Monstruo
Mis padres intentan levantarme el ánimo y sonrió enternecido al verlos así.
-Ian ¿Quieres un poco de leche con chocolate o un desayuno de adulto? -me pregunta papá 2.
-Leche con chocolate por favor. -pido y papá 1 trae inmediatamente una bandeja con todo el desayuno listo para mí.
-Ya sabía que pedirias eso hijo, por eso ya lo preparé. -sonríe y deja un beso en mi mejilla.
-Lo siento, yo ya estoy grande y debería tener mi propio lugar para vivir. No quiero molestarlos. -me disculpo.
Pero mi papá 1 deja la bandeja en la mesa del comedor y me abraza -No digas eso. La verdad es que no estoy listo para dejarte ir, gatito. Creciste tan rápido. -me dice mientras acaricia mi espalda, puedo sentir como su voz se distorsiona por el llanto.
En eso siento los brazos de mi papá 2 rodearnos a ambos -Yo tampoco estoy listo... no tendré a quien regañar. -murmura. Los tres reímos por su broma y luego ellos se besaron pausadamente.
Luego de pasar la noche en mi hogar con mi familia, pensé muy bien que hacer hasta dormirme.
Pesadilla...
-¡Eres una basura! -le grita Jésica a Ian. Él hace lo imposible para no llorar pero es demasiada crueldad de parte de esa niña.
-N-No es... cierto. -contesta él frotando sus ojos. En su corta edad de 11 años ya lo han maltratado demasiado.
-Claro que sí. Y tus padres son raros, mi mami dice que dos hombres no pueden estar juntos. Fenómeno. -se burla de él haciendo que todos sus compañeros también lo hagan.
-No digas eso.
-¡Fenómeno! -todos comienzan a decir esa palabra y señalan a Ian.
Él ya no soporta más y sale corriendo del colegio mientras llora. Sus piernas lo alejan mucho del establecimiento y se detiene en un callejón, allí se sienta en el suelo y llora mientras repite una y otra vez -No quiero a mis padres, quiero ser normal. Quiero tener una mamá.
...
Me despierto de golpe y me siento en la cama mientras respiro agitadamente, no fue una pesadilla, fue un recuerdo.
-Jésica. -murmuro poniéndome de pie y estando listo para hacer lo que debo hacer.
Ian, ósea yo
-Iván quiero hablar contigo ahora.
Niño rosa
-No, no pienso ayudarte más Ian.
Ian, ósea yo
-No te lo estoy pidiendo, te estoy ordenando.
-Ven ahora a mi casa.
Jésica
Me estaba dando un baño en mi departamento y camino hacia la sala para buscar mi ropa. Al encender la luz me encuentro con Ian sentado en el sillón.
-¿Qué haces aquí? -pregunto molesta mientras lo miro con el ceño fruncido.
- Aún tengo la llave. -contesta cortante. ¿Qué? Nunca me había hablado así antes.
-Sal de mi departamento ahora. -le ordeno indicando la puerta.
-¿O qué? -comienza avanzando hacia mí -¿Me golpearas, me dirás basura o fenómeno? -habla con mucha frialdad. No lo reconozco.
-Iván, ya sé que eres tú. -lo descubrí, no se lo que pretende pero no le tengo miedo.
-Soy el verdadero Ian, cobra. -responde y me dijo "Cobra" pero lo dijo cómo insulto.
-¿Qué te pasa Ian? No sueles hablarme así. -lo enfrento y es cuando él me toma con fuerza de la cintura. No lo esperaba.
-¿Hablarte cómo? Creiste que siempre estaría en la palma de tu mano ¿No? -me mira a los ojos fijamente -¿Que este fenómeno nunca podría defenderse?
-¡Suéltame! -le exijo pero Ian niega con la cabeza, levanto mi mano e intento abofetearlo pero toma mi mano antes de que pueda tocarlo.
-Nunca más volveras a golpearme ¡¿Oiste?! -exclama haciendo que trague saliva, no lo reconozco. Tengo miedo.
-Y-Yo... yo...
-Me dijiste basura, fenómeno, gay y marica sólo por mis padres. Lo pensé muy bien y ahora lo entiendo. -habla y cada palabra que dice está completamente cargadas de odio. Intento alejarme de él pero me sujeta con fuerza de la cintura -Mis padres son las personas más amables que conozco en mi vida, ellos me creiaron con mucho amor y es exactamente por eso que me gritabas y maltratabas. Estabas celosa de mí, querías a mi familia. Maldita cobra. -Ian me da un empujón y termino en el sillón. Sujeto con fuerza la toalla que me cubre porque me siento muy expuesta y no sé lo que Ian es capaz de hacer.
Él de coloca sobre mí y pone sus brazos a los lados de mi cabeza y se apoya sobre el respaldo del sillón, quedando muy cerca de mi rostro.
-Ian, yo... n-no sé de lo q-que hablas. -murmuro intimidada, realmente tengo miedo.
-Sí, eso es. -gruñe mirándome a los ojos. Yo agacho la mirada pero él toma mi mentón y me obliga a mirarlo -Tú no quieres que te trate bien. Recuerda cuándo me golpeaste en la cara por ponerte ese apodo ¡¿Eh?!
Yo asiento al recordar ese día, me molesté con él por nada. Comienzo temblar por el frío que siento por estar sin ropa y también por la forma en la que Ian me habla.
-Bien, cobra venenosa. Esto se acabó. -dice molesto y cierro con fuerza los ojos temiendo que me hiciera daño pero, un momento después, él ya no estaba.
-¿Ian? -digo y luego veo su llave del departamento sobre la mesa del centro -¡Ian! -exclamo sintiendo como las lágrimas corren por mis mejillas.
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