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N/A:
Ya saben que significan las notas del principio, so...

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- ¡No es gracioso, Dinah!

- Lo es, mírate, realmente estás celosa. - respondió riéndose sin soltar la cintura de mi novia

- ¡Dinaaaaah!

- Aww, mírala Lauren, la pequeña Cam está haciendo berrinche. - bufé al oír a mi novia reír a la par de la rubia oxigenada que tenía por mejor amiga - ¡Hey, baja eso! - negué con la cabeza y apunté la manguera a su rostro

- Regresame a mi novia.

- Camila, no tienes cinco años, baja eso por favor. - suplicó

- Lo que no tengo es paciencia así que te contaré hasta tres.

- Mi amor, Dinah está jugando. - dijo mi novia tratando de tranquilizarme

- Yo no. - respondí - ¡Ahora Seth! - grité a todo pulmón para que el pequeño pudiera oírme y así abriera la manguera del jardín

Un montón de agua comenzó a salir disparada en dirección a Dinah por lo que mi novia se safó de su agarre y salió corriendo para no mojarse.

Seth llegó corriendo hasta situarse a mi lado y ambos comenzamos a reír al ver a la rubia quejarse y decir maldiciones por lo fría que estaba el agua de la manguera.

- ¡Karla Camila Cabello! - resonó la voz de Milika desde el interior de la casa de campo de los Mazella

- ¡Es mamá! - gritó Seth asustado corriendo en dirección a la alberca que había enfrente

Rápidamente me fui corriendo detrás de él no sin antes llevarme a mi novia de paso, cayendo las dos dentro de la alberca dejando a Dinah afuera con la manguera en sus manos.

Hace unos días, después de que Milika se enterará que tenía una vida sexual activa por culpa de la idiota de Dinah, los Mazella llegaron al departamento de Lauren para invitarnos a pasar el cumpleaños de Ashton, el aún prometido de Maddison, en una para nada sencilla casa de campo a las afueras de Nashville. Obviamente yo me iba a negar, pero mi novia se me adelantó y aceptó la invitación.

Al principio solo íbamos a asistir Lauren y yo, pero al final la convencí de invitar a los Hansen, lo cual, por su puesto fue un error. Literalmente Dinah se había encargado de estar molestándome todo el día diciéndome que por culpa de su ex novio ahora se volvería gay y experimentaría con mi novia, por lo que se encargaría de "robarmela" y conquistarla.

¿Alguna vez mencioné lo celosa que soy? Porque realmente soy celosa. ¡Las manos de Dinah no habían soltado ni un segundo la cintura de mi novia luego de decirme aquello de volverse gay! Lo peor era que Lauren solo se reía de eso, y aunque ella me aseguraba que solo me amaba a mi, no pude evitar sentirme súper celosa y buscar venganza con ayuda de Seth.

Dinah se había planchado el cabello la noche anterior de venir a la casa de campo así que tuve la gran idea de mirarla para arruinar su look.

- ¡Dinah Jane Hansen! - gritó Milika tan pronto como estuvo fuera de la casa frente a su hija - Más te vale que tengas una muy buena explicación.

- ¡Fue Camila!

- ¡No es cierto! - grité desde la piscina - Yo he estado un buen rato acá jugando con Seth, ¿cierto amor?

- Es verdad. - dijo Lauren encogiéndose de hombros para después besar mi mejilla

- ¡Creí que teníamos algo especial! - chilló Dinah ofendida

- Nada personal, pero eres mi cuñada y eso sería algo raro. - sonrió - A parte, me gustan las morenas.

- Eres la mejor. - le susurré al oído

- Lo sé. - besó mis labios - Te amo.

- Te amo más.

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Después del incidente con la manguera, Maddison apareció en el jardín informándonos que la comida estaba lista y nos esperaba en el comedor, por lo que a Milika no le dió tiempo de regañarme a mi ni a Seth.

Dinah por su puesto se quejó toda la comida sobre lo injusta que era la vida, o al menos eso hizo hasta que Milika le lanzó una mirada asesina.

Cuando llegó la hora del postre decidí levantarme para ir en busca del baño, realmente necesitaba un momento a solas para no saltar sobre el cuello del cuñado de Maddison que solo se había dedicado a coquetearle descaradamente a mi novia.

Cuando iba de regreso al comedor me detuve frente a una repisa llena de fotos que llamó mi atención.

Había un marco en específico que mostraba a una mujer de cabellos rubios y ojos color azul.

- Es mi abuela. - comentó una voz a mis espaldas - Bueno, más bien, es nuestra abuela. ¿No es así?

- Yo no tengo abuela.

- La tienes, mira, es ella. - tomó la foto que yo estaba observando antes de que el llegara - Es mamá de nuestro padre. Papá dice que no debemos presionarte, pero también dice que soy muy metiche así que debo defender esa característica. - sonrió

- Quizá tu padre tenga razón.

- La tiene, y por eso estoy acá. ¿Por qué aún no le dices papá? Creo que la primera vez que le digas así lo más probable es que llore.

- Es un tema difícil.

- ¿Cómo tener hermanos?

- ¿Qué edad tienes? - pregunté

- ¿Qué edad tienes tú?

- Veintiocho.

- Dieciséis. ¿Alguna vez creíste que tendrías un hermano menor?

- Jamás.

- Bien.

- Bien.

- Mira, esta es Maddie cuando tenía ocho años. - tomó otro marco de fotos y me lo extendió para que lo tomara - Ustedes dos se parecen mucho, y sinceramente es algo injusto.

- ¿Por qué? - pregunté sin dejar de ver la foto que tenía en mis manos

- Me hacen sentir adoptado.

- ¿Y si eres adoptado? - bromeé

- ¡Es una posibilidad! - dijo divertido - Hey, pero si eres bromista, eh.

- Algo así. - le dí un golpe juguetón en su hombro derecho

- ¿Prácticas algún deporte, Camila?

- Me gusta el básquetbol.

- Bueno, eso explica porque eres tan alta como una canasta. - rió

- ¡Hey!

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(N/A: Lauren P.O.V)

Camila ya llevaba varios minutos en el baño, así que me pareció una muy buena idea levantarme e ir a buscarla para así alejarme un poco del incómodo cuñado de mi cuñada.

Cuando estaba por cruzar el pasillo que daba de la sala a las escaleras me di cuenta que mi novia estaba de pie frente a una repisa junto con el hermano menor de Maddison, o sea, su hermano menor también.

Ver a Camila conviviendo con su familia biológica era de las cosas más bellas que podía presenciar, al igual que verla tocando la guitarra o conviviendo con uno que otro de mis pacientes menores de 10 años.

- ¿Te gusta admirarla?

- Me encanta admirarla. - le respondí al señor Mazella con sinceridad - Camila es el ser humano más hermoso que existe y su corazón es tan enorme que hace inevitable no querer admirarla. Su hija es perfecta.

- Mi hija. - repitió con una sonrisa tímida en sus labios

- ¿Por qué no la ha llamado así?

- No quiero presionarla, alguna que otra vez se me ha escapado y no soporto ver su cara de incomodidad. - confesó bajando la mirada

- Ella se acostumbrara. Lo prometo.

- ¿Los Hansen son muy importantes para ella cierto? - preguntó

- Son la familia que siempre quiso. Ellos la conocieron cuando era niña y se encargaron de darle mucho amor hasta que se fue de Nashville, sin embargo, cuando regresó y hasta la fecha, le siguen dando el mismo amor. La adoran muchísimo.

- Quizá no debería...

- Señor Mazella, ¿usted quiere a Camila? - interrumpí observándolo

- Por su puesto.

- Entonces luche, luche por ella y luche por su cariño, luche para poder oír la palabra que usted tango desea escuchar salir de sus labios. No sé de por vencido. - le sonreí de forma sincera - Camila necesita ver qué vale realmente la pena intentar quererlos. Oliver ya se ha ganado su corazón y deja que le diga tía. Y estoy segura que Jason ya va por ese camino. - señalé al hijo menor del señor Mazella que se encontraba riendo a todo pulmón con Camila

- Mi hija tiene mucha suerte de tenerte a su lado. - me dijo con media sonrisa - Gracias por quererla.

- No, señor Mazella, yo soy la que tiene mucha suerte. Y la amo.

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