cuello aumentaba, y sentía que su energía se desvanecía.
Justo cuando parecía que todo estaba perdido, un destello de luz cruzó el cielo. Izuku apareció en el aire, con sus Seis Ojos brillando intensamente. Sin dudarlo, ejecutó una patada poderosa, impactando de lleno en la cara de Nine, quien fue lanzado a varios metros de distancia.
-¡Kacchan! ¿Estás bien? -preguntó Izuku, aterrizando junto a su amigo, quien aún se recuperaba del agarre.
Bakugo asintió, respirando con dificultad.
-Sí... pero ese tipo es fuerte.
Izuku miró a Nine, quien se levantaba lentamente, frotándose la cara. Con el análisis de sus Seis Ojos, comprendió lo que estaba sucediendo.
-Parece que tiene el All For One, pero en una versión más débil. Solo puede robar hasta ocho quirks.
Bakugo frunció el ceño, observando a Nine con determinación.
-Entonces, no podemos dejar que robe más quirks.
Izuku se lanzó contra Nine, decidido a aprovechar la oportunidad. Sin embargo, el villano se movió con rapidez y, en un instante, le propinó un golpe devastador que logró sobrepasar su Infinito. El impacto fue brutal; la fuerza del golpe rompió la nariz del peliverde, quien cayó al suelo.
A pesar del dolor, Izuku se centró y utilizó la técnica de maldición inversa. En un abrir y cerrar de ojos, la herida sanó. Se puso de pie nuevamente, frotándose la nariz ya curada mientras observaba a Nine, que se recuperaba de su ataque.
-Hacía mucho que no usaba la técnica de maldición inversa para sanarme -comentó Izuku, con una pequeña sonrisa, sintiendo la adrenalina correr por su cuerpo.
Con un movimiento decidido, Izuku utilizó su rojo, canalizando la energía repulsiva en sus dedos.
-Rotación Inversa: Rojo.
El peliverde liberó el rojo, mandando a volar a Nine, quien chocó contra varios árboles cercanos, destrozando la madera y creando un estruendo ensordecedor.
-¡Eso es! -gritó Bakugo, sintiendo que el impulso de Izuku había cambiado el rumbo de la pelea.
El villano se recompuso del rojo del peliverde, acercándose a ambos.
Cuando Nine se acercó para atacar a Izuku, el peliverde se teletransportó con rapidez, llevándose al villano de la pelea. En un parpadeo, ambos estaban en la cima de una montaña en la isla Nabu, alejados del caos que se desataba abajo.
Izuku miró a Nine a los ojos, una mezcla de determinación y emoción en su voz.
-Soy demasiado afortunado por tener la oportunidad de pelear contra alguien con el All For One... -comenzó a decir, sintiendo la adrenalina fluir en sus venas-. Después de todo, he estado esperando el momento para usar esto contra ese maldito.
Nine, incapaz de soportar la charla de su enemigo, decidió actuar. Comenzó a manipular el clima a su alrededor, creando una tormenta violenta. Rayos y truenos caían en dirección a Izuku, pero el peliverde esquivó cada ataque con gracia, moviéndose con velocidad y precisión.
Finalmente, apareció detrás de Nine. Sin darle tiempo a reaccionar, le propinó un poderoso golpe con su Azul, el cual provocó un intenso dolor en el villano. El impacto hizo que Nine retrocediera, tambaleándose por el efecto del golpe, mientras el sonido del trueno retumbaba a su alrededor.
-No te lo voy a poner fácil -dijo Izuku, listo para continuar la batalla, sintiendo que había encontrado su ritmo en esta lucha crucial.
Izuku, con una mirada resuelta, cruzó los dedos frente a Nine y pronunció con firmeza:
Expansión de Dominio: Vacio Inconmensurable.
De inmediato, todo a su alrededor cambió. El entorno se transformó en un vasto espacio en blanco, como si hubieran sido transportados a un plano diferente. Las paredes parecían disolverse, y la atmósfera se volvió opresiva. De repente, un sinfín de luces comenzaron a brillar por todo el lugar, parpadeando en rojos y azules intensos.
Cuando las luces se detuvieron, el paisaje había cambiado por completo. Estaban en un vasto vacío, similar al espacio profundo, con un inmenso ojo gigante que flotaba ominosamente en una de las esquinas del dominio. Nine fue sobrecargado de información; estaba atrapado, y la realidad de su situación comenzaba a pesar sobre él.
Izuku se acercó lentamente, su voz resonando en el vasto silencio del vacío.
-Me ocurrió cuando vi al maldito de All For One -comenzó a explicar-. Ese desgraciado tenía tantos quirks que la información que recibía mi cerebro me volvía incapaz de moverme. Entonces... Este vacío entrega información ilimitada al oponente, lo que lo obliga a ver y sentir todo mientras ve y no siente nada al mismo tiempo.
Las palabras de Izuku flotaban en el aire, resonando con un eco extraño en el espacio.
-Este fenómeno paraliza al oponente con un conocimiento infinito, provocando que muera lentamente -continuó, mirando fijamente a Nine-. Solo yo y cualquier persona a la que esté tocando físicamente están libres de los efectos del vacío.
Nine, atrapado en el dominio de Izuku, ya no era consciente de nada. La realidad de su derrota se hacía evidente, y la inmensidad del vacío parecía querer tragarse su ser por completo. Izuku se preparó para finalizar la batalla, sintiendo el peso de su decisión, pero también la necesidad de detener a Nine antes de que pudiera causar más daño.
Izuku continuó explicando con una voz firme, consciente de la gravedad de la situación:
-Estar dentro del Vacio Inconmensurable por más de 0,2 segundos es letal para cualquier humano. La sobrecarga de información y sensaciones es abrumadora; el cerebro no está diseñado para manejar tal cantidad de datos al mismo tiempo.
Izuku se detuvo un momento.
-Nunca volverás a tener un cerebro sano -prosiguió-.
Con un último movimiento decidido, Izuku terminó con el sufrimiento de Nine, decapitándolo con precisión. El sonido de los vidrios rompiéndose resonó en el vacío, como si la propia realidad estuviera sufriendo la ruptura de su dominio. En un instante, todo cambió, y el espacio que los rodeaba se desvaneció.
Izuku se teletransportó, apareciendo de repente frente a Slice, la última secuaz de Nine. Al ver la cabeza decapitada de su líder en la mano de Izuku, su rostro se llenó de pánico.
-¿Dónde está la Liga de Villanos? -preguntó Izuku, su voz baja y amenazante.
Slice, temblando, balbuceó:
-No... no sé...
Izuku se acercó lentamente, haciendo que su corazón palpitara con un temor incontrolable. Ella, aterrorizada, finalmente soltó:
-Está... está en una antigua fábrica donde experimentaban con quirks. Allí fue donde Nine recibió el poder para robar otros quirks.
-Gracias -dijo Izuku, con una sonrisa helada, antes de golpearla en el estómago, dejándola inconsciente en el suelo.
Sin perder tiempo, se teletransportó de nuevo, esta vez a la U.A. Una vez allí, buscó a Nezu y le explicó la situación con rapidez, su voz llena de urgencia.
-Necesitas evacuar en secreto a todas las personas de esa zona -le dijo, mostrando la dirección que Slice le había dado-. No hay tiempo que perder.
Nezu asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.
-Lo haré de inmediato, Midoriya. Debemos asegurarnos de que nadie más sufra por esta amenaza.
Después de dos horas de intensa actividad, todas las personas cercanas a la ubicación de la antigua fábrica habían sido evacuadas en secreto, gracias a los esfuerzos coordinados de la U.A. En la cima de un edificio, Izuku Midoriya se encontraba con Nezu y Aizawa, quienes lo miraban con curiosidad.
-¿Qué hacemos aquí? -preguntó Aizawa, frunciendo el ceño mientras evaluaba la situación.
-Quería que vieran toda la situación antes de acabar con esa ubicación -respondió Izuku, señalando la dirección de la fábrica.
Nezu y Aizawa intercambiaron miradas de sorpresa y preocupación. El peliverde respiró hondo, centrando su energía.
"Nueve cuerdas" (Nine Ropes.)
Comenzó, su voz firme mientras las esferas azul y roja aparecían detrás de él. La intensidad de la luz comenzó a crecer, colisionando entre sí con una fuerza abrumadora.
"Luz polarizada" (Polarized Light.)
Exclamó, y el aire se llenó de energía mientras una luz púrpura comenzaba a tomar forma.
"Cuervo y declaración" (Crow and Declaration.)
Ambos, Nezu y Aizawa, sintieron el poder palpitar a su alrededor, asustados por la magnitud de lo que estaba por ocurrir.
-¿Qué... qué estás haciendo? -preguntó Nezu, su voz temblando levemente.
Izuku, con la luz púrpura brillando en sus dedos, respondió con determinación:
¡200% Vacío: Púrpura!
Un enorme orbe púrpura se formó en el aire, su tamaño colosal proyectando una sombra sobre el edificio. Sin previo aviso, lanzó su ataque hacia la fábrica, desintegrando todo a su paso.
Los destellos de luz se podían ver a kilómetros, capturando la atención de la gente y de los canales de televisión que estaban transmitiendo en vivo. La explosión de energía era tan intensa que incluso aquellos que no estaban cerca pudieron sentirla.
Cuando el orbe alcanzó la fábrica, todo fue consumido en un instante. No había ni un solo integrante de la Liga de Villanos presente, pero el ataque había desintegrado a todos los Nomu High End que allí estaban almacenados, privando a la Liga de Villanos de sus armas más poderosas.
Nezu y Aizawa estaban completamente asombrados, sin poder encontrar palabras para describir lo que acababan de presenciar.
-¿Es... es esto realmente lo que puede hacer? -preguntó Aizawa, su voz llena de incredulidad.
Liga de Villanos-
En la base de la Liga de Villanos, la atmósfera era tensa. Las noticias sobre el ataque devastador de Izuku Midoriya se esparcieron rápidamente, y la furia y el temor llenaron el aire. Los villanos, que antes se sentían invulnerables con sus poderosos Nomus High End, ahora se encontraban desprovistos de su fuerza.
-¡¿Cómo es posible que haya hecho esto?! -gritó Dabi, su rostro retorcido en una mezcla de rabia y frustración.
-¡Hemos perdido todo nuestro poder colosal! -añadió Toga, mirando a su alrededor con ojos desorbitados.
El caos se apoderó del lugar, y las voces se elevaron en un clamor de incredulidad. Sin embargo, en medio del desasosiego, una figura se erguía con calma: All For One.
-¡Silencio! -ordenó con una voz imponente, haciendo que todos se detuvieran y miraran hacia él. -Necesitamos mantener la calma.
Los murmullos se extinguieron lentamente, mientras todos volvían su atención a All For One.
-Izuku Midoriya ha conseguido lo que siempre ha deseado: una confrontación directa con nosotros. -dijo, sonriendo con astucia-. Esto no es una derrota, sino una oportunidad. Ahora podemos poner en marcha nuestros verdaderos planes.
-¿Qué quieres decir? -preguntó Shigaraki, frunciendo el ceño.
-Él nos ha declarado la guerra. Y eso significa que estará expuesto, dispuesto a caer en nuestras trampas. La desesperación lo llevará a cometer errores.
-Pero hemos perdido a los Nomus -dijo Spinner, aún preocupado-. ¿Cómo podremos enfrentarlo?
All For One alzó una mano, interrumpiéndolo.
-No necesitamos a los Nomus. -Dijo el villano confiado- Finalmente ha llegado el momento que tanto he esperado, el verdadero despertar de Izuku Midoriya.
Los miembros de la Liga comenzaron a murmurar entre ellos, procesando la información. La mirada de All For One se oscureció, su mente maquinando nuevas formas de manipular la situación a su favor.
-Ahora, más que nunca, debemos unirnos. Este es el momento que hemos estado esperando. Izuku Midoriya debe ser sellado para que el plan pueda seguir a la perfección.
Con esa declaración, la Liga de Villanos se preparó para el desafío que tenían por delante, una nueva llama de resolución encendiéndose entre ellos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top