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Cuando somos pequeños generalmente solemos temer a muchas cosas. A los payasos, a la escuela, a los maestros, a la oscuridad, a la lluvia y a casi cualquier cosa. Esos temores normalmente se disipan uno a uno al crecer y son pocos los que permanecen.

Cuando Hyungwon era pequeño, en realidad podía presumir sin engaño que era un niño muy valiente. Iba con la frente en alto cada vez que le tocaba ponerse una vacuna y a pesar de que sus ojitos se cristalizaban, no lloraba.

En su primer dia de escuela se sentía solitario, y al ver a su madre irse lentamente a casa dejándolo atrás, tuvo la sensación abrumadora del abandono, pero no lloró. Se mentalizó a sí mismo que en un par de horas su mamá vendría a recogerlo, y si no lloraba tendría como premio su helado favorito.

Y así con cada una de las etapas de su vida. Pero había algo que a pesar de su valentía, siempre lo hacía tener miedo hasta el punto de llorar; su astrafobia. A pesar de que ese miedo fuera totalmente normal en niños, en Hyungwon era intenso.

Algo tan simple como ver el cielo nublado, ya lo hacía entrar en pánico y el pensar en que pronto comenzaría a llover y le seguirían inevitablemente los rayos y truenos que realmente odiaba, hacían la situación todavía más insoportable.

No fueron pocas las ocasiones en las que a mitad de la noche se las arregló para salir corriendo y llorando hacia la habitación de sus padres, buscando un refugio para no tener que escuchar nada del desastre de una tormenta. Pero a medida que iba creciendo, esas cosas dejaron de sentirse correctas para él y se avergonzaba de su miedo.

Lo malo es que a pesar de que ya no era un niño pequeño, en la adolescencia seguía teniendo miedo a esos fenómenos y acababa por esconderse en el armario o debajo de la cama. A veces incluso se hacía pis en los pantalones debido al miedo de salir al baño en medio de una tormenta.

Y una vez que fue adulto, incluso su propia familia creía que había vencido su miedo hace mucho, pero seguía siendo igual. Cada vez que había una tormenta y los truenos empezaban, buscaba el lugar más encerrado de su apartamento para refugiarse; su armario.

Aquel lugar, sin importar en qué casa fuera, siempre sería su refugio, era como el único lugar donde podía sentirse seguro a pesar de la oscuridad, pero ese día por alguna razón, se sentía extraño.

La lluvia comenzó a las 6:15 pm, justo cuando había vuelto del trabajo. Intentando mantener la calma, encendió el televisor y se dispuso a preparar algo de cenar antes de ir a la cama, pues aunque era un sabado y podría descansar todo el domingo si quisiera, no es como que tuviera algo importante qué hacer.

Si bien había sido invitado por su compañero de trabajo y pretendiente HyunBae a tomar unas copas, declinó debido al estado del clima y su miedo irracional. Por lo que no tenía nada más que hacer.

Desafortunadamente la televisión no ayudó por mucho tiempo, pues cuando estaba terminando de comer inició lo que realmente lo ponía mal. Las cegantes luces de los relámpagos comenzaron a hacer su aparición a través de cada ventana del lugar y el retumbante sonido del primer trueno llegó inmediatamente después.

El plato que sostenía en su mano izquierda y el tenedor de su derecha cayeron sobre la encimera sin cuidado alguno, y sus pies tambaleantes corrieron por el pasillo hasta la habitación en donde se encontró a su gato. Tan pronto como lo vio, lo tomó en brazos y corrió hacia el armario, tratando de evitar sufrir el golpe de un segundo estruendo.

Dentro del armario se acurrucó sosteniendo al gato entre sus brazos y trató de calmar su agitada respiración por mucho tiempo, pero afortunadamente ahí se sentía a salvo, por lo que pese al mal tiempo y al sufrimiento de haber vivido el inicio de la tormenta fuera del lugar que consideraba seguro, pudo estar tranquilo en esa noche.

La tormenta no cesó a pesar de que los minutos pasaron y con el tiempo, el cuerpo que se había mantenido en una misma posición por un par de horas, se cansó y acabó durmiendose en ese cálido lugar. En realidad no era la primera vez que pasaba algo así, por lo que siempre mantenía un par de cosas útiles en el armario, como una almohada cómoda y una sábana cálida, con lo cuál pudo dormir tranquilo.

Cuando los ojos de Hyungwon volvieron a abrirse perezosamente, notó que seguía dentro del armario y que probablemente la tormenta ya había pasado. En ese momento intentó estirarse para poder salor de ahí, pero por alguna razón se sentía inmovilizado.

Extrañado y confundido debido al sueño, intentó volver a moverse pero no pudo. A pesar de que las luces de la habitación se colaban por las rendijas del armario no había suficiente iluminación como para ver qué era lo que lo estaba inmovilizando, fue entonces que decidió palpar el suelo en busca de sus gafas, pero al ponérselas su corazón dio un vuelco al ver que alguien lo estaba viendo fijamente.

Por un momento trató de forcejear para salir de ahí, pero su movimiento fue inútil, entre más rápido quiso escapar, más rápido fue acorralado.

—¡¿Quién eres?! —preguntó intentando apartarlo.

La otra persona que hasta ese momento era desconocida e irreconocible apartó su mano, tocó su mejilla y se limitó a responder brevemente.

—Tu dueño. —susurró.

Y en ese momento,
su celular comenzó a timbrar.

Sección de votación

¿Qué debería hacer Hyungwon?

1. Entrar en pánico y tratar de huir.

2. Calmarse porque está teniendo
una pesadilla.

Bienvenidos oficialmente a la historia
¡Nos leemos en el próximo capítulo!

Elijan sabiamente 🧐

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