18
La ambulancia iba rápido, podía sentirlo, mi cuerpo se movía levemente de un lado a otro. Mis ojos estaban fijos en el chico frente a mi; acostado allí, con su cuerpo atado en la camilla para asegurarse que no se cayera, dos doctores estaban junto a él, uno se encargaba de revisarlo y otro que su pulso subiera o que al menos se mantuviera constante.
Un doctor estaba junto a mi y me hacía preguntas intentando que yo le diera algún tipo de información de todo lo que había ocurrido pero yo parecía no querer reaccionar, estaba paralizada...shockeada con todo lo que había ocurrido.
-Linda, ¿estás bien?-finalmente miré al doctor y negué.
Me sentía mareada, sentía que me desvanecía y no podía sentir mis manos ni pies.
-Estoy algo...algo mareada.
La ambulancia se tambaleo y eso fue lo último que sentí, luego de eso todo se puso obscuro.
Desperté poco tiempo después de eso, tenía un aparatejo apretando mi dedo indice y una aguja metida en la vena de mi brazo izquierdo.
-Oh, despertó-una enfermera que pasa frente a mi se detuvo y me sonrió.
-¿Qué es eso?-señalé las bolsas que se encargaban de pasarle cosas a mis venas.
-Eso es suero y también un poco de calmante-se aproximó-pero creo que ya estás bien, ¿cierto?-asentí rápido-te dejaré el suero pero puedo sacarte el calmarte.
Se encargó de que el líquido no siguiera yendo a mis venas y amagó a irse pero la detuve.
-Disculpe, llegué aquí con un chico-me miró atenta-¿Sabe si él está bien? ¿sabe donde está? ¿podría ir a verlo?
-Puedes levantarte si quieres, no tienes nada grave pero debes hacerlo despacio para no marearte y debes llevarte eso-señaló un coso junto a mi que se encargaba de sostener la bolsa con el suero-dime como se llama el chico y mientras te levantas iré a buscar donde está.
-Jonah Marais-contesté y ella asintió para luego irse.
Obedecí sus requisitos y me levanté lentamente, me coloqué los zapatos y luego me levanté, la enfermera llegó casi enseguida y me guió hacía donde Jonah estaba.
-Muchas gracias-le agradecí con una sonrisa y ella se fue.
Me acerqué a la gran cortina que se aseguraba de cubrir el área en el que Jonah estaba y la imagen fue algo horrible a mis ojos.
Jonah estaba acostado con sus ojos cerrados, no traía remera y podía ver todos los golpes en su abdomen, tenía aparatos pegados en su pecho, una aguja en su brazo y otra en su mano, el mismo aparato que yo traía en mi dedo indice lo noté en el suyo.
Me acerqué con los ojos cristalizados y acaricié su brazo con suavidad.
-Cariño...mira lo que te hicieron-susurré acariciando su rostro, saqué algunos cabellos rebeldes que estaban en su frente y le regalé una sonrisa triste aunque él no podía verme.
Me senté en el sofá que estaba junto a su cama y suspiré tapando mi rostro con mis manos.
-¿Quien es usted?-me sobresalté al sentir la voz de alguien-¿porque no está en su lugar? ¿usted es paciente?
-Yo vine con él-me incorporé rápido-una enfermera me dijo que podía venir a verlo, dígame...¿tiene algo grave aparte de lo que es obvio?-soltó un leve suspiró y se paró junto a Jonah.
-Debería despertar pronto, lleva inconsciente un buen rato ya.
-¿Qué tanto?-comenzó a leer unos papeles que traía en la mano.
-Unas cuatro horas-lo miré impactada.
-¿Cuatro horas?-¿tanto tiempo llevábamos aquí?-¿dónde están sus cosas?
-Detrás de usted-me giré y noté todas sus cosas allí, asentí y volví a mirarlo-¿quien es usted?
-Summer O'Kelly, soy su novia-asintió anotando algo-Doctor, ¿Qué tiene?
-La mayoría son algunos golpes ''leves'', esta parte de aquí son simples hematomas-pasó la mano por encima de su abdomen sin tocarlo-podría tener algo de nauseas o vómitos, pero será normal-asentí-en cuanto a su rostro-acercó su mano al mismo-lo más probable es que tenga la vista nublada por algunas horas o tal vez un día, pero será normal por la hinchazón y los golpes, tiene el labio partido y el tabique levemente torcido pero no llegó a romperse, aunque deberá usar estas banditas para que nada le pase-me extendió una pequeña caja que deduje traía esas banditas-luego...creo que lo más grave-volvió a su pecho-tiene cuatro costillas fisuradas-mi respiración se entrecorto-pero tranquila, él podrá caminar y moverse con normalidad, sólo tendrá que tener mucho cuidado, nada de ejercicio, ni hacer fuerza, nada de esas cosas.
-¿Y cuanto demorará en recuperarse?
-Un par de semanas, como mucho un mes, los huesos de aquí se regeneran sólos-asentí-bueno, debo irme, sus padres están en camino.
-¿Qué?-mi voz lo detuvo-¿los de él?-asintio-¿cómo?
-La enfermera los llamó, por más que él ya sea mayor de edad la compañía de los padres siempre es recomendable-suspiré y me dejé caer en el sofá-no pudimos encontrar a los tuyos-lo miré rápido.
-No no, mis padres no.
-¿Porque no?
-Pues...mi madre murió hace años y mi padre no puede salir de casa, está enfermo-asintió levemente sin creerme en lo absoluto.
-¿Hay alguien que pueda venir a por ti?-negué-¿hermanos? ¿tíos? ¿nadie?-volví a negar y el suspiró poco creyente a mis palabras-bien.
Salió de allí cerrando la cortina antes de irse. Mi vista volvió al chico y lo miré preocupada. Habían razones por las cuales Jonah no quería llamar a sus padres, y era entendible, su madre estaba mal y seguro no quería traerle más dolores de cabeza a su padre, pero él estaba mal y la compañía de su familia le haría bien.
Su padre tardó un buen rato en llegar, llegó con un muchacho que no conocía pero que en poco tiempo se presentó como el hermano de Jonah. Me costó explicarles todo lo que había ocurrido y más aún mantener al señor Marais en calma.
Fue casi instantáneo todo, su padre no tardó nada en pedir o más bien obligarme a irme de allí, su hermano estuvo de acuerdo y no tuve más alternativa que obedecer a las cosas que ellos me estaban pidiendo. Volví a donde estaba antes y la enfermera me quitó la aguja tapando la herida con una bandita.
Me quería quedar allí pero a mi desgracia no me dejaron, el padre de Jonah seguía sin dejarme verlo y las enfermeras me dijeron que no podía estar deambulando por allí ya que ya no era una paciente. Llamé a Olivia y ella no demoró en llegar por mi e invadirme a preguntas sobre lo ocurrido, me excuse diciendo que estaba cansada y ella cedió a no hacer más preguntas.
Cuando llegué a mi casa mi padre ya dormía, lo que era de esperarse ya que eran las doce de la noche. Subí con cautela y me encerré en mi habitación, me dejé caer en mi cama y suspiré. Lloré mucho esa noche, me sentía inútil y algo engañada, también confundía por las cosas que los chicos habían dicho y preocupada por el estado de Jonah.
Todo era demasiado y no estaba sabiendo como manejarlo.
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