Alucinando
Riddle se retorció en su cama, sintiendo dolor en su pecho mientras maldecía por lo bajo el haber desobedecido tanto a Yûken como al enfermero.
Era miércoles, y su fiebre no había bajado desde la tarde anterior. Había tomado sopa, se había tomado sus medicinas, había bebido mucha agua y había guardado cama, con paños fríos en la frente, pero aún así, la fiebre no bajaba de los cuarenta grados, treinta y nueve y medio como mucho. Estaba solo, pues a esa hora, los estudiantes aún no habían salido para el descanso de mediodía.
El rector de Heartslabyul sentía que su cabeza estallaría en cualquier momento, y las vistas a su alrededor le parecían un sueño debido a los mareos constantes. Cerró los ojos, pensando que así el mareo cesaría.
De pronto, sintió cómo el paño de su frente era retirado, siendo cambiando instantáneamente por uno más frío, lo que alivió durante unos momentos el dolor de cabeza. Después, notó a alguien apartando las sábanas, lo que hizo que el frío lo invadiera; sin embargo, no duró mucho, pues en cuanto alguien refrescó su cuello y brazos con un poco de agua y secó su piel, el calor volvió a él junto con sus sábanas.
—¿Quién...?—susurró Riddle mientras entreabría los ojos.
No enfocó bien, por lo que no pudo ver el rostro de la persona, aunque sí pudo ver una corbata con el nudo un poco mal hecho. La persona entró de inmediato al baño, por lo que no pudo comprobar si había visto bien.
Inmediatamente, la sopor comenzó a apoderarse de él, llevándolo a tener un sueño sin sueños.
*
Cuando Riddle despertó por la tarde, se encontró con que estaba solo de nuevo. Sin embargo, se sorprendió al notar que sus mejillas estaban algo frías, y que ya no sentía el dolor de cabeza.
—Ah, estás despierto—la voz de Trey lo sacó de sus pensamientos, por lo que se giró hacia él y vio cómo su amigo se acercaba con el termómetro—. Abre lo boca, veamos tu temperatura antes de que te duermas de nuevo.
Riddle obedeció, y Trey depositó el termómetro bajo la lengua del rector.
—¿Te encuentras mejor?—preguntó el de gafas, a lo que Riddle respondió con un movimiento de mano, como diciendo "más o menos".
Trey hizo un ruido de asentimiento antes de tomar el termómetro, comprobando que la temperatura del rector había bajado un grado.
—Tienes un poco menos de fiebre—comentó mientras dejaba el termómetro en la mesita de noche y se sentaba al borde de la cama—. ¿Te las has podido apañar tú solo, por cierto?
—¿Solo? ¿No habéis venido uno de vosotros este mediodía, Cater o tú?—preguntó Riddle, pues aún tenía el vago recuerdo de alguien cambiándole el paño frío de la frente.
—Riddle, a mediodía no hemos podido venir porque estábamos en la biblioteca. ¿Por qué lo dices, ha venido alguien?
Riddle parpadeó, sorprendido por esa revelación. Así que, o había sido otra persona, o la fiebre le había hecho imaginar lo ocurrido a mediodía.
—Bueno, sea como sea, me voy a quedar un rato contigo—Trey se puso en pie y se quitó la chaqueta antes de arremangarse las mangas de la camisa y extender sus manos hacia su amigo—. Venga, que tienes que bañarte.
Riddle se llevó las manos al torso, como cubriéndolo, y comenzó a negar.
—¿Contigo delante? Ni hablar.
—Me quedaré en la puerta, pero es muy probable que te duermas en la bañera y comiences a hundirte—contestó Trey, sonriendo, mientras cerraba sus manos en torno a las muñecas de Riddle y lo alzaba con cuidado.
—¿Estás intentando meterme miedo, Trey? Qué malo que eres—protestó Riddle.
Trey tan sólo rio mientras acompañaba a su amigo al baño.
*
Al día siguiente, un jueves, Riddle despertó a la misma hora que el día anterior. La luz se filtraba levemente por las cortinas de su cuarto, por lo que pensó que alguien las habría corrido antes de irse por la mañana. Sin embargo, sólo entraba apenas un haz de luz, puesto que los doseles estaban echados.
El rector se tumbó de lado, de cara a la ventana. Respiró con profundidad, tratando de espabilarse, pues aún se sentía algo adormilado.
De pronto, algo captó su atención, por lo que con el rabillo del ojo, vio cómo alguien se acercaba a la mesita de noche y dejaba una taza de té con miel sobre ésta. Acto seguido, la persona apartó un poco el dosel a su lado, tocó la frente de Riddle con el dorso de la mano y musitó:
—Tu fiebre está mejorando. De todas formas, voy a por otro paño.
Riddle frunció el ceño en cuanto la persona quitó la mano de su frente, puesto que seguía sin reconocer a la persona; esta vez, había tenido la oportunidad de mirarle el rostro, pero como estaba a contraluz, no había podido definirlo bien. Y debido a su ensoñamiento, no había podido distinguir bien su voz.
Se incorporó lentamente en la cama con ayuda de las palmas de sus manos y se sentó en el colchón, con el respaldo apoyado en la cabecera de madera. Apartó los doseles con fuerza con tal de tener vistas a su lado izquierdo y el derecho, e iba a hacer lo mismo con el que estaba frente a él cuando la persona tomó su muñeca y dijo:
—Había echado los doseles para que conservaras el calor, ¿sabes? Hoy hace bastante frío, y esta mañana no brillaba mucho el sol, así que trataba de que al menos la cama estuviera caliente.
Riddle abrió bastante los ojos al ver a la persona junto a él, que soltó su muñeca y colocó el paño frío sobre su frente, haciendo que se recostara sobre los almohadones de la cama. Después, la persona corrió de nuevo los doseles del lado izquierdo, para luego ir hacia el lado derecho y situarse de nuevo a contraluz, sentándose en el borde de la cama.
—¿Yû?—susurró el rector de Heartslabyul, asombrado—. ¿Eres tú?
—Mhm, Yû sigue enfadado contigo, ¿recuerdas?—contestó la persona mientras arropaba de nuevo a Riddle—. Duerme un poco anda, que aún sigues medio dormido. Cuando despiertes, el té estará en su punto perfecto.
Riddle frunció los labios antes de incorporarse repentinamente sobre sus rodillas y abrazarse a la persona frente a él.
—A lo mejor sigo durmiendo y me estoy imaginando cosas, pero sé que eres Yû—dijo el rector—. Por favor, perdóname por lo del otro día. Estaba muy preocupado por todos, especialmente por ti, que no usas magia para protegerte. Temí que Ace no hubiera dicho todo en el mensaje, así que corrí con vosotros para asegurarme de que estabais verdaderamente bien.
La persona frente a él destensó los hombros y acarició el pelo de Riddle, que se sintió reconfortado, a pesar de seguir pensando que estaba soñando. Y como estaba soñando, pensó, no pasaba nada por hacer una estupidez, ¿cierto? Sólo una pequeñita, para reforzar su argumento de su grado de preocupación.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top