Fui a la comisaría en dónde encerraron a Ian y a Jess para sacarlos de ahí. Pagué la fianza y fue cuando me llevaron a la celda en dónde se encontraban.

-Hey. -dice para llamar su atención.

-Iván. -Jésica sonríe y se acerca a los barrotes -¿Ya podemos salir?

-Claro. Son libres. -contesta el oficial mientras abre la celda.

-¡Si! -exclama Ian y me da un fuerte abrazo.

-N-No pu-puedo... respirar. -digo casi sin aire y es cuando él se aleja.

-Lo siento. -se disculpa y salimos de la comisaría, la limusina esta afuera esperando.

Ian abraza a Jess cuando suben al auto y no se separan en todo el camino.

-Que envidia. -digo serio y me cruzo de brazos.

-¿Qué? -pregunta él arqueando una ceja.

-Ustedes. Se ven tan lindos juntos, Teo está con Mike y yo... no tengo a nadie. -murmuro al final y agacho la mirada.

-Oh. -suelta Jésica y deja de abrazar a Ian -Si quieres podemos ayudarte a buscar a alguien. -habla mientras coloca su mano en mi hombro.

-Olvídalo pastelito, no somos buenos para eso. -comenta Ian rascándose la nuca.

-¿Pastelito? -repito y los miro con una de mis típicas sonrisas.

-Si, él me llama así ¿Algún problema? -Jésica frunce el ceño.

-No, claro que no. Sólo quiero saber cómo le dices a Ian. -hablo mientras lo miro. Él mira a un lado y se cruza de brazos.

-Lo llamo gatito de azúcar. -responde haciendo que el castaño se vuelva muy rojo de la vergüenza.

Mi primera reacción es soltar un fuerte -Awwww. -de la ternura. Luego miro su cara y comienzo a reírme a carcajadas.

-Ya basta. -se queja y busca los brazos de Jésica, primero la empuja con su cabeza y oculpa su rostro en el pecho de la muchacha mientras la abraza.

Es muy tierno y yo deseo tener a alguien a quién abrazar y decirle apodos cursis.