Pareja

–¡Ian! Te dije que un poco más a la derecha ¡No la otra derecha, mi derecha! –me grita Jésica mientras acomodo el sillón en nuestro departamento, es nuestro primer departamento ahora que vivimos juntos.

–¡Deja de gritar maldita loca! –contesto serio, estoy muy cansado de empujar este maldito sillón de un lado al otro en la sala.

–¡Tú no me gritas niño basura! –exclama molesta.

–Está bien, pero no pienso mover más ningún mueble. –digo cruzandome de brazos y sentándome sobre el sillón haciendo oficial mi huelga.

–Ian, yo sola no puedo ordenar esto. –frunce el ceño y se acerca a mí.

–Ah no, con mimitos no arreglas esto. –niego molesto. Ella me da la espalda enojada y sale por la puerta de "nuestro" departamento.

–Okey, a descansar. –me arrojo al sillón para dormir un poco. Caigo dormido de repente, luego abro los ojos miro a mi alrededor, todos los muebles están acomodados en su lugar, hay fotos mías y de Jésica colgadas en las paredes, una alfombra que yo mismo compre esta en el suelo y una mesa de centro está junto al sillón.

–Wau... Jess ordenó todo, soy una basura, ella sola lo hizo. –murmuro y luego tomo mi rostro con las manos. Me levanto y estiro mis brazos sobre mi cabeza, todas las luces están apagadas y no tengo idea de cuánto tiempo estuve dormido, creo que ya es de noche.

Camino hacia la habitación que es la última puerta al final del corredor, abro lentamente la misma y me encuentro con esa cobra con lindas curvas durmiendo en nuestra cama. Rápidamente me acerco y tengo ganas de arrojarme sobre ella para abrazarla y besarla pero me detengo al pensar que tal vez este cansada por ordenar sola todo el departamento. Me siento en el borde y agacho la mirada –Que idiota. –gruño molesto y es cuando siento una mano recorrer mi espalda, eso hizo que un fuerte escalofríos recorra mi cuerpo.

–Jess yo... –murmuro y luego ella me empuja con fuerza haciéndome caer de la cama.

–¡Ve a dormir al sillón! Tomaste una sienta dejándome sola con todo el trabajo. –Dice molesta y luego se cruza de brazos.

–Pero me estabas gritando.

–¡Yo siempre grito! –exclama arrojandome una almohada por la cara.

–Tienes razón con eso cobra. –asiento pensativo.

–Pero descuida, la verdad es quebyo sola no arreglé todo esto. –comenta sonriendo de costado.

–¿Ah no? –frunzo el ceño levemente.

–Unos sexys muchachos me ayudaron, dijeron que cuando necesite cualquier cosa que los llame. –murmura haciendo que me moleste.

–Jésica, sabes muy bien que soy el único que puede recorrer tus curvas. –hablo mirándola fijamente.

–¿Quién lo dice? –susurra acercándose a mí lo suficiente para rozar nuestras narices –No eres mi dueño.

–Si lo fuera tendrías mejores modales pequeña cobra. –le guiño un ojo.

–Jajaja nunca lo serás porque una niña te golpeaba en la secundaria. –sonríe victoriosa.

–Si, no me lo recuerdes. –rodo los ojos.

Ella coloca una de sus manos en mi mejilla y yo muevo mi rostro para sentirla más, Jess suelta una risita –Siempre serás un Gatito.

–Prefiero tigre. –comento tomando su mano con la mía.

–Hey, la cama es nueva ¿Por qué no la estrenamos? –habla sonriendo y yo asiento estando de acuerdo con ella.

Teo
–¿Listo? –le digo a Mike mientras nos preparamos para hacerlo.

–Bueno yo... –balbucea mirando a un lado.

–No me digas que tienes miedo. –comento sonriendo de costado. Él arquea una ceja y toma mi rostro con sus manos para besarme, sólo en un momento y luego se separa.

–Ya estoy listo pequeño. –habla sonriendo.

–Okey. –abro la puerta y caminamos de puntitas de pie hacia la habitación.

La cosa es que Ian y Jess compraron un departamento para vivir juntos, hoy es su primer noche y tuve la gran idea de sorprenderlos junto con Mike, ambos planeamos hacerles una fiesta, es por eso que yo llevo unas orejas de conejo y papel picado de colores en una bolsita y Mike lleva un sombrero de distintos colores y cerpentinas.

Cuando nos acercamos a la puerta de la habitación de mis amigos, coloco una oreja escucho unos jadeos de Jésica y gruñidos de Ian. Tapo mi boca con las manos al darme cuenta que no es un buen momento para la sorpresa.

–¿Qué pasa? –me pregunta mi héroe.

–Eh... no es un buen momento. –respondo y ambos escuchamos unos extraños golpes, imagino que es la cama contra la pared.

–Oh... tienes razón. –asiente sonriendo de costado.

–¡Sí, sí, así! –exclama Jess y los golpes continúan.

–¡Yo voy a ganar, no podrás soportar más! –contesta Ian.

–Si que son ruidosos. –comenta Mike.

–Shh... Tú no hagas ruido. –lo callo.

Los golpes terminan y sólo se escuchan suspiros del otro lado de la puerta –Esto será genial. –Mike abre la puerta de golpe y yo me cuelgo por su espalda para intentar detenerlo pero sólo logro que caiga al suelo después de tropezar.

–¡¿Teo, Mike?! –dice la pareja sorprendida, ambos están sobre la cama y están cubiertos de sudor.

–H-Hola. –contesto nervioso.

–¿Qué estaban haciendo? –pregunta mi Mike arqueando una ceja al ver que mis amigos tiene ropa, pero aún así está agitados.

–Un antiguo ritual para estrenar la cama nueva. –contesta Ian.

–Cállate. –Jess le da un suave codazo.

–Ustedes son muy extraños, tienen sexo con ropa. –habla Mike rascándose su barbilla pensativo –Aunque cada pareja hace lo que quiere en la cama.

–No se dice "sexo" es "hacer el amor". –digo mirándolo mal.

–Lo que hacemos nosotros. –me sonríe haciendo que me sienta un poco avergonzado.

–Lo siento, queríamos darles una sorpresa y terminamos interrumpiendo su "ritual". –me disculpo y ellos se miran entre sí.

–No es lo que piensan. –niega Ian bajándose de la cama y me extiende su mano para ayudarme a levantarme porque Mike y yo aún seguíamos en el suelo.

–Descuida, escuchamos los jadeos, gritos, el golpe de la cama contra la pared. –comento nervioso.

–¿Te acuerdas de como hicimos un hoyo en la pared? –me dice Mike al oído.

–Basta. –suelto una risita sintiendo mis mejillas arder.

–¡Basta los dos! –interrumpe Jésica –Esto es lo que estábamos haciando. –Ella se para en la cama teniendo las manos en las caderas y comienza a saltar sobre la cama.

–Ese maldito colchón es tan duro como una tabla y entonces Jess y yo hicimos una apuesta en quien dura más saltando, así lo ablandamos un poco. –nos explica Ian.

Mike y yo quedamos muy sorprendidos, sip... está es la pareja más extraña de todas.

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