1943

Hey... :)

Disfruten el angst y la violación cerebral.

Yo me voy a morir otro rato a mí esquina.

Desperté dentro de un tumulto de personas.

Hombres con trajes elegantes y sombreros. Las mujeres con lindos vestidos y peinados con muchas curvas.

Parecían sacados de una película antigua.

Me desesperé de inmediato y comencé a intentar salir de allí, golpeando a un par de personas de paso.

"Hey, hey, ten más cuidado", dijo el último hombre al que golpee al salir de lo apretado del lugar.

Seguí corriendo mirando hacia atrás, mala idea. Golpee de frente con alguien, cayendo ambos.

Toqué mí propia mandíbula.

Al ver, vi a un joven rubio agarrándose la cabeza fuertemente.

"¡Mierda! Lo lamento, lo siento, no quería-... ¿Estás bien?", dije de inmediato.

"Sí, sí, estoy bien", respondió el contrario.

Esa voz se me hizo demasiado familiar. Espabilé levantándome y ofreciendo mí mano.

Cuando vi su rostro quedé congelado.

Lo reconocí. Él era Steve Rogers, pero mucho más delgado y pequeño.

Su frente estaba roja por el golpe, pero él habló ahora.

"¿Estás tú bien? Pareces aturdido"

"Oh, uh. Sí, sí estoy bien, lo siento"

"No te preocupes", se arregló el cabello en un acto de evidente incomodidad.

"¿Cuál es tú nombre?", pregunté algo perdido en lo que debía hacer en el momento.

"Steve Rogers", sonrió cordial. "¿Y el tuyo?"

Pensé un momento, y recordé los archivos.

"Robert. Un gusto", ofrecí mí mano derecha, y él correspondió sin dudarlo.

"También es un gusto"

"Yo, eh... Lamento haberte pasado a llevar"

"Te veías bastante apurado. ¿Te vas a enlistar?"

"¿Qué?", claro, la época, la vestimenta, los uniformes de los muchachos que paseaban, eran los años de la Segunda Guerra Mundial. "Oh, claro, por supuesto", toqué mí muñeca izquierda, sintiendo el reloj y la gema. "Me tengo que ir, mí mujer me matará si no llego pronto"

"Un gusto haberte conocido, Robert. Espero verte allá"

"Claro... También a ti"

Me dirigió una mirada un poco más triste de lo que esperaba y se alejó por la dirección en la que iba antes del choque.

Le miré la espalda un momento, recordando que desde pequeño siempre quise ser como él. Ahora fue bastante extraño verlo, sentir que en verdad lo conocí como el capitán América pero no sólo en la guerra, sino como persona.

Suspiro aliviado de que pudiera mentir tan bien con tanta presión encima.

Observé mí mano izquierda y recordé la carta.

Ahora debía buscar ese bendito pueblo con aquel símbolo raro.

Busqué en los bolsillos de mí traje acorde con el de esa época. Encontré la carta intacta y dinero suficiente para tomar el tren rumbo a Nueva York.

Sería un viaje largo.

Observé la gema y le imploré mentalmente de que me diera el tiempo de llegar.

Pedí los boletos de la parada más próxima y empezó mí querida travesía.

Fueron horas de viaje, pero finalmente arribé a aquella ciudad que no se parecía en nada a cómo estaba construida en el 2010.

Estaba amaneciendo finalmente, había estado viajando toda la noche y en mí reloj recién se encendió una luz cuando bajé en la parada.

Anduve por las calles, bastante perdido a dónde me debería dirigir. Me guiaba más bien por instinto, sintiendo nostalgia de ver las calles aún si tuvieran la misma estructura moderna.

Hasta que por fin lo encontré.

El templo de la calle Bleecker con aquel símbolo dibujado en la ventana circular de arriba.

Fui hacia la puerta y toqué dos veces, a la tercera fui teletransportado dentro.

"Con que allí estabas, escapista del tiempo", una voz femenina, y pudo ver a quella figura amarilla en sus recuerdos borrosos. Una mujer calva y mirada viva y neutral. "Hola"

"H-Hola, eh..."

"Es la primera vez que nos vemos, no te preocupes si no recuerdas mí nombre", sonrió la mujer. "Puedes decirme Ancestral"

"Oh, uh... Tú eres-"

"Era la guardiana de la gema del tiempo, eso hasta que la línea temporal se movió un par de veces gracias a ti"

"¿Un par de veces? ¿Qué-...? ¿Gracias a mí?"

La mujer se me acercó y tomó mí mano izquierda gentilmente, casi tocando la gema y haciendo gestos circulares con sus dedos encima de ella.

Cuando separó su mano un poco más rápido, tres hilos de luces verdes se crearon, entrelazándose unos a otros, dejando uno al medio siempre.

"Lo que te voy a explicar es todo lo que sé. Puede llegar a ser incorrecto si así ésta Tierra lo quiere"

Me había asustado, pero no me moví de mí lugar y solamente asentí inseguro.

"Ésta es tú línea temporal original", apuntó a la de al medio. "En esta fue cuando no tenías ni idea de estos cambios. Puedes verlo como una cinta de vídeo que no ha sido modificada en nada. Y termina por aquí", señaló la parte final, que parecía desvanecerse. "Se dobló gracias a la gravedad causada por el fallo del tiempo, creando una nueva por encima, uniendo sus sucesos mientras tú entendías los cambios y eras consciente para cambiarlos"

"Pero no fue suficiente... ¿No es así?"

"Estás en lo correcto y al mismo tiempo estás equivocado", asintió ella. "Lograste cambiar el destino, pero fuiste absorbido por el tiempo, creando un loop casi infinito donde tú consciencia viaja a distintas mentes de tu yo de esta última línea que intenta imitar la primera donde no sabías del cambio. Llegando a un punto de quiebre que es donde más joven puedes ser consciente del cambio, porque fue la primera vez que en verdad deseaste poder retroceder el tiempo. Más atrás de ello, tú cuerpo se regenera y viaja junto a tú mente"

"Ya me enredé", exclamé volviendo a mirar la trenza luminosa frente a mí unos segundos. Ella sólo se mantuvo observándome con amabilidad, con una pequeña sonrisa. Paciente hasta que lo logré comprender. "Ya me ubiqué"

"Bien", sonrió ella un poco más amplio.

"¿Qué... Qué debo hacer ahora?"

"Cualquier decisión que tomes ahora será la correcta", asintió. "Algunas cosas pasan porque deben pasar. Siempre pasarán y uno no puede cambiarlo", ella ladeó sólo un poco su cabeza. "No estarías aquí si no fuera porque estás haciendo lo correcto"

"Yo-... ", observé mí reloj con la gema. Di un pequeño suspiro. "Gracias por tú ayuda"

"Cuando quieras", sonrió amable mostrando un poco sus dientes.

Hizo un nuevo gesto con sus manos y yo me encontraba nuevamente fuera del templo.

Miré una vez más mí reloj, suspiré una vez más, y me alejé.

Espero que el ejército no sea tan malo.

Mientras iba caminando dirigiéndome a la estación de trenes, vi una tienda de objetos como atrapa sueños y todo tipo de esas cosas espiritistas y con baja confianza científica.

Observé la vitrina largamente. Largué un suspiro y decidí entrar. Ya de por sí el que estuviera allí era imposible, ¿qué diferencia haría si alguien me lee las manos? Además, aún me quedaba una hora para tomar el siguiente tren.

"¿Buscas algo?", exclamó la mujer con bastante ánimo al verme observar todo.

"No-.. Yo... Sólo estaba observando", ella sonrió curiosa y se apoyó mejor en el escritorio.

"¿Acaso tienes dudas de algo?"

Por instinto puse mis manos dentro de los bolsillos de mí pantalón.

"Yo-... Eh... ", me acerqué mientras me rascaba la nuca. "Creo que he tenido demasiados dejabus últimamente. No... No te sabría explicar"

"Entiendo. Dame tú mano", puse la derecha y ella me hizo voltear la palma hacia arriba. La observó largamente. "Tienes unas líneas de Amor y vida muy profundas"

"¿Y eso es...?"

"Bueno. Significa que amas en verdad y muy profundamente, y que tienes mucha vitalidad", sonrió al verme y volvió a prestarle atención a mí mano. "Pero la línea del destino... Es muy difusa y está muy entre-cortada, pero al principio es muy profunda. Significa que tú destino cambia constantemente, demasiado, pero que hay cosas se están remarcadas"

"¿Y eso me responde lo que le dije porque... "

"Cariño. No te puedo explicar bien si no formulas la pregunta correctamente"

Suspiré pesado.

"Tengo la sensación de ver a personas que ya conocía, ¿contenta?"

Ella sonrió complacida.

"Estás destinado a conocer a personas, vida tras vida, para bien o para mal. Las almas que más se atraen se conocerán siempre existencia, tras existencia. Situaciones se cumplirán, respondiendo tus preguntas nostálgicas y aclarando tú mente llena de dudas"

"No... No acabo de comprender. Es... "

"Tienes a personas por conocer de nuevo y un destino que cumplir, pero la forma en que lo harás varía demasiado, allí sólo tú tienes el control. El resto ya está escrito"

"Vaya... ", sí que era ambigua esa respuesta, pero supongo que logró dejarme un poco más tranquilo. "Gracias... ¿Cuánto le debo?", tenía un par de billetes en el bolsillo.

"No te preocupes por eso", tocó mí hombro. "Siento una muy fuerte y bondadosa energía de ti. Estoy segura de que el karma se encargará de responder a mí ayuda hacia ti", me sonrió amplio. "Ten lindo día"

"Usted también... "

Tuve que comprar un par de cosas en otras tiendas. Vestuario y un que otro libro para evitar morirme de aburrimiento en el ejército.

Miré mí reloj.

Estaré un muy buen tiempo atrapado.

Al momento de buscar dónde iba a dormir una vez fui aceptado, pude ver al único que sobresalía por diferencia de tamaño.

Me acerqué.

"Hey..."

"Hey", él levantó la vista, sonriendo levemente, parecía aliviado de reconocer a alguien. "Te alistaste"

"Por supuesto, ¿qué hombre no serviría a su país?", medio-bromee.

Empecé a desempacar en la cama a su lado.

Quizás no sería tan malo considerando que tendría un amigo, o al menos conocido, por el tiempo que tenga.

Observé mí reloj, no había ninguna luz encendida.

Suspiro con pesadez.

Entre entrenamiento y entrenamiento, Steve desapareció unos pocos días de la zona. Pero esos días se convirtieron en semanas, meses, y el reloj apenas tenía 2 luces encendidas.

Al parecer la gema era bastante más hija de puta de lo que me gustaría. Ahora resulta que estaré atrapado en los 40 hasta nuevo aviso y las malditas luces no parecían saber lo que es la simetría.

Finalmente el capitán América hizo su presencia en el escenario para intentar animar a la tropas.

En un principio me reí, no puedo mentir, quien sea que sea ese tipo se veía muy incómodo y tenso, torpe a más no poder.

Hasta que reconocí su voz.

Él se fue del escenario mientras entraban las bailarinas, y yo me empecé a hacer espacio entre mis 'compañeros de tropa' hasta poder llegar donde sea que se haya escondido.

Pero no lo encontré hasta que se había puesto a llover fuertemente.

Ya se había quitado la máscara y se había puesto una chaqueta. En sus manos había un cuaderno y un lápiz, se acababa de sentar.

"¿Disculpa?", pregunté.

Él levantó la vista y pude ver que efectivamente era Steve. Tenía la misma mirada a cuando choqué con él.

"Robert"

"Si lo recuerdo bien, eras más pequeño"

"Sí, uh... Hubo un par de cambios estos días"

Conversamos un rato hasta que llegó aquella linda mujer. Creo que se llamaba Peggy.

Empezaron a hablar y yo casi me dispuse a apartarme en busca de mí grupo de compañeros soldados, pero el auto con los heridos llegaron.

Y eso fue un detonante para Steve.

Buscaba a alguien.

Buscaba a James Buchanan Barnes.

Me dio un escalofrío al escuchar su nombre.

No lo iba a dejar sólo. Mis recuerdos se arreglaban y me sentía muy cómodo cerca del capitán. Así que lo seguí.

No muy buena idea. Me encontré con mí padre. Pero seguramente ni siquiera conocía a mí madre en esta época.

"¿Te conozco? Te me haces familiar"

"No, no lo creo", negué yo sintiendo nerviosismo de pies a cabeza.

"Bien", asintió sin darle mucha importancia. "Henos aquí en una misión suicida", suspiró. "Súbanse"

"¿Estás seguro de que quieres venir?", me preguntó Steve una vez empezamos a volar. Yo asentí decidido.

"Somos amigos, ¿no? Y los amigos no se abandonan. Aparte que tengo estas bellezas", indiqué las armas que traía.

Si mi instinto me decía saltar del avión para ayudarle a recuperar a su amigo.

Salto del maldito avión a lo kamikaze.

Tampoco es que hiciera gran cosa. Al entrar donde estaban nuestros aliados presos, yo me encargué de abrir las celdas y él de ir a buscar a su amigo.

Le perdí el rastro, y creí que toda esa misión sólo había hecho que Steve y su amigo murieran, pero no fue así.

Luego de la explosión, los vi salir apresuradamente de una de las puertas.

"Se rompió", exclamó Steve con gracia mostrando el dispositivo que serviría para decir de que no estábamos muertos.

"Ella te va a matar, lo sabes ¿No?", bromee.

Empezamos con las misiones para detener a los grupos de HYDRA. La cuarta luz en mí reloj se encendió y eso me tenía demasiado nervioso.

Meses pasaron y llegó el 45.

La primera vez que vi al sargento James Barnes, me sentí muy ansioso, con bastante temor si soy sincero conmigo mismo. Pero poco a poco, conforme lo conocía, ese sentimiento se transformó a uno de lástima que no entendía muy bien, incluso cariño. Era un tipo muy amable, y se nota que daría todo por Steve.

Me agradaba. No podía mentir.

Todo estaba bien hasta la misión donde teníamos que subirnos a un tren.

El arma del último enemigo en pie disparó y Steve nos cubrió con su escudo, pero eso nos empujó bastante. Bucky intentó protegerse con el escudo, pero la fuerza de empune fue demasiada y salió del tren, logrando alcanzar una barra de metal.

Quinta luz.

Esa maldita quinta luz.

"No ahora, no ahora", susurré con rabia mientras Steve se recomponía.

Yo no quería que James muriera, pero el tiempo era el juez en esta batalla.

Sentí que él tomó mí mano, pero mí cuerpo no podía con el peso y la barra cedió, así que ambos caímos.

Ni siquiera sentí el golpe contra hielo, sólo escuché el grito de Bucky al caer mientras el tiempo me consumía rápidamente.

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