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Jung kook

Tae me indicó cómo llegar y justo nos detuvimos en una casa que conocía bastante. Pues, era la casa de los hermanos Kim, Tae también lo era.

Entonces cuando me habló sobre que sus hermanos no podrían recogerlo hoy, ¿se refería a Namjoon y Seokjin?

Claro. ¿Cómo no me di cuenta?

— ¿Vives aquí? —pregunté con sorpresa mientras me bajaba de la moto.

— Em.. eh si. —lo noté rascarse la nunca.

— ¿Nam y Jin hyun son tus hermanos? —pregunté curioso.

Él asintió y entonces el portón se abrió dejándonos ver a un Namjoon con ropa holgada y unas gafas reposando en el puente de su nariz.

— ¿Jungkook? —el levantó una ceja y sus labios mostraron una sonrisa burlona.

— Hola hyun. —levanté mi mano y la moví de un lado a otro sonriendo ignorando la miradita que me estaba dando.

— No sabía que eras amigo de Jungkook también. —me señaló y miró a su hermano aún con sorpresa.

— Yo.. bueno tengo que entrar. —comentó, se quitó a trompicones la chaqueta que le había prestado y antes de entrar me miró y farfulló: —Gracias por traerme Jeon. —y con eso se fue.

Ante la mirada acusadora del moreno decidí explicarme.

— Vamos a clases juntos y.. habrá un concurso en el cual estamos participando. Así que nos han dejado quedarnos en la escuela para preparar las obras. No me estes mirando de ese modo.

— Entiendo. —No sonó convencido en lo absoluto— Voy a ignorar el hecho de que se que te gustan los hombres y que nunca habías hablado con mi hermano y ahora te apareces en nuestra casa. — acusó burlón.

Le divertía la situación y yo solo quería morderme la lengua.

— ¿Cómo es que nunca vi a Tae? He venido muchas veces. —pregunté.

— Él es raro. —miró hacia la casa— No suele salir mucho de su habitación solo a veces se une a nuestros planes. Suele pasar más tiempo con Jimin que con nosotros. Y cuando jugábamos en casa de Jimin el no iba.

— Ah.

—Estás muy preguntón.

— Solo es curiosidad Kim. —bramé y metí mis manos en los bolsillos del pantalón de uniforme.

— Puedes quedarte hoy si quieres, es viernes.

— No hyun, gracias, me iré ya a casa. —me negué de inmediato.

— Sabes que si Jin se entera de que viniste hasta aquí y no jugaste con él a Mario kart se enfadará. Además, hoy es noche de juegos.

— Tienes la opción de cerrar el pico ¿sabes? —respondí pero él sacó una sonrisa tras mis palabras.

— ¿Bromeas? Jamás dejaría de contarle que has traído a nuestro hermanito a casa.

Bufé. Por el tonillo de Nam o entraba a la casa o entraba.

— Está bien. Lo que está pasando por tu cabeza descártalo. Si me gustan los hombres pero no tu hermano. —contesté apretando mis dientes, eres tan mentiroso Jungkook. Me regañé. —Ahora abre para que pueda entrar la moto.

Después de dejar la moto en el garaje nos dirigimos por el jardín trasero hacia la casa, desde fuera se podía oír el juego favorito de Jin y la voz de Jimin también se escuchaba pero en un tono de quejas.

Seguramente el mayor estaba haciendo trampas y Jimin como tiene mal genio le estaba reclamando de ser un tramposo. Conmigo no podía porque no había quien hiciera más trampas que yo, y él se aprovechaba del pobre rubio.

— ¡Chicos Jungkook ha venido! —gritó Nam.

Yo solo me rasqué la nunca y sonreí con timidez ante la mirada de sorpresa de los otros dos dentro de la casa.

— ¡Genial! —celebró Jimin alzando sus manos.

Jin pausó el juego y se levantó para darme un pequeño abrazo.

— Nunca cancelas una noche de juegos o la pospones ¿qué pasó hoy? —el castaño preguntó apenas se separó de mi.

— Pues tengo un proyecto en el que estoy trabajando y me he quedado en la escuela. —respondí.

— Ah, Tae también se ha quedado. Ha llegado hace un momento. —comentó Jimin.

— ¿Y a que no adivinas? —ante las palabras de Namjoon yo bufé otra vez y le miré con molestia.

No se aguanta una.

— ¿Qué? —el Jin chismoso acababa de ser activado gracias al moreno.

— Jungkook es quien ha traído a Tae hoy.

— Los dos estamos en un concurso que da la escuela el próximo mes y participaremos. —me apresuré a decir— Hemos estado preparando nuestras presentaciones.

— Ya veo. —Jin achicó sus ojos.

— Vengan a jugar. —agradecí a Jimin por sacarnos de la conversación. Los hermanos Kim eran tan curiosos como yo así que si el rubio no lo hubiera echo yo estaría en un eterno interrogatorio.

— ¿Ya cenaron? —negué.— Bien, prepararé algo para que Tae y tú coman. Deben de estar hambrientos.

— En mi habitación puedes escoger algo para ponerte. —secundó Nam.

Asentí, y entonces me fui a las habitaciones. Sabía perfectamente cuál era la de Namjoon, la de Jin también pero como habían tres habitaciones más no sabía con precisión cuál era la del castaño menor.

Y como jamás le había visto en la casa, ni siquiera había una foto de él pues no me había interesado en husmear en las demás porque para mi eran simples habitaciones para huéspedes.

Caminé con pasos lentos a través del pasillo de habitaciones, preguntándome cuál sería la de Tae pero mi duda fue respondida cuando noté una habitación abierta.

Miré el interior y me sorprendió un poco la cantidad de pinturas que habían. Eran de Van Gogh.

¿Le gusta la pintura también?

Taehyun apareció en mi vista pero aún no me había notado. Palidecí al ver su rostro completo.

Mi corazón dio un vuelco y el pulso se me aceleró como un loco. Era un chico guapísimo. No me equivoqué cuando pensé que era hermoso. Acerté y en grande.

De lo embobado que me quedé mirándolo mi mano se resbaló y la puerta se abrió por completo. Yo me caí al suelo y Tae gritó con horror. Solo que no muy alto.

— ¿Tú.. tú.. jung.. kook? ¡Vete, vete, y no me mires!

Me levanté del suelo, cuando le miré ya se había cubierto el rostro con una mascarilla.

Sacudí un poco mis ropas, no es que hubiera suciedad, es simplemente un reflejo. Mis mejillas se calentaron y me mordí el labio inferior con nerviosismo.

— Perdóname. No quería... —dije.

— ¿Que haces aún aquí? Sal..sal de mi habitación. ¡Ahora!

Hasta ese momento no me había percatado de que solo andaba en bóxers. Me puse aún más nervioso pero dejé eso de lado. Me volteé para cerrar la puerta, no para irme.

El baño y la comida podrían esperar. Caminé hasta estar bien cerca de él y le quité la mascarilla de rostro, volviendo a ver por segunda vez lo bonito de este, y notando además un preciso lunar en su mejilla derecha.

— Jeon. —advirtió.

— Taehyun.. —susurré cerca de su cara. — ¿porque te cubres?

— Soy.. soy. —levanté la mano en la que tenía la mascarilla al ver su intención de arrebatármela de las manos. —No me mires.

Me volteé de espaldas a él par darle un poco de privacidad aún manteniéndome cerca de él.

— ¿Quién te dijo feo? —pregunté.

— Ese no es tu problema Jungkook. —contestó. —. Ahora vete para que pueda superar que me has visto.

Suspiré.

— ¿Porqué te ocultas bajo esto? —moví la mano en la que tenía el objeto y sobre el hombro le miré un poco.

— Vete de mi habitación dije. —la veracidad con la que respondió sin tartamudear me agarró por sorpresa.

— Bien.. —dije.

Pero antes de moverme me acerqué volteándome para quedar cerca a su oído. Él se tensó, apretó sus manos y al mirar su cuello le vi la piel erizada.

— Sigo viendo la galaxia de tus ojos, no deberías de ocultar tu rostro bajo esa fea mascarilla.

— Vete ya. —escupió tenso.

— Quiero mirarte un poco más.

Sus ojos, me encantaron desde que por primera vez los vi. Eran tan bonitos. Tan expresivos que pude ver en sus ojos el miedo, pero miedo no de mi, sino al mundo, su confusión, al no creerse que lo que le están diciendo era verdad.

— Eres.. muy lindo.

—Déjalo ya ve...

— Ya me iré Tae. —le interrumpí.

Él hizo una mueca, bajo sus manos y miró a otro lado aún cubriendo el rostro con estas.

Yo coloqué suavemente mis manos sobre las suyas y las aparte de su rostro.

— Hablo completamente enserio Tae. Pero yo no soy nadie que pueda hacerte ver eso— el castaño me miró con profundidad, me escrutó intentando buscar mentira ante mis palabras pero no la encontró.

Lo solté y me giré para salir por completo de la habitación. Cerré la puerta, y arrimé mi espalda mientras pensaba.

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Hasta aquí las clases, recen para que siga con la inspiración a flote.

Muack Muack, Ann.

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