Cap4: Celos e Inseguridades

Después de ese incidente todo comenzó a cambiar entre ustedes. Eijiro era más atento, más amable, te consentía. Pero en el momento que alguien más hablaba contigo su actitud era pedante y grosera, tanto con la persona que se atrevía a hablarte como contigo. Tú le reclamabas pero al final le terminabas siempre de perdonar cuando se disculpaba desesperadamente y se aferraba a ti como un cachorro en busca de cariño.

Acéptalo. No puedes dejarle, lo prometiste y no te atreves a hacerlo. ¿Quién más podría amarte como él sido tú?, Él es el único hombre que te ama tal cual eres. Aunque seas gorda, a él le gusta, le gustas demasiado y está dispuesto a matarse por ti.

Trataste de pensar siempre eso, de no ver como las cosas entre ustedes se estaban retorciendo, como su amor estaba pasando a ser una obsesión que no te dejaba respirar tranquila.

Todo iba mal y fue empeorando al momento de celebrar tu ascenso con tu jefe y tus compañeros en un restaurante cerca del trabajo. No sabias como él lo descubrió pero te asustaste demasiado, no sabías donde estaba él, te observaba y no tenías idea donde se escondía. Hiciste lo que te dijo por teléfono y con vergüenza agradeciste y te despediste de los demas. Ya tenías que irte a casa y llevar el postre que Eijiro te había pedido llevar.

°°°°°°°°°°°°

Al llegar al edificio, andando por el pasillo después de salir del ascensor, viste a la puerta de tu viejo departamento; aun nadie lo había rentado. Extrañabas la liberta y la calma de vivir sola. Suspirante con tristeza, tenías miedo pero te armaste de valor para abrir la puerta. Todo estaba oscuro, cerraste tras de ti anunciando tu llegada.

Querías prender la luz pero antes de hacerlo Eijiro lo hizo antes.

- Qué bueno que volviste mi vida.. estaba empezando a preocuparme – Dijo en calma para acercarse a ti y abrazarte - ¿Por qué tardaste tanto?

Soltó enojado esta vez apretando su agarre, te estaba doliendo y empezaste a quejarte. Pero esta vez el pelirrojo no te dejo ir.

- ¿Por qué no me dijiste que saldrías a cenas con ellos?, tuve que enterarme por mi cuenta y eso me hizo enojar mucho – Gruño apretándote con más fuerza, pasando su mano por tus cabellos y lastimarte al entrelazar sus dedos - ¿Por qué has estado empezando a mentirme?... ¿Por qué lo haces?

Cuestiona con recelo sin querer soltarte, el pánico de saber que te perdería lo estaba volviendo loco, desesperado por tenerte con él. Dispuesto a arruinar tu vida con tal de que estuvieras a su lado.

Forcejeaste y eso te hizo tirar el postre que te había pedido, pero eso ya no le importaba ahora, todo lo que quería era tenerte con él. Suplicaste que te soltara, te estaba lastimando, te estaba asustado. Él es demasiado fuerte como para que tú seas capaz de resistirte o de defenderte, has pensado incluso que de un simple golpe Eijiro podría dejarte inconsciente, incluso hasta matarte.

Pero sigues confiando que él no sería incapaz de hacerte algo como eso.

- Solo quiero que estés conmigo.. conmigo y solo para mí, ¿Es demasiado pedir eso? – Lloró, sentiste como su cuerpo comenzaba a temblar contra el tuyo - ¿Por qué no entiendes que tú eres todo para mí?, no quiero que te apartes de mí nunca... por nada... ni por nadie.

Gruño al recordar cuando besaste a Mina.

- Quiero que renuncies a tu trabajo – ordenó.

No sabes de donde sacaste fuerza para apartarle al empujarlo, le miraste enojada mientras él te miraba con una expresión de confusión y pánico. Reclamaste esta vez, ¡¿Cómo era posible que te pidiera algo como eso?! Él sabe más que nadie lo mucho que te esforzaste en ese trabajo, todo el estrés, toda la presión, todo el trabajo duro por ascender y mejorar ¿Por qué ahora te ordenaba renunciar a todo eso?

No, él no era tu dueño. Aunque le amabas, aunque le querías, él no tenía el derecho de decirte algo así.

- ¡¿Por qué tu maldita necesidad de estar en un lugar así?! ¡¡Yo puedo trabajar por los dos, yo puedo darte todo lo que quieras! ¡Lo único que quiero es tenerte aquí conmigo! – grito apretando con fuerza sus puños

Esta vez no te dejaste intimidar, estabas en todo tu derecho de trabajar, de ser auto sufriente y no depender de él. Ya lo hacías emocionalmente, no te rebajarías más a depender de él de forma económica.

Su orden era ridícula, si lo que decía era por celos era una estupidez. ¿Quién más se atrevería a mirarte?, le das asco a todos, tienes asco de ti misma, incluso a veces tienes asco de él por sentirse atraído hacia ti. Explotaste, lo hiciste.. Entraste en pánico y comenzaste a llorar soltando todo eso.

- Amor... - Eijiro entro en calma al verte llorar, se acercó a ti de nuevo tomando tus mejillas para que le vieras a los ojos – Entonces, Si sabes que soy el único hombre que puede atreverse a amate, ¿Por qué me tienes que hace esto?

Entraste en shock, paralizada por sus palabras.

- No tienes más opción.. ningún otro hombre entonces podría estar contigo.. y al que tienes haces todo lo posible por desobedecerlo, deberías ser más agradecida y hacer lo que te ordeno- Soltó apretando sus pulgares contras tu sienes, lastimándote y encargándose de que le vieras directamente a sus ojos - ¿Acaso quieres que te deje por alguien mejor?.. ¿Quieres volver a estar sola?

Si lo querías. Y entonces. ¿Por qué no lo dijiste?

"No"

Susurraste entre lágrimas en su lugar y Eijiro sonrió con alegría dejando de presionar sus pulgares y besar con cariño tus labios.

- Esa es mi chica.. quiero que seas obediente y solo me escuches – susurro besando de nuevo tus labios – Vas a renunciar a tu empleo, ¿Okey? 

Asientes dejándole rozar sus labios contra los tuyos, pasando su lengua entre ellos besándote de una forma apasionada y dominante, acorralándote contra la puerta y dejarte sin escapatoria, acaricio tus mejillas bajando sus manos por tu cuello hasta tus senos.

- Ahh.. Te amo – Jadeo entre abriendo sus labios, mordiendo tu labio inferior

Tomo tu mano guiándote para andar con él a la habitación donde te llevo hasta la cama.

- Prometo ser lento y cuidadoso esta vez – Dijo ayudándote a desnudarte, pediste que apagara la luz pero no hizo caso a tu petición- Tu cuerpo es mío.. quiero verlo siempre

Susurro con una sonrisa al verte completamente desnuda, tus piernas gordas, tus rollitos, tus senos grandes y pezones rosados. Se puso de rodillas entre tus piernas al abrirlas, bajando su cabeza y pasar su lengua por tu intimidad y lamer tu clítoris. Dejaste ir un gemido, te has estremecido. Pero no querías hacerlo.

Él comenzó a chupar tu sensibilidad hasta que esta se hinchara y tu vagina se fuera lubricando, toda tu piel se erizaba y tus poros se abrían, dejaste escapar jadeos y gemidos que iban aumentando al paso de que su lengua estimulaba tu intimidad.

Tus lágrimas se dejaron correr de tus ojos por el placer. No era que te gustara ahora o quisieras, solo era una reacción normal de tu cuerpo. Le detuviste pasando tu mano por su cabello. El carmesí de sus ojos se encontraron con los tuyos.

- ¿Qué pasa? – Sonrió relamiendo sus labios al saborearte

Le diste que no querías hacerlo, no te sentías bien ahora. 

- Oh, pero yo te haré sentir bien – Susurro para incorporarse, acomodándose entre tus piernas sobre ti – Siempre lo hago

Siseo desabrochando su pantalón dejando libre su miembro erecto frotándose contra tu clítoris, mordiste tu labio inferir no queriendo gemir.

- ¿Lo ves? – Susurro contra tu oído pasando su lengua - Te gusta 

Apretaste las sabanas a tus costados al momento que te penetro y comenzó a moverse lento, aumentando el ritmo al notar lo apretada que estabas. Eso le gusto, le encanto. Pero a ti no. Te estaba doliendo, tú mismo cuerpo te lo decía. Eijiro comenzó a moverse más rápido, tomando tus piernas y abrirlas un poco más al ritmo que tu suplicabas que se detuviera. Te dolía, se lo estabas diciendo, estabas llorando pero eso solo resultaba en excitarlo más.

Lento... cuidadoso. Puras mentiras

°°°°°°°°°°°°°°

Al día siguiente tuviste que presentar tu carta de renuncia, no comprendías como poco a poco te estabas dejando dominar por Eijiro. Te sentías ansiosa, triste y observada. De hecho, todos en el trabajo te miraban y murmuraban, otros reían o miraban con cierto gesto de asco.

Llegaste a la oficina de tu jefe, este te miro con molestia ordenándote cerrar la puerta tras de ti. Soltó un suspiro pesado antes de pronunciar tu nombre.

- Estoy muy decepcionado de usted – Dijo de repente

Tú no lo entendiste, ¿Acaso Eijiro había llamado antes para decir por ti que renunciarías? Le pediste una explicación pues no comprendas a que se refería.

- No tengo que darle explicación, más bien usted explíqueme, ¿Qué es esto? – Ordeno mostrándote el monitor de su computadora

Porno, un video pornográfico tuyo teniendo relaciones sexuales con Eijiro.

Tu estómago se revolvió del asco y la vergüenza, tú jamás te tomaste un video pornográfico con él. Te comenzaste a hiperventilar, tratabas de explicar que tú jamás accediste a algo como eso, esa persona no eras tú. Pero el mayor te interrumpió.

- ¡Este video fue mandado desde su cuenta al correo de la empresa, es evidente que es usted! – Exclamo el hombre – El equipo de sistemas se encargara de borrarlo, pero si ha sido descargado es probable en este momento este en internet.. ¡No podemos correr el riesgo de que relaciones a nuestra empresa con alguien como usted. ¡Esta despedida!

Las lágrimas comenzaron a brotar de tus ojos, tú no hiciste eso, no lo hiciste.

- Por favor, tenga algo de decencia y váyase – pidió con molestia sacando de su billetera dinero para dártelo. Era tu último sueldo – Tómelo, ha sido eliminada del sistema. Usted ya no trabaja y nunca ha trabajado aquí.

No lo tomaste, solo querías tratar de explicarle que tu no mandaste ese video. Pero el mayor término por lanzarte el dinero a la cara y gritarte, amenazando con llamar a seguridad si no te ibas. Con la moral destruida saliste de su oficina, los gritos se escucharon fuera de esta y la gente apenas verte comenzó a burlarse de ti.

- ¡¿Quién fue el valiente que se metió contigo?! -

- ¡Seguro le pagaste por hacértelo!

- ¡Qué asco!

- ¡Das asco!

- ¡Ballena!

- ¡Gorda!

- ¡GORDA!

Corriste con desesperación al ascensor. Los gritos, las burlas, el desprecio. Todo era como antes. Saliste del edificio hecho un mar de lágrimas y nervios, querías correr lejos, no querías volver con Eijiro. Pero apenas te vio este te tomo con fuerza del brazo.

Que estúpida eres, has olvidado que él vino contigo y te esperaba afuera.

- ¿Qué pasa?... ¿algo malo? – Notaste la burla en sus preguntas. Él sabía, él lo sabía

Te apartaste de su cinismo abofeteándolo. Estaban armando un escándalo. ¿Cómo pudo hacerte algo así?, ¿Cómo fue capaz de traicionarte de esa manera?

A este no le dolió en lo más mínimo la bofetada. Sonrió en su lugar, acariciando su mejilla al sentir todavía cálida tu marca.

- Solo quería asegurarme que renunciarías – dijo para tomarte con fuerza de la muñeca – Ahora vamos a casa...

Ordeno lastimándote la muñeca, te quejaste comenzado a llorar otra vez. La gente que pasaba te quedaba viendo mal. Todos, todos habían visto tu video.

Eso pensaste.

Eijiro entonces tomo un taxi ordenándote a subir primero. No te soltaba, no pensaba hacerlo. Le obedeces.

Al volver a casa y apenas llegar al departamento te soltó para cerrar la puerta con todos los seguros que tenía. Escuchaste cada llave, cada candado y seguro ser sellado. Pero no reaccionaste, solo fuiste a la habitación para acostarte en la cama.

Eijiro suspiro con calma por fin, sonriendo más relajado y andar tras de ti, al verte en la cama, se sentó al borde de la cama para acariciar tu cabello.

- Todo estará bien cariño... a partir de ahora no saldrás más.. no necesitar hacerlo – dijo acercándose a tu rostro y besar tu mejilla – Estarás bien aquí conmigo...

No dijiste nada, solo cerraste los ojos sintiendo como él comenzó a besar tu cuello, acomodándose sobre ti para desnudarte. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top