12

Una semana había pasado, una maldita semana en la cual Jonah cada vez estaba más lejos. El maldito proyecto se había ido a la mierda ya que ni siquiera contestaba mis mensajes.
Sabía que tal vez no había sido la mejor decisión que había tomado, pero puesto todo lo que estaba pasando y que no tenía razón para decir que no finalmente le había dado un ''sí'' a Daniel y así estábamos.

Le había dicho nada de estúpidas películas o cursis almuerzos en el parque y él acepto con seguridad, y topandome por sorpresa había decidido venir al zoológico.

-¿Animal favorito?-sonreí.

-Koala-lo miré como una niña ilusionada-o tal vez el panda-hice una mueca.

-¿Porque un koala?

-Porque nos llevaríamos bien-comenzó a reír-Llegan a dormir dieciocho horas al día y luego comen en un promedio de cinco horas, literalmente despiertan para comer-me miró algo asombrado-y pasan el 3% de su vida buscando una pareja-se mantuvo en silencio procesando lo que había dicho-Bueno, eso no se si es verdad-rió-pero es probable.

-¿cómo sabes tanto de Koalas?

-¡te digo que es mi animal favorito!-ambos reímos.

Caminamos al rededor del zoológico por un buen rato, Daniel compró algunas golosinas e incluso alimentamos a algunos patos.

-Vamos allí.

Sujetó mi mano y comenzó a caminar con rapidez.

-aquí están-sonrió mirando los Koalas.

-Son tan lindos-hablé con ternura mientras los miraba.

Daniel se alejó un poco y fue a hablar con un señor que estaba junto a la parte de los Koalas, no le di mucha importancia y me quedé mirándolos.

-Summer...

Escuché la voz de Daniel y al girarme a verlo este estaba girando lentamente con un Koala en sus brazos. Llevé mis manos a la boca y solté un pequeño chillido acercándome a él.

-¿Puedo tocarlo?-le pregunté al señor y este asintió.

Levanté mi mano y con timidez acaricié su espalda rozando la mano de Daniel haciendo que este me mirara. El animal dio un largo bostezo y lo miré encantada.

-es tan hermoso-comenté mirándolo con detenimiento.

Levanté mi rostro para mirar el de Daniel y este estaba algo cerca mirándome con una sonrisa algo tierna.

-No sabía que podías agarrar a los Koalas.

-Yo tampoco.

Sus ojos azules viajaron de los míos hacía mis labios y se mantuvieron allí, noté como comenzaba a acercar su rostro y me sentí nerviosa.

Si quería darle una oportunidad, pero no estaba segura de querer estar con él, aunque sabía que si no lo besaba y luego se lo contaba a Olivia probablemente me asesinaría, pero en verdad no me importó. Cuando pareció estar por besarme bajé mi rostro y volví a mirar al Koala acariciándolo algo nerviosa.

-Tal vez deberíamos seguir.

Asintió y se alejó para devolver al animal, se regresó a mi y volvimos a caminar.
El día no duró mucho más, comenzó a anochecer y habíamos recorrido casi todo el lugar por lo que no teníamos mucho más que mirar y emprendimos camino nuevamente.

-¿Quieres ir a mi casa?

Preguntó manteniendo su mirada en la carretera, llevábamos menos de cinco minutos dentro de su coche y yo ya quería bajarme.
Me tensé un poco en mi lugar y me removí incómoda. Casa sola más Daniel Seavey...no era necesario razonar demasiado que era lo que quería. Daniel tenía cierta reputación confirmado por muchas chicas, pasar una noche con Daniel Seavey sería un sueño para muchas, para mi lo era...pero en un pasado, ahora mismo no tenía ninguna necesidad de acostarme con él pero sabía que eso quería.

-Yo...no puedo-elevó una ceja y sonrió de costado.

-¿Que cosas tan interesantes debe hacer Summer O'Kelly a las diez de la noche?-preguntó jugetonamente.

-Debo cuidar a mi padre.

-claro.

Me miró al frenar frente a un semáforo en rojo. Sus ojos tenían un color diferente, ya no expresaban lo de siempre y sus pupilas estaban demasiado dilatadas, tenía una sonrisa extraña y debía aceptar que comenzaba a darme algo de miedo estar a solas con él.

-¿Segura que no quieres venir? podríamos estar un rato allí-comenzó a mover su mano lentamente pasándola de la palanca de cambios hacía el inicio de mi asiento-Podría ser divertido para ambos-devolví mi vista a sus ojos y comencé a sentirme aún más nerviosa-Luego podría devolverte a tu casa-su mano pasó con suavidad hacía mi rodilla-o hacer lo que tu quieras.

Terminó en un susurró y comenzó a subir su mano por mi muslo. Cuando pensé en golpearlo o algo parecido un montón de bocinas comenzaron a escucharse indicando que se moviera debido a la luz verde.
Daniel arrancó con rapidez y manejó a una alta velocidad. A mitad de camino devolvió su mano a mi pierna y se la quité con brusquedad.

-deja de tocarme-rogué cruzándome de brazos.

Se rió y luego pasó su mano por su cara y en pocos segundos la devolvió a mi pierna.

-¡Ya basta!-chillé moviéndome con brusquedad-detén el auto.

-¿qué?

-¡Que detengas el maldito auto!-rogué.

Suspiró enojado y luego comenzó a aminorar la velocidad hasta que se detuvo.
Bajé con brusquedad y cerré la puerta de un portazo para comenzar a caminar por mi cuenta.

-Vamos Summer, no hagas esto-manejó a una velocidad mínima para ir junto a mi.

-Aléjate de mi Daniel, no quiero que vuelvas a tocarme-escupí intentando caminar más rápido.

-Vamos Summer, sube al coche por favor-no contesté y me mantuve firme a mi decisión de caminar- bien, vete al diablo, maldita virgen.

Lo miré ofendida pero él apenas se enteró ya que subió la velocidad y desapareció con rapidez.
Suspiré con fuerza completamente enfurecida con él, había sido un idiota total, primero finge ser tierno y cuando menos lo esperas está intentando acostarse contigo, un completo idiota.

No sabía exactamente donde estaba, nunca había estado por aquí y era de noche, estaba obscuro y apenas podía ver por donde iba, lo cual dificultaba el hecho de ubicarme.
Llamé a Olivia para que pasará por mi pero no podía, Charlie tampoco y claro que llamar a mi padre no era una opción. El nombre y número de Jonah iluminaron mi pantalla y me negué a llamarlo, él también había sido un idiota y no quería saber nada con él. Pero torpemente tropecé con una pequeña piedra, no terminé en el suelo pero si mi teléfono, al levantarlo vi como la llamada a Jonah estaba en espera a que él aceptara.

-¡Carajo!-exclamé finalizando la llamada.

Una llamada perdida de lo que se podría considerar tu ex o algo parecido nunca era bueno, y más aún si eras un idiota y decidías alejarte de ella.

Mirando mis opciones noté que al fin y al cabo sólo tenía una clara a la vista, caminar hasta mi casa y así lo hice; Tomé algún tipo de fuerza que ni sabía que tenía y con ayuda del mapa de mi teléfono comencé a emprender camino a mi casa.

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