15. Criminal (Shin Soukoku)

Capítulo 15. Criminal

» Shin Soukoku «
• Britney Spears – Criminal •






La ciudad de Yokohama, famosa por su gran cantidad de habitantes, sus amables habitantes, y su buena protección, el gobierno, la agencia... Y la port mafia.

Era una regla normal de vida, el bien y el mal, ¿a quién se le ocurriría? Pues a ellos. Se habían encontrado en aquella habitación de hotel como solían hacerlo cada que un mensaje llegaba. La noche siempre era apasionada y ruda, pero a la mañana siguiente era deprimente y desastrosa. Abrió sus ojos agotado, mirando las marcas en su piel, sus hombros sobre todo. El mayor a su lado también se levantó, algo desconcertado por el excesivo esfuerzo de su noche anterior. – buen día

― Buen día

No se decían más, cada quien se levantaba de cada lado de la cama y se comenzaban a vestir, usualmente el menor iba al baño, a él le gustaba aprovechar para tomar una ducha y relajarse, el mayor entro mirándolo en la tina - ¿te quedarás?

― Solo unos 20 minutos en lo que termino

― De acuerdo, voy a pagar. ¿te veo después?

― No lo sé, avísame con un mensaje

― De acuerdo.

Aunque tímido, se acercó dejando al menor confundido, deposito un beso en su cabeza y se marchó, aquello le había sonrojado. Se sumergió ligeramente en la tina mientras escuchaba al mayor salir de la habitación. – Él es un estafador, no es para nada bueno. – se dijo así mismo.

Mientras se quedaba en la tina, recordó aquella vez. Se estreso ligeramente, Kunikida les había descubierto un día, no había sido nada bueno ese día. El rubio idealista estaba furioso, aun podía recordar como con gritos acuso al azabache.

...,

Kunikida sostenía a Atsushi de su muñeca mientras apuntaba un arma a la cabeza de Akutagawa – Atsushi, solo mantente lejos

― Está bien, no me hará daño Kunikida-san

― Solo vine por él – expreso el mafioso molesto

― ¿Qué tienes que ver con el mafioso?

― Na-nada Kunikida-san, solo nos reuniríamos para hablar

― No tienes nada que hacer con él

― No es nada malo, simplemente queríamos hablar de estrategias conjuntas

― Escúchame bien perro, mi pequeño agente no se involucrara contigo.

Se llevó al albino sin soltarlo, el azabache suspiro, Atsushi volteo su rostro para verlo marcharse y el rubio lo miro – Atsushi, él es un perdedor, es un vago.

― Pero Kunikida-san

― El miente, difama, no es confiable. Es un tonto con pistola

― Sé que dijiste debería alejarme... Sé que dijiste que era solo un perro en mal camino

― Es un chico malo con el corazón contaminado

― Incluso yo sé que esto no es inteligente... Pero Kunikida-san estoy enamorado de un criminal

― ¡JAMÁS! ¡Te prohíbo acercártele, vamos a la agencia

Siguió tirando del chico por los callejones y alejándolo de aquel mafioso.

...,

Atsushi recordaba ese día perfectamente y era por eso que ahora se ocultaban con mensajes codificados y una noche de hotel sin mucho más. Atsushi miro la cama donde habían estado antes, suspiro nostálgico – y esté tipo de amor no es racional, es físico... - miro por la ventana – Kunikida-san por favor no llores, estaré bien... Con todas las razones que tengo simplemente no puedo negarlo... Amo a Akutagawa.

El joven agente salió del hotel con la cabeza en alto, no se permitiría sentirse mal por amar a un mafioso, ya había pasado por mucho, y el mundo le había mostrado mejor que nadie que la vida era una tortura y entonces ¿Por qué el amor no?

Llego a la agencia donde Kunikida le esperaba con una muy mala cara, de acuerdo, se había distraído en algunos puestos y llego más tarde pero no por eso le descubriría – Nakajima Atsushi

― ¿Si Kunikida-san?

― ¿Dónde dormiste?

― Con Kyouka-chan – respondió sonriente

― Mentira – dijo Ranpo. Atsushi se helo la piel.

Kunikida siempre creía en la palabra de Ranpo aun si todos negaban, pero lo misterioso era que Ranpo le ayudará, por algo le daba dulces diarios. Fijo su mirada al de boina, esté estaba con el presidente Fukuzawa - ¿Qué... está pasando? – pregunto el albino

― Kunikida me informo que estaba preocupado por ti – dijo Fukuzawa – me confirmo un encuentro tuyo entre el chico mafia y tú

― So-solo íbamos a comer

― Entre ellos – dijo Ranpo divertido – Atsushi, lo lamento pero si el presidente lo pide, lo hago. – miro al mayor – Atsushi es pareja del mafioso.

― ¡no tiene nada de malo! – grito Atsushi

― ¿nada de malo? – se quejó Kunikida – Él es un villano de la ley del diablo

― Él es un asesino por diversión – añadió Fukuzawa

― Ése hombre es un soplón e impredecible – le regaño Ranpo – no tiene conciencia, tu no la tienes

― Todo eso lo sé, sé que debería haberlo dejado ir, pero no... - Atsushi les miro preocupado porque es un chico malo con el corazón contaminado, incluso sé que esto no es inteligente... - tomo los brazos de Kunikida – pero Kunikida-san estoy enamorado de un criminal, este tipo de amor no es racional, es físico. Fukuzawa-san, estaré bien, no puedo negarlo. Amo a ese mafioso.

― Atsushi, comprende, esto no es sano – se quejó el presidente

― Necesitas ayuda, te la daremos

― No necesito ayuda – se quejó el albino – no pienso hacer nada de eso, estoy bien

― No, no lo estas.

Atsushi empujo a Kunikida, usando sus piernas de tigre huyo de la agencia, Fukuzawa miro a Ranpo – necesito un mapa, lo encontraré

Atsushi corrió por la ciudad mientras marcaba una y otra vez aquel número, hasta que por fin le contesto – Jinko

― ¡hui de la agencia! ¡tienes que ayudarme! – fue todo lo que grito.

― Ya sabes dónde ir, llegaré pronto – respondió.

Fue a esconderse en un barco de carga, habían cajas de contenedores enormes y el se escondía en uno, abrazando sus piernas, temeroso de ser encontrado, excepto por él. Akutagawa le había encontrado, y el albino sonrió - ¿Tienes miedo?

― La agencia... me intervino, dijo que necesitaba ayuda

― Quizá si la necesitas, estar conmigo ya es una locura

― Pero... Si el amor es una locura, quiero volverme demente si es contigo a mi lado.

El azabache tomo sus manos - ¿no quieres salir de aquí?

― No, aun no... ¿podemos quedarnos unos minutos?

― De acuerdo... -le sonrió – hice algo hoy

― ¿Qué?

El azabache le mostro al albino un pequeño bordado que decía "Jinko" no era cualquier cosa, pues estaba en su amado abrigo – tú nombre es como mi amuleto de la suerte

― Akutagawa... ¿Cómo eres tan romántico?

― No sé, tú me haces hacer cosas raras.

El albino comenzó a reír divertido – también hui de mi jefe hoy

― ¿en verdad?

― Sí, no contestaba porque estaba con él pero cuando llamaste tanto, solo corrí de la sala para contestarte, deben estarme buscando...

― ¿Por qué es tan difícil estar juntos?

― No lo sé, - suspiro – quizá es la emoción, pero tengo ganas solo con encontrarte aquí...

El albino lo abrazo – supongo que está bien, si estás conmigo, está bien... - el azabache lo tomo besándolo.

Sus besos fueron acariciando sus mejillas, bajando por sus cuellos, quitando ambos sus corbatas, el azabache aprovecho que el albino siempre usaba un botón suelto y comenzó a besar su cuello. Atsushi comenzó a respirar agitado mientras comenzaba a quitar la camisa del mayor.

Eran simples besos... Besos de un criminal pero lo enloquecían.

Sus besos bajaron por su cuello hasta la clavícula, los suspensores habían caído de sus hombros y esto dejo al mayor continuar bajando mientras besaba. Era incomodo, estaban en un contenedor de metal, así que se quitó el abrigo rápidamente para poder seguir besándole y dejo aquella prenda bajo el albino. ¿Qué mejor momento para demostrar su eterno amor si no que quedar indefenso?

El gran perro rabioso y asesino de la port mafia, el auto nombrado diablo, se dejaba indefenso solo para besarlo ¿Cómo no amarlo?

Bajo tomando su miembro, Atsushi se dejó acostar sobre el abrigo mientras era masturbado. Sus ojos cerrados, su voz chillosa pidiendo parar pero sabiendo que quería más. No podía evitar sentir como todo su cuerpo le rogaba por el mayor, como su interior lo deseaba y como su corazón latía solo por sentirlo a su lado. Con su mano llena de pre-seminal. El mayor fue por el premio mayor, su agujero.

Podía escucharlo, sabía que vendría, todos esos comentarios para separarlos, los regaños, y todo lo malo que le dirían del mafioso, él lo sabía, es un asesino, un ruin despiadado con corazón dañado. Pero era su amor, escuchar la gente hablar en su cabeza y mirar el rostro del mafioso excitado – no me importa – dijo serio

― ¿Qué no te importa?

― Cuanto lo aflojes – argumento para abrazar al mayor del cuello – entra

― Pero

― Entra, te quiero adentro, mi cuerpo, mi corazón, mi alma. Quiere que estés dentro de mí, lo más profundo para jamás salir

― Nakajima Atsushi... Entre tú y yo ¿Quién es el verdadero criminal? – cuestiono sonriente – no sé cuándo me robaste el corazón o como lo hiciste pero para hacerlo, debes ser uno muy bueno.

Atsushi sonrió, volvieron a besarse, esta vez tomando sus manos y apretando con fuerza, el mafioso había entrado y esto le hizo rasguñarle un poco. Tomo su mano libre para dejar la mano del albino en su espalda y con su mano tomar su miembro. Comenzó a moverse en cuanto se acomodaron.

El menor rasguñaba su espalda, apretaba sus labios y los mordía con sus dientes, su respiración estaba agitada y sin ritmo. El azabache simplemente entraba descaradamente mientras le masturbaba. Su espalda se encorvaba y en jorobaba a cada embestida. Sus ojos se quedaban en blanco y volvían. Era fuerte, rudo, apasionado y completamente suyo.

Lo giro un poco dejándole el camino más fácil, lo embestía con mayor fuerza y el albino lograba sostenerse para que llegase más profundo, rudo y fuerte, amoroso y tierno, se habían acercado al clímax y para ello habían decidido terminar con un apasionado beso.

Terminaron y el mafioso se sentó para recuperar el aire, Atsushi se quedó recostado respirando agitado, pero claro, no podía fallar. Escucho un ruedo aún lejano pero lo sabía. Miro al mafioso – vístete

― ¿Por qué? ¿viene alguien?

― Huele a Kunikida-san – menciono nervioso.

Se vistieron, aunque Atsushi estaba un poco tembloroso aun, el mafioso lo ayudo. Salieron de la bodega y los vieron, la agencia y la port mafia frente a ellos. Tomaron sus manos firmes ante todos. No huirían más. – Estoy enamorado de un criminal... Con todas las razones dentro simplemente no puedo negarlo, amo a esté chico.

La agencia y la port mafia se cruzaron de brazos. Dazai estaba en medio de ambas organizaciones, aplaudió victorioso – Sería una pena que tan buen dúo sea separado, al final del día sin ellos, Yokohama ya no existiría – dijo sonriente

Mori y Fukuzawa se miraron a lo lejos, asintieron el uno al otro – Mafiosos de la Port mafia – hablo Mori

― Agentes de la agencia armada de detectives – dijo Fukuzawa

― Dejaran a esté par de chicos. Vuelvan a sus labores – hablaron ambos líderes al mismo tiempo

Atsushisonrió, salto sobre Akutagawa siendo abrazado por esté y dándole vueltas en elaire, por fin, podía estar con un criminal. 



...

Ya enserio, esos amores son malos... ¡AAaay pero son tan sexys!

¡Gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top