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leer en color negro para mejor vista de los gráficos.

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pedido de: Burrito_de_frijoles

género: Romance & terror

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"Tantos niños desaparecidos en este lugar, tantos cuerpos encontrados sin ninguna explicación, a la gente mayor ni si quiera le interesa un poco la situación que se pasa aquí. Derry parece un buen lugar, bajos impuestos es una de las razones por las que muchos se mudan aquí, pero la realidad es que, es un pueblo lleno de horror y miseria, oscuridad y tragedias.
Uno no puede imaginarse las terribles cosas  por las que pasan los vivos ni por las que pasaron los muertos. El número de asesinatos incrementa cada vez más, las aguas de la lluvia se tornan rojas por la cantidad inmensa de cuerpos que son encontrados, la seguridad va en caída de picada, los adultos son manipulados mientras que los jóvenes son víctimas del ente más demoníaco que posee Derry, el payaso más terrorífico que jamás se ha visto en la historia, Pennywise, o mejor conocido en la antigüedad, hace cincuenta millones de años atrás, según el diario de la historia de Derry, Bob Gray".

—Me hice en los pantalones —Richie le pasó el libreto a Mara, quien miraba cómo todos estaban un tanto aterrados.

—Tienes talento, Mara, es bueno que escribas esto para dar a  conocer lo que ESO es —Beverly añadió con firmeza— espero que ahora si, todos nos crean.

—Gracias chicos, pero, no lo pienso publicar aún, mi sueño es hasta cumplir al cuarenta años.

—¿Que más tienes ahí? —Tozier tomó un cuaderno rosado de la mochila de la menor, esta rápidamente se lo arrebató.

—es bueno tener un diario, estoy segura de que es secreto —su mirada se posó en la cafetería de la escuela, ahí estaba una mujer que parecía ser la cocinera, empapada de sangre, quien la miraba fijamente también— enseguida vuelvo, voy al baño.

Caminó con el corazón latiendo al mil, tenía una sensación en la espalda, un frío que le bajaba poco a poco, haciendo que se sintiera asustada.
Abrió la gran puerta del baño, ahí estaban todos los cubículos vacíos, entró a uno de ellos a hacer sus necesidades, en lo que escuchaba a una perdona entrar.
—¿Hola?
Hola —respondió una voz de una chica, lo que la calmó.
Se levantó del retrete, con una tira de papel en las manos, limpiándose.
Se subió los calzoncillos junto con el vestido rosado que tenía puesto y salió para limpiar sus manos en el lavabo, las secó en la tela de su vestido, al alzar la vista en el espejo que daba a los baños, vió una figura negra pasar detrás de ella, aterrada, por inercia se giró en dirección contraria al espejo, cada respiro le costaba, para variar las luces estaban parpadeando, sabía que tenía que salir de ahí lo más rápido posible.
Al no ver nada fuera de lo común, volvió a dirigirse al espejo, esta vez, la figura volvió a aparecer, yacía detrás de ella, el grito quedó en su garganta atrapado, no podía pronunciar si quiera ninguna palabra.
esta retrocedió al ver que la figura se había convertido en la cocinera ensangrentada, quien se abalanzó encima suyo, Mara se protegía con los brazos como podía, sentía que iba a morir, miró al espejo mientras luchaba con esa mujer, con su mirada hizo que el bote de la basura se estampara contra la cabeza de aquella pesadilla, como pudo se arrastró hacia un cubículo, cerrándolo rápidamente, se sentó en la tapadera del escusado, con los ojos lagrimosos, escuchando un silencio tan aterrador que cualquier cosa podría pasar, la puerta se sacudió con fuerza, al abrirlo, había una figura fuera de ella.
—¡AHHHH! —por fin un ruido salió de su boca, dejó de cerrar los ojos con fuerza hasta abrirlos completamente.

—¿estás bien? —varias chicas la miraban con rareza.

Ella asintió aún confundida, pues el baño había estado completamente solo, pero después, al abrir los ojos se topó con esas chicas, que la veían sin quitarle la mirada de encima.
—L-lo estoy —respondió con mucha vergüenza.

Pudo divisar en el espejo unas palabras escritas a sangre

"Tú Diario es un asco, al igual que tú, sería una pena que se revele tu secreto"

—¡Mi Diario! —frustrada se llevó las manos a la cabeza— nadie se puede enterar, no.. ¿que voy a hacer? —se preguntó con la voz entre cortada para si misma.

Salió de los baños con mala gana, azotando la puerta con la mente, al instante, los chicos se acercan a verla.
—¿Todo bien?—pregunta Stanley.
—Lo estoy, lo siento, debí tener cuidado, pudieron ver los demás que tengo "poderes", pero..ahora no estoy de humor, ¿si?—soltó en un suspiro, alzo la vista hacia Bill Dennrough.
—¿Segura que todo bien, Mar?—Bill preguntó al ver que lo miraba.
—Lo estoy, Beverly, gracias por preguntar —estaba molesta y asustada— perdón pero yo, tengo cosas que hacer, no podré salir hoy.

—Pe pero íbamos a ir por helados —los ojos de Eddie mostraban decepción.

La chica no permitió dar ninguna explicación pero salió corriendo a casa, dejando a todos atrás, las piernas le pesaban de no parar su camino.
Llegó a casa abriendo la puerta con desesperación, tiró la mochila a un lado del sofá y buscó entre sus cosas algún objeto con que protegerse.

—¡Maldito payaso cobarde! —lanzó con la mente el cajón de su ropa.

¿Cobarde?, te escondes entre las sombras tanto como yo... la diferencia es que yo puedo hacerte daño, niña idiota.

La voz se escuchaba lejos, de pronto tan cerca que causaba escalofríos, la risa maléfica de aquel ente la hizo cubrirse los oídos cerrando los ojos con fuerza. Al levantarse, había una carta en blanco, volteo hacia atrás, la miraba una figura con los ojos amarillentos, y una sonrisa extremadamente bizarra.

—BOO —la alzó en el aire, estampándola contra el suelo, dejando su cuerpo inconsciente para poder llevársela.

(...)

Los nudillos de Bill se incorporaron a la puerta perteneciente al hogar de Mara mientras que Stanley permanecía espiaba por la ventana de la sala en busca de alguna señal de la chica, pero no vió nada. Ambos tuvieron un mal presentimiento.

—Eso se le llevó —afirmó Denbrough con la respiración entrecortada.
—No juegues con eso, maldita sea Bill, ¿de que estás hablando?

—Mira —apuntó al suelo, estaba un listón de su cabello ensangrentado, tirado al lado del portón.

El rabino comenzó a respirar entrecortadamente, por su mente pasaron muchas cosas, entre ellas el que podría estar muerta, pero no quería creer en esa suposición, pues no imaginaria verla sin vida.
Su voz se elevó sin pensar en lo que diría.
—¡Vamos, vamos Bill, tenemos que ir por ella, ahora!—corrió hacia su bicicleta, a quien persiguió Bill, pues trataba de seguirle el paso.

(...)

Soledad y un intenso olor putrefacto que calaba las fosas nasales, en medio, sobre una pila de objetos infantiles, estaba recostada Mara, su cuerpo apenas despertaba, sus ojos se abrieron con tanta dificultad que le dolían, sus labios y nariz sangraban, se tocó quejándose sobre la intensa pesadumbre, comenzó a lagrimear, nublando su vista, a paso lento, giró su cabeza sobre su hombro, luego hacia arriba, cuando su corazón se detuvo por completo, arriba donde la luz iluminaba, cuerpos y extremidades de personas flotando, se levantó con recelo, sus brazos flaquearon un poco, al igual que sus piernas, pero al fin pudo ponerse de pie bajó por la pileta con mucho cuidado.

¿Vaz a algún lado, cachorro? —se burló el payaso.

—Vete al diablo, imbecil, n.no te tengo miedo.

Vamos, yo se que si, tienes un miedo que te come por completo, sientes tu sangre helarse cada vez que me ves, te quedas sin moverte como un humano cobarde, y tú carne se vuelve mi deseo, quiero arrancarte cada parte de tu pequeño e inútil cuerpo.

Mara se echó a correr, cuando lo vió cerca de ella, lo lanzó contra la pileta de cosas, haciendo que algunas se cayeran, haciendo un ruido estruendoso, al ver al payaso tirado, se acercó lentamente, sus venas palpitaban, estaba tan nerviosa, pero aún así lo hizo, al acercarse se percató que solo era un traje.

—No me hagas reír, humana estúpida, no puedes destruirme, ¿lo olvidas? ¿o es que los muchos secretos que guardas te han vuelto cabeza hueca?
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—¡Te odio! —gritó con la suficiente fuerza como para lanzarlo al otro extremo de la cloaca.

De nuevo, la risa volvió a lastimar sus oídos, trataba de levantar la vista pero le dolía demasiado, su voz era chirriante y golpeada que lastimaba.

Pronto voy a hacerte mi cena, niña, te llevaré conmigo al infierno, no podrás escapar, me das tanta pena..vergüenza...eres tan cobarde....

La risa bajó de nivel, ahora se escuchaba normal, pero aún así le causaba escalofríos, la tomó por el cuello.

(...)

Los perdedores se reunieron en la casa de Neibolt Street, todos armados, con miedo pero sabiendo que tenían que hacerlo para salvar a su amiga Mara.
—La soga, tengan cuidado —Mike acomodó aquél laso en el interior del pozo, donde bajaron poco a poco.
Beverly pidió que la siguieran sin hacer ruido, ya que la voz de Pennywise se escuchaba al fondo de las cloacas, Eddie caminaba evitando vomitar por las aguas grises, los demás estaban alerta, incluyendo a Stanley, quien era el más atento en el lugar.
El agua estaba roja, estos gritaron en silencio, apurando el paso al lugar de donde provenían las voces. Con cuidado pasaron al sitio, alerta divisaron al payaso tomando del cuello a la chica, quien perdía la respiración poco a poco.
—¡Suéltala! —gritó Beverly con todas su fuerzas al darse cuenta de que la chica podía morir.

Pennywise sin algún gesto en su rostro, cerró la boca, sonriendo de lado a lado con sus dientes afilados, su vista se posó en aquellos chicos, este caminó perversamente hacia ellos, sabiendo el miedo que podía causar en ellos, pero al no ver reacción, se abalanzó contra ellos, quienes al instante reaccionaron en defensa propia, Stan tomó un tubo oxidado que se encontró sobre el suelo, la cara del payaso se deformó totalmente, tomando forma de Alvin Marsh, la pelirroja se quedó perpleja, así que Bill la defendió con un trozo de metal. Richie golpeaba su espalda al igual que Eddie Kaspbrak, quien defendía a Ben de las garras de aquella cosa.

—¡Stan, cuidado! —gritó la chica de cabello castaño.

Stanley recibió un gran golpe de Bob Gray, quien iba morder su cara disfrazado de la mujer del cuadro, la chica elevó por los aires a Pennywise, quien se había transformado en una especie de pulpo, sus tentáculos tenían terminación de navajas gigantes, lo partió a la mitad, así que lo dieron por terminado. Sonrieron con emoción, se abrazaron, la chica abrazó al rabino, con una sonrisa.

—Hola Stan —sonrió feliz de mirarle a los ojos.
—Mara, hola —este correspondió a su gesto.
—Tengo que decirte algo—tomó su mejilla con una gran felicidad, cuando esta sonrisa al verlo a los ojos se desvaneció, su mirada se volvió un gesto de dolor, lo miró con los ojos cristalinos— S-Stan.. —un hilo de sangre salió por al lado de su boca.

Su cuerpo cayó directamente al suelo, mientras que Pennywise disfrutaba de haber enterrado sus garras por su espalda, el estómago de Mara sangraba con intensidad, el chico trataba de hacer presión mientras lloraba.

—¡No te vayas, por favor, no me dejes!—gritaba haciendo más presión, las lágrimas pasaban por sus mejillas.

—No te tenemos miedo, Payaso idiota ¡lárgate! —gritó Beverly.
—Payaso Inútil—gritó Richie con rencor.
—¡estupido payaso horrible! —alzó la voz, Eddie contra It.

Buen intentóperdedores ..pero lastima que aquí hay cobardes, así que seguiré vivo —dijo el payaso débilmente con miedo.

—Stan —sonrió débilmente— estoy enamorada de ti, pero..quiero que seas feliz, por favor.

—No podría ser feliz si te vas, por favor quédate, te quiero a mi lado, yo también estoy enamorado, por favor, resiste..—lloraba abrazado se su cuerpo, hasta que este no tenía vida, en ese momento Stanley se rompió.

—¡Noooo! —gritó Pennywise desmoronándose, haciéndose cenizas en el aire.

Los cuerpos de los humanos bajaron, haciendo que Bill llorara por la muerte de dos personas importantes en su vida, Georgie & Mara.
Todos se unieron en un abrazo, en honor a los fallecidos.

(...)

27 años después...

Stanley esperaba sentado en el sofá de una empresa, esperando su turno, miraba su reloj impacientemente.

—Señor Uris, adelante, puede pasar —la mujer del mostrador le dijo después de hablar por teléfono con su jefe.

Este se levantó, acomodando su traje. Con un libreto rosado entre sus manos, sus pasos lo guiaron hasta la oficina de una editorial.

—Adelante, tome asiento, ¿en que le puedo ayudar? —ofreció su ayuda un hombre de la editorial de Nueva York.

—Vengo a publicar un libro —sonrió con nostalgia tomando asiento.

—¿Puedo echarle un vistazo?—preguntó tras ver el libreto color rosa.
—Por su puesto —le tendió el libro, hasta que este lo revisó dándole una leída, mirando a Stanley en momentos.

—¿y? ¿que dice?

—Nos vemos mañana por la mañana, todo mundo tiene que leer este libro, parece que lo narró un gran escritor.
—Lo es, aunque es escritora, por cierto, señor Wilkins quiero el nombre de la autora oficial.
—¿Nombre? —el hombre sorprendido por su respuesta le solicitó el nombre de aquella persona.

—Mara, solo Mara, por favor.
—¿Algo más señor?
Este asintió con las manos cruzadas en el escritorio.
—Quiero que las primeras seis copias se envíen personalmente a Beverly Marsh, Eddie Kaspbrak, Ben Hanscome, Bill Denbrough, Mike Hanlon y Richie Tozier.
—Trató hecho señor.

~esto es por ti, Mara —pensó Stanley con una sonrisa nostálgica, recordando cada  recuerdo juntos, incluyendo el último.

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Según yo no me quedo bien pero espero que a ti te guste mucho, linda! ❤️❤️❤️

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