28.
Tomé la pulsera entre mis manos y la miré atentamente. Podía asegurar que mínimo era de ocho kilates. En la parte trasera de la vista superior tenía grabado un "Victory", así que supuse que ese debía ser el nombre de la mujer que había dejado el sobre amarillo con John.
Dos golpes en el cristal del auto me hicieron volver a la realidad lejos de mis pensamientos. Volteé a mi lado derecho encontrandome con mi hermosa chica sonriendome levemente.
Salí del auto y caminé hasta ella. No pude evitar mirarla de arriba a abajo. Era jodidamente hermosa y si verla se pudiera considerar un deporte, yo definitivamente sería buenísima en él. Apuesto que ganaría hasta medallas y muchos trofeos.
La pelinegra traía puesta su bata blanca, y abajo de esta, llevaba unos jeans y una blusa verde menta. También estaba usando unos zapatos altos del mismo color que su blusa, así que gracias a esos zapatos ya no se veía tan pequeña a mi lado.
- Hey, hola. - saludé animadamente.
- Llegaste antes, eres puntual.
- Me gusta ser puntual. - por ti, pensé
- Eso es maravilloso. - sonrió - ¿Y a dónde iremos a comer? Estaba pensando que podríamos ir a ese nuevo restaurante de sushi que abrieron en el centro, ¿qué opinas?
¿Qué opinaba? Bueno, opinaba que yo definitivamente era enemiga de cualquier tipo de comida cruda, o cosida, no importaba el término, lo que me importaba a mí a mi paladar era el hecho de que fuera pescado, mariscos o calamares. El sushi no estaba entre mi top 10 de comidas favoritas, de hecho estaba en el top 10 de comidas que nunca comería; sin embargo si Jennie quería comer eso, yo tendría que hacer un esfuerzo para tratar de comer lo mismo.
- Lo que tu digas está bien. - dije finalmente; quitó un mechón de cabello que tenía en mi rostro, después acarició levemente mi mejilla pero al percatarse de lo que estaba haciendo me soltó rápidamente frunciendo el ceño.
- Hmmm, bien. Entonces, ¿nos vamos? - se removió incomoda en el lugar donde estaba parada.
- Sí, sí. - extendí mi brazo y le abrí la puerta del copiloto - Pase usted, bella dama. Su carruaje a llegado.
- Gracias. - dijo sonriendo cuando ya estaba dentro del carro, así que le guiñé un ojo cerrando la puerta con cuidado.
Rodeé el auto y me subí.
- ¿Puedo encender el radio? - preguntó tan pronto como yo estaba adentro colocándome el cinturón de seguridad.
- Claro, adelante.
- ¿Te gusta esta estación o le cambio?
- No, no. Escucha lo que quieras, no tengo problema con eso. - nos miramos unos segundos, el hermoso color de sus ojos me atraía como un imán para hacer que no parará de mirarle - Hmmm. - me aclaré la garganta desviando la mirada - ¿Ya te colocaste el cinturón de seguridad? - metí la llave en el carro girándola levemente para arrancar.
- Listo.
- Bien, ¿me indicas el camino? - murmuró un suave "sí" - Gracias.
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Narrador omnisciente.
La mujer que estaba apoyada en la pared vigilando aquel auto que ahora se alejaba sonrió levemente.
- ¿Viste eso, Ashton?
- Lo ví, cielo. - le contesto su futuro esposo - ¿Crees que esté saliendo con la hija del socio de tu papá?
- No creo, nunca las he visto besarse o algo así. Pero lo de la hija de Kim no importa ahora, ¿viste lo que estaba en sus manos, cierto?
- ¿Cómo se te cayó la pulsera? Tiene un broche de seguridad reforzado.
- Fue a propósito.
- ¿Qué dices? Wendy, ¿por qué?
- Estoy alistando nuestro futuro encuentro, quiero que sea algo sorpresivo y casual para que ella no sospeche nada. - dijo
- Pero ya se habían encontrado antes, en el bar. ¿recuerdas? la drogaste.
- Claro que lo recuerdo. - respondió irritada - Pero ella no, así que todo está bien. Lo tengo todo calculado, Ashton. - escuchó al hombre suspirar, así que ella también lo hizo - ¿En dónde está Oli?
- En casa de mi prima.
- Vamos por él. Me dieron ganas de comer sushi. - el hombre alto de cabello azabache negó levemente al oír la propuesta de su novia; ella estaba siendo un poco desesperada en cuando al tema de Chaeyoung y si seguía de esa forma, en cualquier momento todo su teatro se vendría abajo.
Ambos salieron del callejón en el que estaban escondidos y caminaron hasta su auto. Fueron en busca de su pequeño hijo, quien los esperaba ansiosamente para que por fin lo llevarán a conocer la ciudad como lo prometieron cuando llegaron.
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Rosé's P.O.V
Estacioné el auto frente al restaurante. Antes de bajarme le dije a Jennie que me esperara adentro.
Me metí al restaurante y le pedí un pequeño favor a una de las meseras.
Regresé hacía el auto y le abrí por fin la puerta a la pelinegra.
- Mademoiselle. - estiré mi mano para que la tomara - Il a un beau sourire. (Tiene una hermosa sonrisa.) - murmuré en francés cuando tomó mi mano sonriendome
- Oh, ¿hablas francés? - su voz tenía un toque de sorpresa - Gracias. - dijo cuando estuvo fuera del auto.
Cerré la puerta. Guardé las llaves en los bolsillos de mis jeans y después cambié de postura poniéndome más derecha de lo habitual. Acomodé mi brazo derecho de tal forma como lo hacen algunas personas cuando llevan a su lado a mujeres bellas en cenas elegantes.
- ¿Me permites llevarte del brazo? - pregunté tímidamente ya que la mirada que ella me estaba dando era muy intensa y lograba intimidarme.
- Por su puesto. - pasó su brazo izquierdo por mi brazo y se engancho en mi - ¿Entramos?
- Andando.
El restaurante era increíblemente asombroso por dentro. Las paredes eran ligeramente azules y tenían cientos de cuadros con fotografías o pinturas de criaturas marinas.
Las mesas eran redondas, aunque en algunas partes habían asientos como en cualquier establecimiento de comida rápida. Esos que siempre eran pegados a la pared y tenían asientos acolchonados y una mesa en medio.
La mesera a la cual le dí cincuenta dólares, rápidamente se acercó a nosotras y nos llevó a una mesa.
Yo en lo personal, quería sentarme en una de las mesas tipo Macdonald's, pero la mesera nos llevó a una de las mesas redondas.
- Les dejo el menú. Regreso en cinco minutos. Bienvenidas. - dijo la mesera, pero antes de irse me guiñó un ojo, gesto que no paso desapercibido por Jennie.
- Creo que le gustaste. - murmuró mientras leía el menú que nos había dejado la mesera.
- Sí, bueno, no me importa.
- ¿No? - puso el menú en la mesa - ¿Por qué? Ella es muy bonita.
- Eso no lo niego.
- ¿Entonces? - apoyó sus codos en la mesa y recargó su rostro en sus manos viéndome fijamente - Quizá deberías pedirle su número.
- No gracias. - empecé a jugar con los cubiertos y cucharas que habían en la mesa - No estoy interesada en ella.
- ¿Por qué no?
- Ya tengo alguien que me llama la atención. - bien, estaba en mis cinco minutos de valentía - Y te aseguro que es la mujer más hermosa de todo el mundo entero. - me incliné en la mesa para acercarme un poco más a Jennie - No necesito a nadie más.
- Hmmmm. ¿Y quién es e-ella?
- ¿Ya están listas para ordenar? - llegó la mesera interrumpiendo mi momento de valentía.
- Yo solo quiero un agua. - pedí
- ¿No vas a comer nada? - me preguntó la pelinegra con curiosidad, así que negué - Me traes salmón y unos rollos primavera. Y de beber, un poco de té helado, por favor.
- Bien, enseguida les traigo su orden.
- ¿No pediste sushi?
- No, algo me dice que no te gusta. - me enderece en mi lugar - ¿Me equivoco?
- No, para nada, pero ¿cómo lo supiste? - pregunté sorprendida
- Intuición. - se encogió de hombros - ¿Por qué retrasaron el ensayo para más tarde? Normalmente ensayan a esta hora siempre.
Pasé los siguientes quince minutos inventando una excusa sobre el porqué supuestamente los ensayos se habían atrasado. Por su puesto nada de eso era verdad y lo más probable es que se enterase de eso sí le preguntaba a su hermano, pero valía la pena el riesgo.
Antes de que llegara la mesera tuve tiempo de enviarle un mensaje a Joy informándole que llegaría tarde y debía de cubrirme para que Taehyung no se diera cuenta de mi ausencia en el ensayo. Ella aceptó, pero al igual que Lisa cada que le pido un favor, me pidió algo a cambio.
Ya no solo debía de lavar trastes un mes entero por culpa de Lisa, ahora también debía lavar la ropa de Joy por dos semanas. Esas dos eran unas aprovechadas de lo peor. Pero algún día yo me aprovecharía de ellas también y me vengaria de todo.
La comida de Jennie llegó, y juntó con ella también llegó la rosa que le pedí a la mesera que pusiera.
- ¿Qué es esto? - le preguntó.
- Cortesía de la casa. - contestó - Con su permiso. Buen provecho, señorita.
Tomó la rosa con cuidado y aspiro su aroma. Una pequeña sonrisa adorno sus labios.
- ¿Tú le pediste que la pusiera?
- Puede ser. - me recargué en la mesa - O puede ser que le gustaste a alguno de los chefs. - le guiñé el ojo
- Lo dudo mucho.
- Eres hermosa, cariño.
- Gracias. - respondió sonrojada.
Cuando creí que estaba a punto de empezar a comer, Jennie se levantó de la mesa. Por un momento pensé que se iría por culpa del detalle de la rosa, sin embargo me sorprendió cuando la ví mover su silla y su comida a lado mío.
- Podemos comer juntas. - sus mejillas aún estaban un poco rojas - Si quieres, claro. - agregó.
- No me gusta este tipo de comida.
- Q-quizá deberías probarla primero. - con los palillos que le dieron tomó un pedazo pequeño de salmón y lo acerco a mi boca - Abre. - pidió.
- No estoy muy segura de esto. - le respondí con los labios cerrados haciéndola reír - En serio, guapa.
- Confía en mí. - mirarla a los ojos definitivamente era un gran error, sobre todo cuando me pedía algo - Abre la boca, cariño. - mis ojos se abrieron de par en par al escucharla decirme de la misma manera y con el mismo tono de voz, lo que yo le decía a veces a ella.
La sorpresa de lo que oí fue lo que me hizo abrir ligeramente la boca. Fue en ese momento en que ella aprovecho para meterme ese salmón.
- Mastica. - me sonrió.
- Eres una listilla, te has aprovechado de mí. - le dije cuando terminé de masticar y tragué el salmón.
- Yo lo llamo estrategia. - me guiñó un ojo - ¿Quieres más? - negué.
- Quiero verte comer.
- Chaeyoung.
- Guapa. - dije con el mismo tono de voz con el que ella había dicho mi nombre.
- Está bien. - se resignó haciéndome reír - Pero la próxima vez que vengamos a comer, tú también tienes que comer. O mínimo aceptar mi comida. - exigió.
Próxima vez. La próxima vez.
Que dijera que seguirían habiendo próximas veces era algo hermoso y emocionante para mí. Y todo eso significaba que podía estar cada vez más cerca de ella y conquistarla.
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