Calma
-Mmmmm... – Fue el somnoliento sonido que salió de la boca de Ronnie Anne, de poco a poco empezó a despertarse. La sensación del piso, así como la punta del sofá encajada en su costilla le era muy incómodo.
Se movió con pesadez y dolor, se había dormido en una muy mala posición a noche. Ya era bastante tarde y no ayudo que Sid pusiera esa comedia romántica sosa.
La chica gruñó llevándose la mano a su adolorida espalda mientras que con su otra mano se tallaba sus ojos, abriéndolos lentamente, ajustándose poco a poco a la luz.
Miró a su alrededor a donde habían estado sus amigos anoche, pero no se encontró con nadie, aparentemente era la última en despertar.
Miró a su alrededor en busca de alguien, pero no encontró a nadie, todo estaba callado. Dirigió su mirada a la ventana de la sala. Parecía ser que iba a llover, le parecía bien, ya se empezaba a sentir el calor de la primavera. Y era una buena forma de empezar el sábado.
Dio un bostezo y se levantó, se rascó el trasero aprovechando que no había nadie cerca.
-¿Hay alguien? – Preguntó al aíre, pese a estar medio dormida aún, su tono fue lo suficiente para que la escucharan dentro del departamento de los Chang.
Pero no obtuvo respuesta.
Extrañada, camino directo al baño y lo abrió sin tocar.
Lo primero que vio al entrar fue a la pequeña Adelaide haciendo sus necesidades mientras miraba su celular con sus auriculares puestos.
Ambas se miraron por unos segundos, Ronnie no proceso lo que estaba mirando mientras que progresivamente la cara de la niña se volvía roja de la vergüenza y el enojo.
-¡CIERRA LA PUERTA, ESTÚPIDA! – La niña le exigió mientras tomo un peine que tenía cerca y lo lanzo con una puntería exacta a la frente de la Santiago.
Tanto el grito como el golpe hicieron reaccionar a la adolescente que cerró la puerta, donde se escuchó que más objetos fueron lanzados en su contra.
-¡LO LAMENTO MUCHO! – Tanto el golpe que le dieron como el grito finalmente la hicieron despertarse al 100%.
-¡¿Qué no te enseñaron a tocar la puerta del baño en tu casa?! – Le reclamo la niña y con todo su derecho.
-¡Lo siento, lo siento, lo siento, es solo que me desperté y pregunté si había alguien, pero nadie me contestó y...! – Fue cortada cuando más cosas fueron lanzadas contra ella.
Afortunadamente para ella, la puerta se mantenía cerrada.
-¡Ten un poco de consciencia en casa ajena! – La niña se seguía escuchando muy molesta.
-(Mierda, si la cagué) – Pensó Ronnie. Esto le pasaba por no tocar antes, y también porque la niña no la escuchó, pero si le decía eso, las cosas podrían acabar peor.
-¿Oye, y los demás? – Pregunto tratando que eso la distrajera.
No escuchó respuesta alguna, pero luego escuchó movimiento detrás de la puerta.
-¡Déjame salir, tonta! – Ronnie no se fijó que había estado haciendo fuerza para que la niña no saliera.
-¡P-Perdón! – Se disculpó al darse cuenta.
La Santiago dejo de hacer fuerza dejando que la niña abriera la puerta. Adelaide seguía con un marcado ceño fruncido, Ronnie le sonrió apenada, y en respuesta Adelaide le dio una patada en su pierna.
Ronnie saltó por el golpe, tomándose la pierna y balanceándose en la otra. Aunque no se viera a simple vista, la niña si tenía fuerza en las piernas.
La niña suavizó un poco su expresión, pasó del lado de la Santiago directo a su habitación, pero antes de entrar regreso su mirada a la chica que aún se sobaba su pierna.
-Mamá fue con mi hermana y Lincoln a comprar las cosas para el desayuno mientras que mi papá fue a pagar la renta aquí abajo – Tras contestarle eso, la niña entró a su habitación de un portazo.
-Al menos me contestó – Murmuró para sí misma. Ronnie nunca tuvo una mala relación con Adelaide en todos estos años, pero se notaba que la niña se amargaba más y más conforme pasaba el tiempo.
Ya no era la niña adorable de coletas que le gustaba saltar como rana, ahora era una niña muy metida en su celular y audífonos que hace que un mechón de su pelo cubra uno de sus ojos.
En cierta manera le recordaba a la hermana menor de Lincoln, solo un poco.
Mientras pensaba en la pequeña Chang la puerta principal se abrió.
-¡Llegamos! – Anunció Becca Chang cargando un par de bolsas, detrás de ella se encontraban sus dos mejores amigos en todo el mundo, también cargando bolsas.
-¡Hey, por fin despertaste dormilona! – La saludó su mejor amiga, Sid.
-¿No te duele la espalda? Vimos que estabas pegada justo en la punta del sofá – Le habló Lincoln mientras caminaban a la cocina para dejar las cosas. – Te intentamos acomodar entre los dos, pero eres más violenta estando dormida que estando despierta, y eso ya es mucho.
-¡¿Qué se supone que quieres decir con eso?! – Le reclamó Ronnie al albino. En respuesta sus dos amigos se rieron.
-Te dije que le iba a molestar eso jajaja – Le comentó Lincoln a Sid.
-Jejeje sí le acertaste, pensaba que iba a estar lo suficientemente dormida como para no darle importancia – Sus palabras solo molestaron más a Ronnie.
-¡No molesten! – Casi fue más una amenaza que una petición. Sus amigos no reaccionaron como ella esperaba.
-Ya, ya, ya tranquila Bestie, mira para que no te enojes – Buscó en una de las bolsas y sacó una bolsa de papas fritas. – Te trajimos tus favoritas.
Eso pareció mejorar un poco el humor de la Santiago.
-Gracias, supongo... – Bufó con la poca molestia que aun sentía cruzándose de brazos. Sus amigos se rieron entre dientes. La verdad ambos habían agarrado cierto gusto de hacerla enojar, no lo suficiente como para que les patee el trasero, pero sí para que agarre esa actitud Tsundere que tanto la caracteriza.
-Ya niños, no la molesten, que se nota que solo lleva unos minutos despierta – Les habló Becca sacando las cosas que compraron.
-Sí, sí, sí, tu tranquila mamá – Sid empezó a hacer lo mismo siendo ayudada por Lincoln y a los pocos segundos Ronnie también empezó a ayudar. – Por cierto, ¿Qué vamos a desayunar? – Preguntó Sid a su madre.
-MMmmm... no lo sé, ¿les apetece algo en concreto, Lincoln y Ronnie? – Becca le preguntó a los invitados.
-No realmente, Sra. Chang – Respondió Lincoln.
-Ay, Lincoln, ya te dije que puedes decirme Becca, no me gusta tantas formalidades
-Lo siento, Sra. Becca – La mujer casi se dio un sape, pero se resistió.
-Supongo que tus modales, ante todo, ¿no es así? – Lincoln se rasco la nuca, un poco avergonzado. El chico con el pasar de los años había sido más cuidadoso con sus modales, en especial con gente como los padres de Sid o de Ronnie, no quería darles una mala impresión.
-Ya mamá, no molestes a Linc – Becca no dijo nada ante esa petición de su hija, aunque se vio muy tentada a avergonzarla un poco a ella y al albino, pero se aguantó, no quería que las cosas fueran incomodas entre los chicos.
En su lugar, volteó a ver a Ronnie.
-¿Y a ti se te antoja algo en particular, Ronnie?
-Pues sí, unos huevos con jamón estarían bien – A diferencia de Lincoln quien prefería ser más cuidadoso, Ronnie tenía la suficiente confianza con la mujer como para pedirle eso.
-Me parece bien, váyanse sentando. Sid, por favor ve a llamar a tu hermana mientras hago el desayuno – La chica obedeció y fue a por su hermanita.
Se mantuvieron en silencio los tres, sin nada que hablar entre sí. Claro, eso fue hasta que escucharon un; ¡Te dije que tocaras!, Seguido de las risas de Sid.
Becca suspiró por el comportamiento de sus dos hijas. Lincoln se mantuvo impasible, bastante familiarizado con esa situación y Ronnie, tembló un poco por el grito de la niña. Aun sintiendo la vergüenza de lo sucedido hace rato, y un leve miedo a la niña.
-¡Vamos no seas tan amargada, hermanita! – Grito Sid mientras se regresaba.
-Sid, ¿qué te he dicho de molestar a tu hermana?
-Solo le dije que se viniera, no es mi culpa que esté amargada 24/7 – Se defendió, la mujer no dijo nada más, pues de cierta manera se lo podía esperar.
-¿No tuviste problema con Adelaide mientras no estábamos Ronnie? – Sid le preguntó a su amiga en voz baja.
Ronnie recordó el incidente del baño.
-No, para nada – Mintió, ni loca iba a decir lo que sucedió hace rato, y estaba segura que la niña tampoco lo diría, ya sea por pena u orgullo. Así que mejor hacer como si nada hubiera pasado.
-Oye, Ronnie tienes un chichón en la frente – Noto Lincoln mirando su frente donde un pequeño moretón se podía distinguir.
De nuevo, Ronnie recordó ese peine lanzado por Adelaide contra ella.
-Ah sí, es que antes de que llegaran me tropecé y caí de cara. Estaré bien, ahórrate tu preocupación, patético – Esa otra mentira pareció convencerlos, o aparentemente lo hizo, pues al contrario de Lincoln, vio a su amiga con una ceja levantada, pero sin decir nada.
-¿Segura que estas bien con eso? – Lincoln insistió, un poco preocupado. Pero la muchacha se mantuvo firme.
-Que sí, tranquilo, estoy bien – Zanjó el tema. Ni Lincoln ni Sid parecieron convencidos, pero lo dejaron pasar, no valía la pena discutir ahora.
-¡Llegué! – Anunció el patriarca de la familia Chang, Stanley Chang.
El hombre venía con su uniforme de trabajo ya puesto y con una sonrisa de oreja a oreja. De inmediato su mujer le habló.
-¡Cariño, ven que ya voy a servir para que no te atrases al trabajo!
-Madre mía, apenas llegue y ya me quieren sacar... – La sonrisa con la que había llegado hace solo unos momentos desapareció.
-Ya, papá, ven a desayunar – Le avisó Sid.
-¿Cómo le fue Sr. Chang? – Le preguntó Lincoln con su desayuno ya servido.
El hombre recobró su buen humor.
-Bien, ya está todo pagado, y ya no tengo que preocuparme de nada por el momento.
-Solo te olvidas de que se te hace tarde, cariño – Le recordó su esposa. Su esposo la miró.
-¿Tanto quieres que me vaya, cariño? – El hombre preguntó a su mujer, con una consternación fingida.
La mujer solo le guiñó el ojo, aprovechando que los niños estaban concentrados en su desayuno. Con esa señal captada, Stanley vio a su hija.
-Sid, ¿Qué día es hoy?
-Es sábado
-Eso, ya lo sé, me refiero al número
-Pues... es – La niña miró su celular. – Es sábado 14, pa – Contestó. A lo que el hombre conectó cabos y por fin el foco se le prendió y una gran sonrisa se dibujó en su rostro.
-¡Bien! Debo apurarme para ir al trabajo – Declaró y se sentó, esperando un poco impaciente su porción.
Los adolescentes se miraron entre sí por ese cambio de actitud, pero ninguno le dio la suficiente importancia o atención.
En lo mientras que esperaba su desayuno el Stanley miro al albino. – Dime Lincoln, ¿Cómo te está yendo en la escuela?
El albino se detuvo de llevar su desayuno a su boca para contestar. – Bien, todo tranquilo – Contestó tranquilamente.
-¿Con tranquilo a que te refieres exactamente?
-Pues... tranquilo, o bueno, para lo que a mi perspectiva es tranquilo y normal
-¿Y eso cómo es?
-Papá, creo que eso se puede contestar con lo que hagan sus hermanas
-Justo, me robaste las palabras de la boca jajaja
-Ahora que lo pienso, creo que nunca he podido hablar con alguna de ellas, solo he hablado unas cuantas veces con tus padres – Antes de que el hombre siguiera fue interrumpido por su esposa.
-¡Ah por cierto! ¿Lincoln, cuando viene tu mamá? Me gustaría poder platicar otra vez con ella
-No lo sé, la verdad la veo un poco distante estos días, no sé si es por el trabajo, pero seguro que le gustaría poder volver a hablar con usted Sra. Becca
-¡Ay sí! Me hace falta, últimamente todas mis amigas están muy ocupadas
-¡Ejem!-carraspeó el Sr.Chang- Como te venía diciendo... creo que nunca he hablado con una de tus hermanas
-Te sorprenderías, papá, cada una es tan diferente entre sí que hasta asustan
-¿En serio?
-No, realmente es así. Son un tanto intensas, aunque yo también soy un poco intenso jejeje-bromeó Lincoln.
-Eso no me lo creo – Habló Becca. – En todo lo que te conocemos siempre has sido un niño calmado y elocuente, y normalmente cada que te vemos metido en un problema es por Sid y Ronnie
-¡Hey! – dijeron ambas muchachas con cierta ofensa.
-¿No tengo razón? – Le pregunto la rubia a las dos adolescentes, que no supieron bien que contestar apartando un poco la mirada.
-Más o menos... – Murmuró Sid.
-También llega a ser su culpa – Murmuró Ronnie.
Las dos chicas no supieron bien como refutar lo que decía la mujer que sonrió victoriosa, todo mientras Lincoln veía divertido a las dos. Para el albino, era muy adorable verlas a ambas de esa manera.
-Bueno como venía diciendo... oigan... ¿y Adelaide? – El hombre notó que su hija más pequeña no se encontraba en la mesa.
-Le dije que viniera desde hace rato, pero a mí ya no me hace caso – Sid se encogió de hombros.
-Ay... voy a por ella – El hombre dio un suspiro y fue a por su segunda hija.
-Oye Ronnie, por cierto, Nikki me mando mensaje antes de que nos fuéramos, quedamos de vernos en el parque de Skate luego de desayunar – Ronnie quien se había mantenido en silencio gran parte del desayuno miró emocionada a su amiga.
-¡Cierto! Eso nos faltó de hacer ayer –regresó su mirada a Lincoln. – Esta vez no te escaparás, debes de aprender a andar en Skate, patético
Lincoln colocó su mano en su barbilla recargando su codo en la mesa.
– Ya te dije que con saber a andar en bicicleta basta y sobra – Dijo el chico, hacía algunos años lo había intentado aprender... no salió muy bien.
-Venga, no seas un cobarde, debes de ser un hombre, haber sí así te salen... – La chica se detuvo a media frase pues miro a la Sra. Becca mirándola fijamente. Ya había usado esa expresión varias veces antes.
De cierta forma, era demasiado peligroso familiarizarte con ciertas palabras, más siendo mexicana y no muy aptas o, mejor dicho, no muy buen dichas en casas ajenas.
Sin embargo, Sid solo se rio, ya sabía cómo se completaba esa frase, Lincoln también lo sabía y se lo esperaba, no es como si no le hubiera dicho ya esa frase para molestarlo.
Al final, el resto del desayuno fue tranquilo, llegó una malhumorada Adelaide que solo miraba mal su comida y de vez en cuando le daba una mala mirada a Ronnie quien procuraba evitar chocar sus miradas. Hablaron de más trivialidades, los Chang preguntaron bastantes cosas al albino quien gustoso contestó todo. Y pudieron haber seguido más, de no ser porque Stanley se dio cuenta de que ahora sí estaba muy atrasado a su empleo. Becca también tenía asuntos que resolver así que también se marchó.
Adelaide ni se despidió ni dejo su plato en el lavatrastos. Los invitados por mera educación lavaron sus propios platos, mientras que Sid lavó los de su padre y hermana.
Una vez hecho eso, esperaron a que Ronnie se cambiara, y ya estando lista se encontraron marchando fuera del departamento Chang, las dos chicas con sus respectivas patinetas. Bajando las escaleras del edificio.
-Bien, hoy podríamos practicar ese giro triple – Comentó Ronnie al aire.
-La última vez que lo intentaste, casi te fracturas algo
-¡Je, eso no importa! ¿No sabías que entre más fracturas tengas, tus huesos se fortalecen más y más? – Declaró Ronnie confiada.
-Seh, no creo que resistas muchas fracturas si esa vez estuviste llorando del dolor – Claro que esa confianza se fue cuando Sid le recordó eso.
Lincoln solo se limitó a escuchar, metió sus manos en sus bolsillos y en ese momento su foco se prendió.
-¡Esperen, olvidé mi celular! – Ambas chicas se detuvieron y lo miraron.
-¿Puedes prestarme las llaves para ir por él, Sid?
-Claro, nada más cuando salgas cierras con llave, por favor
-¡Claro! No tardaré, aun así, espérenme a fuera – Con eso dicho Lincoln fue corriendo de vuelta al departamento Chang.
-Soy yo o él está un poco despistado – Comentó Ronnie. Era un poco raro ver a Lincoln olvidar algo.
-Quizá un poco de ambos – Ronnie miro a su amiga que llevaba una sonrisa gatuna. – ¿Qué le hiciste a Adelaide? Vi que te estuvo poniendo sus ojos de pistola en el desayuno – Ante esa pregunta a Ronnie se le formó un nudo en la garganta.
Dio un suspiro.
-Cuando me desperté fui al baño y no toque la puerta y la vi... sentada en el retrete haciendo sus necesidades – Sid se tardó un poco en tener esa imagen mental en su cabeza, una vez la tuvo se rio.
-¡Oye no te burles, estaba dormida todavía! – Ronnie le reclamó a su amiga con vergüenza en su rostro.
-Perdón, perdón, sé que no debería burlarme, pero me sigue pareciendo divertida la imagen de sus caras jajajajaja
-No te estarías riendo si hubieras visto su cara de enojo, uy, hasta me dio escalofríos cuando la vi – El recordar esa mezcla de vergüenza e ira en el rostro de la niña, le hizo sentir cierto miedo.
-Bueno, la verdad, tampoco puedo culparte, Adelaide siempre se pone sus audífonos cuando va al baño, así que si no llevara esas cosas puestas todo el tiempo te habría avisado que el baño está ocupado. A parte... me imagino que ese chichón también es obra de ella, ¿no?
-Tiene una excelente puntería con cepillos
-Me lo imaginaba. Ay mi pobre hermanita, no sé qué le picó para que mi adorable hermanita se volviera tan malhumorada – Sid dijo dramáticamente.
-No lo sé, pubertad, quizás – A Ronnie también le gustaría saber cómo es que esa dulce niña se volviera tan agresiva.
-Ojalá, pero aún es muy joven para eso. En fin, quien sabe, solo lo sabre cuando se le pase lo enojada y me dé una explicación
-¿Cómo estas segura de eso?
-Porque es mi hermanita, y la conozco mejor de lo que ella se conoce a sí misma – Con eso dicho, las dos continuaron su plática.
Mientras tanto, Lincoln cerraba la puerta del departamento, asegurándose de poner el seguro. Miró su celular en su mano, miró la conversación que tenía con Lori.
La releyó otra vez. Mínimo había hecho eso tres veces desde que se despertó.
Aun se encontraba nervioso, por lo menos su plan lo efectuaría mañana cuando lo recojan, ahorita no debía de preocuparse de ello. Solo debía de disfrutar este día con sus dos mejores amigas...
Cuando se encontraba rumbo a las escaleras se encontró con una persona conocida que no había visto ayer.
-Hola Sra. María – Saludo el albino a la madre de Ronnie Anne.
-¿Lincoln? ¡Que gusto verte! – Saludo la mujer de vuelta al mejor amigo de su hija – ¿Cómo has estado?
-Muy bien, gracias. ¿Qué me dice usted?
-La verdad muy ocupada. El hospital últimamente me ha llamado más seguido, ya casi no puedo estar en casa. Por eso no pude hablar contigo ayer cuando viniste.
-Sí, la abuela de Ronnie Anne ya me había hablado al respecto. No se preocupe por eso, entiendo que el trabajo puede ser muy demandante. Además, estamos hablando ahora, ¿o no?
-Jeje, supongo que tienes razón. Cuéntame, ¿cómo está todo por Royal Woods?
-Pues las cosas siguen igual que siempre.
-¿En serio? Uno diría que con el pasar de los años cambiaría.
-Nah, las personas cambiaron un poco, pero sigue siendo el mismo pueblo aburrido de siempre. De no ser por mis hermanas, estaría muerto del aburrimiento.
-Jejeje, ya me imagino.
-Siendo honesto, prefiero venir la gran ciudad. Al menos aquí los problemas no son solo los que ocasionan mis hermanas.
Los dos ríen un rato con la broma de Lincoln. Luego, la señora Santiago prosiguió la conversación.
-¿Y qué tal tus hermanas?
-Muy bien, igual de revoltosas y ruidosas.
-Ya me imagino. Recuerdo que siempre tenía que atender a alguna de ellas por una fractura o algo, en especial a una castaña que hacía deportes. ¿Cómo es que se llamaba?
-Lynn. Ahora tiene 17 años y está próxima a graduarse, pero créame que está igualita a como antes.
Los dos vuelven a reír un momento al recordar los viejos tiempo en Royal Woods, antes de que la señora Santiago decidiera aceptar la oferta de trabajo en Great Lake City. Cuando terminó el momento de risa, María con la plática. Sin embargo, su semblante se había vuelto serio, pues quería tocar un tema relativamente delicado.
-Y...¿qué tal las cosas con mi hija?-preguntó algo dubitativa.
Desde el día en que Ronnie Anne rechazó a Lincoln, María ha tenido cuidado en tratar a los dos y especialmente en tocar ese tema. Y sí bien, ahora las cosas parecían estar bien entre ambos, no deja de sentirse preocupada, pues a pesar de todo Ronnie Anne seguía mostrando un gran aprecio por Lincoln, mismo que confundió a mucho conque ella le gustaba.
-Muy bien, siendo honesto. Sigue igual de enojona que siempre y no deja de hacerme bromas cuando puede, pero sigue siendo una gran amiga.
-Me alegra oír eso, Lincoln. En verdad me alegro-dijo la enfermera sintiendo algo de alivio en su interior, pero todavía no había terminado. Aun había un viejo asunto que tenía que resolver y que no había tenido el valor de enfrentarlo hasta ahora.
-Oye, Lincoln-el albino miró curioso a la señora Casagrande tras el llamado. Su porte era bastante serio, algo impropio de ella. Estaba seguro que lo que sea que quiera decirle se trataba de algo serio.
-Yo...sé que ya ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero...nunca tuve la oportunidad de decírtelo, y ahora que estamos aquí y tengo el valor, lo que quiero decir es...lamento que mi hija te haya rechazado.
Lentamente, el semblante de Lincoln decayó, y el júbilo que antes sentía fue opacado por la tristeza al recordar esa fatídica noche. La señora Santiago se sintió mal al ver al joven albino cabizbajo, creyó por querer cerrar esa vieja herida del pasado terminó por agrandarla aún más. Sin embargo, antes de que pudiera disculparse, fue sorprendida con una sonrisa adornando el rostro del peliblanco.
-No se preocupe por eso, ya quedó en el pasado. Aunque admito que eso fue un duro momento, los dos ya superamos esa etapa y seguimos siendo buenos amigos, y creo que lo seguiremos siendo por un largo tiempo.
La respuesta dada por el chico no era la que esperaba María, pero sin dudas fue la mejor respuesta que pudo haber oído de su parte.
-Me alegra oír eso, Lincoln.
Ahora finalmente sintió que la herida había sido cerrada, y ese fatídico momento entre su hija y su amigo se había quedado en el pasado.
-Bueno, me gustaría seguir charlando con usted, pero si me tardo más probablemente Ronnie Anne se enoje conmigo. Nos vemos después, señora Santiago.
-Hasta luego, Lincoln. Fue un gusto hablar contigo de nuevo.
Y ya con las despedidas formalizadas, Lincoln se retiró para dirigirse a donde se encontraban sus dos amigas esperándolos. María miraba cómo el joven Loud se retiraba del edificio para encontrarse tanto con su hija como con Sid. No pudo evitar pensar en lo que pudo haber sido si tan solo Ronnie hubiera sentido lo mismo que él.
-Ronnie...espero que un día puedas ver lo maravilloso que es él-dijo como si de un lamento se tratase, y para ella era así.
Su hija rechazó a alguien tan maravilloso como Lincoln por simplemente no poder corresponderle sus sentimientos. Quizás seguían siendo amigos, pero no podía dejar de pensar en la linda pareja que pudieron haber sido ellos dos y en lo felices que pudieron ser juntos. Aun así, todavía conservaba una pequeña esperanza en que algún día los dos pudieran terminar juntos, como todos una vez llegaron a pensar que sería.
~0~0~0~
-Te tardaste demasiado, patético – Le reprochó Ronnie Anne al albino que apenas iba llegando. Se notaba demasiado sus ganas de ir a patinar.
-Perdón, pero me encontré con tu mamá y platicamos un poco – Se disculpó el chico.
-Sí, como sea, excusas, ven vamos en patineta para ir más rápido – Dijo colocando su patineta y subiéndose a ella. Sid repitió lo mismo.
-¡Esperen! Yo no tengo patineta – Aviso Lincoln mirando a sus amigas.
-Pues tendrás que mover esas piernas para seguirnos el ritmo – Sin importarle mucho eso, Ronnie se empezó a alejar.
-Sorry Linc, pero tendrás que ir corriendo, te dejaría subir en mi patineta, pero es demasiado pequeña para ello – Tras decir eso Sid también se fue.
-Agh... siempre me hacen lo mismo esas dos – Con ese quejido el albino empezó a correr detrás de ellas.
Tras un rato de esquivar personas, evitar ser atropellado y de ser confundido por un ladrón huyendo, los tres chicos llegaron al parque, en estos años no había cambiado casi nada, más allá de más dibujos hechos con grafiti.
-No lo hiciste mal, si se nota que te has estado ejercitando – Ronnie le reconoció a su amigo, que si bien, se veía sudado, no parecía tan cansado. Y eso que el parque les quedaba a dos cuadras de donde vivían las chicas.
-Te lo dije, que también le empecé agarrar gusto a hacer ejercicio – Dijo Lincoln recobrando el aliento.
-¿Y practicas algo en específico? – Le preguntó Sid, aunque su atención se desvió a ver la camisa pegada al cuerpo del albino, se notaba que de poco a poco su cuerpo estaba agarrando forma.
-No, solo entreno con Lynn, ella me dice lo que tengo que hacer y yo solo obedezco – Con un suspiro se sintió mejor.
-Bien, no importa, ¿Dónde están los chicos? – Ronnie dijo apartando su mirada, pues sin querer le paso como a Sid que se quedó mirando el cuerpo de su amigo. Sacando esos pensamientos rápidamente, buscó a sus amigos.
-Están por ahí – Sid señaló no sin antes darle una última mirada a Lincoln.
Ahí se encontraban los tres chicos.
Empezando por la rubia, Nikki, sin duda era más alta que todos sus amigos, pues su altura era de 1.87, bastante alta hasta para su propia edad. Y de no ser por todos los granos que le inundaban en su rostro, sería más bonita de lo que ya era. Con su cabello rubio corto hasta su nunca, unos pocos piercings en sus orejas y uno en su labio. Vestida con una sudadera como la que solía tener, solo que sin tener puesta la capucha, unos pantalones negros pegados y unos tenis algo rotos de color blanco.
Casey el pequeño chico afroamericano amante de los ajos, si que había cambiado. Era el que más se le acercaba a Nikki en estatura con su 1.79 de estatura. El chico ya no usaba su gorra, pero tenía su cabello completamente rasurado, vestía una camisa morada junto a una sudadera roja, un pantalón de mezclilla azul y unos tenis negros.
Sameer, el pequeño enano... seguía siendo un enano. Era de lejos el más pequeño de todo su grupo, incluyendo a Lincoln, Sid y Ronnie, midiendo 1.63 de estatura. Su cabello ya no era el rizado de antes, ahora tenía su cabello corto peinando hacía atrás. Vestido con una camisa verde, unos shorts holgados azules y unos tenis negros.
De los tres, Nikki y Sameer miraban a un lastimado Casey luego de que se tropezara.
-Ya, tranquilo, no te rompas la madre tan pronto – Se burló Sameer, su amigo solo gruño.
-Solo cállense – Gruñó el chico sobándose su rodilla, luego de haberse caído de su patineta.
-Señoritas, saluden que ya llegaron – Nikki saludo con su mano a sus amigas y miro curiosa al albino.
-¡Hola chicos! – Como era de esperarse, Sid saludo animadamente chocando los puños con cada uno.
-¿Qué onda, chicos? – Habló Sameer mirándolos a los tres.
-Genial, ¿qué hay de ti, enano? – Dijo Ronnie chocando los puños.
-Tan bien y fresco como siempre, marimacho – Ambos se rieron. Recordando cuando se dijeron esos apodos por primera vez casi se terminan peleando a golpes, pero era algo que ya no les afectaba.
-Mira, mira, mira como has cambiado pequeña liebre – Dijo Nikki mirando a Lincoln.
-¿Yo? Mírate a ti, no sé con qué te alimentan para que crezcas tanto – Bromeó Lincoln viendo la estatura de la chica.
-Tú también, ya estas más grandecito desde la última vez que nos vimos. Hasta se nota que estas empezando a hacer ejercicio – Dijo la rubia pellizcando el bíceps del albino.
-No hagas eso, duele – Lincoln se sobó la zona pellizcada.
-Meh, pero sigues sin aguantar nada – Nikki se decepcionó un poco, pero le restó importancia.
-¿Y a ti qué te pasó? – Preguntó Sid a Casey, pero antes de que el chico pudiera responder Nikki lo hizo por él.
-Intentó hacer ese giro doble en el aire y se terminó cayendo – El chico afroamericano miró a su amiga de mala manera.
-Gracias por responder por mí.
-Un placer.
-¿Seguro estas bien? – Le preguntó Lincoln acercándose. El chico lo miró con un poco de molestia.
-Sí, sí, sí, no es nada – Dijo levantándose.
-Si tú lo dices... – Lincoln rodó los ojos y miró a los demás.
-Oigan, ¿Por qué no tienen sus cascos? – Lincoln apenas había notado que ninguno llevaba puesto sus cascos.
Pero los cinco chicos sonrieron confiados.
-¡Hoy es día de practicar sin cascos! – Mencionaron todos sumamente entusiasmados.
Lincoln los miró por unos segundos, luego miró al resto de chicos en el lugar, y todos sin excepción llevaban sus cascos. Luego miró a sus amigos con esas caras llenas de confianza, casi arrogancia y en ese instante tuvo un mal presentimiento.
-(¿Y para esto, quieren que aprenda a andar en patineta?) – Pensó casi decepcionado.
-¿Seguro de eso? – Les preguntó.
-¡Ya no seas Flanders, Patético! – Dijo Ronnie.
-Que poca confianza, si somos unos pros – Dijo Sameer.
-Exacto, ya de tantas caídas nuestros huesos son más fuertes – Dijo Casey.
-Los tuyos no tanto – Se burló Nikki de su amigo.
-Vamos Linc, ¿Qué podía salir mal? – Mencionó Sid.
Lincoln juró que escuchó un trueno, aun, aunque el clima estuviera nublado. Algo no le dio un buen presentimiento.
No duraron ni una hora practicando cuando ya todos decidieron posponerlo, luego de tantos golpes y mejor se decidieron en hacer otra cosa.
~0~0~0~
Así, entre diversión, aventuras y risas fue que pasó el fin de semana, lo que nos lleva ahora mismo. El domingo a las 5:30 de la tarde, donde ambas chicas acompañaban al albino que esperaba paciente a que Lori lo recogiese.
-Que rápido paso el fin de semana, ¿no lo creen? – Dijo Sid, se le notaba un poco de caída. Era raro verla así, pero en serio que se divirtió mucho este fin de semana.
-Ni que lo digas, si no fuera porque dijiste que era domingo, seguiría pensando que es sábado – Ronnie se encontraba más o menos igual que su amiga. Ninguna de las dos quería que Lincoln se marchara.
El chico se mantuvo callado mirando su celular. Los tres chicos se encontraban en las escaleras del edificio. Lincoln ya se había despedido tanto de la familia Chang como la Casagrande. Y solo esperaba a que su hermana viniera por él.
Un mensaje le llegó al albino.
Ya estoy a un semáforo rojo de allá
Lincoln sintió su corazón acelerarse más. Se estaba acercando el momento.
Bien, solo toca el claxon para avisar y ya sabes el resto.
Cuento contigo, hermana
Vio como Lori se apresuraba a escribir, pero solo colocó un sticker de; "Cuenta con ello" con su hermana Lana posando.
Una sonrisa se dibujó en su rostro. Aun le causaba gracia los stickers que Luan hizo de cada uno. Eran una joya.
Discretamente miro a sus amigas. Varios pensamientos se le vinieron a la mente, un pequeño temor inundó su corazón, recordando aquel fatídico día, pero sacudió su cabeza alejando esas ideas. Poniéndose de pie, alertando a sus dos amigas, Lincoln miró a lo lejos a Vanzilla.
Su hermana a lo lejos también lo miró y tocó el claxon. Eso entristeció un poco a las dos chicas que miraron resignadas.
-Bueno, nos hablamos por chat, patético – Se despidió Ronnie chocando los puños con Lincoln.
-Claro, sin problema
-Ya hablamos cuando tengas nuevo celular o por fin me agregues a Facebook – Dijo Sid despidiéndose con un abrazo.
Lincoln lo correspondió, ambos desearon que esto durara más tiempo, pero para cierta chica morena ese abrazo entre ambos pareció hacerse más largo de lo que ella esperaba.
-Esta bien, aunque sabes que casi no uso Facebook – Respondió el albino rompiendo el abrazo.
-Yo tampoco, pero todo sea mejor que usar Twitter – Ambos se rieron y justo vieron cuando Lori se estacionó frente a ellos.
-¡Hola chicas! – Saludó la primogénita Loud.
Esta rápidamente salió.
Lori se había vuelto una mujer bastante hermosa, como era de esperarse. A sus 22 años casi 23, lucía radiante. Con su mismo estilo de cabello, y por fin dando un último estirón que la hizo ganar 3 centímetros más de estatura. Con una figura cuidada, notando que los genes de su madre empezaron a tomar efecto. Vestido con una blusa azul cielo, una chaqueta blanca, unos pantalones de mezclilla cafés y unas zapatillas blancas.
-Espero se hayan divertido, chicos – Dijo mirándolos a los tres. Apreciando como habían crecido las dos chicas.
-Fue muy divertido, ojalá puedan traernos a Lincoln más seguro – Mencionó Sid un poco mejor luego del abrazo.
-¡Por supuesto! Tenlo por seguro chica – Declaró guiñando un ojo. Ese fue un gesto que confundió a Sid como a Ronnie. Mientras que Lincoln sintió un nudo en su garganta.
Ambos hermanos se miraron por un segundo, y Lincoln le señalo con los ojos a Ronnie, esa era la señal. Lori sonrió.
-Oye Ronnie, aprovechando que estoy aquí, porque no me hablas de cómo ha estado Carlota – Dijo arrastrando a la chica dentro del edificio.
-¿Qué? – Fue lo último que mencionó Ronnie antes de entrar al edificio por la Loud.
-Eso... fue – Sid fue interrumpida por Lincoln.
-Oye Sid... ¿qué te parece si damos un paseo? Conozco a mi hermana y sé que se va a tardar un rato – Dijo Lincoln metiendo sus manos en sus bolsillos mirando a la asiática.
Ella lo miró por un segundo y luego sonrió. – ¡Claro, vamos! – Dijo más entusiasmada, aun podía pasar más tiempo con Lincoln.
Caminaron un rato, hablando amenamente. Disfrutando ese momento entre ellos dos, todo hasta que Lincoln se detuvo, justo en la fuente del parque.
-Oye Sid... hay algo que me gustaría preguntarte – Dijo el albino sudando un poco.
-¿Sí? ¿Qué es? – Dijo la chica con una de sus radiantes sonrisas.
Lincoln cerró por un segundo los ojos, su corazón latía muy rápido. El sudor bajó de su frente, estuvo así unos pocos segundos hasta que abrió sus ojos decidido y determinado, se volteo para mirar a la chica y con un rostro sonrojado, pero decidido, habló.
-¿Quieres salir conmigo en una cita el próximo viernes? – Lincoln se encontraba muy nervioso, llevaba practicando la pregunta por una semana entera. Y por primera vez, la pregunta la dijo sin tartamudear, no fue como las otras veces que practicó con sus hermanas que tartamudeaba de solo pensar en ella, ahora que la tenía en frente no supo de donde agarró tanto coraje.
-¿Eh? – Fue lo único que pudo decir la chica cuando miró el rostro sonrojado de Lincoln, su corazón se paró por un segundo, para luego acelerar de golpe, su rostro pasó a ser tan rojo como el de él y a su mente le llegó ese momento cuando se tomaron de las manos.
-¡¿EH?! – Volvió a exclamar Sid Chang ante la propuesta de Lincoln Loud.
~0~
¿Qué pensaban? ¿Qué iba a tardar 6 meses en sacar el próximo cap?
¡Ja!
Nope, esta vez el que escribe el cap soy yo xd
Bueno, la verdad es que vengo motivado ya que tengo como objetivo personal actualizar todas mis historias activas al mismo tiempo para poder hacer spam del próximo fic que voy a sacar.
En cualquier caso, este salió primero porque fue el más cortito que iba a hacer, ya que como observaron las cosas van pasito a pasito, aunque Lincoln ya haya dado un gran paso.
¿Cómo creen que reaccione Sid ante la propuesta?
Creo que es un poco obvió, pero bueno, sé que habrá por ahí algún despistado. En fin, como dije no paso gran cosa, así que no tengo demasiado que comentar al respecto como la vez pasada.
De cualquier manera, solo les digo que tanto Rega como yo vamos calentando, y esto se pondrá progresivamente mejor.
¡Que se muera Dieguito Maradona si miento!
Esperen...
PD: Casey y Sameer son los chicos que aparecen junto a Nikki en el episodio donde Lincoln visita a Ronnie y esta trata de ocultar que es pueblerino, para el que no se acordaba.
Anyway, espero que hayan disfrutado de este capítulo. No les garantizo cuando vaya a salir el próximo, ya que eso es cosa de Rega, pero esperemos que no sean más de 6 meses xD
Y para los que siguen mis historias, estén atentos pues me voy a poner a trabajar como un enfermo en mis otros fics para actualizarlos un mismo día. Ya los tengo planeados, solo falta escribirlos, pero eso ya es trabajo mío. Incluso les puedo traer una sorpresita extra si da tiempo [Y esta lista para cuando termine]
Se despide Dark-Mask-Uzumaki...
Bye~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top