Capítulo 24

Cuando Izuku y Todoroki regresaron al apartamento, la atmósfera en el salón era sorprendentemente animada. Los compañeros de clase estaban reunidos en el área común, y las chicas estaban disfrutando de un pastel que había hecho Sato en el concurso de habitaciones. La conversación era alegre, llena de risas y chismes sobre lo que se había perdido y ganado en la competencia.

Mina: ¡Muy bien chicos! ¿Ya votaron? -Dijo mostrando una caja llena de papelitos- ¡Y ahora, aquí están los resultados del primer Rey de las Habitaciones, en los que no han participado ni Bakugo, Midoriya, Todoroki y Tsu! ¡Con un total de cinco votos, el ganador que se planta en la cima de clasificación es... Sato! 

Sato: ¿Yo? -Dijo sorprendido-

Mina: Solo las chicas te han votado las chicas, y la razón era... el pastel estaba delicioso...

Kaminari: ¡Maldito!

Mineta: ¡Los aspirantes a héroes no deberían sobornar a nadie!

Iida: ¡Y como comieron pastel, no se olviden de lavarse los dientes!

La charla continuó con entusiasmo, cada uno compartiendo detalles y anécdotas de lo que había sucedido mientras Izuku y Todoroki se dirigían hacia el pasillo. Ambos se sentían ajenos a la energía positiva que llenaba la habitación. Izuku, con la mente aún ocupada por los eventos recientes, se dirigió hacia su habitación sin pronunciar una sola palabra.

Justo cuando estaba a punto de entrar, Uraraka se levantó del sofá y se acercó a él con un aire de preocupación.

Uraraka: ¡Deku! Espera un momento.

El peliverde se detuvo al escuchar lo que dijo su compañera, la verdad no estaba muy interesado en la situación. 

Uraraka: Todoroki e Iida, y también Kirishima y Yaoyorozu. ¿Tienen un segundo?

Tsuyu: -Susurrándole a Uraraka- Te dije que a Midoriya no.

Uraraka: -Murmurando- No hay problema, el también es parte de esto. -Dijo tratando de convencer a su amiga que estaba bastante triste-

Los mencionados junto a Uraraka y Tsuyu, salieron del apartamento bajo las miradas curiosas de los demás compañeros. 

Kirishima: Uraraka... ¿Dónde...? -Dijo para callarse al ver que se detuvieron justo ahí- 

Uraraka: Verán, Tsu me contó algo que tenía que decirles. 

Tsuyu: No tengo otra forma de ayudar que decir todo lo que se me pasa por la cabeza. Pero hay veces en las que no sé qué decir. -Dijo para empezar derramar lagrimas- Dije algunas cosas dolorosas. 

Uraraka intento consolarla poniendo su mano en su hombro. 

Uraraka: Tsu...

Tsuyu: Y aún así, fueron. Cuando escuché lo que había pasado por la mañana, me quede de piedra...  Pensé que tuve que detenerlos, así que me quedé decepcionada y dándole vueltas en mi cabeza... Sentía que no tenía derecho a estar ahí fuera con todos divirtiéndome... Pero, eso me puso muy triste.

Uraraka: No solo Tsu se siente así... Todo el mundo está incómodo y quiere hacer que ese sentimiento se vaya... Por eso, "El Rey de las Habitaciones" ha sido porque ellos entendían cómo se sentían, no los culpen, pero ya saben. Quiero decir, sé que es duro, pero de todas formas... ¡Trabajemos todos juntos y riamos juntos de nuevo! 

Kirishima: ¡Tsu! ¡Lo siento! ¡Gracias por contárnoslo! -Dijo con lagrimas en los ojos- 

Momo: ¡Asui! -Dijo con lagrimas- 

Iida: ¡Tsu! 

Shouka: Asui, lo siento... 

El peliverde veía como todos sus amigos consolaban a Tsuyu, realmente no estaba muy interesado en la conversación, sentía algo de lastima por Tsuyu, pero el también se encontraba mal, tanto como para preocuparse más por si mismo que por otras personas. 

A pesar de su egoísmo, no podía evitar sentir una punzada de culpa al ver a Tsuyu y a sus compañeros lidiando con sus propias dificultades. La noche se volvió un recordatorio de que, aunque estaba luchando con sus propios recuerdos, no estaba solo en su dolor... Sin embargo, el simple hecho de que pasará lo hacía sentir más culpable ya que todo se pudo haber evitado si hubiera sido más inteligente y no tan engreído. 

Kirishima: No lo haré más.

Momo: Yo tampoco.

Iida: ¡Lo prometo!

Cuando Izuku se dirigió hacia la entrada del apartamento sin decir una palabra, Uraraka lo detuvo, preocupada por su actitud.

Uraraka: ¿Deku, vas a irte sin decir nada? -preguntó, con una nota de preocupación en su voz.

Mientras Tsuyu lloraba, Izuku, con el corazón pesado, se acercó a ella, sintiendo la culpa apoderarse de él.

Izuku: Lo siento, Tsuyu, -dijo el peliverde con voz quebrada, mirando hacia abajo, culpándose.- Si hubiera sido lo suficientemente fuerte... si hubiera podido salvar a Bakugo en esos momentos, no estarías pasando por esto... Y si yo hubiera acabado con ese villano, All Might... -Dijo con dificultad- ¡All Might estaría con nosotros aún! -Dijo mientras le temblaban las manos- 

El grupo estaba en silencio, asimilando las palabras de Izuku. Tsuyu dejó de llorar lentamente, y sus compañeros se acercaron, comprendiendo la gravedad de sus palabras.

-Soy un gran inútil, si ustedes no hubieran aparecido cuando estaba peleando contra ese villano, Bakugo no estaría con nosotros... ¡No era capaz de moverme! -Dijo mientras comenzaban a caer lagrimas- Por alguna razón mi cuerpo no reaccionaba, ¡no podía hacer nada! ¡no pude salvar a nadie! 

Kirishima: Hombre, no eres inútil. 

Momo: Todos estamos aquí para apoyarnos mutuamente. 

Kirishima: Nos enfrentamos a lo peor juntos, y nadie puede cargar con todo el peso solo.

Iida, y los demás asintieron en apoyo, reconociendo la lucha interna de Izuku. Aunque no podían borrar el dolor, su presencia y palabras ofrecían consuelo en ese momento difícil.

Izuku, habiendo expresado su culpa y gratitud, comenzó a calmarse, sintiendo un ligero alivio en el peso que llevaba. Decidió regresar al interior del apartamento para buscar algo de paz, pero antes de que pudiera dar el primer paso, Uraraka lo detuvo.

-Deku, espera,- dijo Uraraka, con un tono de preocupación.

Izuku se volvió hacia ella, su expresión aún cargada de fatiga y desánimo. Sus ojos, que solían brillar con determinación, ahora reflejaban un agotamiento profundo.

-Uraraka- respondió Izuku de forma seca, su voz marcada por la frustración. -Deja de llamarme "Deku"-.

Uraraka se quedó paralizada por un momento, sorprendida por la frialdad en la voz de Izuku. Ella intentó abrir la boca para decir algo, pero en lugar de eso, solo asintió con tristeza y dejó que Izuku pasara.

Izuku entró al apartamento y se dirigió hacia su habitación, el peso de la noche todavía pesando sobre sus hombros. A pesar de la compañía de sus amigos y el apoyo que le ofrecieron, la lucha interna y el dolor de sus pérdidas eran algo con lo que tenía que lidiar solo, al menos por ahora.


Al día siguiente, la atmósfera en la U.A. estaba cargada de tensión. Los estudiantes estaban en el aula 1-A, listos para la clase de hoy. Sin embargo, una ausencia era evidente. Izuku Midoriya no estaba presente.

Todos sabían lo que había pasado la noche anterior, y aunque no habían escuchado los detalles de la conversación entre los que habían ido a rescatar a Bakugo y Tsuyu, el impacto era palpable. Los murmullos entre los estudiantes eran incesantes, cada uno especulando sobre el paradero y el estado emocional de su compañero.

Uraraka miraba hacia la entrada, esperando ver a Izuku aparecer en cualquier momento. A pesar de las palabras frías de la noche anterior, no podía evitar preocuparse. Sabía que algo estaba mal, algo más profundo que lo que se veía en la superficie. Bakugo, aunque intentaba mantener su habitual fachada indiferente, lanzaba miradas furtivas hacia el lugar donde solía estar Izuku.

Aizawa: Creo que comenté esto ayer, pero por ahora, la clase 1-A del curso de héroes se centrará en conseguir sus licencias provisionales. 

-¡Sí, señor!- Dijeron todos al unísono 

Aizawa: Una licencia de héroe lleva asociada una gran responsabilidad para con la vida humana. Por supuesto, el examen para conseguirlo es muy complicado. Hasta el examen de la licencia provisional tiene un índice de aprobado de solo del 50% 

Mineta: ¿Incluso la licencia provisional es así de dura? -Dijo con miedo- 

Aizawa: Por eso, hoy, tenemos como objetivo que cada uno de ustedes salgan de aquí con al menos...  

Dijo para que la puerta sea abierta de la nada, la posibilidad de que sea el peliverde no sea 0, por ende, prestaron atención por quien podría ser, pero al ver que se trataba de Cementoss, Midnight y Ectoplasm algunos se decepcionaron. 

Aizawa: 2 movimientos definitivos. 

-¡¿Movimientos definitivos?!- Dijeron sorprendidos

-Es como algo que podría pasar en una escuela normal...- Dijeron emocionados Mina y Kaminari. 

-¡Es una cosa supernormal de héroes!- Dijeron Kirishima y Ser.

Ectoplasm: ¡"Definitivo"! ¡Eso significa que con ese movimiento terminaran ganando! 

Cementoss: Un movimiento tan integrado en sus cuerpos que nadie más podrá copiarlo. Una batalla significa ver cuánto puedes forzar lo bueno que eres en algo sobre tu oponente. 

Aizawa: Les contaremos más mientras vamos trabajando. Queremos actuar con lógica. Usen sus trajes y nos vemos en el Gimnasio Gamma. 

Los estudiantes de la Clase 1-A estaban reunidos en el Gimnasio Gamma, un lugar diseñado específicamente para el entrenamiento de sus super movimientos. El ambiente, normalmente lleno de energía y emoción, estaba cargado de una sensación de incomodidad. La ausencia de Izuku Midoriya pesaba sobre todos.

Bakugo, cruzado de brazos, intentaba ocultar su frustración. Desde la esquina del gimnasio, sus ojos se movían inquietos, esperando que la puerta se abriera de un momento a otro y que Izuku entrara. No estaba acostumbrado a sentir preocupación por alguien más, pero Izuku no era cualquier persona.

¿Dónde estará ese nerd? - murmuró Bakugo, tratando de mantener la calma, aunque su preocupación era evidente. Lo conocía desde hacía mucho tiempo, y ver a Izuku en ese estado deprimido le resultaba insoportable.

Uraraka, por su parte, miraba con preocupación hacia la misma dirección. Desde la conversación de la noche anterior, había notado que Izuku estaba diferente, más distante y cerrado de lo habitual. La preocupación en su rostro era evidente, y finalmente se giró hacia Todoroki, esperando encontrar alguna respuesta.

Uraraka: Todoroki, ¿crees que Deku... quiero decir, Midoriya, está bien? - preguntó, corrigiéndose a sí misma al recordar las palabras secas de Izuku.

Todoroki, que había estado observando en silencio a sus compañeros, negó con la cabeza ligeramente.

Shouka: Él necesita tiempo -respondió con una calma que contrastaba con la tensión del ambiente-.  Lo que pasó anoche... no es algo que se supere fácilmente. Midoriya tiene que lidiar con sus propios demonios antes de estar listo para enfrentarse a los de afuera.

Bakugo frunció el ceño y se acercó a Todoroki.

Bakugo apretó los puños, frustrado por la situación, pero sabía que Todoroki tenía razón. Sin embargo, eso no calmaba la sensación de impotencia que lo invadía.

-No me agrada verlo así...- murmuró Bakugo, bajando la cabeza.  -No después de todo lo que ha pasado.

-Lo sé- respondió Todoroki con comprensión. -Pero debemos darle espacio.

En el tranquilo apartamento de la U.A donde estaba Izuku, la atmósfera estaba cargada de silencio. El peso de la reciente batalla, la muerte de sus seres queridos de lo mantenían en un estado de aislamiento autoimpuesto. De repente, un suave toque en la puerta rompió la quietud.

-Midoriya, soy yo, Tsukauchi. ¿Puedo pasar? -la voz del detective resonó con una mezcla de tristeza y preocupación.

Izuku, que estaba sentado en su cama, apenas levantó la vista. No tenía fuerzas para decir que no, así que simplemente murmuró un asentimiento. Tsukauchi abrió la puerta y entró, su rostro reflejando el dolor que ambos compartían.

Tsukauchi: Sé que esto es difícil, Midoriya -comenzó Tsukauchi, sentándose en una silla cercana-. La pérdida de All Might nos ha afectado a todos. Pero hay algo más que debo decirte.

Izuku no respondió, sus ojos vacíos y sin brillo. Tsukauchi suspiró y continuó.

-He estado hablando con algunos contactos en la televisión y los medios -dijo, mirando a Izuku con seriedad-. Lo que me contaron no es nada bueno. Los políticos de Japón están inquietos. Temen que All For One pueda usar tu poder para algún plan macabro, y están considerando medidas drásticas.

Izuku apenas reaccionó, pero Tsukauchi sabía que lo estaba escuchando.

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En un elegante salón de reuniones, decorado con lujosos muebles y cortinas pesadas que bloqueaban la luz del sol, un grupo de políticos de alto rango se encontraba reunido en torno a una larga mesa de caoba. El ambiente era tenso, cargado de preocupación y desconfianza.

-No podemos permitir que ese chico, Midoriya Izuku, siga suelto -dijo un hombre mayor, vestido con un traje oscuro, su voz era firme y autoritaria-. Es un peligro, tanto para nosotros como para la estabilidad del país.

-Estoy de acuerdo -respondió una mujer sentada a su derecha, con el ceño fruncido-. Su poder es inmenso, y si All For One logra poner sus manos en él... No quiero ni imaginar lo que podría suceder. Japón no puede arriesgarse a otra catástrofe de ese nivel.

Otro hombre, más joven pero igualmente preocupado, interrumpió.

-Pero ¿qué propones? ¿Arrestarlo? No olvidemos que ahora mismo está bajo la protección de la U.A. La opinión pública lo ve como un héroe, especialmente después de la muerte de All Might. No podemos simplemente ponerlo tras las rejas sin una justificación sólida.

-Eso es precisamente lo que debemos manejar con cuidado -replicó el primer hombre-. Durante esta semana, los medios estarán llenos de homenajes a All Might. Pero después de eso, debemos empezar a cambiar la narrativa. Hacer que la gente vea a Midoriya como una amenaza potencial, no como un salvador.

La mujer asintió lentamente.

-Podemos filtrar información sobre su poder, exagerar el riesgo que representa. La gente es fácil de manipular cuando se juega con sus miedos. Si plantamos la semilla de la duda, el resto vendrá solo.

-Exactamente -agregó el hombre mayor-. Y una vez que el público esté de nuestro lado, podremos movernos para controlarlo. Ya sea bajo arresto domiciliario, o en un programa de "rehabilitación" especial. Lo importante es que no tenga libertad para actuar por su cuenta.

El joven político se inclinó hacia adelante, aún con dudas.

-¿Y si All For One ya está detrás de él? ¿No sería mejor tenerlo bajo nuestra protección, en lugar de convertirlo en un enemigo?

-No podemos arriesgarnos a esperar y ver qué pasa -respondió la mujer, tajante-. Debemos tomar la iniciativa. Si logramos neutralizar a Midoriya antes de que All For One lo capture, habremos eliminado la amenaza más grande.

El hombre mayor asintió, satisfecho con el rumbo de la conversación.

-Es nuestra responsabilidad proteger este país. No podemos permitir que un solo individuo, sin importar su potencial, ponga en riesgo la seguridad de todos. Así que procedamos con el plan. Después de la semana de homenaje, empezaremos a manipular la opinión pública. Y cuando llegue el momento, actuaremos.

El salón quedó en silencio, mientras cada uno de los políticos asimilaba el plan. Sabían que estaban jugando con fuego, pero en su mente, no tenían otra opción.

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-Quieren controlarte, Midoriya -dijo Tsukauchi, con tristeza en su voz-. Después de una semana de homenajes a All Might, van a empezar a transmitir ideas negativas sobre ti. Los políticos están asustados, y creen que si la gente te teme, será más fácil mantenerte bajo control. La gente es realmente tonta cuando se trata de política después de todo, y empezarán a repudiarte si los medios lo dicen.

El silencio llenó la habitación. Izuku no se movió, pero algo en su interior se rompía un poco más con cada palabra de Tsukauchi. El detective lo observó con compasión, entendiendo el enorme peso que el joven héroe estaba soportando.

-Lo siento, Midoriya -dijo finalmente Tsukauchi, bajando la mirada-. Pero necesitabas saberlo. Lo que viene no será fácil, pero... aún hay personas que creen en ti. No estás solo.

Izuku, con la cabeza gacha, no respondió. Las palabras de Tsukauchi se hundieron en su mente, alimentando una desesperación creciente que amenazaba con consumirlo por completo.

Tsukauchi, sentado frente a Izuku en el pequeño apartamento, lo observaba con una mezcla de preocupación y tristeza. El silencio entre ambos se hizo más pesado hasta que finalmente el detective rompió la tensión.

-Mira, Midoriya -dijo con voz suave, pero serio-. No te voy a mentir. Las cosas se van a poner muy feas para ti. No es solo la muerte de All Might... Es todo lo que está por venir. Los políticos de arriba están decididos a convertirte en un chivo expiatorio. Y créeme, la gente se va a volcar en tu contra.

Izuku, con la mirada perdida en el suelo, apenas reaccionó. El dolor y la culpa seguían pesando sobre él como una losa.

-Te aconsejo que, si necesitas algo, vayas a comprarlo ahora -continuó Tsukauchi-. Provisiones, lo que sea. Porque en una semana, cuando empiecen a circular esas ideas en los medios, no podrás salir ni a la tienda de la esquina sin que alguien te mire con odio. El repudio será tan grande que ni siquiera te dejarán comprar algo en el supermercado. Así de rápido cambia la gente cuando le juegan con el miedo.

Izuku asintió ligeramente, comprendiendo el peligro que se avecinaba, pero sin la fuerza para reaccionar. Todo lo que había pasado, todo lo que había perdido, le había drenado la energía para luchar. Sin embargo, sabía que Tsukauchi tenía razón.

-Gracias por avisarme -murmuró, sin levantar la vista.

Tsukauchi suspiró, sabiendo que no podía hacer más por él en ese momento.

-Cuídate, Midoriya. Esto aún no ha terminado, y tú tienes que ser fuerte... aunque sé que no es fácil.

Izuku no respondió, y Tsukauchi, tras una breve pausa, se levantó y se dirigió a la puerta. El silencio se adueñó del lugar cuando el detective se fue, dejando a Izuku solo con sus pensamientos y el peso de un futuro incierto que lo aplastaba lentamente.

Después de dejar el apartamento de Izuku, Tsukauchi no perdió tiempo en dirigirse a la oficina de Nezu. El pequeño director de la U.A. lo recibió con su usual expresión tranquila, pero sus ojos reflejaban una preocupación que solo aquellos cercanos a él podían detectar.

Nezu: -Detective Tsukauchi, ¿a qué debo el honor de su visita? -preguntó el director, haciéndole un gesto para que tomara asiento.

Tsukauchi se acomodó en la silla frente al escritorio y se inclinó hacia adelante, con el ceño fruncido.

-Nezu, la situación con Midoriya se está complicando más de lo que pensábamos. Los políticos están moviendo sus piezas, y no es para protegerlo precisamente -comenzó, con un tono grave-. Están planeando convertirlo en el chivo expiatorio de todo lo que ha pasado. Después de que termine la semana de conmemoración de All Might, van a comenzar una campaña de desprestigio contra él. Están asustados... temen que All For One pueda usarlo para algún plan macabro, o peor, que Midoriya pueda convertirse en una amenaza por sí mismo.

Nezu escuchaba atentamente, sus pequeños ojos brillando con una mezcla de inteligencia y preocupación. Sabía lo que Tsukauchi estaba a punto de decir, y su mente ya estaba trabajando en posibles soluciones.

-Ya lo veo -respondió Nezu-. Esos políticos... No es la primera vez que intentan manipular a la opinión pública para sus propios fines. Pero Midoriya no es alguien que deba cargar con la culpa de estos eventos.

Tsukauchi asintió con gravedad.

-Exactamente. Le he dicho que compre lo que necesite ahora, porque dentro de una semana ni siquiera podrá salir a la tienda sin ser atacado. El repudio va a ser brutal.

Nezu dejó escapar un leve suspiro y se recostó en su silla, su mente ya evaluando las pocas opciones que tenía.

-Tocar a esos políticos es casi imposible -dijo en voz baja, más para sí mismo que para Tsukauchi-. Pero no podemos permitir que destruyan a Midoriya de esta manera. Tal vez no podamos cambiar lo que van a hacer, pero podemos prepararlo, proteger su imagen en la medida de lo posible.

-¿Qué vas a hacer, Nezu? -preguntó Tsukauchi, sabiendo que si alguien podía idear un plan, era el director de la U.A.

-Tengo algunas ideas -respondió Nezu, con una sonrisa enigmática-. Midoriya necesitará más apoyo del que nunca ha recibido, y tenemos que asegurarnos de que sepa que no está solo en esto. El camino será duro, pero no lo dejaremos caer.

El director hizo una pausa, su mente trabajando a toda velocidad.

-Mantendré a Midoriya aquí, en la U.A., donde podamos monitorearlo y apoyarlo. Tal vez sea hora de reforzar nuestra presencia en los medios también. No podemos permitir que la narrativa sea controlada por aquellos que solo buscan poder.

Tsukauchi asintió, aliviado de que Nezu estuviera tomando cartas en el asunto.

-Cualquier cosa que necesites, estaré aquí para ayudar -dijo el detective.

-Lo sé, Tsukauchi. Agradezco tu aviso, y haré todo lo que esté en mi poder para asegurarnos de que Midoriya salga de esto con su espíritu intacto -concluyó Nezu, su mirada firme y decidida.

Con esa promesa, Tsukauchi se despidió, dejando a Nezu sumido en sus pensamientos mientras comenzaba a planificar los próximos pasos para proteger a Izuku del oscuro futuro que se avecinaba.

Izuku salió del apartamento con las manos en los bolsillos, caminando por las calles cercanas a la U.A. en dirección a un pequeño supermercado. La ciudad estaba tranquila, con pocas personas en las calles, y eso le daba algo de alivio. No estaba de humor para lidiar con multitudes.

Al llegar al supermercado, notó cómo algunos de los clientes lo miraban con compasión. Susurros se deslizaban entre los pasillos, y más de una persona se le acercó con una mirada triste, como si él fuera una sombra de lo que alguna vez fue.

-Pobre chico... -escuchó a una mujer murmurar mientras pasaba por la sección de frutas-. Debe estar devastado por lo de All Might.

Izuku mantuvo la vista baja, evitando el contacto visual mientras recogía lo necesario. La compasión de los demás era un recordatorio constante de lo mucho que había perdido y de lo poco que había podido hacer para evitarlo.

Mientras se dirigía a la caja, la cajera, una mujer mayor, le sonrió con tristeza mientras escaneaba sus productos.

-Espero que las cosas mejoren para ti, querido -dijo, con una voz suave, como si temiera que sus palabras pudieran romperlo.

Izuku solo asintió, sin decir nada, y pagó en silencio. La carga en su mente era tan pesada que apenas pudo agradecer antes de salir de la tienda.

Mientras caminaba de regreso al apartamento, una parte de él no pudo evitar pensar en la ironía de todo esto. Ahora, la gente le mostraba simpatía, lo veía como alguien digno de lástima. Pero sabía que pronto, esos mismos rostros que ahora le dedicaban miradas compasivas lo mirarían con desdén. El cambio en la percepción pública sería rápido y brutal, y él sería el blanco de su odio.

Con esa sombría previsión en mente, apretó los dientes y siguió caminando, sintiendo cómo el peso de lo que estaba por venir se asentaba sobre sus hombros, empujándolo aún más hacia el abismo de desesperación en el que ya estaba cayendo.

Cuatro días pasaron rápidamente en la U.A., y durante ese tiempo, los estudiantes de la Clase 1-A se concentraron en mejorar sus super movimientos. El Gimnasio Gamma resonaba con el sonido de explosiones, gritos de esfuerzo y el zumbido de quirks en acción. A pesar del intenso entrenamiento y las constantes conversaciones sobre técnicas y mejoras, había un tema que nunca dejaban de lado: la ausencia de Izuku Midoriya.

Cada mañana, cuando se reunían en el gimnasio, las miradas se dirigían hacia la puerta con la esperanza de verlo entrar. Pero Izuku nunca apareció. Nadie lo había visto en los pasillos ni en el comedor, y su habitación permanecía cerrada. Era como si hubiera decidido desaparecer del radar de todos, aislándose del mundo exterior.

Bakugo, aunque se mantenía centrado en su entrenamiento, no podía evitar sentirse inquieto. Conocía a Izuku desde hace mucho tiempo, y ver cómo se hundía en la desesperación le molestaba más de lo que quería admitir. Pero, al mismo tiempo, sabía que empujarlo no ayudaría. Izuku necesitaba su tiempo, aunque Bakugo deseaba poder hacer algo más.

Uraraka y Todoroki, por su parte, también estaban preocupadas. Uraraka había intentado acercarse a la habitación de Izuku varias veces, pero no había recibido respuesta. Todoroki, aunque más reservada, no dejaba de pensar en la noche que habían compartido y en cómo Izuku había estado tan distante, tan roto. Ambas sabían que no podían forzarlo a salir, pero la preocupación crecía cada día.

Kirishima: ¿Alguien ha visto a Midoriya? -preguntó uno de los descansos, mientras secaba el sudor de su frente con una toalla.

Iida: Nada, lo he buscado, pero parece que nos está evitando a todos -respondió, ajustándose sus lentes con una expresión seria-. Estoy empezando a pensar que deberíamos hablar con el profesor Aizawa sobre esto.

-¡Es tan frustrante! -exclamó Uraraka, apretando los puños-. No sé qué hacer para ayudarlo.

Shouka: Déjalo -intervino, su voz era firme-. Midoriya necesita tiempo a solas ahora mismo.

Bakugo, que había estado en silencio hasta entonces, asintió ligeramente, aunque su rostro mostraba una mezcla de preocupación y enojo.

-Tsk... El nerd siempre ha sido así, pero... -murmuró, apretando los dientes-. No me gusta verlo de esta manera. No es el maldito Deku que conozco.

Y así continuaron los días, con los estudiantes empujándose al límite en sus entrenamientos, pero siempre con la sombra de la ausencia de Izuku sobre ellos. Cuatro días de super movimientos y técnicas mejoradas, pero ninguna señal de Midoriya, quien seguía manteniéndose lejos de todos, lidiando con su propio tormento interior.

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