47.
Me coloqué frente a Jennie para de alguna manera protegerla y me puse totalmente derecha para demostrarle al tipo que me estaba apuntando con su arma que no le tenía miedo.
- ¿Sabes? Hace veintiocho años pensé que jamás en mi vida te volvería a ver desde que fui a conocerte en la incubadora la noche que mataste a mi esposa. - fruncí el ceño.
- ¿De qué está hablando?
- ¡No lo escuches, Rosé! - gritó Wendy ganándose un golpe con la pistola que sostenía una mujer que estaba atrás de ella.
- ¡Wendy! - gritó su padre.
Di un paso adelante cuando vi que Wendy cayó inconsciente en el suelo tras recibir aquel golpe, pero me detuve cuando reconocí a la mujer que la había golpeado.
- ¿Qué diablos haces aquí?
- Hola, hermanita. - me saludó al mismo tiempo que una sonrisa malévola se formaba en su cara.
- ¿Te das cuenta que estás en medio de una reunión familiar, hija?
- No me llame así. - apreté los puños.
- ¿Por qué no? si se supone que es eso lo que eres, digo, llevas mi apellido. - tragué en seco al ver como recargaba el arma y empezaba a jugar con ella - Déjame presentarme formalmente. Soy Isaac Park, tu padre.
- ¡Tú no eres su padre! - gritó el señor Son - ¡Deja de decirle ... - sus gritos fueron silenciandose poco a poco.
Lo único que estaba en me mente era aquel: "Soy Isaac Park, tu padre.", y lo único que hacía esa oración era repetirse y repetirse. Afortunadamente cuando mis piernas temblaron Jennie estaba atrás de mí para sostenerme.
- Cállate, estúpido imbécil. - el sonido de un balazo y el grito de Jennie fue lo que me trajo nuevamente a la realidad; le habían disparado en el hombro al padre de Wendy.
- Rosé, Rosé no lo escuches. - habló adolorido el señor Son- Él no es tu padre, no lo es, ¡ahhhhg! - gritó cuando Alice le dió una patada en el hombro lastimado.
- Bien hecho, Al. - volvió a recargar el arma - Ahora, ¿en que estábamos, hija? - llevó una mano a su barbilla fingiendo pensar - Oh sí, me estaba presentando. ¿No estás contenta de ver a tu padre, Roseanne? ¿O es que acaso no te enseñaron modales en el maldito orfanato?
- Oiga, no le hablé de esa forma. - tomé la muñeca de Jennie a tiempo antes de que continuara caminando hacia el enfermo que estaba frente a nosotras.
- ¿Quién es? ¿Tu novia? - observó a Jennie con tanta curiosidad que nuevamente la escondí atrás de mí - ¿No vas a presentarme, hija?
- Dejé de llamarme así. - pedí con desprecio - Usted no es mi padre.
- ¡En eso tienes toda la jodida razón! ¡Yo no soy tu asqueroso padre, maldita! - gritó molesto caminando amenazadoramente hacía mi con la pistola apuntandome - ¡Mírame a los ojos cuando te hable! - pegó el arma contra mi cuello haciendo gritar a mi novia por la acción - Quiero que me mires cuando te mate. - exclamó.
- ¡Jennie, no! - grité cuando la sentí alejarse de mí con la intención de defenderme otra vez.
- ¿A dónde crees que vas, maldita desviada? - Alice tomó del cabello a mi novia y la tiró contra el piso - Ni se te ocurra moverte.
- ¡No, no, déjala, a ella no la toquen! - me moví rápidamente golpeando la pistola lejos de mí para caminar hasta Jennie, pero algo caliente paso por mi pierna derecha haciéndome gritar y caer al suelo.
- ¡Chaeyoung! - oí gritar desesperadamente a mi novia al mismo tiempo que el señor Son.
- ¿Acaso crees que estoy jugando? - me preguntó mientras de ponía de cuclillas cerca de mi - No me importaría dispararte otra vez si sigues actuando como una estúpida.
- Déjala, Isaac, por favor. - suplicó sollozando el padre de Wendy.
- ¿Lo estás escuchando? - desvié la mirada hacia donde estaba Jennie mirándome con preocupación y miedo - Mírame, maldita sea. - me tomó de la barbilla y me obligó a mirarlo apretándome con mucha fuerza - Respóndeme. ¿Lo estás escuchando? ¿Lo oyes suplicar para que te deje en paz? ¿Sabes por qué lo está haciendo, lo sabes? - me apretó aún más haciendo que levantara una de mis manos y lo tomara de la muñeca para tratar de alejarlo de mí.
- No lo sé. - dije finalmente
- Te lo diré. - se levantó y camino hasta el señor Mazella, levantándolo del cuello de su camisa colocando el arma en su cabeza - Daniel Son, un famoso empresario que alguna vez fue mi mejor amigo. ¿Sabes por qué dejó de ser mi mejor amigo?
- N-no me interesa. - respondí adolorida; la herida que me hizo la bala me estaba doliendo demasiado en estos momentos.
- ¡Tiene que interesarte! - gritó - Este hombre que ves aquí se acostó con mi mujer el día antes de mi boda. Fue así como dejamos de ser amigos, y entonces me mudé a Nashville. ¿Y sabes que pasó después?
- N-no.
- El viajo a Nashville, se topó con mi esposa y la jodidamente embarazó. - el corazón comenzó a latirme rápidamente - Embarazó a mi mujer y luego regresó a Washington para seguir con su vida. Te abandonó.
- Por favor, cállese. - pedí mientras negaba con la cabeza - Por favor.
- Tu madre fue tan puta y egoísta que fingió todo el tiempo que el bebé que llevaba en su vientre era mío, mi sangre, ¿y sabes que hice? Te amé. Olvidé la infidelidad que cometió el día antes de nuestra boda y me dediqué a cuidarla en cuerpo y alma porque la mujer que yo amaba me iba a dar un maldito bebé de mi propia sangre.
- Por favor, no siga. - dije en un hilo de voz tratando que no se formarán lágrimas en mis ojos.
- Te compré ropa, juguetes y yo mismo decoré tu habitación. Pero entonces el día del parto tu también me lastimaste. - la sonrisa que él tenía en el rostro hasta hace unos segundos se borró por completo - Una enfermera salió y me dijo que Clare había muerto dando a luz. Mi esposa murió por tu culpa. La mataste. ¡Tú la mataste! - gritó fuertemente lo último.
- La estás lastimando, Isaac, por favor ya no sigas con esto. - suplicó el señor Son ganándose otro disparó; afortunadamente en esta ocasión la bala solo le había rosado la pierna - ¡Ahhhhhhhg! - gritó de dolor.
- ¡Cállate, estúpido, cállate! - recargó el arma nuevamente y luego pasó su mano por su cara suspirando - Luego de decirme que mi esposa había muerto, la enfermera me llevó a la zona de incubadoras, al parecer naciste defectuosa o algo así y tuvieron que ponerte un respirador. - dijo despectivamente - Tan pronto te vi todo el amor que alguna vez te tuve desapareció y fue sustituido por odio, puro y completo odio.
- Usted está enfermo. - dije.
- Eran tan egoísta como Daniel. Ambos querían quitarme a Clare y lo lograron. - rió - Tuve que fingir ir a comprar unas cosas para ti para poder huir del hospital. Después me fui del país y te dejé abandonada, a ti y al cuerpo de tu madre. No quería una esposa muerta y mucho menos a una maldita asesina.
- ¿Y por qué estás aquí ahora? - le pregunté con enojo - Debiste continuar lejos; no te necesito ni nunca te necesité. Eres un maldito cobarde, eso eres.
- ¡Respetame, estúpida! - se alejó del señor Son y camino hasta mi para pegarme una cachetada - No tienes ningún derecho a faltarme el respeto. - me dió una patada en la misma pierna en la que me había disparado - Eres una maldita malagradecida, mínimo deberías respetarme por darte mi apellido y no dejarte como la bastarda y huérfana que eres. - volvió a patearme
- Déjela, por favor. - sollozó mi novia.
- Mi vida estaba tranquila hasta que recibí aquella carta diciéndome que nunca fuiste mi hija; Jackson Harris contrató un investigador privado y me proporcionó todo tipo de información tuya; desde cómo escapaste del orfanato hasta cómo empezaste a trabajar en un bar. - abrí los ojos con total sorpresa al oír el nombre del rubio idiota que tanto me odiaba; simplemente no podía creer que su odio había sido tanto como para llegar al extremo de investigarme - Él me ayudó a descubrir que jamás fuiste mi hija y que Clare no murió; también me ayudó a conseguir el veneno que había accidentalmente en el café que ella bebió el día que murió.
- ¿Qué me ves? ¿Creíste que estaría sorprendida por eso? ¿Quién crees que puso el veneno en el café? - preguntó Alice cuando voltee a verla - Obviamente soy una gran actriz y culpé la enfermedad que ya tenía ella. No sin antes deshacerme de la evidencia. - sonrió.
- Ustedes dos están enfermos. - dije totalmente sorprendida.
- Todos pagan por sus errores, tu madre ya pagó con el suyo, ahora le toca a tu padre. - señaló al señor Son - Sí, eso es, míralo por última vez, Roseanne. Admira a tu verdadero padre por última vez. - estiró su brazo y me apuntó con la pistola.
- ¡No, no, por favor, no! - oí gritar desesperadamente a mi novia.
- ¿Quieres decir tus últimas palabras, hija mía? - preguntó con maldad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top