En la cena

La limusina se detuvo frente a un gran edificio que es el restauran más elegante y sofisticado en el que sólo pueden entrar las estrellas y sus acompañantes.

Un hombre abre la puerta y somos recibidos por un grupo de camarógrafos que están listos para fotografiar a ambos.

-Ya es hora preciosa. -suspira y él es el primero en salir, los flashes de las cámaras lo atacan y sonríe a todos mientras acomoda sus lentes.

Iván me extiende su mano y yo la tomo un poco insegura, me tomarán muchas fotos.

Salgo con cuidado del coche con su ayuda y los todos nos sacan fotos a cada segundo -¡Iván, Iván! -exclama una pediodista mientras se abre paso entre las demás personas, hay un especie de cordon de seguridad y ellos no dejan que los pediodistas se acerquen más.

-¿Quién es la modelo que lo acompaña? -pregunta y yo la miro sorprendida. ¡Cree que soy una modelo!

-Ella es mi novia Alma. -contesta él sonriendo y besa mi mejilla sin mi permiso.

-¿Desde cuando? Nunca oímos hablar de ella y ahora aparece. -continúa con las preguntas.

-Es que ella es muy tímida y no quería salir ante las cámaras pero la convencí. -guiña un ojo y antes de que sigan hablando, yo lo tomo del brazo y lo llevo adentro.

-¡¿Por qué me besaste?! -grito en un susurro mirándolo con el ceño fruncido.

-Eres mi novia, debí besarte en los labios. -responde ese idiota.

-No lo soy.

-Sólo hago lo que se hacer, actuar. -Iván se acerca demasiado y frota su nariz contra la mía. Yo lo hubiera golpeado de no ser por unos fotografos que entraron al lugar y nos capturan con sus cámaras. Sólo me queda actuar también, entonces le sonrío y rodeo su cuello con mis brazos mientras continuamos rozando nuestras narices.

-Bien echo. -me felicita y un encargado del lugar nos lleva hasta nuestra mesa. Una mujer se encuentra sola en una de las mesas en el centro y hacia allí nos dirigimos.

-I-Iván. -la mujer se pone de pie y rápidamente se acerca a él para abrazarlo con fuerza -Mi pequeño. -murmura en su hombro. Mentiría si dijera que este momento no me causó mucha ternura.

Teo
Ian y yo subimos a su departamento. Una vez adentro, él se quita su camiseta como si nada, como si no estuviera presente, como si no me importara, como si verlo desnudo no me provocara una ereccion.

-¿Qué te pasa? -me pregunta mirando sobre su hombro.

¡Estas por explotar por su culpa! Dile que te lleve a la cama ahora. -claro que no puedo decir eso -Nada. -digo intentando apartar mi mirada de su torso.

-Estas muy sonrojado, no me digas que es por mí. -suelta una risita al final.

-Si lo es. -murmuro agachando la mirada y comienzo a jugar con las largas mangas de mi sueter.

-Awwww que tierno y sincero. -dice y me siento mucho más avergonzado. Ian se acerca y se detiene a unos centímetros de mí, lo sé porque sus zapatillas tocan las puntas de las mías.

Ay no, otra vez esto ¡¡Aprovecha tonto!! -me aconseja mi conciencia.

En ese momento el timbre suena y él debe ir a atender, fui salvado por la campana.

-¡¿Por qué no puedo abrazarlo y comerle la boca como lo hacía con Michael?! -me grito en mis pensamientos

-Hola. -dice él cuando abre la puerta y se encuentra con una mujer robusta.

-Buenas noches. -saluda ella sonriendo en un tono coqueto -Vengo a decirte que en una hora empezará la fiesta en un restaurante elegante y aquí tengo la dirección. -habla y le entrega a Ian un papelito, la dirección -Ah y no olvides de llevar a tu novia. -agrega y se despide.

Él cierra la puerta teniendo la vista en el papel y luego me mira un poco triste.

-Jess no está. -murmuro agachando la mirada.

-Creo que sí podrá ir. -habla pensativo.

Unos minutos después...
-No, no, no. -niego una y otra vez.

-Sólo será por una noche. Por favor. -suplica mirándome con esos ojitos de cachorro triste.

-Pero... y-yo eh... -Ian continúa mirándome con esos ojitos tiernos y no puedo resistirme -Está bien. -suspiro cansado.

-¡Si! -exclama el casi rubio sonriendo -Vas a necesitar ropa, iré por ella. -camina hacia la habitación.

Él tuvo la idea de vestirme como Jésica para ir a esa cena del edificio, no pienso que funcionará pero él está seguro que sí.

En ese momento Ian regresa porque creo que olvidó algo -Gracias por hacer esto, en serio. -murmura.

-No es nada... -no puedo terminar la oración y es cuando siento sus labios sobre los míos, sólo con unos de sus besos, sólo uno basta para que esté en el paraiso.

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