Capítulo 3.
3.
Eleanor lo alcanza justo cuando Louis está bajando los escalones de la gran institución, puertas afuera. Él es lo suficientemente hijo de perra como para ignorarla sin siquiera sentirse algo culpable; cuestión de práctica, tal vez. Sigue encaminándose en busca de un chico de rizos, cuando Eleanor lo ataja del brazo, sus dedos haciendo un poco de presión. Louis entonces no tiene de otra que frenar, porque sabe como es ella, sabe que siempre debe salirse con la suya o a alguien le saldrá muy caro. Eleanor de hecho es una linda chica, con cabellos castaños que se tornan rubios en las puntas, y tiene una forma ondulada y angelical. Tiene ojos claros y tranquilos, y una sonrisa femenina y audaz. Ella siempre anda por los pasillos con su ropa de marca y sus perfumes que hacen que tu nariz pique un poco, pero está bien, supone Louis, está bien porque ella tiene dinero y si lo quiere presumir no hay ningún problema; él haría lo mismo.
—Hola, Louis —saluda, sus mejillas sonrojadas por el maquillaje y su sonrisa grande—. Ayer te envié un mensaje… tú… no lo respondiste.
Louis frunce el ceño, intentando parecer confundido.
—Oh, ¿lo hiciste? Es una lástima, no me ha llegado nada —su tono es un poco sarcástico pero a ella parece no importarle, sin embargo, Louis se vuelve a dar la vuelta y sigue caminando, estirando el cuello para ver entre la gente alguna cabellera rizada.
Eleanor lo sigue, por supuesto, él puede sentir esos tacones altos y caros pisándole los talones, y por suerte, no se trata de algo literal. Louis aprieta la correa de la mochila, intentando no rodar los ojos cuando la voz de Eleanor vuelve a escucharse decepcionada, y es que él sabe que ella solo está siendo molesta y que en realidad le importa una mierda.
—Te pregunté si tenías algo que hacer el sábado, ¿sabes? Mis padres no van a estar —suena entusiasmada y si Louis no hubiera visto a Harry a unos metros, con su postura torpe y sus movimientos vacilantes, probablemente hubiera aceptado.
—No puedo —miente, rápidamente y sin vergüenza —. Tengo que cuidar a los gemelos, ya sabes.
—Oh, pero tú odias cuidar de ellos y haces lo que sea para evitarlo —Louis se ríe un poco, porque es irónico que Eleanor lo conozca tan bien y aun así siga insistiendo.
—Cierto —exclama, volviendo a darse la vuelta y señalando a la chica con su dedo índice, fingiendo felicidad—. Pero mamá no estará y Lottie no es de confianza.
—Oh —La sonrisa de Eleanor desaparece un segundo, pero en cuestión de segundos su rostro se vuelve a iluminar—. ¡Yo podría ayudarte!
“De ninguna manera” grita Louis en su mente, dando una vuelta sutil sobre su espalda para mirar a Harry, asegurándose de que siga allí.
—Yo soy niñera los fines de semana, como, cuido de mi primita, incluso sé cambiar pañales y todo eso.
Louis la vuelve a mirar, fingiendo más sonrisas.
—Pero que adorable de tu parte, ¿sabes una cosa? Voy a llamarte si a Ernest se le ocurre cagar en momentos inoportunos.
Eleanor asiente, complacida. Louis le guiña un ojo y sigue su camino, y rueda los ojos al asegurarse que ella ya no lo está siguiendo. Se acerca a Harry entonces, dándole un empujón en la espalda. Harry se sobresalta, tambaleándose un poco, luego rueda los ojos al observar a Louis.
—Hola, acosador.
—Creí que ya te habías ido —está diciendo, acomodándose la mochila y cruzándose de brazos—. Y por favor, deja ese sobrenombre, no es muy apropiado.
—Está bien, princesa.
—Espera, prefiero el otro.
Louis sonríe, sincero, volviendo a darle un ligero empujón en el hombro a Harry, quien frunce el ceño.
—Deja de hacer eso.
—Jesús a ti todo te molesta, ¿eh, compañero? —El chico rizado solo sacude la cabeza, mirando hacia sus zapatos, Louis sigue hablando—. Así que… el trabajo…
—Sí, he pensado en que podíamos empezar algo el sábado… ya sabes, si estás libre —Harry se encoge de hombros, metiendo sus manos en los bolsillos de su jean negro—. Pero si tienes algo mas… lo entiendo, ya sabes, todos tenemos una vida y…
—Estoy libre, sí.
Harry asiente, sonriendo con los labios apretados, y mostrando un hoyuelo.
—Es una cita, entonces —susurra, entonces abre los ojos muy grande y su mejillas se están tornando rosadas, se aclara la garganta torpemente–. Uh, no como en una cita real, porque eso sería… raro… pero ya sabes, una cita de estudio para hacer un proyecto entre compañeros y nada más…
—Eres extraño como la mierda –Louis suelta, sacudiendo la cabeza—. Lo haremos en tu casa, ¿Está bien?
—Sí, lo haremos —Harry tose un poco y se vuelve a sonrojar—. Uh- yo- sí, en mi casa suena bien para hacerlo… ¡hacer! Hacer la tarea –Da unos pasos atrás, como si en cualquier momento estuviera por salir corriendo—. Dios, yo simplemente te mandaré la dirección por mensaje.
—Suena bien —Louis sonríe, caminando y pasando por su lado, palmeando su hombro–. Te veo entonces, Smith.
—Es Styles –exclama Harry, antes de que Louis se vaya, él voltea la cabeza, mirándolo por sobre el hombro y lanzándole otro guiño antes de seguir caminando. Por supuesto que es Styles.
Louis abre la puerta de su casa y lo primero que encuentra es a Lottie y Felicite peleando por el control remoto, rueda los ojos y deja su mochila junto al sofá, restregándose el rostro frente a sus hermanas.
— ¡Louis, dile a Felicite que es menor y debe darme el tonto control remoto! —chilla Lottie, intentando empujar a su hermana, quien abre la boca y muerde su brazo —. ¡Ew, me mordiste, tú, niña rata, aléjate!
— ¿Dónde diablos esta mamá? —Louis exclama, Daisy está bajando las escaleras, tiene una caja de jugo de naranja en las manos.
—Fue a Tesco con los gemelos, dijo que volvería pronto.
—Bien —Louis se acerca a Lottie y Felicite y coge el control de las manos de Lottie, quien chilla y se queja, intentando cogerlo otra vez—. De ninguna manera, Jesús, tienes quince años no eres una niña de nueve, ¿podrías comportarte?
—Pero Felicite…
—Lottie, iré a casa de Zayn ahora —Louis ni siquiera quiere o tiene ganas de escucharla, deja el control remoto en el mueble alto y señala a su hermana con el dedo—. Estás a cargo hasta que venga mamá, y si pregunta por mí, ya sabes dónde estoy.
—Pero… Louis.
—Por favor, ya no seas una tonta inmadura —le dice, cortante, antes de coger las llaves de repuesto de la casa, dando un portazo cuando se va. Él simplemente sabe que si no es firme con Lottie ella jamás aprenderá, no hay otra manera, al parecer.
Tarda veinte minutos llegar a la casa de Zayn caminando, pero está tan preocupado que se siente como si hubieran pasado solo diez. La casa de Zayn es de un piso, pero está bien decorado y tiene un bonito aura, y se encuentra en uno de los barrios más tranquilos y decentes del pueblo. Louis no piensa dos veces para tocar el timbre, luego del segundo intento la puerta se abre.
Sasha Malik se encuentra ahora frente a Louis, y él le sonríe ampliamente. Sasha es la hermana de Zayn, y es una de las chicas mas lindas, con el cabello largo y lacio y sus ojos firmes de guepardo. Y por supuesto que Louis se ha acostado con ella, aunque Sasha no es ese tipo de chica como Eleanor, todas finas y mimadas, ella es más descarada que eso. Quizás si no fuera la hermana de su mejor amigo, Louis podría intentar salir con ella.
—Hola, Sasha —saluda, con la mejor encantadora sonrisa que se permite. Ella devuelve su saludo con una inclinación de cabeza—. ¿Me preguntaba si Zayn está por aquí? Es que hoy…
— ¿Zayn? —Ella alza una de sus alineadas cejas, viéndose confundida—. El me dijo que estaría contigo.
El rostro de Louis se torna rojo, porque sabe que la ha cagado y sabe que Zayn estará en problemas y solo porque es un buen amigo, va a seguirle el juego.
—Oh, si… cierto, pero es que a la salida lo perdí, no importa. Seguro fue con Liam.
Sasha asiente, ahora sus ojos parecen más tranquilos. Se inclina en el marco de la puerta, mirando a Louis de arriba abajo y sonriendo gentilmente.
— ¿Quieres pasar? Estoy sola.
Él mira un momento el interior de la casa, sería tan fácil entrar y mandar a la mierda a Zayn después, pero realmente no tiene ganas de tener sexo a la dos de la tarde, de todos modos.
—Aunque es una oferta genial… —niega con la cabeza, dando un paso atrás—. Me tengo que ir.
— ¿Otro día, entonces? —Sasha hace un puchero y Louis da un asentimiento vacilante. Ella vuelve a sonreír brillantemente antes de cerrar la puerta.
Louis tal vez se arrepienta mas tarde.
Mientras camina por la acera de las casas quita su teléfono y marca el número de Zayn, mordiéndose el labio con fuerza para contener su suspiro de frustración. Luego de unos segundos, su amigo contesta, su voz suena alta y rasposa.
—Hey…
— ¿Dónde mierda estas, idiota? —por supuesto que Louis está gritando ahora, pero no tanto, suena más preocupado que enojado, realmente. Zayn se queda callado unos segundos, y Louis puede escuchar ruidos en el fondo de la línea, gritos y risas.
—Vine en la casa de Ollie a pasar un rato.
Louis frunce el ceño, y sigue caminando en la vereda, tratando de tranquilizarse.
—Pero Ollie vive como a dos horas de aquí… tú… Diablos, Zayn ¿Por qué?
—Oye, he tenido días de mierda, Louis. Déjame ser un poco —Zayn se empieza a reír en voz baja, pero se escucha como sollozos, aunque no lo sean—. Deberías venir también, de todos modos…
—Z, me prometiste que eso de la marihuana era en ocasiones.
—Es una cosa de “ocasiones”
—Lo has hecho la semana pasada —le gruñe, sintiendo su garganta rasparse un poco—. Y la anterior, maldición, amigo, sé que estás mal pero eso es muy jodido.
— ¿Y tú por qué mierda hablas y actúas como si te importara? —Zayn ya no se está riendo pero su voz sigue tranquila, aburrida—. De hecho, no tienes porque maldita sea hablar de mis problemas cuando todo lo que tú haces es acostarte con extraños y luego actuar como si no conocieras a nadie.
—Eso es diferente —se queja él, y no puedo sentir que su amigo lo ha golpeado porque sabe que no lo dice enserio, o al menos, no a propósito.
—Por supuesto que es diferente —Zayn silba, se escuchan más gritos en el fondo—. Tengo que irme—avisa, y sin más, corta la llamada.
Louis escucha por un tiempo el largo pitido de la línea cortada, hasta que se sobresalta cuando alguien lo toca en el hombro. Guarda su teléfono y se da la vuelta, parpadeando.
— ¿Qué mierda? ¿Tú que carajos haces aquí?
Harry parece tan confundido como él, pero entonces se encoge de hombros, señalando algo a su costado.
—Vivo aquí —dice, como si fuera obvio. Louis gira la cabeza para ver la casa de dos pisos, de hecho, es una de las pocas del barrio que son exageradamente bonitas. Louis quiere hacer un chiste sobre Harry siendo un niño mimado, pero el rizado sigue hablando—. ¿Tú vives por aquí?
—Nop —Louis sacude la cabeza, metiendo sus manos en los bolsillos de sus jeans, imitando el gesto de Harry—. Mi casa está cerca de la escuela, de hecho.
—Genial —Harry suelta, sin saber que decir. Louis nota como otra vez su rostro se pone colorado y ni siquiera le va a preguntar por qué—. Uh, ¿quieres entrar? Yo estaba quitando la basura y te vi aquí, creí que… venias o algo.
Louis sonríe.
—Por supuesto que quitas la basura —se burla, rodando los ojos—. Me temo desilusionarte pero no estoy aquí por ti.
—Oh —susurra el rizado, apretando los labios—. De igual modo… uh, ¿quieres entrar?
— ¿Fumas?
Harry parpadea, sorprendido.
— ¿Sí?, en ocasiones.
— ¿Las fuertes?
—No, solo las suaves. No quiero que mis pulmones se vuelvan negros.
Louis vuelve a rodar los ojos pero asiente.
—Si me traes un cigarrillo, quizás acepte tu propuesta.
—Yo no… —Harry detiene sus palabras, mirando a Louis directamente a los ojos, y él nota que por un momento hay un brillo de desconcierto hasta que el rizado se resigna—. No era una propuesta, era cortesía.
Ambos sonríen esta vez.
—Bien —acepta el chico de ojos verdes, al final, casi temeroso. Comienzan a caminar hacia la casa, y Harry sube las escalinatas hasta llegar a la gran puerta de madera—. Pero fumaras aquí, no quiero que… mi mamá entre y piense que he estado drogándome.
Louis alza los hombros, sentándose en la última escalinata, girándose un poco para ver a su compañero.
—Aquí te espero, amigo —exclama, con un saludo de marinero. Harry hace una mueca antes de entrar a su casa.
Louis coloca su mano derecha bajo su barbilla, esperando. Harry no tarda mucho en llegar, de hecho, puede jurar que solo han pasado diez segundos, se nota que ha corrido y eso hace que Louis quiera reír, sin embargo solo aprieta sus labios, mientras que el rizado se sienta junto a él, tocando sus rodillas juntas, pasándole un paquete de cigarrillos y un encendedor.
—Buen chico —murmura él, y es el turno de Harry de rodar los ojos. Louis le pasa un cigarrillo también, y éste lo acepta con lentitud. Entonces ambos se quedan allí, sentados en el porche de la casa, encendiendo los cigarrillos y viendo el humo subir y desvanecerse en el aire.
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