Capítulo 4.
4.
La sala principal de Harry es el doble de grande de lo que es la sala de Louis, y es lo primero que él piensa al entrar, las paredes están tapizadas en un color rosado piel y las cortinas son transparentes y parecen demasiado suaves aun cuando ni siquiera las ha tocado. Y por supuesto que por todas partes hay cuadros, algunos son pinturas extravagantes y otras son fotos familiares. Harry se sienta en el sofá grande que se encuentra en el medio frente a una mesita ratonera y una televisión de plasma, Louis lo sigue y se sienta a su lado, un poco más alejado.
Observa sus pies por un segundo, ambos están en calcetines porque Harry le pidió que se quitara los zapatos antes de entrar.
— ¿Es una broma, no? —le había preguntado, con la risa en la garganta, pero entonces Harry sacudió la cabeza, volviendo a sonrojarse con vergüenza.
—A mamá no le gusta ver manchas en la alfombra… —Harry dijo, nervioso—. Es por esa razón que no tenemos animales, ni gatos ni perros. Ella es una fanática compulsiva de la limpieza, ¿lo entiendes, verdad?
—Bueno, que estúpido —le había respondido él, porque así es Louis, siempre diciendo las cosas que se le viene a la cabeza. Luego simplemente había suspirado y lentamente se quito los zapatos, ni siquiera quiso mirar dos veces la sonrisa brillante que por un segundo Harry le regaló.
Ahora están en silencio. Louis solo se toma el tiempo para mirar alrededor por un largo tiempo, a su costado hay una lámpara de luz sobre una mesa, y un cuadro con una imagen de un niño sonriendo con un sostén en la cabeza, como si fuera un sombrero.
Louis bufa con burla y coge el cuadro sin pedir permiso, mirándolo más de cerca.
—Así que desde pequeño ya eras… raro —divaga, sin dejar de sonreír hacia la fotografía. Louis puede notar que es Harry por los hoyuelos y los grandes ojos verdes—. ¿Sabes una cosa? Me recuerdas a una rana.
—Oh —Harry tartamudea, arrebatando el cuadro de sus manos, su cara esta casi violeta y otra vez sus rizos tapan su ojo izquierdo—. ¿Eso ha sido uno de tus cumplidos? ¿O debería sentirme ofendido?
Louis no deja de sonreír mientras coloca su brazo perezosamente en el respaldo del sofá, acomodándose como si ya hubiera estado allí hace bastante tiempo.
—En realidad ha sido una opinión, tú decides si quieres ofenderte o no.
—Así que ha sido una ofensa —susurra el rizado, mordiéndose el labio inferior con una sonrisa—. Eres bastante descarado ¿lo sabías?
—Prefiero el termino; hijo de puta, pero sí, lo sé —Sus ojos azules vuelven a recorrer el lugar. Hay un estante justo arriba del televisor, donde trofeos se alzan y brillan contra el reflejo del sol—. ¿Y eso? —Pregunta, mirando cada uno de ellos, todos son de primer de oro. Primer puesto—. Impresionante.
Louis no tiene que explicar de qué está hablando, porque Harry ya lo sabe sin haber mirado.
—Hockey, yo era bueno en eso, capitán de hecho.
— ¿Tú? —Louis mira a su Harry entonces, pero él no lo está mirando, sus ojos se encuentran fijos en los trofeos, tiene una pequeña sonrisa. Louis reconoce eso; la sonrisa amarga y casi con añoranza, esa sonrisa que uno hace cuando recuerda días felices—. No pareces alguien que sea bueno en algún deporte… sin ofender, pero realmente eres algo torpe al hablar y ni siquiera te imagino sobre el hielo.
El chico de rizos rueda los ojos pero se rompe en una gran sonrisa, sin mirarlo aun.
—Y el descaro sigue. ¿Sabes? Cuando alguien dice “sin ofender” no ayuda mucho, porque siempre lo dicen al final, como que… lo dicen después de ofender, y la cosa pierde sentido.
— ¿Ves a lo que me refiero? —Louis bufa, sacudiendo la cabeza—. Torpe.
—Soy bueno, aunque no lo creas —Los ojos de Harry brillan ahora—. Al menos, lo fui, ganamos en casi todos los enfrentamientos. Papá siempre me acompañaba en ellos, siempre estaba allí en las gradas gritándome que diera todo de mí.
— ¿Y entonces? —pregunta. El rizado alza los hombros, débil.
—Entonces tuve un accidente cuando esquiaba y tuve que estar en muletas por casi seis meses enteros. Por lo que podrás imaginar, no pude jugar más, y cuando volví, ya me habían remplazado. No es como si esperaba que ellos me esperaran, ¿sabes? Pero tenía esa inocente sensación de que lo hacían, que el nuevo capitán era solo un remplazo mientras yo estaba deprimiéndome en mi casa, pero no fue así, resulto ser mejor que yo.
—Una historia del corazón —susurra Louis, con una sonrisa, cuando todo lo que se crea en el ambiente en un largo silencio—. Aun pienso que es imposible que puedas estar en el hielo con esos pies que tienes, ¿los has visto? Cuando te paras, el izquierdo está algo inclinado hacia la derecha, es una cosa de locos.
—Bueno, hablando de acosadores.
Louis rueda los ojos cuando Harry comienza a reírse.
—No pienses que soy un raro que mira los pies de los demás, pero lo tuyo es demasiado evidente.
—Pienso que eres un raro que mira los pies de los demás.
—Vete a la mierda.
Harry vuelve a soltar una risa, fuerte, como un ladrido, y luego se tapa la boca e intenta tranquilizarse.
Louis sigue observándolo con una sonrisa encorvada. Ni siquiera fue gracioso, pero su compañero parece estar divirtiéndose.
—Entonces… ¿tu padre está en eso del narcotráfico o qué? Tu casa es genial.
Harry deja de reírse, removiéndose en el sofá.
—De hecho es abogado. Mamá diseñó la casa, arquitecta, ya sabes. Ella quería algo grande porque pensó que su casa sería algo así como una guardería, al principio quiso tener como cinco hijos —El oji-verde se alza de hombros otra vez, Louis nota como traga saliva—. Pero entonces… ella ya no pudo. Lo intentaron mucho.
—Y entonces aquí estás —Louis acerca su mano al hombro de Harry, apretándolo un segundo. Él le sonríe con los labios apretados.
—Aquí estoy —Harry está muy nervioso ahora, moviendo sus manos sobre su regazo. Sus ojos se conectan con los de Louis—. ¿Y tú?
— ¿Yo qué?
—… ¿No me dirás nada? Quiero decir, te he contado algo de mí, así que tú me cuentas algo de ti. Creí que así se llamaba cuando uno socializaba.
Louis suelta una risa lenta.
— ¿Tú no tienes muchos amigos, no es así? —Sacude la cabeza con burla—. No podría decirte demasiado. Tengo seis hermanos. Mi madre trabaja en un hospital. Y mi padre… no tengo idea, quizás esté muerto, no lo veo desde los dos años.
Harry abre un poco los ojos sorprendido, y perdido, también.
Louis no sabe cuando paso, pero ambos están más cerca en el sofá ahora, sus rodillas otra vez se tocan.
—Eso es un… sumario bastante… bastante… uh, ¿directo?
—Supongo, ya te dije. Mi vida no es interesante. Lo más increíble que me paso fue esa vez que a mí y a Zayn nos encerraron en la cárcel por un día completo.
— ¿Fuiste a la cárcel? —Harry se sobresalta, sus ojos verdes están brillando con algo que Louis no puede descifrar, quizás asombro.
Se ríe un poco.
—Tranquilo, no mate a nadie. Soy un buen chico pero a veces no me gusta seguir órdenes, eso es todo.
— ¿Cómo sucedió? ¿Eso de la cárcel?
—Pues… —el teléfono de Louis suena entonces, pero él no quiere romper el contacto visual—. Quizás te lo cuente algún día, si tienes suerte.
Harry bufa y Louis sólo se carcajea con diversión, se levanta del sofá, no ha pasado mucho tiempo pero siente que su espalda se encuentra algo tensa.
Harry lo imita, algo confundido. Louis desbloquea su teléfono para darse cuenta que es una llamada perdida de Ollie, todos sus sentidos se ponen en alerta de pronto.
— ¿Te vas? —pregunta Harry, no tiene ninguna expresión en su rostro ahora, neutro.
—Sí —Louis guarda su móvil y mira al rizado, levanta su mano y le da dos palmadas en su hombro—. Uh, gracias por los cigarrillos, supongo. Te veo luego.
Louis esta marchándose ahora, mientras que Harry lo sigue hasta la puerta, abriéndola sin decir nada. El chico de ojos azules rápidamente se coloca sus zapatos cuando se encuentra en el porche, puede oír su corazón retumbar con fuerza.
Harry lo observa, su rostro esta pálido, y de un movimiento brusco está bajando las escalinatas.
—Adiós —exclama Harry, cuando Louis ya está dando la vuelta y saliendo rápidamente. Él le hace un gesto vago con la mano y eso es todo.
Llama a Ollie mientras está caminando rápidamente por las veredas. El cielo está volviéndose gris otra vez, como lo ha estado toda la semana. El corazón de Louis sigue latiendo con fuerzas, golpeando su caja torácica y haciendo eco dolorosamente en sus oídos. Pasan unos insufribles segundos antes de que la línea conteste, Louis se detiene de golpe, porque sin darse cuenta ha estado corriendo.
— ¿Zayn? —Pregunta, al escuchar el balbuceo de su amigo—. ¿Z, eres tú?
—Louis… —La voz de Ollie se escucha por un segundo, es débil—. Uh, creo que algo le pasa a Malik, él está todo perdido, y no me refiero a la droga. Ha estado golpeando cosas por un rato y ahora simplemente está llorando.
Louis se restriega el rostro con su mano izquierda, tratando de no soltar un grito al cielo.
—Lo está haciendo otra vez —murmura, para sí mismo, al final, suspira con resignación—. ¿Dónde están?
— ¿Ahora mismo? Lo estoy llevando a su casa, tuve que atar sus manos porque quiso golpearme y saltar. Diablos, ni siquiera fumó demasiado.
—No lo lleves a su casa —Louis medio grita, comenzando a correr otra vez—. Llévalo a la mía ¿okey? Y quítale lo que sea con lo que le tengas amarrado, se pondrá mas histérico sino.
—Bien.
Corta la llamada y sigue corriendo, medio saltando y esquivando a las pocas personas que están en su camino. Vuelve a tragar saliva. Piensa por un minuto que le ha mentido a Harry cuando le dijo que su vida no era interesante. ¿Qué sería de Louis sin un Zayn Malik jodiendo todo siempre? Probablemente sería mejor… probablemente.
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