Cap1: Cita no romántica
Has salido del hospital tras tu última cita con el nutriólogo. Malas noticias, debes de bajar todavía más de peso. Tu masa corporal no es todavía el peso ideal para tu estatura, estas decepcionada de ti misma y tu único consuelo ahora es llegar a tu departamento y dormir, cada vez es lo mismo y cada vez haces lo siguiente.
Llegar a tu departamento solitario, dejar tus cosas e ir a tu cuarto a acostarte y dormir para no comer en todo el día. Ese es el castigo que te has impuesto, porque no mereces nada más.
Llegas cansada, preferiste caminar en vez de tomar el metro. Rayos, debiste tomar el metro para llegar más rápido.
Ahí, parado frente al buzón de correspondencia revisando su correo estaba tu vecino, Eijiro kirishima, ese alto, fuerte y guapísimo hombre de rojizo cabello en puntas que se había mudado hace dos meses frente a tu departamento; parece que había llegado de entrenar porque estaba usando su típica ropa de gimnasio, tenis deportivos, pans negros y una sudadera gris que ocultaba sus músculos. Aun así podías visualizar a la perfección su espalda ancha en tu imaginación. Te sonrojas y niegas, no puedes permitirte imaginar algo como eso. Caminas para llegar al elevador, pero... Oh, sorpresas. Él va tras de ti.
- ¡Espera!
Pide para meterse antes de que las puertas del ascensor se cerraran, quedándote encerrada por dos minutos con él a lado de ti. Alto, era demasiado alto. ¿Talvez de 1.80?, casi, casi podía tocar el techo del elevador que era de 2 metros.
- Vaya... que suerte, logre entrar a tiempo.
Dijo aliviado con una gran sonrisa. Dientes filosos, como los de un tiburón. Otra cosa más que sabias de él ahora. Agachas la mirada y asientes cohibida, él parecía muy alegre. Nada que ver con tu actitud autodestructiva.
- Perdón si el olor te molesta.. es que el gimnasio está cerca de aquí, así que no veo motivos para llevar una maleta- Ríe apenado, parece creer que te molesta su olor a sudor. Pero todo lo contario- Por cierto, soy Eijiro Kirishima... soy tu vecino de enfrente... Me mude hace dos meses pero apenas hoy tengo la oportunidad de presentarme contigo, que suerte ¿No?
Comentó sonriendo, dejando ver esos filosos dientes de nuevo. ¿Suerte? ¿por qué suerte?. Te lo cuestionas en tu cabeza.
Comentas que lo has visto en ocasiones y su buzón está a lado del tuyo. No viste necesario darle tu nombre pues no le viste importancia, seguro que después de explicar tanto él asentiría y no hablaría más. Pero la expresión del otro fue diferente, ya que cambio a una de duda y... ¿Tristeza?
- ¿Y porque no me has saludado?... ¿No te agrado?...
Comentó con una expresión difícil de entender para ti, parecía triste. ¿Por qué estaría triste?
Negaste de inmediato, explicando que no creías que le importara tanto que no le hablaras. Seguro era un hombre al que le gustaba ser amigable con todos los vecinos y quedar bien con todos. Que adorable.
En toda tu explicación él te miraba con atención y en un instante sus ojos carmesís se conectaron un segundo con los tuyos. Él sonrió amable con los labios cerrados. Te veía con ternura, como si le parecieras adorable.
- Tus ojos son muy lindos.. no logro verlos a detalle desde la distancia...
¿A que vino esas palabras tan repentinas?, Te sonrojas demasiado y el ríe un poco, tal parece que se dio cuenta de ello. Las puertas el ascensor de su piso se abrieron, Gracias al cielo.
- Damas primero...
Dijo él con educación cediéndote el paso para que salieras primero. Asentiste y caminaste rápido a la puerta de tu departamento, tomas tus llaves para abrir pero tus manos temblaban demasiado ahora, se te cayeron pero el otro fue más rápido al tomarlas y dártelas. Estaba a tu lado de la puerta viéndote con gentileza.
- Oye, ahora que sabes que no me molestaría conocerte bien.. ¿Podemos hacerlo?..
Cuestionas temerosa y avergonzada. Él volvió a sonreírte con ternura. Dios, ¿Por qué te veía así?
- Conocernos... - Explicó recargando su brazo a la pared para estar más cómodo- Mañana iré a una fiesta con unos amigos.. ¿Te gustaría ir conmigo?
¿Una fiesta?, Oh... así que era eso. Un mal recuerdo y las malas experiencias de tu adolescencia volvieron a ti. Antes eras todavía más robusta de lo que eres ahora. Eras ingenua e inocente. Creías que el amor hacia alguien como tú existía y confiaste en alguien que te hizo mucho daño. Así, justo en una fiesta frente a mucha gente.
Niegas a la invitación y el otro te ve con duda de nuevo, te pregunta el porqué. Tú no quieres darle explicaciones de tu triste y patético pasado, así que buscas una excusa todavía más patética al decir que tendrías una salida con unos amigos que habían planeado desde hace semanas.
Has mentido, sonríes amable para él, el otro te mira algo decepcionado, sonriendo gentil en cuestión de segundos.
- Oh, bueno.. será en otra ocasión.. aunque... podríamos vernos y tomar un café algún día juntos- Insistió amable ¿Por qué insistía en conocerte?
Asentiste aceptando la oferta y él parecía feliz con ello.
- Perfecto, entonces nos vemos después..- Se despidió de ti llamándote por tu nombre y acariciar tu hombro para irse a su departamento.
Eso fue demasiado ¿Sabía tu nombre? Dios, jamás habías estado tan cerca de él y hablado tanto con alguien así de apuesto. Su voz, su voz sonaba tan gentil y divertida y cuando parecía triste se escuchaba tan tierno, ¿Cómo alguien con ese cuerpo y esa fuerza podía escucharse así de adorable?, recordar su voz endulzó tu corazón y suspiraste al recordar que dijo que tus ojos eran lindos y que con esos labios dijo tu nombre.
¡No!, Abandonas esos pensamientos y das palmadas a sus regordetas mejillas, estas estaban muy calientes, eso pasa cuando te sonrojas demasiado al estar tan cerca de alguien que te interesa demasiado. La tristeza volvió a ti, pues, sabes que él te interesa a ti... pero tú a él no.
Al menos no como a ti te gustaría.
El día siguiente no saliste de tu departamento, sólo en una ocasión para ir por tu correspondencia y no volver a salir de nuevo. Trataste de mantenerte ocupada con otras cosas y otros asuntos. Así paso tu día entero, hasta que saliste de casa para ir temprano a tu trabajo.
Eran las 8:00 am
Con suerte no te encontraste con Kirishima esa mañana, aunque nunca no habías hecho en ese tiempo. Pero todos sabemos que a veces el destino es cruel y le gusta jugar pesadas bromas con los patéticos individuos del universo. Fue un día pesado, mucho papeleo por hacer y documentos que transcribir, llegarías tarde a casa ese día, así que tomaste el metro.
Ya en el edificio, antes de que tomaras el ascensor fuiste a revisar tu buzón. Cuentas, cuantas y más cuentas. Suspiraste cansada, la vida de adulta era difícil.
- ¡Hola!
Una alegre voz a tu lado te sacó de tus pensamientos llenos de números, volteaste a ver quién era, encontrándote exactamente con Kirishima.
Este tenía el antebrazo recargado a los demás buzones apretando ligeramente su puño, vestía un taje de oficina de color azul marino, que si no lo lograbas distinguir con detalle jurarías que era de color negro, su cabello rojo no tenía el típico estilo en puntas como normalmente le conocías. Este estaba lacio, ligeramente recogido hacia atrás, seguro que tenía una pequeña coletita colgando de su nuca. Saludas algo nerviosa pues desde ese día no le has vuelto a ver.
- Oye... ese día que te invite.. tú dijiste que saldrías con unos amigos... pero en ningún momento te vi salir después de que bajaste por tu correspondencia...
Dijo algo serio y decaído, lograste notar que apretó ligeramente su puño y... ¿Espera?, ¿Cómo sabe que no saliste en todo el día?, Cuestionaste el cómo él conocía ese detalle y este se acercó un poco más a ti, a centímetros de tu cara.
- Te estuve espiando detrás de mi puerta en todo el día...
Dijo con una expresión seria y una voz grave. Apartándose de golpe y reír a carcajadas cuando vio tu rostro temeroso.
- ¡Lo siento!, ¡No te asustes por favor!- Pide para volver a acercarse y apretar ligeramente tus mejillas regordetas- Le pregunte al portero hoy si habías salido ayer y me dijo que solo saliste por tu correspondencia.. ¿Paso algo?, ¿Se canceló tu salida?
Pregunto aun sin dejar de tocar tus mejillas, sus manos eran tan grandes y cálidas y... bastante suaves. Te miró con consuelo, seguro pensaba que tuviste un mal día porque tu salida se canceló. Asentiste y apartaste sus manos de tu cara, explicando que tu salida se canceló a último minuto por unos asuntos personales que tenían tus "Amigos"
Sonreíste tímida por esa gran mentira, Kirishima te mira convaleciente para tomar tus manos cubriéndolas entre las suyas. Eran muy grandes y cálidas.
- ¿Y porque no aceptaste mi invitación?.. pudiste ir conmigo.. así no hubieras pasado tu fin de semana sola- Esos ojos carmesís te veían con tristeza.
Sonreíste apenada, explicando que no sabían a qué hora era esa fiesta y que pensabas que él seguro ya se había ido con sus amigos desde antes. Este abrió los ojos como pensando que tenías muchísima razón, en ningún momento te había dado la hora exacta o el lugar al que irían.
- Oh, rayos es verdad.. no te di la hora.. lo siento, mi error- Se disculpó para soltar tus manos y chasquear sus dedos en disgusto a su descuido- Entonces tengo que compensártelo.. el próximo fin de semana te invito a cenar.. sólo tú y yo, ¿qué te parece?
¿Cena?, ¿En un fin de semana de San Valentín? Le preguntaste si sabía que se celebraba ese fin de semana y él lo negó por completo, cuestionando si ese día era tu cumpleaños y darle todavía más razones entonces para querer cenar contigo. Negaste, claro que no era tu cumpleaños pero si era el día de San Valentín.
- Oh... lo siento... seguro tienes planes para ese día con tu novio- Dijo con desanimo en su mirada y tu negaste que lo tenías. Mala idea- ¡Bueno!.. tú no tienes novio y yo tampoco... ¡Digo! de que yo no tengo novia, ¡No pienses que soy gay!.. aunque no juzgo eso... pienso que el amor es algo hermoso sin importar el género... o las apariencias
Explica mirándote con gentileza y rascando ligeramente detrás de su nuca.
- Lo que quiero decir es.. podemos pasar ese día juntos.. como amigos y conocernos mejor en una cena, no romántica... ¿Qué tal a las 8:00?
Era demasiado que procesar. ¿No tenía novia? ¿Cómo podía ser eso posible tan siquiera? Alguien tan perfecto como él, ¿Sin novia?, Estabas por negarte, pero en ese momento el celular del otro sonó y contesto.
- Ah, lo siento.. es de mi trabajo, debo contestar... ¡Es una cita entonces!, vendré por ti a las 8:00, te llevare al restaurante italiano del centro- Aclaró entonces para contestar y meterse a su departamento sin esperar una respuesta clara de tu parte.
Te dejo en shock y con la palabra en la boca, rayos.. Debías aclarar las cosas y negarte al día siguiente.
Pero el siguiente día paso, y el siguiente y sin darte cuenta el fin de semana había llegado. Esos días trataste de contactarle, pero era difícil saber su número de teléfono sin que los vecinos pensaran algo más de ti y verte seguramente con burla. Trataste de buscarlo y tocaste varias veces a su departamento. Incluso te levantaste mucho antes que él para encontrarlo cuando iba a correr. Pero nada, tal parecía que la tierra misma se lo había tragado.
¿Ahora qué harías? ¿Irías? Pero si no le has vuelto a ver en toda la semana, ¿Quién te asegura si de verdad vendrá por ti?, había dicho que te llevaría a un restaurante italiano en el centro de la ciudad a las 8:00 de la noche...
Eran las 6:00 pm del día de San Valentín.
Tardaste mucho en pensarlo, pero al diablo. Si no venía solo te ibas a decepcionar profundamente de él y sabrías definitivamente que era igual a todos los hombres. Te alistaste para esa cena no romántica, usando ese lindo vestido traslucido en color negro que tu madre te regaló y que creías que jamás ibas a usar; su cuello era redondo, las mangas cubrían tus brazos por completo bajo un encaje de flores y un forro negro que ajustaba perfectamente tu cintura, la caída de la falda también con encaje escondía libremente tus caderas anchas y muslos regordetes, aunque no lo suficiente al estar el vestido a una altura sobre tus rodillas, usaste unas zapatillas bajas de color coral y arreglaste tu cabello sin recogerlo para acompañarlo con un hermoso maquillaje natural que resaltaba las facciones naturales de tu rostro de ángel. Terminante y te viste al espejo, sin notarlo te arreglaste demasiado para una cita no romántica que probablemente no se llevaría a cabo.
Entraste en pánico, pues ya eran las 8 en punto. Estabas a nada de bajar el cierre de tu vestido para usar otra cosa, pero en ese momento tocaron a la puerta.
¿Era él?, no podía ser él... ¿O sí?
Ahora tocaban al timbre con algo de insistencia, respiraste profundo para avisar que ibas a abrir, abriste la puerta y en ese instante te encontraste de nuevo con Kirishima. Se veía tan apuesto y elegante con ese traje gris oscuro, camisa como el vino y corbata a cuadros del mismo tono, jamás lo habías visto así de elegante y su cabello era igual a como lo viste esa última vez, lacio y ligeramente recogido hacia atrás, seguramente con una coletita colgando tras su nuca. Se veía guapísimo, pero también demasiado bien para una cita no romántica.
- Ho-hola.. te compre..- Este se detuvo en sus palabras al verte- Estas hermosa...
Le escuchaste suspirar al verte. ¿Enserio te veías hermosa como él lo dijo?, aceptaste el cumplido con timidez, diciéndole a él que también se veía muy apuesto.
- ¿De verdad?.. Ah, gracias- Dijo algo cohibido para reaccionar y darte un ramo de rosas y girasoles con una caja de chocolates que había comprado para ti.
Los tomas con vergüenza, Flores y chocolates era algo que solo las parejas se daban. No, niegas mentalmente a eso, quizás solo te lo dio por la ocasión y educación. Agradeciste para invitarlo a pasar a tu departamento, avisando que guardarías los chocolates y pondrías en agua las flores tan lindas que te había regalado. Tardaste un poco al estar divagando en tus pensamientos, volviendo con Kirishima que lo habías dejado esperar en tu recibidor. Pero no estaba ahí, le llamaste para buscarlo en el baño pero lo terminaste por encontrar en tu cuarto, querías saber porque estaba ahí.
- Oh, lo siento.. buscaba el baño, supuse que tal vez tenías uno en tu cuarto- Le corregiste diciendo que no era así y que de hecho el baño estaba justo en frente de tu cuarto- Perdón..
Se disculpó apenado para ir rápido a este, viste con algo de duda tu habitación, de repente sentiste por tu espalda un cosquilleo que viajo por toda tu espina, viste hacia tus cajones, encontrando uno semi abierto, no lo habías dejado así... ¿O sí?
- ¡Listo!.. ¿Nos vamos?- Pregunta él yendo contigo a la habitación.
Asientes desechando toda idea ridícula en tu cabeza para ir con él. Preguntaste si no estaban demasiado elegantes para una cita no romántica y él negó a eso, se veían bien vestidos así juntos. Muy alegre el pelirrojo se despidió del portero del edificio, el hombre miró con duda y sorpresa a los dos y asintió simplemente a su despedida. Tomaron un taxi para ir juntos al restaurante. De nuevo sentiste otra mirada de sorpresa por parte del conductor, pero intentaste ignorar la incomodidad que sentías en ese instante.
Al llegar al restaurante una preciosa y delgada recepcionista les atiende, la gran diferencia entre ustedes dos era más que clara. No importa que tan linda te vieras, esa mujer era mil veces mejor que tú. Esas ideas tenías y por eso bajaste la mirada.
- Una mesa para Eijiro Kirishima y compañera.. hice la reservación hace una semana..
Informa el elegante pelirrojo y la tipa asiente para llevarlos a su mesa, notabas bien como esta movía las caderas. Parecía querer tomar la atención de tu acompañante. Y seguramente ya la tenía.
- Es muy lindo ¿No crees?.. tiene la mejor critica de los libros de cocina - Explica el otro viendo la decoración del lugar.
Al llegar a su mesa este agradece a la mujer y ella les da los menús, dándoles su tiempo para escoger en lo que llegaba el mesero. Kirishima revisó lo que tenía el menú, para él toda parecía delicioso.
- ¿Qué vas a elegir? La verdad que todo se ve muy delicioso que quiero probar todo- confesó pareciendo estar muy hambriento, tú también tenías mucha hambre, pero estás a dieta, por lo que dijiste que pedirías un caprese.
El pelirrojo hace una ligera mueca de disgusto, ¿Una ensalada Caprese?, no le pareció. No tenía nada, ni siquiera un poquito de carne.
- ¿Enserio comerás sólo eso?- cuestiona y tú con pena asentiste, tenías una dieta que seguir y se lo explicaste. Este suspiró algo desanimado- Oye, pero tú te ves hermosa así... bueno, tal vez lo haces por tu salud.. pero no es saludable que también te mates de hambre...huh, además esta cosa no se ve con nada de carne.. necesitas comer la proteína de la carne y algo de pasta.. hasta un postre delicioso.
Dijo divertido queriendo sacarte una sonrisa al ver con deducción todo lo que estaba en el menú, reíste un poco, él seguro podía comer todo eso porque después lo eliminaría con ejercicio, pero tú no tenías tiempo suficiente y solo te ejercitabas en casa por la pena a que te vieran.
- Te propongo un trato.. pedimos un poco de todo y lo comemos juntos.. y para el postre compartimos un pastel de chocolate.. ¿Te gusta la idea?- propone sonriendo divertido, mostrando eso dientes filosos con esa mirada dulce, asentiste con pena, proponiendo que mejor pidieran un pastel de fresas- ¡Oh!, muy bien.. un pastel de fresas será.. pero promete que te lo comerás todo conmigo... si no...Ah, yo tendré que darte de comer en la boca...
Dijo de una forma algo extraña, lo sentiste así. Como si la idea de darte de comer le parecía una buena oferta. Ah, no.. Son solo disparates tuyos. Asentiste y en cuanto el mesero se presentó ante ustedes Kirishima pidió que le trajeran todo lo del menú más un pastel de fresas para dos. El tipo que tomaba el pedido te volteo a ver un segundo y notaste como una mueca se formaba en sus labios. Agachaste la mirada y Eijiro terminó de ordenar finalizando con que quería una botella de vino de la mejor cosecha. Esas eran muy caras. Notifico el camarero.
- ¿Pregunte acaso cuanto costaban?- lo escuchaste de una forma que parecía desguatado y su expresión te pareció amenazante ante el otro- Solo tráigala...
Ordenó y el tipo de retiro para ir por su pedido. Ahora que lo pensabas era mucha comida y los precios no eran exactamente baratos Bueno, ahí se iría el dinero de tu semana de trabajo. Pagarías la mitad seguramente pero seguiría siendo mucho. Están tan concentrada en cuanto pagarías que no notaste la mirada de Eijiro sobre ti.
En cuanto la comida llego viste todo con sorpresa, era demasiado pero todo se veía muy delicioso.
- Itadakimasu- Dijo Kirishima con diversión agradeciendo la comida y devorar con gusto un pedazo de esa pizza pequeña que había ordenado para los dos- Hmm.. esto es delicioso
Al verlo comer tan animado tú te sentiste más cómoda y comiste con gusto, un pequeño gemido escapo de tus labios incluso debido a que la comida era exquisita, hace mucho que no probabas carne con especias tan finas. Al llegar por fin el postre, Eijiro movió su asiento para estar mejor sentado a tu lado.
- Es más cómodo si cómenos el postre así juntos...- afirmó para tomar su tenedor darte el primer bocado- di haaa..
Tú con timidez abriste la boca para recibir el primer bocado, sonrojándote y avergonzándote mucho al sentir la mirada de disgusto de algunos comensales. Te avergonzaste demasiado que cubriste tu boca con tu servilleta para terminar de masticar.
- ¿Qué pasa?.. ¿No te gustó?- Pregunta Eijiro y tú negaste, diciendo que era delicioso pero que era penoso comerlo así.
Este miró con disgusto a su alrededor entendiendo perfectamente a que te referías.
- Ah... lo siento.. ¿Qué tal si el postre lo comemos en mi departamento?, ¿Te gusta la idea?- Tú sólo asentiste, ya no querías estar ahí y que la gente te viera.
Por un momento te habías olvidado de tu alrededor al platicar con él y comer tan animados los dos. Eijiro pidió la cuenta y el postre para llevar, preguntaste con cuanto aportarías tú, pero él se negó. Él te invito y él pagaría todo, no lo viste correcto o justo para el otro, pero aceptaste al final. Saliendo juntos y pidiendo un taxi para volver a casa.
Al llegar a casa agradeciste por la cita no romántica, afirmando que la habías pasado muy bien. Te despediste de él con una sonrisa amigable para estar a punto de dirigirte a tu puerta sola, pero él te siguió para tomar tu mano y llevarte con él.
- Oh, no.. claro que no señorita, la noche aún no termina y no hemos comido el postre todavía- Te recordó él para soltarte solo un minuto y abrir su puerta, llevándote con él adentro- bienvenida a mi humilde hogar.. siéntete como en casa
Dijo para acompañarte a la estancia y pedirte que te sentaras en el sofá, lo hiciste y de repente los nervios volvían ti. Pues te has dado cuenta que ahora estabas a solas con Eijiro Kirishima en su departamento.
No divagues, eres tú. Solo comerán el postre y tal vez platiquen un poco, es todo.
- ¡Tadan! - Exclamó divertido el pelirrojo para llegar con una charola pequeña en donde tenía el pastel y dos copas de vino ya servidas- Lo siento.. olvide comprar leche.. pero también es rico comer el pastel con algo de vino
Explicó el para sentarse de nuevo a tu lado y darte una de las copas de vino primero, tú ya no querías mas vino, no eras muy compatible con el alcohol y te mareabas bastante fácil, pero por ser educada lo tomaste y le diste el primer trago. Era dulce y más rico que el del restaurante. Incluso lo dijiste y por eso le diste otro trago.
- Uh, debí traer la botella.. no sabía que este te gustaría- dijo con gracia para darle un trago a su copa y tomar el tenedor clavado en el pastel para querer darte un bocado- Sigamos donde nos quedamos
Tu sonrojada, ya sin saber si era porque el alcohol del vino ya te había pegado o por la acción del pelirrojo, te niegas. No hacia falta que te diera de comer en la boca.
- Ah.. lo siento- Se disculpó apenado para darle él el bocado y tú le seguiste para comerlo con tu tenedor. Un pastel sin dudas delicioso,
Dejaste la copa a lado y con tus dedos comiste una de las ricas y dulces fresas del pastel.
Él de nuevo te miraba comer, notando que una manchita de crema había quedado en tus labios, Él te aviso para acercarse todavía un poco más a ti y con una servilleta limpiar delicadamente tu labio. Estaba demasiado cerca de ti, miraste a los ojos.
- Lo siento si no me deje ver toda esta semana... es que, sabría que rechazarías mi invitación si me veías y yo no quería eso... de verdad tenía muchas ganas de cenar contigo esta noche...
Se disculpa de repente y tú le miras con sorpresa, cuestionas por qué y él sonríe embobado por tu inocente carita de duda. Te llamó por tu nombre otra vez para tomar con cariño tus mejillas regordetas.
- Porque me gustas...
Confesó y tú no fuiste capaz de creerlo, tu cuerpo se estremece ante la gran sorpresa de que Kirishima te estaba besando en los labios. Le apartaste, esto debía ser un sueño o una broma demasiado cruel. No lo aguantaste y lloraste. Querías irte ya a casa. Esto no era nada divertido para ti.
- ¿Por qué lloras? - Cuestiona tomando de nuevo tus mejillas y mirándote con consuelo
Suplicaste que parara con esa broma, que no era nada gracioso y que te dolía mucho. Pero él negó.
- Yo no estoy bromeando... jamás podría bromear con los sentimiento de alguien, menos con los de la persona que me gusta...
No le creías, no eras capaz de creer que alguien como él te quisiera ti, le apartaste de nuevo para levantarte y dirigirte a la puerta. Pero antes de tan siquiera tocar la perrilla, sientes como los fuerte brazos de Eijiro te toman por detrás abrazándote y pegándote a su fuerte y cálido cuerpo evitando el dejarte ir. Sentiste su respiración pesada contra tu nuca y un beso húmedo en tu cuello que te hizo estremecerte de nuevo.
Gimes al sentir sus manos apretar tus caderas anchas y buscar tus muslos bajo tu falda.
- No pienso dejarte ir..- Susurró en un gruñido contra tu odio pronunciando tu nombre- No hasta que des por sentado lo mucho que me gustas...
Recalcó para darte la vuelta y besarte demandante, apretando tu mentón hasta que abrieras tu boca y apoderarse de ella con su lengua. Gruñó entre esos besos acorralándote contra la pared metiendo una de sus piernas entre las tuyas y presionar tu intimidad. Gimes contra los labios del más alto al sentirte muy sensible ahí abajo.
- Ah... esta funcionando muy rápido... debe ser por el alcohol- dijo él con malicia para morder ligeramente tus labios carnoso con lujuria- Tranquila.. no es nada malo...
Prometió para pasar a besar tu cuello y presionar más tu intimidad, Querías saber a qué se refería y el por qué te sentías así de extraña ahora. Sentías tu cuerpo más caliente conforme él te tocaba y besaba más.
- Sólo es algo que te hará desaparecer tu timidez... eres tan linda cuando te sonrojas, pero ahora.. ahora quiero que te sonrojes por algo más que mis palabras bonitas, bebé...
Dijo excitado para volver a apoderarse de tu boca tomando tu nuca para no dejarte escapar de sus besos y pasear una de sus manos hasta tu trasero, apretando firme con esas manos grandes y calientes. Muy calientes
Vuelves a gemir contra sus labios, al sentirlo tan pegado contra tu cuerpo, no creías que podía ser posible que él te estuviera besando y tocando de ese modo tan vulgar justo ahora. Su mirada y sonrisa amigable ya no estaban.
Tus mejillas están rojas, tu cara ardía y tus gemidos se liberaron cuando él dejó de atender tu boca y un hilo de saliva los conectó
- ¿Quieres saber qué más puedo ser capaz de hacerte?... Puedo hacer más que solo besarte..- Sonrió atrevido con esos filosos dientes de tiburón para tomarte de tus muslos y cargarte.
Te abrazaste de su cuello asustada pidiendo que te bajara. Tenías miedo de lastimarlo con tu peso pero eso solamente le hizo reír. No parecía molestarle nada el cargarte, llevándote sin problema hasta su habitación y sentarte en la cama para verte con deseo, quitándose frente a tus ojos su elegante saco gris oscuro y botarlo al piso como si fuera cualquier prenda corriente, lo mismo hizo con su corbata al aflojarla y dejarla deslizarse por el cuello de su camisa hasta que se cayera. Así con su camisa semi aflojada se inclina hacia ti para besar tu cuello, gemiste ante esa acción provocativa pero tranquila y ahora delicada, apretando las sabanas de la cama. Tu cuerpo se estremecía más y más al contacto de sus labios contra tu piel distrayéndote mientras él bajaba el cierre de tu vestido e irlo quitando hasta dejar tus pechos grandes al descubierto ante sus ojos carmesí. Estos solo eran salvados por tu sostén de color negro que Eijiro se encargó de subir mientras te empujaba suavemente contra la cama.
- No sabes por cuanto tiempo desee tenerte así conmigo- confesó diciendo tu nombre para acomodarse entre tus piernas y acariciar tus costados- Cuantas veces soñé con hacerte mía y hacerte saber lo mucho que importas para mi...
Susurró contra tus pechos para lamer lentamente uno de tus pezones, gemiste dejando escapar unas cuantas lágrimas de tus ojos.
¿Esto era un sueño? ¿Era el cielo y ahora estabas siendo seducida por un ángel?
Otro gemido escapó de tus labios al sentir ahora la boca del pelirrojo chupar y lamer uno de tus pezones mientras una de sus manos apretaba y retorcía suavemente el otro. Dejaste escapar más gemidos que solo endulzaban los oídos del ajeno y despertaban su virilidad.
Kirishima comenzó a moverse mientras atendía tus pechos. Tus gemidos le extasiaban, pero necesitaba más, necesitaba con desesperación sentir el calor de tu intimidad contra su bulto duro. Quería que te mojaras por completo con solo atenderte así. Negaste y suplicarte que parara, pero tu voz sonaba diferente, más lasciva y descontrolada, al sentir algo duro contra tu ropa interior. Palpitaba contra ti. Y la acción continúo hasta que Eijiro perdió el control de sus acciones y comenzó a moverse más rápido, dándote estocadas duras. Quería follarte primero con la ropa puesta.
Tus gemidos y lloriqueos sólo le alentaban a no detenerse hasta que tu clítoris se hinchara.
- Así.. gime más alto- Pide con la mirada oscurecida por el deseo de escucharte gemir de ese modo- Tus pezones me encantan.. son como un par de bombones que quiero comer siempre... quiero comerte por completo
Gruñe dándote una estocada dura que te hizo tener un orgasmo en seco. Eras mil veces más sensible ahora. Gemías sin poder controlar tu voz solamente con eso. Le pereció tan adorable a él, quería saber que tan alto eras capaz de gemir ahora si se atrevía a lamer y chumar en otro lado. Miró con malicia entre tus piernas escondidas por tu falta, para ahora quitarse con desesperación su camisa en color vino y mostrar así su cuerpo firme y trabajado.
Al verle tus mejillas se pusieron rojas como el color de esos ojos que te miraban con lujuria,
Su pecho duro, abdomen firme y brazos anchos y fuertes, las venas se marcaban en sus brazos hasta sus manos, misma manos que acariciaban y apretaban tus muslos gordos hasta separarlos un poco más y subir tu falda para romper tu ropa interior.
- Ups..- sonrió con maldad para deslizar sus dedos lentamente hasta el interior de tu intimidad y acercar su pecho contra el tuyo hasta que el calor de ambos se conectó.
Sus labios volvieron a estar cerca de los tuyos mirándote atentamente.
- Dime que soy el primer hombre que te hace sentir de este modo - Demanda saber, precintando su dedo medio contra tu clítoris y hacerte gemir de inmediato, su otra mano tomo la tuya para presionarla fuerte contra la cama, dijo tu nombre demandando que lo vieras solo a él y nada más que a él - Dilo...
Ordenó para comenzar a mover en círculos su dedo contra tu clítoris, usando ahora dos a los segundos de que no dijeras nada y solo gimieras. ¿Por qué exigía saberlo? , Claro que él era el primero.
Esto era un sueño, debía de serlo. Cerraste los ojos con fuerza, pero eso solo aumentó el placer y calor que crecía más y más.
- Quiero escucharte decir que soy el único que te pone así de mojada.. que nadie más que yo sabe lo caliente que estas ahora...- Gruño atrevido, mirándote, jadeando contra tus labios para apoderarse de ellos en un acalorado y desesperado beso
Pegando su fuerte cuerpo contra el tuyo, masajeando su intimidad hasta hacer que tu clítoris se fuera poniendo cada vez más dura y tu vagina se mojara, su lengua jugaba contra la tuya, separándose centímetros, conectando por ese ligero hilo de saliva entre sus bocas.
Tus jadeos fueron más pesados, apretando la mano de ese hombre que te tenía atrapada. Lo aceptaste diciendo que él era el único hombre que se atrevía a hacer tan cosa. Te asustaste al ver su expresión de enojo.
¿Qué habías dicho?, Solo fue la verdad. Ningún hombre en su sano juicio se atrevería a estar contigo.
- Seguro crees que estoy loco.. ¿No?... ¿Eso es lo que piensas?, ¿Qué solo por ser yo no puedo estar contigo?- Sonrió torciendo un poco su sonrisa. Mierda, tenía una expresión espeluznante
Tal vez si estaba loco, aunque tu más al sentirte más excitada.
- Tal vez lo estoy... estoy loco ti... totalmente loco- sonrió completamente sonrojado, sus mejillas estaban rojas solo de verte tan vulnerable solo para él
Sus dedos dejaron de dar suaves masajes a tu hinchada clítoris para ir metiéndose por tu vagina tan mojada y caliente. Gemiste algo y lascivo ante la sensación de que otros dedos de un tamaño mayor a los tuyos se adentraban a tu intimidad. Tan adentro, primero uno y con ello un segundo. Querías pedir que se detuviera, dolía ligeramente pero al momento se sentía con jodidamente bien, tus pies se retorcían ante sus caricias lentas alrededor de tus paredes, rosando las yemas de sus dedos provocando en ti un cosquilleo que te hacia gemir más. Sentiste un tercer dedo y maldecirte. No estabas completamente lista.
- Ah... esa boquita socia... - rio atrevido bajando a tus pezones y lamerlos de nuevo- Maldice más preciosa... me encanta como lo dijiste
Chupo tus pechos y pezones disfrutando de ti, dándote ligeras estocadas que comenzaban a ser más rudas conforme tus gemidos y maldiciones aumentaban. Carajo...se sentía tan bien que lloraban del placer, mirando al techo y gemir una y otra vez el nombre del pelirrojo, suplicando ahora que fuera más duro con sus dedos y que metiera otro más en ti.
La tímida gordita ahora era una perra sucia queriendo más.
Él obediente al complacerte fue duro contigo, dándote estacadas duras dos sus dedos hasta que lograste correrte, apretaste fuerte su manos y las sanas al sentir ese orgasmo tan placentero, gemiste su nombre hasta sentir tu pecho arder. Maravilloso
- Ah.. mirate nada más... estas chorreando tanto, mi amor...- jadeo el pelirrojo lamiendo sus dedos manchados de su esencia, chupándolos y disfrutando tu sabor
Su rostro reflejaba placer. Un inmenso y retorcido placer que tú no lograste notar al estar pérdida en tu orgasmo. Tu cerebro ahora estaba en blanco.
- Sabes delicioso- sonrió excitado, bajando hasta llagan en medio de tus piernas y lamer su intimidad
Al sentir su lengua lamer tu clítoris te alteraste y le miraste, trataste de alejarlo avergonzada, reclamaste que hacer eso era asqueroso y que debía ser horrible. Pero... tomo con fuerza tus muñecas, pegándolas con brusquedad contra tus costados y segur lamiendo, chupando tu clítoris y meter su lengua al interior de tu vagina. Suplicaste que parara, "No, kirisima.. no", tú voz era débil y lasciva, él te miraba perdido, disfrutaba tanto hacerte eso, su pene palpitaba tanto, quería meterlo en tu apretada vagina. Ah, pero también quería que te corrieras en su boca. Soltó solo una de tus muñecas para con dos dedos estimular tu clítoris mientras trataba de meter más su lengua en ti saborear las paredes internas de tu vagina. No pudiste más, no fuerte capaz de aguantar y te terminante por correr demasiado en su ansiosa boca.
Su expresión, su maldita expresión joder era de placer y gloria, como el beber agua bendita del santo grial, disfrutar de la pureza de un ángel. Tú, tu eres su ángel.
Se apartó lentamente, dejando caer saliva de la comisura de sus labios y limpiarlo como con su muñeca, temblante de nuevo ante él y ese fuerte orgasmo que invadía de nuevo tu cuerpo tan inexperto a esas nuevas y fuertes experiencias, bajaste la mirada y tus ojos se abrieron de ¿Miedo?. Su bulto duro bajo sus pantalones, ya parecía que se había corrido al ver su pantalón mojado, pero se notaba grande y duro aun.
- Ya estas lista mi amor...- dijo sin más para desabrocharse el pantalón ante tus temerosos y lindos ojos- No pongas esa carita.. te va encantar tanto recibirlo como yo el meterlo dentro de ti
Rio dejando libre su pene tan grande y duro, palpitaba y sus venas se marcaban por toda su base. Lo acerco lentamente a tu intimidad, frotándose lento contra ti. Quería que lo mojaras, te estremeciste tanto de sentir su hombría dura estimulándose contra tu clítoris.
- Ah, joder... - gimió ronco apretando fuerte tus muslos gordos al sentir tan vivido tu calor- Ah.. quiero meterlo.. quiero abrirte tanto y cogerte tan duro que no puedas caminar jamás... no te dejare salir de aquí nunca más... eres mía.. solo mía
Gruño excitado, apretando más tu piel hasta dejar marcado sus dedos.
No, no te dejaría ir nunca de su lado, eres de él. Siempre lo fuiste y él lo sabe perfectamente.
- ¿Lista mi princesa?- cuestiono con malicia mirándote, mordiendo sus labios al verte tan vulnerable
Negaste rápido por la excitación, estabas chorreando, tu vagina palpitaba por tener su verga grande llenarte. Pero a fin de cuentas era tu primera vez y en verdad estabas muy asustada, sabias que te dolería. "Es mejor así, hagámoslo solo así" Dijiste con dificultad, pues el pelirrojo todavía se frotaba con demasiado gusto contra su clítoris.
Eijiro simplemente comenzó a reírse. Eras tan adorables.
- Que dulce eres mi amor, tan tierna e inocente... no te preocupes- Se detuvo apretando más tus muslos para ir abriendo más tu piernas. Entraría- Papi será cuidadoso con su adorable bebé..
En ese momento sentiste como su palpitante verga invadía tu virginidad, entrando lentamente en ese espacio tan pequeño y estrecho que solo había sido explorado por tus propios dedos, separaste un poco más las piernas por culpa del dolor, no ibas a mentir. Dolía como el infierno, te estaba lastimando y claro que se lo dejaste en claro al pelirrojo.
Lo gemías a lo alto. "Despacio, duele"
- Ah, sé que duele mi amor... incluso estas sangrando..- Dijo el mayor con expresión gentil en sus facciones cargadas de lujuria, miro en contacto entre ambos y parecía orgulloso de lo que había conseguido- No sabes lo feliz que me hace saber qué.. soy el primer hombre en tu vida mi princesa...
Jadeo más exasperado, parecía querer moverse ya desesperadamente dentro de ti, pero si hacia tal cosa te lastimaría, él no quería las timare... Por ahora. Te negaste, suplicaste que saliera, era demasiado para ti. Era una inexperta, una virgen, una perdedora y él era demasiado hombre para ti. Le gritaste llorando, cerrando tus ojos y rompiéndote de nuevo.
- ¡¡Cállate!!- te grito y por eso abriste tus ojos asustada, este apretó fuerte tu mentón, acercarse de nuevo muy peligroso y amenazante a tu rostro asustado- No vuelvas a decir eso.. no quiero escucharte decir algo como eso de nuevo, tu eres perfecta para mí, eres mía... solo mía, no pienso seguir escuchando como el amor de mi vida se menosprecia tanto... en vez de eso ah... prefiero escucharte gritar del placer
Sus jadeos lentos y pesados se acompañaron de una sonrisa torcida que te hizo estremecer del espanto, esa expresión era tan diferente a su habitual sonrisa dulce. Era aterrador. Más cuando comenzó a reír y adentrarse más en tu interior.
- Ah.. estamos hechos el uno para el otro.. fuiste hecha para mí.. así es mi amor- Gruño desesperado paseando sus manos nuevamente hasta tus caderas y apretarlas
Gemiste con fuerza, era demasiado todavía y parecía que aún no había entrado ni siquiera la mitad. Comenzaste a jadear con más desesperación, te sentías mareada y nerviosa, Eijiro comenzaba a salir de tu campo de vicios, borroso, oscuro y de repente.
Tus ojos de cerraron.
°
°
°
°
°
Cuando despertaste ya era de día, las ventanas estaban abiertas de par en par y el sol iluminaba toda la habitación. Tu cabeza dolía demasiado y sentías un ligero ardor en tu parte baja, te acomodaste en la cama y al hacer eso las sabanas resbalaron dejando ver tus grandes pechos completamente desnudos. Gritaste avergonzada cubriéndote rápido con las sabanas, te exaltaste evidentemente, mirando de un lado al otro y darte cuenta que efectivamente esa no era tu habitación.
"¿Entonces no fue un sueño?"
Pensaste eso apretando un poco tus cabellos enmarañados. Ya estabas por levantarte para irse pero en eso la puerta de la habitación se había, dejando ver a su feliz Kirishima en pans, cabello al natural y lo más bochornoso, sin cámica.
- ¡Buenos días dormilona!- saludo alegre para sentarse contigo en la cama, en sus manos cargaba una charola con lo que parecía ser tu desayuno- Mira lo que te prepare... Un rico café con leche y acescencia de vainilla y unos ricos panqueques con chocolate y fruta, mira.. tiene una carita que te está sonriendo
De lo más normal beso tu mejilla, ofreciéndote primero el café que había preparado especialmente para ti. Tu estas perdida, en que momento terminaste en su cama, desayunado panqueques y recibiendo besos de buenos días como si fueran un par de recién casados.
¿¡Pero qué demonios?!
Le detuviste, te apartaste de su cercanía y no le aceptaste ese café que estaba de paso en una adorable taza de gatito de tres colores. Los gatitos de tres colores eran tus favoritos así que fue casi una tortura no querer tomas esa taza. Volviste a la realidad, a lo que importaba y a cuestionarle a Kirishima porque estaban en esa situación y porque actuaba tan así contigo. Tal parece no recordabas todo.
Era mejor así, de hecho fue un alivio para el pelirrojo, no quería que recordaras la cara de psicópata que puso cuando hablaste tan mal de ti.
- Bueno, es normal que trate así de tierno a mi novia.. incluso estábamos por hacerlo anoche pero te desmallaste... lo siento, me excedí mucho. Pe-pero no te preocupes, apenas desayunemos y tomemos un baño iremos con tu ginecóloga para que te revise, a partir de ahora yo te cuidare- Menciono de los más tranquilo para hacer las cosas a un lado en el boro y acomodarse contigo para abrazarte
Tú estabas en shock, no entendías lo que estaba pasando. ¿Novios?, ¿Ahora eran novios?.
- Lo que dije anoche es verdad... te amo, te amo demasiado..- Hubo una larga pausa, solo sentías es calor del cuerpo de Eijiro contra el tuyo, cuando apenas estabas por hablar el otro dijo tu no - Por favor se mi novia... prometo cuidarte y amarte tal como lo mereces.. no me importa lo que los demás o incluso tú digas de ti misma...yo de amo, Ah en verdad te amo con locura
Rio apenado para apartarse ligeramente de ti, solo para tomar tus mejillas y verte con profundo amor, acariciando tu rostro y depositar un suave beso contra tu frente. Apenas sentiste sus labios las lágrimas brotaron de tus ojos. No, te niegas a pensar que algo tan hermoso pueda ser verdad, los cierras y tratas de despertar. Pero no despiertas, en lugar de eso, sientes como el pelirrojo te esconde contra su pecho y con carillo y delicadeza comienza a acariciar tu cabello.
- Solo di que sí... acéptame por favor... - Escuchaste como la voz del otro de quebraba, no sabías que hacer, que decir o qué no decir. Y después simplemente correspondiste a su abrazo y a sus "sentimientos"- Ah, gracias... prometo amarte toda mi vida..
Hasta que la muerte nos separe...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top