One-Shot
Pov's ___
Aquí me tenéis. Sentada en el sillón mientras escucho a esos dos idiotas discutir por una tontería, aunque para ellos no lo es. Y pobre Flowey, estaba atrás mío escuchando sus groserías. ¿Y sabéis de qué? ¡De mí! ¡De que soy de Sans! ¡De que soy de Papyrus! ¡Agh! ¡Me tienen enferma!
¿Y cómo cojones ha ocurrido esto? Pues muy bien lo contaré. Llegué al monte Ebbott para conocer si la historia de que existen monstruos era cierta. Me caí y ahí es cuando conocí a Flowey muy asustada y algo herida. Le pedí a que me acompañase a este sitio que daba bastante miedo, él aceptó encantado. Al llegar a las ruinas nos encontramos con una ¿cabra? La verdad tenía más pinta de ser una vaca, pero bueno. Toriel, a quien la considero una madre adoptiva, aunque con ese rostro tan malvado me da bastante miedo. Le pedí que me dejase salir de las ruinas porque quería irme de ese sitio, no me agradaba estar ahí. Después de unas largas peleas, ella accedió, pero comentándome lo siguiente: «Pequeña niña, es matar o morir».
Y después de una larga caminata, y con un frío de muerte, me encontré a Sans y a Papyrus. El más bajo de todos me miraba con una sonrisa casi divertida, es como si quería matarme con la mirada. Mientras que el otro gritaba: «¡Es una humana, Sans, hay que capturarla!». Flowey y yo estábamos tan asustados que queríamos salir de ahí corriendo a toda prisa. Pero Sans mencionó algo diciendo que: «¿Por qué no la tenemos de mascota?».
¿¡Mascota!? No soy un gato ni un perro. ¡Soy una humana decente que está asustada por dos esqueletos que dan bastante grima! Después de unas largas discusiones, el mayor de todos accedió pero comentando lo siguiente: «¡Pero te harás cargo de la comida y asearla!». No, por favor. Sé bañarme solita. Y el maldito condenado de Sans, con un movimiento, me puso un collarín rojo adornado con pinchos amarillos y que incluía una correa. ¡Lo que faltaba ya! Éste solo sonreía divertido al verme con un gran hinchazón en las mejillas.
Me llevaron a su casa siendo tirada por este patán que no dejaba de sonreír de oreja a oreja, como si hubiera encontrado algo de diversión. La casa daba bastante miedo y no sé cuanto tiempo lleva sin limpiar, y tampoco quiero imaginarlo. Entonces, vi como ese idiota coge a Flowey y lo manda por los aires, por la ventana más bien. Yo me iba a quejar, pero este me calló la boca con un beso francés introduciendo su lengua en mí, lo notaba como algo desesperado en querer probarlo. Me apartó de golpe y dijo unas palabras que se quedaron en mi mente: «Niña, tú y yo nos vamos a divertir mucho».
Fue el primero en quitar mi virginidad, mi inocencia. Me convirtió en una pecadora, amante del sexo y del dolor. Todos los días venía a mi habitación con un nuevo juguete con ganas de más, ya que una vez me dijo: «Niña, no puedo cansarme de ti, tú sacias mi sed». Pero, ¿y Papyrus? Él, bueno aprovecha el momento cuando Sans no estaba en casa "trabajando". Siempre me pillaba haciendo algo, como limpiando el salón o lavando los platos, ya que era una sirvienta para ellos. Cuando me tira del collar, sabía lo que quería, y yo, como ya no era hora una santa, accedía sin rechistar. Ahora, sinceramente, no sé a cuál escogería de los dos. Son buenos en la cama y te dejan un buen sabor en la boca. Pero eso se acabó, cuando Papyrus pilló a su hermano acostándose conmigo y ahí empezó la pelea de quien es quien.
¿Y sabéis lo puto mejor? ¡Que llevo un mes entero sin sexo!
—¡Es mía, tonto del culo!
—¡No, es mía, jefe!
—___ —me llama Flowey muy asustado viendo como esos dos empezaron a pelear, lanzando huesos bumerán y entre otros—. Deberíamos pararlos ¿no crees? Destrozarán la casa. —En eso le doy la razón. Me levanto ya cansada de esos dos y los miro enfadada.
—¡Ya está bien! ¡¿Por qué siempre tenéis que estropearlo todo?! —De repente, ellos pararon mirándome aún enfadados—. ¡No soy de nadie! ¡Ni siquiera de vosotros! ¡¿Es qué no podéis compartir ante alguien como yo?!
—¡Niña, yo no comparto con este idiota de hermano que tengo!
—¡Cállate, putón!
—¡Llevo un mes sin sexo! —No sé porqué, pero mi musa del sexo está desesperada en que gritara diciendo eso; y lo hice, pero con un extra de sonrojo en mis mejillas.
Dios un poco de silencio entre los dos, pero algo incómodo en cierto modo.
—¡Y creo que vosotros dos también estáis desesperados! ¡Así que, habladlo mientras yo me dirigiré a mi habitación! ¡Y no entréis hasta que lo hayáis hablado ¿entendido?! —Y así fue, me dirijo a mi habitación con Flowey en brazos pisoteando el suelo furiosa para que captaran el mensaje.
—¿Un mes? ¿En serio?
—¡Cállate Flowey! —Lo dejo en la mesa de noche con salvajismo y me acuesto en la cama refunfuñada. Espero que el sueño me ayude.
Pov's Sans
¡Maldita mocosa! Tenía que hablar ahora la muy petarda y ahora me encuentro sentado en el sillón junto con mi hermano. Un mes... ¡Un mes! ¡¿Tan rápido ha pasado para nosotros?! Para ella habrá sido una tortura. Un momento, ¿está desesperada? Pobre niña, tan poco inocente. Sonrío de lado, al saber que está muy ansiosa. Escucho una risilla proveniente de Papyrus. ¿Estará pensando lo mismo que yo? Maldito idiota.
—Ey, jefe —lo llamé captando su atención—. ¿Te estás riendo de algo? Si es así, quiero oír el chiste.
—¡¿Y a ti qué te importa, estúpido patán?! —me gruñe rabioso, como siempre.
—Oh, vamos jefe, sé que estás pensando en que esa humana está realmente desesperada en tener sexo con nosotros.
— ¡Agh! ¡Como odio que compartamos la misma idea! —Hizo un pequeño gesto de irritez, eso me divierte.
—Oye, jefe. —Lo estuve pensando muy bien, no me gusta la idea, pero los dos estábamos desesperados; solo espero que lo acepte—. ¿Qué tal si compartimos la humana? Ya sabes, un trío.
Pov's Papyrus
¡¿Qué?! ¡¿Hacer un trío con la humana y con él?! Sobre mi cadáver lo pienso hacer con este estúpido vago de mierda. Aunque pensándolo fríamente sería bastante divertido. Sería como castigar a dos idiotas. ¡Pero me repugna con solo pensar eso! Miro muy mal a Sans, y éste como siempre, me sonríe nervioso mientras que unas diminutas gotas resbalan por su cráneo.
Yo sonrío divertido ante esa escena y él ríe nervioso aún. Seguidamente, me levanto con los brazos cruzados, pensando. Un trío, que no haya roces entre nosotros dos. Solo con la humana. Hacer un juego. Me gusta la idea.
—¡Muy bien Sans! Lo aceptaré. —Me giro hacia él y con una sonrisa en mi mandíbula—. Pero debes aceptar algunas condiciones.
—¿Qué tipo de condiciones, jefe?
—En primer lugar, si vamos hacer un trío no habrá roces entre nosotros, solo con la humana, ¿entendido? —Veo como éste asiente y puso una cara de asco, como que no le gustó la idea en tocarme. Bien—. En segundo lugar, haremos como una especie de juego con la humana.
—¿Cómo en plan adivina de quién es la polla del otro con los ojos vendados? —Joder hermano, me ha gustado esa idea.
—¡Por ejemplo! Y en tercer lugar... —Empiezo a pensar un poco cuál sería la tercera, hasta que sonrío de forma terrorífica—. Tú en la boca y yo... ¡¿De qué te ríes?!
—Jefe, te recuerdo quien quitó su inocencia. Debería ser yo quien debería estar en ese sitio.
—¡Estúpido patán! ¡Yo, el Terrorífico Papyrus, te ordena que hagas de lo que yo te pida! —Entonces, el idiota sonríe, conozco bien esa sonrisa.
—Jefe, Alphys me comentó algo sorprendente que a lo mejor te puede gustar. —Veo como éste se levanta sin dejar de sonreír.
—¿El qué? —Tengo curiosidad, lo admito.
—Me comentó que los humanos, bueno más bien las humanas, que en vez de tener dos, tienen tres "agujeritos". —Espera, ¡¿qué?! ¡¿Por qué cojones no me lo ha dicho desde un principio!?— Me dijo que era una zona muy sensible y si la penetras ahí. —Sans saca su lengua lamiendo su mandíbula. Oh, ya sé por donde iba—. Así que, quién la encuentre, será el primero en "desvirgar" esa zona, ¿trato?— Sans estira la mano hacia mí, como queriendo que aceptara ese trato. Me gusta, sí, lo reconozco. Yo, el Terrorífico Papyrus, encontraré ese agujerito y haré disfrutar esa condenada humana.
—¡Trato! —Choco mi mano con la de él.
—¡Genial! Y ahora vamos a por esa humana y encontremos un sitio adecuado
—¡Me parece bien!
Una hora más tarde.
Pov's ___
¡Que gran sueño tuve! Nunca he dormido bien durante mucho tiempo. Pero espera, noto algo, siento como mis brazos están estirados mientras que mis muñecas están sujetadas ¿con unos grilletes? Abro mis ojos para averiguarlo, pero en vez de eso, no veo nada. No sé si estoy a oscuras o alguien me vendó los ojos. En serio, ¡me siento indefensa ahora! Tiro de mis brazos con fuerza; sin embargo, un pequeño jadeo escapa de mis labios. Empiezo a sentir frío por todo mi cuerpo, no estaré desnuda ¿verdad?
—Al fin despiertas, niña. Pensábamos que no despertarías de tu largo sueño. —Escucho una voz, la puedo reconocer perfectamente. Es Sans. Ahora, lo que no sé con certeza de donde proviene la voz—. Oh, mírala jefe. Se siente tan indefensa con los ojos vendados—. Bien, gracias Sans por darme esa información. Espera, ¿Papyrus está aquí también?
—Y también por estar amarrada y desnuda. —Joder, no me deis tanta información a la vez—. Te sienta bien estar así, humana. Después de todo, no necesitabas esa molesta ropa. —Entonces, siento como algo tira de mi cuello; en efecto, no me han quitado aún el collar y puedo sentir la respiración de alguien en mi rostro—. Sólo este regalo. —Noto su lengua lamer mis labios, disfrutando de que estuviera en este estado, tan sumisa.
—¿Al final qué habéis decidido? —lo digo temblorosa y empiezo a jadear, no sé porqué.
—Ah, eso. —Puedo escuchar perfectamente como unos pequeños pasos se acercan. Intento agudizar mis oídos, pero mi cerebro no le llega suficiente oxígeno, puesto que Papyrus no deja de acariciarme el cuello y arañándome—. Decidimos compartirte. Aunque claro, temblé de miedo pensando que al jefe no le gustaba la idea. Pero al final aceptó, pero con unas condiciones.
—¿Qué condiciones?
—Eso a ti no te incumbe humana. —Él muerde mi labio inferior con fuerza, haciéndome un pequeño corte y yo dara un pequeño jadeo—. De hecho, lo vas a disfrutar muy bien. Ya que como tú dijiste antes. —Su respiración choca contra mi cuello—. Llevas un mes sin sexo. —Entonces, siento como su mandíbula clava en esa zona. No pude evitar dar un grito de la sorpresa. Mientras que, por otro lado, siento como le dan una pequeña palmada, pero bien fuerte, a una de mis nalgas—. Pequeña perra pervertida.
—Una niña muy pervertida y condenadamente sexy.
La lengua de Papyrus empieza a lamer esa herida, que me hizo hace un rato, probando el sabor metálico de mi sangre. Ya estoy acostumbrada a que me mordiese de esa manera; sin embargo, éste me llevó de sorpresa. ¿Por qué? Porque estoy vendada y no veo una puta mierda, y eso me enloquece.
—Oh, mira jefe. La putita quiere más. —Escucho decir a Sans y, luego, noto como éste me abre las piernas desde por detrás. Lo digo porque empiezo a segregar mis jugos. Admito que me estoy excitando de esta manera, tan indefensa y sumisa al mismo tiempo.
—Sí que eres una sucia, humana. —Puedo sentir unas manos frías que recorren mi cuerpo, me imagino que era Papyrus, porque sus dedos son bastantes largos en comparación a la de su hermano—. Oh, pero ¿sabes lo mejor? Que tenemos un juego muy especial para ti. —Escucho unas risas provenientes de ellos.
—¿Juego? —Me estoy imaginando un montón de cosas pervertidas. Dios, no puedo evitar mojarme aún más.
—Sí, un juego. —La voz de Sans está muy cerca. Entonces, noto como una lengua estimula mi oído derecho, haciendo que me estremezca—. Te has acostado con nosotros. Así que debes conocernos muy bien, ¿cierto? —No sé, pero tengo la sensación de que su juego es "adivina de quién es esto". Tiran de la correa con fuerza, haciendo que jadeara como respuesta.
—Contesta al patán de mi hermano, humana.
—Sí.
—Buena chica. —Entonces, siento que me empujan hacia delante, haciendo que estuviera en una posición en suspense. Pude notar perfectamente que mis piernas también estan atadas. Estoy en una forma de levitación. Pero mis pensamiento se esfumaron al escuchar un pequeño metálico. Trago saliva porque sé lo que iba a pasar, y yo, como buena niña que soy, abro la boca para recibir ese apreciado regalo—. Vaya niña, si que estabas desesperada.
¡Por favor, no me hagas esperar más! A saber cómo Dios me escuchó, noto esa gran verga en mi boca. Dios, lo anhelaba tanto. Lo succiono con todas mis fuerzas, quiero que sepa que estuve ansiosa por mucho tiempo.
—Bien, humana. Ahora dinos, ¿de quién es la polla? —Noto como unos leves arañazos marcan mi espalda.
Como respuesta, empiezo a jugar esa verga intentando averiguar su longitud, su sabor, su tamaño. Dios, me estoy excitando aún más. Supuestamente, conozco sus hombrías, pero a veces las apariencias engañan. Tengo que utilizar mi cabeza para pensar con claridad, saber de quién es. El sabor era extraño, pero a la vez conocido. Succiono con más fuerza el glande y pude escuchar perfectamente un gran gemido por parte de ¿Sans? Todavía no estoy muy segura, quiero probar más de él. En el fondo, quiero probar su semilla. Muevo mi cabeza haciendo un vaivén, metiendo y sacando esa gran verga. Pero, entonces, noto como me sujeta la cabeza y empieza a moverse dentro de mi boca con mucha fuerza. Me está dando arcadas, estuve a punto de vomitar, pero aguanté las ganas. Quiero que supiera que me gustaba, que lo anhelaba. Entonces, se corre en mi boca dejando esparcir su semilla. Yo, como buena sumisa que soy, me lo trago entero mientras sigo lamiendo su miembro desesperada.
—Sans. —Termino por decir sintiendo como mis mejillas se encienden a más no poder. Escucho una risa muy fuerte delante mía, ¿acerté?
—Muy bien, niña. Te mereces un premio por responder la respuesta.
Yo sonrío feliz y a la vez siento que me vuelven a poner en la misma posición de antes. Pero esta vez con el cuerpo agitado y entre mis muslos recorre mis jugos. Tengo mi feminidad a punto de estallar, me muerdo el labio muy excitada por lo que acaba de pasar. Y más aún porque recibiré un regalo. ¿Qué será? No lo sé, pero estoy ansiosa. Unas manos frías vuelven a mi cuerpo, recorriéndola cada centímetro, bajando aún más. Oh, Dios, si por favor, baja más. Lo deseo tanto, mi sexo grita de emoción. Pero esas manos desaparecieron, y yo gimo frustrada por aquello. ¡Mierda!
—Tranquila, todo a su debido tiempo.
No sé a lo que se refiere con eso, pero noto como una de piernas era levantada con facilidad con aquella cuerda que aprisiona mis tobillos. Espera, esta posición es vergonzosa. Entonces, siento como mis gemidos salen de mi boca al notar una lengua lamiendo mi sexo. Esa lengua, lo conozco muy bien.
—Papyrus.
—Vaya, humana. —Noto que se detuvo por un momento, para felicitarme—. Pensé que te iba a costar adivinarlo.
—No... —digo finalmente, hasta sentir otra lengua devorar mis pechos con hambre—. ¡Sans!
—Lo estás haciendo muy bien, niña. —Con sus dientes, tira uno de mis pezones mientras que el otro lo hace con mi clítoris.
¡Os juro por mi vida que estoy en la bendita gloria! ¡Estoy siendo "mimada" por ellos dos! Mis gemidos hacen eco en ese cuarto. Quiero más y yo se los pedía con ruego, pero como siempre me ignoran, ya que no les gusta que le diesen órdenes. Los dedos de mi pie derecho hacen fricción en el suelo. Puedo sentir ese placer tan exquisito desde los pies hasta la cabeza. No quiero que se detuvieran. Pero la lengua de Papyrus se detuvo por un momento. ¡Maldito esqueleto idiota! ¡Sigue! Grito para mis adentros. Sus manos separaron con fuerza mis nalgas, haciendo que yo gritara un poco más alto de lo normal. Y luego escucho una risa proveniente de él, que me dio hasta escalofríos.
—Sans, he encontrado el agujerito. —¿Qué agujerito? Por favor, dime qué no se referirá a lo que estoy pensando.
—¿Ah sí, jefe? —Y el otro se detuvo lamiendo mis pezones al escuchar a su hermano.
—Es muy pequeño, sí. —Siento un dedo suyo tocar esa zona prohibida.
—Espera Papyrus —lo llamo, mientras recobro la respiración—, esa zona no es para meter cosas ahí. —Estoy temblando de miedo.
—¿Ah no? ¿Y por qué está casi pegado a éste? —Da una larga lamida en mi sexo haciendo que me estremezca y gimiera.
—Que niña tan mala. Lo tenías muy bien escondido, ¿eh? —La lengua de Sans recorre por mis labios y aprovecha para meterlo en mi boca, saboreándola mientras yo jadeo de excitación. Muevo mi cuerpo, intentando apartar ese dedo travieso de Paps, pero el más mayor sujeta con firmeza mis caderas—. ¿Qué pasa querida? ¿Estás ansiosa? No te preocupes, el jefe se encargará de ese mini agujero. Mientras tanto yo. —Su voz se aleja de mi rostro y me estremezco, al sentir su aliento en mi sexo—. Yo disfrutaré de mi juguete favorito.
—Sí, yo me encargaré de este preciado obsequio.
—Papyrus... ¡No! —Me tenso del todo, al sentir ese dedo entrar en aquella cavidad. No puedo creerlo. Lo ha metido. Me daba mucha vergüenza en que haga eso. Noto como saca y mete aquel intruso, y yo me muerdo el labio algo dolorosa.
—Humana, estás realmente estrecha aquí dentro —dijo Papyrus mientras da una mordida leve a una de mis nalgas—, pero estás jodidamente tensa y no ayuda.
—Descuida jefe. Mi lengua y yo la vamos a relajar. —Y como si fuera poco, Sans mete de sopetón su lengua gorda y traviesa en mi sexo haciendo que gimiera de placer.
Tiemblo de dolor y de placer al mismo tiempo, pero me está gustando. Menos mal que a este idiota se le ocurrió la idea de lamerme ahí, mientras que el otro retuerce ese agujero con su dedo. Y si por si fuera poco, añade otro dedo dejando escapar un jadeo de molestia mezclada con un gemido de placer. Me estoy sintiendo incómoda al estar en esta posición, me duelen los brazos y sobre mi pierna que aún sigue levantada. Gimo más alto que nunca, ya que estoy a punto de venirme. Solo un poco más, un mísero segundo más. Pero para mi fastidio estos dos se detienen, dejándome al borde del clímax.
—Niña, sabes muy bien que no te dejaremos que te corras antes —me dijo mientras me acaricia el mentón y retira un poco de mi saliva, que sale sin previo aviso de mi boca—. Estás realmente sexy así.
—Sans... Papyrus... —No puedo articular palabra alguna, ya que respiro con dificultad—. Me duelen los brazos y las piernas. —Escucho un resoplo de fastidio por parte de los dos.
—Mira que eres debilucha —dijeron al unísono los dos.
—Lo siento.
Entonces, mis piernas y mis brazos fueron liberados de aquellas cuerdas. Me duelen las muñecas, ya que estuvieron mucho tiempo tirados por ellas. Sientiocomo dos lenguas lamen mis dolorosas muñecas, haciendo que yo gimiera entre dolor y placer. Me siento rara que hagan ese tipo de cosas. Pero, ahora, fui esposada con los brazos detrás y otra vez me siento indefensa. ¡Rayos! Tenía la oportunidad de quitarme la dichosa venda. Fui levantada por uno de los dos y me acuesta en algo blando y cómodo quedándome boca abajo. Sé lo que viene ahora; lo próximo que hice fue levantar mis caderas quedándome a cuatro patas. No sé quien iba hacerlo, pero yo le recibiría encantada.
—Eres una buena humana. Una humana pervertida y sucia. —Noto un peso atrás mío y reconociendo esa voz, es Papyrus quien me iba a penetrar primero. Sin embargo, me tenso al notar su miembro en esa zona donde sus dedos tocaron—. No tuve el privilegio de desvirgarte primero, pero... —Está haciendo presión y yo grito a mis adentros que no lo haga—. Aquí lo voy a disfrutar como un condenado. —Y lo hizo, entra lenta y tortuosamente ahí, haciendo que de mi boca escapara un grito de dolor. Me está desgarrando ahí. En esa zona. Me esta haciendo sexo anal. Oí que era genial hacerlo ahí, pero joder es doloroso. Y lo malo de todo es que no ha terminado de entrar del todo. Yo lagrimeo con pudor, pero mis lágrimas son detenidas por la estúpida venda. Y al fin, lo mete entero dando una estocada leve—. Joder, humana... —gruñe con bastante fuerza.
—Ey, jefe, ¿estás bien? Noto como tu cara se pone muy roja. —El idiota de Sans se está riendo.
—¡Cállate estúpido vago y déjame disfrutar de este momento!
Yo estoy inmóvil en este momento, suplico por mis adentros que lo sacara de ahí. Gran error. Empieza a moverse mientras tira de la correa haciendo que arqueara a la espalda. Yo gimo entre placer y dolor al notarlo aún más dentro de mí. Es jodidamente grande y a la vez delicioso. Comienza a moverse un poco más rápido de lo normal, porque nota que me estoy acostumbrando a su tamaño en esa zona. Yo, como siempre, lo aprieto de tal manera, que hace que se le escapara algún que otro gruñido de satisfacción. Pero, de repente, noto como sujeta mis muslos levantándome de aquella posición. Tengo la espalda apoyada en su pecho y no puefo imaginarme en que posición estoy.
—Oh niña, te ves suculenta en esa posición.
—Papy, no te pares. —le suplico, quiero que siga.
—Lo haría encantado —susurra en mi oído, estremeciéndome—, pero falta una segunda polla para que te sientas completa.
—Sí, ¡la mía! —Sin previo aviso, el miembro de Sans entra en mi feminidad de golpe haciendo que escapara un gemido agudo y apretándolo con gusto—. ¡Joder, niña! ¡Estás más estrecha!
—¡Dímelo a mí!
Los dos empezaron a moverse al mismo ritmo del otro. ¡Os juro por mi vida que estoy gozándolo como nunca! ¡Sentir dos miembros me sentía llena y viva! Ahora, siento como dos mandíbulas aprisionan mi cuello, uno en cada lado, mordiéndolo con fuerza haciendo que sangrara. Pero ellos lo retiran con su lengua, echa con magia. Se mueven más rápido, deleitándome con sus hombrías mientras yo gimo para ellos. Solo para ellos. Y ahí llega, otra vez. Ese preciado orgasmo que quería al principio, pero que no me dejaron terminar. Ellos lo notaron porque no dejo de aprisionar sus miembros.
—¡Humana córrete! —lo dijeron al unísono, dándome permiso mientras se mueven con más rapidez. Ellos también están al borde de correrse. Y así fue. Nos corrimos los tres al mismo tiempo, recibiendo sus semillas en mi interior y yo me rindo ante sus brazos.
Sacaron sus miembros en mí, me desataron y me acostaron ya que estoy exhausta. Y al fin, me quitaron aquella venda. Parpadeo varias veces ya que la luz me molestaba, y los veo ahí, sonriendo de oreja a oreja como si nunca en su vida lo han hecho y están conformes.
—Sabes Sans, esto del trío no ha estado mal.
—Desde luego, jefe. Deberíamos repetirlo de nuevo. —Entonces, recibo la mirada de ellos sonriendo de una forma lujuriosa y con malicia.
—Tú también quieres, ¿verdad humana? —dijeron al unísono y yo son una sonrisa casi pervertida y sumisa dije:
—Yo si quiero.
-----------------------------------------------------------
¡One-Shot terminado!
Niñas, no sabéis lo que me ha costado escribir este, entre que quería convertirlo en un lemon puro y duro y entre las personalidades... ¡Woah!
Princess, ¡eres una pervertida! Si no has leído mi perfil es que no sabes de donde viene mi perversión e.e
Pero me he divertido haciéndolo y casi muero de la excitación, os lo juro. No podía estar concentrada del todo y tenía que parar como no sé cuantas veces para distraerme con cualquier cosa y seguir escribiendo. Bueno, pero eah... aquí lo tenéis xD.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top