53.
Conseguir trabajo nunca fue tan complicado para mí como lo estaba siendo actualmente. Había ido a cada uno de los bares y restaurantes de Nashville pero todos me habían rechazado, tanto como para músico como para mesera. Y ni hablar de tiendas de autoservicio, de gasolineras, o de hoteles.
Todo iba de mal en peor en mi cuestión económica, así que tuve que recorrer a mi última oportunidad; tocar en las calles.
Navidad se acercaba cada vez más y eso me tenía ansiosa, porque aún no le compraba regalos a los Manoban y a mi novia. Por un momento pensé en sacar algo de dinero de mi cuenta bancaria, pero al final recapacité y me repetí a mí misma que ese dinero era para alguna emergencia importante.
Mi estrés iba aumentando con el paso de los días hasta que una noche me topé con Wendy y Oli.
- ¡Tía Rosé! - gritó el chiquillo tan pronto me reconoció.
La relación que tenía con los Son era un poco extraña. Ya podía estar con ellos en una misma habitación sin incomodarme tanto, pero cada que se referían a mi como "hermana" o "hija" yo me convertía en un manojo de nervios y todo se tornaba feo, al contrario de cuando Oliver o Ashton me decían "cuñada" o "tía".
- ¡Hola, bribón! - correspondí el abrazo que me estaba dando.
- ¿Qué haces aquí, tía?
- Estoy tratando de ganar un poco de dinero extra, pero creo que la gente prefiere al gordo barbón de rojo. - por alguna razón a las personas les parecía más atractivo observar a un falso santa Claus tocar el saxofón.
- ¿Y por qué no te vistes así? - preguntó Wendy sonriendo con diversión.
- ¿Bromeas? ¡Tendría que conseguir una panza falsa! O los niños comenzarían a creer que Santa tiene problemas alimenticios.
- Existe el relleno, tía. Y creo que a la tía Jennie le gustaría verte así. - dijo inocentemente Oli.
- Sí, quizá a Jennie le parecería muy interesante verte de esa forma. - mi cerebro no captaba a lo que se refería Wendy hasta que ella comenzó a alzar y bajar las cejas con picardía.
- Bueno, en ese caso... - me encogí de hombros haciéndolos reír.
¿Cómo terminó aquello? Bueno, al final sí conseguí el maldito traje de Santa Claus con todo y el relleno. Las ganancias aumentaron y podía ganar cerca de doscientos dólares por día.
En cuanto a Jennie, Wendy tenía razón. Una noche fuí a recogerla vestida de Santa - sin relleno, claro - al hospital y bueno, salimos como a la una de la madrugada de ahí ya que tan pronto como entré a su consultorio ella saltó encima de mí y comenzó a desvestirme.
Nunca veré de la misma manera a su consultorio. Y por eso mismo ahora cuando la recogía prefería esperar afuera porque si entraba lo más seguro era que hiciéramos el amor dónde sus pacientes se recostaban.
Mi novia se había vuelto una maniática del sexo, y no es que no me gustará, al contrario, era excitante verla excitada a todo momento, pero a veces era un poco incómodo porque quería estar encima de mí todo el tiempo en lugares donde definitivamente no debería hacerlo, por ejemplo, la casa de su padre.
Kim Ji Chul me dió una plática muy extensa en compañía de su ejército de varones sobre lo qué me sucedería si llegaba a lastimas a su pequeña princesa, sin embargo al final de esa conversación llegó otra, el sexo. Nunca había tenido una plática tan incómoda como la de aquel día.
La relación con los Kim luego de mi plática con Taehyung había mejorado un poco. Ya no me miraban como si quisiera asesinarme, ahora solo lo hacían como si quisieran que alguno de sus perros me mordiera y supongo que eso estaba bien.
- ¡Chaeyoung! - salté en el sillón al oír a mi novia gritándome en el oído.
- ¡Muñeca! - grité de vuelta - ¿Quieres que me dé un paro o algo así?
- Te estoy hablando desde hace rato y lo único que hacías era observar a la nada y hacer gestos extraños.
- Oh, lo siento, bebé. - me levanté del sillón y la envolví en mis brazos - Estaba pensando en todo lo que ha pasado en estos días.
- ¿Cómo en que cosas? - preguntó recostando su cabeza en mi pecho.
- En como ahora soy un Santa Musical en las calles, en tu inexplicable apetito sexual, en los Son y en tu familia. - expliqué suavemente.
- ¿Por qué pones la palabra sexual y "tu familia" en la misma oración? Suena horrible, Chaeyoung. - se quejó.
- Lo siento, bebé. - reí.
- ¿Sabes qué? - se separó un poco de mi para observarme y colocó sus manos en mi pecho - Quizá deberías ir a ponerte ese traje rojo...
- No.
- Y la barba...
- No.
- Para que pueda decirle a Santa que es lo que quiero para navidad, y que después podamos tener un poco de diversión en mi sala. - solté un pequeño gemido, amaba cuando mi novia se ponía modo sexual.
- No. - volví a negarme.
- O podemos hacer algo mejor. - se dejó caer en el sillón pero al hacerlo me jaló con ella así que ahora yo estaba recostada encima de su cuerpo - Puede que me haya comprado lencería roja y quiera usarla contigo.
- ¿Ah sí? - me acerqué a su cuello y comencé a besarlo muy lentamente - ¿Por qué no vas y te la pones?
- Porqué quiero a mi Santa. - hizo un puchero - Mi sexy Santa.
- Me pones mucho.
- ¿Sí?
- Muchísimo. Por favor, cásate conmigo. - pedí casualmente.
- ¿Qué? ¡Amor! Te dije que hay que esperar mínimo dos años.
- No quiero esperar, ya quiero que seas la señora Park. - ahora era mi turno de hacer un puchero.
- Eres adorable, me encantas y te amo muchísimo. - me tomó de las mejillas y comenzó a besarme de la forma que solo ella sabía hacer.
Mi lengua se adentro felizmente en su boca y comenzó una batalla de poder contra su lengua. Colé mis manos dentro de su playera y alcancé rápidamente sus pechos desnudos, apretandolos y mondeandolos en mis manos haciéndola gemir.
La temperatura estaba subiendo y dejando todo a su alrededor tan caliente como nosotras hasta que la jodida puerta sonó.
- ¿Por qué siempre interrumpen? - me dejé caer sobre el pecho de mi novia echando maldiciones en mi mente.
- Es Lisa. - dijo entrecortadamente.
- ¡Voy a asesinarla! - me levanté con la intención de caminar hasta la puerta y golpear a mi mejor amiga pero la mano de mi novia lo impidió.
- ¿No podrías asesinarla con algo de ropa puesta? - señaló mi torso desnudo - No es que me moleste verte así, pero es algo que solo yo tengo el derecho de admirar, así que vístete.
- Me encanta cuando eres así de posesiva, guapa. - le dí un pequeño beso en los labios antes de agacharme a recoger mi playera - ¿Ya puedo ir a asesinarla? - pregunté.
- No, está Ann ahí afuera así que evita tus impulsos asesinos. - advirtió - Yo iré al baño para acomodarme el cabello, no quiero que tu madre piense que estábamos a punto de tener sexo.
- Pero estábamos a punto de tener sexo, guapa. - me quejé.
- Sí, pero eso es algo que no tienen que saber ni Lisa, ni tu madre, ¿entiendes, cielo? - besó mi mejilla - Ahora ve a abrirles, diles que yo regreso en unos minutos.
Cuando mi novia desapareció por las escaleras me permití sonreír. Era la tercera vez que se refería a Ann como mi madre y eso era muy lindo. ¿Qué me diría Ann si yo la llegaba a llamar de esa forma?
Negué tratando de alejar esa idea de mi mente y caminé hasta la puerta. Tan pronto como abrí entró Ann dejando un beso en mi frente y después entro Lisa.
- ¿Qué? - pregunté al ver como me estaba observando - ¿Qué pasa?
- ¿Estabas teniendo sexo con Jennie? - abrí la boca sorprendida - ¡Lo sabía!
- ¡Lisa!
- ¡Mamá, Chaeng estaba teniendo sexo con Jennie mientras nosotras estábamos afuera! - gritó ella mientras corría a la cocina.
- ¡Lalisa, cállate!
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