( VI )

27/Oct/1999

Verte de nuevo... fue como encontrar diamantes en una mina de carbón.

Han pasado más de doscientos años desde que mi padre menciono que serías capaz de reencarnar, por un momento pensé que te negarías a volver a nacer en este podrido mundo, y quizás inclusive detestases volver a encontrarte conmigo, pero no fue así, apareciste, logré dar contigo hace ya un par de años, cuando decidí pasar mis días en aquella ciudad, pensé inclusive que tardarías cien años más en aparecer, pero no.

Allí estabas sentado mientras sorbías la pajilla oscura de tu bebida, un café helado y parecías perdido en tus pensamientos mientras divagabas con la mirada sobre una historieta. Mis pasos se detuvieron al mirarte, quede completamente petrificado al comprobar que las palabras de mi padre no eran una mentira.

Mis colmillos picaron y ese dulce aroma tuyo llego a mis fosas nasales deleitando mis sentidos más primitivos, casi podía sentir como mis pupilas se dilataban al verte, mi belladona estaba con vida, había regresado conmigo, y casi pude reírme, los humanos siempre han creído que existe algo más grande que ellos, algo poderoso, un más allá, una vida completamente eterna, pero si eso fuera real, entonces ¿por qué ese tan poderoso ser no había salvado a mi belladona? O ¿será que mi belladona quería regresar para pasar conmigo su vida entera? Su preciosa alma había sido de vuelta a esté lugar, quizás para aprender una lección, o simplemente para satisfacer mis deseos.



...



—Espero que no te moleste, hijo —el hombre tomo la pequeña mochila que Yoongi llevaba en su mano derecha—, pero era la única habitación disponible.

—Pensé que todavía estaría disponible la que habías reservado para cuando te visitará —Yoongi no quería sonar molesto, pero lo estaba, su padre a pesar de haberse largado de su vida, quería siempre demostrar que estaba muy interesado en él, lo cual por supuesto solamente era una máscara para la sociedad.

—Lo siento, pero el bebé necesitaba donde dormir —el sonido de unos tacones golpear los escalones los hizo mirar hacia la mujer que descendía del primer piso de la casa, su rostro lleno de desinterés y esa tenue sonrisa hipócrita que mostraba hacían que Yoongi quisiera vomitar—, que bueno que llegas, Yoongi.

—Hola, Sunhee —saludo Yoongi sin muchos ánimos.

Ni siquiera se quería atrever a preguntar por el bebé, era más que obvio que su padre no tardaría en volver a tener un crio, pensó inclusive que sería después de más tiempo o que inclusive no volvería a cometer la misma tontería con otra mujer, pero se equivocó, pero estaba seguro de algo que ese niño terminaría igual que él cuando tuvo los quince años, porque su padre los abandono cuando él estaba en su adolescencia, y considero correctas sus acciones, porque la responsabilidad no era lo suyo y el libertinaje parecía una opción más aceptable para él.

—Cariño, iré a dejar la mochila —miro a su hijo—, ponte cómodo, estás en casa, Yoongi.

¿Casa?

Esa jamás sería su casa. Su padre le regalo una tenue sonrisa antes de subir las escaleras, paso al lado de su nueva mujer y le dedico tiempo para depositar un beso en su mejilla antes de desaparecer por las escaleras, escucharon los pasos alejarse por el pasillo, y la mujer le miro.

—No me agrada mucho que estés aquí.

—Pues créeme que tampoco es grato venir aquí —menciono Yoongi, ella rodo los ojos y termino de bajar los últimos peldaños de la escalera.

—Lo único que agradezco es que solamente sea por unos días —ella sonrió satisfecha con sus palabras y paso al lado de Yoongi sintiéndose lo suficientemente egocéntrica para su gusto—, celebraremos antes de que de media noche del día treinta.

—¿Qué? —ella lo miro—. Pero se supone que...

—Sé cuándo es Halloween —menciono ella—, pero mi pequeño bebé necesita lucir el disfraz que le confecciono su dulce madre —Yoongi frunció el ceño al escuchar aquello—, y por supuesto lo hará junto a su querido esposo, y —le dio un vistazo rápido de pies a cabeza a Yoongi—, mi amado esposo me dijo que podrías cuidar de la casa en lo que regresamos.

—¿Cuidar la casa?

—Ajá —le regalo una sonrisa—, para eso es lo que nos sirven las visitas indeseadas.

—Eres una... —Yoongi no pudo terminar porque su padre estaba comenzando a descender por las escaleras.

Era un hecho que Yoongi no se llevaba bien con aquella mujer, y por supuesto ella detestaba su presencia, quizás lo veía como una posible amenaza mandada por su madre para que volvieran a ser una familia feliz de siempre, pero por supuesto estaba muy equivocada, porque él no quería volver a saber de aquel hombre que en un principio los quiso abandonar, así que esa mujer debía de estar despreocupada, no es como sí él pudiera hacer algo, además Yoongi estaba totalmente seguro de que aquella mujer terminaría por ser madre soltera después de que su padre le invada el miedo de la responsabilidad, pues las acciones pueden repetirse aunque muchas veces no lo queramos.



...



El frío de la noche parecía ser inclusive más intenso, apenas y la sudadera que portaba le daba calor, pero al menos podía sentirse más distraído con aquel frío del otoño golpeando su rostro, lo necesitaba para despejar su mente, las cosas en casa de su padre no podían ser peores, y más porque aquella mujer las provocaba ¿quién se cree?

Las cosas sucedieron de forma inesperada, el bebé había comenzado a llorar de forma estruendosa una y otra vez durante la tarde, mientras que su padre se dedicaba a hablarle y trataba de sacarle platica cosa que por supuesto no estaba resultando muy bien para él, quizás fue el alcohol que estaba en el organismo de su padre, quizás inclusive fue el llanto y sollozos estruendosos y agudos del bebé, pero su dolor de cabeza comenzaba a incrementarse, y cuando por fin estuvo harto, no pudo evitar comentar que quería que ese mocoso guardará silencio de una maldita vez, por supuesto su padre no tomo para bien su comentario y comenzó a insultarlo, primero en voz baja y él se defendió, hasta que empezaron a gritarse entre ellos, quizás debido quedarse en silencio o decirle a su padre que se iría a dormir, pero no pudo hacerlo, y las cosas ya se habían echado a perder. Su padre le dijo que no regresará a la casa a menos que ya se tranquilice, y Yoongi le tomo la palabra a pesar de que el hombre le dijo que no se saliera, por supuesto sabe que jamás va a tener contentos a los demás, pero eso no le importaba mucho en realidad.

—Esto es un asco —menciono para sí mismo mientras se dedicaba a seguir caminando sobre la acera, la calle se encontraba vacía y el alumbrado público era su única compañía además de los pocos ladridos lejanos de los perros—, debí hacerle caso a mi madre y me hubiera quedado con ella... —soltó un resoplido—, quizás pueda llamarla para regresar.

—Deberías dejar de hablar en voz alta —aquella voz lo hizo sentir un escalofrío recorrer su espalda, giro por completo sobre su eje para mirar quien se encontraba detrás suyo y allí lo vio, aquellos ojos con ese leve tono rojizo y café, era él, aquel chico con el que había chocado por accidente en la escuela—, pensarán que estás loco si sigues así por la calle.

—Bueno —a pesar de que sentía el miedo invadir su cuerpo, sabía que las palabras de aquel chico eran ciertas—, no es como si alguien más transitase por aquí —señalo con su barbilla la calle—, ¿lo ves? Esta vacía.

Una sutil risa escapo por los labios de aquel sujeto, era extraño, Yoongi jamás lo había visto por el vecindario, o quizás se equivoca, porque desde el choque sabía que había visto aquellos ojos en alguna parte, pero por supuesto no estaba seguro en donde, quizás si se trataba de un vecino, pero no entendía el por qué no recordaba quien es o en donde lo ha visto, una cara como la de aquel chico y sobre todo esos ojos... esos ojos no se olvidan fácilmente.

—Sí, está vacía —se encogió de hombros—, pero estamos caminando aquí, así que deja de estar vacía, además te escuché, y pensé que estás loco.

Yoongi soltó un resoplido, sí, tiene razón.

—Soy Jimin, Park Jimin —menciono el chico y le extendió su mano para que la tomase.

—Yoongi, Min Yoongi —y en cuanto termino de decir su nombre no dudo en estrechar la mano de aquel sujeto, miro las manos entrelazadas, algo no estaba bien, sus manos parecían témpanos de hielo, tan frías... era como sostener cubos de hielo en lugar de manos—, estás muy frío...

—Es de familia —dejo de estrechar su mano—, todos en mi familia tenemos un extraño padecimiento, siempre nuestros cuerpos están tan fríos como los de un muerto —soltó una risa corta, pero a Yoongi no le pareció tan divertidas sus palabras—, pero estamos acostumbrados.

—¿Eso es medicamente posible? —Jimin se encogió de hombros restándole importancia.

—Al parecer lo es —comenzó a caminar de nuevo—, ¿vienes?

—¿Por qué iría? —pregunto Yoongi, no entendía ese comportamiento, aquella invitación, de alguna forma aquel personaje que había aparecido tan inesperadamente le intrigaba, pero a la vez en su subconsciente quería tomar distancia.

—Te escuche decir que te esta yendo mal —dijo Jimin en respuesta—, así que supongo que no planeas volver pronto ¿o sí?

Por supuesto, él no planea regresar pronto a casa de su padre, mucho menos con ese apestoso y chillón bebé y esa bruja a la que su padre llama esposa, por supuesto que no.

—Está bien —dijo Yoongi y volvió a caminar para alcanzar a Jimin—, pero ¿a dónde iremos?

—A donde sea —Jimin volvió a caminar y Yoongi le siguió el paso—, hay que divertirnos un poco ¿no crees? —Jimin le regalo una sonrisa mostrando sus dientes, pero Yoongi no se percato del gran detalle en sus caninos superiores e inferiores, afilados y más largos que los normales.

—¿Qué es lo que haremos exactamente? —pregunto Yoongi—. Espero que nada ilegal.

—Descuida —Jimin lo miro a los ojos—, hay una forma en la que dos jóvenes como nosotros nos podemos divertir, bonito.

Yoongi sabía perfectamente a lo que se refiere, y claro que estaba dispuesto, el chico a su lado le atraía, además está sería una gran oportunidad para quitarse el estrés de todo su cuerpo, y de olvidarse por unos momentos de lo que acababa de pasar en su casa, así que no desaprovecharía esa oportunidad.

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