Exámenes
Estudiar con Iwaizumi había sido la mejor y la peor idea de Kira.
Sabía perfectamente que se lo agradecería durante los exámenes pero en ese momento no era así.
Cada bloque que veían lo estudiaban hasta el cansancio, se hacían preguntas al respecto y si alguno de los dos se equivocaba aunque fuera en una volvían a repasar ese bloque. Era lo mismo con matemáticas, escogía cada quien 5 ejercicios que recordaban eran difíciles y los unían; era entonces que debían contestarlo en menos de una hora.
Seguramente les iría bien en los exámenes pero en ese momento la cabeza de Kira estaba a punto de explotar, nunca había sido una persona que estudiaba pero ahora lo necesitaba si no quería también tener que pagar la escuela.
— Siento que voy a morir, Hajime... ¡Necesito un descanso! – gritó a modo de queja y se acostó en el piso.
— Está bien, pero no te vayas a quedar dormida, Kira – dijo Iwaizumi.
— No, solo que me arden los ojos – contestó ella.
Sin embargo, mintió totalmente. Unos minutos después estaba dormida, Iwaizumi negó con la cabeza a manera de decepción aunque realmente no la culpaba.
Volteó a ver la hora, eran las 11 PM ya. Suspiró.
— Hey, Kira... – le habló mientras la movía pero nunca se levantó.
No quería dejarla ahí en el piso, así que se decidió por cargarla.
Pasó las manos de aquella chica al rededor de su cuello para que le fuera más fácil y la levantó.
Realmente estaba muy dormida, a pesar de que era muy delgada sintió todo el peso de su cuerpo.
Nunca había notado cuán largo era su cabello hasta que casi se enreda con él mientras caminaba.
La dejó en la cama y se levantó pero automáticamente ella había apretado los brazos que estaban al rededor del cuello de Iwaizumi haciendo que éste se acercara a ella.
Volvió a intentar soltarse pero parecía que ella imponía más fuerza para que no se fuera.
— No... – dijo Kira, sin embargo seguía dormida.
Después de un par de intentos por fin lo dejó libre, se quedó viendo a aquella chica y sonrió. Se acercó y le dió un beso en la frente, después de eso fue de regreso a su departamento.
Al día siguiente era el primer examen, Kira sentía mucha presión. Tenía miedo de que aunque hubiera estudiado como loca olvidara todo una vez empezando el examen y debía salir bien.
Escuchó en su cabeza de nuevo las palabras de su madre.
— Si quieres que seamos nosotros los que paguemos todo lo relacionado con la escuela debes demostrarnos que tienes un buen desempeño. Si no es así, entonces tendrás que hacerle como puedas. –
Tembló un poco al recordar aquello, eso no podía suceder todavía le faltaba un semestre más para salir de la preparatoria y posteriormente podría obtener legalmente el dinero que sus padres habían guardado para su universidad aunque aquello le preocupaba un poco porque temía que fuera menor a lo que necesitaba para la escuela que quería.
Con todo aquello en mente casi tropezaba camino a la escuela, solo sintió que alguien la agarraba para evitar eso.
— ¿Estás bien, Kira? – preguntó Iwaizumi un poco preocupado.
— Sí, solo tengo muchas cosas en la cabeza... Nervios por los exámenes supongo – admitió ella.
Él sonrió y acarició su cabeza.
— Si te concentras en los nervios no te irá bien, piensa que son aquellos ejercicios que realizamos juntos y haz lo mejor para no repetirlos como siempre – le aconsejó.
Ella rió ¿tan obvia era al respecto cuando estudiaban?
Finalmente llegaron a la escuela y todos acomodaron sus cosas y agarraron lo esencial para el examen.
Cuando comenzó a contestarlo Kira estaba sorprendida, realmente era todo lo que había estudiado con Hajime. Lo contestó concentrada pero de manera fácil hasta que terminó.
Al salir de la escuela Iwaizumi la estaba esperando en la puerta de la escuela.
Kira corrió y lo abrazó. Él le regresó el abrazo con gusto aunque se preguntaba la razón por la que estaba haciendo eso.
Sin dejarlo de abrazar alzó la cabeza y le sonrió.
— Gracias por ayudarme a estudiar, sigue ayudándome por favor – dijo ella.
— Claro que sí, pequeña. Vamos a comer primero y luego seguimos estudiando – contestó él.
Kira sonrió.
— Vaya, ¿quién diría que los encontraría tan acaramelados ya? – dijo Oikawa en tono burlón.
Al escuchar aquellas palabras ambos se soltaron y voltearon a verlo.
— ¡No es lo que piensas! – gritaron al mismo tiempo.
— Ah, ¿no? – volvió a preguntar el castaño sin quitar el tono burlón.
— ¡No! ¡Ja! Ya quisiera él – dijo Kira cruzando los brazos.
— ¿Qué pasaría si sí quisiera ?– preguntó Iwaizumi.
Kira se sonrojó por un momento pero se compuso fácilmente.
— Idiota, Iwa-chan – contestó ella mientras le sacaba la lengua y se adelantaba caminando a pasos agigantados.
— ¡Oye! ¡Ya te dije que no me digas así, maldita niña mimada! – gritó Iwaizumi corriendo detrás de ella.
— ¿Cómo se supone que te diga? ¿Solo idiota? – preguntó ella.
— De ahora en adelante soy Iwaizumi-senpai para tí – le contestó dándole un golpe en la cabeza.
— ¡Ni siquiera eres mi senpai! No seas idiota – se quejó Kira.
Oikawa seguía viendo aquella escena desde lejos mientras los seguía, ambos eran unos idiotas.
¿Hasta cuándo los dos seguirían negando aquellos sentimientos?
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