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Desde que Milika enfermó, la casa estaba regularmente tranquila. Era muy raro que ella se pusiera a gritar, y las únicas veces que lo hacía era por culpa de Dinah, de Seth o mía; el único que se salvaba de los gritos era Gordon, ya que se la pasaba la mayor parte del tiempo en el restaurante.
Hoy, sin embargo, nos había tocado gritos infernales a todos, incluyendo a Gordon, ya que Milika estaba en su modo de capataz porque mi preciosa ojiverde venía de visita por primera vez para conocer a los Hansen, y eso definitivamente la tenía ansiosa, y por ello desde las cinco de la mañana nos había levantado a todos para que nos pusiéramos a limpiar la casa.
- ¿Tenías que invitar a tu novia un sábado? ¿En serio, Cam? - se quejó Dinah tirándose en el sofá de la sala
- ¿Querías conocerla, no?
- Ya no quiero. - iba a subir sus pies a la mesa de centro pero llegó Milika y la golpeó con un trapo - Ouch.
- Nada de pies en mi mesa, Dinah Jane. No quiero que tus huellas estén ahí, ¿entendiste? - limpió la mesa por décima vez en el día
- Si así se pone por conocer a tu novia, imagínate cómo se pondrá cuando traiga a Lucas a la casa. - murmuró la rubia cuando su mamá se fue a la cocina - ¿Te imaginas?
- ¿Quién es Lucas? - fruncí el ceño, ella jamás había hablado de un tal Lucas
- Un amigo.
- ¿Amigo? - bien, no es por nada, pero el concepto que Dinah tiene de amigo es muy extraño, y eso lo comprobé cuando salí con ella y me presento a un chico como su "amigo" y a los minutos ya estaba haciéndole una revisión bucal - ¿Qué clase de amigo?
- No te diré nada. La última vez casi matas a Nathan. - se cruzó de brazos - Te pones modo hermana mayor y eso es insoportable, Cam.
- ¡Soy mayor que tu! - no por muchos años, pero definitivamente era mayor que ella - Y ese tal Nathan estaba tocandote el trasero, Dinah.
- Tenía permiso de tocar mi trasero, exagerada. - se levantó del sillón y me golpeó con la palma de su mano en la frente - Casi lo matas con tus movimientos ninjas.
- Ya te dije que no soy un ninja.
- Sabes muchas artes marciales, eres muy ágil y silenciosa. ¿Cuál es la conclusión? ¡Ninja!
- Deja de decir estupideces, y dime quién rayos es Lucas.
- Es confidencial. - comenzó a subir las escaleras así que tuve que seguirla - ¿No deberías ir a darte una ducha? Digo, tu novia viene en una hora.
- Dime quién es Lucas, Di. - hice un puchero - Vamos, prometo no golpearlo o algo así.
- Tienes todo derecho de golpearlo, hija. Dinah será monja y debe guardarse para servir al señor. - bromeó Gordon haciéndome reír
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Me miré por última vez en el espejo y sonreí; no quiero presumir y decir que me veo espectacular, pero, maldición, me veo espectacular.
En esta ocasión había decidido por ponerme unos jeans claros y una blusa de manga corta color crema. Un estilo definitivamente fresco y sencillo. Adecuado para la situación.
- Cam, ¿puedes ayudarme? - dejé de admirar mí perfecto reflejo y voltee para ver cómo Seth entraba a mi habitación con el ceño fruncido tratando de abotonar su camisa
- Estás poniendo esos botones mal, campeón. - me arrodillé para quedar más o menos a su altura y comencé a abotonar correctamente su camisa - ¿Irás a una boda o algo así? - le pregunté de broma al ver mejor lo que traía puesto
El pequeño hombrecito tenía una bermuda azul marino, unos calcetines blancos y tenis. La camisa que tanto problema le estaba dando era del mismo color que sus calcetines, solo que tenía unos gatitos color azul marino regados por doquier.
- Mamá dice que debo verme bien para darle una buena impresión a tu novia, Cam, pero la camisa me pica. - estiró un poco el cuello de su camisa
- Tranquilo, solo vamos a desabotonar estos dos botoncitos y listo. Así no estás tan apretado y la tela no te va a picar el cuello. - sonreí mientras me levantaba y sacudía mi pantalón - Ven, es hora de bajar. - le extendí mi mano para que la tomara
- ¿Cómo es tu novia? - preguntó cuando íbamos bajando las escaleras
- Ella es la mujer más hermosa del mundo entero. Tiene unos preciosos ojos verdes y su piel es tan blanca como la porcelana. - me senté en el mismo lugar donde Dinah había estado sentada antes - Es dentista, pero no de las que dan miedo, ella es amable y muy sexy. Tiene un cuerpo de infarto, créeme. Sus curvas son maravillosas y podría perderme en ellas todo el tiempo. - mordí mi labio inferior tan pronto como la imagen del cuerpo de mi ojiverde llegó a mi mente - Es demasiado sexy, Seth. Ella va a matarme. - suspiré
- ¿Sexy? - preguntó el pequeño con curiosidad - ¿Curvas como las que hay camino a mi escuela? ¿Las curvas son sexys, Cam? - se sentó a lado mío con el ceño fruncido tratando de entender a lo que me refería
- ¡Camila Cabello! - oí gritar a Milika desde la cocina y supe que nunca debí hablar del cuerpo de mi novia - ¿Qué te dije sobre decirle ese tipo de cosas a Seth? - apareció frente a mí con sus manos apoyadas en sus caderas
Oops.
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(N/A: 👀)
En alguna parte de Nashville.
No sabía quién diablos era Isaac C, pero tan pronto como leyó aquel mensaje donde la citaba en el restaurante de su hotel para hablar sobre cómo deshacerse de Camila Cabello, supo que debía conocerlo.
Al parecer esa "muerta de hambre" como ella la llamaba, tenía más enemigos de los que podía imaginar, y eso definitivamente le serviría para alejar a su "hermanita" de lo que a ella le pertenecía.
- ¿Bárbara Estrabao? - la nombrada alzó su mirada para encontrarse con un hombre alto de cabello negro - Mucho gusto, soy Isaac. - sonrió de lado el señor y besó la delicada mano de la castaña - Y soy la solución a todos tus problemas.
(N/A: OH DIOS😱)
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Estaba a punto de subir a mí habitación cuando oí sonar el timbre de la casa. Esta de más decir que después de aquel sonido todos en la casa se volvieron locos.
- ¡A la sala, ahora! - gritó Milika - ¡Dinah, quítale ese mandil a tu padre!
- ¡Papá, ven para acá!
Me acerqué a la puerta con la intensión de abrir pero Milika se puso frente a mi impidiéndolo.
- ¿Qué? Debo abrir.
- Espera, espera, estás un poco despeinada. - llevó sus manos a mi cabello y comenzó a acomodarlo - Un poco más... - murmuró con total concentración - Listo. Abre.
Salió corriendo hacia la sala y me dejó ahí frente a la puerta. Sacudí un poco mi cuerpo y suspiré.
- Hola. - sonreí tan pronto como abrí la puerta y ví a mi ojiverde - Te ves guapísima, cariño.
- Gracias. - sus mejillas se pusieron completamente rojas - También te ves guapísima. - se acercó a mí y pasó sus brazos por mi cuello levantándose de puntitas para dejar un beso en mi mejilla - ¿Cómo estás?
- Feliz, pero ven, ven, entra. - la jalé un poco para que entrara a la casa y luego cerré la puerta - Ahora saludame como se debe. - coloqué mis manos en su cintura y me incliné para besar sus lindos labios
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Llevé mis manos a mi cara y suspiré con frustración. ¿Es normal tener celos de un niño? Literalmente Seth se había encargado de acaparar la total y completa atención de Lauren.
Estabamos todos en el jardín de la casa disfrutando de una bella parrillada cuando a Seth se le ocurrió comportarse de una forma muy adorable ganando el corazón de mi novia, haciendo que ella se alejara de mis brazos y fuera a mimar al niño.
- Tu novia está a nada de mandarte al carajo para quedarse con Seth. - dijo Dinah para molestarme - ¿Qué se siente saber que un niño que aún no acaba la escuela primaria te ha bajado a tu novia? - no pude contenerme así que le lancé un pedazo de carne - Camila, qué asco. - me aventó la carne de vuelta golpeándome en la cara haciendome gruñir
Me levanté de la mesa y caminé hacia dónde estaba mi ojiverde con el mocoso roba novias. Ambos estaban muy entretenidos jugando con algunos de los juguetes de Seth así que tuve que toser un poco para que notaran mi presencia.
Lauren fue la única que volteó y cuando me vió ahí parada frente a ellos se levantó del suelo y me abrazó.
- Hola. - sonreí al sentir los labios de mi novia en mi mejilla - Tenías razón, los Hansen son asombrosos.
- ¿Más que yo?
- Nadie es más asombroso que tu. - la tomé de la barbilla y dejé un pequeño beso en sus labios - Te quiero, Camila.
- Te quiero muchísimo más. - empecé a repartir besos por todo su rostro haciéndola reír - ¿Te has estado divirtiendo, eh?
- Seth es un niño muy lindo. - fruncí el ceño al oírla y ella soltó una carcajada - Es un niño, Camila, un niño.
- Es un roba novias. - la abracé escondiendo mi rostro en su cuello y entonces al estar ahí se me ocurrió una gran idea haciéndome sonreír de una manera traviesa
- ¡Camila! - se quejó alejándome de ella - ¿Me acabas de morder?
- Un poco, sí. Eres deliciosa. - le guiñé un ojo - Ven aquí. - estiré mis brazos y la tomé de la cintura
- ¿Por qué me mordiste, Camila?
- Solo estaba marcando mi territorio. - me sonrió - No me gusta cómo juegas con Seth. - hice un puchero
- Me encantas. - rió y me jaló hacia ella para besarme - Acompáñame a una boda. - dejó un beso en mi nariz
- ¿Irás vestida de novia? - subí y baje mis cejas pícaramente
- Concéntrate, Camila. - volvió a reír - No, no iré vestida de novia. Iré con un vestido color rojo. - sonreí de lado - Es la boda de mi hermano.
- ¿Puedo quitarte el vestido rojo después? - besé su cuello
- Camilaaaa. - se retorció en mis brazos cuando comencé a hacerle cosquillas
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