43.
- Hmmm. - rasqué mi nuca - Jennie, ella es, hmmm, ella es Wendy. - me alejé de mi amiga para ponerme a lado de la Jennie - Wendy, ella es Jennie. - ví cómo ambas se miraban.
- Mucho gusto, soy Son Wendy. - extendió su mano hacia la pelinegra pero ella se limitó a observar a la castaña con una ceja levantada - Rosé me ha hablado mucho de ti. - agregó Wendy bajando su mano.
- ¿Sí? Bueno, me gustaría decir lo mismo, pero ella jamás me ha hablado de ti, Mandy.
- Uh, es Wendy.
- Como sea. - Jennie se acomodó un poco el cabello y luego pasó sus brazos por el torso de mi cuerpo para envolverme en un abrazo - Yo soy Jennie, la novia de Chaeyoung.
Agaché mi cabeza y la miré con absoluta sorpresa. ¿Ella realmente se había presentado como mi novia? Mi boca se abrió ligeramente tratando de decir algo, pero ninguna palabra parecía querer salir de mi boca.
- ¿En serio? es increíble poder oír eso. - dijo Wendy alegremente - ¿No perdiste el tiempo, eh Rosé.
- No, no lo perdió. - respondió Lauren.
- Bueno, es un gusto poder conocerte por fin en persona, Jennie. - le dió una pequeña caricia a su brazo. - Como te dije, Rosé no deja de hablar de ti todo el tiempo. E incluso Jong-dae tampoco dejaba de hablar de ti cuando íbamos en la escuela secundaria. - sonrió.
- ¿Jong-dae? ¿Quién es Jong-dae? - pregunté frunciendo el ceño mientras levantaba mis brazos para tomar a Jennie de la cintura y abrazarla posesivamente.
- ¿Mi hermano?
- ¿Tu hermano? - volví a preguntar.
- Estudié un tiempo con tu hermano hace muchos años. Y nuestros padres. - se señaló a sí misma y luego a Jennie - Son socios en uno que otro negocio que tienen por ahí.
- ¿Ya conocías a Lauren? - cuestioné sorprendida a la castaña.
- ¿En serio? Bueno, no tenía ni la menor idea. De todas formas, supongo que es un gusto conocerte. - habló Jennie ignorando el hecho de que yo había preguntado algo.
- Tengo que irme. - hizo un ademán de acercarse a mi para despedirse pero Jennie se abrazó más contra mí y nos alejó un poco de la castaña - Uh, ya veo. - rió al notar lo posesiva que era. - Supongo que nos vemos en unos días, chicas.
- ¿En unos días? - preguntó la Jennie alzando una ceja.
- Sí, invité a Rosé a la fiesta de cumpleaños de mi hijo. - al decir la palabra "hijo" el agarre de la Jennie contra mí se suavizó - Y sería un completo honor que pudieras acompañarla ese día.
- Oh... - se alejó de mi haciéndome gruñir por la falta de contacto - ¿Tienes un hijo?
- Sí, un pequeño muy adorable. - alzó su brazo para ver el reloj que estaba en su muñeca - Lo conocerán en la fiesta. Por el momento debo irme, así que espero verlas ahí. - nos sonrió por última vez y se dió la vuelta para empezar a caminar por la calle.
Por unos segundos nos limitamos plenamente a ver cómo Wendy desaparecía por la calle, pero luego de que John se aclarara la garganta, ambas salimos de nuestra ensoñación.
- Eres una boba, Park Chaeyoung. - dijo Jennie golpeando mi hombro - ¿Por qué rayos no me dijiste que esa mujer tiene un hijo? - volvió a golpearme, pero yo solo sonreí - ¡Borra esa sonrisa de tu rostro! - se quejó y comenzó a darme pequeños puñetazos en el pecho - Eres. Una. Boba. En. Todos. Los. Sentidos.
- Hey, guapa, tranquila. - la tomé de las muñecas para detener los golpes - ¿No crees que la agresión es innecesaria?
- Mereces más que lo que te estoy haciendo, Chaeyoung. - trató de soltarse de mi agarre pero yo bajé sus brazos y luego envolví mis brazos alrededor de ella riendo de sus quejidos - Suéltame.
- Nunca. - la alcé un poco y le robé un beso haciéndola refunfuñar - Eres un encanto cuando estás celosa.
- Bájame, Chaeyoung. - comenzó a retorcerse entre mis brazos para que la bajara - Ugh, bájame.
- No, no hasta que admitas que estabas celosa de Wendy. - reí al ver cómo seguía intentando escapar de mi agarre - Vamos, admitelo.
- No quiero.
- No seas caprichosa, cariño. - volví a robarle otro beso - Admítelo, bebé.
- Chaeyoung-ah. - volvió a quejarse tan pronto como comencé a llenar su cara de besos - Ya, déjame.
- ¿Por qué habría de hacerlo? ¿Eres mi novia, no? - la bajé al suelo pero sin soltarla - ¿No crees que es muy pronto para que me pidas dejarte?
- Idiota. - murmuró.
- Me encantas, mi amor.
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Narrador omnisciente.
Washington DC.
La recepcionista trató de detenerla pero ella la ignoró vilmente y se adentró por los pasillos del gimnasio privado de su abuelo.
- ¿Alice, qué haces aquí? - preguntó el hombre canoso bajandose de la caminadora - ¿Te das cuenta que son más de las once de la noche?
- Me importa un comino la hora, abuelo. Necesito que me digas porque rayos llegó el abogado de la familia a mi oficina a informarme que Roseanne Park iba a recibir un 30% de las acciones de la empresa. - gruñó la mujer evidentemente enojada
- Bueno, ella es mi nieta, Lice.
- ¡No, no lo es, yo soy tu nieta! - gritó - ¡Esa maldita huérfana solo es una muerta de hambre!
- ¡Alice Harvey, tu madre no te educó de esta forma! - le respondió gritando aún más fuerte el hombre a su nieta - Clare estaría completamente decepcionada de verte actuar de esta manera. Esa "huérfana" de la que estás hablando es tu hermana y merece parte del patrimonio que construyó tu madre.
- ¡No merece nada de eso, maldita sea! - tiró la repisa de pelotas de una patada - Yo trabajé duro para que me dieran el poder absoluto de la empresa, y esa imbécil solo aparece de la nada en los sueños de mi madre y llega a robar todo por lo que he estado trabajando toda mi vida. ¡En el testamento decía claramente que todo eso era para mí y que esa muerta de hambre solo se quedaría con la casa que mi madre tuvo en Nashville!
- No puedo creer lo egoísta que estás siendo con tu propia sangre, Alice. - dijo decepcionado - Roseanne vivió sin nada de lo que tú tuviste. Y a tu madre le hubiera gustado darle parte de...
- ¡No me interesa! - interrumpió - Ustedes decidieron abandonarla, ¿no? Bueno, no vengan con sus asquerosos actos de caridad para querer enmendar sus malditos errores.
- Nosotros no la abandonamos. No sabíamos de su existencia. Clare estaba muy mal cuando la encontramos, ella no recordaba mucho de lo que había pasado.
- ¿Y eso es mi culpa? ¡A mí me vale lo que haya pasado! Yo no tuve nada que ver con sus errores, así que no se metan con lo que es mío.
- La empresa no es tuya, a menos que tú hermana quiera venderte sus acciones. - explicó su abuelo.
- Ella no es mi hermana, ¿oíste? - dijo enojada - Y por su puesto que va a venderme esas malditas acciones.
- Es tu sangre, Alice.
- ¡No, no lo es! ¡Cállate y no vuelvas a decirlo jamás en lo que te queda de vida, ¿oíste viejo?! - el señor Harvey abrió la boca sorprendido por la actitud de su nieta - Me largo. Tengo que tomar un vuelo a Nashville.
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Rosé's P.O.V
Luego de unos cuantos besos más, terminé explicándole a Jennie de dónde conocía a Wendy y también le pedí formalmente que me acompañara a la fiesta de cumpleaños del pequeño Oliver.
Cuando finalizamos el tema de la fiesta de cumpleaños a la que iríamos juntas, Jennie empezó a hablarme a cerca de lo que había dicho sobre ser mi novia, lo cual me hizo muy feliz porque ella admitió sonriente que lo único que quería decirme aquella noche en Washington era un lindo, magnífico y precioso "SÍ".
Después de aquella confesión no pude evitar saltar de alegría y lanzarme sobre ella para besarla eufóricamente.
¡Tenía novia! ¡Kim Jennie era mi novia! ¡Ella era mi novia!
La besé con todas las ganas que tenía acumuladas dentro de mi desde hace dos semanas, y sin poder evitarlo la pegué contra la pared del bar. Y eso fue lo que hizo que alguien carraspeara detrás de nosotras.
John nos había dicho que no debíamos estar fuera del bar dándonos demostraciones de afecto porque en cualquier momento podía salir Taehyung y matarnos a las dos, así que decidimos irnos a la parte trasera del bar, sin embargo para llegar a ese lugar tuvimos que pasar entre todos los clientes del bar.
Tan pronto como llegamos a la parte trasera yo fuí directamente al lugar donde solía sentarme a fumar y me senté en el suelo, abriendo las piernas para que Jennie pudiera sentarse enfrente de mi apoyada en mi pecho.
- Ven, siéntate. - di unas palmadas en el hueco de asfalto que había entre mis piernas indicándole que debía sentarse en ahí - No muerdo, bebé, vamos, siéntate.
- Sigo enojada contigo. - dijo mientras se sentaba donde le había dicho y se recargaba sobre mí.
- Lo sé, lo sé. Lamento no haberte ido a ver al hospital en estas dos semanas, pero realmente me sentía un poco nerviosa por lo que pasó en Washington. - dejé un beso en su mejilla y pasé mis brazos por su cintura para después recargar mi barbilla en su hombro.
- Ya no debes estar nerviosa. - giró su cabeza a la derecha para verme mejor - Después de todo ya estamos juntas.
- Juntas. - murmuré saboreando la delicia de esa palabra - Tienes razón, cariño, ya estamos juntas. - me incliné un poco hacia ella y atrapé sus labios entre los míos.
Besarla era magnífico. Pero que ella me correspondiera el beso, era pura y verdadera magia.
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