6.- vampires will never hurt you


            Gerard lanzó un escupitajo a un costado del escenario y luego de tomar un sorbo tibio de lo que había en la botella volvió al micrófono. Estaba jodidamente ebrio, y el alcohol se había mezclado con la medicación contra la ansiedad que le había robado a Mikey y mierda, realmente no estaba bien. Los rostros de la gente en el público se distorsionaba y los veía gritar pero no escuchaba nada. Estaba sudando, era fácil notar eso, pero realmente disfrutaba estar sobre el escenario. Aun cuando tenía que drogarse para poder hacerlo bien.

— Estos son mis hermanos —dijo cuando la versión deplorable de Vampires Will Never Hurt You que cantó finalmente terminó— Mikey... Ray... Matt y Frank. Nosotros llevamos unos meses recorriendo el país y tocando nuestro álbum de mierda en bares de mierda. Así que gracias por estar aquí, oh mierda, ni siquiera puedo escuchar lo que dices —respondió a alguien del público que gritaba algo imposible de comprender, y era extraño porque no había más de 100 personas ahí—. Hasta nunca, Detroit.

No supo cómo pero logró lanzarse fuera del escenario y luego apoyó la espalda en la pared, y bebió un último sorbo de su botella antes de que esta se acabara. Vio salir a los chicos, y al final vino Mikey, mirándolo con algo de lástima.

— No deberías seguir robándome mis medicamentos, Gee... —dijo el menor de ambos— No te hacen bien.

— Los necesito para subirme al escenario, Mikey. De otro modo no puedo —respondió Gerard, como si fuera jodidamente obvio—. No seas egoísta con tu hermano mayor... ven a darme un abrazo, ¿Sí?

Mikey sacudió la cabeza y pasó de él, Gerard lo miró con rabia y le lanzó la botella con la intención de romperle la cabeza, pero la botella cayó a menos de un metro de su mano. Y recibió una nueva mirada por parte de su hermano cuando esta se quebró en mil pedazos. Pero le daba igual, Mikey era un idiota de todos modos. Escupió de nuevo, algo de sangre salió ahí pero desde que su muela estaba jodiendo era normal, el dolor no era normal, pero con medicamentos y algo de alcohol se olvidaba fácilmente de eso.

Llevó una mano a sacudir su largo cabello negro y como pudo salió a través de la puerta trasera del bar hasta el estacionamiento. La van de Matt estaba estacionada ahí, y los chicos estaban guardando las cosas. Cuando lo vieron tanto Ray como Frank se giraron, e intercambiaron un par de palabras antes de que Frank fuera a recibirlo, tomarlo del brazo e invitarlo a tomar asiento a un costado de la vereda. Tenía una botella de agua, y aunque a Gerard no le gustaba, la recibió y tomó un largo sorbo. Pero eso no iba a ayudar a que el alcohol se disipara.

— Estoy preocupado por ti, Gee —suspiró Frank.

— Todos lo están, Frankie —Gerard apoyó la cabeza en el hombro ajeno. Sus palabras se mezclaban, pero Frank entendía lo que decía de todos modos.

— ¿De qué se trata todo esto?

— Nunca pensé que viviría más allá de los 20, ¿sabes? Pero... aquí estoy y ahora no sé qué hacer —volvió a escupir en el suelo—, todo es extraño Frankie.

— ¿Qué es extraño? —Frank se giró a él— Esto es un espiral de auto destrucción y nos estás llevando a todos contigo, estoy preocupado por tu hermano también, Gerard. ¿Qué pasará con Mikey si tú mueres? ¿Te has puesto a pensar eso?

Gerard sacudió la cabeza.

Desvió la mirada hacia la van, Mikey estaba sentado en la parte trasera mientras fumaba un cigarrillo y miraba hacia sus pies. Se veía tan solo y tan pequeño ahí, era impresionante que ese niño fuese ya un adulto. Para él siempre sería su hermanito menor, siempre sería Mikey y... aunque no le gustara aceptarlo; siempre necesitaría a su hermano mayor para guiarlo.

— Esto está mal —suspiró Frank—, cuando estábamos en New Jersey estabas bien, o algo así. Pero ahora... estás ebrio o drogado todo el tiempo, Gerard. Eso no está bien.

— ¿Qué día es hoy?

Frank arrugó el entrecejo.

— Es 22 de marzo, ¿Por qué?

Gerard sonrió.

— Es el primer aniversario de nuestra banda —respondió—, My Chemical Romance tiene un año ya. Increíble, ¿no?

Frank no sonrió.

— Gee... creo que esta banda está matándote.

— No Frankie —Gerard sacudió la cabeza y se puso de pie. Estaba un poco más lúcido ahora, o al menos el mundo no daba vueltas con tanto entusiasmo—, esta banda va a salvar mi vida.

Le dedicó una sonrisa, la primera sonrisa real que Frank había visto en su rostro en mucho tiempo, y eso le provocó sonreír también. Gerard le dio la espalda y fue hacia donde estaba su hermano menor, le quitó el cigarrillo e intercambiaron una larga mirada antes de darse el abrazo más apretado que se habían dado en años.

— Voy a estar bien, Mikey —suspiró contra su oído—. Por ti, por los chicos... por la banda. Voy a estar bien, lo prometo.

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