01

Sería preciso comenzar con una buena descripción de un contexto pero no había habido una vista apropiada y optimista de la ciudad de Busan esa mañana.

Los árboles con sus hojas color naranja indicando el otoño, habían caído sobre las baldosas de las veredas, por eso mismo, los pasos de aquellas suelas se escuchaban a mil millas del lugar transitado, ya que el humor que manejaba el morocho no era uno de los más apropiados. Eran casi las ocho de la mañana y no solo tenía que atender gente, sino también ocuparse de los empleados y además, cubrir a su mejor amigo.

Por un momento se puso a pensar si realmente su vida iba a ser de esa manera por el resto de sus años, porque bien sabía que aquella librería era de Yuta, pero aquel  no quiso tomar el mando, no se sentía con ganas de llevar adelante una empresa familiar como esa y le vino muy bien que Jungkook, en ese entonces, haya estado desesperado por encontrar un trabajo.

Lidiar con las personas no era su fuerte pero era paciente, siempre ponía adelante las necesidades de los demás antes que las suyas para que no se generen disturbios pero a veces aquellas decisiones hacían que estalle en el momento menos esperado, colmando su paciencia y sí, claramente estaba mal pero así era.

Las persianas se levantaron y con ello un suspiro pesado salió de los labios delgados que poseía Jungkook. Sus manos se pasearon de un lado a otro buscando las llaves para abrir la puerta  y entrar de una buena vez. No soportaba tener a Seokjin a su lado hablándole de mil y un cosas que le importaba absolutamente nada, claro que no era por maldad pero él tenía sus propios problemas para resolver mentalmente esa mañana.

—Entonces por eso los caballos le tienen miedo a la reina de Inglaterra —sentenció masticando la galletita que hace unos pocos segundos descansaba entre sus dedos —. En otras noticias, acabamos de abrir, si te estresas desde ya es aburrido.

—¿Te podés ir a trabajar? —demandó Jeon apenas entró sin siquiera mirarlo, solo debía ir al mostrador y comenzar a ordenar las cosas que allí se encontraban hasta que los demás empleados llegaran. También tenía un papeleo pendiente que terminar antes de ocuparse de los proveedores de libros.

La discusión de pareja que el alfa había tenido luego de levantarse solamente había generado que en ese momento quisiera tirar todo lo que se encontraba delante de sus narices y no verle la cara a nadie pero se suponía que él era un profesional y debía comportarse.

Son solo unas horas, se murmuró para sí mismo, recargando su frente sobre los lomos oscuros que descansaban campantes en una de las enormes bibliotecas. Un poco más e iba a tener paz...

El rato comenzó a pasar, los demás empleados empezaron a llegar y se sentía la ligereza en el ambiente, hasta cierto punto. Jeon estaba sobre la escalera ordenando los libros que habían estado llegando en ese plazo de tiempo.

—¿Jefe?

El llamado de uno de los empleados le hizo ponerse firme sin tanta prisa.

—¿Si Taeyong? —dijo con un tono de voz cansado.

—Solo quería preguntarle dónde van estos libros de terror —preguntó—, Jin me confunde bastante y...

—Taeyong, ¿acaso no te instruí la última vez? Incluso te di un papel.

—Sí, lo siento, es solo que... —titubeó ante la figura de autoridad, sintiéndose completamente humillado.

—¡Nada de qué preocuparse! —afirmó Jin, colocando una mano sobre el hombro izquierdo del empleado —. Van por allá.

El morocho señaló un rincón lejano y quien estaba a su lado fingió entenderle mientras asentía y se alejaba lo antes posible. Jungkook solamente mantenía su semblante serio porque sabía bien que Jin era un desastre pero realmente comenzaba a dudar de la capacidad de todos los que conformaban aquella librería. Mucho más porque Taeyong tenía seis meses de antigüedad.

—Jefe, respire, debería tratarlos con más amor. —Soltó una risa que sonó como un buen conjunto de taladros para el alfa esa mañana.

—Volvé a trabajar.

Estuvo a punto de regresar a sus asuntos hasta que aquel humano volvió a abrir la boca, agotando su paciencia un poco más.

—Lo hago pero lo que iba a decir hoy es que Haechan se quebró hace días, no sé por qué pero no va a poder venir a trabajar y necesitamos a alguien que ayude a guíar a los clientes. Ya me voy —Se dio la media vuelta sin siquiera dejarlo responder al morocho que en ese instante quiso lanzarse de esa escalera aunque estuviese a siete escalones de distancia del suelo.

Para su suerte, Yuta llegó rato después, yéndose a su determinada ocupación. Él se mantenía en el sector económico y no, no le gustaba ni un poco pero para ser honesto a él le iba muy bien con los números. Su papá lo había dejado en aquel sector cuando rechazó la del cargo principal y bueno, él estaba bien con esa decisión.

No se encontraron hasta un rato después cuando el alfa corrió la escalera detrás del mostrador para volver a acomodar los libros principales, lo que le llevó, al menos, cuarenta y cinco minutos.

Su mejor amigo salió de la pequeña oficina escondida detrás de la puerta del fondo y tomó asiento delante  para escribir algunas cosas pendientes y cobrarles a quienes se acercaban por alguna compra pero por el momento todo iba tranquilo, todo estaba en orden.

—¿Pensas decirme qué pasó? —dijo el castaño sin siquiera observarlo y tampoco hacía falta, su rostro no expresaba emoción alguna.

—No hay novedad, es lo de siempre. —El morocho se posicionó a su lado y suspiró, haciendo tronar un poco su cuello antes de seguir hurgando entre las cajas.

—No leo mentes, idiota —contraatacó con una ligera risa pero también con un golpe en la pantorrilla ajena, apenas levantando su pie —, aunque sé a qué te referís y digo que le pongas un alto de una vez porque sos mucho ruido y pocas nueces.

¿Mucho ruido y pocas nueces? Y sí, por más que le fuese a molestar, era la realidad porque Jeon no tenía tanto carácter, o tal vez sí, pero le faltaba firmeza para imponerse frente a los demás.

—Solamente me gustaría tener una charla con una persona que también me entienda ¿sabés? Siento que ni siquiera me escucha.

—¿No pensaste tomarte un tiempo o algo?

Iba a responder pero en ese mismo momento una persona se aproximó al mostrador para comprar un libro, por lo que ambos regresaron la atención a sus cosas.

Las manos delgadas lo tomaron para poder pasar el código de barras por el lector láser y observar su título al ser guardado en una pequeña bolsa con el logo "Airplane" para dejarla entre los dedos del contrario.

¿Por qué ese nombre? Simple, para su padre los libros te hacen viajar hacia diferentes lugares y realidades al menos por un instante. Los libros son mágicos y te enseñan, no solo a leer sino también a aprender, a hablar con palabras nuevas e incluso te pueden mostrar las diversas formas de ver el mundo

—Es un muy buen libro para fotógrafos —aceptó el dinero mientras el cliente asentía con ligereza.

—Eso creo, me lo recomendaron en la universidad —dijo con una media sonrisa antes de centrarse nuevamente —, y a propósito, ¿podría preguntar del puesto de trabajo?

Yuta enarcó una ceja sin entender muy bien las intenciones ajenas, se encontraba algo descolocado y ni siquiera Jungkook estaba a su lado.

—¿Puesto de trabajo? Debe ser un error.

—No lo sé, en la puerta hay un cartel y creo que tengo un amigo a quien podría interesarle, es muy bueno en ventas. —El joven pálido afirmó sus manos en la manija de la bolsa blanca esperando una respuesta.

—Ah, claro, lo había olvidado. —El castaño fingió recordar y sonrió asintiendo. —Claro, tu amigo puede venir, si me dejas un contacto te lo agradecería.

Y efectivamente eso pasó.

Yoongi dejó el contacto de Jimin en manos de alguien que estaba a punto de cometer un asesinato a sangre fría a nada más ni nada menos que a su encargado: Jin.

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