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- ¿Te gustaría ir un poco más lejos para ver si encontramos algún pueblo? - le pregunté mientras encendía el carro
Después de desayunar, la ojiverde decidió darme las llaves de su auto para que yo manejara. Lo primero que hice fue llevar el carro a una gasolinería para cargar un poco de combustible y así no quedarnos varadas en algún momento.
Lauren aprovechó para bajarse y comprar algunos dulces en la tienda que había a un costado. Y cuando finalmente el tanque estaba lleno, ambas nos subimos nuevamente al auto.
- ¿A ti te gustaría? - me preguntó
- Sería interesante visitar un lugar cercano y así poder comprar algo de ropa. No me siento cómoda usando la misma ropa de ayer.
- Entonces busquemos un pueblo.
Cuarenta y cinco minutos de carretera después, encontramos lo que buscábamos. Había un enorme letrero que ponía en letras blancas "Bienvenidos"; las calles eran de tierra y la mayoría de las personas que vimos caminando tenían botas.
- Me siento como en una película del lejano oeste. - comentó con diversión
- Quizá necesitemos de esos sombreros para encajar mejor. - señalé al grupo de chicos que había frente a nosotras apoyados en una pared con sus sombreros de vaqueros y botas
- Mira. Ahí hay una tienda de ropa. - dijo emocionada - Estacionate por ahí.
- A tus órdenes, cariño.
Estacioné el auto bajo un árbol de roble donde habían seis autos más en la comodidad de la sombra que proporcionaba aquel lugar.
Nos bajamos del auto y luego de asegurar bien las puertas y colocar la alarma, nos encaminamos hacia la tienda que había visto la pelinegra.
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- ¿Estás enojada conmigo? - pregunté tímidamente a Lauren, quién estaba jugando con sus papas en silencio
- ¿Debería?
- No, creo que no. Pero pareces un poco enojada. - estiré mi brazo y la tomé de la barbilla para que dejara de mirar el plato y me viera a mi - ¿Es por lo que pasó en la tienda?
Cuando estaba buscando ropa de mi estilo con ayuda de Lauren, una señorita se acercó a nosotras preguntándonos si necesitábamos algo en específico. Yo le respondí que no, que estábamos bien; pero Lauren dijo que estábamos en busca de una playera que hiciera juego con los pantalones que yo traía puestos.
La respuesta de la señorita fue inmediata y rápidamente nos mostró varias playeras. Lauren estaba preguntándole por el precio de una en específico cuando se dió cuenta que la trabajadora no le estaba haciendo caso; en lugar de escuchar las preguntas de la ojiverde sobre la ropa, la chica de cabello rubio se la pasó mirándome sin pudor.
El ambiente se hizo aún más tenso cuando la ojiverde exigió su atención y la chica le respondió que dejase de molestarla porque estaba tratando de grabar en su mente a la mujer guapa que tenía frente a ella - refiriéndose a mi, por su puesto -. La gota que derramó el vaso fue cuando la rubia pidió mi número de teléfono cuando entró sin permiso al probador donde yo estaba probandome la ropa.
El rostro de Lauren estaba prácticamente rojo de la rabia. Una pequeña parte de mi se alegró al pensar en las posibilidades de que ella estuviera celosa, pero mi parte racional estaba preocupada por la vida de la señorita, pues de un momento a otro las dos mujeres se empezaron a gritar.
Flashback
- ¡Podrías dejar de acosarla y ocuparte de atender a otros clientes! - le gritó la ojiverde
- Lo siento, es inevitable. Tu amiga está demasiado buena. - se acercó a mí y comenzó a pasar sus dedos por mi abdomen - ¿No crees que tú amiga está un poco histérica, cariño?
- ¡No le digas cariño, y deja de tocarla! - la tomó del brazo y la alejó de mi - Si no dejas de acosarla ahora mismo, iré con tu jefe a quejarme.
- ¿Es que acaso son pareja?
- No. - murmuró - Pero estás...
- En ese caso, déjame decirte que estás haciendo el ridículo, querida. Ella no es nada tuyo, así que puedo coquetearle si se me pega la gana.
- P-pues trata de no hacerlo frente a mi, bruja. - la sola idea de que Lauren estuviera celosa me hacía sentir llena de felicidad, y por ello tenía una sonrisa enorme en mi rostro - ¡Deja de sonreír, Camila! Nos vamos. - me tomó de la muñeca y me jaló hasta la salida
- Adiós muñeca. ¡Puedes regresar cuando no estés con esa loca! - gritó la chica rubia haciendo que Lauren se detuviera de golpe
- ¡Ella regresa sobre mi cadáver!
- ¡Pues con esa actitud te apuesto que regresara, gorda! - fruncí el ceño al escuchar la forma en la que había llamado a mi pelinegra, e iba a responderle si no fuese porque Lauren me volvió a jalar para finalmente salir de la tienda de ropa
Fin del flashback
Después de lo sucedido volvimos al auto. El ambiente dentro del auto estuvo totalmente silencioso hasta que escuché una especie de sollozó proviniente de la ojiverde. Le pregunté si estaba bien y me respondió que sí, que sólo estaba teniendo un poco de alergia. Minutos después me dijo que arrancará el auto y buscará un lugar donde pudiéramos comer tranquilamente.
- ¿Qué pasó en la tienda? - se hizo las desentendida a mi pregunta
- Bueno, ya sabes, lo de la rubia.
- Eso no tiene importancia, Camila. - respondió secamente - Debes estar acostumbrada a que todas las mujeres se te tiren encima como todas unas necesitadas, ¿no?
- ¿Qué? Claro que no, cariño.
- No me llames así. - pidió
- Guapa, esto está siendo innecesario. Yo no le pedí a la chica esa que se comportara de esa forma.
- ¿Te gustan ese tipo de mujeres? - preguntó ignorando lo que dije
- No. - respondí rápidamente - Las locas no son mi tipo. De todas formas acuérdate que te conté que mis ojos y pensamientos ya estaban con alguien más.
- Cierto, la chica perfecta de la que tanto hablas. - sonreí un poco sabiendo que era ella de la que yo hablaba - ¿Por qué no me dices el nombre de esa tipa?
- ¿Tipa? - reí - ¿Estás celosa acaso, cariño? - me recargué sobre la mesa inclinándome hacia ella sonriéndole de lado, disfrutando de ver como sus mejillas se ponían rojas
- No digas tonterías, Camila. Somos amigas. - se llevó una papa a la boca - Sin embargo, como buena amiga que soy me preocupo por ti.
- ¿Por mí o por las chicas que se me acercan? - levanté las cejas pícaramente
- Camila, basta. - pidió tirándome una papa a la cara, afortunadamente logré esquivarla y cayó lejos de mi - ¿Podemos cambiar de tema?
- No. - me levanté de mi lugar y me senté a su lado - Primero debes admitir que estás celosa. - sonreí apretando su mejilla levemente
- No voy a admitir eso nunca.
- ¿O sea que si tienes celos?
- Camila. - me quitó la mano con la que estaba apretando su mejilla - En serio, cambiemos de tema.
- Está bien, pero antes quisiera aclarar algo. - le pedí y me miró confusa
- ¿Aclarar qué?
- Lo que dijo esa chica en la tienda. - bajó la mirada hacia su plato sabiendo muy bien a lo que me refería - Mírame. Por favor.
- No quiero hablar de eso.
- Cariño, mírame por favor. - tomé su barbilla e hice que me mirara - Te juro que tus ojos son hermosos, nunca me evites la mirada porque haces que deje de admirar las dos piezas de jade que tienes como ojos.
- No me gustan mis ojos.
- A mí me encantan. - admití - Pero volviendo al tema. Por favor, no pienses nunca más en lo que dijo esa loca. No estás gorda, cariño.
- ¿No? ¿Acaso me has visto? - todo el tiempo cuando no te das cuenta, pensé - Obviamente tengo unos kilos de más, y eso no es muy atractivo.
- ¿Bromeas, no? - le dije con el mismo tono con el que ella siempre me decía esa frase - Eres perfecta, y tienes un cuerpo espectacular.
- Lo dices porque somos amigas.
- Claro que no, te juro que te lo digo como la más grande admiradora de mujeres que soy. - le guiñé un ojo haciéndola sonreír - Eso es, mírate. Sonriendo eres aún más perfecta. Nunca dejes de sonreír, y menos por las palabras vacías de una mujer cualquiera. Eres única, y muy hermosa.
- Te quiero muchísimo, Camila. - dijo antes de colgarse ligeramente de mi cuello y abrazarme
¿Se podía tener realmente mariposas en el estómago? Porque comenzaba a creer que realmente tenía mariposas reales revoloteando dentro de mi.
En los meses que llevábamos de conocernos, la ojiverde jamás me había dicho aquellas palabras y ahora que las oí por primera vez creo que me enamoré de la forma en la que las dijo. También me enamoré de la manera en la que me estaba abrazándome estos momentos.
La apreté más contra mi. Milika siempre dice que cuando pasa algo bueno hay que aprovecharlo hasta que se escapa de nuestras manos, y eso estaba haciendo ahora mismo con el abrazo que nos estábamos dando.
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(N/A: 👀)
- ¿Confirmó? - preguntó la mujer de veinticuatro años entrando a la oficina del abogado de la familia
- No, aún no tengo respuesta.
- ¿Y si no confirma?
- No podremos leer el testamento de tu madre. Recuerda que la presencia de Camila es primordial para poder leer ese documento y repartir de una vez los bienes y propiedades de tu madre. - explicó tranquilamente
- Mi mamá realmente estaba mal de la cabeza al pensar que esa mujer se aparecería por aquí. - rodó los ojos
- Le recuerdo, señorita Bárbara, que esa mujer que tanto dolor de cabeza le está dando ahorita es nada más y nada menos que su media hermana.
- No tienes que recordarmelo. Estoy conciente del parentesco que tenemos, pero sinceramente, y nisiquiera trates de negarlo, ¿crees que se aparezca sabiendo que jamás supo de la existencia de mi madre?
- A lo mejor se anima a venir por pura curiosidad. Uno nunca sabe.
- Pues más le vale que se anime o yo misma voy a buscarla a Nashville. - tomó su bolso - Tienes mi número, llámame si ella confirma.
- Por su puesto, señorita.
- Nos vemos.
Salió de la oficina como la completa diva que era. Bárbara Estrabao no era una persona con mucha paciencia, y por eso mismo, si su dichosa hermana no respondía a más tardar mañana, ella se encargaría de ir hasta donde vivía para informarle que su madre, aquella mujer que supuestamente murió cuando ella nació, nunca falleció hasta hace unas semanas atrás mientras tomaba el té.
(N/A: Uys👀)
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Pude observar por la ventana del restaurante como la ojiverde caminaba de un lado a otro haciendo gestos con sus manos mientras atendía una llamada.
Después de finalizar aquel bello, único y hermoso abrazo, una llamada distrajo la atención de Lauren. Según alcancé a ver en su identificador de llamadas, era su padre.
Saqué mi teléfono y le mandé unos mensajes a Dinah diciéndole que llegaba hoy en la noche a la casa. También le conté lo que había pasado en el hotel y lo que acababa de suceder mientras comíamos.
Volví a voltear hacia la ventana y me topé con los bellos ojos verdes de la mujer que me gustaba. Le sonreí al mismo tiempo en que ella me sonreía a mi mientras me saludaba.
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N/A:
Faltan veinte días para que salga Fifth Harmony, el álbum de Fifth Harmony, lol
🌹❤.
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