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Nuestra oportunidad de mínimo empatar el juego dependía de Will, el amigo del hermano de la ojiverde. En sus manos estaba que nuestra posible derrota no fuera tan patética como lo sería si fallaba en esta jugada y todo eso gracias a mi ya que si el equipo perdía era definitivamente por mi culpa.

Todos habían hecho strike a la hora de tirar la bola y yo fui la única de mi equipo que hacía spare's o simplemente lanzaba la bola hacia el canal ganando cero puntos.

Toda mi mala racha de tiros se debía a una persona en específico y esa era: Lauren. Digo, no es por hecharle la culpa pero sencillamente ese vestido primaveral que traía me distraía de más y no me ayudaba para nada a concentrarme.

- Vamos Will, vamos Will. - murmuró Valentín mordiendo sus uñas - Vamos.

- Diablos, incluso estoy temblando. - dijo el hermano de Lauren pasando sus manos por sus pantalones

Cerré los ojos cuando ví como Will se inclinaba listo para lanzar. Por un momento no oí nada a mi alrededor y oré para que fuera porque logro hacer un strike, pero ese pensamiento me duró solo unos segundos porque de repente las risas y festejos de las chicas llegaron a mis oídos.

Perdimos.

- ¡No! - oí gritar a Matt a un lado mío

- Tan cerca pero a la vez tan lejos. - dijo Val con voz derrotada al mismo tiempo en el que yo abría los ojos para verlo arrojar sus papas al suelo

- Iré a levantar a Will del suelo. - el pelinegro se levantó del sillón y caminó hasta su amigo que se había acostado en posición fetal en el suelo

- ¡Ganamos, ganamos! - gritaban las chicas felices frente a nosotros

- ¡Toma tu "soy una experta en bolos, muñequita", perdedora! - se burló la loca haciendo referencia a mi comentario cuando me preguntaron si sabia jugar

- Jodete. - respondí

Por fin conocía a una persona aún más castrosa que la misma Dinah y su familia.

Me dejé caer hacia atrás en el sillón rojo en el que estaba sentada y puse mis manos en mi rostro suspirando de frustración. Por mi culpa ahora yo y todo mi equipo tendríamos que comer un pedazo de pizza que Normani sacó de la basura como premio para el equipo que perdiera la partida de bolos.

- Hey, buen juego. - quité las manos de mi rostro y voltee un poco para ver a la ojiverde sentada a mi lado sonriendome

- Fue un pésimo juego. - hice un ligero puchero haciéndola reír - No te rías de mi, guapa. - pedí riendo también

- Lo siento, es que hiciste un gesto gracioso. - pasó su mano por mi cara quitando unos cuantos mechones de pelo que yacían ahí - ¿Ya decidiste a quién le pagarás la cena?

La pizza de la basura no era el único castigo para el equipo perdedor, el plus de todo era tener que pagarle la cena a alguien del equipo y ya que cada equipo tenía cinco integrantes, debíamos escoger un integrante en específico para pagarle la dichosa cena. Obviamente todo el tiempo tuve presente a la ojiverde en mi mente por si llegaba a perder mi equipo - cosa que hicimos -.

- ¿Qué opinas si te la pagó a ti? - me atreví a preguntarle - Ya sabes, eres a la única que conozco de tu equipo. - agregué rápidamente

- También conoces a Normani.

- Sí, pero ella es capaz de sacar su bote de gas pimienta si no la llevo a un sitio que le guste y sinceramente no quiero estar ciega temporalmente otra vez.

- En cualquier caso mi cuñada podría atenderte bien. - rió un poco, pero dejó de hacerlo cuando vio mi cara de confusión - Uh, Eva.

- Ohhhhh, Eva. - me acomodé mejor en el sillón de manera en que estuviera frente a frente de la pelinegra - ¿Es tu cuñada la agradable doctora que salvó mis bellos y preciosos ojos?

- Es increíble lo modesta que eres. - volvió a reír - Y sí, es mi cuñada. Es novia de toda la vida de uno de mis hermanos.

- ¿Cuántos hermanos tienes?

- Cinco. - wow, ella definitivamente tenía diez puños que protectores a su alrededor - Ya conoces a dos.

- Sí, bueno, no tengo muchas ganas de conocer al resto. - murmuré sin que me escuchará - ¿Nunca sentiste la necesidad de tener una hermana?

- No, no realmente. Mi padre me hizo estudiar en escuelas exclusivamente para mujeres así que no resentí mucho eso de vivir con puros hombres.

- Oigan, ¿vienen o van a seguir coqueteando? - gritó Will haciendo que tanto la ojiverde como yo nos sonrojaramos y que su hermano nos mirara con recelo

- ¡Guarda silencio, Witti! - le gritó tratando de ocultar su sonrojo la ojiverde - Hmmm, disculpa por eso.

- No, no te preocupes, no me molesta en absoluto, pero hmmm, creo que a tu hermano si. - señalé al pelinegro que continuaba viéndonos fijamente

- Mis hermanos últimamente están muy alerta de las personas que se acercan a mi con intensiones de salir, pero tranquila, le diré que solo somos amigas. - se levantó del sillón - ¿Vamos?

En todo lo que iba de la tarde noche la ojiverde se había encargado de decir la palabra "amiga" como mil veces a tal grado que llegó un punto en el que quise gritarle que dejara de referirse a mi como su nueva adquisición amistosa cuando realmente lo único que quería y deseaba era de todo menos ser su jodida amiga.

- - - - - - - -

Deje caer mi cabeza contra la mesa bajo la atenta mirada risueña de la pelinegra. Hace unos minutos, luego de haber comido aquella pizza asquerosa, habíamos llegado a un restaurante donde vendían las mejores alitas picosas de la ciudad y Normani - la loca - llevaba más de media hora leyendo la carta sin decidirse por completo que quería comer.

¿A qué diablos vas a un lugar donde venden alitas si no vas a comprar alitas para comer? ¡No tiene sentido!

- Vas a dejarte rojo, deja de hacer eso. - voltee mi rostro de manera que mi mejilla quedará pegada contra la mesa y miré a la ojiverde haciendo una mueca - No tarda mucho en pedir solo un poco de agua, lo prometo, así es Normani. - acarició mi cabello

- ¿Por qué no puede simplemente ordenar lo mismo que todos? - pregunté

- Le gusta ser única en cualquier cosa, pero para ser única debe tomar una buena decisión. - explicó - O al menos eso dice ella cada que salimos a comer.

- Quiero ahorcar a tu amiga.

- Escuché eso, idiota. - habló Normani desde el otro extremo de la mesa sin separar el menú de su rostro

- ¡Apurate a ordenar, mujer!

- Mani, en serio. Muévete. - dijo Matt

- ¿Ya se decidió, señorita? - podía jurar que la sonrisa que tenía la mesera era absolutamente falsa; la pobre mujer tuvo que estar parada frente a nosotros desde que Normani tomó el menú en sus manos, aunque de todas formas no es como si la mesera estuviera muy aburrida que digamos ya que todo el rato se la había pasado lanzandome miradas indiscretas que yo definitivamente no dudaba en ignorar por respeto a mi futura novia

- Creo que un sandwich vegetariano estaría bien. - dejé caer nuevamente mi cara contra la mesa al oír la decisión final de la loca- Lauren, controla a tu amiga, ¿sí?

- Normani. - dijo en advertencia

- ¡El sandwich fue lo primero que te ofrecieron! - no pude evitar gritarle - ¿No pudiste decir eso desde el principio? - la mesera, el hermano de la ojiverde y el resto de los que estaban en la mesa asintieron en aprobación - ¿Lo ves? Todos están de acuerdo conmigo.

- No me hagas sacar el gas pimienta. Te advierto que porque seas amiga de mi mejor amiga no tendré consideraciones contigo. - amenazó

- Come tierra. - le aventé una servilleta hecha bolita a la cara - Traiga su sandwich y el resto de la comida, por favor. - supliqué a la mesera

- En un momento regreso con sus pedidos. - me guiñó un ojo antes de irse dejando a todos en la mesa sorprendidos

- Woah, ¿cómo hiciste eso? - preguntó Will y lo miré confusa - Vamos, habla súper heroína. Necesito tu secreto.

Rodé los ojos al oír aquel apodo con el que me había bautizado el hermano de Lauren tras haberse enterado que golpee al ex de su hermana menor; y para mi sorpresa, cuando llegue a la bolera todos los hombres del grupo me llamaban igual que Matt, incluso Valentín, solo que el procuraba no llamarme así todo el tiempo ya que a veces me llamaba por mi nombre.

- No sé nisiquiera que hice. - me encogí de hombros restándole importancia al asunto de la mesera y voltee a ver a la ojiverde - Oye, guapa, tengo una duda.

- ¿Qué pasa? - contestó sin despegar su vista del teléfono por unos segundos hasta que lo bloqueo y levantó la mirada hacia mi - Ahora sí, perdón.

- Se honesta, por favor. - pedí - ¿Consideras que necesito un blanqueamiento de dientes? - sonreí de manera en que pudiera ver mejor mi dentadura

Ayer estaba mensajeandome con Valentín por puros fines de interés propio hasta que de la nada me envió un mensaje ofreciendome un 50% de descuento en blanqueamiento para mis dientes siempre y cuando fuera en su consultorio particular. Así que desde ayer traía una pequeña espinita de curiosidad sobre si lo necesitaba o no.

- ¿Bromeas, no? - respondió Lauren

- ¿Bromear? Para nada, guapa. Ayer el cupido pañaloso me dió a entender que necesito un blanqueamiento. - señalé a Valentín rápidamente

- De algo tengo que vivir. - dijo él haciendo reír a todos los de la mesa

- Acaba de abrir su consultorio privado, y necesita clientes. Creo que por eso te dijo eso, pero no te preocupes. - picó mi mejilla con su dedo - Tienes una sonrisa bonita. - empecé a sentir mis mejillas calientes así que baje la cabeza con vergüenza para que ella no lo notara, afortunadamente volvió a centrar su atención en su celular

- Nueve órdenes de alitas y un sándwich vegetariano. - la mesera volvía a hacer acto de presencia pero esta vez en compañía de un chico que estaba sosteniendo la bandeja donde venía lo que habíamos pedido - Tres refrescos de cola, cuatro cervezas, una bebida de moras sin alcohol. - dejó esa última frente a mi junto con una servilleta donde estaba anotado un número de teléfono - Y dos botellas de agua. Cualquier cosa no duden en llamarme. - me miró mordiendo su labio inferior - En serio, llámame. - dijo descaradamente dirigiéndose a mi

- Maldita sea, y dices que no sabes que haces, ¿qué fue eso? ella prácticamente estaba por lanzarse encima de ti. - habló riendo Will - Anda ya, dime tú secreto. Me urge una novia.

- Ya somos dos. - susurré para mí misma

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