Procastine Por Años...
Cuando su carta a Hogwarts llegó Draco supo que se le estaba agotando el tiempo, y está bien... Aún no había pensado en un plan ¡demanden lo! Pero en su humilde opinión ya se había desviado bastante del camino a la ruina, es decir en el juego recuerda que Ronald — quien luego de encontrarlo familiar recordó que era un personaje — se llevaba terriblemente con Draco, y ahora no eran amigos — según el mismo Draco — pero eran civiles el uno con el otro, y además creía que no terminaría en Slytherin... O al menos eso esperaba, era cierto que en algún punto de su vida pasada fue llamada una perra doble cara, pero ¡no fue con mala intención! Era solo que nunca fue buena para socializar o leer pistas en el ambiente así que su Papi le dijo que ante la duda, fuera amable, y eso hizo que terminará siendo amable la mayoría del tiempo cuando en realidad sólo lo hacía a falta de otra cosa.
Pero volviendo al tema Draco estaba bastante seguro que terminaría en Ravenclaw, y en su cuarto año se iba a transferir a Ilvermorny, de la cual no volvería hasta que el señor oscuro no estuviera, y hey, ¡Eso sonaba como un plan! ¡Ja! Tal vez esto no sería tan horrible después de todo.
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Harry apenas podía creer todo lo que estaba pasando, en un momento estaba en la casa de sus tíos celebrando su cumpleaños por su cuenta —Si es que a dibujar un pastel en la tierra se le podía llamar celebrar — y en el siguiente segundo estaba dejando que le tomarán las medidas para su ropa de la escuela de magia.
Era un mago e iría a una escuela de magia, la misma a la que fueron sus padres, quienes fueron magos.
Se estaba mirando en el espejo cuando se dio cuenta que no estaba solo, bueno, que no era al único al que le estaban tomando las medidas, a su lado había un chico con cabello rubio que se veía extremadamente suave y sedoso, junto con piel blanquecina, no como la de Harry que era por la falta de sol, sino bien cuidada e incluso con cierto brillo, que iban bien con los ojos grises metálicos, Harry jamás vio ojos como esos antes ¿eran normales en magos?
—H-Hola... — Saludo de forma tímida y el contrario parpadeó para girar su mirada del espejo a Harry y contestó con un gesto con su mano... Esperen ¿donde vio eso antes? — ¿Eres sordo? ¿Hay magos sordos? —Pregunto antes de darse cuenta de lo que estaba diciendo y rápidamente tapó su boca por que era algo rudo que preguntar.
— Oh lo siento, es la costumbre. — Contestó con una voz dulce como la miel y suave como su cabello se veía que era. — primero, no, no soy sordo, y segundo... No lo sé, jamás he conocido uno, y no estoy seguro si hay algún tipo de tratamiento mágico para la sordera. — Respondió realmente parecíendo pensar lo último.
— Lo que estabas haciendo con tus manos era lenguaje de señas ¿no? — Interrogó recibiendo un asentimiento de cabeza. — Creo que es genial que lo sepas.
— Yo... — Murmuró parecíendo considerar sus palabras. — Solía ser mudo, usarlo era mi única de expresarme, bueno eso y tocar el piano.
— ¿Sabes tocar el piano? — Se distrajo rápidamente con lo último, intentando no preguntar de nuevo nada personal, y fue recompensando con una sonrisa sincera que Harry estaba seguro que iluminó todo la tienda ¿Eso era magia?
— Es mi cosa favorita en el mundo. — Respondió con tal sinceridad y alegría que a Harry le costó recuperarse.
—Ya estas listo — Murmuró alguien pero Harry seguía pegado en el chico y apenas noto cuando esté se despidió y se fue sin darle una segunda mirada.
— Creo que te hablan. — Le sacó de su trance alguien más y al girarse vio a Hagrid con dos helados, quizo sonreír pero en su lugar hizo una mueca ¡Perdió su oportunidad de preguntar su nombre! ¿Como se iban a hacer amigos si no sabía su nombre? ¿Le podría volver a ver? ¿Todos los magos eran así de bonitos? De ser así Harry no estaba seguro de que fuera a encajar bien... Aunque algo le decía que solo ese niño en particular era así de lindo, sus mejillas ardieron y gracias a que estaba de nuevo distraído no escucho a las asistentes de la tienda riendo por lo adorable que era.
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Draco tenía un extraño sentimiento de que conocía de algúna parte al niño de la tienda de ropa... Pero eso no podía ser posible o recordaría su rostro, su memoria no le dejaba olvidar nada después de todo, ¿quizás tenía un rostro genérico? Pero esos ojos verdes eran muy lindos para ser genéricos, o bueno no era como si le importara.
— El maestro Draco recibió una carta del maestro Weasley. — Le informó Dobby y tomo la carta dándole una pequeña sonrisa como gracias.
La carta en sí misma no era nada más que preguntándole sobre su varita y su día en general, ahora que lo pensaba hace unos días si le menciono que hoy iría por las cosas para Hogwarts, esperen ¿era amigo por correspondencia con Ronald? Desde que se conocían podía contar con la mano las veces que se reunieron de nuevo, pero las cartas... Camino hasta uno de los cajones de su escritorio y al abrirlo sip, la gran mayoría de sus cartas eran de Weasley, mierda, el quería ser un personaje de relleno, de esos que ni siquiera salían en el juego, estaba seguro que ser amigo de uno de los rivales y mejor amigo del héroe, no le ayudaría a lograr ese objetivo, tal vez debería dejar de hablarle.
Miro la carta en su mano y suspiro, asumía que responderle hasta llegar a Hogwarts no podía ser tan malo, es decir el daño ya estaba hecho, y además de seguro cuando fueran a la escuela de magia y Ronald se hiciera amigo de Harry Potter se olvidaría de él, yep, nadie recordaría al cerebrito Malfoy de Ravenclaw.
O al menos eso esperaba...
Tristemente — para Draco solamente, para nosotros es fuente de inmensa diversión — estaba equivocado, y por Merlin que estaba equivocado.
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Nota: Regrese! ¿Me extrañaron?
Draco es el más lindo y no pueden cambiar mi mente al respecto, estoy con Lucius en esto!
El pequeño Harry tiene un pequeño crush!
Ya pronto comenzará Hogwarts y sus aventuras.
Pará los que leían The Demon of Gotham les informo que el segundo libro ya está disponible!
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