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Para una persona que va a pisar el altar con la persona que ama en unas pocas horas, el tiempo se hace eterno, el sudor frío y el corazón desquiciado. Claro, tan sólo si aquel hombre realmente amara a aquella mujer y no tuviera en la mente a un chico delgado de bella sonrisa con tanto ímpetu, no estaría volviendose torpe, distraído y hasta estúpido a medida que el reloj marcaba las horas.
Y es que, como si de una maldición se tratase HyunBae no podía dejar de pensar en Hyungwon y en como habría reaccionado al recibir aquella tarjeta de invitación. Mil preguntas y pretextos rondaban en su cabeza pero nada podía darle consuelo a su corazón.
¿Iría a la boda?
¿Debería alegrarse o entristecerse si lo viera llegar?
O más importante, ¿debería odiarse por haber enviado esa invitación? No sabía qué pensar, sin embargo ya no podía solucionar nada aunque quisiera.
El reloj siguió marcando sus horas, y entre el ruido y el ajetreo llegó el tan supuestamente esperado momento de pararse en el altar. Los pocos invitados vestían muy bien, todos traían su mejor sonrisa y los presentes abundaban.
En un primer vistazo rápido, HyunBae no localizó a Hyungwon y de alguna manera su estúpido corazón se consoló un poco de notar su ausencia. Sabía que al no estar él, todo podía ser un poco más fácil. Nada más tenía que sonreir y poner la cara de buen hombre que había puesto durante todo ese tiempo con la familia de su novia y todo acabaría pronto.
La música se hacía notar y se dio cuenta que casi era hora de su entrada hacia el altar, así que se preparó, arregló su corbata y junto a su acompañante caminó lentamente hacia el altar a donde esperaría a su futura esposa.
Aunque ya había escaneado el lugar en busca del delgado, no pudo evitar seguir viendo alrededor en busca de su presencia y no notó nada, así que volvió a suspirar aliviado de que la situación estuviese transcurriendo a su conveniencia. Ya hasta casi se estaba dando palmaditas en su propio hombro para decirse que quizá exageró las cosas de más.
Sus pasos se detuvieron en la posición donde debería esperar y mientras la anticuada música seguía sonando de fondo, la ceremonia continuó como si nada, casi aburriendose en su propia boda, volvió a prestar atención hasta que el anfitrión anunció que la novia por fin iba a entrar.
En ese momento se hizo notar la emoción de los presentes, quienes no dudaron en ponerse de pie para esperar a la dichosa futura esposa del gran hombre que decían conocer, y cuando la figura en el vestido blanco apareció por la puerta, la euforia aumentó aún más.
HyunBae de repente dejó el desinterés de lado y alzó la mirada para poder apreciar desde el altar toda la caminata de la novia, sin embargo eso estaba lejos de suceder, ya que por obra del cielo o del infierno, sus ojos se cruzaron con una profunda mirada que lo observaba desde los asientos de la última fila.
Su cuerpo reaccionó de distintas maneras a ese evento. Su pecho sintió como un golpe, su corazón se puso frenético mientras un escalofrío le recorría la espina dorsal y sus manos se volvían frías. Todo su cuerpo se congeló en esa posición y aunque intentó apartar la mirada de aquel hombre de la última fila, la verdad es que no podía.
Los segundos se sentían eternos y él parecía estar sudando como si estuviera haciendo cardio. Las puntas de sus dedos estaban temblando y él mismo no podía explicarse qué le estaba ocurriendo.
No lo entendía, él ya había visto a Hyungwon en muchas ocasiones, ya sabía lo del matrimonio, él mismo lo invitó, y casi todos los días había visto a Hyungwon en traje pero, ¿por qué esta vez lucía tan diferente?
¿Acaso era por la firmeza con lo que lo estaba viendo? ¿O acaso era por la persona que estaba a su lado? De alguna manera le parecía familiar... Pero no, en realidad sólo estaba evitando la verdadera respuesta.
Sabía que estaba reaccionando así porque la culpa lo había estado agobiando. La última vez que vio a Hyungwon fue para romperle el corazón con lo de su compromiso, y después aunque ya no lo vio, supo que siguió rasgando lo que ya estaba roto al invitarlo a asistir a ese evento.
Era realmente un estúpido si creía que Hyungwon iba a asistir siendo el mismo chico dulce que conoció desde el inicio. Él lo rompió y se merecía una y mil veces esa mirada fría y vacía.
Sus ojos se llenaron de agua involuntariamente, pero antes de que pudiera darse cuenta, una persona se detuvo delante de él. La sonriente novia estaba esperando que su mano fuera sostenida para terminar de subir al altar.
Su cara se enterneció cuando vio que su futuro esposo la observó con sorpresa y lágrimas en los ojos, pensando que era la reacción a su caminata nupcial, pero no sabía la verdad detrás de aquella expresión.
Sin más contratiempos la boda continuó su curso y al cabo de un rato se pronunció finalmente la típica frase de “los declaro marido y mujer, puede besar a la novia” qué concluía con la tradicional ceremonia.
Hyungwon había sido fuerte durante todo el proceso, incluso durante la mención de los votos que sonaban a promesas falsas y numerosas desilusiones, pero cuando llegó el momento de ver a Hyunbae besando a la mujer que ahora era su esposa, tuvo que apartar la mirada y clavarla en el suelo fingiendo que no le dolía como le dolió.
Wonho se mantuvo a su lado en silencio durante toda la ceremonia, y en ese momento tan difícil para Hyungwon lo observó fijamente y puso una mano en la rodilla del delgado en forma de apoyo. Hyungwon le agradeció con una leve sonrisa pero de poco sirvió.
Después de todo, no es tan simple
curar un corazón roto.
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Resultados de la votación anterior.
Opción elegida:
#2
Consecuencia:
Presencia imponente del protagonista
Relación de los personajes:
Buena
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⚠️ Sección de votación ⚠️
Hyungwon cumplió su palabra
de asistir a la boda, sin embargo
seguía siendo un trago amargo para él.
¿Qué debería hacer después?
#1) Ir a casa y desahogar su tristeza
#2) Quedarse hasta el final de la fiesta
con Wonho para crear malestar en su ex
Uy 👀
¡Leo, leo!
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