( I )

El sonido de algunas campanillas indicaba perfectamente el final de la clase, el profesor dejo de mirar al pizarrón y bajo su mano, ya no logró seguir escribiendo, pues sabía que sus alumnos en lo único que pensaban en ese preciso momento era en irse y disfrutar del día.

—No se les olvide estudiar para los exámenes de la siguiente semana —comento aquel profesor, aunque sus palabras estaban demás, sus alumnos apenas y le escucharon en realidad.

El sonido de conversaciones animadas se podía escuchar en toda el aula de clases, aunque había alguien que prefería mantenerse al margen de todas esas conversaciones, y ese era Min Yoongi, quien se dedicaba a guardar sus pertenencias dentro de su mochila, hoy tendría que hacer una visita a la casa de su padre, y espera que no sea como la ultima vez. Después del divorcio de sus padres las cosas no han ido tan bien en su vida o no como lo esperaba en realidad, su madre tiene dos trabajos uno en la mañana y otro nocturno, la mayor parte de las tardes se la pasa cocinando o inclusive teniendo largas conversaciones con las vecinas chismosas de la calle, le importaba poco que su hijo estuviera o no en casa, después de todo Yoongi era tan silencioso como un gato a la hora de caminar, por otro lado estaba su padre, aquel hombre que había decidido que sería una grandiosa idea abandonar a la familia por una mujer más joven que su madre, y claro detestaba el régimen de visitas, Yoongi sabe que no le importa para nada a su padre, y detesta que así sea, porque él lo apreciaba o al menos lo hacía más cuando tenía siete años, ahora le parece solamente un hombre tonto y miserable que le encanta escapar de las obligaciones que se adquieren al tener una familia.

Tomo las correas de su mochila antes de echársela sobre los hombros, escucho como uno de sus amigos le llamaba.

—Hey Yoongi —miro de su lado derecho encontrándose con Jungkook quien le regalaba una sonrisa—, ¿qué opinas si nos disfrazamos este año para la fiesta de Halloween?

—¿Disfrazarnos? —Yoongi no estaba muy al pendiente de la conversación de sus amigos, Jeon Jungkook y Jung Hoseok.

—¡Sí! —respondió animado Hoseok mientras sonreía en grande y pasaba su brazo derecho por sobre los hombros de Jungkook—. Este año la fiesta se realizará antes de tiempo, será mañana en la noche, y en casa de Taehyung.

Yoongi acomodo las correas en sus hombros, una fiesta no estaba en sus planes, aunque le hubiera encantado asistir a la misma no podía hacerlo, su padre tenía "planes" para él, usualmente le gusta pasar esa fiesta en casa con su madre y quizás salir un rato para mirar a las personas disfrazadas por las calles, no le gusta disfrazarse en realidad, pero ahora pasaría Halloween en casa de su padre con aquella mujer detestable que solamente le llevaba cinco años de diferencia de edad, le da asco pensar en que esa tipa le haya robado a su padre, y ni siquiera entiende lo que le vio, pero eso no era lo importante.

—Lo siento, chicos —comento Yoongi antes de soltar un resoplido—, pero esta vez planeo pasar estás fiestas con mi padre.

—¿Por qué no le pides permiso? —pregunto Jungkook—. Tienes que venir, está podría ser nuestra última fiesta de Halloween en la que la pasemos juntos, y ni siquiera te has atrevido a venir con nosotros a ninguna —Hoseok dio un asentimiento dando afirmación a las palabras de su amigo—, además tu padre no es tan estricto.

—No lo es, pero —apretó ligeramente sus labios—, es mejor que esté con él, no quiero problemas —Yoongi tenía muy claro el recuerdo de lo que paso el día en que rechazo ir a pasar navidad en su casa, no quiere que se vuelva a repetir todo—, es mejor que esté con él —repitió.

—En ese caso —Hoseok dejo a Jungkook para caminar y colocarse frente a Yoongi, llevo su mano hacia su hombro derecho y lo apretó ligeramente—, si logras cambiar de opinión o te escapas, ve a casa de Taehyung, sabes donde esta ¿no?

—Sí, lo sé —dijo Yoongi—, no creo lograrlo.

—¡Inténtalo! —animo Jungkook—. Pero en verdad hazlo, no quiero perderme esta fiesta sin ti, será aburrido.

—Trataré de hacerlo, chicos —dijo Yoongi, miro su reloj de muñeca, tenía que darse prisa, el autobús no tardaría en pasar y necesitaba tomarlo para ir a casa y guardar algunas cosas en su mochila antes de ir con su padre—, debo irme.

—Esta bien, te vemos luego, Yoon —dijo Hoseok.

Yoongi no tardo en regalarles una diminuta sonrisa antes de proseguir con sus acciones, el aula ya estaba casi absolutamente vacía, Yoongi paso por las filas de pupitres antes de llegar a la salida del aula de clases, camino en el largo pasillo escuchando y mirando a las personas que se encontraban allí, muchas de las conversaciones eran acerca de la grandiosa fiesta de Halloween que se realizaría en casa de Kim Taehyung, mientras otros mencionaban animados los disfraces que usarían para la fiesta, y otros se concentraban más en hablar sobre otros temas, pero la mayoría de ellos se trataba de esa aclamada celebración. Halloween... Yoongi no le veía mucho sentido a ese tipo de fiesta, disfrazarse, los dulces que provocaban caries y dolores de estomago a los niños, todo eso le parecía totalmente absurdo en realidad, porque no le veía para nada algo que valiera la pena, cuando era pequeño inclusive recibía dulces de parte de sus padres en esas épocas, pero él no se trataba de un gran aficionado de comerlos, odiaba algunos como el chocolate, y los caramelos con sabores muy artificiales. Él prefería quedarse en casa, sin hacer el ridículo con un estúpido disfraz y pasársela viendo películas de terror ya sea por televisión o por internet.

Estaba absorto en sus propios pensamientos, tanto que ni siquiera noto cuando choco su hombro con el de otra persona, el choque había sido con fuerza, pero solamente Yoongi trastabillo ligeramente con sus pies, miro hacia la otra persona que se había detenido y se había quedado atrás suyo.

—Una disculpa —hizo una reverencia—, no vi por donde caminaba.

—Descuida... —la voz de aquel chico se escuchaba segura, varonil y arrogante, Yoongi no pudo evitar mirar su rostro, facciones perfectas, labios gruesos, cejas delineadas, ojos pequeños, pero lo que más le había llamado la atención era esa piel tan pálida... que parecía no tener vida, pero era imposible—, fui yo quien no se fijo por donde iba —Yoongi parpadeo un par de veces, y miro aquellos ojos castaños que parecían tener un ligero y casi imperceptible color rojizo, podía ser inclusive la luz la que hacía ese efecto, aunque Yoongi no estaba muy seguro de eso.

—Fue mi culpa —menciono Yoongi—, en verdad lo lamento.

Aquel chico le regalo una sonrisa sin mostrarle sus dientes, y no dijo más, solamente le regalo un asentimiento pequeño con su cabeza antes de darle la espalda de nuevo y seguir con su camino, y por alguna razón, Yoongi no podía dejar de mirarlo, había algo en ese tipo que le había llamado la atención, pero ni siquiera él sabía que era eso...

Sacudió la cabeza con frenesí para olvidarse de todo y continuar con su camino, no debía demorarse o perdería el autobús.

Aunque siguió su camino, no pudo evitar mirar detrás, y aunque ya no logró ver a ese chico, sabe perfectamente que lo ha visto en otra parte, ese par de ojos castaños y con ese leve toque carmín que apenas y se lograba distinguir... esos ojos ya los ha visto en alguna parte.



...



22/Oct/1999

Tal parece que la reencarnación es real... al principio no lo creí, pero ahora que lo vi, pude constatarme que es tan real como lo dijiste en su momento, padre. Han pasado más de doscientos años, recuerdo claramente cuando lo conocí, a él, a ese chico de ojos gatunos que te sirvió como esclavo y que después paso a mis manos para la eternidad.

Recuerdo cuando lo trajeron ante nosotros, indefenso, temblando por su vida, y con una mirada que decía claramente lo atemorizado que estaba por haber caído en nuestras garras, recuerdo con claridad como agachaba la mirada cada que recibía ordenes directas tuyas, recuerdo como sus pies blancos se ensuciaban con tierra debido a que la mayor parte del tiempo lo obligabas a servirnos con los pies descalzos, recuerdo cada una de las heridas marcadas en su espalda debido a los azotes que le propinabas con las ramas secas de los rosales, el color tan vivo y carmesí de las gotas de su preciosa sangre escurrirle por su espalda, y la forma en que mi boca salivaba con descontrol al querer ser participe de probar ese delicioso elixir.

Pero, sobre todo, recuerdo aquel día, ese en donde me dijiste claramente que ese humano, ese vil saco de sangre me pertenecía en cuerpo y alma por completo, mis colmillos cosquillearon ante la idea de marcar cada centímetro de su piel con mis mordidas, devorármelo hasta no dejar absolutamente nada de él, eso era mi más grande anhelo. Sus lagrimas ahogadas por sus suplicas de que lo dejará en paz eran música para mis oídos, sus gritos de terror cada vez que mis garras se atrevían a profanas su piel eran un deleite, y el sabor de ese liquido espeso y caliente de su cuerpo era como probar la más exquisita fruta en medio del desierto, dulce, fragante, enigmática, el deseo ferviente que todo su ser me provocaba me volvía complemente desquiciado.

Las noches se hacían eternas a su lado, disfrute por completo de cada una de sus facciones, mordí sin delicadeza mis partes favoritas de su fino cuerpo, me deleite de sus fascinantes chillidos y suplicas, goce cada parte de su alma, y lo hice tan profundamente que termine con su vida...

Me maldije al saber que había muerto por mi egoísta deseo se poseerlo por completo, y me odie al saber que no volvería a sentirlo de nuevo conmigo. Te exigí regresarme su alma a pesar de todo, pero me lo negaste, claro que me dijiste que tuviera paciencia, las almas reencarnan, hijo... esas fueron tus palabras, y te deteste por decirme algo tan absurdo, la reencarnación es un mal cuento de hadas, pero al final resulto ser cierto.

Mi dulce belladona ha regresado, y no dejaré que nadie más lo tenga, porque es mío... me pertenece en cuerpo y alma hasta el final de los tiempos.

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