60.
Jennie pov.
Cada navidad cuando era niña mi papá nos traía a Brooklyn para pasar las fiestas decembrinas. A mis hermanos si les había tocado convivir con mi mamá en estas fechas, lamentablemente a mí no, sin embargo mis abuelos trataron de hacer todo lo posible por llenar ese vacío maternal que tenía y año con año en navidad me llevaban a casa de la hermana gemela de mi madre, Judie. La tía Judie se encargaba de hacerme la niña más feliz de todas cada navidad, ya que ella me llevaba a hacer muñecos de nieve, a montar en trineo, a conocer al simpático Santa Claus del centro comercial y también me ayudaba a hacer galletas, todo lo que se supone que hacia mi madre con mis hermanos cada navidad.
La casa de Brooklyn fue la primera casa donde vivieron mis padres y dónde Leo pasó sus primeros años de vida hasta que nació Taehyung, que fue cuando se mudaron a Nashville bajo el mandato de mi abuelo Jason, padre de mi papá.
En Nashville fue donde nacimo mis demás hermanos y yo, pero definitivamente la casa de Brooklyn era un lugar especial para todos. Sobre todo para mi difunta y preciada madre.
Todos los años desde que cumplí quince, mis hermanos y yo nos habíamos hecho la costumbre de ir a centros comerciales y comprar muchos postres navideños para después comerlos alrededor de la chimenea mientras jugábamos póker. También salíamos al centro comercial para comprar nuestro típico regalo mal intencionado de último momento. El regalo mal intencionado consistía en un intercambio de regalos que hacíamos donde a la persona que nos tocaba teníamos que comprarle lo que menos le gustará y que definitivamente no usaría pero debía en navidad.
En noche buena desde que nacieron las gemelas, organizabamos una pequeña función de títeres de algún cuento navideño para hacer feliz a las niñas. También con mis cuñadas me dedicaba a decorar galletas.
Irene normalmente prefería ayudar a preparar el pavo, pero al final siempre la terminabamos convenciendo de hacer una que otra galleta con decoración extraña.
Mis hermanos y mi papá la mañana antes de Navidad siempre iban a un bar que había en la zona residencial donde se dedicaban plenamente a hablar de cosas chuscas de hombres.
Todos los años eran especiales, pero estaba segura que este año lo sería aún más, ¿y eso por qué? bueno, era sencillo, sería un buen año porque Chaeyoung estaría a mi lado.
Estaba totalmente emocionada de poder compartir a lado de Chaeyoung todas las cosas que hacía con mi familia. Saber que ella estaría a mi lado cuando hiciéramos el brindis en la cena me hacía muy feliz.
Ella podría ayudarme a decorar las galletas y lo más probable es que participara en la obra de marionetas solo para verme feliz a pesar de que no tenía tanto favoritismo hacia mis sobrinas ya que siempre nos interrumpían en momentos en los que no debían hacerlo.
O al menos eso era todo lo que pensaba antes de que llegaríamos a Brooklyn, ya que en lugar de compartir mis tradiciones, Chaeyoung había decidido que lo mejor era pasarse todo el día fuera de la casa trabajando a pesar de estar muy lejos de Nashville y de la disquera.
- ¿Por qué esa cara, Jen? - me preguntó Chris sentándose a lado mío en el sillón
- Chaeyoung. - respondí con tristeza - Me dijo que sólo saldría un momento y estaría antes de que volviéramos del centro comercial y aún no está aquí. - recosté mi cabeza en el hombro de mi hermano suspirando.
- Tranquila, a lo mejor y está buscando tu regalo. - pasó su brazo por mis hombros - ¿No crees?
- No, ella dijo que ya me había comprado mi regalo en Nashville. - me quejé - ¿Y sabes que es lo peor de todo esto, Chris? - negó - ¡Que ni siquiera me responde el maldito teléfono!
- Woah, lamento eso, mi amor, pero se me ha descargado. - me levanté rápidamente del sillón tan pronto como oí la voz de mi novia - Hola, guapa. - saludó cuando corrí a abrazarla envolviendo mis piernas en su cintura - ¿Estás enojada?
- Ya no. - suspiré al sentir su aroma a lavanda inundando mis fosas nasales -¿Por qué tardaste tanto?
- Necesitaba ocuparme de unos asuntos. Ashton quería que mandara a verificar algunas cosas de uno de nuestros clientes. Al parecer no está conforme con el contrato. - explicó
- Está bien, lo importantes es que ya estás aquí conmigo. - me bajé de ella y besé su mejilla - ¿A qué hora vienen Wendy y Ashton?
Los Manoban habían llegado hace poco menos de tres horas cuando habíamos regresado del centro comercial así que eso me tenía tranquila, sin embargo los Son aún no llegaban y eso me tenía sorprendida ya que ellos eran demasiado puntuales.
- Uh, de eso quería hablarte. - rascó su nuca e hizo una mueca
- ¿No van a venir?
- No, no es eso, mi amor. - respondió - Vendrán todos, bueno, excepto por Ashton. - alcé una ceja
- ¿Por qué no va a venir?
- Tenemos que arreglar lo de nuestros cliente. Ernest, nuestro abogado, está molesto porque el chico se niega a cumplir ciertas normas del contrato y tenemos que solu...
- ¿Tenemos? - la interrumpí
- Sí, buenos, yo...
- ¿Te has a ir?
- Jen, lo siento muchísimo, es mi trabajo y sabes que recién estamos empezando, no podemos tener este tipo de errores al principio del negocio porque puede dar de que hablar.
- ¿Te vas a ir? - repetí.
- Sí, lo lamento. - trató de acercarse a mi pero me alejé - Mi amor, por favor no me hagas esto, prometo venir mañana a primera hora.
- Sólo quería pasar estos dos días contigo, Chaeyoung. - le dije tratando de contener mis lágrimas - Lo hablamos hace cinco días y ya habíamos quedados en algo. Dijiste que no trabajarían y que tendríamos una navidad especial.
- Vamos a Tenerife una navi...
- No, no la tendremos. - volví a interrumpir - Nada es especial sino estás a mi lados. - la voz me falló un poco al decir la última palabra - Porque favor, solo vete al trabajo. - pedí dándome la vuelta para subir corriendo las escaleras de la casa
¿Estaba decepcionada? Sí. ¿Había exagerado la situación? Quizá, pero no podía evitarlo sabiendo que estos días los habíamos planeado ya con tiempo. Tenía la esperanza de hacer todas mis tradiciones familiares con Chaeyoung. Estaba completamente ilusionada por beber vino a su lado y abrazarla por la noche mientras hacíamos el amor en la madrugada del día de Navidad.
- - - - - -
Chaeyoung se había ido hace ya cuatro horas y hace dos habían llegado los Son. Oli, el hijo de la hermana de Chaeyoung, se acopló rápidamente a mis sobrinas y ahora estaba corriendo por toda la casa a lado de ellas. El señor Son se había ofrecido a ayudar a mi padre a sacar unas cosas del diván y Wendy aún estaba hablando por teléfono con su futuro esposo.
La cena llegó más rápido de lo que creí y me resigné a seguir esperando que por la puerta apareciera mi novia con su típica sonrisa ladina.
- Jennie, tu teléfono está sonando desde hace varios minutos. - dijo Irene sacándome de mi inconsciencia
Al parecer me había quedado observando el árbol de navidad y había perdido noción de todo aquello que pasaba a mi alrededor.
Saqué el teléfono de mi bolsillo y no pude evitar sentir latir rápidamente mi corazón al ver en el identificador de llamadas el nombre de Chaeyoung.
- ¿Sí?
- Sé que estás enojada conmigo, mi amor, pero por favor no aprietes tanto el teléfono, tus nudillos se están poniendo blancos. - suavice el agarre de mi teléfono y entonces capté que Chaeyoung había adivinado lo que estaba haciendo
- ¿Cómo sabías que estaba apretando el teléfono?
- Bueno, soy adivina. - fruncí el ceño - ¿Sabías que te ves hermosa cuando haces esa cara? - alcé una ceja - También cuando levantas tu ceja de esa forma estás hermosa.
- ¿Cómo sabes que es lo que estoy haciendo? - me levanté de la mesa bajo la atenta mirada de toda mi familia y de la familia de mi novia
- Pídele a tu padre que te de las llaves del invernadero. - dijo ignorando mi pregunta.
Volteé a ver a mi papá y me sorprendí al ver que me extendía lo que me había pedido Chaeyoung, las llaves.
- ¿Pero qué...?
- Ve y averígualo tu misma. - me guiñó un ojo y ví sonreír a todos, a mis hermanos, a mis cuñadas, a los Manoban y a los Son.
- No te precipites, mi amor. Ve con calma al invernadero pero antes ponte un suéter. - asentí y caminé hasta el perchero donde estaba colgado mi abrigo y después salí al patio trasero de la casa y llegué hasta donde estaba el invernadero que mi madre había hecho construir para sus plantas, el cual había estado cerrado desde que ella falleció - Respira hondo, por favor. Escucha mi voz, bebé, estoy aquí contigo.
- ¿Qué hay dentro?
- Tienes que averiguarlo. - respondió - Voy a contar hasta tres, cuando llegue al último número quiero que metas la llave y abras, ¿Ok?
- Ok.
- Uno. - repetí el mismo número en mi mente mientras acercaba la llave.
- Dos. - dos.
- Tres. - inserte la llave en la cerradura y abrí la puerta.
Rosas. Dentro del invernadero habían cientos y cientos de rosas, pero ¿cómo? Se supone que este lugar había permanecido cerrado desde hace ya varios años.
Miré a mi alrededor y ví todo tipo de rosas. Habían rosas rojas, rosas blancas, rosas amarillas, e incluso rosas rosadas, sin embargo lo que más llamó mi atención fue la silueta que estaba a espaldas de una cortina.
- ¿Qué es lo que ves?
- ¿Tu espalda? - pregunté acercándome a la sombra
- No. - rió
- Entonces, ¿quién es?
- Sólo es un distractor. - respondió la voz de mi novia a mis espaldas - Hola, mi amor. - me sonrió.
- ¿No se supone que estabas en Nashville? - pregunté sorprendida.
- ¿Y qué tendría yo que estar haciendo allá cuando el amor de mi vida está acá en Brooklyn? - respondió.
- Eres... - me acerqué a ella - Eres unas boba, Chaeyoung. - reí un poco mientras limpiaba mis lágrimas - ¿Por qué me has mentido de esta manera?
- Quería darte una sorpresa. - se encogió de hombros mientras rodeaba mi cintura con sus brazos - ¿Te ha gustado?
- Me encantó. - recosté mi cabeza en su pecho - Gracias por traer a la vida el lugar favorito de mi mamá.
- No hay de qué, mi amor, pero, hay algo que necesito decirte. - me alejó un poco de ella sin soltarme del todo
- ¿Es algo malo?
- No, bueno, no creo. - me guiñó un ojo - ¿Recuerdas esa historia de cómo tu padre conoció a tu madre?
Asentí. ¿Cómo podría no recordar una historia tan bella como esa? Mi papá solía contarme esa historia cada noche antes de dormir.
- ¿Recuerdas donde estaban?
- Cerca de unos rosales en... - me quedé callada de golpe - ¿Por qué me estás preguntando esto?
Se separó completamente de mí y comenzó a caminar por el invernadero tocando con la punta de sus dedos los pétalos de las rosas hasta que llegó a donde estaba la cortina que tenía una sombra.
- Vaya, qué pintura tan curiosa. - comenzó a decir - Disculpe, señorita. ¿podría acercarse un poco? - desconcertada me acerqué a ella pero me detuve al instante en el que ví como Irene aparecía de la nada y se acercaba a mi novia - ¿Quién es el autor de esta extraña obra y por qué la está exhibiendo en este lugar lleno de rosas? - preguntó Chaeyoung.
- Es la señorita Kim, la joven que está ahí de pie cerca de las rosas rojas, son sus favoritas. - respondió mi cuñada y entonces todo hizo click en mi cabeza haciendo que algunas lágrimas aparecieran en mis ojos
Chaeyoung estaba recreando aquel día en el que mis padres se conocieron.
- ¿Lo recuerdas? - habló mi novia llamando mi atención mientras se acercaba nuevamente a mí.
- Sí. - respondí en un hilo de voz
- Se que no nos conocimos en un lugar lleno de rosas, y que quizá nuestro primer encuentro no fue el más romántico de todos, ¿pero sabes qué? Te aseguro que nuestro futuro va a ser aún mejor y más fantástico. Te lo dije cuando te pedí que fueras mi novia y te lo vuelvo a repetir; quiero todo contigo, Jennie, absolutamente todo, desde un par de anillos que hagan juego hasta un par de niños que tengan el color de tus ojos. - sacó una caja de terciopelo de su espalda y se hincó delante de mí - Eres el amor de mi vida, Kim Jennie y te juro que nada me haría más feliz que pasar muchísimos años a tu lado, ¿Te gustaría casarte conmigo?
Miles de lágrimas comenzaron a descender por mis mejillas y llevé mis manos hacia mi boca para ahogar los pequeños sollozos que salían de mi interior. ¿Esto era real? ¿Ella me estaba pidiendo matrimonio?
Mi corazón comenzó a latir más rápido de lo habitual y me agaché para quedar a su altura.
- Te amo. - logré decir antes de besarla con todo el amor que sentía por ella
- ¿Eso es un sí? - preguntó alejándose un poco de mi para verme a los ojos
- Sí cielo, sí quiero casarme contigo, sí quiero ser tu esposa. - sonreí al mismo tiempo que ella y luego cerré los ojos al sentir sus labios sobre los míos.
Ahora entendía porque se había ido así de la nada y porque todos estaban tranquilos con que ella no estuviera presente en la cena. Al parecer todos eran parte de un complot.
- Ven. - dejó de besarme para ponerme el anillo en la mano y luego me ayudó a levantarme para después tomarme de la mano para llevarme a fuera del invernadero donde estaban todos nuestros familiares - ¡Dijo que sí! - gritó Chaeyoung haciendo que todos estallaran en vitores de alegría.
Observé como Chaeyoung iba corriendo a abrazar a los Manoban y después se envolvía en un abrazo muy emotivo con Wendy y luego con su padre.
Sonreí al ver a mi novia llena de felicidad y luego bajé la mirada al anillo que adornaba mi mano y sonreí ampliamente para después ir a abrazar a mi padre y mis hermanos.
Al final sí había resultado ser una navidad muy especial.
FIN.
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