La vida me sonríe
Volver a la escuela después de tanto tiempo de vacaciones le fue complicado a Kira.
Se había cansado mucho de la primer semana con la combinación de trabajo y estudio.
Iwaizumi había dejado de quedarse tanto en su departamento para no ser una molestia y para calmar un poco a su madre.
No podía enojarse por aquello, gracias a él y su madre había tenido su primer navidad y año nuevo como era debido; con todo y lo cliché que había en esas fiestas pero que nunca había podido experimentar.
A pesar de eso, Iwaizumi seguía teniendo el lindo detalle de ir por ella al trabajo y dejarla en su departamento.
Kira suspiró, era demasiado tarde, tomó las cartas que tenía, se sentó en su cama y empezó a checar su correo, una carta en específico había llamado su atención; su corazón dio un pequeño brinco y comenzó a abrirla rápidamente.
— Estimada Kashima-san.... Blablabla.... Le informamos que... ¡Ha sido aceptada! – leyó en voz alta parándose de un salto y gritando como loca.
Había podido entrar a la universidad que quería, continuó leyendo y pudo ver qué también había conseguido el promedio para solicitar una beca que le sería de mucha ayuda por lo que gritó aún más.
Pronto Iwaizumi ya se encontraba a su lado preguntando que sucedía.
Kira simplemente se abalanzó contra él, Hajime apenas y pudo cargarla.
— ¡Entré! ¡Entré! – gritó aún emocionada.
Iwaizumi le dió un par de vueltas y la bajó.
— Déjame ver – pidió él.
Kira le extendió la carta y Hajime comenzó a reírse.
— ¿De qué te ríes, tonto? – preguntó ella.
Él solo le entregó otra carta a cambio, era la carta de aceptación de Iwaizumi.
Vió bien el logotipo y nombre de la universidad y también comenzó a reírse.
Ninguno de los dos se había dicho a qué universidad habían aplicado, no hablaron nunca de eso jamás pero ahí estaban los dos con una carta de aceptación de la misma universidad.
Se volvieron a abrazar por aquello y se quedaron sonriendo.
— Ve, es tarde y mañana hay escuela – dijo finalmente Kira.
— Quiero quedarme contigo hoy, Kira – confesó él haciendo un puchero.
Esa expresión era de lo más tierna en él, no podía decirle que no tan fácil pero debía de regresarlo si no quería que su madre se enfadara con ambos.
— Anda, mañana nos vemos. Tampoco es como si estuviéramos tan lejos, tonto – insistió ella.
— Está bien, pero mañana si me quedo, pediré permiso esta vez – contestó él.
Ambos se fueron a dormir tranquilos, ella estaba mucho más contenta ahora. Tendría a Iwaizumi para más rato sin pasar por alguna pelea por ir a diferentes universidades.
Al día siguiente Kira se levantó con el olor del desayuno, sonrió. Iwaizumi a veces era un tonto por querer hacer cosas tan cursis como aquellas pero también le gustaba esa parte de él.
Se desperezó y abrió los ojos.
— Huele muy bien – dijo en voz alta aunque un poco ronca debido a que acaba de despertar.
— Es porque lo cociné yo – contestó Hajime riendo un poco.
— No empieces a comportarte como idiota o no te haré cumplidos durante un buen tiempo – advirtió Kira.
Iwaizumi puso los ojos en blanco pero sonrió.
— Párate, ya está listo – le avisó.
Kira se paró y se sentó en la mesa, realmente se había lucido con el desayuno.
— ¡ Itadakimasu ! – dijo ella comenzando a comer aquel desayuno.
Después de comer algo Iwaizumi dejó que Kira se cambiara para ir a la escuela y comenzaron a ir juntos.
A pesar de que aquella caminata se había vuelto costumbre Kira seguía disfrutando cada segundo antes de entrar a la escuela, le gustaba molestarlo, colgarse de él, jugar con su mano y abrazarlo mientras caminaban.
Sin embargo sentía un poco diferente a Iwaizumi aquel día.
Intentó hacer caso omiso de aquello y continuó el día como si nada.
Todo el día Iwaizumi fue excesivamente atento con Kira, ella insistió en no hacer caso de aquello aún y se dejó consentir por él.
Cuando el día terminó y aquel chico la llevaba del trabajo a su departamento finalmente tuvo el valor de preguntarle.
—¿Qué tienes el día de hoy, Iwa-chan? – preguntó directamente.
Hajime rió.
— Pensé que no me ibas a preguntar o que simplemente no lo habías notado – admitió él un poco apenado.
— Imposible no darse cuenta, pero quería ver si me decías la razón primero –
Hajime suspiró y se rascó la cabeza con algo de nerviosismo.
— Bueno supongo que podemos hablarlo ahora que vamos a casa y no tenemos algo más que hacer realmente, no quería que lo que te voy a preguntar te rondara por el pensamiento todo el día – confesó Iwaizumi.
Kira se había empezado a sentir nerviosa ante aquellas palabras y decidió no decir nada para que su novio continuara.
— Te quería proponer algo que tal vez no esté bien visto para los demás... – volvió a suspirar antes de continuar — Kashima Kira... ¿Vivirías conmigo mientras estudiamos? No estoy seguro de qué piensas sobre vivir juntos sin casarnos antes así que eso es lo que me tenía preocupado. Puedes pensarlo antes de contestarme, es solo una propuesta – continuó diciendo.
Kira puso su mano sobre la boca de aquel chico.
— Hablas mucho – dijo y luego sonrió y asintió con la cabeza — Claro que sí, Hajime. Viviré contigo mientras estudiamos – aceptó.
Iwaizumi la abrazó fuertemente, la levantó y le dió varias vueltas.
Tal vez Kira tenía aún muchas cosas que arreglar en su vida.
Tal vez su familia volvería a ser un problema.
Tal vez aún no estaba segura de que su carrera le iba a gustar o si la idea de vivir juntos funcionaría como ella esperaba pero de algo si estaba segura : Todo era mejor con Iwaizumi a su lado.
Y eso bastaba para hacer todo mejor.
Lo que la vida le deparara a ambos sería una gran aventura.
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