Michael

El primer día de trabajo fue muy bueno, fantástico. Las secretarias me saludaban y todas me dieron su número. No pienso llamarlas.

Luego de eso todo se fue a la mierda porque me dieron demasiado trabajo, además casi ni dormía y tenía la sensación de que estaba olvidando algo. Ya son 10 días de trabajo y ya estoy muy cansado.

-Buenos días Sr. Michael. -me saluda la encargada del edificio.

-Buenos días. -contesto moviendo la cabeza.

-Hola Michael. -me saluda mi secretaria llamada Pía, si, tengo una secretaria que hará lo que yo quiera, cualquier cosa.

-Ajam. -respondo distraído viendo la montaña de papeleo que se debe hacer para publicar mi primera publicidad.

-Mike. -murmura Pía llamando mi atención. Ella hace a un lado los papeles y se sienta sobre mi escritorio con sus largas y bellas piernas cruzadas. Aquí vamos otra vez -Estaba pensando, si no tienes nada que hacer en noche, tal vez podríamos salir. -habla mientras juega con un mechón de su cabello, pero mi vista sólo está en su escote, recuerdo que cuando llegué no era tan grande y tampoco se si sus pechos son reales.

-Si esas son reales, Teo es mujer. -pienso estando concentrado.

-¿Qué piensas? -pregunta haciendo que lleve mi vista a sus ojos marrones.

-No, como ves, tengo demasiado trabajo. Puede que no duerma esta noche. -respondo negando.

-Puedo ayudarte con esto y esta noche puede que te desveles por otra cosa. -me guiña un ojo y toma los papeles para llevarlos a su escritorio.

Yo me acomodo en mi silla con una gran sonrisa y subo los pies sobre mi escritorio.

-Pía, me diste la solución a mis problemas. -murmuro mirándola, hasta tengo ganas de besarla.

Desde ese momento le prometí a todas esas chicas que cenaría con ellas con una condición. Que realicen todo el fastidioso papeleo por mí.

Pero aún tenía un problema, no sabía que era lo que estaba olvidando. Mientras conducía mi auto a el hotel en donde me estoy hospedado y fui a mi habitación.

En ese momento mi cerebro hizo un "clic", mi celular, eso es lo que estaba olvidando.

-¿Dónde está? -me pregunto mientras buscaba en todos lados, bajo la cama, en el baño, en la pequeña cocina hasta en el refrigerador.

En eso, me arrodillo frente a un viejo mueble y ahí está, estaba ahí abajo contra la pared. Lo puse a cargar porque no tiene batería por estar varios días en el suelo sin uso.

Cuando lo enciendo veo los 300 mensajes junto con llamadas y todos de una sola persona Teo.

-¡Teo! -exclamo tomando mis cabellos con las manos, olvidé a mi pequeño ¿Cómo pude hacerlo?

Comencé a leer los mensajes y los primeros fueron felices como:

Mi pequeño Teo
-Hola, Cómo estás mi héroe?

Pero a medida que los voy leyendo, los mensajes se vuelven tristes y comienzo a desesperarme.

Mi pequeño Teo
-Por qué no respondes? Ian me dijo que pronto lo harás.

-Ya no me quieres? Si es así debes decírmelo.

-Mike esto me lástima.

-Qué pasa contigo?!

-No me ignores!!!

-Te amo.

-Sigues sin contestar :(

-Terminaste conmigo?

Con cada palabra mis ojos se llenaban de lágrimas y comencé a llorar. El último mensaje fue hace 4 días, él dejó de mandar mensajes. -No Teo, también te amo. Siempre te amaré. -digo teniendo el celular en mi mano y un nuevo mensaje entró.

Mi pequeño Teo
-Si aún me quieres... contesta.

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