Ruidosos

Los vecinos escucharon ruidos molestos en el departamento de la nueva pareja, algunos "Toc toc" contra la pared y también ruidos de lata acompañada con música fuerte.

La encargada sube molesta en el ascensor debido a cuerpo y su incapacidad de subir escaleras. La señora regordeta y alta sale del ascensor para toca la puerta en donde provenían los ruidos. Desde adentro escucha unos gritos.

-¡Ian, la puerta! -el grito de una chica.

-¡Estoy ocupado, atiende tú! -el grito de un muchacho.

La señora comienza a impacientarse y daba golpes al piso con su taco negro. Golpea otra vez y más ruidos se escuchan, algo como que chocó contra la puerta.

La misma de abre lentamente dejándole ver a un muchacho colgado por el picaporte mientras frotaba su frente. Él se puso de pie y le sonrie nervioso a la mujer.

-¿Qué se le ofrece? -pregunta él mirándola.

La mujer queda observando el cuerpo del muchacho atentamente, ignorando todo a su alrededor. Ella sintió algo que hace mucho tiempo no, una chispa se prendió en su interior al momento de ver al ese joven.

-Señora ¿Hola? -él sacude su mano frente a su rostro -¿Se siente bien?

-Más que bien. -suspira pero luego vuelve a la realidad. Ella hace un esfuerzo y despega la mirada del torso desnudo del chico, ya que no lleva camiseta, y lo mira a los ojos.

-Soy la encargada del edificio y los vecinos se quejaron por los ruidos molestos. -dice calmada.

-Ohh... disculpe, es que estamos arreglando un poco el departamento. -contesta él sonriendo -¿Debíamos pedir permiso antes de hacer algo? -pregunta un poco preocupado.

Es obvio que si pero ella hará una excepción con el muchacho.

-Descuida. Sólo no hagan mucho ruido, amor. -Dice y camina de nuevo al ascensor.

-¡Adiós! -se despide él moviendo su mano con energía. Sip, ella hará todo lo posible para volver a verlo.

Ian cierra la puerta y baja la música haciendo que Jésica se moleste -¡Justo en mi parte favorita! -dice frunciendo el ceño mientras tiene una lata de aerosol en su mano.

-La encargada vino porque los vecinos se quejaron de los ruidos. -contesta él subiendo y bajando los hombros.

-¡¡Pero que los vecinos se vayan a la p...!! -ella no pudo terminar porque él le tapa la boca con sus manos.

-Shh... -intenta calmarla y -¡¡Ay!! -grita Ian porque Jess le muerde la mano haciendo que la suelte.

-Cobra mordelona. -Dice entre dientes enojado.

-No vuelvas a callarme. -le advierte Jésica -Además, no estamos haciendo nada malo. Los grafitis de la pared están quedando geniales. -habla mirando su obra de arte y de la Ian.

En ese momento, alguien vuelve a tocar la puerta, rápidamente Jess le indica a Ian que atienda.

-Hola de nuevo. -saluda al ver a la encargada en la entrada.

-Si. -suelta una risa -Los vecinos ya no se quejan y quería darle una bienvenida. -habla removiendo su cabello castaño con unas cuantas canas.

-Bueno gracias. -sonríe Ian que nota algo diferente en la señora, tiene brillo labial, máscara de pestañas y rubor.

-Organizaré una fiesta para su bienvenida para que conozcan a los vecinos para evitar que hayan problemas. -ella le entrega un papel y le guiña un ojo antes de ir al ascensor -Espero verte ahí.

Ian cierra la puerta mientras mira el papel, es una invitación para una fiesta dentro de una semana. Su fiesta.

-Soy yo o esa vieja gorda estaba coqueteando con mi chico basura. -dice seria estando cruzada de brazos, ella escuchó toda la conversación.

-No la insultes, es la encargada. Sólo los invitó a una fiesta para nosotros. -sonríe Ian, siempre tan ingenuo e inocente.

-Lo que digas "amor". -Jess roda los ojos inquietando a Ian.

-No me digas amor que me asusta. -niega retrocediendo, usualmente se insultan y gritan.

Ella comienza a bostezar y deja las latas de pintura a un lado -Tengo sueño. -frota sus ojos -Ya sabes que hacer. -bosteza otra vez.

-Pero...

-¡Ahora! -ordena molesta haciendo que Ian salga corriendo hacia la habitación.

Unos minutos después, Jésica dormía cómodamente en el suelo de la sala entre los brazos de su lindo pikachu gigante con olor a flores.

-Voy a hacer que ella se disfrace de algo que odie mucho como venganza. -planea Ian con malicia. Jess se encuentra acurrucada en su pecho haciendo que reconsidere su venganza. Se ve tan tierna y adorable dormida.

-Si, me vengaré. -asiente con una sonrisa maquiavélica.

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