2/? La cascada +15
Tipo de historia: Connotaciones sexuales.
Continuación de “Algo muy incómodo”
No. palabras: 4925
•~ 🌼 ~•
Con el atardecer, el equipo cinco había terminado su misión y finalmente volvían a Konoha.
Hacía una semana Iwabee y Denki habían regresado su relación a la normalidad, después de varios días de no dirigirse la palabra, la pareja finalmente volvía a estar junta como antes.
Y Metal estaba más que feliz por ellos, nunca dudó que todo se solucionaría, porque, eran Iwabee y Denki, eran un amor juntos, y la única pareja con la que realmente podrían rivalizar en cuanto a cuanto amor se tenían, era contra Boruto y Mitsuki.
Sin duda alguna su relación iría para largo, y ahora que Iwabee le había pedido matrimonio a Denki, no quedaba duda alguna de que seguirían juntos muchos, muchos años más.
—Ah~ ¿cuánto falta para llegar? —exclamó con cansancio el moreno.
—Faltan como veinte minutos —respondió alegremente Denki, a lo que Iwabee volvió a suspirar desganado.
—¡Vamos Iwabee! Una buena caminata después de un largo día trabajando no hace daño —le alentó muy vivasmente Metal, obteniendo otro largo suspiro del Yuino.
Ambos azabache continuaban, y al percatarse de que Iwabee se había detenido pasos atrás, detuvieron su andar girándose para verle.
—¿Pasa algo, Iwabee-kun? —preguntó preocupado Denki, pues Iwabee veía al bosque muy concentrado, y cuando estuvo por volver a hablar, el moreno le miró con una gran sonrisa en los labios.
—Metal, adelantate a Konoha, nosotros tenemos algo que hacer —pidió notoriamente emocionado mientras tomaba la mano de su menor y le jalaba un poco llevándolo al bosque.
—¡¿Ehhh~?! P-pero ¡¿porqué? ¿A donde van?! —preguntó exaltado Metal, observándoles incrédulo de que lo dejasen solo.
—¡No te preocupes! ¡Volveremos a Konoha mañana! —exclamó el moreno alzando una mano despidiéndose, adentrándose en el bosque con Denki, dejando a Metal aún más confundido.
—¡¿Mañana?! ¡Pero Iwabee! ¿A-a donde... Van?... Ah~ —suspiró resignado al perderlos de vista entre los arboles. Probablemente ahora él tendría que hacer el reporte de la misión solo.
Sí, Metal estaba feliz por ellos, pese a que en ocasiones lo dejasen solo de un momento a otro, Metal estaba feliz porque todo había vuelto a ser como antes.
—Ah... Iwabee-kun, ¿a donde vamos? ¿Metal estará bien solo? —preguntó preocupado el menor, observando a los alrededores mientras el moreno le llevaba consigo de la mano.
No obtuvo respuesta, pero no quiso preocuparse, no podría pasar nada malo mientras Iwabee estuviera consigo, aunque aún le removía en la consecuencia dejar solo a Metal, decidió solo dejarse guiar por el moreno.
Caminaron por tal vez dos minutos, no se escuchaba nada más que el gorgoteo de algún que otro pájaro, hasta que de pronto, Denki pudo distinguir el sonido de agua corriendo, supuso que había un arrollo en los alrededores, y mientras seguían adelante, alcanzó a escuchar el sonido de agua cayendo, había una cascada cerca.
Y finalmente, cuando vio que los arboles comenzaban a dispersarse con cada paso que daba, entre los últimos que había, el sonido del agua se intensificó, y al salir del bosque, lo vio.
Iwabee lo había llevado a una pequeña cascada en un pequeño claro. Esta desembocaba en un pequeño lago, y este se dispersaba en varios arroyos alrededor suyo, la maleza de la zona era corta y de un verse claro, con pequeñas flores blancas decorándola sutilmente.
—Iwabee... Esto... —murmuró sorprendido observando el lugar, recibiendo un pequeño apretón del moreno en su mano.
—Me di cuenta de que no estábamos lejos de aquí, así que se me ocurrió traerte —exclamó sonriente el Yuino, observando el sonrojado rostro de su menor.
—Ah-h... ¿Cómo encontraste este sitio? —preguntó curioso al verle.
—Un par de veces mi padre me trajo hace algunos años... ¿Te gusta? —apenado, sonrió tímidamente acariciando el dorso de la mano ajena, a lo que Denki, embozando una de sus dulces y cálidas sonrisas suyas, asintió.
—Sí... Gracias.
Alegre, Iwabee desvió la mirada un tanto apenado, y ocultando su boca con el dorso de su mano mientras su rostro se tornaba rojo, Denki le miró expectante.
—¿Iwabee-kun?
Musitó confundido, a lo que el moreno, posando su mirar en él, algo inseguro, se posó detrás suyo soltando su mano, y envolviéndole con sus brazos, susurró tímidamente en su oído.
—Denki... ¿Podemos?... —nervioso, preguntó con ese tono suave y profundo de su voz, provocando que Denki sonrojara del todo, y entre sus brazos, comenzase a temblar levemente— no hace falta que te presiones... No te insistiré si no quieres.
Avergonzado, Denki negó rápidamente con la cabeza, y ladeando su mirar para ver a su mayor, posó su mano en su acanelada mejilla, ahora sonrojada y cálida.
—Hace una semana... Fue la primera vez que hicimos estas cosas... Y hace dos días... Fue la ultima vez que lo hicimos... —apenado, viéndole con esos ojos ónix, ahora de mirada temblorosa, lentamente, introdujo su mano en el turbante rojo del mayor, entrelazando sus dedos con los castaños y largos cabellos del moreno—... Quiero hacerlo...
Ladeando una sonrisa complacido, Iwabee le tomó de la barbilla suavemente, y acercándolo un poco a sí, depósito un dulce beso en sus labios, uno cálido que les hizo sentir como sus cuerpos entraban en calor de un momento a otro.
—Hay que quitarnos la ropa... No querrás que se moje... —con esa sonrisa melosa en sus labios, susurró lascivo contra su oído, logrando que el sonrojo de Denki se extendiera hasta sus orejas.
Separándose, Iwabee le llevó a de unas rocas cerca del pequeño lago, y dándole la espalda para que comenzase, se quitó el turbante dejándolo sobre una de las rocas, dejando que sus largos cabellos castaños cayeran sobre sus hombros.
Y mientras Denki trataba de desabotonar los botones de su camisa azul, apenado, giró levemente su mirar detrás suyo, observando como Iwabee se quitaba la playera roja, dejando a la vista su fuerte y acanelada espalda ancha, provocado que su sonrojo y nervios crecieran aún más al verle.
—¿Qué ocurre? —preguntó en voz baja el moreno, posando su mirar en el menor, que con el rostro por completo sonrojado, nervioso, trataba de desabotonar su camisa torpemente.
—Ah-h... Yo... Mh... —titubeó el menor bajando su mirada apenado, tratando de evitar el contacto.
Enternecido, Iwabee suspiró y se acercó a Denki, sujetándolo del hombro y tomando su barbilla haciendo que alzara lentamente la cabeza, haciendo que le mirase, logrando ver claramente como sus ojos ónix le veían temeroso de la situación.
Ladeando una sonrisa, le quitó las gafas dejándolas sobre su playera en una roca, acarició tiernamente su mejilla, y con delicadeza, pasó lentamente su pulgar por su labio inferior, provocando que Denki temblara y se removiera nervioso en su sitio.
—No tienes que tener miedo, solo estamos tú y yo, no haré nada que no quieras —le tranquilizó el moreno, mirándole dulcemente con esos ojos oscuros y afilados que tenía, logrando que Denki bajara la mirada y negara con la cabeza.
—N-no es eso... Es que... T-todo esto es tan... —negó apenado ocultando su boca con el dorso de su mano, haciéndole al moreno parpadear con sorpresa al comprender lo que pasaba, para posteriormente sonreír embelesado.
Retrocediendo un poco, Iwabee se sentó en la roca adyacente a ellos, acercando a Denki así mismo tomándole de las manos, haciéndole pararse frente a él entre sus piernas.
—Oye, te amo... Mucho, y amo todo de ti, desde tu sedoso y corto cabello negro, hasta tus lindos deditos de los pies —dijo ameno sonriendo dulcemente, logrando que Denki sonriera divertido—. Te amo y sé que tú me amas, comprendo lo que pasa, todo esto es nuevo, y sientes cosas que no sabes controlar cuando estamos así, —apenado, el menor ladeó su mirada evitando mirarle— te avergüenza tocarme, así como que yo te toque, y está bien, pero estamos juntos, y quiero que sepas que todo lo que hagamos en estas situaciones estará bien.
Captando su atención, Denki le miró intrigado, a lo que Iwabee, embozando una dulce sonrisa al mirarle, le hizo al menor colocar sus manos en su pecho, provocando que Denki se sonrojara, mientras que él, sujetó su cadera acercándolo un poco más a él.
—Olvidate de todo lo demás cuando hagamos estas cosas... olvidate de la edad, de lo que digan los demás y de tu padre... olvida que somos hombres y todo lo que sabes acerca del sexo —lentamente, fue introduciendo sus manos debajo de la camisa azul de Denki, acariciando su piel, percibiendo como temblaba al tacto—, solo piensa en mi y en ti, mirame y piensa cuanto quieres esto, lo mucho que deseas que te toque, que te bese... que te haga sentir bien.
Susurró lascivo, afilando su mirada sin borrar esa sonrisa juguetona que portaba, mientras pasaba sus manos al pecho de Denki, donde tocó sus pezones con sus pulgares logrando que soltara un pequeño gemido al sentirlo.
—No te avergüences de nada, amo tu cuerpo —afirmó bajando su mirada al vientre descubierto del menor, mientras bajaba sus manos acariciándolo, pasando su pulgar por su vientre bajo, en el borde de su pantaloncillo—, y amo que me mires, porque... no tienes idea... de como me siento... cuando vez algo que te excita de mí.
Siguió bajando hasta sus piernas, donde metió sus manos debajo del pantaloncillo azul de Denki, subiendo sus manos acariciando su piel desnuda, hasta llegar al borde de su bóxer, donde no se detuvo e introdujo ambas manos debajo de este, tocando sus glúteos para apretarlos, provocando que Denki respirara temblorosamente, limitándose a observar cada uno de sus movimientos, disfrutando del tacto sobre su piel.
—Tú también puedes tocarme, sé que te gusta mi cuerpo, he notado como me miras —le animó subiendo sus oscuros ojos para verle, haciéndole a Denki titubear avergonzado—, sé que tienes curiosidad, así que adelante, toca lo que quieras, no te detendré.
Apenado, Denki tragó saliva, paseó su mirar por el bien definido pecho del moreno, por sus brazos fuertes, y bajó su mirada hasta el borde su de pantalón, donde comenzaba a nacer un poco del vello de su intimidad.
Con sus manos temblorosas, comenzó a explorar el cuerpo del moreno, acariciando su pecho, apretándolo para comprobar cuan firme era, pasando a sus omóplatos delineándolos con la yema de sus dedos, dirigiendo sus manos a sus hombros y de ahí, a sus brazos, tocando sus bíceps, degustándose de cuan fuertes eran, para así, volver a colocar ambas manos sobre su pecho, apretándolo una vez más y así bajar por su estómago, delineándolo con sus dedos hasta llegar a su vientre bajo, donde se detuvo.
En silencio, con sus mejillas brillantes del rojo que las cubría, y su respiración lenta y pausada, se quedó observando el gran bulto que se había formado en el pantalón del moreno.
Ladeando una sonrisa, Iwabee sacó sus manos de la ropa interior de Denki, lo tomó del rostro, y lo acercó a él para besarle. No perdió el tiempo, pues apenas pudo introdujo su lengua en su boca, enredándola con la ajena, jugando entre ellas y degustando el sabor del otro, jadeando temblorosamente cada que se separaban un poco.
Con un último beso casto, el Yuino se separó, tomó la cadera de Denki, y sonrió afilando la mirada, mientras sus propias mejillas tomaban un ligero color rosado ante lo que pensaba.
—Denki... ¿Te desnudarías para mi? —susurró lascivo con su gruesa voz, provocando que el susodicho abriera los ojos de par en par, y ladease la mirada avergonzado mientras se apartaba un poco de él.
Por un momento, Iwabee se había preocupado al creer que había pedido demasiado, pero grata fue su sorpresa, al ver como lentamente Denki comenzaba a desabotonar su camisa, sin temblar, ni mirarle, solo comenzó a desabotonarla muy lentamente, dejando ver poco a poco la playera blanca que llevaba debajo, y una vez quitó el último botón, se quitó la camisa tendiéndosela al moreno para que la tomara, este la dejó junto suyo, mientras que Denki, comenzó a desabrochar su cinturón, quitándoselo para dejarlo caer al suelo, y así, desabotonar su pantaloncillo azul, bajar el cierre, y tomando de los costados tanto su ropa interior como el pantalón corto, agachándose un poco lo bajó hasta dejarlo caer a sus pies, dejando al desnudo sus piernas, y su erección que su playera blanca cubría, que tomándola de la parte inferior, la levantó quitándosela quedando finalmente completamente desnudo.
Un suspiro tembloroso escapó de los labios de Iwabee, cuando pudo observar con sumo detalle el delgado y pálido cuerpo de su menor, con sus hombros pequeños, sus rosados y pequeños pezones, su vientre plano, su delgada cintura, sus lindas y torneadas piernas, y finalmente, su virilidad palpitante entre ellas, con su cabeza de un perfecto rosado casi del todo descubierta, de la que ya brotaba un poco de presemen.
—Denki... Eres precioso —susurró sin titubeos y sin poder apartar su deseoso mirar del pequeño cuerpo del azabache.
—N-no digas esas cosas... —quejó avergonzado, cubriendo su intimidad con una mano, y su boca con el dorso de la otra.
—Bien, es mi turno —exclamó levantándose de su sitio captando la mirada de Denki.
Desabrochó su cinturón, bajó su cierre, y dejó caer su oscuro pantalón a sus pies, dejando ver como en su bóxer negro su virilidad erecta se ocultaba. Satisfecho del como su menor no podía apartar la vista, tomó el borde de su ropa interior y la bajó lo suficiente para que su erección quedara a la vista.
Apartando la mirada, Denki cubrió su rostro avergonzado, mientras que el moreno sonreía encantado de las tan lindas reacciones tenía.
—Dieciséis —comentó el moreno sentándose nuevamente en la roca a sus espaldas, captando la mirada confusa de Denki, quien tras procesarlo unos segundos, abrió los ojos de par en par y sonrojó más si es que era posible.
—¿Realmente lo hiciste? —cuestionó tan incrédulo como avergonzado, logrando que Iwabee soltara una pequeña risa.
—Tenía curiosidad —respondió con simpleza, observando como Denki ladeaba su mirada a la nada apenado— ¿y tú?
—... Nh... O-once... —susurró tímidamente, logrando que el Yuino riese nuevamente.
—... Anda, ven aquí —le animó abriéndole los brazos para que se acercase.
Avergonzado, el menor dio un par de pasos, y apenas estuvo al alcance del Yuino, este lo tomó de la cadera y lo acercó, tomó su rostro, y volvió a besarle, esta vez, sin ninguna prisa. Tan solo se dedicó a disfrutar el tacto, de cuan suaves eran los finos labios de su joven azabache, y de cuan perfectamente encajaban con los suyos.
Denki sentía que su corazón se saldría de su pecho, tal vez estaba pensando demasiado, hacerlo lo asustaba, sentía cosas tan nuevas y lascivas que sentía que estaba haciendo algo malo, tal vez era así, después de todo Iwabee era un chico y en dos semanas cumpliría los dieciocho, si su padre los descubriera, no tenía idea de qué podría hacerle, era tan prohibido todo lo que hacían, era tan tentador y tan aterrador, apenas sentía el roce ajeno sentía que se desmayaría y--
—Oye —la suave voz de su mayor lo sacó de sus pensamientos, haciéndole mirarle, y este sonreirle cómplice—, deja de pensar.
Pronto, sintió como una mano apretaba su nalga derecha, mientras que otra se colaba entre sus piernas haciéndole cerrarlas y jadear ocultando su rostro en el cuello del mayor, sintiéndose temblar y el aire escapar de su pecho al sentir como esta masajeaba su saco.
—Concentrate aquí —susurró en su oído tomando a su menor de la cadera mientras se levantaba y alzaba a Denki haciéndole abrazarle con brazos y piernas para no caer—, hace frío ¿no crees?
Tan fuerte como pudo, el Kaminarimon se aferró a su mayor, que al sentir el roce de su piel con la ajena, y su ombría presionarse contra el estómago contrario, su intimidad de pronto se sintió caliente, palpitante, tanto, que pudo sentir como crecía un poco más.
—Aunque parece que tú tienes calor, eh —comentó juguetón mientras comenzaba a caminar al arrollo, adentrándose en el agua hasta que esta le llegó al vientre bajo.
—El agua... No está tan fría —susurró tímidamente Denki, separándose un poco para ver como Iwabee les llevaba hasta el pie de la cascada, adentrándose en ella dejando que les empapara, para colocarse detrás de ella, en el pequeño hueco entre la pared de piedra y el agua que caía, la cual formaba básicamente una cortina de agua.
—Un pequeño escondite —comentó alegremente el moreno, presionando el cuerpo de su menor contra la pared y su cuerpo.
Ladeando una pequeña sonrisa, Denki le tomó de la mejilla captando su atención, y le besó, tomó la iniciativa, y se dedicó a volver ese casto beso uno húmedo, entrelazando sus lenguas, acariciandolas entre ellas, jadeando en la boca del otro y tomando aire con cada hueco que se formaba entre ellas.
—Nh... —un pequeño y apenas audible gemido resonó en la garganta del menor, al sentir como la virilidad del moreno rozaba entre sus nalgas, haciéndole separarse para verle temeroso.
—¿Qué deberíamos hacer ahora? —susurró quedo, con una sonrisa ladida, apretando el cuerpo del menor contra el suyo para que no cayese.
Dudativo, Denki bajó la mirada a su intimidad, y haciendo que el mayor le bajase, quedó de pie sintiendo las pequeñas piedrecillas del arrollo bajo sus pies y la cálida agua cubrirle parte del estómago.
Cuando vio como el miembro del moreno y el suyo propio estaban a centímetros de distancia como para poder frotarse entre ellos, y como él mismo le llegaba hasta la barbilla al mayor, entonces notó que la diferencia altura entre ambos era realmente grande, después de todo, Iwabee medía un metro setenta y cuatro, y Denki un metro cincuenta y tres.
—Parece que soy muy pequeño para estas cosas —comentó sonriendo apenado, mientras que el moreno se tomaba la barbilla pensante, para luego sonreír y tomar a Denki de la cintura para volver a cargarlo, esta vez dejándolo a la suficiente altura como para que sus miembros se frotasen.
—Ni la ley ni la altura me impedirá tocarte —exclamó decidido aprisionando nuevamente el cuerpo del menor contra la húmeda pared y su cuerpo para que no resbalase, mientras un satisfactorio escalofrío lo recorría de pies a cabeza al sentir como sus virilidades se tocaban, y el pequeño jadeo tembloroso de su menor le afirmaba que también lo había sentido.
—A la corte no le gustaría escuchar eso —comentó burlesco sacándole una pequeña risa al moreno.
Abrazándole de los hombros, Denki le hizo acercarse un poco más para besarle, apenas sintió la intromisión del otro en su boca, su cuerpo tembló débilmente al sentir como el moreno movía lentamente su cadera contra la suya, chocando sus pelvis, y en consecuencia, frotando sus miembros muy lentamente, provocando que un delicioso cosquilleo naciera en su vientre bajo.
Cortando el húmedo beso, Iwabee pasó sus labios del pómulo del menor, a su cuello, donde se dedicó a dejar pequeños besos, lamiendo su blanca piel, saboreando su esencia natural, mordiendo delicadamente cuidando no dejar ninguna marca, degustandose con esos expresivos suspiros que su menor soltaba en su oído.
—Nh~... Iwabee-kun... —susurró agudamente con un pequeño gemido, mientras su calor corporal subía, y percibía perfectamente como el ajeno no se quedaba atrás.
Separándose un poco para verle a la cara, el Kaminarimon sintió algo cálido nacer en su pecho al cruzar miradas con esos oscuros y afilados ojos que le observaban, deseosos, impacientes de llegar un poco más lejos, pero pese a eso, reprimiéndose pues sabía que no era correcto.
Apenado, pero ahora no tan acojonado, Denki pasó su mano por el cuello del moreno, delineando con sus dedos su cálida piel, bajando por su bien definido pecho, hasta llegar a su vientre bajo, donde dudoso, observó aquello que cargaba entre sus piernas, y tragando seco armándose de valor, envolvió aquella palpitante erección con su mano, escuchando al instante un suspiro entrecortado del propietario.
—No creí que... Lo harías... —murmuró ronco ladeando una sonrisa juguetona, pasando su mano por su rostro echando sus largos y castaños cabellos para atrás.
—Y-yo... Quiero hacerte sentir bien... Iwabee-kun... —susurró tímidamente al mirarle, bajando y subiendo lentamente su mano por el tronco ajeno, provocando que la respiración del mayor temblara débilmente.
—Con que estés aquí ya me siento bien, no tienes ni idea de como... —afirmó lascivo tomando su barbilla para besarle, para así bajar su mano e imitar su acción tomando la erección de su menor, halandola lentamente mientras con su pulgar acariciaba el glande, provocando que pequeños gemidos se ahogaran entre el húmedo beso, y su pequeño cuerpo temblara extasiado.
Mientras se dedicaban a acariciarse, besarse y tocarse, Iwabee continuó moviendo su cadera, frotando su virilidad ahora contra la mano de su joven azabache, no hacía falta que Denki supiera lo que hacía, tal vez era un fetiche, pero la sola idea de que Denki lo sujetara, era más que suficiente para ponerlo, le excitaba, demasiado.
—Aprietalo... —susurró entre jadeos, captando la cristalina mirada de su menor— aprieta... No temas lastimarme... Haslo... —pidió ronco aumentando el vaivén de su cadera y la velocidad en su mano, provocando que Denki gimiera alto, y sujetara con fuerza la erección ajena— ngh...
El joven azabache sintió su piel erizarse al escucharle gemir, fijó su mirar en su rostro, observando sus labios entreabiertos, ahora soltando pequeños gemidos, con su respiración agitada, el sudor bajando por su frente, algunos de sus largos mechones cubriendo su rostro, su ceño fruncido y sus ojos cerrados con fuerza, denotando con cada expresión lo mucho que le fascinaba aquello.
Pudiera ser que para Iwabee, Denki era adorable, pero para Denki, aunque le apenara decirlo o siquiera pensarlo, Iwabee era sexy, endemoniadamente sexy, todo de él, su rostro con sus maduras facciones, su cuerpo bien trabajado, su gruesa voz, sus lascivas palabras e indecorosas caricias, hacían revolotear el lívido de Denki. Todo de ese hombre, mataba la inocencia de Denki de una y mil maneras.
Le hacía pensar en cosas tan lascivas que quería que le hiciera, incluso que él mismo quería hacerle, no hacía falta saber mucho del tema, no tenía experiencia y el porno que veía no le informaba lo suficiente, solo era la imaginación de Denki la que le decía que era lo que deseaba, era instintivo.
Su mirada se nublaba, todo su cuerpo aumentaba de temperatura, y su respiración se entrecortada con cada caricia y vaivén que el moreno le propinaba, se sentía tan sumiso, y a la vez, con tantas ganas de tomar la iniciativa, que por un momento, olvidó todo lo que pasaba a su alrededor.
Tomando con su mano libre los largos cabellos del moreno, los sujetó con fuerza halándolos ligeramente llamando su atención, y sin dejarle reaccionar, devoró su boca sorprendiendo momentáneamente al mayor. Denki le estaba besando, él estaba llevando el control del beso, jugando con sus lenguas, invadiendo su boca, y cada que se separaba un poco para tomar aire, mordía su labio inferior y le lamía. Iwabee estaba impresionado, nunca pensó que alguien tan tímido y dócil como Denki, le estuviera besando tan fogosamente, no sabía que le pasaba, pero le gustaba, realmente le gustaba.
Fascinado, le siguió el húmedo beso tratando de tomar el mando, y cuando estuvo por hacerlo, Denki rompió el beso dejando un hilo de saliva uniendo sus lenguas, le sujetó firmemente del cabello jalandolo un poco, y le hizo echar la cabeza para atrás ligeramente, dejando a la vista su cuello, desconcertando al mayor por tan dominante acción. Al verle por un segundo Iwabee se quedó pasmado, pues la mirada de su menor era diferente, jadeaba, sudaba, estaba completamente sonrojado hasta las orejas, pero sus ojos, parecían nublados, le veía deseoso, con la mirada afilada, como si estuviera a punto de comérselo. Realmente estaba sorprendido, Iwabee nunca antes le había visto así, era como un pequeño y adorable lobo listo para degustar a su presa, una presa demasiado grande para esa boquita, pensó Iwabee.
Sin dejar de masturbarle, Denki se abalanzó a su cuello, mordiéndole, besándole, lamiéndole, sacándole pequeños suspiros entrecortados a su mayor, erizando su piel, y volviéndole a la realidad cuando una de sus mordidas fue un poco más dolorosa al dejar una marca.
Sonriendo complacido, el Yuino sujetó firmemente a su menor de las caderas y lo amacizó alzándolo un poco más, ahora, dejando que su virilidad palpitante quedara entre los glúteos de su menor, y colocando sus piernas sobre sus brazos haciendo que las abriera un poco más, comenzó a embestirle, frotándose entre sus nalgas tal y como si le penetrara, haciéndole a Denki entrelazar sus dedos tras el cuello del mayor para no caer.
—Nh... Ah-h... I-Iwabee... Beso... —pidió jadeante el azabache, alzando la barbilla esperando ansioso el tacto.
Demasiado lindo, pensó el moreno al ver como abría su boquita ansiado el tacto, y a su vez, le era imposible aguantar los pequeños gemidos y jadeos. Tomándole del rostro con una mano, abultando sus mejillas coloradas, le besó invadiendo su boca, fascinado con el sonido de sus gemidos ahogándose entre ellas.
Cansado, no pudo seguir sosteniendo a Denki, y lentamente lo fue bajando haciendo que se parace dejando que el agua nuevamente cubriera la mitad de su cuerpo, viéndose obligado el mayor a encorvarse para seguir besándole, mientras pasaba su mano por el pálido pecho de su chico, apretando su seno, pellizcando su rozado botón.
—Iwabee... Más... T-tocame más... —pidió desesperado al separarse un segundo, mientras buscaba con sus manos el miembro del moreno— y-ya casi... Un poco más...
Tomándole del hombro haciendo que se girara, dándole la espalda mientras apoyaba las manos en la fría pared de piedra, le tomó de la cadera haciendo que Denki se parara de puntas, y agachándose un poco, introdujo su virilidad entre las piernas del menor, y tomando el pequeño miembro del mismo, le masturbó rápidamente buscando que terminara.
Pronto, comenzó a escucharse el húmedo choque de caderas, como un chapoteo, acompañado de los agudos gemidos de Denki, y los roncos jadeos del Yuino.
—I-Iwabee-kun... Y-yo... ¡Ah! —junto con pequeños espasmos, su cuerpo tembló y seguidamente se contrajo al llegar al orgasmo, dejando su semilla en el agua, jadeante, Denki sintió sus piernas temblar, sintiéndose de pronto muy débil como para sostenerse con ellas.
—O-oye, Denki —le llamó el moreno al ver como comenzaba a caer, por lo que le sujetó levantándolo abrazándolo contra sí mismo.
—Estoy cansado... —murmuró débilmente, tratando de abrir los ojos.
—¿Ah? ¿Y esas energías de hace un momento a donde fueron? —preguntó con una pequeña risa el moreno.
—Se acabaron junto con lo que tenía de... Eso —apuntó a la viscosidad blanquecina que lentamente se diluía con el agua—. ¿Tú aún no acabas? —preguntó girándose para verle de frente.
—Tranquilo, yo me encargo —tajó animándole a irse, a lo que Denki negó y se enderezó poniéndose de pie.
—La ultima vez fue así, hoy quiero ayudarte —insistió cerrando sus puños mirándole decidido.
Demasiado lindo para lo indecentes que son sus intensiones, pensó el moreno enternecido, y tras suspirar derrotado, le hizo volver a girarse para apoyarlo contra la pared.
—Quédate así —ordenó mientras le hacía arquear la espalda para que alzara la cadera.
Al comprender lo que haría, Denki se paró de puntillas, y pronto sintió el miembro del mayor instarse entre sus nalgas.
—No tomará mucho... —susuró ronco mientras comenzaba a mover su cadera, frotándose entre las posaderas de su menor, jadeando por cuan placentera era la sensación, mientras le tomaba de los hombros y observaba su acto, imaginando lo que sería realmente penetrar el pequeño cuerpo del Kaminarimon— ... ¡Mh!... Ngh... Ah~.
Entre suspiros temblorosos, Iwabee dejó su escénica en la espalda baja de su menor, y con un poco de agua, la limpió dejando que se diluyera con ella.
—Deberíamos dormir —susurró el moreno acercando a su menor a sí mismo para abrazarle.
—Primero un baño, ¿no? —cuestionó Denki embozando una pequeña sonrisa, haciéndole al mayor imitarle alegre, dejando un pequeño beso en su mejilla.
•~ 🌼 ~•
—Que frío —exclamó Denki secándose el cuerpo tanto como le era posible con la pequeña toalla que cargaba en su mochila para viajes.
—Supongo que era la calentura lo que hacía que ignoraramos el frío —comentó sonriente Iwabee envolviendo su cabello con su toalla, para luego tomar su bóxer y colocárselo rápidamente.
—A la próxima, que sea en tu casa y no en el bosque —demandó el menor terminando de ponerse su camisa blanca y bóxer, para así sacar las mantas de ambas mochilas y hacer una cama improvisada.
—Oye, mi cumpleaños será en una semana, y estaba pensando... —murmuró sonriente al terminar de ponerse su pantalón, sentándose en la cama improvisada para luego sacar un par de toopers con comida de su mochila— ¿Qué tal si... Me das algo especial?
—¿Algo especial? —cuestionó confundido sentándose junto suyo, tomando uno de los toopers para comer lo que traía— planeaba comprarte ropa y una mochila nueva.
—Bueno, pues... ¿R-recuerdas lo que ocultaba bajo mi cama? —preguntó nervioso y algo sonrojado, ladeando la mirada apenado de lo que pensaba.
—¿Las revistas y mis fotos? —respondió mirándole con el ceño fruncido, un poco molesto del recuerdo.
—Denki... —le llamó acomodándose para verle fijamente, como si se preparara para decir algo sumamente importante, captando la mirada intrigada del menor que dejó lo que comía para escucharle— ¡¿M-me dejarías comprarte la lencería que había en esas revistas?! —exclamó cerrando los ojos avergonzado, logrando que los del Kaminarimon se abrieran de par en par, y los colores se le subieran al rostro anonadado.
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