21.

—Entonces tú... ¿La perdiste?

—No la perdí...se extravió un poco—Jonah rio por mi intento de disimular lo evidente.

La verdad era que el día que habían golpeado a Jonah, había olvidado totalmente a mi perrita Akeya ocasionando que obviamente, se perdiera. Y ahora habíamos vuelto a la playa, con su ayuda tenía la esperanza de poder hallarla.

— ¿Enserio no recuerdas nada nada?—pregunté incrédula y él negó.

—Sólo recuerdo que estaba en el suelo, escuchaba como les rogabas que se detuvieran mientras los golpes seguían llegando, luego la verdad es todo muy borroso—arrugó la nariz— ¿Le has dicho a tu padre?

— ¿Lo de Akeya?—asintió y yo negué—le dije que estaba en la veterinaria—me encogí de hombros—al fin y al cabo nunca recordará verdaderamente que es lo que pasa—asintió—. ¿Cuándo volverás a la universidad? Los días son muy vacíos sin ti—lo abracé por la cintura mientras seguíamos caminando.

—No sé cuándo vaya a volver, los chicos la tienen jurada conmigo.

— ¿Ahora te dan miedo los chicos? —reí suavemente mientras seguía caminando y él negó-

—Miedo no por mí, sino por ti, ni siquiera me gusta que tú sigas yendo así—reí.

— ¿Quieres que deje de estudiar por unos estúpidos chicos que no saben qué hacer con su vida más que molestar? —hablé irónica.

Jonah prefirió no responder y seguimos caminando en busca de mi perrita la cual claramente ya no estaba por aquí. Jonah me ayudó a colocar unos cuantos carteles en varios lugares y pedí autorización en algunos locales para colocarlos allí también.

Para cuando el sol estaba ya desapareciendo nos sentamos en una banca de un parque y descansamos un poco, habíamos estado casi todo el día caminando en busca de la perra y aún no había respuesta.
Me senté junto al chico apoyando mi cabeza en su hombro mientras él me abrazaba para mantenerme cerca de él.

—Sabes, tú padre no me quiere cerca de ti—suspiró suavemente— ¿cuál es el problema? ¿Soy yo o es otra cosa?

—No lo sé, luego de lo de lo de la hermana de Daniel no quiere que me acerqué a nadie, si por él fuera estaría encerrado en casa todos los días sin poder ver a nadie, aislándome de todo el mundo—hice una mueca.

—Que injusto—asintió— ¿y yo qué tengo que ver con eso?

— ¿Recuerdas aquella vez que le dije que eras mi novia? —asentí—cuando regresé a casa luego de dejarte en la tuya me gritó toda la noche, diciéndome que debía alejarme de ti antes que te hiciera daño como con ella, que por una razón la gente se apartaba de mí y que no era merecedor de ningún tipo de amor.

—Que idiota—rio—discúlpame—me disculpé por haber insultado a su padre en su presencia.

—Es cierto, pero no puedo hacer nada al respecto, y estoy harto que todo el mundo quiera alejarme de las cosas que me hacen bien.

Mi teléfono comenzó a vibrar en mi bolsillo y al sacarlo el nombre de Olivia alumbró la pantalla.

—Hola Olivia ¿qué tal?—atendí la llamada.
—Sum, Charlie acaba de llamarme, vio los carteles y me dijo que la vio hace un rato cerca de la playa.
— ¿Por dónde?
—Cerca de dónde están los guardavidas, él está yendo para allí para que no se vaya.
—Enseguida voy, gracia Vi.
—De nada bella, adiós.

— ¿Qué ocurrió?—preguntó Jonah al verme incorporarme.

—Era Olivia dijo que Charlie la llamó para decirle que vio a Akeya cerca de la playa—se incorporó— cerca de la cabaña de los guardavidas.

—Eso no es lejos—negué mientras comenzábamos a caminar.

En menos de cinco minutos habíamos llegado, Charlie estaba allí y tenía a la pequeña perra en sus brazos. Al verlo no pude evitarlo y corrí hacia él, tomé a la pequeña y le abracé con fuerza mientras ella se movía enérgicamente de la emoción.

—Muchas muchas gracias Charlie—lo miré agradecida y él negó restándole importancia. Me acerqué y le di un pequeño abrazo— ¿Cómo la encontraste?

—Estaba corriendo por aquí y la vi entre los arbustos pero no la identifiqué y antes de llegar a la peluquería de mi madre pasé por un supermercado y allí vi el cartel, llamé a Vi para confirmar que sí era tú perra y volví enseguida—sonreí agradecida.

—Llevaba buscándola una semana—volví a abrazarla—te lo agradezco mucho.

—No hay de qué, ¿cuándo volveremos a verte por los pasillos de la uni? —le preguntó a Jonah riendo él cual se tensó un poco sin contestar.

—En verdad debemos irnos, quiero bañarla y darle algo de comer, hace días que seguro no come bien—asintió entendiendo—. Gracias otra vez Charlie—ambos lo saludamos y luego comenzamos a caminar hacia mi casa.

Cuando finalmente llegamos dejé a la perra en el suelo y corrió enérgicamente hacia la puerta para poder entrar, me giré hacia Jonah el cual me miró con una media sonrisa.

— ¿Quieres pasar? —pregunté y él negó.

—La última vez que entré no salió bien—rio.

—Pero no quiero que te vayas—rogué sujetando su cintura—aparte podrías ayudarme con Akeya, no le gusta bañarse.

— ¿Y qué piensas hacer con tu padre?

—Puedo ponerle muchos carteles por toda la casa para que no suba—me encogí de hombros.

— ¿Estás segura? —sonreí y el negó riendo—bien, pero no me haré responsable si algo pasa.

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