15.
- ¿Cómo te sientes? - pregunté limpiando los rastros de lágrimas que habían en sus mejillas.
- Mucho mejor que hace unas horas atrás. - rió un poco - ¿Pensaste que estaba muerta o algo así?
- Maldición, sí. - ambas comenzamos a reír por mi respuesta y luego de unos segundos las risas pararon - ¿Qué es lo que tiene Ann?
- Tiene hecho mierda el corazón por lo que entendí. - se acostó nuevamente en el suelo - Llegó una carta en la mañana, era del hospital. Iba a llevársela a mis padres al restaurante pero la curiosidad me ganó y la abrí yo. - suspiró - Eran unos resultados los que venían en el sobre, Chaeng.
- ¿Y dónde está el sobre?
- Lo dejé en la barra de la cocina.
- Ahorita regreso. - le informe levantándome del suelo para caminar en dirección a la cocina.
Tomé las hojas que estaban encima de la barra y comencé a leerlas con cuidado. Conforme iba leyendo el nudo de mi garganta que ya había desaparecido hace unos minutos atrás volvía a hacerse presente, no podía ser verdad lo que leía. Ann realmente tenía hecho mierda el corazón y en cualquier momento podía sufrir un infarto e irse de este mundo, ¿Cómo era eso posible si ella se cuidaba muy bien?
Maldije en silencio mientras pasaba mis manos por mi rostro tratando de calmarme. Aquí decía que podían hacerle un transplante, pero que era una decisión que ella debía tomar para que la pudieran poner en la lista de espera lo más pronto posible.
Saqué mi teléfono del bolsillo de mis jeans y le mandé un mensaje a Joy.
Para: Lady Joy. 2:45 AM
¿Me acompañas a Kubs?
De: Lady Joy. 2:45 AM
¿Vas a beber, babysé?
Para: Lady Joy. 2:45 AM
NO ME LLAMES ASÍ.
Y sí, voy a beber.
¿Me acompañas o no?
De: Lady Joy. 2:46 AM
La pregunta ofende.
¿Dónde nos vemos?
Me levanté del banco de la barra de la cocina y observé a la distancia como Lisa se hacía bolita en el piso.
¿Realmente debería dejarla sabiendo que aún estaba sufriendo? ¿El alcohol es una solución correcta? Volví a la cocina y saqué una botella de aquella bebida energética que tanto amaba y me la bebí de golpe.
Para: Lady Joy. 2:50 AM
Afuera de Kubs.
Tiré la botella vacía en la basura y me dirigí hacia donde estaba Lisa.
- Regreso en unas horas.
- ¿Ya leíste todo? - preguntó
- Sí, y ya lo deje nuevamente en su lugar. Ve a la cama, Lis, puedes lastimarte el cuello y la espalda si duermes acá en el suelo. - la ayudé a levantarse y luego la encaminé hasta su habitación con cautela - Descansa.
- ¿A dónde vas, Chaeng?
- Saldré con una amiga.
- ¿La del fleco? - asentí - No me agrada esa chica, ella hace que tú tomes y te advertí que no volvieras a tomar, Chaeyoung.
- No lo haré. - dije mirándola a los ojos - Lo prometo, no llegaré borracha a casa. Ahora ve a dormir.
- No rompas tu promesa. - advirtió y luego se dió la vuelta para caminar hacia su cama - Cierra bien la puerta cuando te vayas. - pidió .
- - - - - - - - -
- ¡Roseanne, Rosé, Chaeyoung, Chaeng Park! - gritó Joy tan pronto me vio descender del auto de los Manoban - Creí que te arrepentias al último momento y me abandonarias aquí en el frío de la noche.
- No seas exagerada. Andando, necesito unos tragos. - golpeó mi espalda animadamente mientras murmuraba cuán orgullosa estaba de que haya querido salir de mi caparazón llamado "soledad".
Media hora más tarde ya iba por mi séptima botella de cerveza, mi cuarto shot de tequila y mi décimo vaso de vodka. Joy había desaparecido minutos atrás porque moría de ganas de hacer del baño y ahora yo me encontraba sola admirando el tarro de cerveza que yacía frente a mí en la barra pensando si debía o no tomarlo.
Hace unos segundos le había pedido al barman que me diera la cerveza en un tarro enorme en lugar de darme la botella y así lo había hecho, pero nunca imaginé que el tarro realmente fuera enorme.
- Te he observado desde lejos, y no creo que sea una gran decisión tomar eso. - comentó alguien a mi lado, pero ignoré sus palabras y continue analizando aquel tarro de cerveza - Me llamó Seung-wan. - dijo minutos después
- Rosé. - comenté sin interés
- ¿Estás sola, Rosé? - asentí sin pensar mucho en mi respuesta - ¿No crees que deberías llamar a alguien para que te lleve a casa? Creo que se te pasaron las copas un poco.
- No te metas en mis asuntos.
- Tranquila, yo solo digo. ¿Quieres que le llamé a alguien por ti? - negué - ¿Piensas beber eso? - me encogí de hombros y por fin voltee para encarar a la chica que estaba invadiendo mi espacio personal
La miré de arriba a abajo sin descaro alguno y alcé una ceja al instante. Tenía uno que otro rasgo físico que se parecía mucho a los míos y me sentí un poco extraña por eso. Fruncí el ceño observándola atentamente.
- ¿Quién diablos eres tú?
- Seung-wan. Son Seung-wan.
- Tienes un apellido muy raro. - dije minutos después para romper el silencio que se había creado entre nosotras
- ¿Nunca has oído de él? - negué y volví mi atención nuevamente al tarro - Creo que deberías dejarlo, Rosé.
- ¿Cuál es tu puto problema? - pregunté enojada, recién acababa de conocerla y ya se sentía con el derecho de opinar sobre mis decisiones
- Vaya, tranquila. Solo te estoy comentando que quizá no deberías tomar eso. Ya estás lo suficientemente borracha. - se levantó del taburete y sacó unos cuantos billetes de su bolsa de mano - Oye, quita eso de ahí y no dejes que su amiga pida más bebidas. - el mesero miró a la chica con sorpresa al igual que yo y rápidamente tomo todos los billetes que ella había vaciado en la barra - Vamos, voy a llevarte a casa.
- ¿Cuál es tu jodido problema? - logré formular la pregunta a pesar de que arrastraba las palabras por mi estado de ebriedad - Yo no me voy de aquí. - me crucé de brazos
- ¿Te interesaría saber que hay en mi auto? - sostuvo unas llaves frente a mi y las sacudió suavemente pero yo negué
- No me voy a acostar contigo.
- ¿Qué? - preguntó sorprendida - Diablos, no, no quiero que te acuestes conmigo, eso sería sumamente extraño.
- ¿Estás diciendo que soy fea? - vale, la chica había golpeado mi orgullo de una manera épica ya que era la primera vez que alguien me insinúaba que no era muy agradable a la vista humana.
- No, no, no eres fea, solo que no me acostaría jamás contigo, sería enfermizo y creo que es ilegal. - tomó una de mis manos y me bajo del taburete - Anda, vamos al auto.
- ¿Ilegal?
- Sí, ilegal.
- ¿Por qué ilegal?
- No lo entenderías, estás borracha.
- Sí, pero no soy estúpida. - contesté.
- El detective nunca me habló de esto... - murmuró para que no la escuchará pero definitivamente la había escuchado claramente.
¿Detective? ¿Qué detective?
Salimos de Kubs y rápidamente llegó un señor vestido de traje hacia donde estábamos la chica mandona con dinero y yo que se parecía un poco a mí.
- Señorita Son, ¿se ha divertido? - preguntó educadamente el señor del traje mientras nos dirigía hacia un auto negro con ventanas polarizadas.
- Por su puesto, Dean. - contestó - Gracias, vamos directo a la casa de la señorita, Rosé. - dijo tan pronto como las dos estábamos en los asientos traseros antes de que el señor del traje cerrara la puerta que hace unos segundos había abierto para nosotras.
- Entendido, señorita.
- ¿Cómo diablos sabes... ? - no alcancé a formular bien la pregunta ya que de la nada algo con un olor muy fuerte se puso contra mi rostro y entonces todo se comenzó a ver negro.
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